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La Sobrina - 2ª Parte

A partir de la experiencia con mi sobrina Silvana, quedé pendiente de sus palabras que me intrigaban,”yo voy a lograr que María recobre sus deseos y disfrute del sexo en plenitud”.

Yo en mi situación de dependencia pero ahora seguro de mis respuestas ante los estímulos eróticos, todas las noches esperaba ansiosamente algún indicio de la promesa hecha por mi sobrina, hasta que finalmente eso ocurrió. Sentados frente al televisor me comentó, que le propondría a mi esposa seguir una película dramática con escenas de alto contenido erótico, que Ella ya había visto, y en donde dos mujeres al final se hacían el amor. Eso haría que aprovechara el momento para inducir a María, preparándola para una situación similar. Estaba segura que mi esposa tenía una inclinación bisexual que nunca se había atrevido a demostrar. Para que la situación se produjera necesitaba, si yo no me oponía, colaborar ese sábado acostándome temprano aduciendo que tenía sueño, y me hiciese el dormido durante toda la película. Me pidió el grabador que registraría, ubicándolo en un sitio disimulado, la conversación entre Ella y mi esposa y las expresiones que demostrarían la certeza de sus presunciones.

Como habíamos quedado con Silvana, ese sábado luego de cenar, a eso de las once de la noche, cuando mi sobrina nos invitó a disfrutar de la película, aduje cansancio y luego que María me acostó, las deje solas en el comedor diario.

Escuché cuando se recostaron en la habitación contigua y encendieron el televisor. Se oía perfectamente el inicio del film y las palabras en inglés de los protagonistas, hasta que pasados unos diez minutos Silvana le pidió bajar el volumen y de paso fijarse si yo estaba dormido, ya que habían comenzado algunas escenas escabrosas y los gemidos de los actores podían perturbar mi sueño. Se levantó María y sentí sus pasos al aproximarse. Fingí dormir y comprobé su magnífica figura al desnudarse, y ponerse un camisón a la rodilla que dejaba ver por debajo la diminuta tanga que cubría el sexo y sus dos magníficas piernas. Luego retornó a la habitación donde la esperaba Silvana y la película.

Escuché cuando mi sobrina le preguntaba si yo dormía y luego de la respuesta contundente asegurando que no despertaría hasta la mañana, la invitó a compartir la cama para no tomar frío.

Estaba pendiente y excitado imaginando lo que podría suceder, y más cuando Silvana, escuché, le pidió permiso para apoyarse en su cuerpo pues sentía frío. María aceptó pues también dijo, necesitaba el calor de su cuerpo.

Se escuchaba solo el sonido del film, hasta que llegó a mí la voz de María que le decía a Silvana

“Por favor, saca la mano del muslo”

“¿Esta fría, tía? ”

“No al contrario, es muy cálida”,”y me excita, por favor no sigas”

Siguió un silencio de algunos minutos durante los que comencé a masturbarme. Hubiera pagado para observar lo que sucedía entre ellas. Hasta que la voz de Silvana me sacó de mi juego, cuando le pidió:

“Tía, acaríciame”,” te quiero y te necesito como la protagonista de la película”

Sentí un movimiento como ambas revolviéndose en la cama, y un sonido inconfundible de dos personas besándose.

María escuché que le decía con voz trémula, que jamás había tenido relaciones con una mujer cuando Silvana le propuso iniciarla. Mi esposa le pidió un minuto para ver si yo continuaba dormido. Sentí sus pasos acercándose y rogué poder disimular mi estado de excitación. En un susurro me llamó por mi nombre sin que me moviese, y por el rabillo del ojo observé como sacaba de la cómoda el consolador que usaba desde años antes para desahogarse. Se fue sin hacer ruido y escuché cuando se recostó en la cama.

Me la imaginé abierta de piernas, con Silvana arrodillada a horcajadas sobre su cuerpo, besándose en la boca y luego a mi sobrina descendiendo, acariciando y besando los senos alternativamente y mordisqueando los pezones, deteniéndose en el ombligo para finalmente besar y lamer la vulva humedecida por el deseo y con su saliva, lubricando aún más la concha y el orificio anal como lo había hecho conmigo.

Estaba pendiente cuando escuché los gemidos y los jadeos de mi esposa,”mmmhhh, mmmhhh, aaahhh, quiero más, es maravillosa tu lengua”, “Que placer”,”nunca supuse que fuera tan gratificante”. “Luego te lo voy a retribuir”

“Ahora viene lo mejor”, le respondió Silvana. “Este consolador va a hacer que me lo pidas muy seguido, querida tía”.”Te voy a enseñar lo que pueden gozar dos mujeres dispuestas a disfrutar del sexo sin tabúes”.

Yo no podía más de la calentura, mi pene endurecido recibió las caricias de mis manos. El semen fluyó a borbotones cuando eyaculé por primera vez y gocé como nunca antes. La sensación superaba con creces mis relaciones anteriores. La imaginación me llevaba a límites insospechados sintiendo los gemidos de mi esposa cogida por mi sobrina, quien también gozaba sabiendo que yo las oía desde mi habitación.

De pronto sentí un grito contenido de mi esposa al recibir el consolador en su vagina. Con voz desfalleciente le pedía por favor que se lo sacara quejándose del enorme tamaño que tenía. Silvana no interrumpió los movimientos, es más le pidió en un momento que cabalgara las piernas sobre sus hombros, mientras ella lubricaba el consolador con vaselina. María estaba a su merced y accedía a todas sus propuestas. Gemía y gozaba de placer.

“no por favor, por la cola no””no lo voy a soportar”

“Relájate, no te va a doler”,” Así como tu concha lo recibió, tu culo soporta éste y mucho más”.

Mi sobrina sabiendo que las escuchaba con voz audible le dijo “Ahora va”, y le enterró el consolador hasta la raíz.

El grito de dolor María no lo pudo contener. Luego sentí los jadeos y la voz de mi esposa que enculada como estaba la besaba y le preguntaba en un susurro, si yo las habría oído desde mi pieza. Silvana le acariciaba los senos y le decía, para que yo la oyese.

“No te preocupes que si eso sucede estará feliz de saberte atendida y seguramente, no te lo va a reprochar”.”Es más, creo que deberíamos invitarlo a participar la próxima vez”.

Finalmente escuché cuando cambiaron los roles y María la hizo delirar cuando su lengua besó sus senos mordió los pezones y le arrancó suspiros al jugar con el consolador en la vulva y la concha lampiña de Silvana para terminar con un orgasmo sonoro cuando con un rápido movimiento de vaivén la hizo acabar varias veces.

A la mañana siguiente le pregunté como le había parecido la película y observé el rubor de sus mejillas cuando sin mirarme me contestó que era muy erótica y la había puesto en trance como no le sucedía desde hacía varios años, y que esperaba que la repitiesen para verla juntos para darme una sorpresa junto a Silvana que la había disfrutado en todo el sentido de la palabra.



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