Me convirtieron en Andrea
Cuando cumplí 12 años me di cuenta que me gustaban algunos de los chicos de mi edad pero también de 13 y 14, yo me llamo Andre y soy blanquito un poco gordito pero no mucho. De repente me antojaba de sentarme en las piernas de algún chico cuando les veía el bulto entre las piernas, me gustaban los chicos de piel más oscura que la mía, gruesos y de cuerpo bien formado. Ellos se dieron cuenta y me empezaron a decir “culito de manzana” porque además tenía y tengo las nalgas abultadas. Algunos se agarraban su bulto y me decían “esto te gusta, déjate conmigo” pero a mí me daba miedo, les oía decir que les gustaría “romper un culo” y yo no sabía cómo era eso. Una vez vi en el campo a un chico masturbándose, tendría unos 13 años y no se dio cuenta que yo lo estaba mirando. Empezó sobándose los huevos encima de su pantalón, luego se bajó el pantalón y el calzoncillo, se acarició su pene erecto y empezó a masturbarse, pero poco a poco lo hizo con tanta fuerza que me dio miedo de pensar que si me lo estuviera haciendo a mí, realmente me haría gritar, me quedé temblando y me retiré despacito, no sin antes ver cómo salía disparado de su pene lo que adiviné era su semen. También veía cuando los chicos se bañaban después de hacer gimnasia, yo entraba al baño para verlos desnudos, me fijaba en sus cosas y me atraía sus cuerpos mojados y sus penes algunos que con el agua tibia y el jabón se les ponía grueso y grande, después iba a mi casa, me desnudaba en mi cuarto y me miraba el culito en el espejo, me sobaba los pezones y me excitaba pensando en el cuerpo desnudo de los chicos. Yo vivía sólo con mi tía y ella también se dio cuenta de mi tendencia sexual por lo que me llevó al sexólogo, después de muchas preguntas y de revisarme, nos dijo que yo no era hombre, que era homosexual y que no había ningún tratamiento para eso, que lo mejor era acostumbrarme a ser lo que era. Aunque yo quería dejarme tocar por un chico que me gustaba, también tenía miedo, mi tía me dijo que me iba a ayudar, y cuando le pregunté por qué los chicos decían que les gustaba romper un culo, se rio y me dijo “porque así son los machos”, me dijo que la primera vez me iba doler un poco, pero después me iba a gustar, que llegado el momento me diría cómo hacer para que me duela menos, que por el momento no me deje con nadie, y así lo hice. Un año y medio después cumplí 14 y mis deseos sexuales se incrementaron, me sentaba en el bidet para sentir el chorrito fuerte de agua tibia en mi hoyito, me sobaba los pezones y así llegaba al orgasmo, le conté a mi tía lo que hacía y me dijo que ya era hora de tener una relación, que podía caer en manos de algún violador y eso sería peor, que una relación consentida sería lo más apropiado, pues notaba que especialmente los adolescentes me miraban en la calle. Fue así que cuando llegó el verano fuimos a una casita de playa, allí había varios chicos simpáticos que me miraban notando lo que yo era. Un día se acercó un chico bien moreno, le calculé de 16 a 18 años, me preguntó mi nombre y se sentó en la arena a conversar. Al poco rato la conversación llegó al tema sexual, me preguntó si yo ya había experimentado y le dije que no, nunca, entonces tragó saliva y me dijo “entonces lo tienes cerradito”, yo moví la cabeza para hacerle saber que sí. Entonces me preguntó que si él me gustaba, y también moví la cabeza afirmando porque era verdad, era guapo, fuerte, moreno, bien formado, de piernas y brazos gruesos y se le notaba bastante su bulto. Adivinando que yo tenía miedo, me dijo que él podía iniciarme poquito a poco, despacito, que me dolería sólo un poquito y que después me iba a gustar y que sólo la primera vez duele, que es normal y que él lo haría con mucho cuidado, despaciiito nomás, cuando dijo eso, noté que su bulto se ponía más grande y me asusté, le dije que lo pensaría y le contestaría mañana, no insistió, se despidió y me dijo que esperaría hasta mañana. Mi tía nos estaba mirando de lejos, y cuando me preguntó, le conté toda la conversación con el chico, me dijo de frente que si me gustaba que me deje con él, que mejor era un chico conocido de la zona y no un desconocido, que se le veía fuerte y bien formado y que sería lo mejor para mí ya de una vez. Me empezó a dar consejos para que no me duela tanto, me dijo que una vez en la intimidad le agrre su miembro muy despacito, primero con la punta de los dedos como con miedo, y luego con toda la mano, que le agarre los testículos suavemente, y que lo masturbe un poquito pero no mucho, solamente hasta que vea que por la punta de su pene salga unas gotitas de un líquido transparente y suavecito y que se lo esparza especialmente por toda la cabeza de su miembro y todo su pene hasta la base, que eso no era semen sino solamente un suavizante para una mejor penetración. Me dijo que no tenga miedo, que me relaje, que me voltee y me deje. Me dijo también que él me diría cómo me pondría, que cada macho tiene sus preferencias y que le obedezca. Al día siguiente al encontrarme con él en la playa, ya con más confianza le acepté recibirlo en mi habitación, le dije que mi tía sabía, que estaba de acuerdo y que no nos molestaría, se sorprendió un poco pero comprendió. En la tarde antes que él llegue, me bañé en la tina, me lavé bien el culito, me eché crema suavizante a las nalgas y me motivé un poco sobándome los pezones. También me puse un calzoncito de seda muy cortito, y como tengo el pene muy chiquito, más chiquito que un niño de 8 años, me miré al espejo y parecía hembrita. Me acordé que a pesar que yo tenía 14, los chicos de 12 ya lo tenían mucho más grande que el mío, por lo que hasta ahora pienso que ellos son machos muy diferentes a mí. Esperaba impaciente hasta que llegó, entramos a mi habitación, me ayudó a quitarme la ropa y se sorprendió al ver mi calzoncito, me lo quitó muy despacito aprovechando para tocarme el culito, yo le agarré los hombros anchos y sus brazos gruesos, se quitó el calzoncillo y le vi su pene por primera vez, me asusté, era grueso y oscuro, como de 4 centímetros de ancho, más grueso de lo que me había imaginado, se lo toqué suavemente y luego lo tomé con toda mi mano, lo masturbé un poquito, casi al instante le salió el liquidito por la punta y se lo esparcí por todo su pene. Mientras yo hacía eso, él me tocó suavemente los pezones y sentí como electricidad, hice una mueca de placer, él acercó su boca a la mía y me besó, fue suficiente, me abandoné a lo que él quisiera hacerme. Me dijo “te voy a tratar como hembrita”, me hizo echar de espaldas levantando bien el trasero con dos almohadas, y abriéndome la piernas me sobó su miembro entre mis nalgas, me las palpó con sus manos, luego me sobó otra vez los pezones adivinando que eso me hacía sentir placer, me besó otra vez en la boca, y con una mano sentí que introducía su dedo en mi ano, me sobresalté pero me gustó, luego colocó su verga en la puerta de mi ano, y empezó a penetrarme despaciiito, poquito a poco, sentí que mi anito se dilataba, que se anchaba, hasta que sentí que me introdujo toda su verga, grité porque me dolió, pero también me gustó no sólo la penetración sino el sentir su cuerpo grueso y caliente, sus testículos que tocaban mis nalgas con cada embestida, me sentí hembra, quise tener vagina, entonces sentí como una punzada en mi ano, grité nuevamente y sentí que su verga le latía, empezó a sonar como si batieran huevos y un olor a su semen que por primera vez sentía inundó la habitación, también el olor a su cuerpo de adolescente macho, retiró su miembro de mi culo y me dijo “ya te rompí el culito ¿te gustó?” le dije siiii ¿sentiste mi lechada? me dijo, le dije que síii, siii. Me dijo “rico culito tienes, ha estado bien cerradito, la próxima vez te voy a cachar diferente para que aprendas, ahora ven a lavarme la verga”. Me paré con las nalgas pegajosas ajustando el ano para que no chorree su semen. Me llevó al lavamanos, colocó su verga dentro y se lo lavé. Me dijo “te voy a dejar descansar dos día para que se te cierre un poco” y se fue. A mi tía le conté todo lo sucedido y me dijo que estaba bien que así era, que me acostumbre a recibir eso. A los 2 días regresó, y el trato ya no fue con tanta delicadeza, para empezar me dijo que a partir de ahora mi nombre ya no sería Andre sino Andrea. Luego me dijo que mi culito sí había estado virgen pero que a lo mejor ya se lo había chupado a algún chico, le dije que no, y entonces me dijo “yo te voy a enseñar”, se sentó al borde de la cama con la piernas abiertas en su verga bien erecta, me hizo arrodillar entre sus piernas como un acto de sumisión y me dijo “lámeme primero debajo de los huevos, luego vas subiendo poco a poco a hasta la punta de mi pinga, te lames los labios y cierras tu boquita, poco a poco abres los labios y te introduces mi verga dentro de tu boca y la chupas hasta que yo te diga, si sientes que me lubrico, espera lo que yo te ordene, a veces voy a querer que te tragues mi leche y a veces voy a querer dártela por el culo, y tú me tienes que obedecer porque desde ahora eres “mi culito”. Sentí que me dominaba pero me gustó, le obedecí, cuando sentí que se lubricaba, esperé lo que me mande, y me dijo “esta vez quiero darte por el culo, ponte de 4”. Me puso en cuatro y me dio por el culo con toda su fuerza sin miramientos, ya me había roto el culo, ahora le pertenecía, me hizo gemir, me hizo gritar de placer, le empecé a decir “préñame, preñameeé” cuando sentí que acababa dentro de mí con su verga vibrante y gruesa dentro de mi culo. Ese mismo día le conté todo a mi tía, me dijo que ya había llegado el momento de hablar de detalles, que ahora que ya me habían desflorado, tenía que aprender varias otras cosas, me dijo que la penetración más profunda es cuando abriendo las piernas me siente sobre su cosa, así el ano queda más abierto y la penetración es total, que la ventaja de esa pose es que mientras sienta todo su miembro dentro de mí, yo pueda acariciar sus huevos, sobarle debajo cerca de sus nalgas, que eso les excita mucho a ellos, mientras tanto, él puede sobarme los pezones que me gusta tanto, y me dijo “dile que te dé unas cuantas nalgadas fuertes con su mano abierta” ese es un acto de dominación que te va a gustar, te va a hacer sentir poseída, dominada y “vas a llegar al orgasmo cuando sientas que él acaba dentro de ti”. Me dijo también que cuando me pida acabar en mi boca, no escupa su semen, que me lo trague, que eso también me iba a gustar, que también era un acto de dominación del macho. Mi carácter cambió, me dio por el culo y por la boca durante todo el verano y al siguiente también. Mi cuerpo cambió también, antes a pesar de mi micro pene tenía erecciones, después que me rompieron el culito ya nunca más, el sexólogo me dijo que era sicológico, y eso también me gustó, la única verga grande, gruesa y dura que quería ver era la de él. Ahora tengo otra pareja y lo satisfago con todo lo que aprendí con aquel adolescente que me desfloró, y por los ejercicios que hago, tengo las nalgas más abultadas y los pezones se me ponen duritos cuando estoy “excitada” porque desde que me rompieron el culito me llamo Andrea.
FOTOSIng audit SAS Cesar Augusto Roa Lemus
ING AUDIT SAS
me tire a una otaku
EL CAMIONERO OMAR
EL CAMIONERO OMAR
Cuento esta experiencia que me sucedió hace 25 años y me marco mi sexualidad para siempre. Yo por aquel entonces era un estudiante vallisoletano que vivía y estudiaba en Madrid, tenía un apartamento con otro compañero en el barrio de Santa Eugenia que compartíamos exclusivamente como compañeros, cada uno con su habitación y sin derecho a roce, ya que el era hetero y yo estaba dentro del armario.
Mis primeros contactos habían sido con algunos chicos en Chueca y un día conocí a uno que al saber que mis gustos, eran hombres activos, maduros y con vello me comento de una gasolinera en la A3 donde paraban muchos camioneros, con ese aspecto.
Un fin de semana en Junio que mi compañero se fue a visitar a su familia, decidí acudir a ese lugar, me duche y me vestí con una camiseta, un tanga y un pantalón corto y a eso de las nueve de la noche me acerque a ese lugar.
Nada más entrar me fui hacia la barra y note que algunos me miraban, me pedí un whisky y empecé a observar, en una mesa pude distinguir a un hombre, moreno, velludo (porque se veía a través de la camisa desabrochada), con algún kilo de más y con pinta de macho, el me empezó a mirar y me hizo una señal, para que fuese a su mesa, yo me termine la copa y me acerque, me senté y empezamos a hablar:
Hola que haces por aquí solo, me dijo, yo le respondí que vivía cerca y había ido a dar una vuelta.
Estuvimos hablando un buen rato, bebimos algo más de alcohol, y me dijo que se llamaba Omar que era Argelino y que vivía cerca de Marsella (Francia) con su mujer y sus hijos y que viajaba con frecuencia a España transportando mercancías.
Me invito a ir con él a Valencia para pasar el sábado en la playa ya que volvía el mismo sábado para Madrid e irse luego a Francia.
Como es de suponer le dije que si, que me apetecía mucho pero que no tenia bañador ni ropa, el me dijo no te preocupes que te la consigo yo.
Subimos al camión e iniciamos el viaje, al cabo de una media hora vi que Omar se quitaba la camisa, montándome todo su vello, a lo que le dije que era muy velludo y el me dijo: eso no es nada tengo más dentro (señalándose el paquete que empezaba a tener una buena dimensión), ¿quieres verlo?, yo no podía más de excitación, estaba totalmente encelado, por lo que empecé a desabrocharle el pantalón, le baje los gayumbos y apareció una polla, muy dura de unos 20 cm, descapullada, con un cierto olor que empecé a subir y a bajar, me agarra mi cabeza y me dijo Puta cométela a lo cual yo empiezo a lamersela, chuparla, comérmela, besarle los huevos y el me empuja mi cabeza hasta meterla entera, abre tu boca puta que te voy a mandar un regalo, por lo que me inunda la garganta de su leche y me obliga a tragarla entera y a limpiársela después.
Luego estuvimos hablando un rato, yo le confesé que era pasivo y que me gustaban maduros, el me dijo que le encantaba follar y que era bisexual, y así continuamos hablando hasta que llegaron las 12 de la noche y me dijo de parar a descansar por lo menos 4 horas.
Omar me dijo: espera un momento que preparo el camastro (ya que era un gran camión con otra especie de cabina y un pequeño aseo con ducha), pasaron 20 minutos y me dijo te he dejado ropa y complementos que quiero que te pongas.
Yo fui a la cama y me encontré, una peluca rubia, un sujetador, un tanga y unas pinturas de labios y ojos lo cual me tuve que poner en el aseo, al salir me encontré a Omar, tumbado boca arriba, desnudo y totalmente empalmado, al verme me dice ya si que eres una puta, mi puta, ven dale placer a tu macho, y yo muy caliente empecé a comérsela , salivándosela y chupándosela, desde el capullo hasta los huevos, mientras el me había quitado el tanga y me metía los dedos ensalivados y me empezaba a escupir en el ojete mientras yo disfrutaba de su verga venosa y dura.
Ponte en cuatro puta, me mete la “poronga” y en ese momento empezó a encularme hasta que yo chillando de dolor empiezo a sentir placer y el me la mete hasta los huevos, al cabo de un rato el la saca y se tumba boca arriba y me dice puta siéntate encima, yo me siento poco a poco hasta que me entra toda, el empieza a follar, agarrandome de mis caderas y subiéndome y bajando al ritmo de su polla, me dice pajeate que quiero que te corras tu antes, yo empecé pajearme, subiendo y bajando ensartado en la polla de mi macho hasta que empiezo a gemir y escupirle la leche en su pecho y noto que el se corre dentro de mi ojete chillando como una bestia y me dice puta límpiamela, por lo que yo se la chupo y se la dejo limpia.
En ese momento nos dormimos, ya que estábamos exhaustos.
Cuatro horas después noto una mano acariciándome las tetas, una lengua comiéndome la oreja y una cosa dura cerca de mi ojete, y oigo: despierta putita que nos tenemos que ir y tienes que desayunar, me da la vuelta me empuja mi boca a su polla, y empiezo a chupársela tanto polla como huevos hasta sacarle toda la leche, luego nos duchamos y empezamos a viajar a Valencia.
Lo que ocurrió después es otra historia que ya contaré.
FOTOSMi mujer coje con otro man
ROCIO UNICAMENTE PARA QUE USTEDES ME RELATEN TODO POR ESCRITO NADA MAS
ESPOSA COMPARTIDA
ESPOSA COMPARTIDA
MI HISTORIA la comenzamos a escribir en el 2012 --No fue fácil redactar lo que van a leer porque tal vez sea algo que mucha gente considera como tabú.
Y la mantuvimos en privado hasta este 2016 cuando decidimos darlo a conocer al público.
Gran parte de esta historia fue escrita por mi esposo y no quise cambiar nada. Solo agregue algunas líneas para todas las personas que no conocen la forma de vida sexual. (CUCKOLD)
Somos una familia compuesta por mi marido mis 2 hijas y su hija de mi esposo y yo que tengo ahora 42 años.
No es que me considere una mala esposa, es solo que mi esposo me tiene que compartir con alguien más, y lo sabe - es que no puedo controlar este impulso que me enciende las entrañas, al verlo mi cuerpo me hace rendirme a él - soy suya y me toma a su antojo.
Mi esposo descubrió en mi algo que por muchos años mantuvo oculto y que cuando se lo planteo a otras mujeres simplemente lo rechazaron.
Descubrió su lado voyeur su lado de cornudo - dejaba que él me fotografiara, semi desnuda o en poses sexis para alimentar nuestro libido sexual y acepte fantasear con que otro macho entrara a nuestra vida.
Habíamos intentamos sin éxito conocer algún hombre o corneador por medio de chats o facebook pero todos nuestros esfuerzos fueron vanos nunca logramos encontrar alguien en quien poder confiar.
Incluso estuvimos en fiestas swinger pero realmente nunca encontramos el hombre con el que me sintiera a gusto. Un hombre que pudiera meter a mi casa y sentirme en plena confianza con él junto con nuestras nenas - que tuviera la virtud de saber excitarnos y darnos ese placer que buscábamos - como vulgarmente le dicen que nos cogieran por todos nuestros huecos oral, vaginal y anal.
--Se que lo que están leyendo no es muy usual que la madre busque, un amante o un hombre que le haga el amor y que después se lo haga a las hijas esto por lo regular no es normal desde el punto de vista moral o social.
-- Tal vez en los hombres está más permitido que el padre lleve al hijo con una mujer a que se inaugure pero en la mujer no está permitido, esta deber estar guardada e intacta hasta que se case.
Dicen que el tal vez no existe pero mi vida dio un giro cuando me reencontré con Brandon mi ex novio quien era un verdadero macho, un tipo rudo, arrogante, que siempre consigue lo que quiere, pero a la vez un mujeriego de primera, por eso lo deje porque me entere que tenía varias mujeres, y eso me enfado.
No puedo recordar con precisión cuantas mujeres dejaron su virginidad en su pene y en su cama de Brando incluyéndome a mi - pero fueron varias las que cayeron con la falsa promesa de casarse con él.
Yo tenía entre 14 y 15 años y brando casi 20 Fui su novia por 3 meses y no logre aguantar sus embates de llevarme a la cama.- no quería ser una mas - Se enojaba que no lo dejaba meterme mano- El DIA que me desvirgo fue en unos 15 años de una prima – me convenció para ir a su departamento ya no lo pude detener. - Cuando quise reaccionar ya era tarde, me tenia desnuda de los pies a la cabeza y sus dedos comenzaban a jugar con mis labios íntimos a la vez que su boca me besaba y me succionaba los pechos.
Mi cabeza comenzó a dar vueltas y unas sensaciones hasta ese momento desconocidas me invadieron y se apoderaron de mi cuerpo. - Sabia que estaba mal, que tal vez me arrepintiera por hacerlo pero comencé a experimentar cosas que jamás nunca antes las había sentido y me deje llevar. -- Me sentía muy húmeda de mi entrepierna y cuando él me acostó sobre la cama y me abrió de piernas y su lengua comenzó hurgar dentro de mi cueva explote que comencé a gemir y gritar como poseída.
Me estuvo acariciando con su lengua, a la vez que sus dedos me abrían de mi concha dejándola expuesta a sus ojos los cuales me revisaban de arriba abajo todos los rincones de mi cuerpo.
Cuando me dio su pene para que se lo mamara me asuste pero hice acopio de fuerzas y comencé a chupársela. Era la primera vez que tenía a un hombre desnudo frente a mí.
Tuve miedo de que me lastimara cuando - Se subió encima de mí y con sus piernas me hizo abrir mis muslos. - Me agarre de las sabanas con fuerza al momento en que sentí como la cabeza de su pene luchaba por entrar en mi concha sin lograr insertarse.
Me beso y se parto de mi por unos segundos - Me recostó sobre la cama con el trasero al aire, y comenzó a bajar por mi espalda con besos y caricias hasta llegar a mi trasero, con sus fuertes manos me abrió las nalgas y después hundió
su rostro para lamer mi concha , oh! sus lamidas eran magistrales, jamás me había sentido de esa forma - era todo un experto, me tenía en cuatro patas con mi sexo ya muy mojado, mientras yo me mordía los labios tratando de controlar tanta excitación, solo comenzaba a gemir involuntariamente: - Mmmmmmmm…………aaaahhhhhhh……….. Me tenía a su merced -- Ya que me tenía muy mojada.. Me sujeto de mis caderas mientras se colocaba en posición con su pene tieso como roca apuntando a mi concha expuesta y húmeda, y me la fue introduciendo por detrás. Comencé a musitar --despacio por favor - Ten cuidado me duele- me lastimas-
Su pene seguía entrando en mi vagina hasta topar con la barrera de mi himen el cual garantizaba que ningún otro hombre antes me había penetrado. Y me jalo hacia él. Y sentí como me ensarto - Recuerdo que grite y llore - arañe la sabana - lo insulte. Cuando me penetro y me rompió. Sentía que por dentro algo me desgarraba intente zafarme - Pero no me soltó me mantuvo firme pegada – ensartada a su cosa. Hasta que sentí como sus huevos chocaban con mis nalgas.
Comenzó a penetrarme de manera increíble, con fuerza y firmeza, poco a poco fue agarrando mas ritmo cada vez me penetraba con más fuerza, me hacía sentir usada, no era un tierno acto de amor, sino una pasión descontrolada y poderío, pero lejos de desagradarme, recuerdo que me calentaba, me provocaba un placer sin igual.
Me dio una cogida fenomenal termine llorando pero contenta de haberme entregado a él.
Me lo hizo 4 veces ese día que me estreno al otro día no me podía parar de la cama por el dolor de mis piernas de mi vientre – de mi cadera - Regrese a su departamento en varias ocasiones y siempre terminaba abierta de piernas y cogida por él.
--Una vez intento darme por el culo pero no aguante el dolor al momento en que su pene hacia presión para ingresar en mi cola el dolor me ganaba y termine adolorida y llorando que por favor le pedí que ya no lo intentara.
Nunca he podido olvidar ese día en que me rompió en ese momento no lo supe, pero desde ese momento quede marcada por el - ya no había nada que le pudiera negar, me hice suya.
Después que me anduvo cogiendo dejo de buscarme intente buscarlo pero no supe de el por mucho tiempo hasta que el día menos pensado cual sería mi sorpresa encontrarlo. Sentí su mirada recorrer mi cuerpo nos dimos un abrazo de amigos y me estremecí al contacto de nuestros cuerpos estoy segura que él se percato de mi perturbación.
Comenzamos a platicar de las anécdotas, los años no pasaban por el solo que ahora estaba más robusto más maduro seguía siendo un buen mozo.
Durante toda la semana intente no pensar en el – procure borrarlo de mi vida pero no lo logre - Una de las realidades y fantasías era la de encontrar un buen corneado, la de un buen macho alfa y ahora lo tenía casi al alcance de mi vida.
Estaba segura que él se ganaría el derecho a ocupar el lugar de hombre de la casa, no desde el punto de vista económico, sino la autoridad para ejercer poder - dentro de mi vida- la vida me había puesto una vez más a Brandon y el era - Un buen corneador tenia la autoridad suficiente y los pantalones para asumir ese rol. Quedarse en mi casa implica un estilo de vida diferente - listas a obedecer al hombre madre e hijas.
Han pasado más cosas desde que nos vimos - fui yo quien se lo conté a mi esposo y fue mi propio marido quien le propuso cogerme nuevamente a Brando – nunca olvidare su cara de lujuria y de excitación cuando mi esposo Emilio le conto de nuestras preferencias sexuales y de nuestra búsqueda de un corneador que entrara a la casa a coger a las hembras de su familia.
Emilio mi esposo me confesó que la sola idea de pensar en verme ensartada por él lo excitaba de una manera inusual. - El resultado de todo esto fue que me volví a sentir mujer volví a ser su hembra. No solo le permite entrar a mi casa a cogerme si no le di todas las facilidades para generar confianza con mis nenas.
Como es posible esto se que se lo preguntaran.- Pero todo esto es ya otra historia. La historia que conto Emilio mi esposo.
Algunas de las fotos son reales y otras sólo sirven como ilustración.
Mi Historia
Soy un profesor jubilado casado con Gaby de 41 años.
Me anime a relatar este suceso que enterré en mi “lado oscuro”, pensando que fui de lo peor por vivir algo así. Fue una situación tan “intensa”, por llamarle de alguna manera, que después de aquel día y por mucho tiempo, repasaba detalle a detalle lo sucedido, prolongando la excitación que sentí y por otra parte soportando las tremendas crudas morales que eso me producía al ver a mi esposa gozar en los brazos de otro hombre del sexo sin tabúes, celos o resentimientos.
Mi esposa es una mujer de cuerpo atractivo, sus nalgas Son el principal centro de atención de cualquiera que pasa y sus bien formadas Piernas que también le roban el aliento a cualquiera. – cuando la conocí tenía 2 niñas y yo tenía una nena de mi relación anterior nos juntamos a vivir pero - siempre estuve consiente de la diferencia de edades que había entre nosotros y que un día ya no podría satisfacerla íntimamente y tendría que ceder mi lugar de macho a otro hombre para que la satisficiera sexualmente.
Me conto como fue su despertar sexual con Brando quien había sido el hombre que la había hecho mujer – después de Brando me conto que mantuvo relaciones con su padrastro se podría decir que compartió con su madre al mismo hombre.
Cuando me hablo de BRANDON me quede sorprendido, como hipnotizado cuando la escuche decirme, --las niñas ya son unas señoritas, amor y tu sabes que yo no tengo secretos ni tabúes con ellas sobre el sexo.
“Y BRANDON PUEDE SER ESE MACHO QUE BUSCAMOS- tengo el deseo enorme de que me haga el amor y desvirgue a las niñas”
Tuve en ese momento una erección tremenda pero pensé que tal vez era solo un arrebato pasional del momento pero a partir de ahí comencé a pensar cada vez más frecuente en esa posibilidad del tema liberal. - Sabía que ya la semilla estaba dentro de mí.
Comenzamos a salir y avernos con Brandon mi esposa estaba encantada de volver a encontrarse con él, y el por su parte solo la desnudaba con la mirada. - De ahí comenzaron los mensajes de texto, constantes mensajes, que hacían que mi esposa dejara lo que estuviera haciendo y ponía una expresión de felicidad en su rostro cada vez que veía que le llegaba un texto de él, nunca me decía de que le escribía, mucho menos dejarme leerlos, solo decía que no fuera celoso.
- hubo esa química que ella buscaba debo aceptar que el tipo - me pareció un hombre tranquilo, culto, muy atento, sincero. Y sobre todo tenia eso que buscábamos
- A mi mujer le encantó que me cayera tan bien, cuando se hablo del tema de cogerse a mi mujer - no encontraba la forma de cómo hacerlo sin verme o sentirme como un pendejo – por fuera era un manojo de nervios pero por dentro tenia una erección que no podía disimular - mi lado voyeur estaba ahí – debía aceptar ser un cornudo era ahora o nunca
– algo dentro de mi cambio por mi mente pasaron las imágenes de ver a mi esposa ensartada por Brandon – escucharla gemir – y gritar cuando la rompiera del culo algo que yo jamás había logrado en todos los años de casados - y sin más tuve una erección con solo imaginar.
Después de vernos en restaurantes y cafeterías le abrimos las puertas de la casa – siempre cuidamos las apariencias por el famoso que dirán, evitábamos, en lo máximo llamar la atención para evitar murmuraciones – desde la primera visita mi esposa me abrazó y me dio las gracias.
– Me quede estático -lo escuche decirle Gaby quiero hacerte mía - hacerte gritar de placer –venirme dentro de ti – soy un hombre que le gusta satisfacer a su hembra para tenerla contenta. Tú me conoces - estoy limpio, no tengas miedo de una enfermedad – y si me embarazas le contesto no me cuido
– Me sentía confundido excitado que por mis nervios derribe un florero había llegado la hora de salir corriendo, o quedarme asumir. Mi roll de esposo cornudo. - lo escuche decirme, deseo a tu mujer estoy enloquecido por ella por besarla por acariciar su piel por oler su perfume-- por mamar su sexo --oler su culo morder sus nalgas por cogerla por hacerla gritar de placer—Y por romperla del culo perdóname pero es la verdad deseo tener a una mujer como la tuya fina –bonita – toda una real hembra.
Me quede pensativo – sin saber que decir- no logre contestarle - Pero comprendí que con o sin mi permiso mi mujer estaba de acuerdo en coger con el – sabía que era simpático - joven y estaba dotado tenía todo lo que una mujer busca.
--Si teníamos relaciones debía ser con preservativo cuidando de que no representara un peligro para ella quedar embarazada. Ya no le importaba su figura - ahora estaba permitiendo que se la cogieran sin preservativo – aceptaba que se viniera dentro de ella con el riesgo de quedar preñada.
Estábamos permitiendo que conviviera con las nenas –y fueran desvirgadas por el hombre que ella estaba aceptando como amante y que unos años atrás le había robado a ella su virginidad.
El ENCUENTRO
– El paso estaba dado mire a mi esposa caminar hacia la recamara que habíamos habitado y que ahora estaba destinada a ser el lugar donde Brandon la volvería a coger- estábamos en la sala él se puso de pie para ir tras ella note su mirada sobre las caderas de mi mujer – me sentí mal – tome un trago de tequila que me raspo la garganta. El momento había llegado, y descubrí que es un placer difícil de poder describir, cuando mire a mi mujer y a Brandon entregarse a la pasión del sexo olvidándose que los miraba.
La fue desnudando hasta dejarla en ropa intima. – la respiración de mi mujer delataba el grado de excitación que en ese momento tenia observe como tenia mojada su raja por la transparencia de su sexo sobre las pantaletas - los labios de su sexo estaban hinchados, abultados.- se arrodillo sobre ella y se puso a mamarla de su sexo haciendo a un lado sus pantaletas-
Desconocí a mi mujer que comenzó a gritar y mover sus caderas con furia cada vez que el metía la lengua en su sexo- Me matas me voy a correr comete mis jugos. Fáltame al respeto, hoy quiero ser tu puta.
Me quede como idiota cuando la escuche hablar, pero no había tiempo para arrepentirme y me quede observando cómo Brando se comía el sexo de mi mujer - provocando en ella unos gritos de agonía y de escándalo.
-- el se desnudo y tomo a mi mujer de la nuca invitándola a que le mamara la verga, abrió su boca aprisionando la verga en sus labios y comenzó a mamarlo sin poder metérselo todo en la boca - Las manos del comenzaron a sobarla de las nalgas y meterle los dedos en su sexo hurgando en su intimidad a la vez que yo comprobaba lo caliente que estaba mi mujer.
Me toque la verga sin querer estaba excitado – comencé a masturbarme cerré los ojos y me deje llevar por la sensación y eyacule sobre mi pantalón - Me dio pena haberme venido tan pronto pero la excitación que en esos momentos sentía era enorme que me gano.
El tomo de los cabellos y el depósito sobre el colchón comenzó a besarla, se separo de ella por unos segundos, para observar la panorámica de ver a mi mujer acostada desnuda abierta de piernas dispuesta a ser penetrada.
Gaby con un gesto insinuante le dio a entender que estaba lista para recibirlo dentro de ella, trague saliva y baje la vista.
Me acerque lo más que pude y note como los senos de mi mujer subían y bajaban, como su respiración se escuchaba con dificultad - se subió encima de ella, y comenzó a ensartarla al estilo misionero.
La fue penetrando con calma pero con fuerza, escuche su gemido al sentirse ensartada ah- ah, mire a mi esposa con los ojos cerrados - comenzó a gemir al sentir como la verga se abría paso para incrustarse en lo más hondo de su vagina. La estuvo cabalgando con furia. Gaby le pedio que cambiaran y se invirtieron de posición quedando mi mujer encima de él y comenzó a cabalgarlo, gritando obscenidades y bufando como una puta.
-- comenzó a convulsionarse presa de su orgasmo y comenzó a brincar y a ensartarse con mayor rapidez, meneando sus caderas buscando la estocada final que la llevara al orgasmo el cual le llego y se dejo caer desmadejada como si fuera una muñeca de trapo sobre su pecho.- la deposito sobre la cama y se subió sobre ella, comenzando a cogerla con fuerza, metiendo toda su verga en mi mujer, estuvo dentro de su vagina a lo sumo unos 10 minutos y la coloco boca abajo en cuatros patas sobre el propio lecho conyugal la ensarto con fuerza penetrando cada rincón y comenzó sacársela y a metérsela con rapidez hasta que se vino.
Se acostó al lado de ella nadie hablaba solo se escuchaba la respiración de ambos.
Por fin se rompió el silencio, Brando se incorporo sobre la cama y miro a mi mujer.-- se puso de pie y camino al baño - me acerque - Bese a mi mujer en la boca y le dije te amo Gaby. - Tal vez pienses que estoy mal de la cabeza pero me gusto ver cómo te cogió.
Me abrazo y me beso a la vez que me tocaba mi verga, ahora vas tú me dijo ahora quiero que tú me cogas, con Brandon es solo sexo contigo es amor. Hazme tuya para sentir que me amas y que esto no arruinara nuestro matrimonio.
Me subí encima de ella y he ice el intento de cogerla Pero no logre la erección y comencé a sentirme frustrado – me incline buscando su sexo y comencé a mamar su vagina al pensar en que mamaba su sexo de mi mujer con el semen de otro hombre tuve una erección la monte y la penetre. - Dentro de mi mente comencé a escuchar el grito de cornudo – pero siempre me daba ánimos y me decía que era algo que nadie más sabría de lo que paso entre mi mujer y Brandon.
Y seguí disfrutando de verla gozar en brazos de otro hombre a un que por dentro me estuviera muriendo de celos. De pensar que les rompiera el virgo a las nenas.
Como pueden ver, esta parte la escribio mi esposo – y estoy conciente que muchos deben estarme odiando, o pensando que soy una puta desesperada – simplemente soy una mujer - Es importante saber que aunque suene un poco tonto por la esencia misma del cuckold, no busco una vida de promiscuidad.
Si eres de los que piensa que por hablar de sexo sin tabú y manifestar abiertamente mi fascinación por el cuckold, soy una puta y estoy en la obligación de abrirle las piernas a todos los hombres déjame decirte que estás equivocado.
Concidero que estaba en todo mi derecho de elegir, de seleccionar, de filtrar y finalmente tomar una decisión sobre la persona que entrará en mi vida - de aquí en adelante todo depende de la creatividad de quien podría ser mi próximo amante. - Y sobre todo se el terreno que piso y a donde quiero ir.
Gaby Diaz.
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Solo quiero hacerte feliz
Camalenga: Si soy una Toneja. Me gusta mucho chupártela; es muy calientita, blanda y suave Se desliza entre mis dedos con mucha facilidad, mientras más sangre acumula más se mueve y yo solo tengo que seguir su paso Luego se moja y me gusta quitarlo con la lengua, sale más y más; Sabe muy rico. Cuando ya está muy mojada, suave, dura y con fuerza la coloco entre mis manitas y masajeo el glande tan brilloso y húmedo, se desliza entre mi palma y en ese instante brincas y sueltas un gemido que me ínsita a continuar así que la paso entre mis deditos presionando con ellos para que lubrique más; es respuesta te encorvas, tus nalgas se contraen, la piel se te eriza desde los pies hasta la nuca y cuando llega a tu cuello no puedes evitar gemir con mayor intensidad y eso me moja demasiado, es un mar entre mi bragas que ansía tu presencia.
Me inclino hacía esa verga tan majestuosa porque no aguanto el deseo de tenerla dentro de mí, junto saliva sobre mi lengua y comienzo a chuparla pero tu deseo es más grande y me la metes con fuerza, sostienes mi cabeza y empujas muy al fondo, rosándola con mis mejillas, es algo que me gusta mucho; el sonido que hace cuando baila entre mi saliva hace que quiera que empujes más y me dan arcadas pero no quiero que pares, quiero comerla toda, chuparla desde su base hasta la puntita mientras acaricio tus huevos que se erizan al contacto con mi mano, se ponen duros y rugosos, masajeo uno por uno con tantita fuerza para que se calienten y relajen, me gusta darles besitos y succionar uno por uno para que entren a mi boca como una canica y juego con ella paseándola con mi lengua por todo el interior, se deslizan de un lado a otro mientras con mi manita aprieto desde la base de tu falo, subo y bajo con fuerza, está muy dura y mojada, continuas dando brinquitos, tu huevo en mi boca va saliendo con la misma facilidad con la que entro para darle paso a su amigo. Ya hay mucho líquido por todos lados, el mar en mi vagina comienza a desbordar, mi clítoris palpita y me dan muchas ganas de que estés dentro
Subo lentamente y con tu verga masajeo mis pezones, me éxito demasiado, junto mis bubis para que mi amigo se pueda deslizar entre ellas, todo es muy suavecito; doy golpecitos con tu glande mojadito a mis bubis que rebotan, le doy la última chupada y succiono como si quisiera sacarle la lechita en ese momento, masajeo tu glande con mi palma provocando una vez más esa curvatura que me enloquece y lo llevo a su casita pero como es educado primero toca la puerta así que acaricia mis labios y presiona el timbre muy suavecito, se abre la puerta y se siente el agüita que hay dentro, con un solo movimiento entra hasta lo más profundo, mi temperatura sube, mi corazón se acelera y tengo ansias desenfrenadas de fundir nuestras bocas; con el balanceo puedo llegar hasta mi objetivo, con el sabor de mi última chupada te doy un beso húmedo y sabroso para que sepas lo deliciosa que tienes la verga.
Comienzo a moverme suavecito y despacio, siento como mi amigo late por dentro acariciando las paredes entra y sale, me emociono cada vez mas así que subo la velocidad, sé que quieres lo mismo porque sujetas mi cadera con una mano y me abrazas por la espalda, con tu otra mano tiras de mi cabello haciendo que mi espalda se curve y eso me excita demasiado
Señor L: Con deseos inmensos de ti, me la has puesto mega dura. Jadeando en mí asiento.
Camalenga: Quiero que me la metas hasta dentro; me nalgueas y eso me da ganas de que me penetres más y más.
Con la manita que sostenías mi cadera tocas mi culito, haces círculos, llevas tus dedos a mi boca que lleno de baba para que puedas introducirlos en mi traserito y con cada envestida tus deditos empujan un poquito más.
Señor L: Babeante, hambriento de ti. Un mensaje tuyo me acaricia el alma y somatiza a tu mejor amigo. Que gorda se puso, le es difícil orinar, te desea, te deseó ayer y te deseara cada minuto que le quedan a este día y mañana, toda la semana, todo el mes.
Camalenga: Tus deditos logran entrar, puedo sentir como acaricias con ellos tu pene desde mi colita, me sigo moviendo, mis tetas rebotan y tus testículos acarician mis labios, tus dedos mojan mi culo y despido sudor por todo mi cuerpo, recojo tu cabeza con mi mano y la acerco a mis tetas, quieren tus besos, buscan tu lengua.
Mientras muerdes mis pezones doy sentones a tu verga tan parada como el asta de una bandera que entra y sale con dulzura.
Señor L: Me encanta.
Camalenga: Me tomas de la cadera con tus dos manos y me mueves hacia adelante y hacia atrás, mientras envistes con fuerza. Me tomas de la cabeza y me giras por la cama, mi amigo se sale y yo protesto, hago berrinche porque no está en su casita; me abres las piernas, acaricias mis muslos y me penetras, te recuestas en mí, subes y cabas, besas mi cuello y te tomo de las nalgas, QUIERO QUE ME LA METAS una y otra vez, me gusta sentir cuando sale y cuando entra.
Ye sujeto de la espalda y la acaricio con una mano desde te cuello hasta tus glúteos, cuando lleva a la curvatura que se forma arriba de tus nalgas enloquezco y quiero que me penetres con más fuerza.
Señor L: Tengo un garrote entre las piernas, la piel erizada. Ya hay manchas y olor que sutilmente delatan mi locura ahora.
Camalenga: Me sostengo con fuerza mientras mis piernas están al aire y tu ye balanceas dentro de mí una y otra vez, puedo sentir como caen en mi pecho las gotas de sudor que vienen de tu frente. Y vuelves a sacar a mi amigo, pero antes de que pueda quejarme siento tu lengua calientita en mi clítoris, acaricias, succionas y besas, sale mucho jugo desde mi interior y sorbes poquito a poquito; metes dos dedos y haces círculos muy rápido, sigues besando y dando lenguetasos por toda mi vagina, me giras, me pongo de cuatro y subes tu lengua a mi colita, chupas y acaricias, sacas tus dedos y con la lubricación que has provocado dilatas mi ano despacito y preguntas: ¿Dónde vas a querer que me venga?, pero yo no quiero que te vengas, así que respondo que aún no lo sé.
Introduces tus dedos en mi colita y muerdes mi trasero, mi amigo se prepara para volver a su casita calientita y acogedora, metes con fuerza y me das nalgadas, una nalga y luego la otra, saltan al aire; me tomas de las tetas y me levantas.
Señor L: Quiero hacerlo, nalguearte. Me encanta como redactas.
Camalenga: Jalas de mi cabello hacía tu pecho y me penetras con fuerza mientras tu otra mano acaricia mis pezones; muerdes mi hombro y me arrojas hacía la cama para que regrese a cuatro, con la verga empapada das golpecitos a mi culito, suavecitos y despacito mientras va entrando poco a poco.
Señor L: Quiero irme al hotel, mostrarte como se ha puesto roja y dilatada.
Camalenga: Busca su camino y siento como voy dilatando, con cuidado vas abriéndote paso, siento tu baba caer sobre mis nalgas, das un último empujón y consigues entrar. Comienzas despacio, sostienes mis nalgas y te balanceas popo a poco, arrugo las sabanas con mis manos y comienzas a moverte con rapidez, en cada embestida mis tetas vuelan y se mueven de un lado a otro, tus huevos chocan con mi vagina mojada y se siente muy rico, me penetras con delicadeza. Sobas mi clítoris con tus dedos y sigues moviéndote, todo palpita, todo se humedece, es tan relajante, delicioso, excitante que no quiero que acabe.
Me das la vuelta, me haces a la orilla de la cama y me cargas, de un sentón tu verga entra en mí y comienzo a subir y bajar, mi clítoris rosa con tu pubis, tu verga late en mi ser, siento su suavidad y me gusta que se deslice en mí; arriba y abajo, cada vez más rápido, cada vez más profundo, y llega esa sensación, un cosquilleo, quiero más y más y MÁS MUCHO MÁS..!! Amo tu verga, mi culo vuela, mis tetas bailan, tus piernas fuertes y duras hacen que rebote y me penetras, siento como se pone dura, como late con fuerza, ese momento en el que dispara toda su leche dentro de mí, cada uno de los saltitos que da hasta quedar vacío.
Pierdo la fuerza, estoy cansada, sudada y muy feliz. Te recuestas a mi lado y te abrazo, recorro con mi mano tu pancita y trato de recuperar el aliento, te sigo acariciando, nuestros pulsos disminuyen, estas tan relajado que los ojos te pesas, veo como se cierran tus parpados, doy un giro, subo a tu pecho, te doy besitos en la cara, por tus mejillas, en tus ojitos, por tu frente, te acaricio los laterales de tu abdomen, desde las axilas hasta las piernas, meto mi mano hasta dónde está mi amigo.. ESTA DURO Y LATE. Abro las piernas y regresa a su casita.
TE AMO MUCHO FOTOS
Mi desfloración
Desde muy temprano comprendí que no era igual a los otros niños, me sentía diferente. Entre los 11 y los 12 me empezaron a atraer algunos chicos de 13 y 14, si me gustaba su cara, les miraba el cuerpo, sus manos, y me fijaba en su bulto, especialmente cuando estaban sentados con las piernas abiertas como se sientan ellos se les nota más. Por mi manera de ser, esos chicos me empezaron a decir ¡déjate!, ¡déjate conmigo! Y hasta algunos me palpaban las nalgas. En mi cuarto tenía un ropero con un espejo grande, me desnudaba, me ponía medias nylon negras de mi tía y me miraba el culito en el espejo, me sobaba los pezones despacito, me daba palmaditas en las nalgas cada vez más fuertes, pensaba en un chico grueso, fuerte, en su bulto, deslizaba mi dedo con salivita por mi ano y con la otra mano seguía sobándome los pezones, quería sentir algo más gruesito por atrás pero me daba miedo de hacerme daño o de abrirme, porque a los chicos les oía decir “cómo quisiera un culito cerradito para romperlo”. Yo quería tenerlo cerradito para alguna vez dárselo a algún chico y que me lo rompa, pero también me daba miedo, no sabía cómo era eso de “romper”, no sabía si dolería. Con esas dudas y deseos llegué a los 14 con el culito virgen. Tenía y tengo el pene muy chiquito, en el baño yo les veía su cosa a chicos menores que yo, de 12 años que lo tenían 4 veces más grande, como de 10 o 12 centímetros cuando se les paraba en la ducha por el agua caliente y el jabón, y aunque disimulaban yo me fijaba que era claro que ellos eran 25 veces más hombres pues yo me sentía diferente, tan diferente que me sentaba para orinar. Yo vivía con mi tía, ya hacía dos años que me llevó al médico que dijo que yo era homosexual, que no había nada que hacer, y que mejor era aceptar lo que yo era, y mi tía me aceptó así. Ella tenía una casita de playa, y fuimos a pasar el verano allí. Desde el primer día vi chicos guapos en la playa, como yo soy blanquito, me gustan los chicos morenitos, cuanto más morenitos y bien formados mejor. Un día que estaba sentado en la arena divisé que se acercaba caminando un muchacho que parecía tener 18 años, moreno, grueso y muy simpático, se acercó y me preguntó cómo me llamaba y cuantos años tenía, le dije André y tengo 14. Me dijo que me hacía dos días que me observaba y quería ser mi amigo y si quería algún favor se lo pidiera porque tendría muchas ganas de hacérmelo. Era claro que quería que me sincerara. Luego me preguntó si yo había tenido relaciones sexuales y le dije que no, me dijo que si yo quería, él podía iniciarme muy suavemente para que no me duela, que sabía cómo hacerlo, le dije que lo iba a pensar y le contestaría al día siguiente. Yo ya tenía bastante confianza con mi tía, y pensé consultarle. Se lo conté y me dijo que ella vio al muchacho cuando conversaba con él en la playa, y que si a mí me gustaba, estaba bien porque parecía un muchacho sano y fuerte, y me dijo que tal vez ese era el adecuado para mi primera vez, un muchacho ya bien formado, bastante viril, que alguna vez tendría que ser la primera y qué mejor que un muchacho conocido de la zona, pero eso sí, me dijo, que sea aquí en la casa. Al día siguiente me encontré con él en la playa, y le dije que mi tía consentía. Se quedó sorprendido pero le gustó la idea, y me dijo que quería esa misma tarde porque estaba “necesitado”. Entramos a la casa y le dije que me espere un ratito, entré al baño y me lavé bien el culito en el bidé, salí y entramos a mi cuarto. Me dijo ¡quítate la ropa!, me desnudé y dejé que me contemple dándole la espalada, tenía miedo, temblaba, él se desnudó y vi su hermoso cuerpo moreno y fuerte, al mirarle la verga lancé un suspiro, pues era gruesa, más que lo que yo veía en los chicos de 14 en el baño. Le dije ¡tengo miedo, me vas a hacer doler con eso”!, me dijo ¡te lo haré despacito, poco a poco, vas a ver que te va a gustar!, ¡ahora agárramelo!, se lo toque suavemente, estaba duro, gordo y caliente. Me dijo ¡échale salivita para suavizarlo! Nunca había hecho eso pero comprendí que era lo mejor para mí, él estaba sentado al borde de la cama, me arrodillé en el suelo, acerqué mi boca, primero se lo besé, no sabía cómo hacer. Me dijo ¡cierra tu boquita, y haz que entre a tu boca poco a poco abriendo los labios! Lo hice, era tan grueso que a las justas cabía en mi boca, sentí un sabor salado y me gustó. Me hizo parar y me sorprendió que me ordene que me echara boca arriba. Me dijo, te voy a cachar como hembrita, piernas al hombro, así tu culito estará más expuesto y tu ojete un poquito más abierto y por eso te dolerá menos, me hizo levantar las piernas abriéndolas, sentí las nalgas más abiertas, sentí que me colocó su verga en mi entrada, se recostó sobre mí y me dijo ¡así, así… Andreíta, así te voy a llamar mientras te rompo el culito! Dije ¡Ayyyhh… de miedo! Cuando sentí que me empezó a penetrar suavemente como me había prometido, poquito a poco hasta que sentí mi ojete completamente estirado a punto de romperse, sentí toda su verga adentro, sus huevos tocaban una y otra vez mis nalgas, me invadió el placer, lo abracé, lo besé, y él me besó en la boca con lengua, un beso largo y maravilloso, sentí un estirón en mi ojete, su verga le empezó a vibrar y sentí caliente dentro de mi culo, me imaginé que me estaba preñando y me gustó más, palpé sus nalgas y se las pellizqué, quería que me llene con su leche y así lo hizo, se quedó un rato largo con su verga dentro de mi culo ya roto, luego se retiró y sentí las nalgas pegajosas y el ojete como irritado y abierto. Me dijo ¡desde ahora serás mi culito! Desde ahora te llamaré Andrea y de daré huevo cuando quiera, ya te rompí el culo, ahora vas a ver recién lo que es bueno, te dejaré un día para que se te cierre un poco, vendré pasado mañana. Cuando se fue, me sentía en las nubes, con el culito abierto, las nalgas pegajosas con el semen del muchacho, y los pezones crecidos y duritos. El cuarto quedó con olor a él, a su sudor y a su semen, y me gustó. A los dos días regresó y me llevó nuevamente a la cama. Se lo hizo mamar, esta vez ordenándome que le lama bajo los huevos, luego me ordenó que me ponga boca abajo, y me empezó a dar nalgadas cada vez más fuerte, me ardían las nalgas pero no sé por qué me empezaron a gustar, me sentía sometida o algo así. Luego me puso en cuatro y me dio por el culo con fuerza, felizmente ya estaba con el culito roto, me dolió pero no mucho, me gustó cómo me lo mandaba, que ría sentir nuevamente su verga vibrar y que me llene nuevamente también el culo de leche mientras me decía ¡Andreíta qué rico culo tienes! Siempre tenía la sensación que me estaba preñando cuando me penetraba de esa manera y sentía que terminaba dentro de mí, quería obedecerle, servirle, lavarle sus calzoncillos, mamárselo, lamerle los huevos, que me haga tragar su leche, que me de cuantas nalgadas quiera, que me deje el culo rojo y ardiendo, él me rompió el culo y mi deber era obedecerle, y así fue durante todo el verano. Durante años fui “su culo”, y siempre lo recuerdo porque despertó en mí mi verdadera sexualidad de la que me enorgullezco y de la que siento entera satisfacción. Ahora tengo pareja formal a la que sé satisfacerla con todo lo que el muchacho de la playa me enseño, y ya sé lo que les gusta a los machos, tengan la edad que tengan. Quiero confesar que aunque no le saco la vuelta a mi pareja, cuando veo un chico adolescente que me gusta, los pezones se ponen duritos y ajusto las nalgas, luego provoco a mi pareja para que me dé por el culo.
FOTOSsexo con una madre soltera
mi mamá es mi amante 4
creí que todo habia acabado esa noche por fin habia cumplido mi mas gran deseo de coger con mi mamá mercedes y que ahi acabo todo .
al otro dia cuando desperte mi mamá ya estaba bañada y tenia puesta una falda lsrga de mezclilla con botones y una blusa blanca sin mangas y su mandil ,estaba vestida como toda una ama de casa .
la salude y me respondio normal y me sente y me sirvio el desayuno y ella tambien desayuno pues mi padre seguia durmiendo .
y entonces me dijo que en cuanto mi padre se levantara y se fuera pues tenia unos asuntos que arreglar en otro pueblo .mi mamá iba anecesitar de mi ayuda para otganizar el granero pues la epoca de cosecha estaba cerca y necesitabamos tener espacio y aunque no se necesitaba organizar el granero pues estaba limpio le dije que si.
termine de desayunar y me fui a dar una vuelta alos sembradios de maiz que teniamos y calcule mas o menos la hora que mi padre ya se habia ido o estaba por irse y para mi sorpresa encontre ami primo el cual llevaba dos cervezas familiares y cigarros y nos sentamos a tomarnolas y a fumarnos unos cigarros mientras charlabamos y entonces me dijo que tenia un secreto y que ya no podia mas guardalo y como teniamos mucha comfianza y sabia que yo no diria nada ni a nadie me lo diria cual era el secreto.
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Mi diminuta putita Carla
CARLA, MI PUTITA DELGADITA Y DIMINUTA
La noche que conocí a Carla hacía frío, llovía y con ese mal tiempo no había casi nadie en el boliche al que fui, por lo que no esperaba hallar a semejante divina putita. Yo iba a ese boliche frecuentemente a buscar putas complacientes, porque las que había ahí se dejaban hacer todo lo que yo quería, y esa noche había algunas otras, pero Carla era nueva en ese local y fue la primera que se me acercó, con su vocecita ronca y su tamañito minúsculo, casi de nena.
Carla no tenía nada de tetitas, era flaquita y lisita como un chico de 11 años, estaba encaramada sobre unas botas negras de tacos altísimos y caminó hacia mí haciendo equilibrio, pero la medí con la vista y calculé que descalza en patitas no llegaba al metro con 30 centímetros y debía tener unas patitas preciosas por lo diminutas.
Me deliran las putitas chiquititas, diminutas, lisitas, y especialmente las de patitas chiquititas y finitas subidas en sandalias que les dejan sus patitas casi desnudas, porque en esos cuerpitos pequeños y angostitos les clavo mi pija llenándoselos y siento que las dilato por dentro y las sacrifico haciéndolas bramar desesperadas cuando las someto así, y ellas se la tienen que aguantar porque para eso son putas, les pago bien y hay muchas a las que les gusta ser putas y cojer, o mejor dicho, ser cojidas.
Y Carla era la más pequeñita que había visto en mi vida, por lo que con su estatura minúscula me excitó tremendamente, me la imaginé cojiéndomela agarrada de la cama con las uñas y rajando las sábanas, sufriendo y aullando alojándose mi pija, que parada mide más de 25 centímetros de larga y tiene casi 7 centímetros de gorda. Pocas putas me aguantan tamaña pija, algunas me la tienen que comer para sacarme las acabadas porque no les cabe en la concha, y mucho menos por el culo, por eso una putita pequeñita como Carla me excitó más que ninguna. La quería tener clavada por mi pija y aullando, a lo mejor hasta se la podía enterrar por el culo sometiéndola como una esclavita. Me encanta que las putas sean gritonas, ya sea porque eso les gusta a ellas o sufren realmente mis cojidas, o porque saben que gritando y haciéndose las destrozadas por mi pija, me excitan más, y esas son las mejores, las que gozan siendo cojidas.
De Carla me gustó su vocecita ronca de fumadora, casi una voz de machito, sus ojitos negros brillantes, el pelo cortito como un varoncito de 11 años, y su carita de pendeja, toda pintada en labios y ojos, como una putita cabaretera. Era una mezcla de chico y de nena, lo cual me puso al repalo al instante porque la imaginé como un nene preadolescente al que clavaba depravadamente, sometiéndolo hasta hacerlo mi putito. Más tarde supe que Carla tenía entonces 44 años, pero no los representaba, era una hermosa putita madurita que justamente por su edad y su aspecto de depravadita me hicieron pensar que era experta y se dejaría hacer todo lo que yo quisiera, así que apenas la vi, decidí que me la cojería esa misma noche.
Me encantó oírla hablar, su vocecita ronca y simpática, sus ojitos brillantes con rimmel y su tamañito minúsculo me pusieron la pjja al palo en segundos, así que la contraté para toda la noche, ofreciéndole pagarle lo que me pidiera. Carla aceptó entusiasmada pero no me cobró más que las putas que me había cojido otras noches. Pagué por ella por toda la noche, pero antes le avisé que tengo una tremenda pija y le pregunté si estaba dispuesta a que se la clavara entera y aguantármela.
Carla fue desde el principio muy franca y directa conmigo, me miró a los ojos, se rió y me dijo que se la iba a aguantar como fuera, que para eso era una buena puta, que podía alojarse una pija bien gorda y que sabía hacerlo, que estaba segura de que ella me iba a gustar y me iba a hacer gozarla a fondo, así que pagué con gusto por ella y me la llevé al hotel más cercano, donde tomé la mejor habitación para toda la noche. Carla, casi una enanita, me hacía presentir que a ella me la iba a cojer como a ninguna.
Entramos a la habitación y me preparé para gozármela a fondo. Carla apagó las luces, diciéndome que así me calentaría más palpándola a oscuras, y que después podría verla toda desnuda, pero que al principio quería hacerme tocarla toda sin verla y que así me iba a gustar más. Le hice caso, me puse en bolas, con la pija como un mástil, y me acosté de espaldas en la enorme cama para recibirla y ensartarla, mientras ella se desnudaba en la oscuridad, riéndose siempre. Me gustó eso de cojérmela a oscuras porque la pobrecita puta no me podía ver la espantosa pija al palo y cuando la sintiera clavándosele, no iba a poder hacer nada por impedirlo. Carla siempre tenía buen humor, jamás la vi enojada ni con mala onda, y decía cosas lascivas con gran naturalidad sabiendo que eso me calentaba, era una putita de alma y le gustaba ser así, después cuando la conocí más, me contó todo de su vida y yo a ella de la mía. Con Carla me sentí siempre desnudo de alma, pude hablar con ella de absolutamente de todo y pude hacer con ella todo lo que siempre ansié, y ella era igual conmigo, por eso la amé y la adoré y la hice mi amantita.
En la oscuridad sentí el cuerpito caliente y áspero de Carla poniéndose encima del mío, su boca buscó la mía y me dio un chupón de lengua con saliva que terminó de hacerme adorarla como a ninguna otra puta que me hubiera cojido. Me agarró los pezones con ambas manitos y me los tironeó mientras me metía su lengua áspera de gata hasta el paladar y me la revolvía adentro, pasándome su espesa saliva haciendo globitos y ruidos CHUUPPP. Me gustó su tironeo de tetas, eso a mí me pone a mil, y Carla pareció adivinar mis gustos desde el primer momento porque se me prendió de los pezones con furia. Le pedí más tironeos, que me los arrancara y me los mordiera, y la pequeña putita se me prendió con las uñas y los dientitos de mis pezones estirándomelos como para arrancarlos, y en seguida me los mordió furiosamente con sus dientecitos afilados haciéndome bramar de placer y dejándome las marcas de sus dentelladas, que llevo siempre como recuerdo de mi diminuta puita Carla. Entre mordida y mordida, me susurró que a ella le encantaba hacer eso, y fui descubriendo con Carla que éramos tal para cual. Ese dolor de las mordidas es suficiente para que la pija se me pare como un riel aunque me haya acabado varias veces. Entonces la mordí a ella, clavándole mis dientes en sus minúsculas tetitas, y Carla aulló ronca, pero me dejó masticarle las tetitotas, le gustaba! Después, ya con las luces prendidas, vi en sus diminutas tetotitas lisas como de chico preadolescente las marcas de tremendas mordidas, se las habían masticado dejándole las huellas, que ella, orgullosamente, llamaba “mis heridas de guerra”.
Sentía a Carla apretándose contra mi cuerpo y frotándose como una pequeña víbora, empezando a sudar encima mío y emitiendo rugiditos de loba, y luego me sacudió contra la cama chocando y golpeando su cuerpito contra el mío con sus escasos 38 kilos, haciéndomelo sonar como estampidos, mientras me lamía y me masticaba los pezones. Por momentos lanzaba alaridos de tigra herida, que me ponían la pija como jamás en mi vida. En seguida empezó a bajar por mi cuerpo con su áspera lenguita untándome con su saliva buscando comerme la pija hasta que llegó a mamarme la punta de mi tremenda pija al repalo.
La sentí temblar de espanto al darse cuenta del pedazote que se metía en la boca, pero me la empezó a mamar sin dejar de tirarme de los pezones, no dijo nada y se empezó a meter mi pija en su boquita sorbiéndola con ruiditos y empapándomela con sus salivotazos, que me mojaron hasta los huevos. Me mordió la pija y pronto sentí que esa divina putita diminuta me estaba tragando toda la pija de a poco, centímetro a centímetro, en un esfuerzo increíble para ser tan chiquitita y delgadita, apretándomela y masticándomela con sus dientes. Si todavía no adoraba a Carla, esas masticadas y esos salivotazos me hicieron que me enamorara de ella para siempre. Por un momento se la sacó de la boquita llena de saliva y murmuró: “Qué tremenda y hermosa pijotaza tenés, Papito! Te voy a llamar Papito, y yo seré tu Nenita! Eso no es una pija, es una pijotaza! Cuánto mide ese pedazote? Te la voy a comer toda, te la voy a tragar entera, aunque me ahogue y me desencaje la mandíbula!”, y se la metió de nuevo sorbiéndomela con un salvaje CHUUPPP y pronto me di cuenta que esa pequeña gatita puta, desesperadamente prendida de mis pezones con las uñas, se la estaba metiendo entera en la bocuchita, con desesperación, hasta que consiguió atravesársela en la garganta.
Yo la tenía agarrada de la nuca y la empujaba para meterle mi pija, sentía que me la estaba cojiendo por la boca y Carla se retorcía encima mío y tiraba pataditas ahogándose no pudiendo respirar. Nunca me habían hecho una tragada semejante, ni siquiera aquella negrita Fabiana que me la comió entera por primera vez, con la cabeza colgando en el borde de la cama. Sentí a Carla retorcerse ahogándose atorada con toda mi pija metida hasta el fondo de su garganta y haciendo esfuerzo por tragársela más aún.
La pobrecita pataleaba atragantándose y le salían ruidos espasmódicos, se sacudía en la cama retorciéndose como una desesperada y se me apretaba agarrándose con las uñas de mis pesones como si la estuviera matando, pero me la comió entera hasta el fin, prendida de mí con las uñas, totalmente engargantada, y recibió mi primera acabada a chorros pegándole más adentro de su gargantita, sacudiéndose ahogada sin aire, asfixiándose, pero me la tragó con ganas, complaciente y obedientemente, me la aguantó toda así hasta que le acabé y me vació los huevos. Para eso la había alquilado esa noche, pero Carla demostró ser la más divinamente putita que jamás tuve. Recién entonces Carla se la sacó de la boca, chorreando mi monstruosa acabada, y respiró tosiendo, la carita empastada y casi asfixiada por la tragada infernal que me había hecho, y con la bocuchita chorreando mi acabada, ronca y hermosamente puta, apenas pudo me dijo “Te gustó, Papito? Soy buena tragadora? Cuánta pija me tragué? La tenés espantosa de grande! Te juro que nunca me comí una pija así!”
Apenas pude contestarle “Sííí!!! Putita mía, te tragaste más de 25 centímetros de pijota!”, porque había sido la Garganta Profunda más espantosamente hermosa de mi vida, hecha por esa diminuta putita minúscula sin tetas, delgadita, sudada y todavía prendida de mis tetas con las uñas.
Carla me lamió amorosamente la pija, tragándose parte de mi lechotazo, me untó los pezones con su áspera lenguita pasándome mi acabotazo mezclado con su salivotita, después subió por mi cuerpo y me pasó en un chupón el resto de mi lechota con su saliva pastuda y rica, regalándome con sus CHUUUPPP, y al final se desmontó de mi cuerpo, toda sudada como una yeguita puta. Agotada por el tragotazo descomunal, se me desmoronó encima y se acostó jadeando al lado mío, todavía sin aire por la tragada infernal que casi la había asfixiado, dándome tiempo para que me recobrara de esa acabada descomunal, y esperó para una segunda o lo que quisiera hacerle.
La pequeña putita era muy complaciente, además de caliente, y sabía lo que me estaba haciendo y esperaba más. Le gustaba cojer como a ninguna otra puta y en esa primera vez ya me lo demostró, era puta de alma y gozaba siéndolo y demostrándolo.
“Sos una terrible putita, Carla, te amo, te adoro!”, pude decirle entre jadeos, y ella riéndose me contestó: “Y todavía te falta lo mejor, mi Putasote!”
Me encantó que me llamara así, “mi Putasote”, y me di cuenta de que esa putita del infierno me había enamorado y que quería seguir cojiéndomela toda la vida, y se lo dije: “Quiero que seas mi Putita, mi amor, mi Amantita puta, mi Hembrita, te adoro, Carla! Vos sos mi Putita Diminuta y yo seré tu Putasote!”,
Y en esa, que fue nuestra Noche de Bodas, que siguió todo el día siguiente hasta la noche, en que estábamos casi desmayados, y así se inició mi amor por Carla, mi Putita Diminuta. De ser inicialmente mi Putita, Carla pasó a ser mi Noviecita, mi Amantita y mi Esposita, siempre espantosamente degenerada y putita. Ella me decía: “Nací para ser putita, TU PUTITA, amor mío!”´
Carla sufrió esa noche mi primera espantosa invasión a su diminuto y delgado cuerpito, gritó y bramó al ser penetrada y llenada por mi pija, rajó las sábanas y se retorció ensartada, se me inmoló como si en eso se le fuera la vida, fueron cojidas colosales e inolvidables que duraron toda la noche, la mañana y hasta la noche del día siguiente. Inventábamos maneras de cojernos, Carla pronto quiso ser también mi Machita, cojiéndome a mí con una gruesa pija sujetada por un arnés, y me montaba a los alaridos para domarme y clavarme, ella me ensartaba a mí y luego yo a ella, y vuelta a cojernos.
Hace 13 años que me la cojo a mi Carla, la mejor y más divina putita de todo el planeta, y LA AMO. Ella tenía 44 años cuando le hice la Noche de Bodas y ahora, con sus hermosos 57 años, es más hermosamente puta y es mía, toda y completamente MÍA.
EL PUTASOTE DE CARLA
FOTOSsou cornudo y me lo buesque
Después ella se dio cuenta de las fotos en internet y se molesto mucho con migo y me dijo si lo que quieres es que me vean voy a estar con otros hombres para que después no te quejes y yo no dije nada al tiempo ella empezó a salir con sus amigas en la noche llegaba tarde cuando empece a notar de que era cornudo fue cuando empezó a comprar ropa interior de sex shop pero a mi no me la mostraba un día salió con sus amigas con un vestido corto de una sola pieza pero abajo del vestido traía ropa de la sex shop se notaban las costuras y encajes regresó tarde poco despeinada y supe que estaba con otro macho después logré entrar a su computadora y tenía fotos de ella con todos sus atuendos calientes y con posiciones eróticas ella es morena clara, de pechos grandes, un muy buen culo ya que va al gimnacio todos los días mide 1.67 pesa 49 kg.
Bueno un día ella me dijo que iba a Morelia a un curso de su trabajo lo raro es que era en fin de semana y tres días. antes de que se fuera revive su mochila de viaje y traía toda su ropa sexi traía ligueros, traía mallas para todo el cuerpo con la panocha descubierta etc. Ella se fue y le marque como a las 12 de la noche y me contesto un poco tomada lo raro es que ella no toma y me dijo que estaba con su hermano bueno tiempo después revise su computadora y me metí a skype y tenía una charla de mucho tiempo y en la cual le decía su macho ósea el corneador ” mi amor que ermoso culo tienes te acuerdas cuando te preguntaba que como lo movias hasta que lo vi en acción el día que nos vimos en Morelia ver como te rebotaban esas tetas enormes como te las mamaba y ponía mi verga bien dura entre tus tetas has ta correrme en ellas lo rico que la chupas y te tragas el cemen ver como se hacía para tras par delante ese ermoso culo que tienes cuando te puse a gatas y metí mi lengua en tu culo sentí como lo apretaste y pujaste después te la deje caer toda cor el culo una y otra ves por tu panochita hasta correrme dentro dentro y ella contesto siento cosquillas acordarme de eso ” eso me éxito mucho pero no e tenido el valor de decirle está es mi pequeña historia espero les aya gustado espero sus comentarios gracias FOTOS
La Abuela Margarita y yo
LA ABUELA MARGARITA Y YO
Cuando yo tenía 11 años, hace muchísimo tiempo ya, pasé por una etapa en que no podía transcurrir mucho tiempo sin masturbarme.
Recuerdo que eran momentos de terrible placer para mi y por eso es que lo hacía a menudo. En aquel momento corría el verano. Yo vivía en una localidad a 25 km. de la ciudad en la que, era costumbre por las cálidas tardes que todos durmieran la siesta. En ese momento yo aprovechaba para salir al patio y ahí, al aire libre, me despojaba de la única prenda te tenía, un pantaloncito y mis calzoncitos y me masajeaba la pija hasta experimentar eyaculaciones gloriosas. Lo curioso era que para ello imaginaba situaciones sexuales con chicas a veces, pero en otras me gustaba imaginar que yo era la chica, o al menos un chico que asumía la posición pasiva. En esos casos yo usaba un palo de escoba que había en la casa, debidamente lustrado y suavizado y solía introducírmelo en el ano, lo más profundo que podía alcanzando de esa manera placeres extraordinarios.-
Al lado de mi casa había otra en la que vivían una pareja de ancianos. La señora era conocida como doña Margarita. La división entre las dos propiedades era un límite natural de ligustrina. Una planta alta que, de todas formas, permitía ver algo de lo que ocurría al lado. Una tarde, estando yo masturbándome completamente desnudo sentado y apoyado en una pared, justo frente a esa ligustrina observé movimientos del otro lado. Afinando la vista (sin dejar de subir y bajar mi mano sobre mi pene erecto) pude ver que detrás de la planta estaba doña Margarita, espíandome. Sentir que había alguien que me estaba viendo desnudo y teniendo esa actividad sexual, lejos de inhibirme o avergonzarme me produjo un mayor morbo y excitación. Continué, entonces, con mi entusiasta labor, poniendome de forma que mi espectadora pudiera apreciar, con todos los detalles, mi tarea la que continué hasta que en una explosión de inusitado placer, lancé un chorro de mi leche bien lejos. Durante el resto del día experimenté una sensación de profundo placer por haberme masturbado así con público y ya a la noche me sentí excitado de nuevo y esperando la próxima hora de la siesta para volver a hacerme una paja con público. Al otro día a la misma hora me desnudé y me puse en el mismo lugar. Pronto volví a ver la sombra de doña Margarita moviéndose, subrepticiamente, por detrás de la ligustrina. Comencé a pajearme, pero en esa oportunidad tenía al costado de mi cuerpo mi palo de placer. Pronto mi tarea prescindió de la presencia de la vecina solo me concentré en pensar que Alfredo, el hijo del dueño del corralon de materiales que había cerca de mi casa, que siempre estaba hablando de sexo y mostraba a los demás chicos su pene, me tenía en sus brazos y me sometía como una mujer. Tomé entonces el palo, y lo lubrique con una crema que le había sacado a mamá, y que ella usaba para suavizar sus manos. Me lo fui introduciendo en el ano, retorciéndome de placer, hasta quedar sobre el piso de costado. La eyaculación fue realmente poderosa y el sentimiento de placer profundo. Cuando abría los ojos pude ver, con alegría que mi vecina seguía allí y que había presenciado todo mi espectáculo.
Algunas tardes mas adelante, otra vez me comencé a masturbar y otra vez estaba allí doña Margarita. En mi casa había de visita una tía mía, joven, que había lavado y dejado colgado por allí su traje de baño. Era una malla enteriza, tipo body que era lo que se usaba en esos tiempos. Ya existían las bikinis pero eran usadas solo por las muy jóvenes y atrevidas. De prontó sentí la excitación de pensar que era una chica, y que usaba esa maya. Así que la tomé y me la puse. Sentir la prenda femenina en mi cuerpo me dio una nueva fuente de placer. No tardé mucho en sacar la pija por un costado de la malla y empezar a tocármela y luego correr la parte de atrás, liberando mi orificio trasero para meterme el palo. Otra vez ofrecí a doña Margarita mi erótico espectáculo que, como siempre culminó con una terrible eyaculación.-
Esa misma tarde mis padres me enviaron a hacer una compra al kiosco que estaba en la esquina de mi casa. Para ir al mismo tenía que pasar por la puerta de la casa de doña Margarita. Al regresar, esta estaba asomada en la puerta y me llemó pidiéndome que pasara. Existía en esa época confianza entre los vecinos así que yo accedí sin problemas. Cuando entré, la anciana me invitó a sentarme en la mesa y me convidó un refresco y galletitas indicándome que tenía algo que decirme. Yo imaginé de que se trataba, pero no el cariz que iban a tomar las cosas. Una vez acomodados ambos en la mesa, doña Margarita comenzó diciéndome que me había estado viendo y que sabía lo que hacía a la tarde. Hasta allí no había nada novedoso en lo que me comunicaba y yo la escuchaba sin darle demasiada importancia hasta que la mujer me dijo, que había visto como me gustaba meterme cosas en la cola y que era evidente que yo era una nena mariconcita. Casi me atraganto con la galletita que estaba comiendo cuando me dijo eso, es que jamás se me había ocurrido pensar que yo podría ser considerado así. Me agregó que como yo era como una nena, ella quería que yo la visitara periódicamente para que ella me transformara en la nena que era, y para que fuera su nieta, ya que ella siempre había deseado una nieta. Por supuesto que a eso me negué rotundamente, de ningún modo estaba dispuesto a hacerlo. Pero la mujer me manifestó que si yo no accedía le iba a contar a mis padres como me gustaba meterme cosas en la cola y que me ponía prendas de mujer. Ante la amenaza no supe que decir, solo me quedé ahí, callado, con la cabeza gacha.
.- A partir de ahora las cosas van a ser así -me dijo la mujer.- Vas a venir, y aquí vas a ser toda una nena. Yo me voy a encargar de las cosas necesarias para ello. Me vas a decir ‘abuelita’ y vos te vas a llamar Margarita igual que yo -Y después vinieron instrucciones más específicas-. Vas a venir sin masturbarte antes, te vas a masturbar aquí, como nena, tocándote adelante, pero metiendote algo en el orificio. Para ello vas a venir con el vientre completamente limpio, antes de venir vas a ponerte agua en el trasero con esto.-
Me dio una pera de goma para justamente eso producir la limpieza de mi vientre. Me indicó que solo en su baño podía hacer pis, pero que lo iba a hacer como las nenas, sentadita en el inodoro y limpiándome el agujerito con papel después de hacerlo. Confieso que mientras la mujer me daba estas pautas, yo sentía un extraño cosquilleo en el estómago. No me desagradaba para nada la perspectiva, ¡todo lo contrario!
.-Entendiste? -me preguntó al final.
.- Si, abuelita -le respondí.-
Esa noche tuve que hacer un esfuerzo para no masturbarme, pero estaba dispuesto a cumplir con las instrucciones de mi nueva abuela. Al día siguiente avisé en mi casa que a la tarde me iba a ir a jugar a la casa de otro chico (mis padres no me controloban, en realidad no se interesaban mucho ni en lo que hacía ni en lo que me pasaba). A la hora de la siesta, me metí en el baño, llené de agua la pera de goma, me introduje delicadamente la cánula en el ano y apreté llenándome el vientre de agua y provocando una limpieza absoluta de mis intestinos. Una vez cumplido ello, y con una excitación que me mareaba, fui a la casa de doña Margarita. Toqué el timbre y ella me abrió la puerta, con una sonrisa, invitándome a pasar:
.-Hola abuelita -le dije.
.-Así me gusta Margarita, así me gusta que me trates.
En la sala de estar de su casa me ordenó desnudarme por completo, lo cual cumplí sin la menor vergüenza. Después me hizo sentar desnudo en un sillón y vinó con un fuentón en el que había un preparado de hierbas con algun tipo de crema. Me ordenó apoyar bien la espalda en el sillón y me aplicó unos profundos masajes circulares con la preparación alrededor de mis tetillas. Al principio me produjo cierta molestia, pero después el masaje me pareció agradable.
.-¿Qué me estás haciendo, abuelita? -le pregunté.
.-Te estoy haciendo un tratamiento para que salgan un poco de tetitas, dejame a mi que cuando las tengas te va a gustar.-
Yo me deje hacer, no tenía intención alguna de tratar de evitar lo que doña Margarita quisiera hacer conmigo, mis padres no se enterarían lo que hago, y además… un poquito me gustaba, desde ya que ese tratamiento me lo fue aplicando cada vez que la visitaba y con buenos resultados por cierto.-
Después de eso, doña Margarita me hizo parar y me escrutó por completo. Concluyó que por suerte todavía no me salía el vello. Solo tenía un poquito en la zona genital y empezaba a asomar en la axila.
.-Bueno, esto está bastante bien -dijo ella- pero las nenas no tienen ningún pelito así que te los voy a eliminar.
Preparó un potaje con crema de afeitar que se usaba en la época y con habilidad realmente asombrosa, me dejo la zona del pubis como cuando tenía cinco años. Y despúes de eso, delicadamente me sacó la totalidad del pelo de las axilas. Completó su labor untándome una crema refrescante que, después pude comprobar, me había suavizado completamente la zona.
.-Bueno, ya estás lista para vestirte -me dijo la anciana.
Fue a un mueble y de uno de sus cajones sacó una prenda. Era una bombacha femenina (en aquella época aun no se usaba la tanga, ni siquiera la vedettina) y me la alcanzó ordenándome que me la pusiera, pero antes con una habilidad increíble comenzó a maniobrar con mis testículos, haciendo que los mismos me subieran quedando solo un pequeño penecito colgando. Me la puse, era de un suave color rosa y tenía un adorno consistente en una cinta roja, que culminaba por delante con un moñito primoroso. Mi nueva abuela me pidió que me levantara y me observara en el espejo. Ver mi imagen con una prenda íntima de mujer me encantó y me excitó, me miré de frente y observé que gracias a las maniobras de doña Margarita apenas se me notaba mi condición masculina. Después ella misma me dijo que me diera vuelta y mirara lo bien que me quedaba en la cola, cosa que hice y no pude menos que reconocer que sí, que me quedaba bien.
.-¿Te gusta? -me interrogó.
.-Si, abuelita, me gusta mucho.
.-Era de esperar que seas así de maricona. Tenes cola de mujer, lindas piernas y piecito chiquito como una chica. Sos toda una nena Margarita.
Frente a esos piropos lo único que pude decir, ya totalmente absorvida por el ritual a que me estaba sometiendo fue:
.-Gracias abuelita.
Enseguida la mujer abrió un armario y de allí sacó una percha que tenía un vestidito, de una muy femenina tela floreada. Me lo hizo poner, enseñándome como las nenas se ponían los vestidos desde las piernas hacia arriba. Otra vez me hizo observarme mientras ella me ayudaba, cerrándome la prenda por el cierre que tenía en la espalda. Otra vez me miré detenidamente y otra vez quedé muy satisfecho, no. mejor muy satisfecha con lo que veía. El vestido me quedaba perfectamente, y me daba de mi una imagen totalmente femenina. Era un vestidito cortido, que me llegaba a mitad de muslos, dejando ver mis piernas, incluyendo una franja blanca en mi piel, producto de que al andar siempre con pantaloncitos, el sol no había tostado del todo mis piernas. El rito de feminización culminó cuando la propia mujer me hizo sentar y me puso un par de mediecitas blancas y cortitas, con un borde de puntilla y luego me dio para que aprendiera a ponerme los clásicos zapatos guillermina de las chicas. Estos tenián un taco de cinco centímetros. Cuando volví a verme en el espejo, quedé muy feliz de ver mi transformación. Pero faltaba algo, doña Margarita comenzó a maniobrar en mi cabello, que lo tenía abundante y me hizo un peinado de nena de pelo corto, lo que culminó con un vinchita hermosa, con florcitas, y sí, pense, soy una maricona, me encanta como me veo
.-¿Y te gusta?
.- Si abuela, me gusta mucho ser nenita.
.- Ya lo sabía yo, acordate, tenes que seguir viniendo para que por un rato seas mi nieta y seas la nena que te gusta ser.-
Después de eso, doña Margarita sirvió un té para que las dos mujeres de la casa tomáramos. Me molestaban un poco los tacos de mis zapatos, pero doña Margarita me enseñó como usarlos, y prontó pude caminar con ellos sin problemas. Mi abuela me prometió que me iba a comprar luego zapatos con mas tacos. También me dijo que me iba a enseñar las cosas que sabían las nenas. Lavar la ropa, plancharla y hasta bordar.-
Cuando culminamos nuestro té, doña Margarita, o ya mi abuelita me pidió que me masturbara. Me hizo sentar en el ya mencionado sillón y allí me dijo, bajate la bombachita y masturbarte metiéndote este consolador. En aquella época, los consoladores no eran como ahora con la exacta forma fisiológica del miembro masculino (y con el que tanto me divierto ahora). Eran unos instrumentos con forma así como de cohete, o sea con punta afinada para la penetración y que se vendían en los negocios con el nombre eufemístico de “vibradores”. La cosa es que yo no estaba en condiciones de negar nada. El instrumento estaba lubricado con la mejor lubricación para meterlo en la cola, según me dijo doña Margarita, con manteca. Lo tomé con una mano, me incliné para tener acceso a mi ano, y mientras con una mano me manoseaba la pija, fui introduciendome el aparatito. Lo notable, para mí y también para mi abuelita, fue la facilidad con la que el mismo se fue introduciéndose en mi intimidad, dándome más y más placer a cada centímetro que se me metía. La masturbación fue maravillosa, pensaba que estaba con Alfredo pero así vestida, y que el entonces me usaba como la nena que era. Al momento de eyacular, otra vez el placer fue profundo.-
Cuando pude recuperarme, mi nueva abuela me hizo limpiar lo que ella indicó el “enchastre” que había hecho. Después me mandó a lavarme la cola. Con eso terminó lo que podría decirse mi primera tarde como nena. Doña Margarita me preguntó cuando quería volver y yo le dije que si podía ser mañana mismo. Ella sonrió y me dijo, por supuesto siempre que quieras.-
A partir de ese momento fueron varias las tardes en que fui a lo de mi abuela. Ella siempre me compraba alguna cosa nueva. Bombachitas, medias de nylon que me llegaban hasta el borde de mis piernas, y que al colocármelas por primera vez me superexcité al sentir la suavidad sedosa de la media en toda mi pierna. Otros vestidos, siempre cortitos y polleritas. Esos regalos a mi me ponían realmente feliz. Tener ropita nueva me daba una gran alegría como podría suceder con cualquier chica.
Otra cosa que también me excitaba era el progreso que había experimentado con los masajes que ella siempre me hacía con su preparación vegetal. Al principio noté primero que los botones de mis tetillas, se encontraban siempre como erectos o paraditos. También que a la noche el roce de esa zona con las sábanas, me provocaban sensaciones de placer. A tal punto que mis masturbaciones frente a mi abuela ahora eran con el consolador en la cola, tocándome la pija con una mano y acariciando mis pechitos con la otra. Bueno como les contaba, luego de ver mis puntitas paradas, me di cuenta que mis tetillas habían crecido, se estaban transformando en verdaderos pezoncitos. Hasta que un día, mirándome al espejo me di cuenta que se me estaban formando las tetitas y que, como dije antes tocarme ahí me calentaba y me daba placer para masturbarme.-
Asi llegamos al día de mi cumpleaños. Cumplí doce. Ese día por cierto no me pude desprender del agobio familiar. Una familia que no me daba bolilla y que hizo el festejo solo por costumbre. Ni cuenta se dieron de mi transformación o, por ejemplo que yo, que siempre andaba en el verano con el torso desnudo y así dormía, ya no la hacía mas, usando remeras amplias, para que no se dieran cuenta de mis nuevos y hermosos órganos femeninos. Al otro día tuvimos el festejo con mi abuela. Hubo torta y todo y muchos regalos. Ropita interior, que me gustaba tanto estrenar. ¡Unas sandalias hermosas, con taco de 10 cm!. La abuela me pidió que me las pusiera y me dio las instrucciones para poder caminar con ellas sin problemas. Ah que hermoso era verse en el espejo con vestido cortito, encima de esas sandalias, que estilizaban mi cuerpo y hacían ver mi colita perfectamente parada. Los otros regalos consistieron, en un camison! Si la abuela me regaló una prenda para dormir o para estar en la cama al menos. Me lo hizo probar. Era de un tono amarillito, muy lindo, ¡y que transparentaba!. ¡Que hermosa sensación!, verme ahí frente al espejo con un camisoncito que apenas me cubria la parte púbica y muy poco de mis muslos, pero como era transparente dejaba a la vista la bombachita que tenía debado, y el resto de mi cuerpo, incluyendo, claro está, mis nuevas tetitas, y sus pezones, oscuros y agrandados. Para culminar, la abuela me regaló un traje de baño, ¡sí, una bikini!.
.- Ya que te gusta ponerte mallas de mujer, te compré estas. -me dijo.
También me las probé, era lo mas chiquito que se podía conseguir en esa época, no las de ahora, pero bastante chica. ¡Me encantaba usar una bikini!. Mi abuela me dijo que con ella podía cuando fuera a su casa salir a tomar sol, y tostarme el cuerpo como lo hacen las chicas (así evitaría la franja blanca de mis muslos que se veía cuando me ponía mis vestiditos), siempre que no haya nadie afuera en tu casa (recuerdo que mi casa estaba al aldo de la de mi abuelita postiza).
.- Ahora no hay nadie. -dije con entusiasmo.-
.-Bueno, bueno, salgamos. -dijo ella.
.- Gracias abuelita. –le respondí abrazándola como si realmente lo fuera. Esa vez, me masturbé otra vez, con un consolador en el culito, pero allí fuera, con mi bikini. Al otro día, cuando me levanté, fui corriendo al baño y me saqué la ropa. Que lindo fue ver mi cuerpito todo tostadito, salvo en la pequeña línea de la bombachita de la bikini y los dos triángulos en la zona de mis incipientes pechitos.-
Una vez, la abuela me pidió que fuera un día y en una hora determinada, porque quería presentarme a un familiar suyo. A mi me asombró el pedido porque siempre la abuela había mantenido reuniones entre nosotras, bien íntimas y yo como nena, cosa que no iba a poder ocurrir esa vez, pero, en fin, era la abuelita y estaba dispuesta a hacerle caso. En el momento indicado me hice presente en su casa. Me hizo pasar y me presentó a un familiar que no era más que un hermoso muchacho de unos 16 años. Yo lo saludé pero enseguida la abuela me dijo que antes que nada me fuera a cambiar, que ya me había dejado la ropa en la otra habitación. Yo me quedé mirándola, como diciéndolo con los ojos, pero… hay otra persona, ella también me contestó con los ojos, interpreté en su mirada, “haceme caso y anda a cambiarte”. La abuela me había preparado uno de los vestiditos más cortitos, las medias de nylon y las sandalias de taco. Todavía no había terminado de vestirme cuando mi abuelita entró. Me acomodó el pelo, poniéndome un brochecito, después hizo su maniobra de esconder mis testículos y me aplastó el pene, pegándolo.-
.- Hoy tenes que verte bien de nena, lo vas a disfrutar -me dijo como dándome un adelanto.-
Después la abuela hizo algo nuevo. Me hizo sentar y me maquilló. Poniéndome rubor en los pómulos, pintando mis párpados y mis labios. Cuando la abuela terminó, estoy convencida, nadie podría sospechar si me viera, que era varoncito. Bien, de ese modo salí al salón. Allí los tres tomamos el té. Yo me comporté como una señorita y el muchacho, que se llamaba Damián, no dejó de decirme lo bien que se me veía, lo bonita que era. En un momento la conversación se hizo animada, y yo charlaba con él, como toda una nena, y estando en eso, nos interrumpió la abuela que le dijo a Damián:
.-Margarita viene aquí porque le encanta ser nena y masturbarse como nena.-
Yo me puse totalmente colorada y, por un momento, hasta tuve ganas de salir corriendo de la vergüenza, pero, ¿adonde iría, así vestida?. Pero mi abuela siguió y fue aun más allá.-
.-Yo les voy a prestar mi dormitorio, para que vayan, así Margarita no se tiene que masturbar.-
.-¡Pero abuela! -protesté yo.-
.-Porque no Margarita, es como cuando te masturbás, nada más que te lo va a hacer el, haceme caso, anda con él, y después me decís que te pareció.-
Yo me quedé, allí sentada, sin saber que decir. Fue Damián el que habló.-
.- Margarita, me encantaría que vinieras conmigo, te prometo que te voy a tratar como la hermosa señorita que sos.-
Ya no podía mentirme a mi misma, lo deseaba, lo quería, lo había fantaseado tanto tiempo y ahora podía concretarlo.
.-Bueno, está bien.-
.- Pero antes andá a ponerte tu lindo camisoncito, el que te regalé. -me dijo la abuela.-
Así lo hice, y volví al salón con la prenda que me quedaba cortita y en la que se me vía el cuerpo. Me alegré mucho cuando escuché a Damián decir:
.- Pero que hermoso cuerpo.
E inmediatamente el se levantó y me tomó de la mano y me condujo, decididamente, al dormitorio, cerrando la puerta tras nuestro paso.
Damián se acercó a la cama y fue quitándose, una a una sus prendas, hasta quedar desnudo por completo delante mio. Su pija estaba ya muy bien parada y dura y verla me excitó y me confirmó que mi deseo era que me hiciera mujer en ese mismo momento. Se acostó en la cama y me invitó a la misma. Me acosté a su lado y sentí que me abrazaba con ternura y luego comenzaba a acariciar mi cuerpo. Recorría mis nalgas sobre la bombacha, mis muslos, mi espalda. Yo también quise acariciarlo, y así lo hice por un rato sobre todo en su pecho, que estaba ya velludito, hasta recalar en la pija, que comencé a tocarle y tocarle con gran placer. Era el momento de hacer algo mejor por él y entonces me incliné para que mi boquita quedara a la altura de su verga. Saqué mi legüita y le lamí la cabecita, disfrutando su sabor saladito. Enseguida me metí la cabeza en la boca y comenché a chupársela. Su pija caliente y dura se metía centímetro a centímetro en la boca y yo la succionaba como una posesa. Damián puso una mano en mi nuca, delicadamente acompañaba los movimientos de mi cabeza mientras yo chupaba con verdadera pasión sintiendo que eso era lo que me gustaba hacer. Por la posición en que estaba, Damián tenía la posibilidad de acariciarme todo el cuerpo ¡y lo hacía!. Recorrió mi espalda y fue bajando por la misma hasta alcanzar mi colita que, por lo corto del camisoncito que tenía, estaba descubierta, bueno, solo tapadita con mi bombachita. Sus caricias en mis nalgas fueron hermosas y sobre todo cuando sus deditos traviesos se deslizaban entre ellas, tocándome la piel que rodeaba mi agujerito de amor provocándome un cosquilleo tan bonito. Senti que de la pija de mi amante salían algunos chorritos de líquido que supe, era el preseminal, mientras que su manito se había metido ya por debajo del elástico de mi bombacha y recorría la piel de mi cola y de mi orificio. Después con suavidad me hizo erguir, haciendo que saliera de mi boca golosa su pija, y tomó el camisón y me lo sacó por la cabeza. Yo estaba arrodillada en la cama, a su lado, y cuando me dejó el torso desnudo, primero miró y después acarició mis pechos. La sensibilidad que tenía en esa zona era muy grandie y muy placentera, mi abuelita había hecho un gran trabajo. Mis pezones, ya grandecitos, bien diferenciados de una tetilla de hombre, se erectaron y allí recibí primero un beso y luego un chuponcito de mi hombre. Yo ya estaba en el séptimo cielo, deseando que ese momento no se terminara nunca. Estiré mi mano, para tomar y acariciar la pija durísima que tenía y le dije.-
.-Ayyyy, mi amor, que dura la tenés.
.-¿No te gusta así? -me preguntó el.
.- Siiii, claro que me gusta. ¡Me encanta!.
.- Entonces acostate aquí en la cama, así, para que la disfrutes adentro tuyo. -me indicó pidiéndome que me pusiera boca abajo.
Cuando lo hice, tomó mi bombachita y la deslizó por mis piernas, sacandomela. Yo instintivamente, una vez desnuda, separe mis piernas, mientras levantaba un poco mi cola tal como él me lo había pedido. Sentí como echaba en mi ano un aceite especial para la piel que mi abuelita me había dado para lubricarme (en esa época no existían los lubricantes actuales que son tan buenos y placenteros), y después de ello, pude sentir la punta de la pija apoyándose en mi agujerito.
.- Ay, mi amor, despacito por favor, es mi primera vez.
.- Quedate tranquila mi nenita, te voy a tratar como la linda mujercita que sos.
Damián comenzó a forzar mi esfinter, la lubricación surtió su efecto y ahhhhhhh, me penetró. Sentí que en ese momento me transformaba en una mujer hecha y derecha, cumpliendo la función de una mujer, que es la de ser penetrada por el macho.
.- Ahhhhh, mi amor, siiiiiii. -le dije mientras el enterraba todo su pene bien profundamente. Cuando sentí que su cuerpo se apretaba contra mi cola, es decir que me la había metido toda estalle de placer, que no podía descargar ya que tenía el pene pegado y sin poder erectarse. No me importaba, mi placer era el cúmulo de sensaciones que en mis terminales nerviosas provocaba la pija de Damián bien metida adentro y luego a traves de su movimiento de mete y saca, que yo acompañé moviendome a su compás.
.- Ahhh, si nena, asi, movente asi, que nena putita sos. -me dijo él. .- Si mi amor, te parezco putita porque me gusta mucho lo que me estas haciendo, ayyy, que lindo, siii, siii, asii, asiii quiero que me cojas así, papi, cogeme toda, ayyy mi amor, asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.-
Y comencé a gemir incontrolablemente, mientras que él sacaba un poco su verga y luego me la metía con fuerza toda bien adentro. El placer se acrecentaba con cada profunda penetrada que me hacía y aun con el pene pegado sentí una explosión de placer inmenso, un verdadero orgasmo femenino, aunque en mi caso acompañado con la leche que salió de mi pene aunque el mismo no se hubiera podido parar. Involuntariamente mi orgasmo me hizo contraer mis esfinteres, agregando un placer más a mi amante que entonces sí, con un salvaje suspiro de placer enterró toda su pija en mi culito y me hizo sentir en las entrañas su descarga cálida de una inmensa cantidad de su preciosa leche. Ahora sí que era toda una mujer, no solo me habían penetrado, sino que un hombre había dejado toda su simiente dentro mio. Damián se desplomó sobre mi cuerpo. Yo me quedé quietecita, aplastada por el peso del cuerpo de mi macho, hasta que su pija se puso flacidita y salió solita de mi trasero. Sentí que parte de su líquido también salió, provocándome una inmensa sensación de felicidad sentir la leche de mi hombre corriendo por mi cola.-
Damián quedó recostado boca arriba a mi lado. A mi me dio ternura y quisé quedar a su lado, acostada, apoyando mi cabeza en su pecho. El me rodeó con sus brazos y me apretó contra él. Que linda sensación de estar así abrazada por el hombre con el que había tenido sexo, aquel que había hecho mujercita.-
Después de un ratito de disfrutar esa momento de ternura me levanté para ir al baño y para lavarme como una nena limpita. Y claro para salir me vestí. Cuando lo hice me cruce con la abuelita quien me miró con ojos de interrogación. Yo me acerqué y la abracé:
.- Gracias, gracias abuelita por haberme transformado en nenita. -le dije y le di un beso en la mejilla, recibiendo de su parte una casta y tierna caricia.-
Yo me cambié poniéndome el vestido, las medias, los zapatos, en fin todo. Mi abuela me arregló el maquillaje y después me mando a lavar la ropa interior que había usado del modo en que ella me había enseñado, para lavar la ropa delicada.
Estábamos sentadas en la sala cuando apareció Damián. Me debe haber visto con cara de vergüenza por lo que le había dicho a mi abuela, y fue esta la que hizo de interlocutora.
.- Damián -le dijo- aquí Margarita me preguntó si no quisieras que ella se quede esta noche a dormir con vos.
.- Me gustaría mucho. -respondió el.
Recién entonces me atreví a mirarlo a la cara y le sonreí feliz. Me cambié para ir a casa a avisar que iba a pasar la noche en la casa de un amigo, y rápidamente volví a lo de mi abuela. Allí ella me esperaba con una ropa un poco más arreglada de la que usaba, a mi me extrañó, entonces fue que ella me dijo que me cambiara que íbamos a ir a comprar algunas cosas para estar presentable para Damián a la noche.-
.- Pero, yo no puedo salir a la calle vestida de mujer. -le dije.
.- No tengas miedo, nadie te va a reconocer, te lo prometo. ¿No te gustaría dar un paseo como a vos te gusta, como nena?.
La idea me hizo dar cosquillas en el vientre y accedí. Al salir de la casa de mi abuelita estaba muy nerviosa, sobre todo porque tenía que pasar por delante de mi propia casa. Por allí nadie me vio, más adelante me crucé con varios vecinos que no pusieron cara de sorpresa ni nada, es decir que no me reconocieron. Cuando llegamos a la parada del colectivo sí hubo alguien que me miró y mucho, pero no pareció que era por saber quien yo era en realidad, sino para admirarme y seguramente tratar de incomodarme como mujer, era, nada más ni nada menos que Alfredo, aquel chico que, inclusive antes de mi transformación, yo ya miraba con ojos de lujuria.-
Además de ser mi primera salida como nena, fue muy productiva ya que la abuela se sentía ese día muy generosa. Caminar por la calle como nena ya por sí era una situación que me encantaba, pero, además, recibí de la abuelita un montón de regalos. Fuimos juntas a una lencería y allí me compró un camisón muy, pero muy cortito negro de una tela muy tenue y una bombacha roja: “Para usar esta noche” me dijo al oído. También me compró varias otras prendas. Y en una casa de bijouterie, adquirió un par hermoso de aros de broche (yo no tenía orificio en la oreja y en esa época que un varón los tuviera era impensable).-
A la noche, ayude a mi abuelita a preparar la cena. Yo me vestí con una blusita de breteles y una poyerita tableada, y, por supuesto maquillada por la abuela y estrenando mis aros. Comimos los tres juntos y Damián hizo un montón de comentarios divertidos que nos hacía reir con ganas a las dos. Cuando terminamos, yo le ofrecí a mi abuela recoger las cosas sucias para dejarlas en la cocina, mientras ella anunció que ya era tarde y que se iba a acostar, así lo hizo deseándonos las buenas noches. Yo recogí platos y cubiertos y los llevé a la cocina, los dejé en la pileta y abrí la canilla para que se le fuera la primera suciedad, a la mañana siguiente me encargaría de lavarlos. Estaba en esa tarea cuando sentí que desde atrás Damián me rodeó la cintura con sus brazos y me aplicó un besito en el cuello:
.- Que linda que estás esta noche.-
.- Ay, gracias mi amor. -le contesté yo, sintiendo como mis aros se movian cerca de sus labios, un detalle que, otra vez, me hacía sentir bien mujer. Cuando terminé mi pequeña labor, siempre con el cuerpo de mi hombre pegado, me seque las manos y me dí vuelta. Quedamos enfrentados, muy cerca, él sosteniéndome de la cintura, yo puse mis brazos alrededor de su cuello, y entonces, por primera vez, el me besó en la boca. Yo me dejé llevar por el beso, me sentía maravillosa con ese gesto. El me obligó a abrir mi boca, sin despegarse, y me hizo sentir la lengua, mientras sus manos me agarraban de las nalgas. Así estuvimos un rato, besándonos apasionadamente como lo que héramos, dos amantes, hasta que él dijo:
.-Vamos a acostarnos.
Yo le sonreí y le dije:
.- Andá mi amor que yo paso por el bañito y después voy.-
En el cuarto de baño había dejado yo la ropita que iba a usar en la noche, el camisoncito negro y la bombacha roja. Me limpie bien y fui al dormitorio. Cuando entré él estaba recostado en la cama totalmente desnudo.-
.- Guauuu, que bien estás -me dijo él.
Yo sonreí pudorosa, y le dije:
.- Y que lindo sos vos cuando estas así, todo desnudito.-
Me acerqué a la cama, por el costado en el que el estaba, el se incorporó sentándose en el borde y yo me agache para que pudieramos besarnos nuevamente en la boca. Luego de un largo beso, que el acompaño con caricias en mis tetitas por encima del camisón y yo con caricias también, pero en la pija que se fue endureciendo en mi mano, yo me puse de rodillas entre sus piernas, y con la mano moví su instrumento hacia mi boca. Se la chupé con el mayor entusiasmo y en esa oportunidad, por primera vez en mi vida, sentí un hombre eyaculando en ella, echando chorros y chorros de salado semen que me esforcé por tragarme como ofrenda de sumisión a mi macho.-
.- Ahhh, nena que placer me das. -me dijó mi amante.-
Yo salí de la habitación y fui al baño a enjuagarme la boca y rápidamente volvi para acostarme con mi hombre. En la cama comenzamos a besarnos y en poco tiempo la tuvo de nueva parada. Nos acariciamos, nos besamos y después me dejo toda desnuda. Me cogio con terrible entusiasmo dos veces. La primera me dijo que me pusiera de perrita, fue muy lindo asi, y la segunda como la primera vez, con él encima mio haciendome sentir su peso de hombre.-
Una vez que se calmó, otra vez me abrazó y me apretó a su cuerpo, acariciándome dulcemente, sobre todo en mis pechos, y dándonos besitos a menudo. Me tuve que levantar para ir al baño. Me puse la ropa de noche y fuí a hacer pis sentadita, como siempre lo hacía ahora. Me lavé la cola. Y volví para acostarme. Cuando el me sintió me hizo un lugarcito a su lado, yo me pegué a su cuerpo dejándome abrazar por mi chico y así me dormí en sus brazos, con nuestros cuerpos bien pegados.-
Me desperté a la mañana siguiente antes que mi chico. Me deshice suavemente de su abrazo y me levanté para prepararle con mis propias manos el desayuno, tanto para él como para la abuela que enseguida también se hubo levantado. Damián y yo nos quedamos en la sala tomando el desayuno, pero la abuela prefirió hacerlo en el parque trasero, al aire libre. Al terminar de desayunar, me asomé y le dije a la abuelita:
.- Abuela voy a agarrar dos toallas porque nos vamos a bañar.-
.- Bueno, esta bien –dijo ella.-
Y así fuimos los dos juntitos al baño. Abrimos la ducha y nos desnudamos por completo. Yo estaba feliz, contenta de ser la mujer de ese chico, y de poder tener esa intimidad con él, de conocer todo su cuerpo desnudo. Bromeabamos y nos reíamos mientras estabamos en la ducha, como dos novios. El me pidio en un momento que le enjabonara la espalda, prometiéndo que después me iba a hacer lo mismo. Yo lo enjaboné y después me coloqué para que el hiciera lo propio. El enjabonó toda mi espalda, pero después siguió para abajo y me pasó jabon por la cola:
.- Dijiste la espalda –le dije yo pícara, pero disfruntando de su caricia en la piel suave de mis nalgas y la parte de adentro.-
.- Pero también te tenés que lavar bien la colita –me contestó él, y nos empezamos a reir sin sentido.
La caricia después se extendió para adelante sobre mi vientre y después sobre los pechitos y eso hizo que yo retrocediera y me pegara a su cuerpo, sintiendo enseguida su rotunda virilidad.-
.- Ay, nena, hiciste que se me parara de nuevo.-
A mi esa confesión no me producía más que placer, que mejor para una chica que hacer que su amante se excitara de esa forma, de todas formas le contesté chicaneándolo:
.- Pero papi!, a vos se te para a cada rato –y después, riendo me di vuelta, le pase los brazos alrededor del cuello y lo besé con toda pasión. Cuando terminamos ese largo beso, sintiendo yo en mi vientre la dureza de su verga, lo mire lascivamente a los ojos y lentamente me arrodillé ante él. Le apliqué una mamada amorosa y sexy con la decisión de llevarlo al final. Pasaron varios minutos en que escuche sus suspiros de placer hasta que sentí el glande vibrando dentro de mi boca y enseguida su eyaculación, brindando a su hembra la oferta de leche masculina, que yo recibí agradecida y bebí como si fuera su puta personal.-
Habiendolo dejado satisfecho, terminamos nuestro baño y salimos del mismo enfundados en las toallas, el la llevaba anudada a la cintura, como un hombre, pero yo como mujercita que era, me la coloqué desde arriba, tapando recadamente mis senos, aunque, eso provocaba que por abajo poquito tapara ya que la toalla no era muy grande.-
Cuando salimos, la abuela me llamó desde el parque. Yo me asomé, así envuelta en la toalla:
.- ¿Que pasa abuelita?
.- Pónganse las mallas y vengan a tomar sol que el día está precioso.-
Fuimos a la habitación, yo con mi prenda en la mano. El se puso una clásica bermuda masculina, yo, por supuesto me coloqué el bikini que la abuela me había regalado, y por cierto que recibiendo otro regalo que fueron los comentarios amorosos de mi hombre. Salimos y nos pusimos en la misma reposera, yo encima de él. Alli bromeamos, jugamos y nos besábamos a cada rato. A la tarde, a la hora de la siesta Damián me la dio de nuevo, y esa noche también la pasamos juntos y mi incansable macho me cogió tres veces entusiasmada cuando yo le decía lo bien que cogía y que quería que me cogiera toda toda la noche y me llenara toda la cola con su leche.-
Lamentablemente todo lo bueno termina. El día siguiente era el de la despedida. Lo acompañamos, yo como chica, a la parada del autobus. Allí nos despedimos con un largo beso, y lloré cuando lo vi por la ventanilla moviendo el brazo en señal de adios.-
Volvimos a la casa con la abuela. Yo estaba muy triste y ella me consoló, diciéndome que de todas formas estos días habían servido para que me diera cuenta que yo era una verdadera mujer y que tenía que continuar mi vida como tal. Yo acepté ese consejo y le pregunté que le parecía si intentaba conquistar a Alfredo, a lo cual ella me contestó entusiasmada que eso era lo que quería decir con que continuara mi vida.-
Vestida de nena frecuenté los lugares donde podría estar Alfredo, hasta que logré que me hablara y un día me invitara a tomar un refresco. En el bar el me dijo que yo le gustaba y que le hacía acordar a alquien pero que no se daba cuenta quien. Yo me sinceré, le dije quien era en realidad, pero que había descubierto que quería ser mujer. Que mi abuela me había puesto Margarita como ella, y que realmente él me gustaba mucho. Fuimos novios por tres años.-
Hasta aquí mi relato, espero que les haya gustado y también excitado un poco. Me encantaria mensajear con algún otro hombre que tenga estas fantasías, mi mail monica.ramires@ymail.com.-
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