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El diablo en casa

Hola a todos y a todas.   Soy Ricardo, y a continuación quiero contarles lo sucedido en mi casa.   Tengo cinco años de casado con Sonia, ella en ese entonces estaba embarazada de nuestro primer hijo.  Nuestro matrimonio era casi perfecto, nos casamos de forma planificada.  Pero hace 10 meses, mi esposa recibió en casa a Roberta, hija de su hermana mayor, una bella chica de 20 años recien cumplidos, cabello bien castaño, piel rosada, unas tetas bellas e impresionantes por su forma, no es gorda ni delgada, sino llenita, lindos muslos, gran trasero y una carita que parecía que no mataba una mosca.   En mi caso, tengo 31 años, siempre me ha gustado ir al gimnasio de pesas, por lo tanto no tengo mal distribuido mi cuerpo, me encanta el sexo, soy de 1.80 de estatura.   Hay un dicho en este país que dice, Las unicas faldas en la casa deben de ser de la esposa, lo que da a entender que dentro de la casa de una pareja no es bueno que haya más mujeres que la esposa.   Lo cierto es que, Roberta llegó por dos situaciones, la familia de mi esposa pensó que Roberta podía ayudar a mi esposa, en los meses criticos el embarazo, en los quehaceres de la casa y  por otro lado, podía seguir estudiando.  Lo cierto es que ella se instaló en la casa, en la habitación de huéspedes que tenemos.  Roberta desde el principio mostró una personalidad muy liberal en el aspecto sexual, demasiado liberal pienso yo.  Casi siempre se le encontraba con ropita muy sexy, minis, vestidos cortos, zapatos altos, escotes muy abiertos, en fin, parecía que sus hormonas andaban a mil.  Desde el principio hubo una cierta atracción física entre ambos, siempre me regalaba esa linda sonrisa inocente, que llevaba cargada una serie de intenciones.   En la habitación que usabamos como lavanderìa pude observar varias veces los hilitos dentales y tanguitas que ella frecuentaba, eran minusculas y muchas de ellas transparentes también.  Me calentaba solo pensar en verselos puestos, ya que como dije era muy atractiva, tenía un lindo par de nalgas y sus senos eran una joya arquitectónica.   En su tercer mes de gestación, mi esposa tuvo serios problemas de aborto, asi que le recomendaron descanso casi absoluto, dejó de trabajar para reposar, pero el descanso incluia abstinencia sexual, lo cual a mis 31 años, cuando los hombres andamos buscando relaciones sexuales a cada momento, fue un golpe tremendo.  Asi llegó el día que inicia este relato.   Ese día llegó el ginecólogo a la casa, y le administró una inyección a mi esposa, la cual la hizo caer en un sueño profundo.  Ya en la noche, sin sueño fui a ver alguna película a la sala, yo tengo televisor en mi dormitorio, pero no quise hacerle ruido a mi esposa.  Eran las 11:30 de la noche y crei que Roberta se había dormido ya, pero estaba lejos de pensar que ella aparecería.   –Puedo ver contigo la televisión?-  me dijo por detrás de sofa donde yo estaba casi acostado.   –Claro, pasa!- dije y volteé la cara, dios mio!!, Roberta llevaba puesto casi un baby doll, estilo bluson,  era casi transparente, sus tetas se veían imponentes, se podía ver el aro grande de sus pezones, el bluson llegaba al final de sus nalgas y  abajo se podía ver que llevaba uno de sus hilos dentales.   Rapidamente tuve una erección, y solo tenía puesta una camiseta y mis boxer.  Ella se sentó cerca de mi, tenía puesto un pefume delicioso.  Ella empezó una conversación preguntando acerca de su tía (mi esposa), yo le contestaba, pero no dejaba de ver sus senos y sus lindos muslos torneados, sus pies colorados y sus ojos verde obscuro.  Roberta sabía que me tenía nervioso, cruzaba y descruzaba sus piernas a cada instante y mi erección se mostraba cada vez más.   De pronto hay un silencio entre ambos, al cabo de un minuto Roberta se voltea y me dice: -Ricardo, quiero que sepas que puedes contar conmigo en todo, ahora que mi tía esta malita- -Gracias Roberta, te lo agradezco!-   La mano de Roberta llegó a mi muslo, al tiempo que ella volteaba su cara de nuevo hacia mi,  -puedes contar conmigo para todo!-  sus delgados dedos acariciaban mi muslo izquierdo, diciendo eso y me hace una sonrisa picara, yo para ese momento estoy electrizado y atraido por ella,  ambos nos buscamos la boca y nos damos un suculento beso de lenguita, yo la tomó y la abrazo sin separar nuestras bocas, su lengua parece querer explorar todo mi aparato bucal, yo le atrapo su lengua con mis labios y la succiono.  La mano que tenía en mi muslo se ha deslizado hacia mi bulto sobre el boxer.  Ella lo toma  y lo masajéa con deseo, en ese momento usando ambas manos le he bajado los tirantes de su bluson y sus tetas han quedado libres, rapidamente las busco con mis labios y la chupo por toda su circunferencia y luego llego a sus pezones, los  cuales estoy lamiendo por turnos, aprieto sus pezones con mis dientes  y labios, Roberta gime y dice mi nombre un par de veces.   Roberta incrusta su mano dentro de mi boxer y ahora masajea mi verga a mano limpia.  Yo sigo mamando sus divinas tetas, con varios chupones intensos por todos lados.   -Por qué no vamos a mi habitación?- me dice Roberta.  –Alli estaremos más comodos!- insiste. Nos vamos de la mano, ella cierra la puerta y se pone de pie a la orilla de la cama, luego deja caer su bluson al piso, queda solo en su hilito dental, su cuerpo delicioso, es llenito, lindas piernas y divino busto y siempre su sonrisa tierna.  Luego frente a mi se quita su hilito y queda en cueros, yo también frente a ella me quitó primero la camiseta y por último mi boxer, tengo una descomunal erección, mis siete pulgadas de carne apuntaban hacia el techo. Me avalancé sobre ella y la tome entre mis brazos para abrazarla, la acoste en la cama y la excitación me ganó, solo pensaba en hacerla mia, en penetrarla, asi que le abrí las piernas y me subí encima, mi verga dura abrió de par en par sus labios vaginales y  le asesté mi verga en su vagina.  Roberta gimió cuando sintió entrar mi falo duro en su intimidad, busqué sus tetas para mamarlas. Mientras comenzaba a moverme dentro de su rajita mojada, me comía sus tetas.    Entramos rapidamente a un vaiven frenético tanto ella como yo, ella se abrazaba  fuerte a mi pidiendome más penetración, y yo me movía pegado a ella sin soltar sus tetas de mi boca.  Los dos gemimos, la cama se movía del suelo y rechinaba, se podía sentir toda la pasión de nuestros cuerpos,  además podía sentir que toda mi virilidad estaba dentro del cuerpo de Roberta.   Follamos como locos, como desesperados, de pronto, ambos llegamos al climax, emitimos un gran quejido, los dos llegamos al orgasmo en forma acompasada, ni siquiera había preguntado a Roberta si se controlaba, toda mi esperma se sumergió dentro de su vagina, tambien pude sentir sus espamos mientras ella  terminaba.  Después de varias convulsiones, nos quedamos quietos.   Alli estabamos abrazados, nuestras lenguas jugando entre ellas.  Mi verga perdió su rigidez dentro de su rajita.  Finalmente, fue ella quien se separó, me dijo que iba a ir al baño, seguramente a limpiarse mi venida dentro de su cuquita.   Mientras estaba dentro, yo pensaba en lo sucedido, como había sido infiel en mi propia casa a escasos metros de mi esposa embarazada.  Era abominable.  A los cinco minutos estaba de regreso Roberta, su lindo cuerpo desnudo era una bello espectáculo.  Ahora yo entré al baño a hacer pis, luego enjuagué mi verga para eliminar semen y liquidos vaginales de Roberta.  Cuando regresé a la cama, allí estaba Roberta con una sonrisa, me dijo que me acostara.   Me acosté boca arriba y ella hizo un giro para colocarse sobre mi, me puso su rajita en la cara y mi verga en su boca, era una perfecta 69,  ella comenzó a lamerme mi flácida verga, luego lamió mis cojones, que rico lo hacía, mi esposa no le gustaba chuparme las bolas porque decía que tenía mucho vello, pero a Roberta no le importaba, lo hacía con mucha experiencia, después se metió el tronco de mi verga entre sus labios y lo succionaba.  Por mi parte, inicié lamiendo lo largo de su rajita, metiendo mi lengua entre sus labios vaginales, subiendo a su clítoris, a quien le daba pequeños circulos y luego bajaba a la entrada de su vagina,  Roberta mojaba de liquidos agridulces su panochita.   Mi verga iba creciendo en la boca de Roberta, casi podía sentir la sangre que llenaba las cavernas de mi falo, poniéndolo duro.   Ahora ella metía y sacaba mi verga de su boca, lo cual me encantaba.  De su rajita, me fui a lamerle la circunferencia de su culo, era rosadito y arrugadito, Roberta gimió y movió su culito en señal de aceptación.   Utilizando una de mis manos traté de introducir mi dedo meñique entre su ano,  lo lamí varias veces para lubricarlo, solo asi pude introducirlo hasta la mitad, al tiempo que le tomé su clítoris entre mis labios y lo lamí.  Roberta empezó como a convulsionar, era obvio que estaba por venirse de nuevo.  –Ayyy asi, asi, asi, no pares!!- me decía Roberta, de pronto siento de nuevo su nectar agridulce llenar su rica panochita.  Como venganza por haberla hecho venirse, Roberta metió su lengua entre mis nalgas y lamió mi ojo del culo, que experiencia tan formidable, nunca me lo habían hecho, eso terminó de erectar mi verga.   Rapidamente la quite del 69 y la dejé en cuatro sobre la cama, me puse atrás, su trasero era increíblemente redondito, tenía toda depilada su rajita, parecía una panochita de muchachita.  Tome mi verga con la mano, y la introduje en su rajita, la alta  lubricación que tenía, permtió una penetración rápida y total, la ensarté hasta que mis bolas chocaron contra sus nalgas.  Luego la empecé a culear sujetándome de sus caderas.   Sacaba mi verga de su panocha y la metía con tanta fuerza que al hacerlo causaba el ruido característica de dos carnes golpeándose.  –Ayy que rico me coges Ricardo!-  me decía,  -Que rica estas Roberta, que rica tu panocha!- le respondía entre otras.  Los volvimos a enredarnos entre gemidos y quejidos de placer.   Mientras le bombeaba mi verga, tenía toda la panoramica de su ano entre sus rosadas nalgas, con los dedos inicié a tocarselo, con las yemas de los dedos abri su culito y deslicé mi dedo medio entre su recto, Roberta se quejó, pero movió su culo como motivando a que siguiera explorandole su orificio.   Empujé la mitad de mi dedo dentro de hoyito,  luego me puse a pajearselo en su interior, ella gemía y gemía, pronto la totalidad de mi dedo entro en su culito, hasta los nudillos.  La seguí pajeando, al mismo ritmo que le cogía la rajita con mi verga.  Cuando vi dilatado su orto, saqué mi verga de su panochita y se la puse en el culito, empujé y ésta entró con dificultad en su recto, un grito ahogado por la almohada emtió Roberta.  La tenía ensartada hasta la mitad de mi falo duro, luego la inicié a pistonear, entraba y salía lentamente por la estrechez de su orificio, poco a poco la velocidad fue aumentando, mi verga se enterró completa al cabo de varios minutos.  Es delicioso el sexo anal!!, mi esposa me había limitado mucho en estos últimos años diciendo que no le agradaba, que era sucio.  Pero la verdad es que, en ese momento estaba loco por el culito de Roberta.   Poco a poco el bombeo fue haciendose más intenso en su culo, ahora la tomaba de sus hombros para metersela hasta el fondo.   Por lo apretadito de su recto, me estaba llevando al climax, asi que reduje la velocidad y luego, por turnos la comencé a penetrar por el culo y por la rajita,  la cogía un rato en cada hoyito, nunca había hecho tal cosa.  Roberta gemía y se estaba chorreando literalmente.  Después de buenos minutos cogiendola por ambos orificios, la puse solo en su recto y  me vine, tremendos chorros de esperma inundaron su cavidad anal,  un hilito de leche salío por su culito y luego tomó rumbo de sus muslos internos.  Saqué mi verga y  me dejé caer en la cama.  Ella me siguió.  Luego entablamos una pequeña conversación, primero alardeando el uno al otro en cuanto a su fisico y  su forma de hacer el amor, luego Roberta, después de un delicioso beso de lenguita, me dijo que ella podía satisfacerme sexualmente mientras su tía se recuperaba y diera a luz.  Eso me causó impresión, la honestidad y la forma directa de hablar de ella, sin tapujos.   A partir de ese día, iniciamos una aventura amorosa con Roberta, hemos cogido los primeros días como si se fuera a terminar el mundo, aprovechamos cualquier espacio de tiempo y espacio, para comernos nuestros sexos y follar, ella es excelente en la cama.  Pero debo decir que es atrevida, por ejemplo:  una noche me fue a dar una rica mamada de verga en mi propia cama, estando yo durmiendo y a la par estaba mi esposa dormida, era tipo la una de la mañana, me hizo terminar en su boca,  tuve que aguantarme los gemidos y todo ese erotismo, eso fue increíble.  Tambièn hemos hecho el amor, yo conduciendo el vehiculo y ella montada sobre mi con su espalda pegada al timón.   También le gusta la dominación, nos hemos amarrado uno al otro en la cama y hemos dejado caer cera caliente de candela en el cuerpo, luego hemos fornicado como salvajes.  La sexualidad es ahora otro concepto, que yo no conocía.  Cada mes me parece que es más bella y voluptuosa.     Yo se que ella me tiene dominado en el aspecto sexual.  Ahora luego de cinco meses de este jueguito, me ha propuesto que quiere que dentro de seis meses le ponga su propio apartamento y además quiere tener un hijo mio, ya que quiere realizarse siendo madre. Y no creo que pueda negarme.    Creo que el diablo entro en casa..   FOTOS

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