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Viaje hacia el Sur

Bueno, primero que nada quiero presentarme, me llamo Betty y tengo 25 años, sin ser una belleza me encuentro atractiva, soy de tez morena clara, pelo castaño oscuro y ojos café. Mido 1.60 y mis medidas son interesantes, aunque mi trasero es el que mas atrae a los hombres (demasiado grande para mi gusto 80 - 65-100).
Todo lo que me ocurrió sucedió como a continuación les relato...
Después de una agotadora semana de trabajo, me dispuse a irme a mi departamento - en el cual vivo sola- y comencé a programar un fin de semana atractivo. Eran alrededor de las 6 de la tarde y ya me había duchado y puesto un pantalón de buzo y un polerón amplio para estar más relajada, la verdad es que se veía súper aburrido el fin de semana y más aún que era viernes y no volvería a la oficina hasta el miércoles, debido a que ésta la estarían pintando y alfombrando, por lo cual permanecería cerrada. Estaba tratando de programar cosas para no aburrirme pero nada resultaba, hasta que se me ocurrió darme un viaje a Castro (Sur de Chile) y ver a unos amigos que tenía en esa ciudad. Saque mis cuentas y me decidí a partir esa misma noche, total en junio no son caros los pasajes y no hay problemas de asientos en los buses.
Fue así como preparé un bolso y me dispuse a ir al terminal para viajar. Al llegar a este encontré una súper oferta de buses-cama que estaban realmente baratos y que saldría alrededor de las 22:00 Hrs. Así que me fui como Reina en un asiento individual con trago incluido.
A las 22:00 h en punto, el bus sale del terminal, dejando atrás al contaminado Santiago. Ya habíamos salido de la ciudad por la carretera cuando apareció el auxiliar que controlaba los pasajes y me ofreció algo para beber, yo sin pensarlo pedí un trago para poder dormir mejor. Mientras me traían mi pedido fui al baño, para poder hacer mis necesidades y disponerme a dormir. Grande fue mi sorpresa al ver que en el bus solo iban cuatro pasajeros más unos hombres de unos 45 años aproximadamente y que conversaban animadamente - bueno no es tiempo para que los buses se repleten.
Cuando pasé por el pasillo uno de los hombres me dijo:
Tan solita que va mi lindura y con tanto frío que hace. Y los demás tipos se pusieron a reír.
Yo no le di importancia y me fui a mi asiento que estaba al principio del bus y ya estaba mi trago en el posavasos, me lo tomé lentamente y luego me cubrí con la frazada, me saqué los zapatos y me desabroché el cinturón y el botón del pantalón para dormir mas suelta.
Comencé a pensar en mi llegada a Castro y lo que haría con mis amigos y entré en un letargo he inconscientemente me empecé a acariciar mi sexo (cosa que hacía normalmente antes de dormir, sin que necesariamente me masturbara - era una mala costumbre de niña-).
En eso estaba cuando se apagaron las luces del bus y yo me empecé a calentar y no dudé en masturbarme con el movimiento monótono del viaje, me bajé el cierre para poder poner mis dedos más profundamente en mi vagina y acariciar mi clítoris que ya se hinchaba y se me humedecida toda mi rajita mientras yo resistía el hacer ruido. Yo continuaba masturbándome mientras con la otra mano me tocaba los pezones por debajo del polerón, iba sin nada pues el sostén me lo había quitado cuando fui al baño.
En eso siento unas risas y veo a los cuatro hombres que me miran y se acarician sus bultos por encima de los pantalones. Mi primera reacción fue gritar y llamar al auxiliar del bus, pero uno de ellos me dijo:
Mira lindura, al joven del bus ya le dimos una suculenta propina para que no venga hacia acá y nos trajo una botella de whisky. Ahora si tu quieres hacer escándalo, no tendremos ningún inconveniente en bajarte en el próximo retén de carabineros y denunciarte por atentar contra las buenas costumbres ¿qué te parece?
Yo me sonrojé y dije que me dejarán sola, pero dijeron que lo pasáramos bien todos y así hacer más corto el viaje. Me dieron unos billetes y replicaron:
No te ofendas, pero no te queremos violar, queremos tener la conciencia tranquila de haber contratado una putita y no ser violadores ( y se rieron) además quieras o no el dinero igual te vamos a dar ja ja ja .
Yo me puse a llorar y uno de ellos que tenia un aspecto grotesco gordo y medio pelado me empezó a masajear los pechos mientras los otros servían whisky en unos vasos mientras se iban quedando sólo en calzoncillos. Todo estaba arreglado con el chofer y el auxiliar del bus, puesto que la calefacción esta al 100% y estaba súper caluroso.
Fue así como el gordo me dijo:
Mira amiga sácate la ropa sensualmente y nosotros te miramos mientras tomamos unos tragos ¿qué te parece?
Bueno, la verdad es que no quería hacerlo, pero uno de los hombres me tomó por la espalda y me empezó restregar su sexo un mi culito con mucha fuerza y violencia y me dijo en el oído:
Si quieres podemos hacerlo violentamente o si prefieres puedes gozar junto a nosotros. - y comenzó a bajarme los pantalones y luego mi calzón que era súper chiquitito.
Estaba angustiada por la situación mientras veía a los hombres como les crecían sus bultos asombrosamente, comencé a sacarme la ropa según me lo habían pedido, hasta quedar completamente desnuda. Después me ordenaron que me masturbara mientras en el televisor se empezaba a ver un video pornográfico en donde estaba una mujer masturbándose y se colocaba unas zanahorias en la vagina y una en el ano.
Sorpresa - me dijo el gordo y me dio un par de ese vegetal - quiero que te los coloques tal cual como en la película y que solo te quede las ramas verdes.
Yo protesté y en eso el que parecía ser el mas joven me dio un correazo en el culo tan fuerte que me hizo saltar las lagrimas y me dijo que no le gustaba el sado, pero que si yo lo prefería no tendría ningún problema en practicarlo. Después otro de los hombres se me acercó y me dijo que me ayudaría un poco, tenía guardado unos sobres de aceite y me lo untó en la entrada de ano, y yo sentía como ese líquido me invadía mi virgen culito.
La verdad es que me costó mucho ponerme las zanahorias en mi ano, pero en la vagina no. Una vez que lo logré me hicieron bailar y debí ir chupando cada uno de los penes de los hombres. La idea era que uno se para en el pasillo y yo me inclinaba para chupárselo sin flectar la piernas, las cuales me obligaron a tener lo mas separadas posible, mientras otro por atrás me sujetaba las zanahorias para que no se me salieran. Le chupé al gordo primero pero antes de correrse, me dejó caer su semen caliente en mis tetas. Luego me sacaron las zanahorias y dos que estaban mirando se cambiaron de posiciones y uno me hizo chuparle su pene mientras el otro me ensartaba un inmenso falo en mi culo que ya estaba dilatado a no poder por ese vegetal que tuve incrustado, se ponían de acuerdo para embestirme los dos al mismo tiempo. A mi me temblaban las piernas y casi me ahogaba con ese pene en mi boca y sentía que el culo se me partiría en dos mientras el ardor me hacía correr las lagrimas y yo no podía protestar, mientras los otros me sobaban los pezones que me los retorcían sin parar. Estaban duros como porotos. En eso al mismo tiempo acabaron los dos y me llenaron mi garganta y mis intestinos de semen.
Sólo quedaba uno, y me tendió en uno de los asientos que eran bastante amplios, casi me desmaye cuando vi tamaño pene, quizás no tan largo, pero nunca había visto uno tan ancho, el dolor que me causó cuando me lo empezó a introducir, me hizo dar un grito que se debe haber escuchado en todo Chile, comenzó el bombeo hasta llenarme de semen.
Yo estaba hecha un asco, y el gordo que comandaba este grupo de cabrones me empezó a besar mi cuerpo mientras los otros se restregaban en mi cuerpo hasta que acabaron nuevamente y me dejaron llena de semen. Yo intenté llorar, pero me empezaron a dar licor y a hacerme cariño.
De ahí no me acuerdo más...
El sol de la mañana cerca de Puerto Montt me despertó alrededor de las 12:00 h. Me desperté asustada, con un dolor de cabeza que me moría, aparte del dolor de mi sexo y ano que me ardía como quemaduras. Pero misteriosamente estaba muy limpia tal cual como comencé mi viaje desde Santiago, tenía miedo de ir al baño, pero lo necesitaba. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que en el bus solo había dos mujeres de edad mediana y al ver al auxiliar del bus no era el mismo, pero sí era el bus desde donde salí de Santiago. No sabía si había sido un sueño o qué, pero era extraño lo que me dolían mis partes intimas.
Después de almuerzo llegué a mi destino y no sabía si contarle a mis amigos lo ocurrido, decidí callar y me dispuse para irme a dar una ducha. Cuando estaba buscando mi bolsito donde tenia mi ropa interior, no encontré mis calzones, ni sostenes, solo encontré una zanahoria y un sobre en el cual había $200.000 y una nota que decía:
Nos llevamos tu ropita como trofeo, te dejamos algo de plata para que te compres nueva y para que regreses en avión. Los buses son peligrosos para chicas lindas como tu. Un besito en tu rajita. Con amor ¡Tus cuatro amores!


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