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Un Dia de Hotel

 Nos habíamos quedado dormidos mientras disfrutábamos de nuestro calor. Yo había estado un rato mas despierto escuchando su respiración y sintiendo como el sudor que nos envolvía se iba poco a poco templando.

Al rato de estar dormido me desperté, ella seguía dormida con una sonrisa de satisfacción en sus labios. Intenté volver a dormirme, pero como no pude decidí darme una ducha. El agua estaba haciendo milagros conmigo, poco a poco notaba como iba recuperando fuerzas. Cuando salí del baño la vi tumbada, completamente desnuda, y con las piernas ligeramente abiertas. Bordeé la cama hasta situarme en los pies de la cama, y me quede ensimismado mirando su entrepierna, esa entrepierna que tanto placer me había dado. Nunca había tenido la ocasión de poder mirar a una mujer de esa manera, con el tiempo suficiente como para aprenderme cada brillo de sus labios vaginales. No sé cuanto tiempo estuve disfrutando de la visión de su cuerpo desnudo. Pero mi verga se iba levantando ante la visión de esos muslos.

Me acerqué a ellos y la separé un poco más las piernas intentando no despertarla. Acerqué mi cara y absorbí los aromas que emanaban de su sexo, muy despacio empece a acercar mi lengua. En el momento que esta la tocó soltó un leve suspiro. Pasé mi lengua por toda la longitud de su raja mientras esta se iba abriendo poco a poco gracias a las caricias de mi lengua. Separe un poco sus labios y me centre en su clítoris con mi lengua, mientras la introducía la punta de mi dedo índice en su vagina. Sentí como su mano me acariciaba la cabeza.


Buena manera de despertarme –


No me pude resistir- la respondí guiñándola un ojo


Seguí un rato mas dedicándome casi por entero a su sexo mientras la escuchaba responder a cada caricia con leves suspiros. Sus rodillas se fueron alzando poco a poco y sus manos empezaron a apretarme contra su sexo. Al rato me tiró de los pelos para que subiera hasta sus labios. Nos fundimos en un beso juntando nuestras leguas. Sentí como su mano guiaba mi miembro hacia su entrepierna. La metí de un solo golpe arrancándola un gemido. Me quedé quieto apenas unos segundos y sentí como ella se empezó a mover debajo de mí, mientras notaba como comprimía la vagina.

Empecé a moverme dentro de ella cada vez mas deprisa hasta que la vino el primer orgasmo. Se tumbó encima de mí y empezó a metérsela muy despacio mientras contraía todo lo posible sus músculos vaginales. Cuando la hubo engullido del todo se quedo parada unos segundos como tomando aire y empezó a cabalgar con fuerza. Me encantaba esa postura, sus enormes pechos subían y bajaban mientras sus pezones dibujaban círculos con cada salto. Era una visión de la que no me cansaría nunca. La agarré de las nalgas para marcar un poco el ritmo. Empezó a moverse en círculos. Nuestros ojos se encontraron y se quedaron clavados los unos en los otros. En nuestros labios se dibujó una sonrisa mientras veíamos que en nuestra cara no se podía esconder el placer que nos estabamos dando mutuamente. Vi como de sus ojos se escapaban lágrimas de placer mientras no paraba de moverse.

Alcé mi cuerpo para poder aprisionar sus pezones con mi boca mientras mis manos se concentraban en sus nalgas. La metí un dedo en la boca y ella lo lamió como si de mi rabo se tratase, su lengua lo rodeaba y lubricaba de una manera que me ponía a cien. Cuando creí que estaba lo suficientemente lubricado se lo saque de la boca y lo coloqué entre sus nalgas; en ese preciado agujero que un rato antes había sido mío. Le metí un poco la punta y noté en su rostro un gesto de dolor.

Decidí dejar ese agujero para otro momento. La sesión de antes la había dejado el culo dolorido durante posiblemente toda la noche, y no quería lastimarla. Cuando la saqué el dedo me sonrió:

Gracias. Todavía me duele, pero a cambio podemos hacer otra cosa.-


¿El que?-


Se levantó de la cama y se fue al baño pidiéndome que cerrase los ojos hasta su vuelta. Así lo hice. Cerré los ojos y escuché como cogía algo del baño.


No abras los ojos hasta que te lo diga.-


Cogió una de mis manos y me la ató a la otra pasando la "cuerda" por detrás de uno de los barrotes de la cama.


Ya puedes abrirlos-


Los abrí y vi que me había atado con el cinturón de uno de los albornoces del baño. La miré extrañado.


No te preocupes no voy ha hacerte nada que no te guste, solo quiero tenerte a mi merced para darte el mayor placer del mundo.-


Asentí con la cabeza y me relajé, para volverme a tensar un poco al ver como cogía un gran pañuelo con el que me pareció que me quería vendar los ojos. Así lo hizo, me vendó y me quedé en penumbra. Se separó de mí y dejé de escucharla y sentirla a mi lado. Mi cabeza empezó a moverse intentando captar el mas leve sonido.

De pronto sentí que algo suave me tocaba y empezaba a acariciar mi cuerpo. Sentía perfectamente como se deslizaba por cada centímetro de mi piel. El tener los ojos vendados había hecho que mi sentido del tacto se intensificase. Sentí como se colocaba encima de mí y de una manera muy pausada se iba sentando en mi entrepierna. Me pareció que tardaba una eternidad en acabar de engullirla del todo, una eternidad de lo más placentera. Cuando desapareció del todo dentro de ella empezó a moverse otra vez arrancándome gemidos de placer. Sentía como nunca la calidez de su vagina, su textura envolviendo mi rabo, y las contracciones que hacía arrancándome suspiros.

Note como me venía e intentando retrasarlo puse el cuerpo tenso. Mis manos sujetaron las correas que me ataban y se tensaron al máximo. Ella debió verme y aumentó el ritmo durante dos minutos para después sacársela y metérsela en la boca. Empezó a succionar con fuerza hasta que ya no aguanté más y me fui en su boca. Me quede completamente relajado intentando recuperar el ritmo de mi respiración mientras ella seguía besándome dulcemente la punta de mi glande.


¿Ves como te iba a gustar? – me ronroneo


Sentí como al rato ella se dormía otra vez apoyada en mi estómago. Decidí intentar dormir. Al poco rato me quedé dormido pensando en lo bien que lo acababa de pasar, y que el placer que me acababa de dar tenía que ser recompensado, pero para ello tendría que ir antes de compras. Se dibujó una sonrisa en mis labios mientras pensaba en todo lo que necesitaba y en lo que la iba a preparar. Poco a poco me venció el sueño. FOTOS

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