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El Comienzo

Me llamo Carlos y voy a contar esta historia que me sucedió cuando iba a la universidad, en aquel tiempo yo era un muchacho que solo deseaba estudiar para sacarse la carrera. También era bastante tímido, casi nunca hablaba con nadie, no tenia amigos y mi relación con las mujeres era nula, con la única mujer con la que hablaba era con mi madre y con las profesoras. Era lo que se diría un empollon, por las personas que pasaban a mi lado me miraban con raro de asco como si estuviera viendo un bicho raro. Pero a mi no me importaba mucho, hacia como si nada pasara.  Siempre estaba en biblioteca estudiando, era algo me apasionaba, además era un lugar bastante tranquilo. Mi vida solo era estudiar, comer, dormir y asistir a clase, era una vida monótona sin alguna diversión. Sin embargo mi vida cambio, cuando llego una joven estudiante de intercambio, que hacia la misma carrera que yo, aquella chica hacia que cualquier persona se parara a mírala, era simplemente una belleza. Me acuerdo de la primera vez que la vi, con su camisa y su falda de tubo resaltando su figura delgada, también recuerdo que mi polla se empino nada mas verla. 

En su primera clase, se sentó a mi lado, en primera fila, era muy raro ya que yo era el único que sentaba en primera fila, me puso muy nervioso. No podía para de mirarla, ella al parece no se daba cuenta, a la media hora de clase me pidió un bolígrafo. Cogi el bolígrafo temblado y se lo acerque a la mano, pero se le cayo, bajo su cuerpo para coger el bolígrafo, y pude ver sus tetas, grandes y juntas. Me respondió: -Gracias por el bolígrafo-soriendome Yo no le constete estaba muy nervioso, casi no podía dejar de temblar. Al terminar la clase me pregunto si le podía enseñar el colegio, mientras me lo preguntaba los chicos de la clase miraban celosos, y se preguntarían como aquella chica podía estar hablando conmigo. Le conteste que vale, mi voz sonó nerviosa, me dijo después de comer, te espero en la puerta de facultad. Después de eso el día pasó volando, hasta la hora de comer, comí bastante rápido, termine de comer, y me dirigí a la facultad.

Ella aun no había llegado pero, no tardo mucho en llegar, cuando llego me saludo y me dijo que empezara por el campus. Le enseñé el campus y las demás facultades, además del comedor. Estuve bastante tiempo enseñándole la universidad, como unas dos horas y media, cuando terminamos, me pidió que le acompañara a su habitación. Caminando junto a ella, hacia su habitación, todo el mundo nos miraba, sobre todo los chicos. Ella pareció enfadarse y me obligo a correr rápidamente hasta la biblioteca que a esas horas no había nadie. Cuando llegamos me dijo que estaba harta que la gente la mirara solo como un trozo de carne, me dijo también que me había escogido a mí, porque se había dado cuenta de que no la veía de esa manera. Se acerco a mi cara y me beso, y yo reaccione alejándola de mí con la mano, y le dije: -Que haces? -Besarte, no te gusta?, es que veía tus labios muy secos y necesitaban mi tratamiento especial. -No es que no me guste…. Al oír eso me siguió besando, yo la seguía, la conduje a unas de las mesas del fondo y muy lejos de una ventana, donde nadie podía ver, nuestro cuerpos se buscaban, deseosos de fundirnos. Sus manos bajaban por mi cuerpo, buscando mí pene, metiéndolas  bajo mi pantalón y tocándomelo apasionadamente. Yo no me quede corto y le manoseaba sus turgentes tetas, tocando sus pezones, hasta ponerlos duros como mi miembro viril. Acariciando con mis manos todo su cuerpo hasta llegar a su vagina y meter uno de mis dedos en su chocho, ella gritaba placer, mientras me mastubarba con la mano, bajando mis pantalones, y yo su bragas. E introduciendo mi pene en su lindo chocho, me abrazaba fuertemente, con mi cintura realiza movimiento hacia delante y detrás, provocando en ella oleadas de placer. Era increíblemente maravilloso, sentía perfectamente entrar mi pene en su vagina y salir, y la presión que ejercía sobre mi polla. A la vez que era penetrada por mi, le lamia las tetas, sus gritos era callados por mis apasionados besos.

Durante quince minutos sentí el placer mas grande experimente hasta el momento. Cuando estuve a punto de correrme, me lo hice dentro de ella, me miraba con cara de deseo, sin quejarse. Al terminar, nos vestimos y nos fuimos cada uno por su camino, como sin nada de esto hubiese pasado. Durante los días siguientes, nuestros encuentros se hacia masa frecuentes, y en lugares mas raro, de alguna manera habíamos empezando una relación sexual intensa. Aunque en ningún momento nos declaramos novios. Los meses pasaban, y yo cada vez estaba mas feliz con ella, hasta que llego el momento de despedirnos, ella se tenia que ir de vuelta a su universidad, y yo tenia que seguir con mi vida. Nos despedimos en el aeropuerto, sus lagrimas caian de su hermosa cara, y yo no podia resistirme a no llorar. La verdad, es que sufri bastante con esta relacion, pero a patir de entonces aprendir a disfrutar de la vida.

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