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Algo mas que Sexo

Paseándome hace unos días por los foros encontré un hilo bastante interesante titulado "sexo virtual" o algo así. Las opiniones dejadas allí muy diversas, algunos nunca lo han probado, otros lo han hecho sin cámara, otros con cámara y así. Alguien decía que a veces la web cam entorpece el sexo virtual pues la imaginación es - por decirlo de alguna manera - el ingrediente más erótico del sexo.

Este relato es para compartir mi experiencia real en el campo del sexo virtual, para expresar mis opiniones al respecto y a lo mejor para dar alguna idea, nunca se sabe.

Hace un par de años solía entrar a diversas salas de chat en páginas que ya ni recuerdo. A veces me hacía pasar por un hombre, otras entraba en salas de homosexuales, en ocasiones usaba nombres llamativos y me llovían los mensajes privados, en alguna oportunidad simplemente me dediqué a observar el intercambio de mensajes en un chat general.

Solía elegir un nombre llamativo para tener una sesión candente de cibersexo, y debo confesar que la mayoría de las veces era simplemente para burlarme del incauto de turno ya fuera engañándolo con frases cliché como: "estoy completamente desnuda" o "me tienes muy excitada" o simplemente burlándome de las estupideces que me decía.

Me di cuenta que no era llamativo para mi tener sexo virtual con un desconocido, con alguien que podía estar del otro lado burlándose como yo. Al principio fue un juego, un motivo para reírme, pero nunca me excité.

Todo eso cambió cuando conocí a César. De él ya he hablado hasta el cansancio en algunos de mis relatos pero nunca he compartido con los lectores nuestras sesiones de cibersexo. Sea esta la ocasión.

Al principio esas sesiones eran sin cámara. Habíamos intercambiado fotos y nos excitaba imaginarnos en diferentes escenarios haciendo el amor. No era como hacerlo con un desconocido pues sabía como era física e interiormente, y a medida que escribía o leía lo que me decía podía imaginar su rostro junto al mío y ver su cuerpo en mi mente. El sexo virtual surgía espontáneamente, no siempre ocurría pero cuando era así la temperatura iba subiendo gradualmente. Alguno proponía un lugar con frases como: "imagínate que estamos en…" ya fuera un bar después de cerrar, la playa o simplemente la silla frente al computador. Era como soñar despiertos con los ojos abiertos o como ver una película a todo color con el y yo como protagonistas. Luego, las palabras inundaban la pantalla y poco a poco comenzábamos a excitarnos.

Un día me sorprendió con algo: había comprado una web cam. Nos citamos para el sábado siguiente, día en que ambos estaríamos solos en casa. Ese día nos veríamos en vivo y en directo, a las 4:00 p.m. hora de Bogotá, 10:00 p.m. hora de Madrid.

Por mi parte quise sorprenderlo. Para esa cita compré mi primer consolador. Llegué a casa y preparé el escenario de modo que la luz fuera tenue, una botella de vino junto al mouse, tal como si fuera una cena romántica, al otro lado del teclado el consolador y un frasquito de lubricante, música suave y por último mi arreglo personal: maquillaje, un abrigo, una bufanda y… nada debajo.

A las 3:55 p.m. en punto estaba conectada al msn, con la cámara lista y supremamente nerviosa, tal como si fuera una cita a ciegas o como si fuera la primera vez que iba a hacer el amor con un hombre. En parte, ambas cosas iban a ocurrir.

A las 4:00 p.m. en punto llegó. Cuando lo ví entrar el corazón me dio un vuelco, las manos me sudaban y no sabía que podía pasar, cómo me vería él, que pensaría…

Después del saludo de rigor y de contarnos lo que habíamos hecho en el día decidimos conectar las cámaras. Estuvimos mas de media hora mirándonos sin escribir, simplemente mirándonos y conociendo nuestros gestos. El tiempo casi se detuvo, fue realmente estupendo e irreal. Una frase mía rompió el hielo.

Marcela says: Eres el hombre más sensual y sexy que he visto en mi vida. Tomaría un avión ya mismo y atravesaría el charco con la única intención de abusar de tu cuerpo en todas las formas posibles.

César says: Y yo mataría por enredarme entre tus piernas, morderte los labios y perderme en esa mirada que me acojona.

Marcela says: Tengo mucho calor. ¿Te importa si me quito este abrigo?

César says: Por supuesto que no. Solo una cosa, me encantaría verte de pie mientras lo haces.

Me alejé unos pasos del computador, casi hasta llegar a la pared. Desapunté el primer botón, luego el segundo, después un tercero… dudé cinco segundos antes de abrir el abrigo y por fin lo hice. Su cara de grato asombro me dejó sin aliento. Apoyó una mano en la barbilla mirándome entre excitado y curioso. Mi cuerpo, tan solo cubierto a medias por la bufanda, bueno… mucho menos que a medias, a decir verdad la bufanda solo cubría mi cuello y parte de mis senos. Su sola mirada me hizo humedecer, me excitaba ver su boca entreabierta y su lengua que tímidamente aparecía por momentos.

Comencé a moverme tratando de ser sensual, jugando un poco con la bufanda halándola de un lado y de otro hasta descubrir mi cuerpo por completo. Mis manos se deslizaron por mi cuerpo completamente desnudo, acariciándolo sensualmente. Pasé los dedos por mis pezones y luego por el contorno de mis senos sin dejar de mover las caderas. Temblaba como una hoja y sin embargo trataba de sonreír mirándolo fijamente a los ojos.

Mis manos bajaron por mi abdomen, pasaron a las caderas deslizándose suave y lentamente, luego por la parte interna y externa de mis muslos y se devolvieron hasta el monte de Venus. Jugueteé un poco con mi abundante vello púbico. En ese tiempo mantenía mi conchita al natural porque él me lo había pedido. Abrí mis labios vaginales y le enseñé mi fruta completamente abierta, roja y húmeda para él. Su cara se iluminó, sus ojos brillaban de deseo, tenía ganas de saltar de la pantalla y abalanzarse sobre mí, la impotencia por no poder tocarnos reinaba entre ambos.

Me di la vuelta y continué la danza enseñándole ahora mi trasero y espalda. Lo miré por encima del hombro y ví que comenzaba a desnudarse. Fue entonces cuando me senté a observar el espectáculo que él quería retribuirme.

Tomé la cámara y la coloqué a conveniente distancia de mi conchita, de modo que solo ella apareciera en la pantalla. Abrí las piernas y mis labios vaginales se abrieron también. Se notaba húmeda y brillante por los fluidos. Comencé a tocarla. Él por su parte ya se había desprendido de la camisa y comenzaba a quitarse el pantalón lentamente hasta quedar en ropa interior. Al fin se desnudó por completo y en ese momento comencé a acariciarme más rápidamente. Lo ví desde todos los ángulos, conocí cada parte de su cuerpo aunque no podía tocarlo y eso era lo mas desesperante.

Si él hubiera podido ver mi rostro en ese momento habría leído el deseo y la pasión que sentía por él, las ganas de estar a su lado, lamerlo por completo y hacerle el amor como una salvaje. Pero en ese instante solo podía ver en primer plano mi conchita agitada, abiertos los labios, los dedos siendo introducidos uno a uno y saliendo completamente húmedos.

Me sentía casi a punto de correrme pero lo esperé. Se sentó e hizo lo mismo que yo: enfocar en primer plano su deliciosa verga tiesa. Comenzó a masturbarse lentamente al principio y luego mas rápido. Yo a mi vez, tomé el consolador y se lo enseñé. Luego enfilé la punta a la entrada de mi vagina y comencé a empujar, no necesitaba lubricante a pesar del material del consolador, estaba completamente húmeda, tanto que mis fluidos empapaban la silla, mis manos y el seudopene que entraba y salía ahora sin ningún problema de mi ardiente orificio.

Su verga estaba a punto de explotar, las gotas de fluido preseminal no tardaron en aparecer. Yo estaba tan acalorada, tan excitada que me sentía a punto de explotar en cualquier momento. Casi me caigo de la silla cuando me vino el orgasmo que de virtual no tenía nada, ni de mental… completamente real, delicioso, violentísimo y estremecedor. Mi vagina se contrajo varias veces apretando el consolador que en ese momento disfrutó de mi calor, de mi humedad y de ese estupendo orgasmo.

Él por su parte no tardó demasiado, uno de sus chorros impactó en la cámara y otro en el teclado. Y es que en un momento como esos no importaba nada, solo sentir y hacer sentir, ver y dejarnos ver.

Al terminar, extenuados y sudorosos colocamos de nuevo la cámara en la parte superior de nuestros computadores para ver nuestros rostros post orgasmo. Se veía delicioso, sonrosado, agitado, sonriente y plácido. Yo por mi parte sudorosa y con los labios completamente rojos como siempre que me porto mal.

Horny



Aprovecho este espacio y ocasión para comentarle a mis lectores fervientes o a los ocasionales que no podré escribir tan seguido como antes. No es mi intención desaparecer ni dejar de compartir mis historias, lo haré cada vez que pueda, creo que nunca dejaré de escribir….

Con respecto a este relato, es posible que escriba mas partes, hubo muchos episodios de sexo virtual que quisiera compartir.

Un beso para todos.

Horny FOTOS

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