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Haciendolo con el Jefe

Soy adicta a los relatos eroticos, me llenan la cabeza de fantasia cuando estoy en la cama.   Aprovechando el anonimato, es excitante escribir experiencias que cada quien ha vivido y que otros se calienten leyendolas. Asi que he decidido contarles como le fui infiel a mi marido y con mi jefe.  Para empezar me identificaré como Katy,  me casé a los 22 años con Ruben de 25 años, todo iba bien hasta que empecé a trabajar como secretaria ejecutiva para una empresa x, mi jefe era don Julio Sanchez (nombre ficticio también), un señor de cincuenta y tantos años de edad, de buen porte a pesar de su edad, con canas en la sienes y una persona que sabe guardar su figura, tuvo que haber sido muy guapo de jóven indudablemente.  En mi caso tengo 1.65 metros de altura, con un cuerpo bonito, lindos senos y un porte de piernas delgadas y un trasero en forma de corazón, nunca tuve problemas para tener pretendientes antes de casarme.    Mi marido nunca tuvo celos por mi jefe, ya que don Julio era demasiado serio en su trabajo y casi nunca bromeaba o trataba de entablar conversación con sus subordinados, asi que no se relacionaba con nadie y algunos le llamaban “scrooge” como la historia de navidad.  Resulta que por la crisis que empezó el año 2008, tuvimos que reunirnos con las demás sucursales o  subsidiarias de nuestra empresa.  Dicha reunión sería en una ciudad relativamente lejana a donde estaba la central. 

La idea no le gustó mucho a mi marido, pero con quien viajaría sería con mi jefe, entonces cedió y me deseo mucha suerte en esa convención. Desde que salímos del aeropuerto, don Julio cambió completamente su forma de ser,  era una persona amable y sonriente, además ya no utilizaba su funesto traje oscuro, sino una combinación bastante sport.  Ya en el hotel de la convención, nos instalamos en diferente piso y diferente habitación por supuesto. Ese día, hubo una presentación de resultados y propuestas estrategicas y  nos tocaba presentar lo que hacíamos en este tiempo de crisis, durante una semana habiamos trabajado nuestras presentaciones,  y nos tocó ese día, fue allí donde apareció el Julio que yo no conocía, una persona super inteligente, preparado y todo un profesional, la forma en que se desempeñó fue formidable, me quedé impresionada de mi jefe,  todo lo que preguntaba lo contestaba eficientemente y hasta con sentido del humor en ocasiones, casi lo ovacionaron cuando estaba por finalizar, y allí fue lo que más me sorprendió,  dijo en público que la clave para hacer una presentación como la que había hecho, se debía a una eficiente persona que ha llevado todo el registro a la perfección, y quiero que se le brinde un aplauso a mi secretaria, y me dijo que me pusiera de pie mientras los demás me brindaron también una ovación. Luego el Gerente General de la empresa nos volvió a felicitar y en público me indicó que la empresa necesitaba personal de apoyo como yo y dijo otras cosas muy agradables de mi persona. Al final de las presentaciones, nos retiramos a nuestras habitaciones y luego nos quería en el coctel de bienvenida que daba el hotel a nuestra empresa, lo cual sería en unos de los salones.  Me cambié ropa para la ocasión, y también aproveché para hablar por telefono con mi marido y contarle lo maravilloso que había sido este primer día.  Aún no sabia lo que vendría. Me puse una combinación de un vestido corto, con cincho dorado, tacones altos, para compensar mi pequeño tamaño.  

El primero en recibirme en la puerta fue mi jefe, quien caballerosamente me dio el brazo para llevarme a presentar con algunos de sus amigos, jefes de otras sucursales.  Me hizo sentir importante y sobre todo mi impresión de un hombre interesante fue creciendo sobre él, de hecho me sentía atraida. Me tomé algunos traguitos y estuvimos en una mesa con mi jefe y con personas muy amables y chistosas.  Realmente estaba pasando un rato muy agradable.  A la par mia estaba mi jefe y muchas veces el se acercaba para preguntarme como la estaba pasando, yo varias veces me recostaba en su hombro, lo sentí como una figura paternal en ese momento. Pasaron las horas y no lo sentí junto a mi jefe.  Me invitó a bailar y no pude negarme, resultó ser un excelente bailarin, de aquellos que hacen sentir bien a su pareja, durante el baile pude sentir sus brazos y su torso, eran fuertes y duros, se veía que don Julio dedicaba cierto tiempo a su fisico.  Aun pienso esa fuerza que me hacía estar a su lado, yo no quería que bailara más que conmigo.  Fuimos de los últimos de abandonar el salón,  los traguitos me desinhibieron y bromeaba y parecíamos amigos de toda la vida, además nos abrazabamos a cada rato. Las últimas piezas que bailamos fueron las románticas, yo con mi cabeza en su pecho o en su hombro, y el pláticandome al oido, susurrandome cosas que alimentaban mi ego. Nunca me dijo nada insinuante o fuera de lugar, solo me indicó que era una mujer muy bella y que mi marido era el hombre más afortunado del mundo al tenerme. Y sucedió lo indecible.  

Cuando estuvimos frente a su habitación, tomé la iniciativa de despedirme, nos dimos un abrazo fuerte, nos quedamos abrazados no sé, unos quince segundos, su boca se acercó a mi oído y me dijo –quisiera que entraras a mi habitación un rato-,  yo iba a decir que no, pero el me rogó con sus manos juntas.  Le dije que sí.  Me fui delante de él, cuando hubo cerrado, sus brazos me rodearon, sin ser bruscos, me tocaron mi senos sobre el vestido,  luego bajaron sus manos a mi caderas, subió mi vestido y me acarició con mucha experiencia,  yo solo repetía sin convicción –oh no-  -no por favor-  -por favor, noo!-,  una de sus manos ingresó dentro de mis braguitas y tocó los labios de mi vagina con suavidad pero con determinación, y con mucho  ardor,  mi vagina no pudo mentir acerca de que, me estaba mojando por dentro, ya que uno de sus dedos se coló dentro y  rápidamente se dio cuenta que yo estaba húmeda. ·        Estas mojadita!-  me dijo dulcemente.      Don Julio desabotonó mi vestido por atrás y este cayó al suelo,  también su paquete se pegaba a mis nalgas con todo erotismo.  Luego me acostó en la cama y con toda sabiduria me sacó mis bragas,  me abrió las piernas, allí emití el último –no por favor!-  y luego se sumergió entre mi vulvita, comenzó a chuparla con toda la experiencia de un hombre de medio siglo.  Yo me aferraba a las sabanas de la cama,  gemía y me retorcia de placer,  este hombre me lamía la panochita como nadie lo había hecho,  no tardé en chorrearme en su boca,  don Julio me abría más las piernas para llegarme su lengua hasta donde nadie había llegado.  Su lengua era más aspera que la de mi marido y eso me estaba matando de placer.  Yo no quería que me dejara de comer la panocha, no se cuanto tiempo se la estuvo comiendo, pero pareció un siglo, yo eyaculaba y eyaculaba lubricantes en mi panocha. Luego, me tomó de los muslos y me levantó un poco las nalgas de la superficie de la cama, su intención era darle un tratamiento oral también en mi ano, su lengua parecía una serpiente tratando de lamer y comerse mi culito.   Su lengua en mi culo me dio también un placer enorme,  después el recorrido de su lengua era de mi culito a mi clitoris,  -ya no don julio, ya no aguanto!  -  le repetía yo a él.  No pude evitar correrme de nuevo y emitir otra tanda de lubricantes en mi rajita.  Además ocasionalmente metía dos dedos en mi panochita para masturbarme mientras me comía el clítoris. Dejó de mamarme, cuando se desnudo enfrente de mi, cuando se bajó su boxer, pude ver su gran pija, era larga y gruesa, talvez el mismo largo de la de mi marido, pero era el doble de grueso.  Se subió sobre mi, su enorme glande lo estuvo frotando contra mi pepa y mis pliegues vaginales.  Esto también me puso muy excitada, más de lo que ya estaba.   ·        -la quiero adentro por favor- le dije,  rápidamente reaccioné y no creia que yo había dicho eso.   Sentí su enorme pija meterse dentro de mi pequeña vagina, se fue resbalando poco a poco mientras yo chillaba de placer, cuando me había penetrado la mitad de su pene, se puso a bombearmelo con suaves movimientos,  pero cada vez me la enterraba más adentro de mi feminidad.  Después de varios minutos en ese tratamiento, por fin la tenía metida toda, me sentía llena por lo grueso de su pija. 

Con movimientos pelvicos me estuvo penetrando profundo, mientras me bajaba el sujetador y su boca se prendia de mis tetas. Por un momento pensé en lo que estaba haciendo, siendole infiel a mi marido, pero el placer eclipsaba mi conciencia.  Este hombre me estaba cogiendo delicioso. No podía creer que estaba llegando a mi tercer orgasmo, el cual fue brutal, don Julio supo cuando debía acelerar sus pistonazos para hacerme llegar a ese momento cumbre.  Luego, me cambió de posición ahora se colocó de lado atrás de mi y me penetró levantandome la pierna, no es una posición en donde haya máxima penetración, pero me estimulaba con sus manos en mi clitoris, yo jadeaba de placer, era todo lo que yo podía hacer. Luego me puso sentada encima de su pija, él acostado boca arriba, ahora yo era la que llevaría el control, ya mi panochita se había amoldado a su grueso miembro.  Lo cabalgue suave al principio, pero cuando estuve cerca de mi nuevo climax lo cabalgue como a un caballo salvaje.   En ese momento nos vinimos juntos, yo a mi cuarto orgasmo y él me relleno de esperma caliente mi bollito, parecía que me estaba orinando, fue un largo chorro acompañado de los gemidos tradicionales de los hombres en climax.  Los dos terminamos suamamente cansados. Aún con la respiración acelerada, alli acostada desnuda en la cama, mi cabeza pensaba en dos cosas, por un lado la deliciosa cogida que me habían dado a la una de la mañana, y por otro los cuernos que le había puesto a mi marido. El sueño me ganó la partido y me quedé durmiendo en la cama y la habitación de don Julio, a su lado.   

Con la  claridad de la mañana, me levanté, vi el reloj, la convención iniciaría ese día dentro de un poco más de una hora.   No podía salir con esa cara al pasadizo asi que pensé en bañarme allí, ponerme la ropa de anoche y salir al pasillo, meterme en mi habitación que estaba en otro nivel, y no a la vecindad.    Me empecé a bañar rápidamente, en mi cabeza me pasaba toda la sesión que había tenido con mi jefe.  En eso estaba cuando de pronto, se abre la cortina de la ducha.. era  don Julio. Ya no me tapé, para que!, el ya me conocía todo lo intimo.  Asi que lo saludé.  Me saludó muy atentamente, me preguntó si podía bañarse conmigo, yo le dije que pasara. Durante el baño, me dijo que me limpiaría la espalda, asi que le di el jabón, pronto sus manos con jabón se convertirían en caricias, me acariciaba la espalda, las nalgas y sus dedos jugaban con los pliegues de mi panocha,  de pronto nuevamente me invadió esa sensación de seguridad, de atracción, de paz.   Nuestros labios se volvieron a unir frenéticamente, solo recuerdo que el me cargo asi desnuda, me colocó en la cama y mi cuerpo lo volvío a recibir dentro.  Abri las piernas al máximo para sentirlo en mi interior, me penetró y nos movimos un poco más que salvaje que la noche anterior, gemimos como animales en celo, mis tobillos en sus hombros, ambos explotamos al unísono, él dentro de mi.  Luego, entré al baño a lavarme al menos la cuca y salír para mi habitación. Durante ese segundo día de la convención, nuevamente mi jefe se ganó el show, y lo cuento, porque sentía que el merito era compartido conmigo,  por ratos me sentía  bien de estar cogiendo con ese gran hombre, que tanto respeto infundía en los demás. 

En el receso de la mañana, escribi en un papelito y se lo llevé a don Julio, el papelito decía “te espero en mi habitación en 5 minutos”,  llegué primero a mi habitación y me desnude sobre la cama, luego ingresó don Julio, le dije que se acercará (yo sobre la cama y el parado al pie de ella), le bajé el cierre de su pantalón y le propine una deliciosa mamada de verga, la chupé con todo el deseo posible,  su falo estaba duro como la roca, luego el me abrió las piernas y me chupó la pepa, me hizo retorcer alli en las sabanas, luego se subió encima de mi y me hizo nuevamente suya,  me clavó profundamente su gruesa verga, me hizo gemir y venirme en pocos minutos.  Otra vez terminó dentro de mi.   En menos de 12 horas se había acostado conmigo tres veces, -que me pasa con este hombre??- pensaba dentro de mi. Como ustedes supondrán, en la noche tuvimos otro encuentro más.  El llevó dos botellas de vino a mi habitación y follamos como enamorados.  Me echó vino en la panochita y se lo bebió mientras me chupaba el sexo.  Esa noche  debo confesar que me hizo sexo anal, yo no pude oponerme,  pensé que me rompería el culo por lo grueso de su miembro, pero mi culito se lo tragó todo y me hizo venir como pocas veces.  Siempre quise experimentar el sexo anal, pero siempre creí que sería con mi marido, pero fue mi jefe el primero que me hizo tener un orgasmo a través de mi recto y me gustó. Terminó la convención, yo regresé a la casa con mi marido.  Toda una perfecta puta que venía de ponerle los cuernos a su marido.  Ya en el trabajo la vida siguió como de costumbre, don Julio un perfecto indiferente ante sus empleados, en cuenta yo.  Por un lado estaba ofendida por eso, pero más adelante agradecí a don Julio que asi fuera, ya que nadie se dio cuenta de nuestra affaire y tenía otra oportunidad. Dentro de dos meses viene la nueva convención anual y no sé que pasara….


FOTOS

1

Hamner on

Eso es bueno coger con el jefe, eres una perra. escribanme

2

Elbucanas13 on

Muy buen relato y cachondo como quisiera ser tu jefe.

3

RUBEN on

Excelente relato

4

santiafo on

esta padre tu relato, me gusto mucho, me gustaria que un te conectaras para platicar, digo si se puede, de todas maneras gracias por la atencion a la presente.
que estas bien, cuidate y hechale ganas a tu trabajo. bye

5

diego on

megusto mucho tu relato y si tecave el viejo dale para adelante, suerte en tu proxima convencion besos en tu culito

6

jose alberto on

q hermosa cogida te dieron mamacita,y mas cuando es prohibida,me encanto tu relato,me gustaria estar en contacto contigo aunque sea solo por email. gustas

7

gloria on

eres admirable!!!!!!!!!!! te portaste como una verdadera zorra bn hecho. siguee adelante k la vida es corta

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