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Pinceladas

Nunca lo pensamos, pero nos lo merecíamos. Mentira, si que lo habíamos pensado. Mucho mas lo había pensado el, mi esposo, que yo. El tenia como ese ratoncito que le regresaba una y otra vez, y cada vez que le regresaba y me lo hacia saber, yo me subía al ratoncito y también fantaseaba un poco. Que lo merecíamos, porque somos dos que se entienden, dos que se quieren, dos que se aman, dos que se revientan hasta la ultima gota de placer sexual.  Pero hay cosas que no suceden, porque no se buscan y cosas que sin buscar, suceden. 

No era la primera vez que teníamos visita en casa, porque éramos para muchos amigos que quedaron allá en nuestra ciudad de provincia, como referentes de contacto en la capital. Y siempre los recibíamos cordialmente. Así fueran familiares, amigos o allegados. Esa oportunidad era nuestro huésped, Carlos, un amigo de la juventud, que se había llegado hasta aquí, para un congreso de la empresa que el representaba allá,  era ese su trabajo comercial. Llego pasado medio día,  luego de los saludos de rutina, instalarse, recomponerse del viaje, se fue a su primer día de congreso. Era apuesto, agradable y dulzon. Y si que me miro con atención, pero supo disimular su análisis meticuloso, pero yo me sentí analizada. Pero era normal, entre quienes se ven después de algún tiempo. Y no se si mi esposo, Leo, se dio cuenta de algo, pero le hizo hacer un comentario para responderle a su directa pregunta…..

Viste como esta la tanita? Un bombón que cada día esta mas rico…. A lo que Carlos respondió: Un bombonzazo, era y es una bombonas que tu te mereces. Fue lo mas subido que hablamos pero me afecto. Mi esposo regreso como siempre, temprano. Planeamos lo que haríamos, y luego de cabildeos, pensando si cenaríamos afuera o en casa, resolvimos por esa noche hacer algo liviano así nuestro visitante podía ir a descansar temprano. Hoy, porque mañana lo llevaremos a cenar afuera, y quizás nos vayamos a bailar los tres, porque algo me dice, que te regalare eso que me anda dando vueltas la cabeza hace tanto tiempo. Mañana lo discutimos, dije, pensando que, al hablarlo seriamente Leo, recapacitaría. Me puse a preparar la cena. Pronto llego Carlos, y al igual que Leo, se dio un baño y esperó junto a la mesa, degustando unos vinitos, charlaron cosas de amigos, y los oí reír con ganas. Cenamos y hubo un par de flirteos mutuos, pero solo eso.

Yo hasta allí, nada tenía que imaginar o pensar que podríamos tomar eso en serio. Los deje de sobremesa y me fui a la ducha, a reponerme del calor de la cocina, y a prepararme para la noche, que, si era tal como venia, nuestro huésped se iría a dormir y nosotros a retozar a nuestro dormitorio bien tempranito….y era seguro que nos mimaríamos…, matoneándonos mutuamente. Mientras estaba debajo de la ducha, pensé en lo que podría ser esa noche, con José descansado, con algún vinito mas de lo acostumbrado y me dije….. habrá jaleo!!!  Pero solita me ruborice al pensar que mañana podríamos hacer un intento con Carlos. Yo no estoy preparada aun…. Salí y me iba directamente al dormitorio, cuando sentí que Leo me llamaba.

-       Espera, dije-
-       No! Ven ahora, dijo el.

No estaba muy presentable, pero no estaba tampoco impresentable. Con mi salida de baño, tela de toalla verde oscuro, puesta como prenda que cubría mi ser, que solo tenia debajo una linda tanguita algo cavada, pero de negro transparente. Así, con el cepillo de cabello, que aun tenia mojado, fui hasta el living donde ellos estaban muy apoltronados en los sillones debatiendo vaya a saber que cosas. La salida de baño, me cubría por encima de las rodillas, algo cortito, así que me la estire un poco y encare, cuidando no moverme rápido y sujetando el frente para que no se abriera, ya que tenia un escote algo pronunciado. Ven dijo Leo, brindemos, que hemos encontrado un viejo amigo, que bien puede estar pensando que lo olvidamos, pero ya le dije que siempre lo recordamos.  ¿? Ah, dije, cierto. Si, dijo Carlos, - Leo me ha contado lo bien que se llevan, el fuego que no se apaga y la confianza con que cuentan. Leo, me hizo acercarme a el, al abrazarme me hizo tambalear ya que me llevo hacia el sillón donde el estaba sentado, y eso hizo perder mi línea, provocando que mi salidita de baño no cubriera bien mis nalgas…..  fue automático… mire hacia atrás y vi los ojos de Carlos clavados en mis redondos cachetes traseros.  Ves, como esta la tanita, dijo Leo, … que también vio lo mismo que yo…. Hummm…. Fue la respuesta,…Esta fantástica.   Leo, me abrazo cariñosamente, y me sorprendí cuando me beso, porque lo hizo como nervioso y exaltado.

Yo comencé a intuir algo, cuando sus manos levantaron mi salidita de baño, dejando mi trasero a aire, para que su amigo terminara de regodearse con mis redondeces traseras. Quise como salirme, pero perdí compostura, y eso permitió que en su abrazo, me llevara mas arriba mi prenda y ya mis tetas estaban flotando hacia abajo pero en el aire. Mis senos, naturales, medianos, bien formados y bien contundentes, eran de esos que dan cosquilleos en cuanto se los roza, y el roce con la prenda y los brazos de leo, me pusieron algo ardiente.  Pero eso no fue nada, comparado con lo que me puse de confundida, entre ardiente y en guardia, cuando Carlos paseo sus manos sobre toda la superficie de mi redondo trasero, el que bambolee como para decir que no, pero que ayude a que el invasor hiciera mas fácil su avance. 

Yo tenia leído muchos relatos que Leo me hacia compartir en Internet, pero nada de lo que yo había conocido me estaba sucediendo, pues, todo era consensuado y allí me estaban tomando los dos, sin preámbulos ni consulta alguna. Mi esposo se recostaba al sillón, dejándose caer lentamente, lo que hacia que mi inclinación hacia el aumentara, y a su vez, permitiendo que Carlos tomara toda mi retaguardia, ahora solo con la tanguita, ya que el la salida de baño, estaba sobre mi cabeza. -Juguemos cariño, me dijo como suspirando Leo, mientras me tenia apoyada sobre su cuerpo con un brazo mientras con el otro, desprendía sus ropas. - Juguemos pero con limite, le dije, y ayude a quitar su camisa pero el insinuó mucho mas al desprender su cinturón. Si el quería que su amigo me viera desnuda,…. Me vería. Si el quería que su amigo me viera moverme caliente, me vería. Si el quería que su amigo me viera chupandosela, me vería.Ya, me incline sobre su mojada, caliente y dura polla, para darle un aperitivo. Ya me sorprendí al sentir que el juego de manos de Carlos, había pasado a mas, y jugueteaba entre mis piernas, rozando mi vello pubico y mmmmaaas aun, se había metido de cabeza y lamía mi chochito con desesperación de principiante. Así desde atrás, clavo su cabeza entre mis piernas y aun sin quitar la tanga, la estiro, para poder adueñarse de mi rajita, y lamerla integra…. Integra lo hacia porque yo subí mis caderas para abrir mejor las piernas y permitirle me regalara sus elogios. 

Ya no era solo mi marido que toqueteaba mis tetas, era desde allí atrás Carlos que estiraba sus brazos después de recorrer mis piernas, mis nalgas, mis caderas, mi espalda para tomar mis tetas y sobarlas suave, y retozar en mis pezones endurecidos.  Ya mire, al costado y vi. la mesita ratona con tres copas servidas. Evidentemente, ellos habían planeado algo diferente. También la música estaba diciendo que había otro libreto para aquello, que ellos pretendían seducirme y llevarme a algo, algo que….. yo ya estaba entregando, evidentemente.  Leo, suspiraba y le decía a su amigo que me la chupara bien, así el gozaba de mis mamaditas. Fue un instante decisivo y yo jugué mi parte

.-       Acaso quieren cogerme entre los dos? Pregunte bien clarito como para que ambos me escucharan.
-        Veremos. – Fue solo la respuesta de mi Leo, el visitante solo siguió su tarea.

Carlos, de vez en cuando, abandonaba mi conchita para besar mi culito y subir por la espalda, haciéndome un terrible cosquilleo con su peludito cuerpo y a la vez, me producía un deseo de  que siguiera chupandome el clítoris, al que había dejado expuesto y latiendo. Aprovechaba eso, para decir sin escrúpulos…. Que mujercita tenes Leo, que hembra espectacular, mamita querida, o algo así, como  … estas rebuena,  Carlita, estas para partirte mil veces al dia. Fue en unos de esos escarceos, donde yo estaba por explotar, pues su lengua estaba haciendo estragos en mi clítoris y ya estaba a punto, cuando otra vez, abandono su lugar, paso por toda mi rajita, revoloteo por el hoyito de mi culito también deseoso y subió por mi columna haciéndome temblar de calentura. Pero sentí su mano abriendo mi rajita, y así como fue un segundo que tarde en darme cuenta, en un segundo me había ensartado su pija, sin miramientos, sin permiso, sin aviso. Me retorcí, de sorpresa, pero también de goce, me tense por el momento, pero también por festejar su osadía de habérmela metido hasta los huevos. Así como me la metió, me la saco, dejándome pasmada de emoción, intriga y confusión.¿ Se había enterado Leo, que su amigo Carlos me la había metido si permiso? No lo supe, ni lo sabré nunca. Fui subiendo mi cara, como para enfrentar a Leo, y algo decirle, pero fue el el que me dijo….. Date vuelta Carlita….. que quiero ensartarte toda…. Gire o me giraron sobre mi, y sentí las manos de mi Leo sobre mis caderas, tomando posición para una arremetida, justo allí donde acababa de sacar su polla Carlos… se daría cuanta ahora? No lo supe, porque me inclinaron entre los dos, enfrentandome a lo que yo quería, para curiosear los atributos de Carlos.

Era bueno, porque lo que había sentido adentro, me había regustado, pero al verla, allí, parada, durísima, mucho mas larga que la de Leo, mas fina, puntiaguda y algo torcida, pensé,
…. Hoy si que voy a tener variantes ¡!. Se la lamí suave, y la humedad que tenia era también mía, pues había vestigios frescos de mis jugos vaginales, aun allí . Me emocione, me calenté, me recontracalente, al momento de metérmela en la boca, y así con los enviones que me daba la dura, gruesa y fuerte pija de mi marido, me entregue al primer orgasmo. Cogela Leo, que la chupa espectacular, cogela bien a esta mamasita caliente. Estaba reponiéndome de mi orgasmo cuando me volvieron a girar, y entonces, ya no cabía duda de lo que sucedería, Carlos en un santiamén me ensarto desde atrás, al tiempo que Leo, mordía mis labios, y exclamaba….. te gusta mamita, te gusta?? No pude mentirle, y le sonreí y gemí a la cara…. Con varios Si SI si si…. Algo lo puso ardiente a Leo, porque no bien, metí su pija en mi boca, estallo ostentosamente. Ahora el me sonreía, y me decía, ves, mamita, que rico que es esto….. Sigue, sigue que ya vengo…..y demostrando su excitación exploto bonito y de allí se fue a limpiar. Carlos me bombeaba con entusiasmo. Pero yo decidí tomar acciones , me le zafé, lo tumbé a el y me lo monte. Era impresionante el largo de su polla, y allí subida a ese mástil, lo tenia dominado y me lo clavaba a gusto y si bien, el llego primero, yo me volví a acabar montándole. Nos levantamos, y se cruzo con Leo en su viaje a recomponerse. Vamos cariño, dije…. Lleva las copas al cuarto y allí brindaremos los tres…. Y me fui al dormitorio. Cuando entraron, yo estaba, seca, perfumadita, y esperándolos. Se las chupe por turno, me los monte por turno. Y otra vez, los acabe por turnos. Me di el gusto de montarme a mi marido mientras Carlos me hacia el hoyito trasero.Fue mi primer doblete, y me gusto un montón. Debí esmerarme para que ellos se repusieran y me lo volvieran a hacer. A la mañana levante mi tanguita del living, y sentí calentura.Aquellas tres noches que siguieron antes de que Carlos se fuera, fueron la apertura de mi viciosa carrera hacia toda nueva experiencia. Me cogian estupendamente, principalmente Carlos, que decía, yo tengo derecho a mas, porque me voy y este te va a tener a gusto. La verdad, que fue maravilloso, y nunca había tenido una sensación tan agradable cuando me hacían el culito, que con aquella larga, fina y puntiaguda verga de Carlos. Pero se fue. Y se supone, tendrá algún otro congreso…… Mas ya a la semana, Leo, que en esas cosas es sabio, me estaba indagando sobre si estaría bien que su sobrino Diego, viniera los fines de semana a pintar nuestra casa. La pintura estaba intacta, pero dije…. Si cariño, vendría bien unas pinceladas extras.

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