Inicio » Relatos de Confesiones » Secretos de Un Matrimonio

Secretos de Un Matrimonio

Una morena y una rubia en un gimnasio. Las dos mujeres sudan de lo lindo en las bicicletas fijas. La rubia resopla del esfuerzo. Ha engordado dos Kilos en la ultima semana y hay que recuperar peso. Sin parar de pedalear la morena le reprocha.

- a ver si te lo tomas en serio, que te estas poniendo como una vaca.

(con desdén) – ¡qué graciosa la niña¡... claro, como ella es casi vegetariana y tiene esa percha... si tuvieras que vértelas con los dulces y las proteínas que le gustan a mis hijas...

- si trabajaras más y comieras menos marranadas mejor te iría.

- hija... pues tampoco me va tan mal. Y no soy tan abominable...

(Inés parando a dar un respiro) - uff... vaya paliza. Venga Carme, no me hagas caso. estas espléndida últimamente.

- ya.. arréglalo ahora.

La rubia para de pedalear y se levanta de la bici. Levanta los brazos como si se desperezara y se sienta en una banqueta. Mira pícaramente a Inés y le dice:

- ¿te cuento un secreto?

Inés, sin bajar del aparato pone cara de complicidad. – sexo, seguro. venga, suéltalo.

(contenta de poder decírselo a alguien) - ¿recuerdas a David?

- David... David. Pues no.

- ¿no te acuerdas... el monitor que se marchó al València CF hace dos meses? No puedes haberte olvidado.

- ¿el macizo? ¿El Rocky?

(haciendo voz de niña mala)- el mismo mary, el mismo. He quedado con él para tomar una copa ¡mañana a las sieteee! Y después a cenar a un sitio discreto ¿qué? ¿que me dices ahora? Tu amiga la gorda va a tirarse al tío más bueno de València.

- pero... a ver Carme, ¿has quedado... a tomar una copa o... a tomar una copa?

- (empezando a enojarse) ¿qué te pasa Inés... no me crees capaz de seducirle? Ya se que no soy una niña pero creo que todavía conservo bastantes... (mirando sus grandes y bonitas tetas) encantos.

- (sonriendo) venga, no te enfades. Estas buenísima y te creo muy capaz de hacerlo, pero... ¿has pensado que puede salirte maricón y que solo quiere sacarte una buena cena? Casi todos esos tíos esculpidos a cincel lo son, ya lo sabes.

- (con musiquita) este noooo.

- ¿como lo sabes?

- ¡ah...¡ eso es otro secretooo.

- (interesada) a ver, cuenta.

- de eso nada monada. Antes tienes que decirme el tuyo.

- (con cara de asombro) ¿el mío? ¿cuál es el mío? Dímelo por favor, seré la primera en saberlo.

- Ineees, que a mi no me engañas. A ver ¿porqué razón estas ultimas semanas tan contenta y feliz, tan... suelta? No será porque el soso de tu marido vuelve a hacerte caso. Eso no me lo creo ni "jarta de vino". A ver... ¿qué lío tienes por ahí?, cuéntamelo, venga.

- (intentando por todos los medios ser convincente) ¿lío... yo? No me hagas reír. Ya sabes que no me van esas cosas. Y sabes perfectamente que Joan no es soso ni mucho menos.

- es peor que soso: es imbécil. Y no te merece. Te lo digo yo... (con amargura) ningún marido se merece lo que tiene en casa. El mío el primero. Dime... ¿no esperas un poco más de lo que recibes? ¿se comporta contigo como tú querrías? Y... ¿pondrías la mano en el fuego de que te es tan fiel como tu le eres a él?

La conversación evidentemente se había agriado. Inés se tomaba muy en cuenta las cuestiones relativas a la fidelidad conyugal, a pesar de que era consciente de que estaba traicionando a su marido.


- (con seriedad) nunca recibes lo que esperas, nunca. Ni de tu marido ni de nadie. Y lo otro... nunca me ha dado motivos para dudarlo Carme. El tuyo no lo sé por alguien que no seas tú, que me lo dices constantemente. Y si lo supiera por otras fuentes te lo hubiera dicho de inmediato. Eres mi amiga. (pausa) Y si sabes algo sobre Joan que yo no sepa deberías decírmelo, ¿no crees?.

Carme se levanto y se sitúo frente a Inés con semblante serio)

- mira Inesita, no se nada de tu Joan. Sabes perfectamente que de saberlo te lo hubiera dicho en-se-gui-da. Soy tu amiga como bien dices. Solo digo que se ve a la legua que no te hace caso. Tengo tres hijas, la menor de 13 años y la mayor casi 17. Y sé lo que estoy diciendo. Con la edad que tienen estoy absolutamente segura que ya han tenido más orgasmos que los que me ha proporcionado mi marido en más de dieciocho años que llevo casada.

Y prosiguió: - me case cuando era una cría, y estaba de buena que te cagas. Me hizo tres hijas en cinco años... y seguía estando muy buena, pero el hombre se cansó. Pasamos al sábado sabadete, y no todos... y a los cuatro días al mes mesete. Ahora... ufff, ni me acuerdo. Y tu Joan, por la pinta que tiene la cosa, más de lo mismo. Yo no sé tu marido, pero al mío le llevo contados casi diez líos... el ultimo con una enfermera de neumo. Por mi parte voy a pagarle con la misma moneda.

Inés pensó para si que no le faltaba razón a Carme pero solo una parte de ella. Efectivamente, esperaba más de Joan, pero... ¿era sexo solamente? ¿le daba Alex lo que Joan no le daba? Evidentemente era algo que no podía contar a nadie que no fuera como ella, y Carme no lo era o, al menos, eso le parecía. Estuvo a punto de preguntarle porqué no se separaba pero lo pensó mejor y calló. Carme y ella eran de las que se casaban para toda la vida. Si Joan la traicionara... se lo pensaría mucho para abandonarle, mucho.

- Carme, xiqueta, llevas diciendo eso desde hace años y nunca lo haces, o no me lo has dicho que lo hagas. ¿de veras quieres que crea que lo vas a hacer ahora?

- ahora creo que va en serio Inés, muy en serio. Ocasión que tenga la aprovecharé. Todavía soy atractiva. Solo me falta práctica, pero pienso tirarme a todo bicho viviente que me guste, hombre o mujer.

- (anonadada) ¿has dicho... mujer?

Carme contestó con gran determinación:

- si Inés... eso he dicho. Pienso probarlo todo... todo.

- (respirando hondo) Carme... me das miedo.

- (riendo) y ve con cuidado... que tú me gustas mucho.

Las dos se pusieron a reír a carcajadas, pero Carme o mentía.

* * * * *

LUNES 17 DE MARZO

Veía la cara del honorable mirándola de reojo y no podía dejar de sonreír. Bueno, la del Conseller, la de dos directores generales, y un jefe de servicio, todos hombres. Siempre tan acostumbrados a ver a Inés tan pulcra, tan discreta, tan... circunspecta. Y, claro, verla aparecer con el pelo suelto, con un vestido negro de tubo, muy corto, sin mangas, ceñido al cuerpo y sin sostén. ¿qué otra cosa se podía esperar de una reunión solo de tíos?

Toda la mañana venia recibiendo miradas más que lascivas de todo el personal, incluyendo la de alguna que otra chica, pero lo peor estaba por llegar.

Salió antes de la hora por ser semana fallera y se dirigió directa al Corte Inglés. Esperó mariposeando a que se hiciera la hora acordada, la una, la hora punta. Se dirigió a la planta hombres, justo al lado de Burberry´s, el lugar convenido. Dudó, es verdad, pero sabia que él la estaría observando. Se armó de valor. Sacó el lápiz de labios rojo intenso y un espejito y se pintó los morritos. A continuación, ante el estupor de todo bicho viviente se levantó el vestido hasta la altura de la cintura quedando con un minúsculo tanga y medias negras hasta medio muslo, y se pintó asimismo el ombligo. Se tomó su tiempo para hacer varios círculos concéntricos y se volvió a bajar su vestidito. Y aquí paz y allá gloria. Y desfilando entre el personal anonadado, se subió a la cafetería pensando : - no ha sido tan grave -. En el paseo hasta la ultima escalera tropezó con una vieja amiga.

- Inés, cielo, que casualidad.

(por los pelos, menos mal!) - Carme... un beso.

- ¿no es hora de curro, pendón?

- no Carme, son fallas y salimos antes.

Las dos mujeres estuvieron un ratito de palique. Inés nerviosa porque Alex la estaba esperando, pero no podía cortar así como así; se despidieron e Inés subió casi corriendo. La estaba esperando. Finalmente se sentó junto a él.

- lo siento. Me entretuvieron.

- ¿quién es esa rubia?

- una amiga. Se llama Carme.

- ¿Y de qué la conoces?

- la conozco desde siempre. Sus padres y los míos son muy amigos.

- ¿qué relación tienes con ella? ¿la ves con frecuencia?

- Es mi mejor amiga. Tengo mucho trato con ella. Nos vemos dos veces por semana en el gimnasio de la pista de Ademuz, salimos al cine, a nadar... todo eso.

- ¿casada?

- si.

- es bastante mayor que tu.

- si. en febrero cumplió 41.

- pero está muy buena.

- cuando era más joven era espectacular. Todavía se conserva muy bien.

- ¿rubia de verdad?

- si... natural.

- ¿cómo lo sabes... le has visto el coño?

- si.

- ¿te has acostado con ella?

- (molesta) no, desde luego.

- no me hables así.

- perdona, lo siento.

- desde luego que lo sentirás. Esta noche antes de acostarte te pincharás un pezón con la hipodérmica.

La invadieron los sudores. Inés soportaba el dolor pero pincharse... era algo que no podía aguantar. Alex lo sabía. Era la primera vez que la castigaba de esa manera. Antes solo lo había sufrido una vez, y en la tripa, con Gabriel, y había cometido el error de contárselo a Alex.

- ¿me has oído?

- si.

- y quiero que te hagas una foto con la digital con la aguja puesta. ¿esta claro?

- si Alex. Haré lo que me pides.

Hubo unos minutos de pausa. Alex cambió de conversación para volver a preguntar a Inés sobre su amiga.


- Carme... esta muy bronceada, ¿pero es natural? ¿ y tiene la carne mórbida?

- toda natural. tiene una piel morena envidiable. Ella tiene una constitución mas bien rellenita y con la edad ha perdido un poco de turgencia.

- ¿pechos?

- grandes y bonitos. Todavía bastante firmes.

( pausa larga )

- Inés...

- dime Alex.

- quiero acostarme con ella.

( silencio )

- y tú me ayudarás.

Se produjo un prolongado silencio. Lo esperaba... Inés lo esperaba. ¿ qué otra cosa podía pasar por la mente de Alex después de ese interrogatorio? ¿ hasta qué grado de bajeza pensaba arrastrarla?

- no sabría como hacerlo Alex. Carme nunca ha traicionado a su marido, ni creo que lo haga.

Alex le dedicó una de esas miradas graníticas que la derretían, que la convertían en un objeto de sus caprichos y que la hacían sentir de su entera propiedad.

- no me mientas. Sí sabes como hacerlo. Se ve claramente que es una mujer insatisfecha. Esta esperando una ocasión, y tu se la vas a proporcionar. Y espero que sea pronto. ¿ me has oído?

Mordiéndose los labios y destilando rabia en su interior por no ser capaz de contradecirle, Inés contestó con voz queda y sumisa:

- si... te he oído. Haré lo que pueda.

- eso no es suficiente. Lo harás... y punto.

- si Alex... lo haré para ti.

* * * * *

El rostro de las doctora tenia un rictus de disgusto.

- y bien Inés, ¿qué te pasó el lunes?

- francamente Eva... se me olvidó. Cuando caí en la cuenta ya eran casi las once. Lo siento de veras. Desde luego cóbrame la sesión.

Mentía descaradamente. Alex la retuvo en su casa desde las seis hasta más de las diez. La tuvo más de dos horas fuera, en la terraza, totalmente desnuda a la vista de todos los barcos que entraban y salían de la dársena de Por Saplaya . Cuando la dejó entrar estaba muerta de frío. Afortunadamente para ella ese día no le infligió demasiados castigos físicos. Así y todo cuando salió de allí aunque satisfecha y saciada en sus oscuros apetitos, estaba dolorida y muerta de cansancio, e incapaz psicológicamente de disculparse por haber faltado a su cita.

- eso desde luego Inés, es mi norma, ya lo sabes. Bueno... empecemos. Quedamos en que volvería a formularte las mismas preguntas que al comenzar la terapia. ¿preparada? FOTOS

Este artículo no tiene comentarios.

Escribe un comentario







Código de Validación:

Introduzca el Código de Validación:




Estadisticas Usuarios

  • Online: 61

Categorias

Articulos Relacionados

Articulos Mas Vistos

Nuevos Comentarios

Recomienda Superrelatos a Tus Amigos

Tu Nombre:

Correo de Amigo:

Código de Validación:

Introduzca el Código de Validación: