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Mis Masturbaciones con mi Hermana

Todo ocurrió a partir de mis trece años, a esa edad había descubierto lo que era masturbarse, lo descubrí solo, ya que mi pene se ponía erecto muy seguido, siempre aproveché la soledad de mi cuarto, por lo común en las tardes solo quedábamos en casa mi hermana y yo, yo me metía en mi cuarto y me dedicaba a deleitarme con masajeos y caricias a mi pene, sólo eso, así pasé por unos dos meses, un día entre esos jugueteos con mi pene instintivamente empecé a frotarlo y sentí una sensación deliciosa y nueva, por lo que continué con más velocidad la frotación, pues la sensación agradable aumentaba, mi verga se puso muy dura y continué frotándolo y fue cuando eyaculé, sentí algo rico, ví por primera vez mi semen, algo lechoso, no sabía que había pasado pero me gustó y lo volví a hacerlo hasta 4 veces seguidos. 

Desde entonces me masturbaba a diario, lo hacía dos a tres veces al día, el primer mes lo hice diariamente, luego me enteré de que se trataba de una masturbación y que en cierto modo podría afectar mi salud
, tuve esa idea y reduje mi frecuencia de masturbación, trataba de no hacerlo, pero la excitación me ganaba, por lo que no podía evitar más, lo hacía casi interdiario, pero ya no 4 veces, me limitaba a hacerlo 2 veces, a veces tres veces al día, incluso en un calendario de mano marcaba los días de mi masturbación. Pero mis deseos eran fuertes, En las noches solía fantasear con follar a una de mis profesoras, a veces con una vecina, y así me masturbaba, era mi deleite solitario. Así llegué a mis catorce, continuaba con mi vicio de mi masturbación, ya había conseguido una revista pornográfica, solo de blanco y negro y me masturbaba viendo las imágenes de esa revista.

Un día, cuando ya tenía tenía 14 años + 7 meses, estaba en mi cuarto, semidesnudo, siempre manoseando mi pene y estimulando mis deseos, ya estaba muy excitado y me entregué a la masturbación, se sentía rico y de tanto jugueteo mi pene ya estaba muy excitado, con unas pocas frotadas empezé a eyacular, con disparos de semen hacia arriba, tenía mis piernas abiertas y mi verga bien erecta botando chorros de semen, fue en ese instante cuando mi hermana menor, entró sorpresivamente y me pilló sin querer, obviamente ella no sabía de que se trataba lo que hacía, me dijo que voy a contarle a mamá que te estas haciendo pichi en tu cama y se fue corriendo. No sabía que hacer, estaba muy avergonzado, me puse de pie, me puse mi truza y pantalón y salí tras ella para pedirle que no le cuente, para mi buena suerte mi mamá aun no había llegado, por lo que tuve tiempo de convencerla para que no se lo cuente. Desde ese día mi hermana siempre se asomaba a la puerta de mi cuarto, supongo que con la idea o curiosidad de ver lo que hacía, pero yo me cuidaba, a veces estudiaba sobre mi cama, pero siempre aprovechaba un poco de tiempo para masturbarme.

Yo fantaseaba demasiado con estar con una mujer, tenía muchas ganas de follar, pero hasta esa edad no había tenido relaciones sexuales, cualquier imagen desnuda de una mujer era motivo para morbosear y masturbarme, cuando regresaba del colegio lo hacía caminando para darme tiempo a mis fantasías mentales, así vivía en mí mismo, tenía muchas ganas de follar, pero no sabía con quien, era tímido y mi colegio era solo de varones. Hasta que un día mi mente me traiciona, mi hermana me dije, ella ya tenía doce y medio, ya estaba algo desarrollada, ya se notaba la forma de sus pequeños senos, sus muslos ya habían desarrollado también, pero nunca me había fijado al detalle. Ella cuando pasaba hacia su cuarto muy a menudo estaba que se asomaba a la puerta de mi cuarto desde la vez que me pilló. Me dije, haré que vea lo que me masturbo, de la puerta solo se vé la mitad de mi cama, por lo que planeé como hacerlo, yo mismo me ponía en la puerta para ver que es lo que se vé, y a que altura de la cama tendría que echarme, coloqué un pequeño espejo sobre la mesa para verla, así esperé que se presente la oportunidad, hasta que una tarde, a eso de las cuatro de la tarde, como siempre no había nadie en casa, solo quedabamos en casa ella y yo, mis padres en su trabajo y mis dos hermanos menores de 9 y de 7 estudiaban en turno tarde. Ella conversaba afuera en la puerta que da a la calle con una de sus amigas, yo en mi cuarto me preparaba algo nervioso, me saqué el pantalón y solo con calzoncillo me eché en mi cama, empecé a tocar mi pene, se puso erecto casi de inmediato, de momentos me levantaba para ver si mi hermana seguía afuera, yo estaba ansioso de que su amiga se vaya. Al rato se despidió de su amiga, yo corrí a mi cama y me eché, saqué mi pene por un costado del calzoncillo, ya lo tenía erecto, escuché los pasos de mi hermana, pero se fue a su cuarto, yo esperaba a que saliera y se asomara como siempre a la puerta de mi cuarto, aunque esta vez, al parecer mi hermana también quería verme sin ser notado por mí, eso entendí cuando salió de su cuarto sin hacer mucho ruido, solo escuché la cortina de plástico de su puerta; ella se asomó sin hacer ruido hacia mi puerta, yo la ví por el pequeño espejo que había colocado en mi mesa, ella ya me estaba viendo, yo me puse algo nervioso, mi corazón comenzó a latir más rápido, mi pene estaba semi-erecto por el nerviosismo, pero tenía que continuar con mi plan, ella estaba viendo lo que hacía con mi pene, yo estaba ya excitado y mi pene también ya estaba duro, con una erección fuerte, con mis dedos empujaba desde la raiz del pene (cerca al ano) para que mi pene se vea más grande, lo hacía para que ella lo vea, no sé si ella lo disfrutaba o sólo saciaba su curiosidad, pero en cuanto a mí estaba muy excitado, de momentos pensaba llamarla para que vea de cerca, pero no, empecé a frotar mi verga, me masturbaba, de momentos levantaba mi pelvis y estiraba mi verga para que pueda verlo mejor, lo frotaba, hasta que no aguanté más y empecé a eyacular, fue la masturbación más rico de mi vida, pero no quedaba ahí, como ella seguía en la puerta disimulada, yo seguía jugando con mi semen, lo hacía estirar en mis dedos, ya una vez saciado, me hacía el que me levantaba de la cama con el propósito de que ya se fuera.

Esa noche me masturbé dos veces más recordando lo sucedido, había logrado saciar una exquisita fantasía sexual. Días siguientes me masturbé como unas 4 veces más para ella sin hacerme notar que yo sabía que ella me espiaba mientras me masturbaba, otras veces no eyaculaba solo jugueteaba con mi pene. Así pasó casi un mes o algo más, mis fantasías ya no eran con mi profesora, ni con la vecina, sino con mi hermana, comencé a espiar su cuarto mientras no estaba ella, exploraba sus interiores, frotaba mi pene con sus interiores, a veces dejaba mi líquido preseminal en la parte del calzón que hace contacto con su vagina. Otras veces encontraba su calzón manchado con sangre por lo que sabía que ya menstruaba, incluso encontré su almanaque donde anotaba los días de su menstruación. Mi vicio de masturbación se había aumentado ahora ya con los calzones de mi hermana. Muy a menudo me llevaba un calzón de mi hermana y en la noche en mi cama lo colocaba sobre mi sábana y hacía como que follaba, siempre frotaba mi pene en la parte del calzón que hace contacto con su vagina, y así me masturbaba, ya no con la mano, sino ya me follaba su calzón hasta eyacular, era muy rico para mí y era más excitante aún dejar mi semen en su calzón.

Así disfruté por un buen tiempo, y mis fantasías fueron creciendo, ya no quería que solo vea mis masturbaciones, ya en mi mente se había posicionado la idea de follarla, por lo que trataba de encontrar la manera de hacerlo, pensaba, que si mientras miraba mi masturbación podría talvez ser, o si la propusiera directamente, no sé, tantas ideas en mi cabeza, solo me contentaba con masturbarme. hasta que un día se me ocurrió, una tarde, ella estaba haciendo su tarea en la mesa, aun con su uniforme de colegio, yo en mi cuarto siempre excitándome, en mi calentura, quería follarla, pero tampoco violarla no me parecía bien, me levanté de mi cama me puse mi short y fuí hacia ella, me acerqué , me paré a su costado, ella estaba sentada en una silla haciendo su tarea en la mesa y le pregunté algo nervioso, “Cintya, alguna vez se lo has contado a mamá que me hago pichi en la cama”, era la pregunta que había ideado para iniciar la insinuación, ella me dijo que “no”, yo continué, “sabes Cintya eso no es pichi”, y ella me responde sin cambiar la mirada de su cuaderno “entonces que es”. Yo me decía en mí mismo que era mi oportunidad, “no sé, cuando toco mi cosa sale solo” le dije. Ella no decía nada, y continué “quieres ver que es” tenía que ser algo descarado era perder o ganar, ella dijo “no”, entonces le dije, “si tú siempre me vez cuando me toco en mi cuarto, no quieres verlo de cerca”, ella no decía nada, y entonces saqué de manera descarada mi pene de mi short, de dije algo nervioso “mira”, y empecé a frotarlo despacio, ella se hacía la que no quería ver, incluso quería levantarse e irse, pero al parecer también le picaba la curiosidad, lo noté cuando ella miró mi pene de reojo, pero retiró rápidamente la vista hacia su cuaderno, le noté algo turbada, mi pene estaba cerca de su hombro derecho y yo lo estaba frotando, por lo que ella podía ver de reojo, lo tenía muy erecto, me salía bastante el líquido preseminal, ella otra vez cambió de mirada hacia mi pene, pero esta vez su mirada se fijó en mi pene, no me miraba la cara. En eso ella me preguntó algo confundida “eso que es”, se refería al líquido preseminal, le dije “no sé” pero no es pichi.

Mi pene estaba muy duro y bien erecto, estaba ya a punto de eyacular, en mi calentura le dije, “Cyntia tócalo” ella decía “no”, agarré su mano que estaba sobre la mesa y la llevé a mi pene, en el fondo ella quería tocarlo, por lo que no puso mucha resistencia, la hice agarrar, logré que la tocara y al momento empecé a eyacular, salía por salpicones largos mi semen, apretaba fuerte sus manos sobre mi pene que estaba eyaculando, que sensación morbosa y muy rico, terminé de eyacular, parte de semen había salpicado en su polo, parte cayó sobre la mesa. Solté sus manos, a la ves que le decía que se sentía algo rico hacer eso, “eso que sale parece leche, dice que es semen” le dije. Ella no dijo nada, algo confusa, talvez nerviosa, o no entendía lo que pasaba, se levantó de la silla y se fue de prisa a su cuarto. Yo me fui a mi cuarto, estaba muy satisfecho y quería masturbarme recordando lo sucedido hace un momento, me preguntaba si alguna gota había caído en sus muslos o había quedado en su mano, que satisfacción; había pasado como 10 a 15 minutos de lo sucedido y empecé a masturbarme pensando fantasiosamente en lo sucedido, estaba nuevamente erecto mi pene, mi hermana se había metido a su cuarto y no salía, yo estaba muy caliente, con ganas y deseos de follar, con la mano en mi pene muy excitado, me dije a mí mismo que ahora si podría ser mi oportunidad, me quité el short, solo con polo me fui al cuarto de mi hermana, ella estaba echada en su cama de espalda, ella se sorprendió, la noté algo asustada, le dije, Cyntia, ya no aguanto, tócalo otra vez, ella se levantó de su cama y quería salir de su cuarto, la agarré del brazo y le dije, será la ultima vez, por favor tócalo, la tomé su mano y lo llevé a mi pene y la hice agarrar, la hice apretar, estaba tan caliente mi pene, sentir otra vez la mano que no es mía sobre mi pene me puso mas caliente, no me resistí más y la tumbé en su cama, caí sobre ella, la sujeté con mis brazos, mientras con mis rodilla abrí una de sus piernas y con la otra rodilla la otra pierna, ella trataba de zafarse, yo le decía, “vas a ver lo rico que es, te va gustar”, ella solo llevaba la falda escolar, era algo corta lo cual facilitó a mis fechorías, mi pene ya punteaba su vagina pero sobre su calzón, ella parece que también empezaba a excitarse, por que su cara se puso caliente, yo hacía el movimiento de mete y saque pero sobre su calzón, mi liquido preseminal ya había humedecido algo su calzón, mi pene ya sentía su calor suave de su vagina, le decía “sácate el calzón” ella no decía nada, con un brazo la sujetaba y con la otra yo trataba de bajar su calzón, solo logré bajarlo un poco la parte de la cintura, luego traté de retirar la parte del calzón que cubre su vagina, deslizándolo a un costado de su vagina, esa parte de su calzón ya estaba húmeda, en eso mis dedos rozaron su vagina, estaba mojada y caliente, eso me excitó aún más, agarré mi pene y lo dirigí hacia la entrada de su vagina por un costado de su calzón, estaba impaciente de penetrarla, la punta de mi pene logró hacer contacto con su sexo, era demasiado rico para mí sentir un calor de vagina por primera vez, yo ya estaba a punto de correrme, quería penetrarla, trataba de aguantar la eyaculación, con mi mano frotaba mi pene en su vagina de arriba hacia abajo, ella bajó la resistencia, por lo que entendí que también ella lo deseaba, ella cedió un poco, abrió instintivamente un poco más sus piernas, pero yo estaba ya muy caliente, mi verga no podía penetrarla y estaba por explotar mi eyaculación, su vagina estaba muy estrecha, la cabeza de mi pene se acomodaba en la entrada de su vagina que estaba muy caliente, pero no entraba, empujé con algo más de fuerza y sentí que entró algo del glande, pero no todo, no aguanté más y comencé a eyacular, en mi mente me decía tengo que penetrarla, en uno de esos bombeos de eyaculación en medio del placer que ya estaba sintiendo y con cosquilleos en la punta de mi pene, empujé con más fuerza y logré penetrarla, ella se retorció con algo de dolor y gemido, la había desvirgado, dos a tres bombeos más de semen y terminé de eyacular dentro de mi hermana, se notaba un olor a sexo que hasta ahora no lo olvido, después de terminar de eyacular me decía en mi mismo, “no tengo que sacar mi pene, tengo que seguir”, mis masturbaciones eran de dos a tres veces seguidas por día y a eso de mis 14 cerca de mis quince había mucha energía sexual, por lo que no saqué mi pene, se puso algo flácido pero seguía dentro de mi hermana, parece que eso la alivió a ella, así flácido sentía lo muy apretada que la tenía, estaba muy ajustadita la vagina de mi hermana y quemaba mucho y estaba bien lubricada, así flácido comencé con el mete y saque, corto, despacio, cuidando que mi pene no se salga de su vagina, en aquel entonces no tenía nada de idea del tamaño de los penes, ya a mis 20 me dí cuenta cuando una prostituta me dijo que era un pingón, (mi pene mide 19 cm y es gruesa), con lo cual había desvirgado a mi hermana y la estaba follando.

Mi hermana ya no ponía nada de resistencia, tampoco no decía nada, mi pene poco a poco se fue endureciendo dentro de ella, mi hermana se retorcía, de momento me agarraba de la cintura, al notar que también le gustaba, ya con mi pene erecto en su totalidad empecé a empujar con más de fuerza, y le preguntaba cerca de su oído “te gusta?” ella me decía bajito “sí”, otra le decía “ves?, que es rico” ella solo decía “sí”, yo empezaba a morbosearme, ya había tomado el control y estaba haciendo lo que en mente tenía desde año atrás, le preguntaba “quieres que lo saque y me vaya” ella me decía bajito: “no” , “sácate el calzón” le dije, no respondió, como ella ya había cedido, saqué mi pene, me separé un poco de ella y le bajé el calzón, la retiré de una de sus piernas, ya la tenía como siempre fantaseé tenerla, con las piernas abiertas, sin calzón, excitada, con la vagina totalmente húmeda, levanté su falda hasta su ombligo y nuevamente la penetré, estaba tan estrecha, que mi verga se sentía muy apretado, que placer una vagina virgen, ya sin calzón abrí más sus piernas y seguía con el saque y mete con más fuerza, la tenía a mi merced, la penetraba con movimientos de mi pelvis en forma circular, la estaba culeando como a mi amante, mucho morbo y placer, estaba penetrando una mujer por primera vez, mi hermana al parecer también estaba disfrutando silenciosamente, yo sacaba todo mi pene y la volvía a meter hasta el fondo, de momentos me separaba de su cuerpo y le pedía que toque mi pene, al cual ella obedecía, mi pene estaba durísimo y me excitaba que lo toque así de duro con sus suaves manos, la penetraba mientras ella sujetaba con delicadeza mi pene, que rico la estaba follando, luego me puse de rodillas para ver como entraba mi pene a su vagina, piernas abiertas a mi vista y a mi disposición, que vagina tan rica, bien formadita sin bellos, comiéndose mi pene bien duro, tieso y totalmente lubricado, tanto había deseado ver una vagina y se hacía realidad, sacaba despacio todo mi pene y se la volvía a meter, así contemplé y gocé por unos dos minutos, luego me eché sobre ella, puse mi brazo bajo su nuca para abrazarla y deseaba besarla en la boca, era otra de mis fantasías, deseos ansiados, con mi brazo bajo su nuca, la abrazaba y con mi otra mano acomodé su cabeza y busqué con mi boca sus labios, ella se dejó besar, me entregó sus pequeños labios, era también mi primer beso, parece que aprendimos rápido, ella correspondía a mis labios, lo combinaba a compás del mete y saque, perdido en el placer, así estuvimos por unos 7 minutos entre besos y mete-saques, cuando de pronto mi hermana me tomó fuerte de la cintura, y se estremecía, movía su cabeza de un lado a otro, pronunciando mi nombre entre gemidos y voz apagada “maaarcos, maaaarcos, maaaarcos, que rico, que rico,  que riiiico”, ya después entendí que ella estaba teniendo su primer orgasmo.

Sentí como algo de escalofrío en mi pene, se me venía otra corrida, al cual apresuré mis movimientos y acompañe los gemidos de mi hermanita con mis bombeos de eyaculación, que rica eyaculación dentro de mi hermana y el olor a sexo inolvidable hasta ahora, fuertísimo; mucho calor, había sudado, había mucho líquido en nuestros sexos, mi pene estaba todita dentro de mi hermana, por lo que mi semen debí dejarla muy al fondo de su vagina. Quedé exhausto sobre mi hermana, al cabo de un rato tenía que volver a la realidad, en mi mismo me dije, de esto no tengo que salir peleado con mi hermana, mi pene ya flácido, salió solo por la presión de ajuste de la vagina de mi hermana. Me puse a un costado, “tengo que hablarle algo” me decía a mí mismo. Ahí le pregunté, “te gustó?”, ella no decía nada, se cubrió con la colcha y se puso de costado, yo le dije, “Cyntia, por favor no cuentes a nadie esto”, pero ella no decía nada. Me levanté, mi short había dejado en mi cuarto, por lo que me apresuré a salir de su cuarto, en eso, cuando ya estaba cerca de la puerta ella me dijo en voz baja, “no te preocupes no le contaré a nadie”, eso me dio algo de confianza y tranquilidad, y le pregunté nuevamente “te gustó?”, ella respondió en voz baja “si”, sentía cierta excitación con esa respuesta, me dirijí a mi cuarto me puse mi short y mi pantalón, me interné en mi cuarto, ya no salí ni a cenar, había logrado lo que tanto había fantaseado, mi sueño hecho realidad, no podía creerlo. Con ese recuerdo pasé toda la noche, incluso no pude dormir, estaba acalorado, mi cuerpo tenía calor, no conciliaba con el sueño. Después de lo sucedido tenía buena relación con mi hermanita, no salió enojada, mas al contrario, me trataba bien, me alcanzaba mi desayuno, algo que me avergonzaba eso. Ella había cambiado, tenía algo de alegría, su rostro cambió como si se hubiera hinchado sus cachetes, su voz se abrió a otro tono, se hizo mujer cerca de sus trece. Después de esa primera vez, otro lo hicimos después de unos veinte días, siempre cuidaba su periodo fértil, después lo hicimos más veces, la hacía ver revista porno y tratábamos de hacer todo lo que veíamos, lo poníamos en práctica, mi frecuencia de masturbación había bajado, también mis fantasías sexuales habían bajado, le pedí que no lo hiciera con otro y ella me prometió no hacerlo con otro, al mes follábamos un promedio de 5 a 6 veces, evitando siempre follar días fértiles.

Disfruté de mi hermana todo el periodo de su adolescencia, la ví desarrollar, ví crecer sus nalgas, vi como aumentaron el volumen de sus muslos, sus senos, en todo ese periodo la hice el amor, los disfruté en todo momento, a sus 16, era toda una mujer con todos sus atributos bien formados y era solo para mí, me sentía feliz de tenerla a mi disposición, ella ya sabía muy bien hacer el amor, se colocaba bien, ya sabía moverse, aprendió a chupar mi pene, trataba de complacerme, yo la trataba con cuidado, le ayudaba en sus tareas, la acompañaba. Habían días que jugábamos sobre su cama o en la mía, que generalmente terminaba en sexo, algunas veces en un buen sexo oral, muchas veces eyaculé en su boca y varias veces se tragó mi semen. Hice todo lo que quería experimentar en el sexo, todo cuanto me venía a la mente, me gustaba su cuerpo, a menudo la echaba boca abajo en la cama y me gustaba contemplar sus nalgas, eran bien contorneaditos, voluminosos, los apretaba con mis manos, los besaba, los mordisqueaba, lo chupaba sus glúteos, …como lo disfrutaba, me subía sobre ella con el pene erecto ya más crecido y lo frotaba en sus nalgas hasta eyacular, disfrutaba untar sus nalgas con mi leche, que rico; sin embargo nunca la penetré por el ano, esa curiosidad no se me pasó por la cabeza en ese entonces. Algunos días salíamos a parquear, y aprovechábamos la oscuridad para besuquearnos, fuimos como enamorados. Yo quería tanto a mi hermana y ella parece que también me quería. Ya a sus 17 tuvo un enamorado, luego otro y otro y otro, sexualmente era muy activa. Ahora yo tengo una novia y un hijo, ella igual tiene su esposo, que es mi amigo y tiene dos hijos. La última vez que follamos fue un día antes de su fiesta de promoción. Lo recuerdo muy bien, y tengo registrado todas las fechas que la follé, yo ya estaba en la universidad, ya tenía una enamorada y me pareció que ya era momento de dejar esa aberración. Pero debo reconocer que la follada más rica, la vagina más rica, caliente, estrechita y más húmeda que follé fue la de mi hermana. A veces cuando hago el amor con mi actual pareja pienso en esas penetradas que tuve con mi hermana y me excito más….. eso no lo sabe mi mujer. Ahora tengo 38 años y ella 36.


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1

vic on

Que rico.

2

soa on

mmmmmmmmmmmm rico

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