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De como perdi la Virginidad

Como perdí la virginidad. Mi nombre es Maricruz y vivo en Panamá, en una ciudad llamada La Chorrera, a 35 kilómetros de la capital. Soy blanca, mido 1.62mt, delgada pero con buen cuerpo, ojos verdes y cabello negro, no es por alabarme, pero soy bastante bonita. Mi vida sexual la empecé a los 13 años, cuando cursaba el octavo grado. Era una adolescente delgadita, algo pecosita y lucía una larga cabellera ligeramente rizada que me llegaba casi hasta la cintura. Ya había comenzado a desarrollarme y mi cuerpo mostraba unas formas muy bonitas y un par de apreciables senos de buen tamaño, erguidos e imprudentes que hacía que muchos hombres me miraran con lujuria. Aunque en ese entonces yo aun era bastante inocente, ya me empezaban las primeras calenturas propias de la edad, pero no había experimentado nada de nada aun, ni siquiera me habían besado o me había masturbado. Ni siquiera había tenido un novio.

Estudiaba en una pequeña escuela privada en la ciudad donde vivo. Allá la mayoría de las escuelas no tienen autobuses propios, así que se utilizan pequeños buses de contrato, propiedad de particulares, que prestan el servicio de colegiales a las escuelas. Así fue como conocí a Nicomedes. Era un negro de unos 22 años, creo yo, apenas un poco más alto que yo y algo musculoso. No era muy guapo ni feo tampoco. Al principio me trataba normal, me piropeaba pero de manera bastante respetuosa, así que nos hicimos amigos. Solo que había un detalle: me gustaba. Desde que lo conocí, se despertó en mí la atracción por los hombres de piel oscura.Una ocasión, después de terminar su recorrido, me invitó a pasear antes de llevarme a mi casa y yo acepté gustosa. Era la oportunidad para pasar un rato a solas con el. Me llevó a un lugar apartado cerca de un río, así que me di cuenta de que sus intenciones eran las mismas que las mías. Luego de conversar un rato sobre varias cosas, comenzó a acariciar mi cabello y a decirme que era muy bonita y que le gustaba mucho. Yo le dije que el también me gustaba desde hacía tiempo. En ese momento acercó su cara a la mía e hizo lo que yo estaba esperando; me dio un beso. ¡Mi primer beso! Fue corto y no muy apasionado, pero de inmediato me besó otra vez, metiendo su lengua en mi boca, lo que me pareció raro al principio pero terminó gustándome, así que yo comencé a usar mi lengua también. Mientras me besaba, comenzó a acariciar mis senos y yo me estremecí toda, pero lo dejé manosearme por un buen rato. Me estaba calentando mucho. Luego de un rato, se detuvo y me dijo que era tarde, que debía llevarme a casa. Yo le dije que no nos fuéramos, que nos quedáramos un poco más, pero el encendió el motor del busito y salimos de allí.

Días después repetimos la escena y sus manos y su boca avanzaron más, tocando mis muslos, haciéndome abrir las piernas y hasta lamiendo mis senos, pero hasta allí. Yo pensé que era un lento o que no se atrevía a más, pero en realidad lo que estaba haciendo era calentarme poco a poco, para que yo lo deseara cada día más.Así continuamos por varias semanas, hoy chupaba mis senos, otro día acariciaba mis nalgas, otro día tocaba mi coño por encima de mis pantaletas, y así. Hasta que un día en pleno toqueteo, se sacó su verga. Me asusté al verla, de verdad, era tan grande y tan gruesa, toda llena de venas, y era tan negra. Claro, nunca antes había visto una verga, aparte de la de mi hermano menor, y no había comparación. Me dijo que la tomara con mi mano y se la masturbara, pero yo no sabía como hacerlo, así que el me explicó. Y como aprendo rápido, terminé haciéndole una tremenda paja que en menos de 15 minutos se vino sobre mis muslos expuestos, chorreando de paso por mis manos. Me dio algo de asco sentir su leche espesa y pegajosa sobre mí, pero me limpié y luego nos fuimos.Hicimos eso un par de días más y un día me llevé la cinta métrica de mi mamá. Quería saber cuanto le medía esa cosa tan grande. Mientras se la medía el solo me miraba y se reía. ¡Le medía 20cm y medio! La de mi hermano sería si acaso la mitad. Luego de medírsela me dijo que se la chupara. No supe que decirle. ¿Y si tenía mal sabor su pene? ¿Y qué tal si se venía dentro de mi boca? Una cosa era tocar su semen con mis dedos, ya hasta era divertido. Pero que se viniera en mi boca era otra cosa. El insistió buen rato hasta que accedí a mamársela. Con algo de reserva la introduje en mi boca, tuve que abrirla bastante para que entrara por lo gruesa que era. El me iba explicando como quería que se la chupara y yo iba aprendiendo rápido, cosa que a el le gustaba mucho. Y me gustaba la sensación de tener una verga grande y negra en mi boca.Después de varios minutos chupando y lamiendo esa vergota negra y dura como una viga de acero, el me agarró por los cabellos, empujando mi cabeza hacia abajo para metérmela toda en la boca, lo que me causó nauseas. Podía sentir que llegaba hasta mi garganta. Luego sucedió lo que me temía. Se vino dentro de mi boca. Tuve arcadas y por poco vomito, pero el no me soltaba la cabeza. Luego me dijo que me la tragara toda, que no dejara escapar nada para no ensuciar los asientos. Asustada y con asco lo hice, me tragué hasta la última gota de su leche espesa y caliente.

Después de eso, me llevó a casa. Yo decidí en ese momento que no quería volverlo a ver.Después de un par de semanas sin hablarle, mi fuerza de voluntad se desmoronó y accedí a ir otra vez con el al sitio de nuestros amoríos, solo que esta vez le dije que si se venía otra vez en mi boca, sería la última vez que haría algo con el. Me prometió que no sucedería de nuevo y yo acepté. Después de eso aprendí que no se debe confiar en las promesas de los hombres ya que nunca la cumplió, aunque siempre lo prometía. Con el tiempo se hizo costumbre que el se viniera en mi boca y siempre me hacía beberme su leche, pero aun no me gustaba mucho, sobre todo su raro sabor agridulce. Una tarde cuando estábamos en pleno apogeo, el me dijo que saliéramos del busito. Me acomodé algo mi uniforme y salimos. Caminamos hasta unos árboles cercanos, donde me dijo que me pusiera de rodillas y se lo mamara, y así lo hice. Luego de un rato de saborear su verga, me dijo que me acostara en el suelo y lo hice. El se acostó sobre mí y comenzó a bajarme las pantaletas mientras chupaba y mordisqueaba mis tetas. Una vez me quitó los pantis, comenzó a abrirme las piernas con sus rodillas. Ya cuando me tenía con las piernas bastante abiertas comenzó a empujar la cabeza de su verga grande y negra contra los labios de mi pequeña y virgen vaginita rosada. Yo me asusté y le dije que no lo hiciera, que no era tiempo aun, que solo tenía 13 años y eso se hacía después de los 18. 

A Nicomedes no le importaban esos números, lo únicos que le importaban eran los 20cm y medio de su pene y quería meterlos todos dentro de mi estrecha e inexplorada cuevita. Mientras el lo empujaba, ya podía sentir su cabezota a la entrada de mi rajita, distendiéndola, por lo que continué luchando por salvar mi virginidad. El tomó mis 2 manitas con su mano izquierda, colocándolas por sobre mi cabeza, mientras con la derecha dirigía su pene para embestir mi vagina. Cuando su cabeza por fin pudo entrar sentí algo de ardor y me di cuenta que estaba perdida, pero aun faltaba lo peor para mí, que era lo mejor para el. Yo pataleaba y le decía que no siguiera, que me la sacara, pero para el no había marcha atrás. Siguió embistiéndome hasta que tuve dentro la mitad de su poste, que entraba como ariete. En ese momento sentí un gran dolor y grité. Debió ser muy fuerte, porque el me tapó la boca mientras seguía penetrándome sin misericordia y en ese momento que comenzaron a rodar varias lágrimas por mis mejillas. Podía sentir como su verga desgarraba todo el interior de mi una vez virgen vaginita, mientras el seguía clavándome con fuerza, bombeando su pene dentro y fuera de mí una y otra vez. No veía el momento en que terminara esa dolorosa tortura. De repente se detuvo, me besó un par de veces y me acarició; pensé que había sido todo, que era el fin, pero no. Sin sacármela, levantó mis piernas hasta colocar mis rodillas a la altura de mi pecho y sin previo aviso, me la empujó con toda su fuerza, enterrándomela toda. Lo repitió varias veces. Me estremecí de pies a cabeza, me dolió mucho, sentía que su enorme verga tocaba mis pulmones, pero a la vez me encantó. Ya hacía unos momentos había comenzado a disminuir el dolor inicial y comenzaba a disfrutar de su penetración y ahora me quejaba pero de placer. Continuó cogiéndome en esa posición varios minutos más hasta que comenzó a gemir. Estaba por venirse. Segundos después lo hizo, se vino dentro de mi vagina, podía sentir sus espasmos, uno tras otro, llenándome toda con su leche caliente y espesa. Sentí un gran gusto cuando se vino pero también un gran alivio cuando me la sacó. Su pene estaba aun erecto, manchado con algo de mi sangre virginal y goteaba un poco de semen. Fue un espectáculo grotesco para mi, pero para el fue un triunfo, se le veía en la cara. Estaba sonriente, feliz, complacido después de cogerse y desvirgar a una niña de 13 añitos. Yo estaba toda adolorida y cansada que me costó trabajo ponerme en pie. Me temblaban las piernas y sentía que no tenía fuerzas para sostenerme. El me levantó del suelo y me ayudó a vestirme mientras me preguntaba si me había gustado lo que acababa de hacerme. Yo le dije que no, que era un desgraciado, que yo no quería hacer eso y que el me tomó a la fuerza y que si quedaba preñada mi papá lo iba a matar. El me dijo que no se lo dijera a nadie, a lo que le respondí que no lo diría, que me daría vergüenza que alguien se enterara. Yo estaba muy asustada. ¿Qué tal si quedaba encinta? ¿Y de un negro? Mi papá me iba a matar y luego mi mamá me iba a hacer resucitar para sermonearme durante 20 años. El solo se sonrió, y me dijo que la próxima vez no me iba a doler tanto y me besó. Subimos al busito y yo le dije que no iba a haber próxima vez. Claro que ustedes ya saben que no tengo mucha fuerza de voluntad.Hasta la próxima, Chau! 


FOTOS

1

raul on

Negro huevon, así no se hacen las cosas, primero yo le cogeria eas linda cuquita abesos,luego luego le metería la lengua, le mordería ese clítoris con suavidad, le metería la lengua en ese culito, después si la desvirgaría, aprenda negro no sea mula.

2

Victor on

Eres lo máximo ojala y algún día te pudiera coger bueno bye niña pórtate mal pero cuídate bien

3

Xavier on

Para mi lo que el hizo no estuvo bien, porque prácticamente te violo. Pero si tu dices que te gusto que se le puede hacer a eso. Solo creo que deberías darte tu lugar y enseñarle que tu también quieres que te hagan las cosas a tu gusto

4

beto on

Ahora que ya te iniciaste sabrás que lo que sigue es explorar todas las formas de sexo mándame tu foto y correo para apoyarte y me ofrezco para prácticas

5

isabel on

muy bueno el relato pero poco cuidadoso

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