Inicio » Relatos de Fetichismo

Colgado por sus Pantys

Comentarios (1)

Mi nombre es Andrés y soy de Cali, Colombia, a continuación, les voy a narrar uno de mis robos favoritos de ropa interior femenina.
Sé que, en diferentes partes de América y Europa, tienen distintos nombres para denominar lo mismo, por ejemplo, en México les dicen pantaletas, en Argentina bombachas, en Chile colales, en España bragas, en Perú calzón... Aquí en Colombia les llamamos Pantys; a continuación les voy a narrar el robo de unas pantys y unos brasieres (o sostenes) de una compañera llamada Angélica.
Empezaré diciendo que Angélica tiene 18 años, mide 1,70, es de color de piel blanca, tiene un rostro angelical de esos de Lolitas, labios delgados, ojos café claro, y cabello castaño largo y liso. Sus tetas son normales, talla de brasiere 34-b, y lo mejor que tiene es un culo de campeonato, pues ella practica ballet, y eso hace que lo tenga muy bien formado.
Yo asistía a una escuela de música y danza. Allí practicaba la guitarra, pero además también hacían prácticas de ballet. Iba a ensayar todos los jueves a las 4:00 pm, cuando termina la clase, a las 5:30, me iba a donde practicaban ballet, y miraba todas esas hermosas jovencitas, entre los 17 y 20 años, bailando en sus lycras y mayas ajustadas, miraba cómo contoneaban y movían su culito, al ritmo de la música clásica y de las instrucciones de la instructora, y alcanzaba, en algunos casos, a mirar cómo sus pantys, tipo hilo dental, se metían por sus culitos vírgenes, de niñas buenas de casa.
Entre todas esas jovencitas estaba Angélica, que era la más linda, y la que inspiraba más inocencia, pero a la vez sensualidad, brotaba la baba mirándola desde la barra. Y, desde ese mismo momento, en mi mente sólo se fabricó un pensamiento, uno que incesantemente me acompañaría todos los días que iba a la academia, a practicar guitarra, robarle unos pantys a Angélica.
Camino a casa, ese día no podía de dejar de recordar las imágenes de ese culito moviéndose, mi verga estaba a punto de estallar, tanto es así que, cuando llegué a casa, tuve que encerrarme en mi cuarto, sacar las pantys de una de mis víctimas pasadas, y masturbarme frenéticamente imaginando cómo se veía Angélica en esa tanguita, al instante me vine en ríos de leche.
Fueron pasando las semanas, y yo, cada vez más, me angustiaba por tener algo de Angélica, pero era una tarea imposible, intente hacerme su amigo, para intentar la posibilidad de ir a su casa y robarle algo, pero Angélica era una mujer muy cerrada, y ni siquiera hablaba con alguien. Siempre, al final de su ensayo de ballet, su novio, un tipo de mucho dinero y poder, la recogía y se la llevaba, y yo mientras suspiraba mirando cómo se marchaba.
Tenía que robarle algo a Angélica, así que esa fue mi meta, que tenía que cumplir cómo fuera.
Comencé a averiguar y a investigar de que, al lado de el salón de prácticas de Danza, había un cuarto de vestiere, donde cada una de las mujeres se cambiaba de ropa y la guardaban en su maletín, y éste, a su vez, era guardado en un casillero (o locker, cajón de metal con candado para guardar objetos personales).
El problema era doble, porque el vestiere, con los casilleros, quedaba al lado de donde las mujeres practicaban ballet, así que era imposible yo, como hombre, poder entrar sin que ellas me vieran y, sobre todo, sin pasar advertido, y además, si llegaba a entrar, cómo iba saber cual era el casillero de Angélica y cómo iba a tener la llave del casillero para abrir el candado y robarme sus pantys... Estaba en un problema, y no sabía cómo salir de él.
Un día, me trasladaron la clase de los jueves a los sábados a las 9:00 am, así que fui, pero resulta que el profesor no fue, y cancelaron la clase de instrucción de guitarra de ese día. De modo que me iba a volver a mi casa, cuando, de repente, vi a las mujeres practicando clase de ballet, entre ellas estaba Angélica, pero ese día no estaban en el cuarto de danza, sino en otro. Me enteré después de que estaban practicando para una presentación especial.
Así que me dije a mí mismo: ésta es mi oportunidad. Afuera del salón, donde ellas practicaban, había una mesa con cosas de ellas, había toallas, vasos de agua, y bolsos y billeteras (artículo donde se guarda dinero y documentos de identificación), yo me acordaba que el bolso de Angélica era uno negro marca Sebastián; así que me fije de que nadie me viera y tomé el bolso, y busqué las llaves del casillero, y ....¡Oh sorpresa!, las encontré.
Dejé el bolso donde estaba, y me fui de una al cuarto de vestiere. Tenía todo el camino despejado por primera vez y no lo iba a desaprovechar, así que cerré la puerta con seguro del vestiere de las mujeres, prendí la luz, y comencé a ensayar la llave del casillero candado por candado, hasta que abriera al casillero de Angélica. No pasaron más de 4 casilleros hasta que pude abrir el de Angélica.
Me sentía en la gloria, tenía mi verga a punto de estallar, saque el maletín (o valija) de Angélica y, con todo el tiempo del mundo, me dispuse a hurgar y buscar en él mi más preciado tesoro, saqué su ropa y sus objetos personales, y encontré su panty, tipo hilo dental blanco, de encajes de flores marca Victoria Sacrets, talla s, y su brasiere blanco de media copa, talla 34-b; los tomé a los dos y los metí en mis bolsillos, organicé el maletín bien, de forma que Angélica no sospechara que alguien estuvo ahí. Cerré el casillero, y salí del vestiere con la verga a punto de estallar.
Fui y dejé las llaves en su bolso, cuidando de que nadie me fuera a ver, y salí corriendo hasta mi casa. No dejaba de recrear en mi imaginación lo que había hecho, y pensaba e imaginaba cómo iría a ser la reacción de Angélica cuando abriera su maletín y no viera su ropa interior, ¿Qué pensaría?, ¿Que creería que pasó?. Apuesto a que jamás se hubiera imaginado que yo la tenía ahora entre mis manos, y que jamás imaginaria todo el placer que iba a recibir de ella.
Llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto, me desnudé, y tuve una masturbación espectacular con esa panty y con su brasiere; los enrollé alrededor de mi verga, y no dejaba de imaginar la escena en que Angélica se quitaban sus prendas, o se las ponía, en el vestiere, me imagina ese culito metido en estas pantys, me imaginaba ¿Qué pensaría Angélica al verme masturbándome con sus prendas? Supongo que sentiría asco y vergüenza, pero eso me excitaba cada vez más.
Dejé las prendas inundadas de leche, creo que ese día me masturbé cómo 5 veces con esas pantys, y aún lo hago, y siento una gran satisfacción por ese robo.
Bueno, amigos del fetichismo de robo de ropa interior, tengo infinidad de historias excitantes por contarles. Prometo que, al que me cuente una de sus historias de robos de prendas, con muchos detalles, así cómo lo he hecho yo, le mandaré una foto de Angélica, que me robé, para que la conozcan.
Cuéntenme sus historias, y publiquen sus relatos en esta página, para que hagamos un grupo de amigos que comparten sus experiencias.

andres FOTOS

Botas, Ligueros y Medias de Seda

Comentarios (0)

 -¿Sabes qué?...Mañana no te duches ni te cambies de ropa interior.Ponte las mismas medias de seda y esas botas de caña alta negras que tanto me gustan...Ah, y lleva liguero, no te olvides.Le gusta el olor de las prendas íntimas.No me falles, es muy importante para mí cerrar ese trato.
-No te preocupes , Joan, dijo mi ayudante y amiga íntima.Sé lo que te juegas y te ayudaré.A mí también me importa mucho esta empresa, y me doy cuenta de que un trato con la gente que él representa es fundamental para sanear nuestras cuentas.
Al día siguiente recibí a Don en mi despacho, y poco después entró Luna.Llevaba lo que yo le había pedido:botas, medias de seda y supuse que ligueros, aunque no los veía.¡Buena chica!pensé.De la reunión fuimos a almorzar y ví que ella ya estaba enviando señales inequívocas a nuestro invitado.Y parecía que él las recibía con agrado.En un momento dado ella fué al baño, y él, con cara de conspirador me preguntó, con su marcado acento alemán:
-¿Tú crees que ella y yo, podríamos...bueno...vernos íntimamente?Me parece que le gusto,pero no quiero ser inadecuado.
-Uff, sí, ¡es evidente que le gustas! Ya te conocía por foto y al verla comentaba lo bueno que estás.(yo no mentía en esta ocasión:lo había dicho)
-Pero tú tienes una relación con ella, ¿no?
-La hubo, pero ahora no hay nada de eso.Sólo somos amigos.(Ahora yo mentía, porque mi asuntillo con Luna continuaba, pero el embuste era necesario, ¡no fuera que se echara atrás por moralina!...además, yo no soy nada celoso)
-Ahhh.Vale.Entonces,¿Podrías dejarnos solos después de un rato de reunión?No tengo tiempo de llevarla a cenar y todo eso...Debo volver a Berlín hoy a la tarde,pero ella me gusta muchísimo...
-No te preocupes, Don.¡Te garantizo que os dejaré a solas no bien firmemos el contrato!
Dicho y hecho:los dejé solos en mi oficina, y me fuí a casa.Esperaría unas horas y luego volvería al despacho.
Regresé en el tiempo previsto, y cuando se abrían las puertas de mi ascensor, ví salir al alemán con cara de éxtasis, la corbata mal puesta y el pelo alborotado...Atrás, despidiéndole y con la misma expresión estaba Luna.No me vieron, y me colé por un despacho adyacente.Cuando oí que el ascensor se cerraba y el tipo bajaba, abrí la puerta de la oficina, y encontré a Luna derrumbada en mi sillón de cuero negro, sonriendo como alelada.
-¡Chico, qué maravilla!exclamó al verme.Ese hombre es dinamita pura.
Ví que sus medias colgaban de cualquier manera de los muebles, lo mismo que el liguero y el sostén.Sólo se había vuelto a poner el vestido negro para despedir al tío.
-Ufff,Joan¡qué pasada!He hecho cosas que nunca había probado, y te puedo asegurar que he gozado con él más de lo que pude haber gozado con todos mis amantes juntos,a excepción de tí, claro.
Pensé que decía lo último para no joderme, pero parecía tan exultante que me intrigó muchísimo.¿Qué habría hecho que nunca había probado, y que tan satisfecha la había dejado?¿Sexo oral?lo hacíamos siempre...¿posturas raras?también...¿Sexo anal?otro tanto...
Yo sabía que a Don (me habían dado el soplo)le gustaban los olores y por eso le dije a Luna que no se cambiara ni lavara antes de la cita, pero no creí que eso fuera el no va más...A ver qué me contaba.
-Bueno, cuéntame, dije sentándome a su lado después de servirnos una copa a ambos.
-Verás, cuando nos quedamos solos,primero me besó.
-Ahh
-Besaba muy, muy bien.¡Y es tan guapo!Luego me besó las orejas.Ya sabes, metiendo la punta de la lengua, mordisqueando los lóbulos.
-Ah
-Luego siguió con la lengua cuello abajo, mientras sus manos subían y bajaban lentamente por mi cuerpo.Yo todavía tenía puesta toda la ropa.Como tú dijiste, no me había duchado, no llevaba desodorante y mis braguitas y medias eran del día anterior..Así que bueno, olía un poco.Huelo un poco más ahora.
-Lo noto, dije olfateando el aire a su alrededor.Olía a sudor, a sexo, a Calèche,y la mezcla era rara, aunque no desagradable.
-Hundió su nariz en la tela del vestido, justo sobre los pechos, y noté que su respiración se aceleraba.Me ofateó en las axilas, obligándome a elevar los brazos para olerme mejor, y se volvió frenético:siguió acariciando y lamiendo la tela del traje, luego las medias, y hasta las botas.Se tiró al suelo de espaldas y me lamió hasta los tacones y las suelas .¿Qué te parece?
-Pues que está loco.
-A mí, sin embargo, aquello me gustó.No sé decirte por qué pero me gustó.Tal vez yo también sea fetichista...Desde allí abajo metió la cabeza entre mis piernas, y olfateaba como un sabueso mi culo y mi coño, que además de sucios, estaban empapados, así que imagina cómo olían...
-Me lo imagino
-Estiró la goma del tanga y ¡metió la cabeza entre ella y mi cuerpo.Quedaba como si le hubieran puesto una soga al cuello, pero él estaba la mar de a gusto, oliendo,lamiendo y chupando mi culo y el chocho... Yo estaba de pie,abriendo al máximo las piernas y con las manos apoyadas aquí, en tu escritorio.Me pedía, con la voz ahogada por mi vulva:
-¡Mueve tu culo contra mi cara!y aspiraba mis olores.Al principio me dió un poco de corte.Estar tan sucia y que lo notara, pero lugo me calentó muchísimo, y me refregué contra él, que se había sacado una polla enorme de punta rojiza, y se la meneaba.Me froté tan bien que me corrí en su cara, y el tipo tragaba mis flujos como si fuesen la mejor cerveza alemana.¡qué guarro pero qué buen amante!Se puso de pie y me metió la verga a punto de estallar en la boca, diciendo-¡chúpala!y se la mamé hasta que al rato se corrió en mi boca, haciéndome tragar toda su leche...
Pero es un fuera de serie, e inmediatamente me empezó a oler de nuevo el cuerpo, y me quitó las botas, las medias y el liguero, lamiéndome cada centímetro de piel que iba descubriendo.Y terminó de quitarme las medias con la boca.Las sostenía con los dientes mientras me acariciaba.Cuando me las sacó del todo me chupó los pies, y los olía con deleite.Tú nunca, y nadie, en realidad, me había chupado los dedos de los pies.¡Sentir la lengua por allí, culebreando, es maravilloso y me puse muy caliente de nuevo, y él también.Ví subir su trompa hasta el ombligo, y su roja cabeza latir contra su vientre...Se me ocurrió tocarla con los pies empapados con su saliva, y empecé a frotarle el pene cogiéndolo entre las plantas mojadas.¡Te juro que se volvió loco!Murmuraba palabras en alemán, mientras me follaba los pies, si se puede explicar la cosa de esa manera...y mientras yo lo acariciaba, cogió una media y se estranguló con ella el pene, eyaculando sobre la seda y mis pies.Después los lamió tragándose su propio esperma, y me obsequió con un cunnilingus de antología...
-¡Joder con Don!Sabía que le iba el fetichismo pero no tanto...
-¡Y esto no es todo!me olió de nuevo el coño ya hediondo, y me clavó la verga , primero por ahí y luego por detrás, haciédome correr y llenándome de leche el recto...Luego me limpió con mis bragas y se las guardó en el bolsillo del traje."Como recuerdo"dijo.Por eso ves mis medias, el sostén y el liguero y no mi tanga...
-Me alegra que hayas disfrutado tanto.Yo he ganado mucho con su visita, así que todos contentos,¿no es cierto?
-Claro.Ahora me voy a casa a darme un largo baño, que falta me hace.Cuando me relaje en medio de la espuma perfumada, pensaré en él.Tal vez esté a esas horas en su avión privado, oliendo el souvenir que se llevó de aquí .Y haciéndose una paja, claro.
Joan, sólo te pido, que si viene de nuevo alguna vez, aunque yo esté en Alaska, me llamas el día anterior, y vengo sin ducharme.¡No te perdonaría que no me avisaras!

Autor:PETER. FOTOS

Aventura Fetichista

Comentarios (0)

Hola, me llamo Santiago y vivo en Buenos Aires, Argentina. En esta historia real quiero contarles lo que desperto en mi el fetichismo, ese maravilloso arte del cual no me imaginaba fuera tan excitante. Tengo 18 años y una profesora particular me dio la primera lección. La lencería de una mujer es lo mas delicioso que hay, siempre y cuando la mujer sea sexy como la que luego les voy a describir.
Hace algunas semanas estaba buscando un profesor o profesora particular para que me diera clases de física, me recomendaron muchos pero un amigo me comento de una muy buena profesora llamada Elisa, que vive en el barrio de Núñez, cerca del estadio de River Plate. Al escuchar donde vivia esta profesora me imagine lo caro que me saldrian sus sevicios.
Fui de todas maneras, y fue como me lo habia imaginado, la casa donde ella vivia era casi una mansión, sin nada que perder toque el timbre de la casa desde las rejas de la casa, en un momento me atendio una mujer y me pregunto que necesitaba, yo le dije que estaba buscando a la profesora Elisa porque necesitaba apoyo en física.
Esta mujer se acerco a la reja y me hizo pasar a la casa, era muy lujosa. Me llevo al living y me dijo que la profesora bajaria en un momento, supuse que esa mujer era un empleada.
Esperé en el living mientras miraba las pinturas y adornos que ella tenia, en ese momento entro al living una mujer sumamente hermosa.
Santiago: ¿profesora Elisa?
Elisa: hola, como te llamas?
Santiago: Santiago y necesito apoyo en física de sexto año.
Elisa: tenes el programa o alguna carpeta?
Santiago: si
El corto dialogo que mantuvimos como presentación fue muy cortante, Elisa tenia el cabello recogido hacia atrás con un rodete, llevaba puesto un traje con una pollera que no llegaba a sus rodillas, es mas alta que yo y sus piernas son largas y bellísimas, su imagen es la de una mujer de clase alta, parece una ejecutiva. Su forma de hablar es seca y cortante, como muy relajante.
Nos sentamos y mientras ella ojeaba mi carpeta, yo no podia dejar de mirar su hermoso rostro especialmente sus riquísimos labios rojos.
Elisa: bien, te voy a cobrar 100 pesos por toda la materia, podremos terminar en 15 dias.
Santiago: me parece bien.
Elisa: podes volver mañana a la hora que desees.
Santiago: a las nueve y media le parece bien?
Elisa: si
Ella me dijo que volviera al otro dia y ese dialogo fue de la manera mas cortante, no me daba lugar a una conversación. Me fui pensando en la perfecta mujer que habia conocido, sin estar mucho tiempo con ella deseaba poderla besar en algun momento.
Volvi al otro dia, fue lo mismo, me atendio la empleada, me hizo esperar en el living y al rato bajó Elisa, vestida con otro traje femenino y una pollera negra bastante corta. Volví a desearla, pero tal vez era un sueño imposible coger una mujer asi.
Empezó la clase, ella me explico unos ejercicios de física con su delicada voz susurrante y sus labios muy cerca de mi. Cuando me termino de explicar, me dijo que hiciera unos ejercicios yo solo. Luego Elisa se puso de pie y empezo a caminar por toda la sala mientras yo trataba de hacer los ejercicios, pero el taconeo de sus zapatos taco aguja me exitaba muchísimo, no me podia concentrar.
Después de caminar de aca para alla, Elisa se sento en el sofa del living, relajando su espalda sobre el almohadón y cruzo sus hermosas piernas, ella se miraba las uñas de sus perfectas manos y yo la miraba de reojo sin levantar mi cara. En ese momento sono el timbre de la casa, Elisa no se movio del sofa, sin embargo se escuchaba una conversación en la sala que esta antes del living entre la empleada y una voz masculina, en ese momento se abrio la puerta del living y entro un hombre mayor nada atractivo, tendría unos 60 años, no tenia pelo, era mas petizo que Elisa y era algo gordo. Este se saludo con Elisa acercándose al sofa y se sento al lado de Elisa, un silencio desesperante reino en la sala, Elisa y el viejo no se dirigían la palabra, ninguno de los dos me miraba pero yo si a ellos, sabia que algo iba a pasar.
El viejo tomo la iniciativa, agarro una mano de Elisa y empezo a besarla y lamerle los dedos, se acariaba su cara con la mano de Elisa, no paraba de lamerla. Elisa simplemente lo observaba con su mirada indiferente sin resistirse, cuando dejo de besar su mano, el viejo acerco su boca a la cara de Elisa y la beso muy despacio en la mejilla y fue acercándose a sus labios, Elisa accedio a los besos del viejo sin oponerse, los besos no eran desesperados, era muy suaves y ruidosos, muy excitantes y el viejo lo disfrutaba. Elisa parecia no sentir nada, solo se dejaba llevar, no se como una mujer tan hermosa como ella soportaba que la poseyera un viejo gordo y petiso como ese.
Mientras el viejo besaba ahora la boca y el hermoso cuello de Elisa, la mano del viejo desprendia el saco de Elisa, exponiedo asi las hermosas tetas de Elisa, ella se puso de pie y se quito el saco dejando ver su erótico corpiño blanco, luego volvio a apoyar su delicioso culo sobre el sofa, el viejo bajo mas sus labios hasta que rozaron el corpiño y empezo a chupar y morder los pezones de Elisa por encima del corpiño, luego se lo quito y siguió succionando las tetas de Elisa, las agarraba con su mano y la exprimía muy lentamente, el viejo se amamanto de las dos tetas de ella, dejando sus pezones bien duros y rojos.
Yo estaba muy exitado, ellos no me tenian en cuenta. El viejo ahora se inclino sobre el estomago de Elisa y empezo a lamerlo y acariciarlo, besaba y chupaba su ombligo hasta dejarlo bien rojo mientras recojia la pollera de Elisa.
El momento mas deseado llegó, el viejo se inclino aun mas sobre la bombacha blanca de Elisa, el viejo le abrio las piernas lo mas que pudo, desde la silla yo podia contemplar la hermosa bombachita de ella, empezo a masturbarla un rato con los dedos, y luego empezo a lamer la bombacha de Elisa, el viejo se puso frente a ella acomodándose entre las hermosas y largas piernas abiertas de ella, empezo a besar sus lindas y redondas rodillas siguiendo con los muslos y la enrtrepierna, diciéndole lo mucho que la deseaba.
Después de comerse la entrepierna de Elisa, el viejo volvio a masturbar a Elisa paseando toda la palma de la mano sobre la bombacha de Elisa, el viejo la tomo del culo y de un tiron acerco el cuerpo de Elisa a su cara, el viejo ahora paseaba toda su cara sobre la bombacha, luego empezo a besarla muy despacio y a lamerla por todo su centro, Elisa lo miraba de igual manera que al principio, sin gemir, Elisa empezo a acariciar la cabeza del viejo mientras este le acariciaba el estomago y las tetas y su boca no paraba de morder, besar, lamer y comer la bombacha de Elisa. Luego el viejo se la corrio a un lado y empezo a lamer muy despacio la concha de Elisa, sus piernas bien abiertas hacian la comodidad del viejo, la lengua del viejo se deslizaba desde abajo hasta llegar al clítoris donde se detenia a besar y succionar, los besos del viejo en la concha de Elisa eran muy ruidosos, Elisa empezo a gemir pero muy despacio, como queriendo evitarlo, el viejo no paro de mordisquear el delicioso clítoris y los gemidos de Elisa se hicieron mas notorios.
Cuando termino de comer la concha, el viejo se bajo los pantalones y saco su pija apoyándola sobre la cara de Elisa que seguia sentada, pero ahora gemia. Sin usar la manos, Elisa buscaba la pija del viejo con la boca, muy suavemente la introdujo en su boca besándola en la punta antes, Elisa succionaba la pija del viejo muy despacio, nada era brusco. Mientras lo masturbaba con sus manos, ella seguia lamiendo la punta de la pija del viejo, y este le seguia masajeando las tetas. En el momento en que Elisa empezo mordisquear con sus hermosos dientes la pija del viejo, este acabo.
Desparramando la leche por todo el piso y sobre la cara de Elisa, el viejo se subio los pantalones mientras ella se limpiaba, el viejo se acosto entre las piernas de Elisa y empezo a besarla.
Viejo: me encantas Elisa, te amo, sos la mejor mina del mundo (mientras la besaba)
Elisa: me estas aplastando.
Viejo: ¿acaso no te gusta?
Elisa: andate, volve otro dia.
El viejo se despido con otro beso muy ruidoso en los labios de Elisa, y ella se comenzo a vestir. Yo estaba muy excitado, hasta pense que tendría participación en la joda. Ella se termino de vestir y se acerco a mi por mi espalda, apoyando su menton en mi hombro me pregunto con voz muy susurrante y sensual.
Elisa: terminaste los ejercicios?
Santiago: este...si, creo que estan bien.
Santiago: quien era ese señor? (pregunte tímidamente)
Elisa: mi vecino
Santiago: su vecino?
Elisa: si, todo esto que acabas de ver es porque soy exhibicionista del fetichismo.
Santiago: en serio? Y ese señor es fetichista?
Elisa: claro, esta loco por mi ropa interior, la adora.
Santiago: ah (no supe que decir)
Elisa: te gustaria probar el arte del fetichismo?
Santiago: me encantaria.
Elisa: bueno, te espero mañana.
Por fin, se me dio, cualquier cosa con tal de poder apretarme a esa mujer. Aunque no es cualquier cosa, pude descubrir lo que hace a una mujer hermosa y sensual, su ropa interior le da forma al cuerpo y la hace mas deseable.
Volvi al otro dia a la misma hora, me atendio la empleada, me dijo que esperara en el living y Elisa ya bajaria. No podia esperar ver a esa preciosa mujer, parece una actriz del cine pornografico, es extremadamente hermosa, y ahora podria tenerla.
Pasaron los minutos y empece a escuchar el taconeo de sus zapatos a través de la puerta y me comence a exitar. La puerta se abrio y entro Elisa con el mismo peinado, un traje blanco escotado que me dejaba ver su corpiño y sus tetas, una pollera mucho mas corta que mostraba sus deliciosas piernas bronceadas, y sus riquísimos labios rojos humedecidos me llamaban a besarla.
Ella se me acerco mirándome fijamente a los ojos, Elisa es mas alta que yo, mi boca llega justo a su menton, cuando la quise besar ella retrocedio hasta llegar al sofa donde sento su precioso culo, todavía no abria sus piernas. Me pidio que me acercara a sus piernas y que las acariciara, no demore, pero hice las cosas muy despacio para poder disfrutarla, empece a rozar mis manos por sus rodillas y sus muslos, fui bajando hasta llegar a sus zapatos, se los quite, y después de darle un suave beso en su pie ella puso un caramelo entre los dedos de sus pies y me dijo que me comiera. Yo empece a lamer el caramelo y mi lengua jugaba entre los deditos de Elisa, me pidio que se los limpiara para que no quedaran melosos, deje sus pies todos mojados, fui subiendo por sus pantorrillas con mi lengua hasta llegar a sus rodillas, después de besarlas las separe muy lentamente y pude ver la hermosa bombacha negra de Elisa. Ella no se reia, no hablaba, solo me miraba con sus mirada relajante e indiferente, ahora Elisa tenia las piernas bien abiertas, yo me acomode entre ellas y fui acercando mi boca a la de ella, ella seguia resistiendose echándose hacia atrás, cuando su espalda toco el respaldar del sofa no pudo huir, me recoste sobre su pecho y ella me tomo de la nuca y me acerco a su boca. Por fin pude disfrutar de esos hermosos besos que tanto deseaba darle, empece a besarla por las mejillas de manera ruidosa, siguiendo por sus labios y su menton, besaba muy despacio sus labios, luego introduje mi lengua en su boca y empece a jugar con su lengua y sus dientes. Después de comerme sus labios, baje a su largo cuello lamiéndolo y besándolo hasta dejarle un chupon bien rojo. Le desprendi y le quite su saco, su hermosas tetas quedaron expuestas, antes de poder besarlas, Elisa saco otro caramelo y recorrio todo su corpiño negro con el, no pude aguantar y empece a mordisquear y lamer muy despacio el hermoso corpiño justo en sus pezones, se lo baje y empece a amamantarme de sus deliciosas tetas grandes y redondas, succionaba y pellizcaba sus deliciosos pezones hasta que quedaron bien duros y rojos. Baje por su estomago besándolo y lamiéndolo y me frene en su ombligo a jugar con el dejándolo mojado.
Luego le quite la pollera a Elisa y contemple un rato su bombachita, cuando quise besarla, ella saco otro caramelo, lo chupo un rato con su deliciosa boquita y empezo a pasearlo por toda la bombacha, luego volvio a meterselo en la boca. Me devore su entrepierna a besos.
Elisa: besame en la bombacha, por favor, cometela.
Cuando ella dijo esto, no pude esperar. Empece a besar muy despacio la bombacha negra de Elisa, recorriéndola por sus tiras hasta llegar al centro, mi lengua se deslizaba por la deliciosa bombacha melosa por el caramelo. Elisa dejo caer el caramelo dentro de la bombacha y me pidio que lo buscara con la boca y me lo comiera, sabia que ella disfrutaba como yo jugaba, lamia, besaba, mordia y acariciaba su bombacha.
Empece a buscar el caramelo y cuando lo encontre empece a chuparlo envuelto con la bomchita, luego se la corri a un lado y empece a lamer la riquísima concha de Elisa, la mezcla del caramelo y sus deliciosos jugos eran la perfecta combinación. Mi lengua parecia enterrarse en la dulce concha que me permitia su exploración, descanse mi boca en su clítoris succionándolo y dándole mordisquitos y ella empezo a gemir mientras me acariciaba el pelo.
Después de comerme su deliciosa concha, ella me quito los pantalones y empezo a chuparme la pija besándome en la punta, su boquita empezo a succionarme muy suavemente, su lengua me recorria todo el tronco, y jugaba en la punta, sus manos me seguían masturbando y yo trataba de no acabar, antes queria cojerla.
Después de chuparmela un buen rato, ella se dio vuelta quedando en cuatro patas, y apuntándome con su precioso y redondo culo.
Elisa: queres besarlo?
Santiago: claro que si.
Empece a besar los hermosos y carnosos cachetes de su culo, muchas veces hasta dejarlo rojo por mi lengua. Introduje mi lengua en la raya de su culo y empece a hurgar en su ano.
No aguante mas y ella tampoco. Elisa no habia cojido con el viejo, pero me dijo que queria que yo si la cojiera. Ella se dio vueltas de nuevo y me dijo que me pusiera un preservativo, le dije que no tenia, Elisa saco uno del bolsillo de su saco y me dijo que me lo pusiera.
Cuando me puse el preservativo, empece a frotar mi pija sobre su clitoris y a pasearla alrededor de su concha sin penetrarla, cuando sus gemidos se hicieron mas fuerte porque ya no podia aguantar la excitación, la penetre muy suavemente para poder disfrutar del mejor sexo con esa mujer. Sus piernas rodeaban mi espalda y me impedían separarme de ella, deslice mi mano sobre sus pechos y con los dedos de mi otra mano empece a acariciar su clítoris que parecia que iba a estallar de lo rojo e hinchado que estaba minetras la cojia, Elisa ahora no escondia sus gemidos, sus manos me tomaron de la nuca y me apreto contra sus tetas que parecian dos almohadones. Suspirando sobre sus tetas finalmente acabe. Cuando me intente levantar para empezarme a vestir, ella me sujeto de una mano y me abalanzo sobre ella y yo cai entre sus hermosas piernas. Por fin Elisa me dio una dulce y sensual sonrisa.
Elisa: no te ibas a despedir?
Santiago: claro que si.
Estuve entre sus piernas besándola en sus labios, sus mejillas y su cuello, descansando de lo vivido.
Elisa: te gusto lo que es ser un fetichista?
Santiago: me encanto (dije suspirando)
Elisa: sin embargo no todos aprecian el arte del fetichismo, todos creen que son cadenas, latigos, azotes, pero no ven la sensualidad de lo que le da forma al cuerpo de una mujer.
Santiago: yo si.
Estuvimos besándonos un buen rato, Elisa ya no era cortante ni indiferente, sus caricias hacian de ella una mujer tierna y cariñosa. Me tuve que ir, pero volvi a ver a Elisa y con el tiempo me converti en su chico mimado, pero antes que eso, su chico fetichista.


anonimo FOTOS

Depilacion

Comentarios (1)

Mi mejor amigo se llama Juan Mateos, nos conocemos desde hace mucho tiempo y hemos llegado a tener una confianza casi absoluta. Se parece mucho a mí, hasta en lo cachondo, pues ambos nos hemos "enganchado" a las páginas de sexo de Internet y comentamos entre los dos lo más interesante, nos enviamos las fotos que más nos han gustado y cosas así.
Sin embargo, Mateos es muy estricto respecto a sus posesiones... con lo que también me refiero a su preciosa mujer Mª Victoria. Ella es una delicia, un poco chapada a la antigua, pero encantadora, algo rellenita pero perfectamente proporcionada. Respecto a su mujer, mi amigo no permite la más ligera insinuación o comentario, lo que, visto le que me ha ocurrido con ella, me puede acarrear más de un problema. Claro que eso sólo si se entera, por lo que los nombres son lógicamente supuestos, ante el peligro de que pueda leer esto que escribo, porque tengo la necesidad de contarlo.
Resulta, que en una de nuestras charlas comentamos Mateos y yo, después de ver una serie bastante amplia de fotos de tías buenas bajadas de Internet, todas ellas con el chochete perfectamente recortadito, que, donde se ponga una mujer con el coño depilado, que se quite lo demás.
Ciertamente esto lo dijimos plenos de convencimiento porque, no sé si a todos los tíos, pero a nosotros dos, nos vuelven locos. Las mujeres deberían ser conscientes de la diferencia que hay de cuando abren sus piernas y nos enseñan la raja envuelta en una mata de pelos, que ocultan lo más caliente de su anatomía, a la visión espléndida de un chochito carnoso, brillante, sin un solo pelo, que parece estar diciendo ¡CÓMEME!. De veras, he tenido la fortuna de probarlo y la diferencia es abismal, en un caso estaba deseando terminar para escupir los pelos de la individua que se me quedaron en la garganta y que en alguna ocasión me han hecho incluso vomitar (¡qué apropiado para un momento así!) y en el otro, la misma tía pero esta vez "afeitadita", me tuvo que separar la cabeza de entre sus piernas después de media hora y tres orgasmos sin cansarme de su almeja, que pese a conocerla como la palma de mi mano, parecía aquel día una desconocida para mí.
Pues bien, retomando el hilo de la historia, de aquella conversación sobre los chochetes afeitados, surgió otra más pícara con la que pretendí hacerle un favor a mi amigo. Él me había dicho que su mujer era totalmente contraria a afeitarse los bajos fondos y que él nunca se lo propondría, pero yo pretendía darle una alegría, así que una noche que habíamos cenado y nos habíamos tomado algunas copas (no sé si de más), fui poco a poco subiendo el tono de la charla entre los cuatro -mis amigos, mi mujer y yo- hasta llevarla al lugar que yo pretendía. Mi mujer sin saberlo colaboró mejor de lo que yo esperaba ya que estaba totalmente sin avisar de mis intenciones.
El caso es que planteé la idea que ya he dicho de que las partes nobles tanto del hombre como de la mujer debían ser objeto de atentos cuidados, especialmente cuando se trata de mantener la pasión, a lo que mi mujer repuso, un tanto alegre por lo que había bebido, que tanto ella como yo nos afeitábamos periódicamente los genitales, pero que en ambos casos yo era el ejecutor de la depilación tanto de ella como la mía, además matizó casi entrando en detalles que yo tenía un pequeño cortapelos que era magnífico y no irritaba nada, dejando el pubis perfectamente delimitado y recortado, afeitando por completo el resto de los pelos hasta el final de la raja del culo. Ni que decir tiene que aquel día, entre la conversación y las copas todos nos pusimos tan cachondos que a punto estuve de enseñarles la polla entera, porque me obligaron ante la incredulidad de que yo estuviera afeitado a enseñarles algo y me quedé en el pubis y parte de un huevo por el lado de los calzoncillos. Cuando vieron el pubis rapado al 1,5 y perfectamente recortado, y el cuero de los cojones perfectamente afeitado, cambiaron la cara y lo que creían cachondeo, pasó a cachondez. La suerte estaba echada, quería sembrar en Victoria la idea de que aquello era una cosa normal y, conociéndola, no tardaría en llevarlo a cabo, con la consiguiente alegría para Mateos, sobre todo después de lo que había puesto yo en juego. Claro que aquella noche cayó un polvo de antología, con mi mujer, por supuesto.
Después de aquello suponía que pasaría algo, pero lo que no esperaba es que un día Victoria me llamara al móvil para que fuera a verla, con algo de urgencia. Por suerte o por desgracia yo estaba desocupado aquella mañana y sin intuir nada fui a verla en un salto. Tras entrar a su casa y saludarla con un par de besos en las mejillas, le pregunté sin ambages qué pasaba, a lo que, con mucho misterio, cerró la puerta y casi susurrando me dijo que necesitaba que le hiciera un favor.
- Lo que te haga falta, -le dije, no sin cierta preocupación por el tono de la petición.
- Sé que puedo confiar en ti y quiero darle una sorpresa a Mateos por su cumpleaños... -comenzó
Más tranquilo pensé que se trataba de buscarle o recomendarle algún regalo o prepararle una fiesta sorpresa, lo que justificaba en cierto modo el misterio. Pero...
- ... así que quisiera que me ayudaras con cierta operación que no me atrevo a hacer, además como tú tienes más experiencia, querría que me ayudaras a depilarme.
Así de sopetón, se me tuvo que quedar una cara que no me atrevo a describir. Estúpidamente, dije:
- ¿Depilarte?, ¿¿¿el qué??? -como si a esas alturas no lo supiera, además el color de mi cara lo revelaba a las claras.
- Mira, Ramiro, sé que puedo confiar en ti y que, conociéndote como te conozco, no te aprovecharás de la situación. Me ha costado mucho decidirme, pero es que me gustaría darle una sorpresa a Mateos y tú sabes lo que le gusta, además me ha dicho Paula que tienes mucha habilidad, ya sabes a lo que me refiero, depilarme el Monte de Venus... ¿lo harás por mí?
Creo que el corazón se me salía por la boca en ese momento, ¿cómo iba a ser capaz de hacer eso con la mujer de mi mejor amigo?, además, con lo buena que estaba ¿cómo iba a mantener la sangre fría para no hacer algo que me costaría muy caro?, pero, con lo que me había dicho y tras el trabajo que le habría costado decidirse a pedírmelo, ¿cómo le iba a decir que no?
Esa fue mi respuesta: - ¿Cómo te voy a decir que no? -dije con voz temblorosa. - Pues vamos, no hay que perder el tiempo. Pero, una cosa: Nadie lo debe saber, ni tu mujer ni mi marido... ¿estamos? - Claro, claro...
Decidida se fue para el dormitorio y, haciendo caso a su indicación, la seguí. Lo tenía todo preparado, hasta se había comprado un pequeño cortapelos parecido al mío (supongo que le habría preguntado a mi mujer), una toalla encima de la cama, un barreño con agua caliente, espuma de afeitar, cuchillas nuevas, crema hidratante...
Mientras miraba todo aquello me di cuenta que ella estaba también muy nerviosa quieta delante mía sin saber qué decir o hacer...
- ¿Vamos?...
Haciendo un esfuerzo por dominar el temblor de mis manos, dije:
- Venga, lo primero es que te desnudes... (como si no lo supiera)
Hubiera bastado que se desnudara de cintura para abajo, pero me hizo caso literalmente y se quedó completamente desnuda, mostrándome un cuerpo precioso, pero prohibido. Me obligué a no mirarla con lujuria, pero era prácticamente imposible, tenía los pechos preciosos, con un tamaño grandote y rollizo, pero firmes y "desafiantes", la exploración fue detenida por la cándida mirada de sus ojos color miel. No podía mirarla como lo estaba haciendo, se me encendió una luz en el cerebro. Después de haber doblado toda su ropa y dejarla delicadamente encima de una silla, volvía a quedarse mirándome con dulzura... Tenía que tomármelo como algo "profesional".
- Vale, échate en la toalla...
Se tumbó suavemente y pude ver que había intentado cortarse el pelo ella misma antes de llamarme. Comprendí entonces por qué me llamó. Lo había hecho fatal, dejándose unas calvas que iban a ser difíciles de arreglar.
- Vaya, se ve que lo has intentado... -dije intentando dar un toque de serenidad al ambiente.
- Sí, pero ya ves lo mal que me ha quedado, lo que pasa es que me da más vergüenza ir a cualquier sitio de estética que decírtelo a ti, y no creas que no me da vergüenza estar así...
Esta frase la dijo acompañada de una apertura de las piernas que dejó al descubierto toda su intimidad. Tenía unos labios rosados y perfectos y a mí me iba a dar algo.
De pronto, me entró un arrebato de responsabilidad y le dije que aquello no podía ser, yo no podía estar allí de ese modo con la mujer de mi mejor amigo... todo había sido una equivocación. Pero no contaba con su talante. Era una mujer de las que cuando toma una decisión no hay en el mundo nadie que sea capaz de hacerla desistir y donde había llegado era una vía sin retorno. Así me lo hizo comprender.
- Mira, yo estoy tan nerviosa como tú, pero tómalo de esta forma. No estamos haciendo nada malo, aunque nunca deberán enterarse tu mujer ni mi marido. Además entre nosotros hay confianza, ¿no?, hay cosas más comprometedoras que hemos hecho y de las que hemos hablado y no ha pasado nada, así que manos a la obra que no tenemos todo el día.
Y tal como lo dijo me tomó la mano y la colocó en su vientre, dejándose caer hacia atrás, dándome a entender la única opción que tenía. Sin mediar más palabras, comencé a humedecerle toda la zona púbica y después separé sus piernas con mis manos para hacer lo mismo con el contorno de los labios y las ingles. Descubrí que tenía el sexo bellísimo, bastante hinchado, lo que revelaba la notoria excitación que le provocaba, igual que a mí, la situación, pero sobre todo, lo que consiguió enardecerme hasta un grado casi insostenible fue el aroma que emanaba y que llegó hasta mí nada más separarse mínimamente los labios de su coño.
Seguía sin creer que me estuviera pasando aquello, pero no cabían más discusiones. Así que me dispuse a hacerle un buen trabajo y, ¡qué coño!, disfrutar de él.
Me dediqué a seguir humedeciendo con agua templada toda la zona, por supuesto con la mano desnuda, lo que puede decirse que era acariciarle todo el vientre, con dulzura, y las ingles, rozando levemente los labios de su coño que para entonces estaba entreabierto por culpa un poco de la postura, las caricias, los nervios y sobre todo las dimensiones que estaba tomando su clítoris.
Recorté todo el contorno con el cortapelos para dejar el pelo con el tamaño deseado. Aquello empezaba a arreglarse, tomando forma y quedaba francamente bien. Después recorté con la cuchilla de afeitar, poniendo algo de espuma, rasurando lo que sobraba hasta quedar totalmente liso y definido el triángulo "redondeado" de pelillos que había pensado para ella.
Ahora venía lo difícil. Afeitar completamente los lados del coño, para lo que tenía que proteger las zonas más delicadas, así que con la mano entera tapé los labios del chochete, estirando la piel para poder afeitar la zona hasta la ingle.
Mientras lo hacía le miré a la cara. Todo este tiempo habíamos estado muy callados y tensos y hasta casi me asusté cuando la vi que me miraba con unos ojos de infinita comprensión, tranquilidad... el caso es que aquella mirada con la media sonrisa que la acompañó, me terminó de relajar y pude decirle
- "¿Todo bien?, ¿no te está molestando?", a lo que ella contestó.
- No lo puedes hacer mejor, cualquiera diría que me estás acariciando y la cosa es que no me disgusta del todo, ¡voy a tener que contratarte!
- "Ni se te ocurra", le dije y seguí afeitando. Con un lado había acabado y levanté la mano para ver cómo quedaba... Perfecto. No pude evitar contemplar el coño que mi mano había estado tapando y cuya fragancia se habría quedado allí. Mientras miraba el hilillo blanquecino que resbalaba hasta su ojete y que delataba su total excitación, me acerqué la mano a la cara simulando rascarme en la frente (porque ella, semi-incorporada, no dejaba de mirarme) y aspiré el aroma intenso del coño de Mª Victoria. Aquello era un pecado, pero había llegado casi a marearme y a esas alturas por mi cabeza ya pasaba de todo. - Terminé la obra, volviendo a tapar con la mano y rasurando la otra parte hasta que quedó verdaderamente perfecto y apetecible. Para terminar la hice ponerse en cuatro patas, con el culo muy abierto y le afeité todo el perímetro del ojete.
- Ahora, -le dije- te voy a dar con una crema hidratante para que no se te irrite -y, acto seguido, la empecé a acariciar con la mano pringada de crema (y con lujuria, debo reconocerlo) por todas las partes que le había afeitado, comprobando que la excitación de ella, lejos de extinguirse, había aumentado soltando líquido de su interior hasta formar un cerco en la toalla sobre la que se había efectuado toda la operación.
Al pasar poniéndole crema una de las veces por la ingle, con los sentidos ya trastornados, le rocé conscientemente el clítoris, notando un respingo y un audible aunque pequeño gemido de Mª Victoria (mentalmente la llamaba así para olvidar que era la mujer de mi mejor amigo).
Lo volví a pasar una y otra vez y al notar su "colaboración", sabiendo lo que iba a pasar, le dije:
- Mira, después de esto los dos tenemos un calenturón tremendo. Yo me haré un pajote y tú otro, pero creo que me gustaría ayudarte con lo tuyo. Como, total, nadie se va a enterar, ¿verdad?, yo no puedo resistirme a probarlo...
Mientras le decía aquello y después de que se lo dije, no hacía falta que hablara, su mirada volvía a hacerlo por ella... así que me lancé y suavemente deposité la lengua en la entrada de su agujero, saboreando lentamente el líquido que emanaba. La excitación era tanta que tuve una pequeña eyaculación, un par de sacudidas, sólo lamiendo lentamente su chocho.
Ella se dejaba hacer y, suave pero firmemente, se abandonó a mis manos. Mientras, yo le levantaba las piernas y dejaba aún más al descubierto toda su parte íntima. Estaba completamente abierta y además exponiendo su depilado ojete, al que también comencé a prestar atención.
Las chupadas se hicieron más intensas penetrando con la lengua en sus dos orificios, hasta que cuando vi que comenzaba a estremecerse, me dirigí al clítoris, succionándolo frenéticamente, lo que la hizo terminar casi chillando. No había tardado mucho, pero la excitación del momento y el morbo, lo justificaba.
Al terminar, abrió los preciosos ojos que tanta confusión me causaban ese día y con ternura me dijo que me merecía un premio, por lo bien que lo había hecho todo (remarcando aquel "todo")
Le dije que no quería penetrarla y que no hacía falta nada más, que me había gustado tanto como a ella y que podíamos dejarlo así, pero ella no quiso y me acarició por encima de los pantalones, soltando poco a poco la ropa hasta dejar mi nabo al descubierto.
Sin decir más nada, comenzó a chupármela muy despacio, tanto como yo lo había hecho con ella y sin dejar de mirarme a la cara. De vez en cuando la sacaba de su boca y la restregaba sobre su lengua, pasando a continuación la mano por todo el humedecido glande.
Al poco se introdujo todo lo que pudo en la boca y me agarró por los cachetes del culo, abriéndolos y cerrándolos al mismo compás que la metía y sacaba de su cavidad bucal. En una de las veces, con la misma suavidad me empezó a acariciar el ojo del culo con la yema de un dedo, y no sé si fue esa inesperada caricia, pero el caso es que noté que iba a explotar y se lo indiqué.
Ella me miró una vez más indicándome que no importaba, por lo que me dejé llevar y terminé soltando cinco chorros de leche blanca y espesa a su boca que seguía mamando con el mismo ritmo hasta que posando una mano en su mejilla le hice saber que debía parar.
Escupió en una servilleta de papel lo que tenía en la boca (no se lo había tragado, y eso me gustó, pues me indicó que lo dejó caer en su boca para que yo no parara de disfrutar la mamada, que ha sido una de las mejores que me han hecho en mi vida y así la recordaré).
Me vestí mientras ella miraba en el espejo cómo había quedado su depilado y precioso coño, mientras me decía que le quedaban ganas de que se la metiera.
- Pero esas ganas te las va a mitigar con creces Mateos cuando llegue después y prefiero que las cosas se queden así, porque esto no ha pasado...
- Sí que ha pasado, Ramiro, aunque nadie lo sepa nunca ni se repita jamás, quiero que sepas que recordaré lo que has hecho como si hubieras sido mi amor de juventud, como se recuerda a un novio de la adolescencia, eres un encanto.
Y me dio un suave beso en los labios.
Podría contar que me la follé por delante, por detrás, por arriba y por abajo, pero no es cierto... sólo pasó aquello y si hubiera sido algo más posiblemente habría terminado mal. Pero de esto hace ya un año y no ha pasado nada. Es más, mi amigo ni siquiera me ha dicho nada sobre la "sorpresa" de aquel día, que ha quedado como parte más del secreto entre nosotros. Tampoco se han resentido los lazos de amistad entre la mujer de mi amigo y yo. Pero yo tenía que contarlo y cuando descubrí este sitio donde he leído cosas que me han gustado tanto (en todos los sentidos) me decidí, espero que hagáis como si fuerais mis amigos o amigas íntimos y me deis vuestra opinión.


Ramiro FOTOS



Estadisticas Usuarios

  • Online: 31

Categorias

Articulos Relacionados

Articulos Mas Vistos

Nuevos Comentarios

Recomienda Superrelatos a Tus Amigos

Tu Nombre:

Correo de Amigo:

Código de Validación:

Introduzca el Código de Validación: