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Fetichismo de Pies ( Mis teorias e hipotesis ) - 1ª Parte

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Bueno que tal, ante todo hoy les quiero plantear la posibilidad de tener otro debate que creo que va a ser interesante y a la vez nos va a permitir aprender mas, sobre todo de las experiencias y conclusiones de todos los integrantes del foro:

Bueno creo que no hay mejor forma de exponer el tema en cuestión que planteándoles un ejemplo en cuestión:

Yo estoy plenamente convencido en que todos los fetichistas de pies, en mayor o menor medida y quizás aun mas, en forma totalmente inconsciente, son amantes o disfrutan de la sumisión, y cuando me refiero a la sumisión me refiero justamente a eso, y nada que ver con el sadomasoquismo, que creo que es algo totalmente distinto y mas desde el punto de vista que lo quiero exponer.......

El tema es así, yo tuve la suerte de tener quizás no muchas pero muchas experiencias fetichistas de pies con parejas, pero las pocas que experimente fueron muy pero muy intensas.....y me di cuenta y aprendí como es que a mí satisface, excita y complace mi sed por los pies de las mujeres, en esos casos mis parejas.....(quizás otro día les cuente detalladamente mis experiencias, aunque en realidad ya lo hice una vez)

Bueno ahora si voy a nexo de la cuestión....que más bien son dos:

Que pasa cuando nuestras parejas, son bellas físicamente o quizás no tan lindas de cara y cuerpo, pero que a la vez tienen unos exquisitos pies, que resulten una maravilla, y con un puntaje de 8,9 o 10 para nuestros gustos y preferencias por los pies. Pero, pero a la hora de mantener sexo e intentar satisfacer nuestra necesidades fetichistas por sus pies, y ellas se nos quedan mirándonos, con cara de "que haces, o mira este loco, como calienta con eso???, es decir por mas que ellas ya sepan de que se trata nuestro fetichismo, creo que es fundamental que ellas mismas, se pongan en nuestro lugar, y traten o intenten comprender que nosotros no somos anormales, inmorales, o raros, tan solo por adorar sus pies....

Es mas creo que es hasta contraproducente que su reacción negativa (ya sea de la forma que sea) en especial como juzgándonos, que estamos haciendo algo totalmente antinatural, hace que a nosotros mismos, nos invada una sensación de vergüenza, humillación y culpa, de el acto que estamos cometiendo, y eso creo que tira por la borda, todo lo que podemos llegar a gozar con nuestras parejas, desde el punto de vista de canalización del goce a través de sus pies. Y todo esto tendrá como consecuencia que nos sintamos totalmente frustrados y reprimidos, por que hasta va a llegar un momento en que ya ni insistamos en experimentar esas situaciones, que hasta pueden resultar traumáticas........y me atrevo a decir que hasta puede llegar a ser un causal bastaste importante, de disolución la pareja, por nuestra parte.

Creo como conclusión que si nos aman, quieren, o aprecian de verdad, nos tienen que respetar, comprender y hasta por que no también ser abiertas de mente, y disfrutar con nosotros, de una experiencia distinta, que seguro nunca antes han vivido, y hasta que pueden llegar a disfrutar incluso mas que nosotros, al sentir nuestras lenguas por sus plantas, dedos y uñas de sus pies.....

El otro tema sumamente relacionado con el anterior es el siguiente: teniendo en cuenta que se cumple a la perfección todo el punto anterior...........

Que pasa si a la hora del sexo y los pies, ellas solo asumen una postura totalmente pasiva, que significa esto? Que nosotros somos los que debemos pedirles por favor, que se saquen las medias, o que usen sandalias que expongan sus pies, o que por ejemplo a la hora del sexo, ellas nos pongan los pies en nuestros rostros para que se los empecemos a oler, lamer, chupar, etc,

Es decir de mi humilde punto de vista, para mi todo el acto en si carece de gracia, si solo yo adopto una postura activa, por lo tanto creo que la SIMISION es esencial, por que? Por que para mí es 1.000 veces más excitante, si por ejemplo viene mi novia y me dice "hoy transpire mucho los pies y quiero que me los chupes hasta que queden todos húmedos con tu saliva", o que cuando empieza el acto sexual, ellas misma y por su cuenta empiezan a sacarse las medias y zapatos y posan sus pies en nuestros miembros, cara o pecho, y empiezan a tomar una actitud de plena sumisión nuestra para con ellas, sin caer claro en el sadomasoquismo u otras variantes que incluyan al dolor.

En conclusión: si respetan, entienden, comparten y hasta se excitan con nosotros, pero a la vez toman una actitud pasiva para con nosotros por lo menos para mí, todo pierde sentido hasta incluso a llegar a carecerlo. Creo y estoy convencido al 100% que nosotros gozamos mas si nos hacen sentir escenas de plena sumisión en la cual, nosotros seamos un objeto con el cual ellas puedan hacer cualquier cosa que se les ocurra a ellas con sus pies, yo no nosotros él tener que pedir, proponer, solicitar, o inventar situaciones que intente saciar nuestras mas intimas e inconscientes necesidades de suminision de nuestra parte hacia ellas o mejor dicho a sus pies.


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El Otro lado de Sandra - 2ª Parte

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 original en inglés por Patrickal

Volvimos al club y ella se fue directamente al chico. Se sentó justo en su regazo y le susurró al oído, y en 5 segundos iban al área VIP. Me senté en el escenario cuadrado de nuevo y observé a la última "aficionada" (que obviamente era profesional) terminar su show. Era una caliente rubia clara con un cuerpo perfectamente proporcionado. Yacía en el piso y se había llevado los pies hasta detrás de su cuello. La vista era sorprendente. Después que acabó hubo un lapso de alrededor de 30 minutos mientras los jueces comparaban sus puntajes. Sondra y las demás continuaron con las rondas de baile, y para el momento en que las llamó el DJ al escenario cuadrado para anunciar las ganadoras, llevaba más o menos 5. No vi que ninguna cara triste dejara el área VIP.

Cuando el DJ anunció la ganadora no puedo decir que me sorprendiera. Las profesionales siempre ganan, y la rubia se llevó el botín. Pero Sondra quedó en segundo lugar, y por la aclamación de la multitud dirías que merecía el primero. El segundo lugar eran $750, y Sondra los tomó con una gran sonrisa en su rostro. Todas fueron a los vestidores a cambiarse, y 5 minutos después íbamos en el carro rumbo al hotel. No pudo parar de hablar un minuto mientras conducíamos. Me habló de las rondas de baile, y cómo el estudiante estaba sorprendido. Mientras se le sentaba en el regazo, ella había sentido como la punta de su vara se escapaba por encima del cinturón. "¡Debe medir como 30 centímetros!" dijo. Ella se había abalanzado dentro de sus pantalones y se la había meneado duro, halándolo a la vez. "¡Se vino como un cohete! Había semen por toda la camisa. Menos mal que tenía puesta una camiseta, pues tuvo que quitarse la camisa antes de salir de la cabina. ¡Fue espectacular!"

Para este momento yo había llegado al parqueadero del hotel y nos registramos. Su cuarto quedaba en piso distinto al mío. "Baja a mi cuarto tan rápido como puedas", dijo. Subí a mi cuarto y tiré mis cosas sobre la cama, luego bajé volando a su habitación. Cuando toqué a la puerta hubo una ligera pausa y abrió. Estaba completamente desnuda. Sólo estaba en la puerta mirándome, y luego retrocedió. Entré y cerré la puerta tras de mí. Había ido a la primera cama en el cuarto, y al empezar a caminar hacia ella dijo, "Me has visto desnuda, ahora es mi turno". A los cuarentas no soy Mel Gibson, de lo que estaba un poco más que consciente, pero nunca le doy tiempo de dudar a una mujer que me quiere ver desnudo. Me deshice rápidamente de mi ropa mientras ella estaba allí. Para cuando terminé, estaba tan erecto como la Torre Eiffel.

Caminé hacia ella y ella alargó su mano y tomó mi polla. Después de todo lo que había visto y experimentado esa noche, estaba a un pelo de disparar y así se lo dije. "Bueno, si ese es el caso, ¿porqué no la descargamos de una vez para que nos podamos tomar nuestro tiempo?", fue su respuesta. Fue hacia el tocador y tomó la botella de aceite de bebé que había conseguido en el club y regresó hacia mí. Extendió mis manos y derramó algo de aceite sobre las palmas. Una vez que estuvieron llenas, puso a un lado la botella, me tomó las manos y se las puso en los pechos. Suavemente esparcí el aceite. Luego me volteó y me sentó al borde de la cama. Arrodillada frente a mí, tomó sus tetas llenas de aceite y las colocó alrededor de mi pene. Sosteniéndolas y uniéndolas las deslizó arriba y abajo de mi vara, sin dejar de mirarme a los ojos con una inmensa sonrisa en su rostro. "Apenas me pusiste el aceite en el club pensé en intentar esto. ¡Se siente taaaan bien!" "¡¡También me gusta!!", dije mientras expulsaba un chorro casi a un metro de altura. "¡De verdad estabas lleno!" dijo entre risas. No podía creer en la fuerza de la descarga. Fue por mucho el orgasmo más poderoso que había tenido y se lo conté. "Bueno, ahora me toca a mí. Haz lo que quieras para que me venga".

La dispuse en la cama y me senté a su lado. Me incliné y le di un suave y largo beso. Su boca era tan suave que me quedé allí varios minutos. Mi mano derecha jugaba por todo su vientre, desde justo por encima de su coño hasta sus senos y de nuevo hacia abajo. Después de subir y bajar la mano unas cinco veces, dejé que siguiera derecho hasta su concha. Sus piernas, ya un poco abiertas, se abrieron para mí. Levanté mi cabeza de la suya y me senté recto para admirar su cuerpo. Lentamente moví mi mano en círculo mientras presionaba la palma contra su valle. Estiró su cuello y con los ojos cerrados gimió suavemente.

Entonces me moví entre sus piernas, y empecé a besar su estómago. Me moví lentamente pasando por sobre su concha, besando y lamiendo su muslo interno. Me moví hacia la otra pierna y volví a subir. Entonces abrí mi boca tanto como pude y la coloqué en su vulva. Mientras presionaba con la lengua contra sus labios, lamí en un movimiento de atrás hasta el frente de su raja. Ella tomó mi cabeza y la empujó fuerte hacia ella. En ese momento cerré la boca alrededor de sus labios y la absorbí, moviendo mi lengua rápidamente sobre su clítoris mientras este crecía en mi boca. Sondra se movía mucho, intentando acentuar mi movimiento. Seguí besando y mordisqueando a la vez que jugaba con las manos subiendo y bajando por su cuerpo desde sus pechos hasta el trasero. Empujé mi lengua dentro suyo tanto como puede y usé mi pulgar derecho para dar círculos alrededor de su clítoris. Todo el tiempo aumenté el ritmo y ella se movía más y más rápido. De repente puso las dos manos tras mi cabeza y me empujó tan duro hacia su coño que casi no podía respirar. Moví mi lengua tan rápido como pude por toda su concha y clítoris. Podía sentir cómo venía el orgasmo. Todo su cuerpo se puso rígido y temblaba entre convulsiones, en tanto que ella gritaba una y otra vez. Mantuve el movimiento hasta que ella alejó mi cabeza, y luego sólo me moví y me acomodé sobre ella, mientras mi polla endureciéndose quedo sobre su coño aún en movimiento.

Permanecimos así por al menos 10 minutos hasta que pudo volver a respirar bien. Estaba empapada de dolor y su rostro y pecho estaban enrojecidos. "Esta es una noche de noches", dijo. "Sólo una persona me había bajado allá un par de veces, y nunca tuve un orgasmo así". "Estás bromeando", le dije, "¿a quién no le gustaría hacértelo?" "Me voy a quedar desnuda toda la vida si me prometes hacerlo otra vez", afirmó. "No hay problema", repuse. "Es sólo que no puedo creer que conociéndonos todos estos años llegaríamos así de lejos tan rápido". "Lo sé", me dijo. "Pensaba en ti a veces en el pasado. No creo que hubiera intentado lo que hice hoy con otra persona. No salí allá con la intención de tener algo contigo, pero cuando salí y vi tus ojos observándome, supe que te deseaba y mucho".

Con sólo escucharla mi polla empezó de nuevo a llamar la atención, y ella también pudo sentirlo. Se estiró y puso la punta de mi verga a la entrada de su chochito. "Terminemos", dijo. Me puse en mis rodillas y brazos cuando abrió sus piernas. Lentamente me introduje y se la metí hasta las bolas. Tenía las piernas rectas en el aire en una gran V. Lo saque todo hasta que sólo la punta estaba en su entrada y luego se lo metí de nuevo. Se sentía exquisito. Manteniendo un ritmo lento y constante, me seguí moviendo arriba y abajo hasta que sentí que crecía el orgasmo número dos. Repentinamente enroscó sus piernas tras mi espalda y me haló hacia ella y se empaló en mí con un movimiento circular. ¡¡¡Se estaba corriendo de nuevo!!! Empujaba mi trasero tanto como podía y yo estaba tan adentro de ella que podía sentir la punta de mi verga contra la cima de su coño. Hice un disparo tras otro y me derrumbé sobre ella. "Va a ser una larga semana", me dijo. Tenía razón.

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El Otro lado de Sandra - 1ª Parte

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original en inglés por patrickal


Había estado trabajando con Sondra por casi 8 años. Gerencio un grupo de servicios profesionales en NY, Sondra me había sido asignada como analista de negocios, rastreando nuestras cuentas y manteniéndonos alejados de llegar a la cárcel.

Sandra es una mujer con el cabello claro como la arena. Si bien es inocentemente sexy, se mantiene un poco distante de todo el mundo en el trabajo. Aunque trabajos en ocasiones muy cerca, siempre mantuvo una conducta profesional. El último verano, nuestra compañía ordenó algo de educación obligatoria para todos nuestros consultantes. Esto significaba que Sondra y yo teníamos que ofrecer clase durante tres días a las personas en mi grupo que se encontraban regados por el estado de Nueva York. Escogimos nuestra oficina en una ciudad de este estado como el lugar donde daríamos la clase, y estuvimos de acuerdo en conducir juntos. También nos quedamos en el mismo hotel, imaginando que esto nos daría la oportunidad de cambiar cualquiera de los materiales del curso si lo necesitábamos durante la semana.

Arrancamos en la madrugada del lunes y nos pasamos todo el día alistando el salón y los materiales para el martes. Finalizamos justo antes de las 7 PM, y decidimos comer antes de volver al hotel. Terminamos en un restaurante TGIF, y tomamos una mesa junto a la ventana. Nuestra conversación fue principalmente sobre la clase, con un poco de chismorreo sobre algunos de los personajes más coloridos de nuestro grupo. Hubieron algunos periodos de ese "silencio bizarro", en que simplemente no teníamos nada que decir.

Tras uno de estos periodos, Sondra me dijo: "Mira esa señal al otro lado de la calle. ¿Piensas que realmente dan todo ese dinero?" Desde donde yo me sentaba, tuve que voltearme y mirar por encima de mi hombro izquierdo para ver que era lo que miraba. Al otro lado de la calle había un club de strip–tease, con una gran señal que afirmaba que esa noche era una noche aficionada. También decía que habría un gran premio de $2,000 para la ganadora. "Me imagino que el dinero abunda en ese negocio" dije. No me respondió, y realmente no pensé demasiado en eso.

Tras la cena, al llegar al auto, me dijo: "¿Has estado alguna vez en un club de strip–tease?" Parecía una pregunta con trampa, por lo que mentí. "Hace años, en un viaje de negocios, pero no en mucho tiempo. ¿Y tú?" En realidad, visito un club local más o menos dos veces al mes. "Nunca", dijo, "pero he visto esas series de HBO y lo encuentro interesante. ¿Te molestaría si te pidiera que entraras allí conmigo? Sólo tengo curiosidad y nunca haría esto cerca de donde vivo". Decir que estaba conmocionado sería hacerlo a medias, por lo cual conduje por la calle tan rápido como pude antes que ella pudiera cambiar de opinión.

Cuando entramos al club, eran poco más de las 8PM y se estaba empezando a llenar. El concurso no empezó hasta las 9PM, de manera que sólo estaban las empleadas bailando en dos escenarios diferentes. Uno era una plataforma que emergía de una pared lateral. Tenía como metro y medio de altura y una pequeña barra de bebidas en el borde rodeada de sillas. El otro escenario era una instalación en mitad del piso, con sillas alrededor. Habían sillas y mesas por toda la pared exterior y un área VIP en una esquina. Una chica estaba en la plataforma y recién empezaba, por lo cual estaba aún en bikini. La otra chica ya llevaba una canción en su cuenta, y estaba completamente desnuda. Tomamos dos sillas en la pared exterior y observamos la acción.

La chica en el escenario central era una alta rubia con piernas delgadas y largas. Se sentaba en el borde de la barra de bebidas con sus pies sobre los muslos de uno de los clientes y sus piernas muy abiertas. Sondra estaba un poco conmocionada como para decir cualquier cosa. "¡Pensé que los espectáculos sólo eran en topless!" "No en Nueva York", dije. Expliqué que si no servías licor, podías tener baile con desnudo completo. Estaba sorprendida. No habló mucho, y yo no estaba muy seguro de qué decir. Estaba incómodo aunque excitado de estar allí con ella.

Se sorprendió aún más con la práctica de la ronda de baile. Varias de las muchachas atendían a la multitud que pedía su turno en el área VIP, ofreciendo bailes de a dólar como atractivo. La mayoría no tenían nada arriba de la cintura, y era evidente al mirar hacia el área VIP que en los bailes allí no llevaban encima ninguna prenda. Ella me preguntó qué pensaba de todo esto. "Si dijera que no me excita estaría mintiendo", le dije. Mientras yo decía esto, el DJ anunció que el concurso aficionado empezaría en 15 minutos. El concurso consistiría en dos bailes por concursante, uno en cada escenario. Las participantes tendrían alrededor de una hora entre bailes, durante la cual seguirían la misma práctica de la ronda de baile que las profesionales, y podrían usar el área VIP. La única condición era que la casa se quedaba con el dinero de los bailes VIP y las aficionadas se quedarían con las propinas.

Entonces el DJ pidió a todas las chicas que querían participar ir a su cabina a inscribirse. 5 muchachas se levantaron y acudieron. Dos se veían justo como profesionales. Iban por sí mismas y no se veían nerviosas en lo absoluto. Otras dos iban juntas y parecían risueñas por lo que supuse que habían salido a intentar una experiencia "nueva". La quinta chica estaba con su novio, y parecía nerviosa pero entusiasta. Mientras las mirábamos levantarse, mencioné que requeriría valor hacer eso. "¿Te decepcionarías de mí si lo intentara?" preguntó. Estaba impactado. Sondra es una mujer tan del tipo "chica en la siguiente puerta" que jamás habría esperado esto. Me sorprendía que incluso estuviéramos allí sentados, pero le había achantado esto a que quería ver si lo que había visto en HBO era cierto. Siempre se vestía sencillamente con ropa conservadora, nunca chismorreaba, nunca participaba en nada de la cruda conversación de oficina que ocurría. Simplemente no podía creer que la joven y linda Sondra quisiera hacer esto. "No" le dije. "¿Pero estás completamente segura?" "Siempre he hecho todo lo que se supone que debo hacer", dijo. "Estoy apunto de llegar a los 30 y simplemente necesito hacer algo salvaje". "Bueno, esto se ajusta en serio a esa descripción", le dije. Se levantó rápidamente y se dirigió a la cabina. Iba vestida con un traje de clase compuesto por falda, chaqueta y blusa, con medias veladas y tacones altos. Muchos ojos la siguieron porque simplemente no se veía como el resto.

Después de unos 5 minutos en la cabina del DJ, volvió y se sentó. "Soy la número dos", me dijo. "Tengo que ir al vestidor tan pronto empiece la primera chica. Cada baile dura 3 canciones. Tras mi primer baile, tengo 30 minutos hasta el segundo baile en el escenario cuadrado. Dicen que podemos hacer los bailes en rondas entre nuestro primer y segundo baile y luego después del segundo baile hasta que acabe el concurso. No estoy muy segura de querer hacer eso." "Oye, sólo haz aquello con lo que te sientas cómoda", le dije. Estaba realmente calmada, pero me sonreía cada vez que la miraba. Aún no sabía realmente como reaccionar. Me mantuve pensando una y otra vez si lo hacía para mi beneficio (ego grande), o si era sólo un juego rudo que necesitaba para ejercitarse y se sentía segura conmigo y lejos de su casa.

A los pocos minutos el DJ anunció que el concurso empezaría en poco y pidió a la primera chica reportarse al vestidor. Una de las chicas de las que iban en pareja se levantó. Era una rubia oscura muy pequeña, vestida con pantalones cortos y una blusa que se abrochaba por detrás de su cuello dejando su espalda y hombros descubiertos. Se mantuvo riendo y volteando a ver a su compañera al dirigirse a la puerta. Llevaba un pequeño bolso al hombro. Me di cuenta entonces que todas estas otras chicas llevaban con ellas un cambio de ropa pero Sondra sólo llevaba lo que tenía puesto, y dijo que no le importaba mucho porque, como fuera, no tendría mucho puesto en un rato. No pude discutir sobre ese punto.

Cuando salió la primera chica, Sondra se dirigió al vestidor. Volteó a mirarme y me obsequió una nerviosa sonrisa al desaparecer tras la puerta. La música empezó cuando la chica pisó la pista elevada. Se había puesto una transparencia que no dejaba mucho a la imaginación. Era una cosa pequeña, con pequeñas tetas pero un trasero realmente hermoso. Durante su primera canción, se dejó puesta la transparencia y bailó más bien rápidamente. Se podría decir que era nueva en esto. Tras la primera canción, lentamente se quitó la parte de arriba, revelando lo que ya sabíamos, que su pecho estaba en la categoría de menos uno. Hacia la mitad de la segunda canción, simplemente se detuvo y se quitó los panties. Estaba completamente depilada abajo, y aunque tenía una figura más bien sencilla, tenía buenos movimientos. Se acercó un poco más a los hombres en la barra y les dio algunos panoramas inclinándose. Al tiempo, yo observaba hacia la puerta al vestidor para ver si Sondra ya había salido. Todavía no creía realmente que la atravesaría con esto.

Al acercarse a su final la tercera canción Sondra salió del vestidor. Aún tenía la misma ropa pero las medias se habían ido. Se mantuvo en la puerta con los brazos doblados, observando a la multitud y a la chica en escena, pero sin mirarme a mí. Estuve tentado a levantarme y sentarme en la barra, pero pensé que la pondría muy incómoda por lo que me quede. La tercera canción terminó, y la rubia oscura dejó el escenario con unos buenos aplausos. El DJ anunció el nombre de Sondra, y ésta fue hacia el escenario.

Al empezar la primera canción, se movió lentamente y se dirigió a la multitud. Su chaqueta esta abotonada hasta arriba y noté que no llevaba la blusa debajo. Apenas me di cuenta, empezó a desabotonarla. Sus manos temblaban un poco y le resultaba un poco difícil lograr zafar los botones. Cuando terminó, se dejó la chaqueta y siguió bailando. Estaba lo suficientemente abierta para revelar un hermoso gran par de tetas, pero no lo suficiente para que se viera todo. Era una hermosa vista. Se movió alrededor de la borde frontal del escenario frente a todos los clientes que se sentaban allí. En nada de tiempo terminó la primera canción.

Al empezar la segunda canción, dio la espalda a la audiencia, mandó atrás sus mano y empezó a bajar el cierre de su falda. Al abrirse se notó que no había nada bajo la falda. No perdió tiempo deslizando la falda por sus piernas y deshaciéndose de ésta, revelando un trasero perfectamente redondo. Me sorprendió lo perfecto que era, y lo bien que lo mantuvo oculto todos esos años. La ropa que llevaba a diario nunca acentuaba su cuerpo. Era un cuerpo por el que uno se moriría. Una vez se deshizo de la falda, lentamente se dio la vuelta. La multitud celebró abiertamente. Por su cara podrías decir que estaba nerviosa y sin embargo disfrutaba esto. Siguió bailando, sin abrir mucho sus piernas, pero moviéndose suavemente por el escenario. Su mata estaba finamente cortada y sólo tenía un ligero vello entre las piernas; otra sorpresa. Al ir finalizando la segunda canción, abrió del todo la chaqueta para darnos finalmente el cuadro completo. Sus pechos eran grandiosos; completamente naturales y bien redondeados. Sus pezones estaban tan erectos como podían, indicando que empezaba realmente a disfrutarlo.

Como tercera canción, el DJ puso "Si piensas que soy Sexy" de Rod Stewarts, ¡y ella simplemente despegó! Se empezó a mover realmente con la música y a interactuar con los tipos en el escenario. Había un joven que parecía ser estudiante de una universidad local. Estaba "hechizado", sólo viéndola. Sondra se movió lentamente hacia él y se movió frente a su silla. Su rostro estaba al nivel del coño de Sondra, y no pudo sino observar. Viéndola podría decir que realmente se había metido en esto, justo cuando la canción y el baile terminaron.

Dejó el escenario y volvió al vestidor. La chica siguiente era la segunda de las dos amigas. Era una alta pelirroja con largas piernas y grandes pechos. Llevaba una banda de tela alrededor de su falda y una camiseta realmente apretada. Su amiga, la pequeña rubia, había salido tras su comienzo y estaba dando vueltas con bailes de ronda; aunque lo hacía se veía realmente tímida haciéndolo. Simplemente no estaba segura de cómo preguntar. Cuando empezó la segunda canción Sondra salió del vestidor vistiendo su falda y blusa. Se podría decir que no llevaba sostén. Volvió a mí y se sentó. "¿Cómo lo hice?" "Bueno, estoy impresionado", dije. "¿Cómo estuvo para ti?" "Estaba paralizada justo antes de salir, pero una vez que empecé y la multitud llegó, ¡no puedo creer cuánto más quería hacerlo! Me alegra que no hayas ido al escenario, me habría puesto muy nerviosa contigo allí." "Voy a ir al escenario cuadrado para ver tu segundo baile" le dije. "Ya veremos", fue su respuesta mientras me miraba y sonreía.

Mientras nos sentamos allí, la segunda chica terminó y una de las profesionales empezó. Se podía jurar que la chica estaba perfectamente cómoda al hacerlo, y de verdad interactuaba con los tipos. La pelirroja salió y empezó a dar rondas por la barra como su amiga. "¿Vas a intentar la ruta de ronda de baile?", pregunté. Dijo que no estaba segura, y esperaría hasta después de su segundo baile. Le pregunté qué se iba a poner para la segunda pista y dijo que no tenía idea. También dijo que pensó que las dos profesionales ganarían de cualquier forma porque tenían un montón de ropa y aditamentos allá atrás. Me incliné y le dije: "Tres palabras, aceite de bebé. Por todo lado". Me miró y dijo "¿De verdad?" "Créeme", le dije, "Debe haber algo en ese vestidor. Sólo sal y espárcelo por todo lado. La multitud enloquecerá".

Pasaron otros 45 minutos hasta que la segunda ronda empezó y Sondra se dirigió al vestidor antes que empezara la primera chica. Me había movido a la barra de bebidas en el escenario cuadrado para lograr una vista de primera. Cuando salió la rubia, vestía una camiseta que le quedaba grande y un pedazo de tela entre sus piernas sostenido por una cuerda alrededor de su cintura. Fue rápidamente a este, tras apenas 30 segundos y para el final de la primera canción estaba completamente desnuda. Realmente tenía un hermoso trasero, y me estaba excitando al verla. Al mismo tiempo, no podía esperar a ver a Sondra. Después de las tres canciones, terminó dando paso a los aplausos y dejó la escena. El DJ introdujo de nuevo a Sondra y ella salió, con sus panties y sostén puestos. En la cintura de sus panties había una pequeña botella de aceite de bebé. Esto iba a ser bueno.

A los 30 segundos de la canción se quitó el sostén. Sacó la botella y regó una abundante cantidad entre sus pechos. Entonces vino justo hacia mí, y arrodillándose justo al frente, tomo mis manos y las puso en el aceite. Sin necesidad de hablar, sabía que hacer luego. Moví el aceite por todos sus senos. Mis manos temblaban y ella sólo me miraba con su gran sonrisa. Luego se movió hacia el tipo a mi lado y le dejó continuar. Se veía que los demás hombres no podían esperar a tener su turno. Cuando llegó al joven estudiante, se sentó en la barra frente a él y derramó algo más de aceite sobre sus panties. Él sólo la miraba sin saber qué hacer. Tras apenas 5 segundos, ella se puso la mano derecha de él en el frente de sus panties. Empezó a frotar, ella se dobló y gimió, y el lugar enloqueció. Se levantó de la barra y deslizó los panties empapados en aceite por sus muslos. Entonces llegó otro shock ... entre escenas se había depilado completamente la conchita. Era una sorpresa tras otra.

Terminó la escena poniéndose aceite en el resto del cuerpo. Especialmente en los muslos y el trasero. Para el final de la canción era obvio que no iba a detenerse. Cuando dejó el escenario, corrió a los vestidores desnuda y se escabulló por la puerta. La pelirroja salió y empezó su rutina, pero me mantuve atento a la puerta. Tras más o menos tres minutos salió con la chaqueta y una tanga, que debió haber pedido a alguna de las otras chicas. La chaqueta sólo tenía un botón abotonado, y era obvio que no traía nada abajo. Vino justo a mí, y dijo: "Quiero hacer los bailes de ronda, y quiero que seas el primero." Estaba muy nervioso. Fuimos al área VIP, que tenía varias zonas con cortinas y una más grande con una puerta. "La que tiene puerta vale $90.00 por 15 minutos. Puedo cubrirlo con las propinas que ya me dieron y volveré". "¿Con quién iba a discutir?" Se alejó para pagarle al DJ por la cámara.

Cuando volvió entramos a la cámara y cerramos la puerta. Había un sillón sin brazos que ocupaba toda la pared trasera. Me senté allí y ella vino y se sentó en mi regazo cara a cara. "¡Tengo una historia!", dijo. "Hay una chica en el vestidor que se llama Laura y trabaja aquí y me ha estado ayudando a alistarme y me consiguió el aceite". Mientras hablaba, llevé mis manos bajo la chaqueta y empecé a frotar su espalda. "Gracias por dejarme hacer esto y por venir aquí conmigo. No puedo creer lo divertido que es esto". "Bueno", dije, "Para mí tampoco ha sido malo. Tras todos estos años de conocerte, esto es una gran sorpresa. Nunca supe lo sexy que eras realmente".

Mientras hablaba, lentamente movía mis manos hacia arriba de su espalda. Cuando alcancé el borde de sus hombros, lentamente desplacé mis manos por los lados y agarré sus pechos. Se inclinó y puso su cabeza en mi hombro. "Cuando me tocaste los pechos con el aceite pude sentir que me mojé en 3 segundos. Fue como estar en el fuego". "¿Cuándo te afeitaste?" le pregunté. "Cuando le dije a Laura que necesitaba aceite, me dijo que sería mejor que me afeitara o sería un desastre aceitoso por varios días. Tenía allá atrás todo lo que necesitaba y me ayudó a hacerlo. ¿Te gusta?" "Tanto que me gustaría verlo otra vez", dije. Se puso de pie en el sillón sobre mí y deslizó el tanga. Allí estaba, en toda su calva majestuosidad, con unos pequeños labios que sobresalían alrededor de un centímetro. Me doblé y planté un largo y húmedo beso en el frente de los labios mientras que colocaba mis manos en su trasero para acercarla hacia mí. Presionaba muy fuerte contra mi boca, y mientras lo hacía, deslicé mi lengua a lo largo de su raja. Tembló, se alejó y se sentó de nuevo en mi regazo. "No puedo esperar a salir de aquí y volver al hotel". "Bueno, veamos primero si sales con algo de dinero", dije. Nuestros 15 minutos se acabaron, y supusimos que era mejor salir antes que llegaran a tocar. "¿Te molestaría si hago algunos bailes de ronda?" preguntó. "Ve tranquila", dije, "esta noche es tu noche".

Escríbanme si les gustó la historia, la traducción, si les interesa conocer en donde se encuentra publicado en su idioma original o si desean que les ayude con algún relato en inglés. También si desean leer los relatos que yo he escrito. FOTOS

Cinco Pañuelos de Seda

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La mujer del corsé rojo se sube pausadamente los guantes negros de cuero hasta los codos. El corsé se adapta tan perfectamente a su anatomía, que le realza los pechos hasta casi dejar al descubierto sus pezones. Es consciente de que está enseñando sus firmes nalgas y eso le gusta. Unas botas altas, negras, también de cuero, ocultan parcialmente unas largas piernas que se adivinan atléticas. El tanga, también rojo, es tan mínimo que apenas alcanza a ocultar a mis ojos su sexo rasurado. Su oscuro cabello se desparrama como una cascada sobre sus níveos hombros desnudos hasta la mitad de su espalda... Es muy guapa. Me avergüenzo hasta de mirarla, porque yo me siento inferior. Por eso le sugerí esta idea. Tiene unos enormes ojos azules y apenas va maquillada. 

La miro. Le pido con la mirada que no se demore más, que venga ya a mi... necesito que me haga suya... dejo escapar un débil gemido...

Ella se acerca despacio a la cama. Yo, feliz, me dejo llevar, inconsciente de lo que me espera. Es la primera vez que me atan a una cama. Antes ella sacó unos pañuelos de seda y con ellos me fue atando a cada extremo de la misma. Solo se puso los guantes porque se los había comprado hace años y no se los ponía nunca. Quería tener un recuerdo para esos guantes. Pero a mi no me gustan, yo prefiero su tacto... pero no le digo nada. No quiero hablar, quiero que ella actúe por su cuenta.

Se sitúa a los pies de la cama. Se arrodilla. No me mira. Se inclina sobre mis pies y, fugazmente, me lame el dedo gordo del pie derecho con la punta de su lengua - yo me estremezco de placer -, para luego cubrírmelos de besos a media que va ascendiendo por el pie hasta el tobillo, y de éste, sube por la pierna hasta la rodilla. Son besos leves, apenas me roza la piel con sus labios, pero yo, que ya la estoy viendo venir, comienzo a sentirme más húmeda. Al inclinarse alcanzo a ver la voluptuosidad de sus pechos, que luchan por salir de la cárcel de su corsé. Quiero adorar esos pechos. Ojalá me deje hacerlo... yo no puedo decir nada, no puedo pedírselo. Hicimos ese pacto.

Deseo que continúe, que me coma, pero ella, quizás intuyendo mis ansias, decide hacerse de rogar y apoya su cabeza en mi muslo mientras desliza la palma de su mano en guantada y extendida desde el interior de mi muslo hasta mi bajo vientre, sin rozarme ni un solo vello púbico. ( A ella no le gustan los sexos depilados. A ella le gusta todo... ).

Su mano izquierda descansa sobre la cama, a mi lado. Yo quiero que me la acerque a los labios, pero no hablo. No digo nada, la dejo hacer. Quiero que me disfrute con total libertad. Entonces descubre con satisfacción que mi sexo ya brilla por la desbordante humedad que emana de él. Sonríe y me despeina ligeramente el vello de esa zona mirándome pícara a los ojos... ¡¡Ah, Dios, cuánto anhelo su tacto!! ... me tiembla todo el cuerpo, cada vez que me toca me estremezco.

Se levanta y se dirige a la cómoda. Abre uno de los cajones y saca otro pañuelo de seda.
El quinto pañuelo de seda.
Me pongo a hacer pucheros, no quiero que me tape los ojos, NO, por favor... ¡¡quiero, necesito verla, quiero devorarla con los ojos!!! ¡¡NO ME TAPES LOS OJOS!!... pero mi grito es mudo, como no podría ser de otra manera.
Ahora la oscuridad lo rodea todo. Cierro los ojos y me rindo a mi suerte, a ella.

Ahora siento su cara cerca de la mía, puedo sentir su respiración y la caricia dulce del inconfundible olor de su piel. Un dedo suave, forrado de cuero, me perfila los labios: primero el labio superior y luego el inferior. Yo lo intento besar, pero ella, juguetona, lo retira rápidamente, dejándome oír su risa suave. El olor del cuero mezclado con el de su piel me están volviendo loca. Vuelve a colocarme la mano en los labios y me pie que le quite el guante con los dientes. Así lo hago, dedo a dedo. Por fin lo consigo.

Un ligero murmullo y entonces siento que ella apoya la mano que acabo de desnudarle en mi sexo, suavemente, ¡tan suavemente que me desespera!. El clítoris se me hincha, anhelando su contacto. Ella ríe. Me lo acaricia una, dos, tres veces... yo levanto las caderas, como pidiendo más, pero ella parece que ha decidido que aún no. Se coloca sobre mí, a cuatro patas. Siento su largo pelo rozándome la piel. Comienza a besarme los pechos, de forma incontrolada, siento el roce de sus labios aquí y allá. Luego me las agarra de la base y las sujeta de tal forma que las une. Hunde su cara entre mis pechos. El calor de su respiración me estremece, siento cómo cada vez me estoy humedeciendo más y más. Me da varios lametones en ambos pezones. Aprieta más mis generosos pechos y se introduce los dos pezones a la vez en la boca. Me los chupa, los dos al mismo tiempo. Después le dedica su particular homenaje a cada uno de ellos, por igual. Yo estoy tan excitada que creo que me voy a volver loca.

Cuando acaba con mis tetas, las suelta y se alza un poco, lo suficiente como para besarme el cuello e ir bajando por la clavícula. Noto la abundancia de sus pechos sobre los míos. Ella vuelve a ascender y me besa en los labios, nuestras lenguas se entrelazan mientras su mano ve descendiendo lentamente hasta mi sexo, para quedarse allí acariciándome los labios, los de abajo. Ahora se aleja de mi y desciende sobre mis caderas, me abre los labios superiores y sopla levemente, como hacia dentro. Me recorre un escalofrío y me entra la risa. Ella también ríe...

Por fin su lengua entra dentro de mí, cálida, ágil y profunda. Y aprieta su cara contra mi sexo. A mi me entra la absurda sensación de que mi sexo debe de ser una fuente, una especie de manguera, de la cantidad de flujos que noto por ahí abajo. Me imagino el dulce y salado sabor de su sexo, me imagino cuando mucho antes de esto hicimos un 69 y entonces, justo entonces, ya no puedo más y me sobreviene un orgasmo que me deja exhausta. Es tan fuerte que, cuando pasa, con solo el roce de sus dedos sobre mi clítoris, arqueo la espalda y sacudo las caderas, desesperada ante su contacto.

Entonces ella me besa profundamente para que yo pueda saborear mi propia miel. Estoy agotada, pero al mismo tiempo tan excitada, que tengo que controlarme para no morderle los labios. Me está volviendo loca el no poder verla, el no poder tocarla...

Luego ella se sienta sobre mi cara, con todo su sexo abierto ante mi... y por culpa del maldito pañuelo que tengo atado a la nuca no puedo verla, disfrutar de la visión de sus pechos vistos desde abajo. Sus labios vaginales entran en contacto con los de mi boca. Los aplico dulcemente sobre ellos y comienzo a buscarle, a acariciarle su hinchado clítoris con mi lengua. Sus jugos comienzan a desbordarme, trato de tragármelo todo, pero me es imposible, es demasiado. Noto cómo se deslizan en frágiles gotas por entre mis comisuras. Las saboreo hasta la saciedad. Su olor me inunda, su sabor calma mi sed, sus gemidos son música celestial, sus manos me queman...

Finalmente ella se corre en mi boca. El espeso líquido se cuela por entre mis labios antes de que me de cuenta. Eso me desespera porque quiero más, pero ella se levanta, se acurruca a mi lado, abrazándome con las piernas, con los brazos, con todo. Siento su cálido sexo en mi cadera mientras que con una mano me acaricia el vientre... y entonces, Morfeo entra por la puerta... y nos acoge a ambas entre sus brazos.

ALIENA DEL VALLE.- FOTOS

¿ Es Vergonzoso ser Fetichista de Pies ?

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 Como otra idea de incentivar la participacion en el foro de los muchos miembros que lo visitan, espero que participen con sus ides de algunos nuevos debates.
Aqui va el primero.

¿es vergonzoso ser fetichista de pies? ¿porque?
Cuando empeze con mi fetichismo por los pies, crei, como la mayoria de nosotros, que era el unico en el planeta tierra. Obviamente, algo asi no podia ser cierto, tenia que haber alguien mas que compartiera este gusto y de ahi surguieron mis busquedas por la internet. Primeramente di con paginas de Brazil, lo cual llamo mucho mi atencion...y despues descubri las miles de paginas de yanquis sobre los pies. Creia que era el unico en Argentina

Hago esta breve introduccion para llegar al tema.

Durante todo ese tiempo, anterior a conocer personalmente otro fetichista, me sentia muy solo. Raro. Jamas, como la mayoria de los fetichistas que he conocido durante estos ultimos años, habia confesado esto a nadie. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos tanta verguenza de decir que nos gustan los pies?

Creo yo, que hay varios motivos...para dar lugar a mas ideas, yo voy a plantear una idea personal: la inseguridad.
No estamos seguros de nosotros mismos (aunque esto parezca un poco fuerte) con este tema. Debido a que principalmente, el 90% de la poblacion mundial, incluidos amigos, hermanos y hasta gente no conocida, disfruta de otras partes del cuerpo, la tipica situacion que vivimos es cuando todos hablan de una mina... y como puede uno explicarle a ellos que los que mas le gustaria seria chuparle los pies!

Eso de algun modo genera inseguridad en uno mismo. Uno se se dice a si mismo:... por ser distinto...¿soy raro?...¿que van a pensar?...si lo comento al pasar a alguien, se rie...
De este modo, vamos acumulando verguenza a tal punto que ni el psicoanalisis nos permiten confesar que somos fetichistas. Creo que la idea que yo di, como aclare antes, es mi idea personal. O mejor dicho,la que yo vivo. Muchas veces me preocupo por la imagen, por el que diran los demas y esto me genera esta situacion que describo. Puede que no sea el caso de algunos de uds o talvez de ninguno. Aunque me gustaria conocer sus ideas, experiencias y demas cosas con respecto a este tema.
Nuevamente:
¿es vergonzoso ser fetichista de pies?¿porque?

Espero respuestas...de todos muchachos y muchachas!

Como otra idea de incentivar la participacion en el foro de los muchos miembros que lo visitan, espero que participen con sus ides de algunos nuevos debates.
Aqui va el primero.

¿es vergonzoso ser fetichista de pies? ¿porque?
Cuando empeze con mi fetichismo por los pies, crei, como la mayoria de nosotros, que era el unico en el planeta tierra. Obviamente, algo asi no podia ser cierto, tenia que haber alguien mas que compartiera este gusto y de ahi surguieron mis busquedas por la internet. Primeramente di con paginas de Brazil, lo cual llamo mucho mi atencion...y despues descubri las miles de paginas de yanquis sobre los pies. Creia que era el unico en Argentina

Hago esta breve introduccion para llegar al tema.

Durante todo ese tiempo, anterior a conocer personalmente otro fetichista, me sentia muy solo. Raro. Jamas, como la mayoria de los fetichistas que he conocido durante estos ultimos años, habia confesado esto a nadie. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos tanta verguenza de decir que nos gustan los pies?

Creo yo, que hay varios motivos...para dar lugar a mas ideas, yo voy a plantear una idea personal: la inseguridad.
No estamos seguros de nosotros mismos (aunque esto parezca un poco fuerte) con este tema. Debido a que principalmente, el 90% de la poblacion mundial, incluidos amigos, hermanos y hasta gente no conocida, disfruta de otras partes del cuerpo, la tipica situacion que vivimos es cuando todos hablan de una mina... y como puede uno explicarle a ellos que los que mas le gustaria seria chuparle los pies!

Eso de algun modo genera inseguridad en uno mismo. Uno se se dice a si mismo:... por ser distinto...¿soy raro?...¿que van a pensar?...si lo comento al pasar a alguien, se rie...
De este modo, vamos acumulando verguenza a tal punto que ni el psicoanalisis nos permiten confesar que somos fetichistas. Creo que la idea que yo di, como aclare antes, es mi idea personal. O mejor dicho,la que yo vivo. Muchas veces me preocupo por la imagen, por el que diran los demas y esto me genera esta situacion que describo. Puede que no sea el caso de algunos de uds o talvez de ninguno. Aunque me gustaria conocer sus ideas, experiencias y demas cosas con respecto a este tema.
Nuevamente:
¿es vergonzoso ser fetichista de pies?¿porque?

Espero respuestas...de todos muchachos y muchachas!

Como otra idea de incentivar la participacion en el foro de los muchos miembros que lo visitan, espero que participen con sus ides de algunos nuevos debates.
Aqui va el primero.

¿es vergonzoso ser fetichista de pies? ¿porque?
Cuando empeze con mi fetichismo por los pies, crei, como la mayoria de nosotros, que era el unico en el planeta tierra. Obviamente, algo asi no podia ser cierto, tenia que haber alguien mas que compartiera este gusto y de ahi surguieron mis busquedas por la internet. Primeramente di con paginas de Brazil, lo cual llamo mucho mi atencion...y despues descubri las miles de paginas de yanquis sobre los pies. Creia que era el unico en Argentina

Hago esta breve introduccion para llegar al tema.

Durante todo ese tiempo, anterior a conocer personalmente otro fetichista, me sentia muy solo. Raro. Jamas, como la mayoria de los fetichistas que he conocido durante estos ultimos años, habia confesado esto a nadie. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos tanta verguenza de decir que nos gustan los pies?

Creo yo, que hay varios motivos...para dar lugar a mas ideas, yo voy a plantear una idea personal: la inseguridad.
No estamos seguros de nosotros mismos (aunque esto parezca un poco fuerte) con este tema. Debido a que principalmente, el 90% de la poblacion mundial, incluidos amigos, hermanos y hasta gente no conocida, disfruta de otras partes del cuerpo, la tipica situacion que vivimos es cuando todos hablan de una mina... y como puede uno explicarle a ellos que los que mas le gustaria seria chuparle los pies!

Eso de algun modo genera inseguridad en uno mismo. Uno se se dice a si mismo:... por ser distinto...¿soy raro?...¿que van a pensar?...si lo comento al pasar a alguien, se rie...
De este modo, vamos acumulando verguenza a tal punto que ni el psicoanalisis nos permiten confesar que somos fetichistas. Creo que la idea que yo di, como aclare antes, es mi idea personal. O mejor dicho,la que yo vivo. Muchas veces me preocupo por la imagen, por el que diran los demas y esto me genera esta situacion que describo. Puede que no sea el caso de algunos de uds o talvez de ninguno. Aunque me gustaria conocer sus ideas, experiencias y demas cosas con respecto a este tema.
Nuevamente:
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Espero respuestas...de todos muchachos y muchachas!

Adrián (Adorador de Pies)
adrian1175@hotmail.com FOTOS

Un Dulce Castigo

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 Ya estabamos casi en los exámenes finales y el verano estaba a la vuelta de la esquina. Eran increíbles los nervios que teníamos todos; solo se veían apuntes por doquier y el olor a café recién hecho lo impregnaba todo... ¡¡¡ la selectividad iba a acabar con nuestras vidas!!!.

Uno de los profesores a los que más temíamos era a Don Román. Era el profesor de matemáticas. Era un hombre que mostraba un aspecto bastante interesante, siempre llevaba el pelo un poco largo y muy bien peinado, y tenía unos ojos negros de escándalo, unos ojos capaces de seducir a cualquiera que los mirase... tenía un pecho ancho, unas piernas largas y muy bien formadas...sin embargo era un hombre bastante serio. Yo jamás le había visto bromear con respecto a nada. Era más seco que la mojama. Creo que aquel año había cumplido 53 años.

Un día en clase tuvimos una disputa bastante fuerte. Me mandó que saliera a solucionar un problema de ecuaciones de segundo grado en la pizarra, cosa que yo odiaba ya que no soportaba los estúpidos comentarios de los chicos de mi clase, ya que, como tenía un cuerpo muy exuberante a mis 17 años, y encima tenía que vestir el eterno uniforme de colegiala, con la faldita corta de tablas y un fino polo blanco que apenas alcanzaba a disimular minimamente mis enormes pezones, haciendo que siempre se destacaran muchísimo, pues me sentía un poco como un mono de feria cada vez que me sacaban a la pizarra. Pero aquel día no sé por qué tenía menos ganas que cualquier otro y la verdad es que me sentía muy violenta.

Y harta ya de los silbidos, las pícaras sonrisas y los ojos lascivos, no aguanté más y me puse a gritar en clase como una loca, “¡¡Joder, siempre tengo que salir yo!!”... tomándola, en vez de con mis compañeros, con mi profesor. El caso es que Román se puso más serio de lo que normalmente era y me invitó cortésmente a abandonar la clase... y que le esperara al salir de clases aquel día, porque tenía que hablar largo y tendido sobre mi actitud.

Así pasó el día sin más contratiempos, hasta que sonó el timbre y todos mis compañeros salieron del instituto en estampida, mientras que yo me tomaba todo el tiempo del mundo en recoger mis cosas, porque sabía que no podría escapar de mi profesor. Hubiera sido peor el castigo...y por fin llegó Román, con el rostro sonrojado y aparentemente muy enfurecido. Acabé de recoger y, cabizbaja, le seguí hasta el despacho del jefe de estudios. Nos acomodamos en la mesa y me dijo que antes de nada le ayudara a ordenar una serie de exámenes. Me sorprendió la propuesta, pero obedecí, desde luego. Con un poco de suerte, podría ver qué notas tenía la gente... siempre he sido muy curiosa.

Cuando había pasado media hora larga de silencio, apartó los exámenes a un lado y se sentó encima de la mesa. Suspirando resignado me miró y me dijo:

“¿Por qué eres así conmigo, porque eres tan injusta ?¿no entiendes que vas a conseguir que me quiten el puesto de trabajo que tanto me ha costado?”

La verdad es que sus palabras me conmocionaron bastante y provocaron en mi un profundo arrepentimiento. Respiré hondo, levante la mirada hacia él y le dije que lo sentía mucho y que no volvería a pasar, y que si había alguna manera arreglarlo, que haría todo lo que estuviese en mi mano...Me preguntó que por qué me había exasperado tanto antes, en clase, y le dije la verdad. Le dije que no podía soportar los cambios hormonales de mis compañeros de clase cada vez que me tenían a tiro, especialmente cuando salía a la pizarra... y que tampoco soportaba el estúpido uniforme que nos obligaban a poner en el instituto...

“Pues no sabes lo bien que te queda...”

Le miré con los ojos muy abiertos, sorprendida por su respuesta, pero él no dijo nada.
Fue entonces cuando me invitó a sentarme en la mesa del director, junto a él. Obedecí. Sin embargo le notaba muy nervioso. Inconscientemente – lo juro – le miré el paquete de la entrepierna y casi me quedé sin respiración al ver el gran bulto que allí albergaba. Y me excité. Y cuando yo me excito no hay quien me pare. Y lo cierto es que don Román no estaba nada, pero que nada mal...

Y creo que él vio el brillo de la calentura en mis ojos porque pronto se puso muy nervioso. Decidí dar el primer paso.

Me puse de pie con toda naturalidad, levanté mi falda y bajé un poco mis braguitas, dejando entrever los labios que cubrían mi tesoro. Estaban húmedos y turgentes. Se ruborizó, pero no dejó de mirarme con ojos incrédulos.

“Toca, mira qué caliente me he puesto”.

El pobre hombre no sabía qué hacer. Me miró extrañado, y al ver mi naturalidad, acercó tímidamente una de sus manos a mi sexo, pasando un dedo entre sus labios. Luego lo olió disimuladamente, y noté cómo el bulto de su pantalón había aumentado más aún. Mi profesor volvió a deslizar su dedo por mi rajita, sacándolo empapado de un líquido espeso y blanco.

“Déjame olerlo, Román, quiero olerme...”- le pedí-.

Acerqué la cara a su dedo, lo olí y lo chupé. Estaba delicioso. Le invité a probarlo. Su dedo volvió a acariciar mi sexo, y lo saboreó cerrando los ojos... como si aquello fuera el mismísimo elixir de los dioses.
“Profesor, ¿quiere olerlo y probarlo directamente? Si lo lame de mi sexo de seguro que le sabrá mejor ... podrá saborearlo mejor...¿no le apetece...?”.

No pronunció palabra, pero hacía todo lo que yo le iba diciendo. Subió mi falda, apartó mis braguitas blancas de algodón a un lado, y pasó su lengua por la rajita una y otra vez, dándome unos largos lametones que me llevaron de ida y vuelta al cielo...mi profesor de matemáticas, mi serio y huraño profesor me estaba lamiendo enterita...!!!!

“Mis padres me matarían si supieran esto...”

“ Eres una zorrita, una putita...sé buena, porque si no...”

Fue entonces, diciendo esto, cuando tomó la iniciativa. Me tomó por la cintura y me sentó sobre la mesa. Subió mi falda, y me quitó las braguitas, dejando al aire todo mi sexo. Separó delicadamente mis piernas y acercó su cara al hueco que quedaba entre ellas. Me eché hacia atrás, y sentí cómo su lengua acariciaba muy suavemente mi entrepierna, separando con cuidado sus labios, hinchados, rojos de placer, y exhalando aquel aroma a hembra que tan irresistible le estaba resultando a don Román...
Lamió la pequeña abertura, primero muy lentamente, para luego hacerlo mucho más rápido, succionando con sus labios el líquido que emanaba de ella, como un enorme animal sediento. Después lamió el pequeño bultito que encontró hinchándose en la parte superior de mi rajita Lo succionó, como si fuera un biberón, chupetones cortos e intensos que hacían que mis caderas se movieran como si estuviera posesa. Como si me estuviera mamando, qué placer… Veía sus ojos mirándome, mientras me lo hacía, y yo sonreía, me volvía loca de placer, me retorcía de gusto.

Entonces le separé de mi, me puse de pié y le bajé la cremallera de sus pantalones, viendo complacida cómo su polla luchaba por salir del confinamiento de sus calzoncillos. Se los bajé y su pene salió disparado, erguido, duro como una piedra... Era de un tamaño considerable, mediría como unos 20 centímetros, con un glande enorme y de un grosor como los vasos de un cubata. Él se bajo los pantalones a la altura de los muslos, cosa que aproveché para pasarle la punta de mi lengua por su glande... y luego empecé a lamerle sus huevos mientras que con la mano derecha agarraba su miembro y empezaba un lento movimiento ascendente y descendente.

Con mi lengua hice círculos concéntricos en cada uno de sus huevos, para luego subir por la base de su polla siguiendo el contorno de cada una de las venas que sobresalían, hasta llegar al glande, donde una gota brillante de semen se le escapaba, la cual no tardé en recoger con la lengua, la lamí, y me pareció resultándo exquisita. Mis labios volvieron a recorrer toda la longitud de su polla, y llegó el momento de metérmela en la boca. La chupe como si fuera un helado....

Él no decía ni una palabra, tan sólo respiraba fuerte, mi adorado Román, qué bien se lo estaba pasando, gimiendo como un cachorrito...me sentí poderosa.... Siempre se me habían dado bien las felaciones, pero en esta puse especial esmero. Cuando me la volví a meter en la boca quería que sintiera como mis labios bajaban por toda su virilidad hasta llegar a los testículos, enterrándola profundamente en mi garganta y no dejando de mover la lengua. Estuve mamándola durante lo que me pareció una eternidad. Ya empezaba a dolerme la boca, pero aun así no paré ni un instante. Sus gemidos me animaban a seguir. Su pene empezó a contraerse con el preludio de lo que yo sabía que vendría después. Volví a hundirla en mi boca y mi cavidad empezó a llenarse con su semen, fuero tres o cuatro disparos rápidos que soltaron una cantidad considerable, así que tuve que ir tragando deprisa porque no quería desperdiciar ni una solo gota de su agridulce néctar. Cuando me saqué su polla de la boca, volví a lamérsela de nuevo toda entera para no dejar que ni rastro de semen, pero había tanto, que me chorreaba por los labios y la barbilla. Él se acercó y lo bebió de mi boca, mientras me acariciaba suavemente los senos.

Mientras, yo iba desabrochándome el polo, quitándome apresurada el sujetador y la falda (las bragas a saber dónde estarían ya...). Después me tumbó encima de la mesa, no sin antes despejarla de libros y papelorios de un solo manotazo y cogiendo con una mano su enorme polla y empezó a restregármela por el coño. Bajaba desde el clítoris hasta la concavidad de mi vagina, metiéndome tan solo el glande, volvía a repetir la operación, volviéndome loca con cada uno de sus movimientos, empecé a gemir como una perra en celo.

Entonces él me la clavó hasta el fondo, me la metió toda entera hasta que sus huevos golpearon mis nalgas. Sentí como mis paredes vaginales se contraían, y entonces estallé... Él paró un momento dejando que me recuperase, pero inmediatamente después siguió bombeando mi coño. Agarró fuertemente mis caderas y empezó un violento mete-saca, follándome entera.... Las penetraciones eran muy profundas pues no sólo empujaba brutalmente con su polla, sino que además llevaba mis caderas hacia él. Entonces se corrió de nuevo, esta vez dentro de mi, haciéndome sentir su cálido chorro de semen, todo para mi...

Fue entonces cuando sonó la campana: las 3:00 de la tarde...era hora de irse a casa, mi madre me estaría esperando para comer...

Mientras me vestía apurada por la hora, me cogió de la cintura y me susurró al oído...

“Jovencita, está usted absuelta de toda culpa...”



ALIENA DEL VALLE.- FOTOS

Sorpresa Menstrual

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Nuevamente este relato estará marrado desde la perspectiva de un hombre , el cual es totalmente fruto de mi imaginación.
Hola, qué tal, mi nombre es Mario tengo 22 años y les voy a contar algo que me sucedió el fin de semana pasado .
Eran las 7:00 me disponía a abordar el metro de la ciudad de México , el cual a esas horas va totalmente lleno , y a su vez va dividida el área de mujeres y el área de hombres, pero a veces no falta alguna chava despistada de provincia que desconoce que existe la facilidad de ir con puras mujeres , bueno en fin continuando con el relato , era la Línea 1 y justamente en la estación San Lázaro era donde iba tomarlo , todo parecía totalmente normal , pero tardó un poco el metro por lo cual las personas se acumularon un poco más , y de repente miré a mi izquierda y ahí estaban un grupo de jóvenes provincianas las cuales se les notaba a simple vista ya que vestían unas faldas muy largas con colores muy llamativos y bordados exuberantes , y por si esto fuera poco el tono en que hablaban era el tono típico de unas provincianas, todas ellas se veían hasta cierto punto feas a excepción de una la cuál era morena , delgada , alta 1.70 , unos senos pequeños pero muy bien formados , y llegó el momento deseado en que llegó el metro , que obviamente debido a la cantidad de personas se iba a llenar a reventar , y dicho y hecho se abrieron las puertas las personas empezaron al tiempo que las chicas provincianas iban entrando , yo obviamente conforme se iba acomodando la gente me iba acomodando junto a la chica provinciana , y llegó el momento más esperado en que quedé totalmente junto a esta chica y las personas querían seguir entrando pero como ya estaba lleno siguieron empujando lo cual provocó que yo pudiera meter mano a la chica debido a la presión de toda la gente; el vagón ya estaba lleno se cerraron las puertas y comenzó a avanzar , una mano la tenía a la altura de sus senos y cuál sería mi sorpresa a encontrarme con que no traía sostén se sentían claramente sus pezones a través de la delgada tela , con todas las curvas de las vías me daba de hacer pequeños movimientos que me permitían tocarle totalmente sus senos , era una experiencia inolvidable , y ella por su obvia inocencia no decía ni hacía nada ya que para ella sólo eran los apretones del Metro, y sin saber que ya prácticamente la estaban manoseando , ahora tocaba la otra parte (mi otra mano) la cual estaba exactamente a la altura de su entrepierna , la cual empecé a tocar de manera disimulada , pero de todos modos como iba extremadamente lleno no se daba cuenta , como no dijo nada continué de una manera más descarada , pero no se sentía la tela tan delgada como en la parte superior , decidí ser todavía más audaz , y de un golpe metí mi mano entre su pantaleta y su vulva y cual sería mi sorpresa que estaba totalmente mojada , en esos momentos hizo una cara de espantada de que alguien estaba abusando de ella pero a pesar de todo no decía absolutamente nada , la sensación era medio rara porque no era una humedad caliente sino como que medio fría , pero de todos modos era una experiencia inolvidable , tenía ganas de frotarle su clítoris pero el tiempo era demasiado corto ya que estaba a punto de llegar a una estación en la que baja bastante gente , y no hubo más remedio que sacar mi mano y llegó el momento que tenía que pasar se bajó toda la gente empujándola a ella , yo me quedé en el interior , yo en todo este lapso de tiempo ya había eyaculado por toda esta experiencia , mi trusa se encontraba totalmente mojada , y cual sería mi sorpresa que cuando me llevé la mano a la nariz para oler el aroma de sus jugos , me di cuenta de que ella estaba menstruando , porque mi mano tenía rastros de sangre con coágulos, no me quedó más remedio que meter mis manos bajo mi sudadera y al llegar a mi casa masturbarme por esa increíble experiencia.


Libia FOTOS

Sin Alarmas

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 La charla transcurría sin alarmas, nos habíamos mudado de ciudad y eso nos había hecho muy compañeros… No conocíamos a nadie y eso hacía que al final del día, cuando nos encontrábamos en casa las charlas fueran sobre todos los temas, de su infancia, de nuestras vidas, de lo nuevo, de lo que extrañábamos, de lo que ya pasó.
Esa conversación parecía una mas, hasta que no sé muy bien porque, empezamos hablar de sus amores…
- Yo nunca mas voy a estar, otra vez, con un chico que sea virgen… tuve dos y ya es bastante… No me gustó. Con Jesús no alcancé a acabar nunca…
- Bueno, creo que ya lo tenés decidido…
- Yo ya no tengo mas paciencia, no sé enseñar, quizás cuando tenga mas de treinta quiera tener un pendejo de dieciocho, pero hoy quiero alguien con experiencia…
- No te gusta enseñar… ¿te gusta aprender?
- Si… creo que tengo ganas de un tipo que sepa… Que me enseñe, que tome la iniciativa…
Podría tomar eso como una insinuación ya que ella tiene casi veinte años y yo cuarenta. Es una de las fantasías de los hombres… ¿Será una fantasía de las mujeres? Pero claro que si, hay miles de libros, novelas, películas sobre amores de mujeres que desean a muchachos, jóvenes. Pero todas estas cosas las pienso ahora, en ese momento no me di cuenta de nada…
Todo la circunstancia fue extraña. La madre de Nati, mi esposa, se había quedado en nuestra ciudad natal, terminando de hacer muchos trámites, que por el apuro de nuestra mudanza, tuvo que hacerse cargo. Pero este tiempo se había extendido mucho mas que lo calculado y deseado. La cosa es que yo hacía mas de tres meses que no tenía relaciones con nadie. Nati tampoco ya que como dije antes no teníamos casi vida social. Yo del trabajo a casa y ella de la facultad a estudia a casa… no le quedaba tiempo libre y cuando lo tenía no tenía con quien compartirlo salvo conmigo…
El diálogo transcurría, mientras yo estaba escribiendo en mi ordenador y ella había puesto música y se sentaba en el sillón del living, a dos metros… no nos mirábamos, pero eso solía ocurrir, todo era como siempre. Y ahora me recriminaba que las toallas higiénicas que había comprado eran para tangas de colaless.
- No me di cuenta, decía con alas y me pareció que eran las que compraba siempre. No sabía que había comunes y para colaless.
- Pero con lo que yo menstrúo eso no me sirve.
- Bueno guardalas para cuando se te esté yendo, que ya no será tanto el caudal… y te compro, mañana de las que vos usas… ¿Todavía te quedan para esta noche?
- Si, si. Me dijo fastidiada y agregó - Yo no sé como alguien puede usar esas toallitas, Ya usar esas bombachas debe ser incómodo y con la regla debe ser aún peor…
Me pareció muy extraño ese comentario y quise saber mas al respecto…
- Pero esa bombachas no se usan cuando estás indispuesta.
- Las minas que usan colaless, la usan todos los días, hasta esos días, dijo en tono de publicidad de la televisión
- Yo creía que las usaban con cierta ropa o los días que iban de guerra…
- Si, pero la mayoría de las que usan colaless, la usan todos los días.
- ¿Vos no usas colaless? (Dije en tono irónico, ya que ella es bastante liberal, su cuerpo lo merecía y nunca pensé que no usara ese tipo de ropa íntima.)
- No nunca usé.
- Pero te probaste, alguna vez… No te lo creo
- No, nunca… Todas las bombachas se te meten en la cola, y una se acostumbra. Malena dice que es mejor porque es menos tela la que se mete en el orto… pero yo no sé…
- Pero hay tipos a los que le gusta la lencería… que le excita, que la mujer usa esas cosas, medias caladas, porta ligas, colaless y esas cosas… otros le gustan las bombachas de nena y así, mil cosas.
- Si también hay tipos que le gusta que las minas estén todas depiladas.. Y ahora me vas a salir con eso de que las cosas que te gustan ahora después cambian y el ejemplo de los besos y el de chuparla…
- Y si, pero no me des bola, yo soy un viejo y todas esas cosas… (Se hizo un silencio y terminé de escribir lo que estaba escribiendo así que apagué la máquina y justo se acabó el CD que Nati había puesto)
La conversación se agotó, ya que se había hecho muy tarde y al otro día los dos teníamos que madrugar…
Cuando volvía a casa al día siguiente, me acordé de esa charla y cuando estaba a pocas cuadras de casa, pasé por una tienda de lencería y vi su vidriera… muchos modelos de ropa interior… todos de buena calidad… A mi no me daba vergüenza, compré mil veces bombachas para mi mujer, a veces lencería fina y otra eróticas… Pensé que Nati nunca se había puesto una porque no le gustaba usar una de otra persona…
- Estoy buscando una tanga de esas que de atrás son muy finitas.
- ¿Una colaless?
- No se como se llama. Muéstreme alguna. La vendedora desapareció tras el mostrador y volvió con varios modelos distintos. Pero confieso que me dio un poco de morbo comprarle a la nena una tanguita de esas características, para colmo de males, la vendedora se puso enseguida nerviosa… y terminé comprando una que no era la mas linda pero era la mas atrevida.
Cuando entré en casa, me acordé que ella llegaría como una hora mas tarde… Todo bien. Tome una tarjetíta y le escribí la siguiente leyenda: “Para que puedas probar y usarla con alguien de experiencia”.
A la hora, llegó como un terremoto. Quiso contarme todo lo que había hecho y más en un segundo, como un torbellino, como siempre. Así que dejé pasar el tiempo, para que se libere de las ganas de contar y después le daba el regalito.
Preparé la cena, como siempre y comimos. Cuando terminamos, ella levantó los platos de la mesa y yo me fui a buscar un cigarro y la sorpresa.
- Nati, Tengo una sorpresa para vos.
- ¿Un regalo?
- No,.. si, tomá. (Extendí el brazo y se lo di.) - Lee, primero la tarjeta…
Tomo el regalo y leyó la tarjeta en voz alta.
- “Para que puedas probar y usarla con alguien de experiencia”. Dijo poniendo voz sensual… Abrió el paquete y me la mostró, como si yo no supiera que era…
Se dio media vuelta y se fue a su cuarto… pasó un minuto, que pareció una hora. Escuche que se abría la puerta de su pieza y no sabía que iba a pasar, Escuche los paso que se acercaban, pero no la veía.
- Cerrá los ojos. Dijo con vos de nena que hace una travesura… Ahora podés abrir los ojos… Cuando los abrí la encontré frente a mi con su tanguita nueva puesta… Se dio vuelta para mostrarla en plenitud. Yo no lo podía creer. Si bien me había imaginado alguna situación erótica con ella, siempre pensé que no iba a pasar del plano de la fantasía.
- Gracias. Me dijo y me abrazó y me dio un beso en la comisura de los labios. Su aliento me envolvió. No atiné a nada. Estaba, totalmente, abrumado… Juro que nunca pensé que me iba a encontrar en esta situación.
- ¿No vas a decir nada?
- ¿Te es cómoda?
- No te hagas el boludo… ¿Qué te parece?
- ¡Te queda mortal!!! Pareces una modelo.
- ¿Por lo tonta?
- No, una mina barbara, una mujer con mayúscula, los vas a matar… me vas a matar.
¿Qué dije? Se hizo un silencio inoportuno, alguno de los dos tenía que tomar la iniciativa y ese era yo, ella ya me lo había dicho ayer cuando hablamos de su sexo y que quería aprender y que mejor que su padrastro, un hombre con experiencia para empezar… ¿Qué hago? Esa es la pregunta, ¿Pateo el tablero o me hago el idiota y la dejo pasar? ¿Debo esperar otra señal? ¿Y si pasa este segundo y pierdo la oportunidad?
Me paré y me puse a su lado, la abracé y la besé, de forma lenta y profunda. Mis manos recorrieron su espalda y sentí como su cuerpo se estremecía. Solo se escuchaba el rumor del televisor haciendo de música ambiental…
Ella se dejaba como me lo había dicho ayer que haría. Pero no es que me rechazara, temblaba toda y jugueteaba en mi boca su lengua. Sus grandes tetas que rebozaban en el escote de su remera, me pedían que las tocara, que las acariciara, que las chupara como nunca se lo hubiera imaginado… Tuve que ayudarla y acercarla al sillón porque tenía miedo que se caiga… Allí la pude ver entera, deseosa, perdida, entregada a la pasión. Lo último que le sacaría es la colaless. Ella se levantó la remera y quedó en corpiño… yo desabroche mi camisa y la dejé en el piso, quería sentir su piel en mi piel. Me abalancé a su cuello, tratando de aspirar el aroma de su piel.
- ¿Tengo olor a chivo? Me dijo entre interrogándome y afirmándolo.
- Me gusta tu olor y si estás transpirada me gusta mas… - Levantá el brazo. Le pedí, para que su axila quede a merced de mi nariz y mi boca. Y mientras lo iba haciendo se quejaba
- A mi no me gusta mi chivo, no sé como podés hacer eso. Mientras yo lamía la caverna que se forma en el interior de la unión entre hombro y brazo.
- ¿No te gusta? Le dije mirándola desde allí.
- Para colmo no me depilé
- Me encanta que no te depiles…
En un arranque que no esperaba ella levantó mi brazo e hizo lo mismo que yo estaba haciendo… en obvia muestra de sus primeras lecciones aprendidas y en un claro mensaje de querer mas cosas nuevas.
- Me gusta tu olor… Me dijo mientras raspaba con sus dientes mi axila.
Mezclamos nuestras lenguas en un beso y nuestros sudores en las bocas… Desabroché su corpiño y me dediqué a sus hermosas tetas, coronadas por pezones opulentos y provocativos… Una de dos, o le encantaba que juegue con sus pechos o nunca lo había experimentado de este modo ya que gemía y no podía dejar de encorvar su espalda… Mientras dejaba descansar mi boca y apretaba sus pezones con mis dedos, miré su cintura y me felicité por haber comprado esa bombachita. Le quedaba hermosa… los bellos se transparentaba bajo la tela fina, que cubría su pubis… Y por la posición, las nalgas eran enmarcadas por las tiras que se perdían en la raya de su cola.
Parece que ella se dio cuenta y me dijo
- ¿Te gusta mirarme la tanguita? O ¿te gustaría mirarme desnuda?
- Por ahora me gusta mirarte así, ¿Estás mojadita?
- Estoy empapada.
- ¿Es incomoda?
Acaricié con mis dedos por su rayita cubierta y la noté humeda… ella gimió, como gimen las mujeres, Olí la yema de mis dedos y su néctar se impregnó en mi olfato.
Nati estaba quebrada, su excitación era tal que gemía, aullaba, se reía… Sin importarle nada de nada. Fue ahí, en ese momento en que le dije,,,
- ¿A ver si sos tan putita como te hacés?
Escuchar que la llamaba así la puso más loca y se dirigió a mi pantalón y trataba sin éxito de desabrocharlo. La ayudé ya que no soy de hierro y yo también estaba a mil…
- Dejame que te ayude, perra. Se arrodilló y dejando que yo vaya bajando los pantalones y el boxer, dejando mi pija al su vista… Su ansiedad era tan enorme, que no pude deshacerme de mis prendas, apenas las pude bajar hasta los tobillos, corriendo el riego de caerme… Decidí que era mejor dejarme caer al piso y así pode hacer un buen sesentinueve. Ella comprendió mis movimientos y recién en ese momento quedé completamente desnudo. La muy puta, todavía mantenía intacta su nueva colaless, como único abrigo. Así como se encontraba tenía dos posibilidades sacársela o apenas correrla porque era tan pequeña que daba para corrérsela y dejar su rayita, a la intemperie… Nati chupaba, mordía olía, lamía desde la cabeza del pene hasta llegar al culo. Así que no lo pensé mas y le chupé la concha a morir… Ella emanaba chorros de flujo y yo acabé muy fuerte en su boca.
Esa noche no fuimos mas allá, solo más caricias y mimos… con paciencia, con amor, ya sin pasión, cansino, sin alarma… FOTOS

Reporte a mi Amo

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 En la Zapatería

Macarena Río. macarena_rio@yahoo.com

Como lo había prometido, el relato completo de lo que pasó ayer, y de acuerdo a las instrucciones recibidas por mi Amo con respecto a lo que tendría que hacer después del show Chipendale.

Desde antes de salir de la oficina, mi calentura se había elevado ya por la conversación sostenida con él, y después de unas cuantas copas de vino, esa calentura se elevó.

El show fue muy cachondo, sobre todo al ver la reacción de algunas amigas, que con los bailes sensuales de los chicos las habían puesto cachondas, y las copas, les quitaron las inhibiciones. Entre ellas me encontraba yo, bastante cachonda, pero no participé en el juego, aunque me dí cuenta de que a uno de ellos le hubiera encantado la idea cuando se dio cuenta que estaba usando medias con liguero y que no traía bragas (algo que hice de forma intencional para ver su reacción). No me quitaba los ojos de encima, y eso me gustaba. De alguna forma me sentía sensual. Un vestido entallado y bien amoldado a mi cuerpo, con falda muy corta y gran escote. El cabello totalmente suelto y lacio, y el maquillaje impecable. Me sentía muy atractiva.

El hombre era bastante atractivo he de confesar, y sus movimientos su forma de ofrecerse me excitaron. Seguía viendo mi escote y mis piernas durante todo el show. Mis amigas me insistieron en que me acercara a lo que me negué. El chico terminó su show, y después de vestirse, se acercó a mí, se sentó a mi lado y me quiso hacer charla. Yo seguí su juego durante un rato, es más le permití que acariciara mi pierna para que sintiera la diferencia de texturas entre las medias y mi piel. Me hizo la pregunta directa sobre si era real o se había imaginado si no traía bragas, a lo que contesté que no era imaginación, era real. Quiso alargar su mano, para comprobarlo, cosa que permití a medias. Al momento de sentir que era cierto, me levanté con el pretexto de ir al tocador. Una amiga me acompañó. A pesar de que ella se había dado cuenta del juego que traía no dijo nada. Cuando regresamos a la mesa, el chico seguía ahí. No debería tener más allá de 25 años y con un cuerpo verdaderamente antojable, sobre todo después de darme cuenta lo que escondía detrás del pequeño tanga...

Cuando empezó a insinuarse más descaradamente, lo paré en seco, diciéndole que en ese momento lo único que yo quería era coger con una mujer. Se ha quedado pasmado, creo que nunca esperó esa respuesta. Siento que hasta se enojó. Me preguntó qué hacía una lesbiana en un sitio así. Le dije que no era lesbiana, que me encantaban las pollas, simplemente que era bisexual y que en ese momento, solo me apetecía una mujer. Creo que eso lo encendió más y comencé a notar un bulto que crecía bajo el pantalón. Con los efectos del vino, no me reprimo con nada, así que para que no se sintiera mal, pongo directamente mi mano sobre su bulto entre las piernas. Tomé la suya, la que tenía en mi pierna, y la llevé un poco más dentro, pero sin separar mis piernas ni un milímetro, fue como un detonante, a pesar de su trabajo, siento que mucha experiencia no tiene en otros asuntos. Parecía que tenía un animal vivo debajo del pantalón, eso me calentó más. En ese momento, y como el show ya había terminado, decidimos marcharnos, y me despedí del chico con un tierno beso en la mejilla, y sin más salimos del local.

Me llevaron a casa, y durante todo el trayecto, solo estaba pensando en las instrucciones que me había dado mi Amo. Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que ni siquiera me molesté en activar la luz de las escaleras, y conforme iba subiendo, me fui quitando una a una todas las prendas que traía puestas. Cuando llegué a la puerta de casa, solo me quedaba el liguero, las medias y los zapatos.

Sentía la humedad entre mis piernas. Al cerrar la puerta, no soy capaz de llegar hasta mi recamara y me quedo en la estancia, me acomodó en el sofá y me empiezo a acariciar, estoy totalmente empapada, no sólo húmeda, mis dedos se deslizan tan fácil, al simple contacto con mis dedos, mis labios exteriores se abren dejando que mis labios interiores sientan el fresco de la noche. Tengo la luz prendida, ¿Angie está en casa? No lo sé. Las cortinas están abiertas, las luces del vecino de enfrente están encendidas. ¿Me verá? ¿Se dará cuenta de lo que estoy haciendo? No lo sé, debería ir a mi recámara y hacerlo en privado... No, mejor, si alguien me ve, mejor. Acomodo las cosas, de tal forma que si mi vecino es curioso, pueda deleitarse viendo como disfruto siguiendo las instrucciones de Su Alteza. Mis dedos siguen su juego, una mano en mi coño, la otra en mis tetas. Una penetra y acaricia, la otra pellizca y acaricia, sensaciones que se unen como choques eléctricos en mi interior.

Veo mis zapatos, finos tipo zapatilla, de tacón alto, los acaricio, deslizo mis dedos por su piel, suave textura. Me quito uno de los zapatos. Acerco el tacón a mi boca. Recorro mi lengua, lo humedezco, lo acerco a mi coño mojado, lo deslizo a todo lo largo. Me gusta el contacto de la piel con mi coño me excita más. Sigo jugando, me encanta, me quito el otro zapato, lo deslizo por mi cuerpo. Intento introducir el tacón en mi coño, se desliza muy fácil, suave, entra y sale como mantequilla. Es una sensación extraña pero me gusta, lo disfruto, lo hago recorrer toda mi raja, desde el clítoris hasta el culo. Entra, sale, recorre. Se detiene más tiempo en la zona del culo, es tacón fino, está mojado, lubricado, ¿porqué no? Lo intento introducir, se resiste, mientras, con el otro zapato, acaricio mi clítoris, mi coño lo humedezco también, no tiene problemas para entrar en mi coño. Entra y sale. Sigue jugando. Por fín, el otro ha conseguido su objetivo. Los dos tacones dentro. Uno en el coño y otro en el culo. Que sensación tan maravillosa. Tomo ambos zapatos con una mano, para continuar con el mismo ritmo y con la otra acaricio y pellizco mi clítoris.

Sigo así un rato. Siento como a cada segundo mi clítoris crece y se hincha, de pronto, desde el fondo de mis entrañas, sale un gemido de placer ocasionado por una serie de contracciones que tensan mis piernas al momento que espasmos de placer recorren mi cuerpo.

Poco después, cuando he recuperado la conciencia, me quedo mirando mis zapatos, ambos están mojados y pienso. "nunca pensé que unos simples zapatos pudieran provocar tanto placer.

Macarena Río FOTOS

Quiero tu Semen

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Hace tres años salgo con una mujer a la que adoro, pero, por esas cosas del destino, desde siempre me ha gustado su hermana, con 19 años y cuerpo harto voluminoso. Sus senos son enormes y solía imaginar el tamaño de sus pezones y su color. Y digo solía porque, como verán, tuve oportunidad de descubrir qué tan bien encaminados estaban mis malos pensamientos.
Mi cuñada, de nombre Milena, estudia veterinaria y es una mujer muy consagrada, hogareña, de pocos novios y menos fiestas. Es más, siempre que voy a casa de mi novia, la veo sentada, aplicadísima, en su microscopio, estudiando muestras. Lo cual, dicho sea de paso, me da oportunidad de detallar ese par de enormes mamas que se desprenden de su cuerpo y parecen luchar infructuosamente contra la ley de la gravedad. Un día de tantos, pasé por casa de mi novia a recoger unos libros que había dejado allí días atrás. Mi novia estaba trabajando y de mis suegros dígase lo mismo. Me abrió Milena, quien se mostró un poco más amable que de costumbre. No era una mujer seca, pero quizás el hecho de estar tan involucrada en sus estudios la hacía algo retraída. Me invitó a tomar asiento y me puso conversación.
-¿Sabes en qué trabajo? -Ni idea- le dije. -Pues, mira, estoy empeñada en analizar los hábitos de reproducción de los primates, y en eso he venido trabajando desde hace un año.
El comentario, debo decirlo, no me pareció precisamente afrodisíaco, así que me limité a responderle con un obligado \"¡qué interesante!\". -No sé si tú lo sepas, pero el primate que tiene el más voluminoso miembro reproductivo es el hombre. -Sí, me he dado cuenta- respondí con una larga risotada como remate. -No te rías, es en serio- me dijo. -Bueno, en serio, ¿a qué va esta sesión de datos insólitos?- le respondí mientras lanzaba una mirada furtiva a sus pechos, cuya ropa interior apenas alcanzaba a ver por entre los botones de su bata. -A ver, no es fácil.. Es queeee. bueno, es queee no estudio precisamente el falo de los primates sinooooo... Sinnoooo su líquido seminal y... buenooooo... No es sencillo. -Habla tranquila que nos conocemos desde hace años y sabes que no me gustan los rodeos. -No te lo pediría si no fuera importante. Para mi proyecto de muestras comparativas necesito recolectar datos de supervivencia de espermatozoides en ambientes no controlados. Las muestras de simios ya se hicieron, pero parte de mi tarea es someter al microscopio y anotar datos inmediatos del semen humano una vez se ha producido la eyaculación. Para ello, como supondrás, se necesita una muestra \"fresca\" y no de laboratorio. Y... -¿Y...? -Y necesito que pongas parte de esa muestra en esta plaqueta fija del microscopio electrónico- me dijo ruborizada mientras señalaba el pesado aparato en la mesa. -Es decir, quieres que me masturbe y te traiga algo de mi eyaculación para que la examines. -No precisamente.. Como la muestra debe recogerse directamente y sin mediaciones, necesito que te masturbes junto al microscopio y eyacules tu semen en la plaqueta.
Me quedé de una pieza, pero me alcanzó el ánimo para regalarle una pregunta: ¿habrá alguien mirándome? -Sí, yo. Debo estar presente en el momento de la eyaculación para tomar un registro detallado de los primeros segundos en que la muestra entra en contacto con el aire. -Y no crees que es una petición sumamente embarazosa. -Mira, Jaime, yo sé que lo que te estoy pidiendo no es nada fácil y que tú podrías decirme simplemente no y listo. Pero no tengo a nadie más a quien recurrir. Sería incómodo pedírselo a uno de mis compañeros de materias. Orlando (su novio), como sabes, está de viaje. a mi papá, ¡ni pensarlo! Sólo cuento contigo. -Milena, yo te aprecio mucho, pero no creas que es un favor cualquiera que me pidas masturbarme a unos centímetros de ti y que, además, eyacule- se lo dije, lo confieso, entre avergonzado y excitado. -Jaime, te repito que entiendo por lo que estás pasando y que mi vergüenza es infinita, pero si yo no tengo esos resultados mañana temprano, puedo ir despidiéndome de la beca en la universidad y tú sabes lo que eso significa para papá. Te lo suplico. Mira, te prometo que mientras te masturbas yo me dedico a estudiar algunos papeles, a mirar mis datos en la mesa y ni te miro. -Si accedo, ¿cuándo lo haríamos? -Ahora mismo. -Ayyy, yo no sé qué decirte, y si alguien se entera, ¿qué? Sería muy incómodo. -¡No, te lo prometo! Jamás nadie lo va a saber. -Está bien, está bien, está bien. pero qué locura.
Ella no podía ocultar la dicha, me dio un beso enorme en la mejilla y me tomó de la mano para conducirme al microscopio. Mientras ella organizaba los aparatos, comencé a desvestirme.
-¿Qué haces? -me dijo. -Me desvisto. -¿Es necesario? -Milena, digámonos las cosas como son: hace una semana que no me acuesto con tu hermana y creo que mis reservas de esperma serán abundantes, lo cual es bueno para ti (se puso roja como un tomate), pero no para mi ropa. No quiero mancharme los pantalones o la camisa, así que. -Te entiendo, te entiendo, y discúlpame por la mojigatería.
Mientras, estaba yo ya en calzoncillos. Pero como que no me decidía. Y, para ser sincero, estaba tan incómodo con la situación, que no tenía ni erección. Ella me clavó la mirada y no quedó más remedio que bajarme la ropa interior.
Pude darme cuenta de que cuando vio mis 18 centímetros en reposo, el corazón le dio un brinco. Casi se le salen los ojos, pero trató de disimularlo con un comentario salido de tono.
-Sí, definitivamente el más grande de los primates. -Nada diferente al pene de otra persona, ¿o sí?
Y sucedió algo que nunca me imaginé. Corrió su silla hacia mí y, movida más por el interés científico que por el instinto sexual, tomó mi pene entre sus manos. Descubrió con delicadeza el glande y, con la otra mano, palpó mi escroto. No dije nada.
-Como vez, el tamaño de tu pene es de unos quince o dieciséis centímetros en estado de reposo, lo cual excede el standard. Tu glande es contorneado y bien definido y tus testículos también son de dimensiones afortunadas. En términos de esta investigación, por supuesto.
Mientras hablaba, su respiración rozaba la cabeza de mi pene y ello sumado al movimiento de sus manos, terminó causándome una erección fenomenal. Tanto que mi glande casi tocaba sus labios. Yo de pie y ella sentada y, gracias a ello, con la posibilidad de ver su brassiere a través del cuello de la bata. Estaba muy excitado.
-Si tú me lo permites, quisiera medir tu pene. -Claro.
Sin soltarlo con la mano libre alcanzó una escuadra y dijo: \"¡25 centímetros! Tienes un pene envidiable\".
Ella lo sabía, pero lo que estaba por suceder es cosa de no creerse. Se los contaré en un par de días.


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Pies Sensuales

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Sin duda, cualquier hombre al conocer una chica, lo primero que le ve son su trasero, o los ojos, o los senos o las piernas, que ellas lucen sabiéndose deseadas. Yo no soy la excepción en esos aspectos, aunque también pongo muchísima atención en los pies, aunque a veces ellas no los lucen como debieran.
Hay mujeres preciosas que sus pies son feos, deformes, o con dedos muy largos o huesudos, y si bien es cierto que mientras el resto del cuerpo esté bello esto es le de menos, en mi caso, cuando encuentro a alguien que además de los atributos antes mencionados, tiene tobillos delineados y pies bonitos, cuidados y sensuales, seguramente estará en mis pensamientos por largo tiempo.
Alicia, la primera novia que tuve, hace aproximadamente 20 años, con la cual llevé una apasionada relación durante 8 años, era una mujer morena clara, alta, delgada, muy guapa, que si bien es cierto, no tenía cuerpo de concurso, siendo más bien delgada, sus senos y trasero eran bonitos y sobre todo tenía unas piernas muy largas y torneadas que terminaban en los tobillos y pies mas lindos y sensuales que he visto en mi vida, superando aún, a los de mi actual esposa, que es decir bastante, pues sus pies son verdaderamente sensuales.
Si en el transcurso de mi vida, tuve oportunidad de tener varias parejas, esta debilidad por los pies femeninos, sólo fue conocida por las dos mujeres arriba mencionadas: Alicia, mi primera novia y Melisa, mi única y actual esposa.
En fin, después de llevar una relación por tanto tiempo con Alicia, nuestros caminos se separaron por completo. Yo cambié de ciudad, donde conocí a Melisa y ella, se quedó donde siempre, lugar donde también hizo su vida.
Por cuestiones propias del trabajo, he recorrido la República Mexicana en varias ocasiones, sin visitar nuestra ciudad natal, en virtud de que por ser hasta la fecha una pequeña ciudad del sureste del país, la empresa para la cual laboro, no la considera una plaza importante, pero por vía telefónica, durante todo este tiempo, al hablar con mis familiares cercanos, he tratado de estar al tanto de mis viejas amistades por lo que, claro está, que yo sabía que Alicia se había desposado al terminar conmigo, con Ernesto, amigo mío de la infancia, de estudios y que siempre había aceptado, estar perdidamente enamorado de ella.
Fue un 25 de julio, hace 6 años, lo recuerdo perfectamente, cuando fui avisado por mi empresa, que por antigüedad y resultados, me haría cargo de la sucursal del sureste del país, teniendo entre otras metas a lograr, el abrir la plaza de mi ciudad natal, aunque mi residencia no sería ahí, sino en el vecino estado situado únicamente a 180 Km. por carretera, aunque tendría yo visitarla con muchísima frecuencia.
Como comprenderán, por lo conocido de mi familia, y en una ciudad pequeña, la noticia fue corrida rápidamente por mis familiares, sobre todo a los que ellos consideraban mis grandes amigos. Desde luego, Ernesto, fue de los primeros avisados, y los saludos, las felicitaciones y las invitaciones a cenar, comer o tomar una copa, en gran cantidad me empezaron a llegar vía mi familia.
Por tanto tiempo de no visitar personalmente mi ciudad, y desde luego porque así lo requería mi propio trabajo, apenas nos instalamos en el lugar de residencia, decidí trasladarme unos días a mi ciudad, acompañado de mi esposa y mis hijos.
Al llegar, mi madre, mis hermanos, en fin, la familia en pleno, me ofreció tremenda recepción, como si yo fuera un gran personaje. Y me hicieron llegar los números telefónicos de todas aquellas personas que supuestamente, esperaban mi llegada.
Por la noche, al acostarme, y en virtud de que mi esposa, cansada por el viaje, e durmió rápidamente, por aburrimiento empecé a leer los nombres de las personas que esperaban mi llamada. Un nombre me hizo sentir un fuerte impacto: Ernesto Méndez.
Pero saben algo? No era por él. Era por Alicia, su esposa, mi novia de tantos años y a quien disfruté tanto sexualmente y tan delicioso cuando ambos apenas empezábamos a despertar en el sexo. ¿Cómo estaría físicamente? ¿Habría embarnecido con los años? ¿Tendría todavía esos pies tan exageradamente sensuales?.
No podía esperar más. De inmediato marqué su número telefónico y después de varios timbrazos que me parecieron eternos, me contestó una voz masculina que de inmediato reconocí: se trataba de Ernesto.
Después de los saludos de rigor, me invitó con mi familia desde luego, para el medio día siguiente a comer un asado, y a bañarnos en la alberca de su casa, a lo que desde luego que acepté de inmediato, sin atreverme a preguntarle por Alicia.
Mi turbación al llegar a su casa al día siguiente fue mayúscula. Creo que la de ella también.
La recorrí una y otra vez con la mirada disimuladamente mientras saludaba efusivamente a mi esposa y mis hijos. Seguía tan guapa como siempre, vestía un bikini que me dejaba apreciar que sus senos habían aumentado un poco de tamaño y amenazaban con salirse del brassier, igual que sus nalgas, que apenas eran cubiertas por la fina tela del calzón, había engrosado un poco, pero siendo ella tan delgada, se le veía un cuerpo de lo más apetecible
Pero de donde no pide separar la vista, al grado que ella se dio cuenta perfectamente, fue de sus bellísimas piernas, largas, torneadas, con unos muslos aterciopelados y firmes, que me daban deseos de morderlos en ese instante, y que terminaban en sus excelsos pies, cuyo tobillo derecho era sensualmente adornado por un collar de perlas pequeñas..
Enviando a los hijos de ambos a disfrutar de la alberca, Ernesto nos invitó a tomar asiento en la mesa de playa, a un lado de la piscina, la cual era cubierta por un largo mantel blanco, cuyas orillas descansaban en nuestros muslos, de manera que solo quedaba visible de los cuatro, de la cintura hacia arriba.
De pronto, sentí en mi entrepierna que algo presionaba mi miembro. Metiendo la mano ajo la mesa, palpé que se trataba del bellísimo pie de Alicia, que sentada exactamente frente a mí, y mientras platicaba tanto con mi esposa como con su esposo, frotaba con su preciosa extremidad inferior el bulto que de inmediato empezó a aumentar de tamaño.
Una ola de terrible excitación me invadió. Cuantas y cuantas veces, siendo pareja, había hecho lo mismo conmigo. Sabía que sus pies me enloquecían. Perdí noción de lo que platicábamos, mi erección era tal bajo el bañador, que sentía unas ansias terribles por deslecharme. Estaba a punto de disculparme para ir al baño a masturbarme, cuando sus preciosos dedos se introdujeron bajo el bañador, rodeando la inflamada cabeza.
¿Verdad que es rico tener los pies calientes?-----La oí decir mientras clavaba por fin su mirada en la mía. Vi que sus ojos brillaban taimen de deseo, mientras hábilmente movía mi dura verga hacia arriba y abajo, con los dedos de su pie.
Afortunadamente, a punto de estallar en una terrible deslechada, y sin saber que contestarle, Ernesto propuso meternos a la alberca. Yo no podía levantarme entonces. Mi erección sería sumamente evidente para mi esposa además que Alicia no hizo el menor intento por retirar su pie de mi entrepierna por lo que mi esposa y Ernesto se metieron a jugar con los niños al agua.
Alicia aumentó el ritmo de los movimientos del pie, logrando que yo me deslechara salvajemente. Con el dedo gordo del pie, oprimía el agujero del pene, evitando que saliera la leche, para que al retirarlo, esta cayera violentamente sobre su preciosa pierna. Me estaba enloqueciendo.
Al levantarse rápidamente para ir a lavarse al baño, metí mi miembro en el bañador y argumentando tener que realizar una llamada telefónica, avisé a mi esposa de mi momentánea ausencia.
Lógicamente, fui tras ella. La alcancé saliendo del sanitario, después de haber lavado mi esperma de su pierna. La empujé hacia el interior, y sin decir ni una palabra, mientras nos dábamos lengua frenéticamente, la acosté en el piso, sobre el tapete del baño, boca arriba y prácticamente arranqué las bragas de su bikini.
Su vagina era tal cual la recordaba. Cuidada al extremo, rodeada de un espeso matorral de rizos negros, totalmente empapada con sus jugos, y el clítoris verdaderamente engrandecido y sensible, sobre el cual pasé de inmediato mi lengua.
Volví a sentir el sabor de su vagina. Sus preciosos pies, en máxima tensión eran involuntariamente arqueados en señal inequívoca de que su orgasmo estaba próximo.
Así fue. Estalló en gemidos que a duras penas pudo reprimir y tomándome de los brazos, me pidió con la mirada que la penetrara. Lo entendí claramente.
Colocando sobre mis hombros sus preciosas piernas, metí mi dura verga en el interior de la vagina, la cual por estar tan verdaderamente mojada por sus propios jugos, la recibió completa y de un solo golpe.
Empecé a bombear lentamente, mientras ella, entrecerrando los ojos, jadeaba al ritmo de mis empujones.
La velocidad de mis movimientos fue aumentando, mientras su respiración se fue entrecortando, sus jadeos aumentando y sus pies, uno a cada lado de mi cara, adoptaban esa forma tan sensual, con la que demostraba que otro orgasmo venía en camino.
No pude resistirlo. Mi boca apresó sus preciosos dedos, y mientras la hacía venirse una y otra vez, mi lengua recorría cuan largos eran sus preciosos pies. Metí la lengua entre los dedos, recorrí el dorso y la planta de cada pie con la lengua y ella seguía viniéndose una y otra vez.
De repente, retiró las piernas de mis hombros, saco mi miembro chorreante de sus jugos y de mi semen que amenazaba con brotar, y tendiéndome boca arriba, se sentó entre mis piernas. Yo supuse que iba a mamarme para que yo me viniera en su boca, pero fue grande mi sorpresa cuando colocó mi duro, grande y enrojecido pene, entre sus dos pies.
Arqueándolos con gran maestría alrededor de mi miembro, empezó a masturbarme con gran velocidad. Era una verdadera delicia. Yo luché hasta el cansancio para no venirme pues quería prolongar ese momento tan delicioso pero no pude más, era demasiado, la leche brotó abundantemente mojando esas dos preciosidades que no olvidaré jamás.
Ella limpiaba con las manos, el caliente líquido que caía sobre sus pies, llevándose a la boca los dedos para saborear el sabor e mi esperma. Fue una sensación que no olvidaré nunca.
Al recuperar ambos el aliento, nos besamos largamente en la boca y salimos del sanitario uno detrás del otro, para no despertar sospechas.
El resto de la velada, fue sin contratiempos, cruzando nuestra mirada de vez en cuando y yo admirando hasta el cansancio, esos preciosos pies, que me hicieron lo que nadie me había hecho.
Hasta el día de hoy, cuantas veces visito mi ciudad, trato de contactar a Alicia, pero no ha aceptado ningún tipo de encuentro de nuevo. Mientras tanto, mi esposa, que también tiene unos pies bellísimos, poco a poco ha ido aprendiendo a usarlos, de tal suerte que espero que algún día me produzca esa misma sensación: tocar el cielo.

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Pesadilla Fetichista

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Era muy peligroso intentar seguir adelante. Había visto sucumbir a todos mis compañeros, a los que conocía y a los que no. Todos en el tercer piso. La niebla hacía de paredes y de techo. El suelo era de piedra. Y ahí estaba yo, lleno de temor. Sabía que mis enemigos tramarían un engaño perfecto e insalvable para mí como habían hecho con mis predecesores. Crearían algo de lo que no pudiese escapar, de los que no quisiese escapar, algo que yo desease. Y recurrieron a mis fantasías sexuales para atraparme.


No sé bien cómo apareció ni cuándo, pero me di cuenta de que enfrente de mí había alguien. Una mujer. Rubia, y en su cara un delirio diabólico. No recuerdo su cuerpo. Sólo su cara, el color de su pelo su sofisticado peinado y... y lo que me volvió loco, sus piernas. Bueno, tampoco eran nítidas, pero se sentían, estaban allí, esperándome.

No tardé ni siquiera un segundo en sacrificarme. Me acerqué a la misteriosa mujer rubia y excitado, empalmado incluso, me tumbé boca abajo delante de ella, a escasos centímetros de sus divinos pies. No lo dije, pero lo pensé, y ella oyó mi pensamiento: "Soy tuyo, señora. Te entrego mi cuerpo para lo que desees." Sé que la oyó, porque la sonrisa pervertida que esbozó no hubiera podido explicarse de otro modo.

Es absurdo lo que hice a continuación. Completamente indefenso, coloqué mis manos sobre mi espalda, con las palmas mirando al cielo y a ella. Mis manos querían ejercer de escabeles para el dolor de sus espuelas.

¡Qué inmenso placer erótico, fruto de mi desviación sumiso-fetichista, obtuve cuando noté las plantas subirse a mi espalda y estampar allí su sello! El calor de su piel se filtraba hasta la mía. ¡Y qué orgasmo en mi cerebro se desató al notar sus afilados tacones clavándose en las plantas de mis manos!

Ya estaba encima de mi, y dijo, satisfecha:

Así es como me gustan los hombres. –

¿Qué quiso decir? ¿Que ya era suyo por completo? ¿Que la debía obediencia? ¿Que el sitio de los machos era a los pies de sus diosas?


Yo hubiera deseado haber disfrutado esa esclavitud un rato. Después, cuando se hubiese aburrido de comprobar mi devoción, me habría concedido el increíble privilegio de besar, lamer, chupar su calzado e indirectamente sus pies. Habría visto la deliciosa herramienta de tortura, una pareja fascinante de piernas enfundadas en un material negro, oscurísimo, y acabadas en el tacón del tormento. ¿Sería goma? ¿Sería su piel, la exquisita piel que envolvía el contorno de sus pies? Tal vez se fusionaban la prenda y el contenido.

Da igual. Yo habría adorado con mi lengua aquellos pies, sostenidos por el tacón de metal, un puñal para hundir en el cuerpo del sumiso. No sé cuándo me habría corrido. Enseguida, no lo dudo. Pero no sé si hubiera aguantado hasta después de degustar la textura de la goma. A veces mi lengua se trabaría, a veces fluiría libre sobre el suave y brillante y húmedo material. Y si conseguía terminar todo el perfil de esos pies ó de esos zapatos ó de aquella imposible mezcla de ambos, hubiera sido tan osado que abriría los ojos para ser cegado por el negro brillante conferido por mi saliva.


Pero no pasó eso. Mi verdugo aplicó el castigo con prontitud. Noté que los tacones se iban afinando más y más, creciendo el dolor. Llegaron al límite en el cual, si se hiciesen más delgados y afilados, perforarían la piel y mi cuerpo, empalándome. Intentaba zafarme del suplicio. Movía mis manos, torturadas por los tacones. Nada conseguí. Y mi ama, feliz por ser la artífice de mi ejecución, ordenó a los tacones mágicos afinarse un poco más. La piel se abrió, las palmas de las manos fueron cosidas por los tacones a mi espalda. Y en menos de lo que se tarda en decirlo, esos tacones asesinos traspasaron mis pulmones y tocaron el suelo.

La severa castigadora rió hasta enronquecer al observar que, en mi rápida agonía, me corrí.

Dr Saccher FOTOS

Pies de Seda

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Hola, me llaman Descalzo y soy un hombre de 27 años que disfruta todo lo relacionado con el sexo. Particularmente lo que más me gusta es todo lo relacionado con la masturbación, el exhibicionismo y sobre todo los pies femeninos. Unos pies lindos y suaves pueden ser tan provocativos y sexys que fácilmente pueden producir en mi una excitación total que muchas veces me es imposible de ocultar. Hoy voy a compartir con un ustedes una experiencia que viví hace 2 meses con una chica que jamás olvidare.
Era un día de trabajo como cualquier otro y me encontraba navegando en Internet durante la hora del almuerzo. Casi todos habían salido a comer y la paz del lugar me permitía meterme en paginas de historias eróticas. Me encanta leer sobre experiencias de otras personas que tenemos el mismo deseo sexual, y disfrutamos leyendo los que otros hacen para que, después de calentarnos un rato mientras leemos, terminemos con una rica masturbación a solas. Me encontraba totalmente sumergido leyendo una historia de 2 amigas que descubrían la masturbación juntas cuando comenzó a sonar el teléfono. Conteste y era la persona encargada de la entrada que me decía que había un cliente en la puerta y que no había nadie que lo atendiera. Yo molesto por la interrupción y con mi respiración aun exaltada le conteste a la operadora que no quería recibir a nadie en ese momento porque me encontraba almorzando. La operadora insistió en que la persona no quería irse y que le urgía ser atendida en ese instante. Finalmente, no tuve mas alternativa que suspender lo que leía y me fui molesto a recibir a la persona. Pero todo se nublo en mi mente cuando vi aquella chica de unos 20 años esperando en la recepción para ser atendida. Era muy sexy, elegantemente vestida con un taller, de cabello castaño y liso, alta, como de 1.78 m, delgada pero con unos pechos sobresalientes, una cintura pequeña y unos pies hermosos que resaltaban en unas divinas sandalias que solo tenían una pequeña tirita, lo cual permitía poder observar con detalle aquel par de pies grandes y bellos. Creo que evidentemente mi cara me delato cuando al verla me saco la mas dulce sonrisa y le estreche la mano gentilmente para invitarla a pasar. Para mí fue inolvidable el momento en que suavemente pronuncio su nombre...: "Carolina". Ella se mostró bastante agradada e inmediatamente comenzó a hablar de la compañía a la cual representaba mientras caminábamos hacia la sala de reuniones. Debo admitir que no le preste ninguna atención a lo que decía. Mis ojos lo que hacían eran devorarla sin disimulo mientras ella conversaba sin parar. Una vez en la sala de reuniones, mande a que nos trajeran café y ordene que no nos interrumpieran. Poco a poco trate de quitarnos la formalidad de la reunión y de repente cuando leía uno de sus informes para un proyecto ella me dijo: "Me encantan estas sandalias. Las compre hace 2 semanas y ya no sufro teniendo esos zapatos cerrados todo el día" al mismo que tiempo que decía esto, tenia una pierna cruzada, con su pie derecho descalzo encima de su muslo izquierdo, y su mano acariciando tiernamente la planta desnuda de su pie. Inmediatamente me comento "Me encantan además, porque me las puedo quitar en cualquier parte y mis pies se sienten frescos y libres". Quizás para ella ese era un tema de conversación trivial, pero para mi fue motivo suficiente para excitarme. Estaba en shock mientras veía aquella belleza acariciándose sus plantas sin ningún pudor en frente de mí. Lo único que alcance a decir fue: "Tienes unos pies preciosos Carolina". Ella sonrió y me contesto: "Gracias Luis; te puedo llamar Luis, no?" y yo conteste "Claro mi vida, dejemos tanta formalidad". Hubo un instante de silencio; un intercambio de miradas y de sonrisas. Poco después ella me dijo "Luis, porque no nos vamos a tomar un café en otra parte y hablamos con mas calma, te parece?" No podía creer que aquella mujer fuera la que estuviera insistiendome en salir de ahí. Me sentí confundido; incluso por un momento pensé que estaba soñando. Decidimos irnos en mi auto, y una vez en el auto su mirada se torno mas relajada y llena de picardía. Comenzamos a hablar con mas confianza y dejamos el tema del trabajo de lado. Mientras hablábamos ella se quito sus sandalias y recostó sus pies descalzos encima de la aguantera del carro. Inmediatamente después me dijo "Te juro Luis que si fuera por mí viviría descalza. Siempre me pasa que donde quiera que voy estoy es buscando el momento para quitarme las sandalias…" "Es que me encanta sentir que las plantas de mis pies tocan algo que no son mis zapatos…" "creo que por eso es que me la paso acariciándome los pies". Yo no podía creer que aquella mujer me hablaba tan frescamente de algo que para mí había sido motivo de excitación durante toda mi vida. Mi respuesta fue "Mi amor, es que realmente tus pies son preciosos… no deberías usar ningún tipo de zapatos… " al mismo tiempo que decía eso mi mano se dirigía a su pie y acaricie con ternura la suave piel de sus plantas. Ella dijo "Ay Luis... eso me encanta… síguelo haciendo, porfa". No había terminado de decirme eso cuando coloco sus 2 pies descalzos sobre mi pierna derecha. Casi sin pensar comencé a acariciarle las plantas de sus pies con mis manos… sentir aquella piel fresca… suave… bella… evidentemente cuidada… me hizo casi temblar mientras seguía manejando. Sus pies eran grandes, quizás calzaría un 43, eran delgados y largos y sus dedos eran perfectamente redondeados. Nunca había visto unos pies tan bellos con una piel de seda que era bella solamente para verla. A medida que le acariciaba los pies, sus ojos re tornaron muy brillantes y poco a poco fue cerrándolos mientras mostraba la mas dulce de las sonrisas. Con sus ojos cerrados me dijo a manera de confesión: "Luis, te tengo que hacer una confesión". A lo que yo le dije:"lo que quieras mi vida… dime". Ella contesto: "Eso que haces es lo que más me excita en el mundo… creo que estoy a punto de alcanzar el orgasmo si continuas acariciándome los pies de esa manera". Y yo le dije: "Carol, a mi también me excita hacerte esto, te juro que podría hacerlo toda la tarde". Y ella contesto: "…si sigues me voy a tener que masturbar". En ese momento sentí un escalofrio en mi cuerpo; por un momento pensé en solamente detener el auto y hacerle el amor en donde fuese. Mi reacción fue levantar uno de sus pies y comenzar a lamérselo con mi lengua, mientras yo seguía manejando. No sabia a donde iba. Solo queria lamer sus pies y siguió sintiendo esa locura del momento… quería hacerla delirar de ganas. Mi lengua recorría con ansias toda la piel de sus plantas y termine chupando los dedos de sus pies, uno por uno. No quería parar, quería mas, estaba saciando mi mas profundo anhelo con unos pies femeninos. Aun recuerdo lo suave que se sentía mi lengua cuando lamía sus plantas. Recuerdo incluso que sus pies olían al mismo perfume que ella usaba. Ella poco a poco reclino su cabeza hacia atrás y termino casi totalmente acostada. Comenzó a gemir, era como si ya no podía contenerse mas. Me decía "No pares mi amor, no pares, sígueme lamiéndome los pies, esta demasiado rico". Fue entonces cuando se bajo el cierre y vi como su mano desapareció dentro de sus pantalones. Su mano se movía frenéticamente, con ganas, casi con desesperación. Estoy seguro que en aquel momento ella no podía parar, aunque se lo hubiese pedido. Estaba como perdía en el placer, masturbándose con ganas y diciéndome "Papi, que rico, no pares, sígueme lamiendo los pies". Fue entonces cuando ya los gemidos se convirtieron en gritos… y mi boca ya no lamía sino que chupaba sus pies… era como un vicio… era como si yo tuviera el orgasmo al mismo tiempo que ella. Todo esto mientras yo manejaba. La verdad es que no note si alguna persona en otro auto nos vio, pero de haber sido así, ojala que haya disfrutado viendo solo el 10\% de lo que yo sentí. Casi llegando al orgasmo, ella se quito la blusa que cargaba puesta, así como el sostén, para así poder apretarse bien los senos y pellizcarse los pezones como tanto quería. Finalmente, su orgasmo fue una especie de convulsión en la que agitaba la cabeza y sus manos apretaban con fuerzas sus senos y su clítoris. Fue increiblemente bella su cara de felicidad al terminar y ver el brillo de sus ojos. Fue entonces cuando decidió sentarse de lado, viendo hacia mí, aun con sus senos al aire libre y con riesgo a que alguien en los autos cercanos notara que no llevaba nada puesto. Pero su cara de felicidad me demostraba que nada mas le importaba… que se sentía feliz y que había sentido algo que hacia muchísimo tiempo deseaba muy dentro de si misma.
Yo disfrute increiblemente de aquel espectáculo, tanto, que solo con lamerle sus pies mi ropa interior estaba toda llena de semen. Poco tiempo después de su orgasmo, cuando ella recupero el aliento y yo seguía aun manejando sin rumbo, recostó su pie encima de mi pantalón, exactamente encima de mi miembro. Me dijo "Es tu turno mi rey". Sin decir, una palabra, saco mi miembro fuera de mi pantalón y lo comenzó a chupar divinamente por un largo rato. Lo hacia tan bien, se lo metía casi todo en su boca y lamía con suavidad la cabeza. Me sentía en el cielo. Después se acomodo y comenzó a masturbarme con la planta de su pie. Era divino, se sentía mejor que si lo hubiese hecho con su mano. El ritmo era perfecto… sin presionar mucho, ni poco. Por un momento creí perder el conocimiento mientras manejaba. Me siguió masturbando con su pie, y por pequeños lapsos, interrumpía lo que hacia y dirigía su pie a mi boca para que lo chupara. Me encanta aquel espectáculo, yo lamiendo sus preciosos pies con mi semen sobre ellos. Me fui excitando mas y mas y por un momento desee que eso durara para siempre. Cuando estuve mas cerca del orgasmo mis gemidos eran ya gritos… y no hacia mas que repetirle "Me encantas Carolina, no pares, dame tus pies, quiero chuparlos". A los pocos minutos sentí venirme y ella hábilmente cambio de posición y espero que todo mi semen fuera derramado dentro de su boca. Fue exquisito, chupo cada gota de mi semen, tragándoselo todo, sin dejar rastro. Finalmente, concluimos con un largo beso lleno de agradecimiento y placer. Después de mucho rodar terminamos en un motel, haciendo el amor toda la noche. Por supuesto, en todo lo que hicimos, siempre buscamos usar nuestros pies de alguna forma… pero ya esa será parte de otra historia. Lo que si es que debo admitir que esta fue la mejor experiencia sexual que jamás haya tenido en toda mi vida.


Descalzo FOTOS

Peluqueria Muy Especial

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Una vez mas recorrí la calle para encontrar el número que mi esposo me proporcionó, finalmente un señor con una bata de peluquero me indica que la estética que yo buscaba estaba al otro lado de la acera y él mismo me lleva.
Quise sentarme en una silla que se veía disponible, pero me dijo que no, que siguiera caminando hasta el final del pasillo y que dijera a las personas que estaban ahí que me atendieran.
Hacía calor, y yo estrenando, falda de satín, blusa de ceda, medias, brasiere, pantaleta y con sostén de lycra, zapatos de tacón alto, en fin andaba muy acalorada ese día.
¡Qué buenas nalgotas! Me pareció que dijo y pensando que no hablaba de mí, seguí caminando a donde él me había indicado.
-Siéntate, en un momento te atiendo. -Dijo uno de los dos que estaban ahí. Me senté quedando de espaldas a ellos y como no había espejo enfrente de mí, no podía verlos, entonces manipulando mi cabello uno de ellos me preguntó:
-¿Y cómo lo va ha querer?
-Cortito, con flequito así como japonesita, es como le gusta a mi marido, que por cierto él me recomendó con ustedes.
-Bien bien, vamos a ver qué podemos hacer.
Eran bastante diestros y nada más con tijeras y un peine me hicieron el corte. Me dieron un pequeño espejo y vi que habían hecho un buen trabajo, tal como yo se lo había pedido.
-¿Ya terminaron? -Preguntó el señor de bata.
-No, todavía nos falta peinarla.
-Si nos permite, vamos a hacerla hacia atrás para que podamos lavarle el cabello y la podamos peinar más fácil. -Sugirió.
Pusieron un lavabo portátil detrás de mí y rotaron una manivela haciendo que el sillón se empezara ha inclinar hacía atrás, pensé que estando totalmente horizontal ya podrían trabajar, pero mi cabeza aún no llegaba al cuello del lavabo.
-Ya casi. -Susurro. Y quedé más inclinada de lo normal.
Después comenzó a enjuagarme y lavarme el cabello con champú.
-Vamos ha ponerla más cómoda. ¿Le levantamos un poco sus piernas señora?.
-Sí por favor.
Escuché que armaban algunas cosas de metal a ambos lados del sillón. Suavemente y con ambas manos los dos ayudantes empezaron a elevar mis tobillos, se doblaron levemente mis rodillas y finalmente mis pies y zapatos descansaron en unos soportes donde embonaron perfectamente. Mientras me masajeaba despacio la cabeza con las dos manos, afirmó:
-Fíjese que su marido nos pidió le afeitemos la zona del bikini, porque no le gusto que se le asomaran algunos vellos cuando usted estrenó la tanguita que él le regaló.
-¿Ustedes también ofrecen este servicio? -Pregunté azorada.
-Sí señora, también nos dedicamos a eso, disculpe: ¿Le seco el cabello y procedemos?.
-Sí, por favor.
En ese momento pensé que me iban a incorporar y con una secadora me peinarían y después de pagarles me iría a mi casa, pero rápidamente cambiaron el lavabo por un taburete con una almohada, y ahí recargaron mi cabeza. Empezaron a secarme el pelo muy despacio con una toalla extra grande que me tapaba la cara por completo. Posteriormente afloja el de bata los dos soportes adheridos a mis pies y que acababan de incorporar al sillón, moviéndolos y ajustándolos muy lentamente, con esta acción se fueron doblando mis rodillas aún más y las fue desplazando hacia mí, hasta llegar casi a la altura de mis hombros.
-¿Y qué se supone que está haciendo señor?
-Le voy a tomar una fotografía a la zona genital para que usted compare junto con su esposo cómo se le ve ahora su pantaleta y cómo se le va a ver con tanga cuando termine de rasurarla. ¿Está bien?.
-Si así lo dispuso mi marido.
-Le voy a bajar un poco su pantaleta para que yo pueda empezar ha trabajar.
-Bueno bueno... Oiga espérese tantito. ¿Y el procedimiento es molesto?.
-No se preocupe, tengo amplia experiencia en estos menesteres y seré muy cuidadoso. -Aseguró.
El señor de bata, me baja, quiero decir me sube un poco mis calzones hasta antes de mis rodillas y con un pedazo de tela suave empezó a limpiarme las nalgas, después lo remojó en agua tibia y lo enjugó en mi pubis, en mi vagina, levantando mis piernas todavía un poco más le empezó a llegar agua caliente a mi ano, y al mismo tiempo empezó a frotarlo y lo volvía a enjuagar y ahora eran mis labios mayores y mi pubis, como necesitando asear bien la zona, iba desde mi ombligo hasta mi ano pasando por mi vulva y otra vez todo el recorrido con la tela y a veces se detenía exploraba más de la cuenta, junto con mis fluidos que ya empezaban a confundirse con el agua y el algodón de la tela .Y de ahí a la profundidad de mis nalgas: mi esfínter empieza a abrir a cerrar con espasmos rápidos, indecibles, deliciosos, en un frenesí de sensaciones maravillosas, y el señor de bata está diciéndome que es para que sea más fácil afeitar la zona y para que no estén tan duros los vellos y él continúa hasta que yo llego a mi clímax.
-Considero que está lista para ser afeitada sin que tenga la más mínima irritación. - Anunció.
Luego instruye a uno de sus asistentes para traerle unas tijeras; siento que empieza a cortar en la parte de arriba de mi pubis, y me explica que es más fácil rasurar con el pelo más corto, en ningún momento cortó el vello de mis labios mayores.
Después indica al ayudante que empiece a aplicar un poco de aceite en la parte del pubis para que él pueda empezar a afeitarme, pidió hojas nuevas para su navaja abatible, y desde la parte inferior del ombligo comenzó a trabajar, hacia abajo sin descañonar, suavemente, yo sentía que lo hacía con mucho cuidado pues eran muy cortas sus trayectorias, noté que me estaba dejando un mechón de pelo hasta antes de mi vagina, mismo que ya estaba debidamente recortado.
Con una toalla afelpada, húmeda y muy suave empezó a retirar el exceso de aceite y vellos, en ese momento pensé que iba ha realizar la maniobra anteriormente descrita pero no fue así y supuse que ya habían terminado.
-Vamos a incorporarla señora.
-Adelante. -Le respondí.
Me quitaron los soportes, y así pude estirar mis piernas e instantes después el sillón ya estaba en su posición original, que nunca me subieron mi pantaleta a su lugar.
-Bueno, pues muchas gracias señores. -Dije.
-No señora, fíjese que todavía no terminamos, nos falta todavía la parte de la entrepierna.
-Oiga y ¿por qué no lo hizo en su momento?.
-Es que notamos que usted ya no estaba cómoda en esa posición y decidimos que sería más fácil para nosotros dejarla descansar un poco.
-Tiene razón ya me estaba cansando.
-Me hace el favor de pararse sin subirse sus calzones. -Sugirió.
-¿Por qué no me los puedo subir?. -Le pregunté extrañada.
-Lo que pasa es que esta todavía mojada y si las acomoda se pueden manchar y se ve que están muy finas.
Rápidamente le cambiaron algunas cosas al sillón y me pidieron que caminara hacia atrás muy despacio, de hecho ellos me iban guiando, de reojo podía ver que ya no era el sillón que yo había conocido, el asiento ahora era una sola pieza totalmente horizontal como una barra, mucho más angosta y forrada de hule, estaba más abajo y quedó exactamente debajo de mi pantaleta, entonces cada vez que daba un paso hacia atrás tenía que separar necesariamente mis rodillas, sólo di tres o cuatro pasos y me pidió que me sentara, quedando al final de la barra y él a un lado de mí.
-Hacia delante por favor señora. -Dijo. -Y con suavidad tomó la parte posterior de mi cabeza y empezó a inclinar mi cuerpo hacia delante, mientras uno de sus ayudantes ponía un enorme y suave cojín a la altura de mi vientre, me siguió inclinando hasta que mi cara casi topó con la barra.
-Ponle una almohada, no se le vaya ha raspar el cutis. -Ordenó.
De inmediato uno de sus ayudantes trajo una almohada de satín y la acomodó debajo de mi cara. Entre los dos ayudantes armaron nuevamente unos soportes a ambos lados de la barra, después suavemente y con ambas manos los dos al mismo tiempo empezaron a elevar mis tobillos doblando levemente mis rodillas, pero esta vez me quitaron los zapatos y metieron mis pies en una especie de pedales fijos con funda, mismos que ajustaron perfectamente, acto seguido, atornillaron unas agarraderas de gimnasio adelante de mi cabeza.
-Estire sus brazos y no suelte las agarraderas que acaban de poner.
Entonces quede montada en la barra, completamente horizontal del dorso, todavía cubierto con mi falda y totalmente expuesto mi ano, el introito de mi vagina, mis labios mayores con vello y la línea isquiática que divide mis dos nalgas.
-Ya esta lista, solamente falta subir la barra.
Al instante accionaron un hidráulico que subió la barra como medio metro, quedando mi trasero exactamente a la altura de la cara del señor de bata que oportunamente se había colocado detrás de mí.
-Le voy a subir su falda. -Advirtió.
Lentamente la recogió desde mis tobillos hasta mis hombros.
-¡Necesito más luz y levantarle más la cadera!, -Exclamó.
Inmediatamente sentí el calor de un foco de gran intensidad cuando conectaron la lámpara de fotógrafo que ya tenían dispuesta, mientras uno de asistentes me pedía que levantara más mi vientre para poder acomodar un cojín adicional y así se levantase mi trasero a la altura que él estaba pidiendo.
-Esta vez voy a usar un rastrillo. -Observó.
Con dos dedos me frotó un gel graso en mis labios mayores.
-Tiene dos belfos maravillosos: azulados y carnosos.- Comentó en voz baja y refiriéndose a mis labios menores.
Terminó de untar generosamente el gel y se dispuso a afeitar la zona faltante. Presionando con el dedo pulgar, y haciendo a un lado mis labios menores, que sobresalían de manera irremediable hacia fuera, comenzó a afeitar hacia abajo y de una sola pasada uno de mis labios mayores, se estaban mezclando mis fluidos con el aceite, no faltaba mucho para tener mi primer espasmo del anillo muscular que cierra el esfínter anal.
Sucede que cuando él prueba con sus dedos la elasticidad de mis pétalos, sobrevienen las contracciones: involuntarias, son dos, tres, cuatro,..., y no puedo controlarlas, tengo la certeza de que él pudo observar la intensidad del abrir y cerrar de mi placer con gran detalle.
Fueron dos ultimas trayectorias cuidadosas, expertas, al ras, esta vez de abajo hacia arriba descañonando la piel: perfectas.
-Ya terminamos. -Dijo. -Mientras los dos mozos liberaban mis pies de las dos fundas y yo me incorporaba lentamente.
-¡No! ¡No! Yo se los subo. -Vociferó. -Mientras hacía el intento de subirme los calzones.
Se inclino metió sus manos debajo del satín y me subió los calzones hasta arriba.
-Aquí la esperamos mañana. -Afirmó.
-¿Ya terminaron, no?
-Sucede que ya no nos dio tiempo de tomarle las fotografías para compararlas.
-Bueno, nos vemos mañana.


Derzzu FOTOS

Los Pies de mi Vecina del Cuarto Piso

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Bueno ante todo esta historia es absolutamente real y actual

La cosa es así....todo empezó una hace mas o menos dos semanas atrás.....
Voy a realizar una breve introducción acerca de mi vida, para que se entiendan mejor las situaciones y circunstancias de cada caso
Bueno, hace mas de 3 años que vivo solo, o completamente solo, por que digo esto? Por que vivo en el barrio de Once, en Capital Federal y más precisamente mi departamento esta en un edificio de oficinas comerciales, es decir no es apto vivienda, y soy además del portero (que esta en piso 14, yo estoy en el 11), el único que vive en el edificio y también el único que queda en el edificio después de los horarios habituales de oficina de los días hábiles, lo que claro tiene muchas ventajas y desventajas, pero no viene al caso, comentarlas en este momento.....
Luego de la introducción voy al tema en cuestión... Bueno como les decía me entere que había una chica que estaba viviendo en el edificio desde casi dos semanas, de todas formas yo me entere de eso, mas o menos hace 1 semana solamente.
Mi reacción fue que claro...por un lado me puse contento por varias cosas...
1-Ya no estaba solo en edificio
2-Se trataba de una chica y no de un chico
Por lo tanto me puse a investigar e indagar quien era ella, a nivel antecedentes, que gracias al custodio de seguridad pude enterarme rápidamente, todo esto a los efectos de saber con que bueyes araba (termino argentino) o mejor dicho para saber si se trataba de gente con la cual podía darme a conocer sin problemas, con lo cual una vez resuelto esto....solo restaba lo mas importante conocerla y saber de quien se trataba.....
También me entere que trabaja justo enfrente del edificio donde ambos vivimos, así que para ir al grano, el Lunes 20 de Agosto último fui al comercio (boutique) en la cual trabaja, y me quede sorprendidisimo, por que era muy linda, claro que en ese momento no le pude ver los pies, por que llevaba botas.
Yo le dije:
"bueno te vine a saludar, para que sepas que no sos la única que vive en el edificio, es mas ahora somos dos...y bueno no te asustes si escuchas ruidos raros de noche, puedo ser yo.....y cualquier cosa que necesites me avisas, etc., etc."
Ella me dijo
"gracias, gracias sos muy amable, etc, pero lo más importante fue que me dijo bueno te llamo para que vengas a curiosear mi casa, así conoces como es mi departamento" y quedo ahí
Al día siguiente, Martes, yo estaba ansioso de que me llamara por el portero eléctrico (ya que es un sistema de intercomunicadores de todas las oficinas del edificio), eran las 9, las 10, las 11 de la noche y nada.....con desconsuelo me resigne.........pero............a las 12.15 de la madrugada sonó el teléfono, (claro era ella quien mas) y me dijo "que tal, que estabas haciendo.....queres bajar a conocer"? yo mas vale dije que si y baje......
Bueno cuando yo llegue la puerta estaba entreabierta y me dijo pasa, pasa, casi me muero lo primero que vi, fue a ella, sentada en una cama de dos plazas, a lo que tuve que tragar saliba para hacerme el que la situación no me afectaba en lo mas mínimo.....
Luego de conversar un rato, la invite a conocer mi casa del piso 11, con la excusa de que para no quedar como descortés, yo le tenia que devolver la atención, que había tenido conmigo y además para demostrar mi hospitalidad...
Con lo cual subimos a mi depto, eran ya el 1 AM del Miércoles, y en mi casa charlamos hasta las 3 AM
La chica en cuestión tiene 37 años, es de la provincia del Chaco, de un pueblo con muy pocos habitantes (3500 habitantes) y bueno la verdad me quede helado con las cosas que me contaba....era la típica historia de una chica del interior que vino a Buenos Aires, cuando tenia 16 años.. solo con un par de condimentos adicionales.............por ejemplo que tubo mas de 6 intentos de violación.......y el primero de ellos fue a los 6 años, el resto imagínenselo Uds., por que ya seria mas largo de contar........bueno me quede literalmente blanco....y pálido después de escucharla.......
Bueno vamos al grano ahora si, tenia que llegar a sus pies de alguna forma, con lo cual no se me ocurrió mejor forma, que inventar una historia en la cual, el mes anterior había hecho un curso de reflexologia, explicándole que consistía en masajes en los pies, que sobre todo relajaban el cuerpo, y libraban de dolores y tensiones al cuerpo, ella puso cara de interesada, pero no le presto demasiada importancia......pero yo le dije que seguramente a ella le vendría bien por que normalmente esta todo el día parada (de pie) en su trabajo
Bueno ese mismo día el Miércoles me había propuesto invitarla a mi casa a cenar, y me obsesione con poder verle los pies, no importa como sea.....el tema es que la llame y la invite a comer ella claro acepto con gusto........y mas después de la primera buena impresión que ambos habíamos tenido mutuamente....
Pero le dije con el mejor tono de boludo (distraído) "che fíjate si podes venir con pantuflas u ojotas ya que en mi casa, puse cerámicos nuevos en el piso (cosa que es verdad) y no quiero rayarlos, por eso yo ando descalzo acá y bueno espero que a vos claro no te moleste"
Ella me dijo no hay problema............a lo cual hablamos dos palabras mas y yo le agregue bueno subite cuando este lista y no te olvides de venir descalza"
No les puedo explicar el nivel de excitación que sentía ni bien termine de hablar hasta al momento que subía a mi casa, (no podía ponerme los pantalones por la erección que tenia)
Cuando subió vino en pantuflas, pero lamentablemente tenia puestas medias de algodón..........bueno algo es algo........no obstante, después de cenar, y la sobremesa, le pedí que me hiciera un favor, jugándome el todo por el todo...."le pedí si me dejaba hacerle masajes en los pies, ya que quería comprobar que tanto me había olvidado de ese curso de reflexologia, y por otra parte que tan bueno era en verdad, ya que ahí solo pude practicar con hombres y no era de mi mayor agrado eso (claro que era todo mentira)
Ella me dijo claro no hay problema y se saco las pantuflas y las medias pero también tenia puesta medibachas o pantymedias debajo de su pantalón.....con lo cual pude verlo los pies debajo de las pantys color piel,,,,y no sus pies desnudos, pero con eso me conformaba, claro....
A todo esto me tome todo el tiempo que tenia para memorizar cada parte de los pies de ella, que les paso a detallar...
Calzaba 36 y medio, casi 37, tenia buenos arcos, tenia muy buenas uñas, y dedos, y además se les notaba las venitas en el empeine, de tanta circulación de sangre al estar parada todo el día....
La cuestión es que empece a masajear sus pies y lentamente y mientras seguíamos charlando de otros temas.......por un plazo de 20 minutos aproximadamente.......después yo quise ir mas lejos todavía......mientras que notaba que sus pies estaban mas relajados y blandos a las caricias de mis manos, y le comente con el mejor tono de boludo..........."sabes que me entere en el curso que hice que hay hombres que les gusta mucho los pies de las mujeres y les excita además", no me digas.......dijo ella........"a mi me gusta mucho usar en verano, sandalias de taco alto, con tiritas finitas, por que me parece muy sensual y elegante, además de pintarme las uñas de los pies, etc., etc., yo estaba realmente super excitado........y como ya estabamos en tema, le conté todo o casi todo o lo mas importante que se acerca del fetichismo de pies, y ella se quedo impactada...............FUE INCREIBLE......no solo estaba masajeando sus pies, sino que también estaba hablando sin vueltas y sin rodeos del fetichismo de pies, claro siempre en tercera persona, no de mi, pero creo que intuía, que algo de mi, también tenia que ver con las personas de la que el hablaba (ya que era mucha casualidad, toda la situación)
Lo único malo era que no estaba con los pies completamente desnudos, por que tenia puesta las pantys, además me olvide de contarles el exquisito olor a transpiración de todo un día de trabajo parada, mezclado con polvo del talco que usaba.....
En definitiva le pregunte si le gusto el masaje y me dijo que mucho, a lo cual yo le dije "que solo era un 25% de mi verdadero potencial y que además tenia que estar con los pies totalmente desnudos, para que el masaje sea 100% efectivo, es decir, era necesario el contacto de mis yemas de los dedos de las manos, con sus plantas, ya que era allí donde estaban las terminales nerviosas, y es mas le dije también que era muy efectivo también el masaje con las plantas de otra persona, en este caso las mías, y también con la lengua, ya que le suavidad de la lengua, junto con la saliba (y sus propiedades cicatrizantes y curativas) hacían que el efecto beneficioso del masaje sea multiplicado por 10 y claro sus piecitos puedan estar mejor.......(claro que se lo creyó todo y me dijo que la próxima venia descalza) y que si era tan bueno como yo le aseguraba que ella,,,,no iba a parar de pedírmelo hasta que me cansara......y que con la muestra que había tenido hoy le alcanzaba para darse cuenta que le había gustado mucho
En fin, hace falta algún comentario mas..........creo que no........
Bueno lo mejor de todo esto, es que esto sigue y seguirá, claro que de sexo todabia nada con ella, prefiero esperar mas tiempo, haber como se dan las cosas.........total lo mas importante ya lo tengo no.............
Estoy a los pies de ella, o mejor dicho los tengo en mis manos.......jajajaj
Espero tener continuaciones
Un Saludo


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