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No tenia ganas de ir a Trabajar

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Hacia poco que había empezado la primavera y no se porque pero para esa época la sangre empieza a hervir. Esta historia comienza una mañana, cuando me dirigía al trabajo. Como todas las mañanas, me levante temprano, me bañe, desayune algo y salí de casa. Me fui a la parada del colectivo, que como siempre tuve que esperar unos 15 o 20 minutos. Mido 1,80, soy morocho de cuerpo normal o un poco delgado y aunque no he tenido relaciones a raudales, siempre me las arregle para conocer mujeres. Esa mañana el clima estaba lindo, hacia algo de calor, pero no sofocaba, con lo cual me había vestido con un pantalón gris, una camisa blanca y zapatos negros. Claro que llevaba puestos mis lentes negros, que me permiten ver a los demás, sin que lo perciban. 

Ya hacia tiempo que venia mirando en la parada de enfrente una mujer que me traía loco. Era muy bonita. Mediría mas o menos 1,70, de forma bastante atlética. Morocha, siempre con el pelo suelto, una carita casi angelical y una sonrisa que te transportaba al paraíso. Cada vez que pasaba algún hombre cerca, se daban vuelta a verla con cara de sorpresa. A veces vestía con calzas, lo que dejaba adivinar una cola perfecta. De frente 2 grandes pechos que aunque no creo que fueran de medidas gigantes, se podía ver que no le faltaba nada. Muchas veces usaba minifalda y realmente tenia las piernas mas lindas que jamás haya visto. Cuando llegue a la parada del colectivo y sin ganas de ir al trabajo, me detuve un rato a esperar. Mire hacia enfrente pero todavía, ella no había llegado. Siempre aparece unos minutos después, permitiéndome que la vea unos 10 minutos, antes de irme al trabajo. Esa mañana, ella, llevaba puesto un jean muy ajustado y una remera que apenas le llegaba a la cintura, por lo que podía apreciarse un cuerpo escultural. Ya tenia encima una excitación muy grande, que no se si será por la primavera, pero me volvía loco de solo imaginármela entre mis manos, tendidos en una cama.

Fantaseaba muy seguido con ella. Incluso a veces estando con otras mujeres, me imaginaba que estaba con ella, pero no sabía ni siquiera el nombre. Allí estaba yo, esperando en la parada para irme al fastidio del trabajo, excitadísimo mirando a la mujer de mis sueños. Cuando logro divisar que venia el transporte, mi cabeza comienza a dudar. El colectivo para y se suben 3 personas, pero yo sigo allí inmóvil. Entonces decido no ir a trabajar. Me apresuro a llamar por teléfono, para avisar que no me sentía bien y por tanto no iba a ir a trabajar. Decidí seguirla, por lo que cruce la calle para esperar el colectivo que ella tomaría. Me di cuenta mientras cruzaba, me miro de reojo, extrañada por la situación. Supongo que ya me habría visto anteriormente y por eso le llamo la atención el cambio de rumbo que me había proyectado. Al poco tiempo llego el transporte y nos subimos, ella, yo y un par de señoras que también estaban en la parada. Ella enseguida ubico un asiento y yo me quede parado un par de filas mas atrás de su asiento. No paraba de mirarla, ni un segundo le quite la mirando de encima.

Se puso unos auriculares y fue todo el camino escuchando música. Como a la media hora de viaje, se levanto para bajar. Yo enseguida fui tras ella. Os bajamos en una zona comercial, donde a pesar de la hora, ya había mucha gente. Después de bajarnos la seguí, pero a los pocos metros la perdí entre la gente. Yo no quería que pensara que la estaba siguiendo, pues se podía asustar y vaya a saber uno en que terminaría eso. Seguí unos metros mas buscándola, pero no pude encontrarla. Como ya me había pedido el día y no tenia mucho para hacer, decidí quedarme por allí a pasar el día. Me metí en un café, donde aproveche para tomar algo y comer, ya que el desayuno había sido escaso. Después de ello, camine un rato y entre en un Shopping. Comencé a mirar vidrieras, pero mi cabeza estaba en otra. Sin embargo, al darme vuelta la volví a encontrar del otro lado del pasillo, parada en la puerta de un local mirándome fijamente, casi al punto de ponerme incomodo. Pero enseguida comprendí que esa era mi oportunidad, asíque decidí cruzar el pasillo que nos separaba que tendría unos 10 metros de largo. Mientras tanto al darse cuenta de mi intención, se metió dentro del local de ropa donde estaba. Me produjo duda esa acción, ya que tal vez, no quería verme y solo fue mi imaginación, la que me condujo a ir tras ella. Igualmente decidí entrar al local y para mi sorpresa, antes de que pudiera decir nada, me increpo diciendo:  -Porque me has seguido toda la mañana? A lo cual me puse un poco nervioso, sin saber que decir, pero enseguida sonrío cómplicemente, lo que me tranquilizo un poco y pude asomar un sonrisa.

Le dije que en realidad no la estaba siguiendo y que desde que me baje del colectivo, ya no la había visto, pero justo nos interrumpió una señora que quería preguntar por unas prendas que vio en vidriera, con lo cual, le dije que atendiera y que la esperaba a que termine. Le acerco a la señora un vestido y la llevo al probador, tras lo cual volvió hacia mi lado y antes de que llegue, mientras caminaba en dirección a mi, le pregunte si le había molestado que la siguiera, a lo que me contesto: -a decir verdad, me llamo mucho la atención que cruzaras la calle. Entonces le conteste que de repente me habían dado ganas de no ir a trabajar y que en ese momento solo tenia ganas de saber un poco mas de ella. En ese momento nos interrumpió la señora del probador pidiéndole otro talle. Se lo alcanzo y después volvió a mi, pero justo entraba otra mujer, así que mirándome, me dijo: -A esta hora suele empezar a venir mucha gente, que te parece si vuelves despues del mediodía? Entonces le conteste: Perfecto, vuelvo mas tarde y tal vez podamos ir a comer algo si te parece. Asintió con la cabeza y nos despedimos.

Me apresure a volver a casa, para cambiarme y ponerme algo mas elegante. Me pegue otra ducha para bajar un poco mi temperatura y luego me vestí, ya que entre el viaje y lo que había hecho pronto se haría la hora. Salí nuevamente, pero esta vez decidí ir con el auto. Estacione en el parking del Shopping y subí hasta el segundo piso donde estaba el local. Al llegar ví que todavía había 2 personas adentro. Una señora y un hombre que no perdía oportunidad de mirar sus pechos y su cola cada vez que podía. La situación me puso un poco caliente, así que decidí entrar al local, y al hacerlo el hombre se dio cuenta de que lo observaba y como todavía no había sido atendido se retiró del lugar. Ella le cobro a la mujer que estaba, que ha decir verdad se veía muy sexy, con su minifalda y sus tacos altos. Ni bien, se fue, me miro y me dijo: -Veo que te ha gustado!. Solo sonreí porque me puso un poco incomodo la situación, pero para cambiar el tema, le propuse salir a comer si es que cerraba el local a esa hora. Me contesto que cerraba, pero que estaba un poco cansada para salir a comer y como además tenia poco tiempo antes de volver a abrir de nuevo, prefería quedarse en el lugar. Entonces le pregunte, si prefería que nos viéramos por la noche o tal vez otro día que estuviera un poco mas descansada, pero me miro con una sonrisita picarona, mientras se dirigía hacia la puerta para cerrar y colocar el cartelito. Corrió una cortina que tapaba la puerta y como la vidriera estaba revestida por una tela, no podía verse nada hacia fuera, con lo que teníamos total intimidad. En eso me dijo: -Me adelante un poco y pedí comida de delivery, si no te importa. Ya tiene que estar por llegar. No termino de decirlo, cuando escuchamos que alguien golpeaba la puerta. Se levanto y fue a buscar el paquete que habían traído.

Me invito a ir a la parte de atrás del local, donde había una habitación, en la que podía verse una pequeña cocina, una cama y una mesa.
Entramos en esa habitación y mientras ella revisaba el paquete, me decía que me pusiera cómodo, pero como mi excitación podía mas, mientras sacaba la comida del paquete sobre la mesa, me acerque por detrás, la agarre de la mano y la di vuelta, propinándole el beso mas fogoso que jamás haya dado. Creo que se sorprendió un poco por mi actitud, pero sin embargo me correspondió el beso. Ya no daba mas de la calentura, solo quería poseerla. No pensaba e otra cosa que no fuera ella. Mientras la besaba, comencé a acariciar su espalda, desde el cuello hasta si cintura, con un movimiento suave, pero sin detenerme. Subía y bajaba mi mano por su espalda, mientras que mi otra mano apresaba su nuca, como si no quisiera que se despegue de mi.  En ese instante, me sorprendió que una de sus manos, que me rodeaban por la cintura, se posara sobre mi paquete, que aunque estaba despierto con eso casi explota. Me masajeaba el miembro con movimientos ascendentes y descendentes, lentos pero firmes. Pensé que me iban a empezar a temblar las piernas con aquello, pero hice fuerza para que eso no pase. Concentrado en impedir que mis piernas tiemblen de la excitación, descubro que ella de a poco había dejado de besar mis labios y estaba besando mi cuello, al compás que con la otra mano desabrochaba los botones de la camisa.

Trate en ese momento de desabrochar su corpiño, pero como continuo bajando hacia mi pecho ya no me daba la altura, quedando mis manos alejados del enganche. Fue ahí cuando me dio la vuelta quedando apenas apoyado sobre la mesa. Acerco una silla que había al costado y se sentó frente a mi, bajando rápidamente el cierre de mi bragueta. Como suelo usar boxers y este era abierto en el centro, no tardo en encontrar mi miembro totalmente erecto, al que le propino un beso sin mas preámbulos y poco a poco fue engulléndolo cada vez un mas adentro de su boca. Yo miraba desde arriba sin poder creerlo aun, aunque la calentura no me dejo pensar mas en nada, ya que aquella lamida me transporto a otro mundo. Era tan buena haciéndolo que no pude hacer otra cosa mas que disfrutarla. Luego agarro una mis manos que colgaban al lado de mi cuerpo y la condujo a la parte posterior de su cabeza, como pidiéndome que la empuje hacia mi para terminar de introducir hasta el fondo mi verga en su boca. Lo hice de inmediato, con un pequeño empujón que hizo desaparecer el trozo en su boca. Esto era increíble, nunca había sentido una mamada como esta, mientras con mi mano dirigía el ritmo de las embestidas. Así me gusta puta, le dije. Levantó los ojitos mirándome y esbozó como pudo una sonrisita, como diciendo quiero mas. Saco su boquita y me dijo quiero toda tu lechita. Ya no podía mas, cuando volvió a engullir mi pija entre sus labios. Y entre rápidos movimientos de mete y saca de su boca, terminé por explotar con el orgasmo mas fuerte que he sentido, llenando su boca de espesa leche, que no dudo en tragar, aunque se vislumbraba un chorrito que caía entre sus labios, pero que con un rápido movimiento de su lengua recogió rápidamente para tragárselo también. Mi voz solo emitió un largo aaaaaaaahhhhhhhhh!!! que pareció eterno. Pero ella no dejaba de tragar mi verga, por lo que rápidamente me encontraba totalmente al palo de nuevo y esperando mas de aquella mujer con la que tantas veces había fantaseado. Entonces decidí levantarla y darle la vuelta para sentarla sobre la mesa. Imitando su acción, al tiempo que le daba un beso en la boca, logra desabrochar su corpiño y sacárselo junto con la remera que traía puesto, quedando al aire sus hermosos pechos y sus pezones erectos que no dude un instante en manosear. Pero rápidamente logre desabrochar los 4 botones que prendían su jean y bajándole los pantalones, hice que se recostara sobre la mesa, quedándome sentado frente a su depilada vagina.

Ante esa imagen, comencé a saborear su labios vaginales primero hasta llegar a su clítoris, contestando con gemidos que iban en aumento. Te gusta putita, le dije, a lo que contesto con un gemido fuerte. Mientras lamia su concha, comencé a acariciar sus piernas, su vientre y sus grandes y deliciosos pechos que todavía no había probado. Cuando ví que estaba bien excitada, comencé a subir, besando su vientre hasta llegar a esos dos senos de locura. Chupe sus senos, mientras frotaba mi pija con su clítoris y me dacia –la quiero, la quiero ya. Me incorpore y fui guiando mi verga entre sus piernas hasta tenerla en la puerta de su raja, mientras que aprovechaba para quitarle sus zapatos y su pantalón. De un fuerte sacudón, se la metí hasta el fondo, emitiendo un grito de placer extremo.  -Te gusta puta? le dije, mientras veía en su cara como disfrutaba. Ahí la tenia totalmente abierta de piernas, esperando cada embestida de mi pija. Se la metía con un ritmo lento, mientras ponía sus piernas sobre mis hombros, para luego ir acelerando cada vez mas las embestidas. Comenzó a gritar: si, así… decía, cuando decidí cambiar la posición, entonces la ayude a bajarse de la mesa y apoyando su pecho y su cara sobre la mesa esta vez, teniendo desde atrás una vista inigualable de su concha y su hermoso culo, al que no dude en meterle un dedo mientras buscaba con la verga la entrada de su cuevita. Se la metí nuevamente de un empujón, mientras metía y sacaba mi dedo de su culo. Comencé a darle cada vez mas duro, a medida que sus gemidos y gritos iban en aumento. Ella apretaba fuertemente con sus manos el otro extremo de la mesa y decía: -Me vengo, no puedo mas… aaaaaaaaaaaaaaaa, es lo que se le escucho en medio de su orgasmo, a lo que mi verga respondió lanzando toda su leche y llenándole esa concha de delirio, mientras yo también gritaba, si si si, aaaaaaaaaa, mi putita…. Luego de ello, comimos y me termine yendo cuando se hacia la hora de abrir el local. Intercambiamos números telefónicos y quedamos en vernos luego para ir a cenar a un restaurant, pero esa es otra historia que contare otro día.   Espero les haya gustado este relato


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Mi Fantasia se convirtio en la de Ella

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Nunca creí que mi fantasía de estar con 2 mujeres se fuese a convertir en lo mas delicioso de mi vida hasta aquel día en el que fui testigo de que a ella le excitaba tanto o mas la idea que a mi mismo, hasta el punto de manipularlo todo para devorarse aquella chica tímida sin reparos frente a mi y siendo su primera experiencia con otra mujer….   

Hola: Para Empezar Quiero Contarles Que Soy Un Hombre De 32 Años, 1.67 De Estatura, Delgado, Cabello Rubio Algo Larguito, Ojos Claros Y Cejas Gruesas;
Tengo Una Novia A Quien Amo Con Todo Mi Corazón Y Con Quien Comparto Las Mas Locas Aventuras Que Se Nos Antojan. Ambos Somos De Medellín, Ella Tiene 18 Años, Es Morena, Pequeña, Cejas Gruesas, Ojos Negros Grandes Y Expresivos, Con Una Cinturita De Ensueño Y Una Cola Que Enloquece. Llevo Con Ella Casi 2 Años Y Desde Que Empezamos Tuvimos Como Regla Contarnos Cualquier Cantidad De Fantasías Y De Locuras Que Se Nos Ocurrieran. Fue Entonces Que Uno De Tantos Días Le Conté Que Mi Mayor Fantasía Era Estar Con Ella Y Con Otra Chica Así Fuese Solo Viéndola, Para Mi Sorpresa Y Deleite Su Actitud Fue Totalmente Receptiva Y Me Dijo Que Algún Día La realizaría Conmigo.Al Principio Fantaseábamos Sobre Como Se Devorarla Otra Chica, Como Se La Lamería Y Como Querría Que Fuera La Chica, Lo Que Mas Me Encanto Fue Saber Que Le Gustaba La Idea De Hacerlo Con Una Mujer Madura.En Ese Tiempo Yo Estaba Convencido De Que L Juego Ella Lo Seguí Por Darme Gusto Y Porque Era Mi Fantasía Hasta Que Sucedió Esto Que Les Relato Y Que Se Convirtió En La Experiencia Mas Deliciosa Que Haya Tenido Y Que A Continuación Les Relato Y Que Nos Sucedió En Un Club Swinger De Mi Ciudad Como Un Homenaje A Mi Lolita:    

Sentirte Nerviosa A La Entrada... Como Quien Va Para El Sitio Más Misterioso, Cómo Brillaban Tus Ojos, Cómo Sudaban Tus Manos... Cómo En Ese Silencio De Tu Voz Podía Percibir Los Gritos Desesperados De Tu Ser 'Por Llegar Rápido... Por Descubrir El Universo De Realidades Que Saciarían Tu Curiosidad, Tu Morbo, Tu Delirio Por Darle Rienda Suelta A Tus Instintos Más Ocultos Y Tus Fantasías Más Ardientes.... Cómo Me Besabas... Cómo De A Poco Tus Labios Y Tu Piel Se Iban Entonando Y De A Poco Te Devoraba Esa Pasión Irrefrenable De Comerme Frente A Unos Ojos Extraños Que Nos Atendían...Frente A Unas Miradas Lascivas Que Con Disimulo Se Desviaban Para Ver Cómo Me Batía En Tu Conchita Mojada Ávida De Ser Comida...  Cómo Gritabas Cuando Mi Lengua Encontraba El Punto Exacto De Tu Fascinación Mientras Agarrabas Mi Cabeza Con Unas Ganas Furibundas De Que No Me Despegara, De Que Te Recorriera Como Te Gusta, De Que Pasara Mi Lengua Despacito Por Tu Rajita, Con Toda La Extensión De Mi Lengua, De Que Succionara Tu Clítoris, Lo Metiera En Mis Labios Mientras Con Mi Lengua Le Seguía Consintiendo En Círculos Redondos, Sin Afanes... Me Tenías En La Gloria, Cuando Te Clavaba Y Mi Verga Aceleraba El Ritmo Y Arremetía Contra Tu Vulva Esa Maldad Devoradora Me Hacía Parar Justo Cuando Estaba A Punto De Estallar, Me Tenias En El  Cielo Pero Aun Así Paraba Y Me Regresabas A La Tierra....  

Cómo No Darle Gusto A Mi Ángel... A La Mujer Dueña De Todas Mis Pasiones... A La Lolita Que Conoce Mi Piel De Memoria Y Que Se Permite Erizármela Cuando Le Viene En Gana... Verte Tendida En El Sofá, Con Las Piernas Abiertas Y Mi Verga Entrando Y Saliendo Locamente Arremetiendo Contar Tu Vulva Mojada Una Y Otra Vez Me Tenía A Explotar.... Luego En El Jakussi Cuando Justo En Frente De La Chica Me Preguntas: Será Que Se Deja Dar Un Beso? Me Permitió Descubrir Que Ya Mi Fantasía Había Cambiado De Dueño... Ya No Me Pertenecía Sólo A Mí Porque En Ese Instante Descubrí Que Te Mojaba Y Que Ya No Era Por Darle Gusto A Mi Fantasía... Te Morías Por Darte Gusto... Te Excitaba La Idea De Sentir Unos Labios Femeninos En Tu Boca Y En Su Cuerpo Y Eso Me Encendió Aún  Más... Querías Hacerlo.... Era Innegable, Se Te Notaba En La Mirada Y En Tu Inquietud Porque No Llegaba Nadie Que Te Permitiera Probarlo... Sentir El Sabor De Otra Mujer A Tu Merced... Esclava De Tus Caprichos...  Hasta Que Llegó Lo Que Ambos Buscábamos. La Viste Primero Que Yo... Te Excitó Verla Llegar Hasta El Punto De Manipularlo Todo Para Estar En Frente De Ella.... Me Pusiste En El Sofá... Quisiste Sentir Mi Lengua Mientras Con Esa Mirada Provocadora Encendías La Pasión En Su Compañero Hasta Hacer Que Primero Empezara A Tocarla... No Decías Nada Pero No Perdías Detalle... Mientras Me Mamaba Tu Concha Pasabas Tu Lengua Por Tus Labios Y Lo Mirabas Como Invitándolo Pero No Era Realmente A El A Quien Querías... La Querías A Ella... Te Inquietaba Su Pasividad... Su Frialdad Y Querías Motivarla....  Te Dejaste Tocar Mientras Te Mamaba... Dejaste Que El Se Acercara De A Poco... Que Pasara Sus Dedos Junto A Tu Raja Y Muy Cerca De Mi Boca Pero Aun La Querías A Ella... Sin embargo Le Seguiste El Juego...

Te Sentía Tan Mojada... Tan Caliente.... Y Más Me Calentó Cuando Pusiste Tu Pie En Mi Boca Para Que Te Mojara Y Poder Restregarle Descaradamente Su Verga Con El En Frente Mío... Eso Me Encendió De Celos Pero No Puedo Negar Que Me Llenó De Morbo... Sentirte Masajeando Una Verga Que No Era La Mía Mientras Yo Entre Tus Piernas Te Devoraba Completa Y Me Chupaba Tus Jugos Me Calentó De Tal Forma Que Seguí Mi Juego.... Ya Lo Tenías A Él... Pero Faltaba Ella.... Tu Real Objetivo... Tu Verdad Oculta... Hasta Que Llegaron Las Palabras Que Sonaron En Tu Oído Y Se Hicieron Evidentes En Tu Mirada Morbosa Cuando Te Dije: "Que Si Nos Vamos Para El Otro Sofá Los Cuatro" Sin Más Palabras De Por Medio Y Con La Mirada Iluminada Y Los Nervios Aflorando Frente A Lo Que Pudiese Y Querías Que Pasara Me Dijiste "Vamos"... Nos Sentamos Los Cuatro, La Miraste Y Pude Ver Que Los Segundos Se Te Hicieron Eternos Hasta Que Le Dije: "Ella Quiere Besarte"... La Miraste Como Con Ganas Y Con Miedo A Una Negativa Pero Frente A Su Asentimiento Le Devolviste Con Una Mirada Agresivamente Morbosa Y Lujuriosa Fija En Sus Retinas Un "Ah Si? Como Queriendo Decir Ya Te Tengo...  Que Instantes Tan Preciosos.... Yo Ahí, Testigo Mudo De La Materialización De Mi Más Excitante Fantasía, Con La Mujer Con Quien Quería Hacerlo Y Con La Certeza De Que Ya No Lo Harías Sólo Por Mí Sino También Por Ti, Por El Deseo Que Te Comía De Devorarte Otra Mujer, De Sentirla, De Hacerla Tuya, De Hacerla Venir A Costa De Tus Lujuriosas Pasiones, Aguardaba El Momento.

Ese Momento Que Se Convirtió En Gloria Cuando Acercaste Tus Labios A Los De Ella Con Nervio Pero Con Ganas.
Empezaste A Besarla Suavemente, A Devorarle La Carne De Sus Labios Y Cuando Te Correspondió De Igual Forma Tu Lengua Hábilmente Empezó A Pasearse Por Su Comisura, Como Quien Devora El Manjar Que Nunca Ha Probado Y Que Tiene En Frente, Como Un  Niño Lamiéndose Un Helado...  Enredaste Tu Lengua En La Suya Como En Una Batalla Por No Dejar Nada Sin Recorrer, Sin Chupar, Sin Lamer. Te Metiste En Su Boca Con La Tuya, Acariciabas Su Pelo, Buscabas Sus Lóbulos En Los Oídos, Acariciabas Su Cuello Mientras Sin Quererte Despegar Seguías Besándola Y Ella Ya Sin Voluntad, Sin Timidez, Sin Más Miramientos Se Dejaba Recorrer,  Te Lamía, Se Comía Tu Boca... Cómo Te Acariciaba, Cómo Se Recorría Tu Espalada Con Sus Manos Mientras Tú, En Un Intento Por Tenerla Toda, Con Ella Sentada En El Sofá Te Hiciste Sobre Ella, Pasaste Tu Pierna Al Otro Lado Para Quedar De Frente, Para Mirarla Con La Lujuria Que Enciende A Cualquiera Y Poderla Continuar Haciendo Objeto De Las Húmedas Caricias De Tus Labios Y Tu Lengua. Entrelazando Su Cuello Y Sentada Sobre Ella Seguiste En Tu Afán De Continuar Lamiendo, Te Sonreías, Cerrabas Tus Ojos Y Te Abandonabas A Sus Labios Y A Sus Manos Que También Te Estaban Devorando... Cómo Se Te Notaba Que Lo Disfrutabas...

Mientras Yo, Al Lado, Era Testigo Mudo De Cómo Su Respiración Se Encendía De A Poco Con Cada Lengüetazo, Con Cada Caricia Hasta Que Ella, Presa De Su Excitación Se Dejó Abandonar Por Completo A Tu Lujuriosa Lengua Que Ya Buscaba Sus Senos, Que Hacían Círculos Al Rededor De Ellos Con La Lengua, Como Quien Rodea A Su Presa Antes De Comerla... Te Devoraste Su Contorno, Los Lamías Con Furia, Con Pasión Pero Con Delicadeza, Mamaste Cada Pezón Como Un Impúber En Edad De Lactancia Y Preso Del Hambre. Bajaste Lentamente Tu Lengua Por Su Vientre, Separaste Sus Piernas Y Te Adentraste En Su Concha....  Ella Al Sentir Tu Lengua En Su Rajita Mojada Cerro Sus Ojos, Acarició Tu Cabello Y Se Hizo Esclava De Tu Lengua Que Le Recorría La Raja De Arriba A Abajo Como Quien Explora El Campo Que No Conoce... Nos Tenías A Mil A Los Tres... En El Punto Máximo De Excitación.... Cómo Le Mirabas Mientras Te Comías Su Concha... Cómo La Provocabas... Mientras Ella, En Un Arrebato De Lujuria Se Hizo De Mi Boca Y Me Hizo Sentir Con Su Lengua Lo Que Estaba Pasando Con La Tuya Mientras Tú Con La Otra Mano Pajeabas La Verga De Su Atónito Compañero Quien No Pudo Aguantar Mucho.... Te Veías Tan Rica Mamando Esa Concha Y Pajeando Esa Pija.... Me Tenías A Mil Mientras Era Presa De Los Besos Furibundos De Ella Que Ya Para Ese Momento Era Presa De La Habilidad De Tu Boca.... Ver Tu Lengua Chupando... Mamando Y Lamiendo Esa Concha Me Tenía Extasiado....  Ver A Mi Ángel Comiéndose A Su Antojo A Su Chica Me Encendía Con Furia, Como Pasabas Tu Lengua De Arriba Abajo, Le Hacías Círculos Con La Puntita De Tu Lengua, Abrías Sus Labios Con Tus Dedos Para Que Su Botoncito Quedara Al Antojo De Tu Hambrienta Lengua Que Se Batía Como León Furibundo Sobre Su carnada, Ver Tu Labio Superior Apoyado En Su Vulva Y tu Labio Inferior Cerca De Su Hoyito Mientras Tu Lengua La Llevaba A La Gloria Era Como Estar En Trance, Ella Se Retorcía Del Placer Y Con Su Lengua Queriéndome Invadir Por Completo Y Queriéndose Meter En Mis Entrañas Me Indicaban como La Tenias.... Y Cuando Ya Estaba Pronta Su Llegada, Sus Uñas Afiladas Se Encarnizaron En Mi Espalda Y Su Respiración Se Entrecorto En Mi Boca Mientras Te La Terminaste De Mamar Y La Hiciste Estallar Dejándola Casi Desmayada…   Continuará…

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La Visita de mi antigua Chacha

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Voy a contar lo que me ocurrió con la chica que tuve para la limpieza. Soy viudo desde hace ocho años y por tal motivo contraté a esta chica, que se llama Carmiña para que llevara todo lo de la casa y conmigo estuvo cinco años hasta que, a primeros de diciembre pasado y con motivo de hacer yo obras en casa en vistas al próximo verano, ya que alquilo habitaciones a turistas, se tuvo que marchar hasta que acabaran las obras pero como estas se alargaron más de la cuenta, se colocó en otra familia teniendo yo que buscar otra chica, Mari. El día 22 de junio la encontré por casualidad y después de saludarnos, dijo:

- Tengo que pasar un día para ver como has dejado el piso, pero un día en que no esté Mari, no vaya a creer que quiero quitarle el puesto.
- Tiene los mismos días de asueto que tenías tú, lunes y jueves - le dije.
- Pues ya te llamaré - añadió y así quedamos.

El día 28, viernes, me llamó diciéndome que vendría el viernes por la tarde, cuando bajara un poco el calor y que, añadió riendo, preparara una buena merienda. Sobre las ocho se presentó, nos fundimos en un fuerte abrazo acompañado de sus correspondientes besos en las mejillas y le pregunté como era que no había venido Francisco, su marido.

- Le han contratado el taxi y se ha marchado a Cáceres para todo el mes de junio, aunque es mejor así pues lleva un tiempo que no hay quien lo aguante.

Le enseñé todo lo que habían hecho las obras pero cuando entró en el cuarto de baño nuevo se quedó deslumbrada.

- ¡Que bonito! - exclamó - ¡Y que mampara... así se puede duchar una persona con toda la comodidad del mundo!
- Pues claro - exclamé sonriendo ante su infantil asombro.
- Pero es una lástima meterse ahí sola... - dijo con ojos de pícara.
- Pues métete conmigo - añadí sin dejar de sonreír.
- No, porque tú eres un pillín - contestó y así quedó la cosa.

Nos pusimos a merendar y mientras lo hacíamos, me contó todos los pormenores del mal trato que le daba el marido, que no la tenía atendida como debía en ningún concepto, solo cumplía en darle el dinero del que no le pedía cuentas, pero de lo demás, nada de nada. Recogimos los cacharros y los llevamos a la cocina.

- Mientras yo los lavo - le dije - pon tú el café.

Así lo hicimos, luego nos sentamos en el sofá a tomar el café y se reanudó la conversación.

- Pero en el tema sexual - le dije - te tendrá contenta...
- ¿Contenta? - me contestó con ojos tristes - Paso más hambre que tú, que estás viudo, porque tú estás solo pero yo lo tengo en mi cama todas las noches y solo cuando le apetece a él, se desahoga conmigo en poco más de un minuto y ni me entero.
- ¡Pobre niña! - le dije echándole el brazo por los hombros, atrayéndola hacia mí.

La besé y ella no hizo nada para apartarse sino que se apretó aún más contra mi cuerpo.

- ¿Y no te acaricia? - le pregunté con cierta malicia.
- ¡Que va! - replicó.
- ¿Te gustaría que te acariciara yo? - volví a preguntarle con toda la intención.

Ella permaneció en silencio. La apreté más a mí y la besé en la boca, devolviéndome ella el beso.

- No sé si hago bien... - murmuró.
- Ya que él no te hace nada - le dije - aprovecha la ocasión pues no todos los días tendrás oportunidad como la que yo te brindo para pasar una velada tan buena como la que pienso ofrecerte esta tarde si aceptas.

Empecé acariciándole la nuca, enredando mis dedos por los cabellos, morderle los lóbulos de las orejas y metiéndole la punta de mi lengua en sus oídos.

Al ver que ella no decía nada, me atreví a cogerle los pechos. Los tenía muy duros, como una roca, y los pezones tiesos. Le quité la blusa y le desabroché el sujetador. Admiré sus hermosos pechos y tras magreárselos un poco, empecé a besárselos, chupándole los duros pezones, dándole suaves mordiscos. Ella no decía nada, solo jadeaba y suspiraba cada vez más profundamente. Ya muy excitado, le metí mano por los muslos y ella me facilitó la subida, abriéndose de piernas. Cuando le cogí el coño con una mano lo encontré muy mojado. Ella lanzó un profundo suspiro, me apartó la mano y ella misma se bajó las bragas para que pudiera tocárselo directamente y con toda comodidad.
Cuando empecé a meterle los dedos, mi polla no paraba de pedirme guerra. La tenía tan dura que me dolía así que me bajé los pantalones y calzoncillos y le dije:

- Es toda tuya - y cuando me la cogió con una mano, añadí - Vámonos a la cama.

Al llegar, me dijo que me pusiera boca arriba, me cogió la polla y comenzó a besármela. Yo siempre había creído que mi verga no era muy grande, mide alrededor de 20 centímetros, pero ella, al verla y tocarla, dijo que era mucho más grande que la de su marido. Bueno, el caso es que se la metió en la boca y empezó a trabajármela de manera maravillosa hasta que no pude resistir más aquel tratamiento y le dije:

- ¡Déjame que te la meta en el coño, quiero correrme!
- Antes quiero saborear la leche de un hombre - me contestó sin dejar de mamármela.
- ¡Pues eso lo vas a conseguir ya mismo... oooh...! - exclamé.

Le pegué un par de culadas gritándole:

- ¡Toma...aaah...traga mi leche...trágala...!

Ella tosía. Le era difícil tragarse toda mi corrida pero al final lo logró aunque parte de ella le resbalaba por la comisura de los labios.

- Tu magreo y tu leche me han sabido a gloria - me dijo abrazándome - pero esta noche será aún mejor.
- ¿Pero, es que te vas a quedar esta noche conmigo?
- Si tú quieres, si.
- ¡Claro que lo quiero! - exclamé encantado - Y ahora voy a ducharme.
- Yo voy contigo - dijo.
- ¿No te da miedo ducharte conmigo? - dije sonriendo - Acuérdate que antes me has llamado pillín.

Por toda respuesta me dio un beso en la boca y con lengua. Cuando se desnudó y la vi en cueros, me deslumbré. ¡Que monumento, que cuerpazo!

Mi polla, al momento, se puso en posición de ataque. Le pregunté si tenía algo sin estrenar, el culo por ejemplo.

- El culo y puede decirse que también el coño - me contestó.
- Pues me gustaría metértela por el culo, para estrenarte algo - dije excitado.
- Haz lo que quieras, estoy dispuesta a todo, pues estoy pasando el mejor momento de mi vida y si sigues tratándome como espero, me vas a dejar escurrida y sin fuerzas - contestó entregada.

La puse a cuatro patas y con la ayuda del jabón y uno de mis dedos, le fui dilatando el ano. Ella gemía pero me dejaba hacer por lo que, cuando vi el agujero se abría, le metí otro dedo y al final, pensando que ya estaba bastante abierto, apoyé allí el capullo de mi polla.

- ¡Por favor no aprietes tanto, me duele... no puedo más... sácala...! - me decía cuando empecé a apretar.
- Solo un poquito más y la tendrás toda dentro - le decía yo sin dejar de empujar.

Cuando entró toda la cabeza, logré meterle el resto aunque ella no cesaba de repetir:

- ¡Sácala, me duele, sácala, no puedo con ella, por favor... aaah... nooo...!

La cogí del pelo, tiré para atrás y al mismo tiempo pegué un golpe de riñones y se la clavé hasta los huevos en el culo. Lanzó un grito desgarrador y comenzó a bajar el culo, por lo que le dije:

- ¡No, aguanta, que si se sale va a ser peor!

La dejé descansar un rato. Temblaba como un flan mientras yo le daba suaves palmaditas en los cachetes del culo.
Cuando se serenó un poco, le metí mano en el coño y al mismo tiempo que la enculaba, la iba masturbando hasta que, ella misma, me pidió que fuera follándola bien, que la jodiera por el culo.

Al poco rato noté que suspiraba y que empezaba a mover el culo. Entonces le cogí las tetas con las dos manos y le dije:

- ¡Voy a correrme, cariñooo...!

Así nos corrimos los dos, casi al mismo tiempo y ya más tranquilos, terminamos de ducharnos. Estuvo todo el fin de semana en casa, los dos en cueros, pues hacía mucho calor y me dio tiempo a follármela por todos los sitios, boca, culo, coño y tetas. Desde entonces viene todos los fines de semana y nos lo pasamos en grande.

anonimo


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Andrea y La Visita de Circulo de Lectores

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Hola me llamo Andrea y me gustaría contarles algunos de mis sueños más eróticos que hacen que me levante totalmente mojada cada mañana. Los e ido escribiendo en mi diario y se los iré mandando a esta pagina tan maravillosa llamada www.superrelatoseroticos.com para que me los vayan publicando.

La Visita de Circulo de Lectores. 

Eran las 11:30 de la mañana cuando el timbre de la entrada comenzó a sonar. Yo me encontraba tendiendo ropa en el patio interior en camiseta larga o camison veraniego de andar por casa, de esos que te llegan hasta las rodillas y transparentan bastante conforme se hacen más viejos.

Abrí la puerta de casa y asomé la cabeza a ver quien habia tocado el timbre. Delante de la verja de entrada había tres hombres trajeados bastante guapos.

- ¿Si? ¿que quieren?
- Buenos dias Señora somos de Circulo de Lectores, nos podria abrir la puerta por favor?
- A si, ahora mismo, pasen

Madre mía, que tiarrones acababa de dejar pasar a mi casa y yo con aquella pinta. Me disculpé por mi manera de vestir explicandoles que estaba tendiendo y demás y ellos fueron muy amables diciendome que no me preocupara que estaba estupenda así. AL darme la vuelta para que me siguieran noté sus miradas en mi culo que hicieron que me pusiera un poco excitada.

Yo soy una mujer casada, tengo 45 años y segun mi marido estoy bastante buena con un culo grande y respingon y unas tetas para perderse en ellas. Nunca le he sido infiel a mi marido pero en los sueños eso ya es otro cantar.

Les hice pasar al salon y les pregunté que que se les ofrecía para venir a verme un grupo tan grande de circulo ya que normalmente venían uno o dos como maximo a la vez, y me explicaron que habian sacado una nueva obra muy interesante sobre la sexualidad a partir de los 30 años y querían presentarla mediante un nuevo método inaugurado por la empresa. Me pusieron en las manos dos libros y uno se me resbaló y cayó al suelo por lo que me agaché rapidamente a recogerlo y mis dos tetas quedaron practicamente casi fuera del escote, mientras me volvia a levantar alcé los ojos un segundo y me fijé que tenian las manos agarradas a sus paquetes ufff, volvía a sentirme superexcitada de nuevo.

Me dijeron que para hacerme la presentacion debia firmar un papel antes y sin mirarlo siquiera lo firmé sin darme cuenta de que era lo que firmaba, más tarde cuando ellos se fueron comprendí porque me hicieron firmar aquello.

Me dijeron que me sentara en el sofá y dos de ellos se colocaron sentados uno a cada lado mio, el tercero se colocó de pie delante de mi y se bajó los pantalones y el slip dejando frente a mi cara un pene colgando de mas de 20 cm. Me quedé perpleja y sin habla, sin saber como actuar y mirando aquella preciosidad situada a 10 cm de mi rostro. El señor de la derecha abrió uno de los libros y buscó un capítulo en particular mientras me indicaba el tema que iba a exponerme. El sexo oral en pareja. EL de mi izquierda comenzó a acariciar una de mis piernas diendome que me tranquilizara que vería lo interesante del método y que me relajara.

La lección comenzó explicando cual eran las partes que componian el pene y cuales eran las zonas más erógenas
, las cuales se iba tocando para que yo entendiera. Acabó con las explicaciones y me dijo que ahora me tocaba a mi demostrar mediante una exposición práctica que lo había entendido todo, y agarrando mis dos manos me las puso sobre aquel trozo de carne y mis sentidos no pudieron aguantar más. Tras un minuto de práctica no esperé más y me la metí en la boca, haciendole una mamada de campeonato.

Parece que este era el momento en el que ellos sabian de antemano lo que iba a suceder y al unísono nada más empezar mi mamada, el del libro lo solto y empezó a acariciar mis tetas poniendome los pezones erectos a punto de explotar y el del otro lado dejo de acariciarme la pierna y metio la mano bajo mis bragas y comenzó a acariciarme el clitoris volviendome loca de placer.

Como podeis imaginaros alli se montó una orgía de mil diablos. Mientras yo se la chupaba a unos y a otros el resto me metian sus pollas por el culo y por el coño a placer. Jamas había tenido seguidos tantos orgasmos.

AL dia siguiente me levanté y me noté que la braga estaba empapada y antes de que se despertara mi marido me fuí corriendo a lavarme y cambiarme al servicio.

Espero que le haya gustado mi relato. Pronto volveré a mandarle otros sueños que he tenido. SI deseais dejarme vuestros comentarios me encantará leerlos.

Adios...
Andrea


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Ella

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Desde la primera vez que la vi quedé enganchado a su presencia.  No, no fue por mis acostumbradas miradas de admiración femenina. Ella tenía algo especial. Calculo que cerca de los 40 años (edad en que madura el atractivo de las mujeres), de piel almendrada, ojos penetrantes y un cabello negro semi ondulado que se acoplaba a su caminar altivo, ella me pareció muy atractiva. Su falda de seda negra que le marcaba la circunferencia de las caderas, terminó por hacerla más suculenta a mis ojos.  Eso fue hace poco más de un mes. Desde entonces, casi diariamente venía a la biblioteca y se sentaba en un lugar adelante del mío, siempre dándome la espalda. A veces, al pasar me ofrecía una mirada seria, nunca una sonrisa. A mí no me importaba, por eso, cuando se recogía el cabello, yo fijaba los ojos en su cuello y en los fragmentos de sus labios que eventualmente se asomaban de su perfil. Fue así como descubrí las pecas de su espalda y los granitos de sus mejillas.  Por supuesto, cada que ella se levantaba para ir al baño o por un café, una incansable fuerza se apoderaba de mí para obligarme a abandonar todo lo que estuviese haciendo y observarla embobadamente. Fue así también como me di cuenta de que no tenía el trasero firme ni redondo, pero igualmente hermoso. Yo no dejaba de admirar su delicioso porte al caminar: cada que veía el meneo de sus caderas unas palpitaciones agudas me abrumaban el vientre.

A los 30 años el deseo comienza a ser selectivo, pero no deja de ser intenso.
  Creo que algunas veces se percató de mis viciosas miradas pues en ocasiones ella volteaba inesperadamente hacia mí o, al regresar con un café en su mano, colocaba sus ojos detenidamente en mi lugar. Gracias a mi acostumbrada timidez, yo siempre agachaba la vista, así que no cruzamos la mirada más de dos veces.   Aunque le di varias ojeadas a sus papeles y a su laptop, no pude averiguar su nombre. Por eso, para mí sólo era “ella”.  “Ella” se me fue convirtiendo en una de esas inquietudes que hacen sudar las manos y humedecer la ropa interior. Cada que la evocaba, mi boca producía saliva en su honor. El placer que mis manos no podían conceder a su cuerpo, lo desquitaban en el mío.   Y así fue… hasta hoy.  Todo parecía normal, rutinario, monótono, como todos los días.  Cuando me levanté de mi lugar jamás me imaginé lo que sucedería. No lo podía creer. Tuve un momento de incredulidad, un aturdimiento de incomprensión. Mi cara lo reflejó, por eso un conato de sonrisa se dibujó en el rostro de ella. Yo me sentí más imbécil. Pero seguía sin creerlo. ¿Se había equivocado? ¿O lo había hecho yo? Como quiera que fuese, pero ella y yo estábamos solos en el mismo cuarto de baño.  Aunque reconocí el lavabo donde tantas veces me había aseado las manos, no dije nada e intenté salir de ahí con una premura producto de mi ansiedad. Ella detuvo mi huida tomándome la mano, haciéndome a un lado y accionando el seguro de la puerta. El roce con su piel despertó al desquiciado perro que habita en mi pecho.  Se volvió hacia mí y me dedicó una mirada seductiva. Yo comencé a sudar. Dio un paso hacia mí y yo sentí como si la piel se me fuera a resbalar de los músculos.   Estiró sus brazos, tomó mis manos y las dirigió hacia su cintura. Ahí las dejó. Sus manos no eran ni tersas ni arrugadas; eran sus manos. Yo no dije nada, no sólo por no saber con qué idioma comunicarme con ella, sino porque ninguna palabra o frase podía traducir fielmente lo que mi cuerpo experimentaba.  Ella tampoco dijo nada, pero porque en su caso sí sabía lo qué hacía.  Me volvió a mirar con esa certeza de saberse dueña del momento y de mí.   Posó sus dos manos en mis mejillas. Yo volví a sentir su inquietante calidez. Sus ojos eran una hoguera. Un fulminante golpeteo de sangre convulsionó mi cuerpo y me esclavizó al de ella. La vi morderse sus labios rosados. No me vi, pero sentí mi cara enrojecida. Entonces, en lo que fue un glorioso instante, sin dejar de tocarme las mejillas, acercó su rostro al mío y humedeció mis labios con los suyos.  Su aliento me embriagó. Por eso, mis manos, antes temerosas, sostuvieron con fervor su cintura para no dejarla ir. Mi lengua se estrujó gustosamente con la suya. Su boca sabía a fresa azucarada, a champagne acaramelado, a exquisita incredulidad. Un hilito de saliva se derramó de la comisura de mis labios.  Exploré su boca, chupé su lengua, mordisqué sus labios. Aspiré su vaho, absorbí su humedad, provoqué su agitación. El pantalón comenzó a estorbarme porque lo sentí chico y mojado.  Mis dedos se colaron entre su blusa y reconocieron los poros de su espalda. Sentí su piel erizarse. Acerqué su cuerpo al mío para que ella sintiera lo que me había provocado. Sentí la masa de sus pechos. Mi pene hecho bolas en mi pantalón friccionó su vientre y se depositó en la hendidura de su entrepierna.  Mi mano izquierda recorrió delicadamente el contorno de sus caderas, bajó hasta el límite de su falda y se detuvo en la piel de sus piernas. Ella acelero su respiración y abandonó sus efímeras resistencias.Ahora, yo era el dueño del momento.  Mi lengua retozaba en la suya. Mis labios mordían los suyos. Mis pectorales palpaban sus pezones. Mi sexo coqueteaba con el suyo. Mi mano derecha acariciaba su cuello. Mi mano izquierda provocaba el temblor de sus piernas.El espejo del baño comenzaba a empañarse.  Vencí el último reducto de mi timidez, retiré mis labios de los suyos, y la miré con devoción. Ella se sonrojó. No di tiempo a la incomodidad, así que volví a abrazarla. Le besé su oreja izquierda, olfateé su cabello, volví a acariciarle las piernas y froté nuevamente mi rígido pene con su tibio sexo. Su piel era una caldera. 

Le besé la mejilla y comencé a pasear mis labios por su nuca. Circulé apeteciblemente mis dedos por sus glúteos hasta cruzar la frontera de su ropa interior. Mis labios siguieron su recorrido natural, así que lamieron sus hombros y su cuello hasta bajar a sus prometedores pechos. La despojé de su sujetador y entonces brotaron dos pechos tan tersos y jugosos como dos melocotones inacabables. Ella respiraba agitadamente.  Al ver sus peones rozados y erectos, dejé que mi boca probara esa tentadora fruta madura con delicia y esmero. Mis oídos escucharon las agitadas palpitaciones de su corazón.   Chupé y relamí sus pezones mientras dejé que mis dedos alcanzaran su destino final. Entonces, toqué con delicadeza su piel rugosa más íntima. Ella estaba empapada. Mis dedos abrieron senderos en su vulva y se embadurnaron de un líquido pegajoso que me llevé a la boca para probarlo. Ella rasguñó mi espalda y aprisionó mis nalgas entre sus uñas.  Ella comenzó a quitarme el pantalón. Yo le ayudé a terminar la obra y ante ella emergió un pene duro, de carne roja y húmeda que desde hace un mes ya la esperaba.Ella lo sujetó con sus dos manos, lo acarició y comenzó a amasarlo enajenadamente, deslizándose con ayuda el líquido preseminal. Yo sentí como un espasmo me recorría por todo el cuerpo.  Sin dejar de lamerle los pezones, llevé mis dedos al montículo de su vulva. Ella jadeó. Le quité su prenda interior y le levanté la falda hasta su cintura. Su piel más íntima quedó al descubierto. Ella cerró los ojos, llevó sus manos a mi cuello y abrió más las piernas.  Entonces, la tomé de las caderas y acerqué mi pene hasta la entrada de su vulva. Lo pasé por encima, lo froté, lo restregué. Dejé que mi glande besara sus labios vaginales.  La sostuve de sus glúteos, la levanté y la senté en el lavabo.El espejo reflejó mi cara sudorosa.Ella se desvaneció en mis brazos.Le levanté el rostro con un beso. Mientras le chupaba los labios, metí suavemente mi sediento pene en el néctar de su vagina.Ella quitó su boca de la mía y expulsó un templado gemido de placer a manera de bienvenida.Había entrado al paraíso. 

Metí mi pene hasta el fondo. La estreché fuertemente en mis brazos y la besé desesperadamente.  Saqué despacio mi pene. Lo volví a meter apetitosamente, patinándola en su lubricación.Ella mordió mi hombro.Nuestro sudor se confundió con nuestros líquidos sexuales.Un dulce olor a sexo se impregnó en el aire.  Yo me movía firme pero gustosamente dentro de ella, explorando cada hueco, copando cada rincón. Fue entonces cuando me di cuenta del placer que le provocaba mi movimiento lateral hacia la izquierda. Así que seguí por ahí.  Sin dejar de asirme de su cintura, acariciarle las caderas, succionarle los pezones, probarle los labios, ni contemplarle el rostro, la penetraba como si la vida se me fuera en ella, saboreando cada segundo de esos momentos.  Entonces llegó el climax.  El sudor fue más pegajoso.Los rostros más descompuestos.Los movimientos más intensos.La confianza más inquebrantable.  Sentí que su corazón estaba a punto de salírsele del cuerpo. Cuando yo estaba a punto de rendirme, ella echó su cabeza hacia atrás y su boca expulsó un ligero gruñido de ahogo. Yo entendí el mensaje, así que no desistí.Me moví hacia el frente, de forma circular y hacia abajo. Ella depositó sus uñas en mi espalda.Yo abracé su cintura y seguí con mi impulso.Entonces, ella dejó escapar un placentero sollozo, rasguñó mi espalda, y mi pene se cubrió de un viscoso fluido.Sus poros se erizaron y su cuerpo se arropó de una paz relajante.Cerró sus ojos y descansó su rostro en mi hombro derecho.Me sentí el rey del mundo.  “Entonces es mi turno”, pensé.  Sin embargo, cuando había decidido liberarme, cuando estaba seguro de tocar definitivamente el cielo, miré el reloj, levanté la vista y todo se esfumó.Ya era viernes por la tarde, hora de regresar a casa y su lugar seguía vacío. Ella tampoco iría a la biblioteca ese día.La semana se me fue sin verla.Guardé mis cosas y salí.  No, no sucedió.Pero me encantaría que sucediera… si no fuera por la promesa de fidelidad que le hice a mi esposa hace cinco años.  espejoblog@gmail.com



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Elevame con tus Alas

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mmmmmm, elevame con tus alas...

ME ELEVAS.
Llegaba  el verano, y una cálida brisa entraba sigilosa  por mi ventana abierta de par en par acariciando mi cuerpo desnudo y poblado por infinidad de pequeñas gotas producto del calor aplastante de aquella noche.Entregada al dulce placer del olvido de un día corriente, cada poro de mi piel me susurraba a gritos que el día no había tocado a su fin. Que la dulce noche en la que me adentraba, aguardaba intensas sensaciones desconocidas por mí hasta el momento. Supe de una manera sutil que era el momento de emprender un mágico viaje, la cálida brisa se tornó más y más insistente recorriendo mi cuerpo como si de unas hábiles manos se tratara. Mi perceptiva piel se erizaba al compás de esa brisa desconocida, vibrante, al tiempo que alarmante ante tal sensación de realidad.Mis ojos, hasta entonces cerrados acompañando a la oscuridad que me envolvía, se abrieron para encontrarte allí; mirada hipnótica, penetrante, capaz de mostrarme un mundo ajeno a lo vivido hasta entonces. Fue entonces cuando supe que Dios se equivocó al crear el hombre tan solo de un puñado de barro. Ante mis ojos TÚ,  hombre con olor a tierra,  ardiente como el fuego, con la suavidad de la brisa que acariciaba mi cuerpo, y tan intenso como las gotas de sudor insolentes, que recorrían cada recoveco de mi cuerpo. Explosión de elementos, capaces de elevarme, envuelta en tus poderosas alas color azabache firmes como el acero, que me transportan sin importarme ni el espacio ni el tiempo, a ese lugar creado por y para nosotros.

Con la suavidad de la espuma que pronto abrazará nuestros cuerpos, haces descender mi cuerpo hasta la blanca arena, que atrapa traviesa cada milímetro de mi piel, dejándola sin respiración, tan solo mi aliento te rodea y te atrae hacia mí.
Manos morenas, poderosas, viriles y ágiles que bajan  lentamente desde mi cuello  hasta mi vientre mientras nuestras lenguas se encuentran, se buscan, se enlazan, se atropellan al querer beber de nuestras bocas; entran, salen, vuelven a encontrarse, mientras juego con tu pelo y mordisqueo tus labios ávida de deseo.Entre tu cuerpo y el mío, tan solo revolotean gemidos entrecortados, anticipo de una música cargada de suspiros, almas que salen y  chocan contra las rocas que nos rodean, para regresarlas al mar que nos acoge y nos mece cómplice de nuestros instintos.

Embriagada por un olor distinto, me aferro a tu cuerpo. Nalgas firmes, color canela, que presiono con el empeine de mis pies para acercarme más y más a ti. Sientes mis pezones contra tu pecho, duros, salados, deseosos de tu boca dulce y carnosa. En ellos te detienes, los haces tuyos mordisqueándolos despacito.
Siento tu sexo, vertical perfecta, palpitante contra el mío. Una oleada  de calor me invade y arqueo mi cuerpo invitándote a entrar en él. Notas como mi urgencia de ser penetrada aumenta, te lo hago saber mordisqueando tu oreja izquierda, susurrándote una vez más que te deseo, que me entrego  a ti en ese mismo momento.  Me tomas de la cintura y me atraes hacia ti con un suave, pero firme movimiento. Tu verga gigante, loca, atraviesa mi sexo mojado, abierto, ansioso. Mi clítoris salta y un largo gemido sale por mi boca para ser ahogado por la tuya.Movimientos cadenciosos, hacen crecer y crecer más a tu pene que entra, sale, me posee  hasta llenarme por completo. Me separas de ti y me vuelves a atraer una y otra vez haciéndome estallar en un orgasmo interminable, que me hace perder el sentido hasta que mediante una caricia que recorre mi espalda y tu boca sobre la mía  me devuelves   la vida. Abro mi boca, invadida por tu aliento y recorro tu cuerpo intentando aprenderme cada centímetro de tu piel mojada. Llego a tu sexo lubricado por mi vagina, abro mis labios y lo lamo. Lo recorro con mi lengua bien mojada, bajo hasta tus testículos y los absorbo, los expulso y vuelvo a lamer tu sexo caliente y duro. Dejo que entre en mi boca, que se acomode. Me afano en sorber y gozar de tu pene que ya es mío. Te miro a los ojos, sonrió traviesa y te dejas hacer entre gemidos de placer que suben de tono y nos hace olvidar los susurros del mar que nos rodea. Siento tu pene a punto de estallar en mi boca, me vuelvo loca queriendo saborear hasta el último resquicio de ese sabor salado, adictivo que empieza a inundar mi boca. Quiero beberte y mis labios rodean  por completo tu sexo, incontrolable y lleno de vida.

Me levantas, invadido por el frenesí y colocas sobre una árida roca. Rozas mi sexo pidiendo permiso para entrar, me atraes hacia ti y solo entras y entras. Grito llenando nuestra playa de sonidos salvajes, haciéndome caer una y otra vez en dulces orgasmos mientras tu cambias el ritmo y entras, sales, me llenas embravecido hasta caer sobre mi exhausto inundando todo mi interior.
Cuerpos pegados, desnudos, mojados, fundidos en un abrazo que se prolonga hasta el amanecer.Mi cuerpo  completamente relajado, extenuado, invadido por una aparente calma, despertó con la brisa que entraba por mi ventana. Abrí los ojos, y encontré a la luna llena, celosa, lanzándome un guiño y convirtiéndose así en parte  de todo lo vivido. Decido esperar de nuevo la noche, cobijada bajo mi suave mantita. Todo huele a madera mojada, a salitre y arena limpia. Todo huele a ti. Me aferro a tu promesa de que volverás una noche más, volverás a elevarme con tu aliento sin permitirme regresar.


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El guardaespaldas de Emma

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Hace 3 años que trabajo en el terreno de la seguridad privada. A penas concluí la secundaria me enrolé en la Marina Real, pero me dieron de baja (por motivos que no viene al caso detallar). Después ingresé en una empresa de seguridad, y terminé por mi cuenta como guardaespaldas. Nunca me faltó trabajo. Un buen porte (mido casi 7 pies), antecedentes militares y un aspecto temible son cartas seguras a la hora de las contrataciones. Sin embargo durante los 2 primeros años no me sentí a gusto. Siempre debía andar cuidándoles el culo a millonarios paranoicos, políticos corruptos o mafiosos. 

Todo cambió cuando ingresé al mundo del espectáculo, es decir, cuando fui contratado por los Estudios Warner (en su sede londinense). Allí le tomé gusto a mi profesión. Lujo, alfombras rojas, celebridades, mujeres hermosas, fiestas, todo eso me encanta; tanto como darle una buena patada en los huevos a un fan que se acerca demasiado o romperle la cámara en la cabeza a un paparazzi. Nunca pensé, sin embargo, que mi trabajo me iba a dar otro tipo de satisfacciones mucho más envidiables. Estoy hablando de sexo. Entendí rápidamente que podía aprovecharme fácilmente de mi cercanía con las estrellas, más aún al comprobar que muchas están realmente trastornadas y son extremadamente vulnerables. Este relato es sobre mi “aventura” con una chica famosa, más precisamente con Emma Watson, la Hermione de las películas de Harry Potter.

Después de trabajar por unos meses en los estudios se corrió la voz de que Emma estaba siendo acosada por un fan, mejor dicho, por una “anti-fan”. Hacía más de un año había pasado algo parecido, y los tabloides se habían encargado de ventilar la cuestión, pero era una tontera. El tipo era completamente inofensivo. Esta vez era diferente, había amenazas de muerte de por medio, y no querían que el asunto trascendiera. Fue el padre de Emma, un viejo pelado, el que me llamó para que protegiera a su hija. Yo acepté inmediatamente. Una vez que estuve a cargo de la seguridad pude corroborar que la amenaza parecía ser seria. La supuesta “anti-fan” había enviado un par de videos inquietantes que demostraban un amplio conocimiento sobre la vida de Emma: su domicilio, sus movimientos, sus amistades. Las amenazas estaban cargadas de un odio irracional contra la actriz, y parecían estar hechas por una persona muy determinada a hacerle daño. Mi trabajo iba a ser full time: acompañar a Emma en todas sus salidas, y además debía mudarme a su departamento de Oxfordshire (donde vive con su madre y su hermano), para brindarle protección en todo momento. Nunca olvidaré el momento en que me la presentaron. Yo ya la había visto en algunas premieres, pero al contemplarla de cerca quedé impactado por su fresca belleza adolescente, y sentí unas ganas terribles de besarle los labios, de acariciarle las nalgas, en fin…Ella, sin embargo, me trataba con una frialdad exasperante. Parecía temerme más que a su acosadora, y sólo me dirigía la palabra cuando era necesario.

En sus apariciones públicas Emma tiene una eterna sonrisa dibujada en el rostro y es muy extrovertida, pero en su vida diaria digamos que no derrocha simpatía, y riñe constantemente. Por eso mismo la deseaba cada vez más, me gusta ese tipo de chicas.La acompañé a un sinnúmero de lugares. Yo conducía el auto y ella se sentaba mi lado sin dirigirme la mirada, muda. Al principio quería sentarse atrás, pero le dije que no era conveniente por motivos de seguridad, ya que en caso de que fuera atacada me iba a costar mucho más protegerla. Aceptó a regañadientes. Las cartas y videos seguían llegando. No había forma de saber quién las enviaba. Me puse a estudiar los clips, y me di cuenta de que las tomas eran realizadas con teleobjetivo óptico siempre desde aproximadamente los mismos sitios. Decidí empezar a registrar los alrededores de los lugares donde Emma había sido filmada. Uno de ellos era la entrada del colegio.Los hechos se sucedieron rápidamente. Al día siguiente la acompañé justamente al colegio, el Headington School (una escuela cara, sólo de chicas), e increíblemente, descubrí a la acosadora. Mientras Emma descendía del auto alcancé a ver algo brillante entre unos arbustos. La joven actriz emprendió camino hacia el antiguo edificio central y yo me quedé esperando dentro del coche, con la vista enfocada en el lugar de donde provino el brillo. Después de unos minutos algo se movió y me acerqué sigilosamente. Efectivamente, detrás de la vegetación había una chica, una morocha de pelo corto bastante apetecible, que portaba una cámara digital con teleobjetivo. Se la arranqué de las manos y la sujeté de los cabellos a la altura de la nuca. La chica, de unos 17-18 años estaba muy asustada. Le di un par de bofetadas y retrocedí la cinta. Me di cuenta al instante de que era la acosadora, ya que las imágenes previas tenían el mismo estilo de enfoque que las que había recibido Emma por correo. No era prueba suficiente, pero a mí me alcanzaba. La obligué a confesar apuntándole a la sien con mi pistola y lo hizo sin titubear. Dijo que en verdad ella no era una anti-fan ni nada parecido, sino que había conocido a Emma en una fiesta de Chanel hacía dos meses, y habían mantenido una relación lésbica. 

Me aclaró que Emma es bisexual. Después tuvieron otro encuentro amoroso en el propio departamento de la actriz. Laura (así se llamaba la acosadora), creyó que podía ser el comienzo de una relación “seria”, pero Emma no pensaba igual y decidió ignorarla (no quería comprometer su relación con su “novio” Jay, que de todas formas terminó poco después). Al día siguiente del encuentro en el departamento, Emma no contestó ningún llamado suyo. Laura se quedó con bronca y decidió vengarse de alguna forma. Pensó en chantajearla, pero no tenía ninguna prueba de las relaciones lésbicas, así que optó por asustarla. Dijo que no quería que Emma pensase que podía deshacerse de ella fácilmente.Le propuse un trato. Yo no quería quedarme sin el trabajo, no mientras no lograra culiarme a Emma. Le dije que no la denunciaría si ella me hacía ciertos favores. Laura creyó imaginar qué clase de favores le estaba pidiendo, y comenzó a desprenderse la camisa. Le aclaré que no era eso lo que pretendía, sino que siguiera mandando videos y cartas mientras me ayudaba a chantajear a Emma. Aceptó. Lo pensé mejor: “Y la verdad que una mamadita me vendría bastante bien” le dije mientras me desabrochaba el pantalón. La chica comenzó a chupármela deliciosamente. Aproveché el tiempo para detallarle lo que debía hacer. Ella asentía con los ojos. Cuando estaba cerca de llegar al coito tomé su cabeza por detrás y la penetré hasta la garganta. Casi la ahogo con mi leche.

Laura se fue con los ojos llorosos, tosiendo y escupiendo. Se lo merecía por zorra.Con la acosadora de mi lado, me dediqué exclusivamente a espiar a Emma. La pendeja maldita cada vez me trataba peor, más aún cuando llegaba una nueva amenaza. Ella me odiaba en parte porque creía que sus padres habían contratado un guardaespaldas no para protegerla, sino para vigilarla. Faltaba muy poco para que cumpliera los 18 años y yo estaba seguro que después de esa fecha sería despedido. Ya lo había escuchado de su boca en varias peleas con su madre. Además creo que también sabía perfectamente quién la estaba amenazando y por qué, pero no podía contarlo. Debía apurarme. El plan se puso en marcha. Laura le mandó un mensaje a Emma por celular que decía: “Voy a contar lo nuestro. Tengo fotos. 100.000 libras a cambio de silencio”Emma la llamó inmediatamente, sin saber que la conversación estaba siendo grabada desde el teléfono de Laura. -Hola? Laura? Te has vuelto loca?-No te vas a deshacer de mí tan fácilmente, voy a hablar. El lunes posterior a tu cumpleaños quiero que deposites 100.000 libras en la cuenta R- FD-45032-788 del Citybank, o todo el mundo sabrá que eres lesbiana y puta.-No soy lesbiana, estúpida. Además… no tienes ninguna prueba. Eres una mentirosa. Es tu palabra contra la mía. No se por qué piensas que alguien va a creer tu historia.-Tengo fotos.-Mentira!! Es imposible!!-Bueno, está bien, tu ganas, no tengo ninguna foto, pero lo que sí tengo es la grabación de esta charla. Es suficiente. Adiós Emma. La actriz se puso pálida. Debía ir al estudio a filmar y dijo sentirse descompuesta. Seguramente se estaba regañando a sí misma por haber caído en un truco tan viejo y estúpido. Se encerró en su cuarto nuevamente. Por suerte tomé la precaución de colocar un micrófono allí (casi me descubren al instalarlo, mientras Emma se bañaba).

Lo primero que hizo fue llamar a una de sus amigas, Amy Vaver (una morocha de ojos verdes muy bonita). Llorando le contó lo que le había pasado: “-…es una zorra, cómo pude ser tan tonta. Ahora me tiene agarrada del cuello. No se va a conformar con ese dinero, me va a pedir más. Me odia. No se cómo voy a hacer para explicarle a mi papi esa transferencia.”“-No se que decirte. Si no le pagas puede que tu carrera se ve a afectada, pero ella va a quedar muy mal.”“-¿Me estás jodiendo? Me van a dar una patada en el culo. Me van a echar. Voy a perderlo todo. Qué me importa cómo quede ella. Tengo miedo.”“-No se, quizá si le pagas no te vuelva a molestar. No creo que se arriesgue a tanto. Es demasiado dinero. Deberías regatearle un poco.”“-Puede ser, pero esto no me gusta, estoy jodida, soy la persona mas tonta del mundo. A partir de ahora no confiaré en nadie más.”Había llegado la hora de darle a Emma la estocada final. No quería contarle todo en seco, así que comencé a demostrar mi lujuria en forma ostensible. Esa noche iba a asistir a un evento de moda y no había terminado de arreglarse. Golpeé la puerta de su cuarto. -¡Ya voy, ya voy!, gritó desde dentro.Al salir estaba hermosa, aunque demasiado pintarrajeada. Llevaba un vestido corto negro que dejaba su bella espalda descubierta, acompañado de medias también negras y zapatos plateados que hacían juego con su chaqueta y cartera. Mientras la acompañaba al auto le acaricié la cintura y le dije: “tienes un culo hermoso”.Me miró como si le acabara de dar una puñalada. -Imbécil, no voy a tolerar otro comentario como ese. Le voy a avisar a mis padres.-Está bien Emma, no más comentarios sobre tu lindo culito, le dije, y acto seguido le metí la mano debajo de la falda agarrándole una nalga con fuerza. Intentó darme una bofetada, pero la detuve. -¿Qué mierda te pasa? Yo no voy a ir contigo a ninguna parte. Voy a llamar a la policía. Extrajo su celular y comenzó a mercar, pero se lo quité. Me escupió, miró desesperada a su alrededor y se preparó para gritar, pero en ese momento apareció Laura. Se quedó muda. -Entremos al auto, que debemos solucionar algunos negocios, dije cínicamente.Laura se puso a contar sobre el acuerdo al que habíamos llegado. Emma la escuchaba con cara de estar muriéndose. “-Deberías ver el lado positivo del asunto. No vas a tener que desembolsar tanto dinero. Yo solo quiero 5.000 como indemnización por todo lo que me has hecho pasar. Es lo que vale uno de tus malditos vestidos. Pero ya sabes, deberás hacerle algunos favorcillos a mi amigo aquí presente” (le guiñé un ojo con una sonriendo repugnantemente).  -Eres la peor basura que existe sobre la tierra, una rata, pedazo de mierda, no te vas a salir con la tuya. -Si lo voy a hacer, y tú harás lo que yo diga. Tendremos sexo la noche misma de tu cumpleaños, es decir, pasado mañana. Quiero que tomes una pastilla anticonceptiva, porque no voy a usar condón. Ha, y más vale que vengas bien vestidita, y con ropa interior transparente, me fascina. Al día siguiente yo renunciaré, olvidaremos todo, y seremos felices ¿No?Emma bajó del auto hecha una furia, pero a penas se encontró con los flashes desplegó una enorme sonrisa y siguió como si nada. Yo la acompañé durante el festejo. Se puso a beber champagne, varias copas. Al volver estaba destruida. Detuve el auto y la besé furiosamente en los labios, hedía a alcohol. Ella se dejó llevar, ya estaba entregada. Antes de despedirla le dije al oído que la noche del cumpleaños la quería sobria. Finalmente llegó el momento tan esperado. 

Estaba hermosísima, nuevamente de negro. Lamentablemente no pude impedir que unos paparazzis la fotografiaran al bajar del auto. La estúpida no cerró las piernas y los tipos son verdaderamente expertos en el arte de fotografiar por debajo de las faldas. Para colmo llevaba la bombachita transparente que le había pedido. Las fotos de su concha peluda se difundieron rápidamente por Internet. La mayoría de los artículos comenzaban con el juego de palabras boludo de “Hairy Potter”. De todas formas el pequeño escándalo me hizo sentir orgulloso, porque todos los imbéciles debían contentarse con mirar, en cambio yo fui el que le rellenó el agujero.Al terminar la fiesta fuimos a la casa de Amy (la había ofrecido de mala gana al enterarse del oscuro pacto que su amiga debía cumplir). Esa noche la casa iba a estar vacía, exceptuando a la propia Amy, que acompañaría a Emma en su desgracia.A penas llegamos la acaricié rudamente y le comí la boca. Ella no quería mostrar ningún signo de excitación, sentía que la estaba violando, y en parte era así, pero bueh…Me desnudé rápidamente, tenía la pija parada a full. Me senté en la cama y le exigí que me la lamiera. Comenzó a hacerlo tímidamente, con cara de asco. Le acaricié sus rubios cabellos, brillantes, suaves.  -Chúpamela bien, puta, vamos, no te hagas la inocente, que lo has hecho muchas veces.Siguió sin entusiasmo hasta que le di un sopapo y reaccionó. El resto de la mamada fue excelente. Su lengüita recorría mi verga con deleite, la introducía en su boca, succionaba, salía, entraba y volvía a salir toda cubierta de baba, formando hilos que unían el tronco de mi pija con sus delicados labios.De todas formas yo no tengo mucha paciencia para estas cosas, así que la agarré de la cabeza y le di como un taladro, hasta el nacimiento de la lengua. Terminé ahí nomás. Un verdader río de leche inundó su boca y quiso escupir, pero le advertí levantándole la cabeza desde el mentón: Trágatela toda. Lo hizo, y después vomitó sobre la cama.-Eres una cochina, mira lo que has hecho, PAF! Otro sopapo en la mejilla. Le quedó colorada, y se puso a llorar.Tardé poco en excitarme de nuevo. Todavía ella estaba completamente vestida, no se había sacado ni la chaqueta. Me esperaba de pié al lado de la cama, con una sonrisa extraña, casi enfermiza. Pensé que se había vuelto loca, pero era algo peor. Me acerqué y ZAZ, me largó una puñalada al estómago. No se de dónde mierda había sacado el cuchillo, (uno grande, de cocina). Por suerte alcancé a contraer la panza, y solo me provocó una herida superficial. Intentó achurarme de nuevo, pero le quité el cuchillo con facilidad y lo usé para destrozarle el vestido. En pocos segundos quedó en bombacha y corpiño, con algunos cortecitos a la altura del ombligo y en las piernas.-Ahora vas a ver, puta traicionera!La tomé del cuello y le arranqué el corpiño. Sumergí mi nariz entre sus tetas, pequeñas pero bien formadas, con pezones oscuros. A pesar de que parecía estar sufriendo como loca, los tenía duros, al igual que el clítoris, que apreté fuerte con las yemas de mis dedos. Chilló como un cerdo. Seguí disfrutando de sus tetas, que desprendían un olor especial, muy excitante. Por fin parecía que ella la estaba pasando bien. Se le escapó un leve gemido de placer cuando le metí la lengua en la concha, bien olorosa y bastante peludita. El fluido vaginal comenzó a aparecer en forma muy abundante y la penetré. Fue algo extremadamente placentero, su carita rebosaba de gozo, ya no reprimía los gemidos. Incluso comenzó a dar unos grititos agudos que me pusieron la piel de gallina. En eso escuché pasos detrás. Me di vuelta y era Amy, completamente desnuda. Parece que se había mandado unas cuantas líneas de cocaína y se había excitado. 

Emma la miró extrañada, pero siguió disfrutando.Sentí los duros pezones de la hermosa amiguita de Emma en mi espalda, y me acarició con sus suaves y finas manos. Seguí dándole, cada vez más duro. Los gemidos de Emma crecían en intensidad, estaba agitadísima, transpiraba. Cuando llegamos al climax me salió un aluvión de esperma que rebalsó su vagina y me alcanzó también para salpicar a Amy al darme vuelta. Un chorro blancuzco cayó sobre su ombligo. La hermosa morocha untó sus manos en el viscoso licor y se las llevó a la boca.La hermosura de las hembras que tenía rendidas a mis pies hizo que la excitación me volviera muy rápido. Amy desprendía sexo por todos sus poros y se tumbó sobre el lecho con las piernas bien abiertas. Me lancé sobre ella como una fiera y la cama empezó a chirriar tanto que parecía a punto de destartalarse. Mis manos sujetaban las nalgas de Amy al tiempo que mi verga se deshacía de placer dentro de su apretada conchita. Después me puse boca arriba y montó con unos movimientos dignos de una contorsionista electrocutada. Se calmó un poco cuando uno de mis dedos se introdujo en su ano, y luego de un delicioso “AHHH!” se mojó tanto que algunas gotas llegaron hasta el suelo. A todo esto Emma volvió a la carga aplastando mi boca son su concha y me puse a lamérsela con desesperación. Los tres terminamos casi al mismo tiempo en medio de un coro de gritos y aullidos, y una nueva profusión de fluidos. Emma casi me ahoga.Estábamos exhaustos. Nos tomamos un tiempo para descansar. Amy trajo varias líneas de coca preparadas sobre un espejo, y una botella de vodka. Los tres nos pusimos al palo. Aparentemente Emma no tenía mucha experiencia con la cocaína, todavía no estaba a la altura de una Lindsay Lohan o una Brithney Spears (tampoco con respecto a la fama y el dinero). Una sola línea bastó para quedar durísima, y al minuto volvió a la cama de nuevo, completamente sacada. -Vamos chicos, (dijo en un tono enfermizo), que esta noche quiero perder mi virginidad anal.Amy la miró sorprendida. -.¿Pero no me habías dicho que con Tom?...-Mentí, nunca lo he querido hacer, porque me parece que me va a doler. Pero esta noche es especial, ya no tengo nada que perder. Esas palabras funcionaron como un trampolín para mi líbido. No podía perderme algo tan hermoso como el desvirgar ese culo.-Vamos! Dijo Emma al tiempo que se ponía en cuatro apuntando el culo hacia mí. Nuevamente hecho una fiera, me le acerqué por detrás le di un beso húmedo entre sus nalgas, las separé suavemente con mis dedos y escupí varias veces para lubricarlo bien.   La verdad que lo tenía muy estrecho, y al principio me costó. Lo intenté una primera vez, pero me dijo que parara, que le estaba doliendo mucho. A la segunda, con más lubricación logré meter el glande, pero gritó de nuevo. Entonces le di un beso en la boca, acaricié todo su cuerpo, y le dije: te va a doler pero debes hacerlo, y la penetré bruscamente. Dio un grito fuertísimo, súper agudo, pero yo seguí hasta meterla entera y le di bien fuerte. Chilló, lagrimeó, me insultó, pero al poco tiempo le tomó el gusto a la cuestión, y terminó pidiéndome que le diera más fuerte, y más. Mi excitación fue extrema, era como estar en el paraíso. Desflorar a Emma fue uno de los placeres más grandes de mi vida, incluso me gustó mucho el hecho de que la hice sangrar un poco, pero terminó agradeciéndome envuelta en lágrimas, vaya a saber uno porqué. Amy a todo esto se había quedado dormida, pero la desperté y me la culié también.En fin, fue una hermosa noche. Yo renuncié al otro día y es probable que nunca más vuelva a ver a Emma, pero es seguro que no la voy a olvidar, y pos supuesto, ella tampoco me va a olvidar. Aunque sólo sea por la manera en que la hice sufrir, y por cómo le dejé el culo. Mi conclusión es que la chica es un poco masoquista, y la conclusión que habrán sacado los pocos que hayan leído este largo y aburrido relato es que su autor es un sádico pervertido de mierda, que tiene fijación con las adolescentes. Y no estarán equivocados.

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A la hora de Dormir

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Son las 12 de la noche, estoy cansado y tengo ganas de ir a dormir, pero mi cabecita empieza a funcionar mientras me desnudo, mientras me lavo los dientes mi mente se apodera de mi líbido, comienzo agitarla, a removerla, mi sexo hace un conato de despartar, los huevos me cuelgan, están calientes, mi polla se despereza, se hincha un poco, una ligera sensación de placer me invade, esta sensación me gusta, me hace sentir vivo. 

Termino de lavarme los dientes y me voy a la cama, preveo unos minutos de placer solitario, me quedo desnudo.
La cama está fría, mi cuerpo caliente, mi cabeza con ganas de arder y mi polla empiza a ponerse morcillona. Me tapo para que todo mi cuerpo entre en calor, me cojo los huevos y los levanto hacia arriba, es una sensación muy placentera, me da gustito.Después de sobarme un rato los huevos y la polla, mis manos se trasladan al pecho, me acaricio las tetas, los pezones se me erizan, se ponen tiesos, y mi mente empieza a centrarse en la búsqueda de imágenes y situaciones eróticas, apareces de pronto chupándome la polla, tragándotela entera, la siento en tu garganta, el calor y humedad de tu boca hace que me crezca de golpe, me excita esa sensación, instintivamente aparto de mi mente la escena, quiero calentarme despacio entrar en materia poco a poco, disfrutando de cada imagen lentamente.

Vuelves a mi mente, esta vez en otro ambiente, estamos en la playa, tal vez Gomera, Hierro, La Palma, quién sabe, ... y qué importa, .... nos alejamos de la toalla ... nos acercamos a una zona con arboleda, con la intención de mear al resguardo, aunque no sé de qué porque la playa está casi desierta. De pronto, tras haber vaciado nuestra vejigas, oímos un ruido y nos acercamos sigilosamente a ver de qué se trata ... ¡et voilá! una parejita, sobre una manta, en medio de la espesura, se está dando una chupada mutua, un maravilloso 69, los dos están de muy buen ver, y están tan concentrados en su tarea que no se dan cuenta de nuesta presencia. Están sudando, saboreándose sus sexos; ella está sobre él, metiéndose el pollón en su boca y disfrutándolo, a tenor de su clara de placer.... su saliva mezclada con su líquido seminal chorrean por el tronco y resbalan por los huevos, de vez en cuando da un respingo, como señal de que a su vez también disfruta de la lengua de su pareja que se introduce en su coñito, que moviédose a derecha e izquierda le hace ver las estrellas. Él tiene toda su cara entre las piernas de ella, restregándose con su caldito, oliendo sus aromas y con las manos estrujándole su precioso culo.
Esto es un privilegio, un espectáculo porno en directo, en primera línea, algo soñado... tiras de mi mano y nos acercamos, estamos a tan solo 2 m. de ellos, sentimos sus jadeos, olemos sus efluvios ... esto es alucinante, mi polla está por reventar, te meto la mano entre tus piernas y chapotea en tu vagina, estás tan excitada como yo, nos miramos, tenemos las mejllas coloradas, estamos ardiendo, ... ¿qué hacemos? ... nos decimos con la mirada. la excitación de los cuatro se palpa en el ambiente, ellos disfrutando de sus cuerpos, nosotros disfrutando del morbo de la situación... mil pensamientos pasan por nuestra mentes, ... ¿nos unimos a la fiesta? ... ¿se molestarán? ... ¿nos volvemos a nuestras toallas a comernos vivos? ... excitante. Pero... ¡sorpresa! mientras nosotros lo pensamos, hay quien toma la iniciativa, otro voyeur, en igual situación a la nuestra, estaba también recreando sus pupilas ... y su polla, nos toma la delantera y sigilosamente se pone frente a la pareja, acerca su cara a la de ella y con un gesto le pide compartir aquélla polla tiesa y lubricada, ella tras un momento de titubeo se la aproxima a la boca, el voyeur sin pensarlo dos veces la engulle, mientras ella se dedica entonces a chupar los huevos.

El chico, al sentir dos lenguas que se reparten su sexo se sobresalta, pero el placer no le deja reaccionar, se abandona a su éxtasis y pronto los espasmos lo atrapan, su semen sale disparado, ninguno de sus mamadores es capaz de atrapar esa polla desbocada, y en su defecto unen sus bocas chupando el semen esparcido por sus caras. La chica está fuera de sí de excitación, y al ver la polla semiflácida ya de su pareja y ver lo tiesa de la del voyeur, se da la vuelta y le ofrece sus dos orificos, a cual más mojado de los dos, para que elija, éste no lo duda, se ensaliva los dedos, se los introduce en el culo y a continuación le ensarta la cabeza. Ella cierra los ojos y disfruta del momento, su pareja no quiere quedar afuera, se da la vuelta y boca arriba se coloca debajo de ella metiéndole la lengua en su coñito, y con la visión de la polla del voyeur entrando y saliendo del culito de su novia, y los huevos golpeando contra las nalgas.
La chica, que estaba ya excitadísima, no puede más y estalla en un orgasmo delicioso en la boca de su novio.... sus movientos hacen que el voyeur se una a la fiesta y deposite todo su semen en el interior de aquél culito, ... de pronto ... se oye un ruido, hemos pisado una rama, y el trío, que nos a dado el espectáculo de nuestra vida, se percata de nuestra presencia y nos hace unas señas para que nos acerquemos ... nos dan un susto que casi se nos para el corazón ... corremos en dirección contraria, hacia nuestras toallas, y de camino, ...... ¡me cago en la puta! ... me despierto, ... era un sueño.

Y ahora yo aquí, con la polla tiesa, a punto de explotar, tu no estás.... bueno .... excitado estoy de aúpa, ... así que ... te vuelvo a traer a mi mente, tragándote mi polla entera, caliente, húmeda, y ... ahhhhhhhhhhhhh, Amooooooooor, ¡qué gusto me dás!, trágatela, trágatela toda, ahhhhhhhhhh, qué bueno mi Amor.
Tengo todo el cuerpo cubierto de semen, ¿quieres un poquito? ... pero qué gustito... ahora sí que me voy a dormir bien. ....  
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Mi Humedo Coño

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Soy una chica de 21 años, rubia, de ojos azules, y de preciosos labios rojos. Mis tetas son grandes y manejables, con unos grandes pezones rosados que apuntan hacia arriba, tengo un gran culo redondo al que le siguen unas largas piernas. Mi coño es muy húmedo, y normalmente lo llevo rasurado. Mis medidas son:88-59-87 altura:1,77m.

Desde que vivo sola soy más libre, me paseo desnuda por la casa, follo cuando quiero, me masturbo, veo pelis porno. Me gusta ponerme faldas cortísimas, grandes escotes, ropa interior sexy... e insinuar a los hombres. No tengo prejuicios, me gustan tanto los penes grandes o pequeños, gordos o delgados, rectos o torcidos, los hombres jóvenes o mayores, y las mujeres. Me encanta chupar pollas y tragarme el semen o restregármelo por las tetas, y también que me den por el culo y por el coño a la vez. A veces me excito solo con la goma de las bragas, y empiezo a mojarlas cuando se introducen por mi rajita mientras me toco el cuerpo suavemente con mis manos.

Aquel día me encontraba en mi casa, sola, desnuda sobre mi cama, solo llevaba unas braguitas blancas. De repente tu me llamaste, querías quedar para ir a tomar algo, yo me excitaba de oir tu voz, y me movía lentamente entre las sabanas, seguías hablando y mis bragas estaban cada vez más húmedas, casi transparentes. Deslizaba mis manos sobre mi cuerpo, sí!!, Sí!! Sigue!!, pensaba mientras mi mano derecha acariciaba mi clítoris por debajo de las braguitas.

Puse el teléfono sobre mis pechos, mientras tu seguías hablando de algo que te había ocurrido ayer, y me imaginaba la fresa de tu pene introducirse lenta y suavemente como un susurro entre mi vagina, mis dedos hurgaban entre mis labios inferiores y llegue al orgasmo, gracias a ti, a tu sensual voz. Quedamos a las ocho en el bar de la esquina.

Después de ducharme, me empece a vestir, me puse medias de rejilla, ligueros, y bragas negras, y no me puse sujetador. Escogí una falda muy corta negra, y unas sandalias de tacón alto negras también, y me puse una blusa blanca ligeramente transparente, tenia la impresión de que aquella noche iba a ser inolvidable.

Llegue al bar cinco minutos tarde, tu ya estabas allí, avance hacia la mesa donde estabas sentado, despacio, suavemente, contoneando las caderas, tu cara lo decía todo, y la mía también, notaba que algo se movía debajo de tu pantalón, algo grande. Tu y yo habíamos salido dos o tres veces, y habíamos hablado por teléfono mucho, pero aun no habíamos follado, e intuía que no faltaba mucho para ello.

Me senté delante de ti, y tu notaste mi perfume, te di un beso de amigo con mis carnosos labios rojos y empezamos a hablar de cosas intrascendentes. Abrí el bolso y al sacar el paquete de cigarrillos sé cayo encima de la mesa el mechero y un consolador, quedaste con cara de asombro, pero yo deprisa lo volví a meter. Empece a fumar como lo hacen las putas y tu cara cada vez me excitaba mas, me quite el zapato y con el pie busque tu paquete, empece a tocártelo, tu verga se movía dentro, era cada vez mas dura, y tu cara, era de satisfacción. Me incline para susurrarte al oído, mientras tu mirabas mi escote, mi gran busto, mis redondas pechugas, acerque mi boca a tu boca y mi lengua se mezclo con la tuya de forma magistral. Nos levantamos para ir a tu casa, tu disimulabas tu paquete como podías.

Al llegar al edificio empezamos a meternos mano suavemente en el ascensor, cuando llegamos al piso, yo estaba supercachonda, mi cuerpo ardía. Me senté en la cama, desabroche dos botones de mi blusa y abrí mis piernas como una zorra, te acercaste a mí, me levantaste y me llevaste contra la pared, allí acariciaste mi culo con las dos manos, después tocaste mis muslos, yo te desabroche la camisa y te tocaba el pecho, te besaba, te chupaba tus pezones. Sin que lo esperaras me di la vuelta y con mi culo, te rozaba el paquete, cada vez con mas fuerza, de repente me agarraste de los senos, con una fuerza que me ponía cachonda, y me llevaste a la cama. Estabas encima de mí y te empece a desabrochar el pantalón, te lo quitaste, y tu me desabrochaste completamente la camisa mientras me chupabas los pezones, me quite mi pequeña falda y te pase la pierna por tus calzoncillos, notando tus huevos. Te baje el calzoncillo y tu polla, tu gran polla, se empalmo de golpe y me dio un escalofrío, era grande gorda, con un glande rosado, húmedo y terso.

Te agarre el falo con la mano, suavemente, acaricie tus cojones y toque una y otra vez el pellejo del glande, después me acerque tu pene y le di un par de lametazos, lo chupe, te chupe los huevos también, y con la lengua en punta te acaricie con mucha saliva el capullo de tu polla, tu cara decía, es la mejor mamada que me han hecho. Yo chupaba y chupaba tu polla, retirando a cada mamada el prepucio de tu fresa, luego te saque la polla de mi boca y eyaculaste en mi cara, a mí me gustaba y relamía la leche que había por mi cara tragándomela. Te tiraste encima de mí y tocabas mis tetas con fuerza, mordisqueando mis pezones y chupándomelos, mientras me metías dos dedos en la vagina entre las bragas, mi coño estaba húmedo, estaba ardiendo y pidiendo sexo a gritos, me quitaste las bragas y el ligero lentamente, tenias la verga totalmente empinada y de vez en cuando rozaba mi piel, ahora estaba solo con las medias puestas y con las piernas abiertas.

Con tu lengua acariciaste mi concha, me chupabas, me absorbías y me introducías la lengua en la rajita, yo mientras, con una mano me estrujaba las mamas y con otra me acariciaba el clítoris, sí!!, aah!! ah!. Te agarre el pene y me penetraste, acariciando con el glande mi raja, yo notaba la dureza de tu polla introducirse en mi vagina, tu falo era una estaca que me hacia tocar el cielo, jadeaba, jadeaba con fuerza, gritaba, mientras tu sacabas y metías tu miembro viril en mi orificio, unas veces rápidamente y otras lentamente, ah!! oh! oh! ahhh!!! Sí!! si1!! mas!! mas! follame!! jodeme! Sí!! Sí!, Sí, sí ah!!!!.

Cambiamos de posición, sin dejar de follar, y yo me puse encima, movía mi cadera con fuerza en todas direcciones y notaba como se movía tu polla dentro de mi chocho. Te agarraba con fuerza, cerraba los ojos y disfrutaba como cuando una adolescente echa su primer polvo, dios!!, Sí! así! mas! mas! maas! follame!, jodeme como una zorra!, mete tu polla en mi coño!! ah!! Sí! mas fuerte!!...Sí! siiiii! Sí!! ah! ah! oh! mas! mas! mas!!! Sí! sii!! siiiii!siiiiiiiiii!!!!!!!, llegamos al orgasmo, fue el mayor orgasmo que he tenido en mi vida, al sacar la polla aun expulsaba semen, así que te la chupe con suavidad, tu te diste la vuelta y nos pusimos en posición 69, tu me chupabas la almeja y yo sorbía tu pene de leche.

Antes de que me diera cuenta me estabas chupando el ano, me diste la vuelta, me puse a cuatro patas, y me la metiste por el culo, al principio me dolió, pero cuando la empezaste a menear dentro del ano me dio un gusto ..., y empece a tocarme la concha, me viste, y tu me acariciabas y presionabas mi culo, mientras me follabas como nunca antes nadie me había follado. Mis tetas se movían al compás de tus penetraciones, te saque la polla de mi ano y puse mi pierna derecha en tu hombro, me empece a quitar lentamente las medias, tu cara estaba enfrente de mi coño y a veces me lo lamías, yo veía como tu pene se movía, completamente empinado, cogí las medias y me las pase entre las piernas, luego te las enrrolle en el pene, y te las pase entre las piernas mientras tu me metías mano, te agarre de las nalgas y te acerque tu estaca a mis tetas, pasaba tu glande húmedo por mis pezones, agarre mis tetazas y te estruje la polla entre ellas, podia sentir las formas de tu pene, y su calor.

Mas tarde te tumbe y con tu falo totalmente vertical me senté encima, introduciendome la polla por el ano, mientras yo me masturbaba, cogi un consolador y me lo meti por la raja, follabamos como fieras, cuando ya ibas a eyacular me pusiste boca abajo en la cama, me echaste el semen en el culo y la espalda y te echaste encima deslizandote con el semen y con la polla apuntando hacia arriba.

Habíamos echado tres polvos, no estaba nada mal, así que nos fuimos al baño, y nos metimos en la bañera juntos, la llenamos de espuma, nuestros cuerpos estaban rebaladizos, estabamos uno enfrente de otro, y cual fue mi sorpresa cuando al verme enjabonarme las tetas, tu polla se entrempo de golpe, menudo pollazo!, me acerque a ti, abri las piernas y las saque de la bañera, entonces tu me penetraste hasta el fondo, mis pezones enjabonados subian a traves de la espuma, y tu empujabas con fuerza, despues de un rato sacaste la polla y me eyaculaste en el pecho, y yo me restregaba tu leche por mis tetas, y acariciaba mis pezones, te empece a chupar la polla, de arriba a abajo y tu te pusiste tan cachondo y yo tan zorra y viciosa que me eyaculaste en la boca y me trague tu maravilloso semen.

Dos dias despues te llame, quedamos en mi casa, yo te habia preparado una sorpresa. Llamaste a la puerta, fui a abrir. Cuando abri la puerta me viste, vestida se sirvienta, con el vestido negro corto, medias negras, zapatos de tacon negros, y el delantal y la diadema blancas.

Te abrace, y empece a besarte el cuello, a besarte, a mezclar mi lengua con la tuya, te empece a desnudar, te tocaba el calzoncillo, pasaba mi pierna entre tus piernas, estabas ya desnudo, con la polla relajada, entonces, nos tumbamos en la cama. Entonces te di la sorpresa, dije: chicas!, y salieron del cuarto de al lado, una chica morena joven vestida de colegiala, con medias blancas, faldita gris corta, camisa blanca, y dos coletas en el pelo, miraba con cara de buena y de zorra a la vez. Tambien salio una chica vestida de enfermera, rubia, con cara seria, y un tio totalmente desnudo con una polla enorme. Te quedaste con la boca abierta, ellos se acercaron a la cama. La chica adolescente (18 años), la colegiala, se te acerco y empezo a tocarte la verga con curiosidad, empezo a chupartela, a lamertela con la lengua, mientras te miraba con cara de niña buena, y te tocaba los huevos.

La enfermera se sento en una silla cerca de la cama, el tio se le acerco, y ella se abrio de piernas mirandote a ti y le agarro la verga enorme del tio, no llevaba bragas. Yo me pegue a tu cuerpo mientras la chica te la chupaba, y me empezaste a acariciar el culo con las dos manos, mientras nos besabamos, la chica chupaba tu polla y mi culo desde el ano hasta la raja, e intentaba penetrar tu polla en mi culo, doblandola hacia arriba, mientras la lamia. Me empezaste a meter tu rosado capullo en mi vagina, mientras la chica nos chupaba a los dos, la chica se empezo a quitar la ropa, su cuerpo era rosado, tenia unos pechos muy finos, de adolescente, y el coñito sin pelo, se estaba metiendo los dedos por la rajita mientras nos chupaba, y daba gemidos suaves y agudos. La enfermera se puso detras tuyo y se desnudo, tenia pelo en el chocho y sus tetas eran enormes, mientras el tio se acerco a mi y me metio su gorda verga por el culo, y grite, gemia mucho, ah!! si!!!, tu sentias como los pezones de la enfermera se ponian duros, sus tetas eran enormes, y te besaba la espalda y el culo.

Nos tumbamos, tu seguias con tu pene en mi vagina, me puse encima de ti, y el tio metio su polla por el coño, las dos pollas en mi vagina me hacian gemir, jadear y gritar, a ti te daba mucho mas gusto, vuestras pollas rozaban, se movian a la vez, y se podia oir el ruido de mis fluidos vaginales, al entrar y salir de vuestras vergas. Cuando cambiamos de posicion vimos como la chica y la enfermera se lo montaban, se metian sus dedos entre sus rajas y se tocaban las tetas, tu te acercaste y pususte el falo entre las dos, y empezaron a chupartelo, las dos a la vez, mientras yo te chupaba los huevos y el tio me daba por el culo. Entonces eyaculaste y las chicas se empezaron a restregar el semen por sus tetas y a chupar y succionar tu polla, entonces la enfermera se te echo encima y se metio tu polla en su raja y tu empezaste a tocar sus enormes tetas. Me excitaba veros follar y mi coñohumedo empezo a ser lamido por la chica mientras el tio le daba por el culo con mucha fuerza, tanta que la chica gritaba como una zorra, y se tocaba las tetas como una putita cachonda.

Empece ha chuparos la polla a los dos a la vez, vuestros penes se introducian en mi boca y las fresitas rosadas de la punta eran lamidas con precision, y tocaba vuetro pellejo con mis femeninos dedos con uñas rojas y largas de ramera, mientras las chicas me chupaban el clitoris, y el ano. Entonces el tio se empezo a correr y lleno de semen toda mi boca, tu polla, mi cara, mis senos, parecia una manguera de leche caliente, que lubricaba mi cuerpo. En ese momento, llamaron a la puerta y fui a abrir, desnuda con semen por todo mi cuerpo, mientras la enfermera te estrujaba tu verga entre sus grandes tetas, abri la puerta, era un vecino, se quedo con la boca abierta y note como se movia su falo entre sus pantalones, le puse la mano en los huevos y le meti dentro del piso.

Entonces le desabroche la cremallera y le saque la polla, la tenia larga y delgada, con el capullo rosa y muy humeda, se quito la ropa y fuimos a la cama, me tumbe en ella y mientras yo chupaba tu polla, el tio del gran pene se masturbaba sobre mis tetas, el vecino me la metia por la almejita hasta el fondo y luego la movia dentro, me daba mucho gusto, y gemia, si!! si!!!ah! ah! ah! ah! ah! ah!!!! ah!! mas!!mmmmmmm mmmmmmmm tu polla esta buenisima!!, me gusta su sabor!! sii!! quiero leche! correte!!, el tio se corrrio en mis tetas moviendo la polla entre los pezones, entonces me puse de lado, y tu me la metiste por detras mientras el vecino me la introducia con fuerza entre mis labios vaginales humedos, entonces me meti dos dedos en la vagina a la vez que la polla del vecino salia y entraba en un movimiento que hacia que sus huevos se movieran rapidamente, y las venas de su pene se tensaran. Entonces el vecino y tu eyaculasteis casi a la vez, y dabais unos pequeños gemidos graves que me excitaban y que acompañaba yo con mis gritos. Empezamos a follar todos con todos, se veian rabos, pollazos, gemidos, chochetes, conejos, semen... por todas partes, bocas humedas chupando pollas a lenguetazos.

Tu me cogiste por las caderas y me metiste el pollazo hasta el fondo del coño, yo le hice una señal al tio de la gran polla, se te acerco por detras y, sin que tu te dieras cuenta, te la metio suavemente por el culo, nunca habias tenido una experiencia de ese tipo, pero te daba placer, y a mi tambien. Acabasteis eyaculando los dos, y las chicas os chupaban y succionaban el semen de vuestros capullos.

Un dia te llame, otra vez, para que vinieras a mi casa, iba a enseñarte unos juegos sexuales que, debido a mi experiencia, he comprobado que a los hombres les gustan mucho. Llegaste, me encontraba desnuda en la cama, te acercaste y te desnude completamente. Estabamos los dos desnuditos enlazando nuestros cuerpos y nuestras lenguas, y empece con los juegos, agarre tu pene con las dos manos y empece a apretar fuerte, a cortarte la circulacion, tu glande se ponia rojo, mientras lo chupaba y mordisqueaba, al rato tu polla exploto, eyaculaste, en mi cara. Luego introduci tu verga en mi raja y despues baje tu pellejo con las manos hasta la base de tu pene con fuerza, estaba totalmente tenso, mientras yo subia y bajaba mi culo, y tu polla se introducia y salia de mi coño, tu pene chorreaba semen y yo ponia mi boca para tragar todo lo que podia. Luego nos tumbamos uno encima de otro, yo estaba arriba, primero acaricie tus huevos con mi pelo y hacia rozar tu capullo con mi cuerpo, sobretodo con mis pezones duros.

Despues puse tu polla apuntando hacia tu ombligo y me tumbe encima, mi peso presionaba tu polla entre nuestros cuerpos y yo me movia hacia adelante y hacia atras, hasta que echaste tu lechecita y nuestras caras y nuestros pechos quedaron inundadas como en el diluvio universal. Al terminar fuimos a tomar un café, estabamos sentados uno enfrente del otro, no habia nadie alrededor, asi que me meti debajo de la mesa, te saque tu precioso pene, y con mi lengua hice brillar tu fresita rosada, y empece a chupar y chupar como una zorra tu polla, hasta que explotaste y me trague tu lechecita.

Logicamente, no soy una actriz porno, por lo que sabreis que casi todo lo contado aquí no es real (la orgia de la segunda parte), no soy ninguna zorrilla (pero tampoco una santa ;) ) y mi descripción, es bastante generosa :P.


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La Pasion de Gladys - 1ª Parte

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El fin de semana lo vivió en estado permanente de excitación, preparándose para este momento, imaginando todas las sensaciones que experimentaría..Y hoy, cuando el momento que tanto había imaginado y ansiado había llegado, la hora de la verdad, una calma desconocida se había apoderado de ella. Si alguien la observara en estos momentos, solo vería sus movimientos rutinarios, de aquellos que de tanto repetirlos día tras día se tornaban mecánicos: abrir la oficina, encender el pc, beber su café mañanero y prepararse para otra jornada de trabajo. Pero ese observador no vería el ligero temblor de sus manos al abrir la puerta de la oficina o al encender el pc o la agitación de su pecho cuando finalmente se sentó frente a la pantalla para iniciar la sesión para la que tanto se había preparado.


Pero esa calma externa era aparente pues dentro de ella un fuego parecía consumirla, oprimiendo su pecho por la ansiedad que le producía lo trasgresor de lo que estaba a punto de hacer.


Todo en ella decía que eso no era correcto, que estaba en contra de todas sus normas morales. Sin embargo, su cuerpo parecía moverse con energía que no era suya, ajena a la razón, empujándola inexorablemente a algo que haría pese a todo lo que su mente decía en contrario, pese a su rígida formación moral que le decía que era pecado faltar al juramente de fidelidad que diera cuando se casó con Ricardo.


Desde el fondo de Gladys pugnaba por salir otra mujer, una que estaba plena de necesidades, que ansiaba sentirse sumida completamente en la vorágine del sexo total, en que la realidad perdía sentido, especialmente esa realidad rutinaria a la que estaba sometida día tras día, en que nada parecía cambiar en una vida que se le hacía plana, chata, con un hogar en que todo era previsible, con todos los días iguales al anterior y al siguiente, con un marido que ya no le satisfacía como antes o al menos como su cuerpo ansiaba ahora, después de conocer a Ricardo, el otro Ricardo, el que en unos momentos se convertiría en su amante virtual


No debía hacerlo pero sabia que lo haría, pese a todo.


Su cuerpo de mujer sensual en la plenitud de sus condiciones físicas, con sus 33 años plenos de deseos carnales que la rutina del matrimonio no lograba colmar, le pedía nuevas experiencias que hacia años ya que su esposo no le brindaba. Un marido dos años mayor que ella, pero que en en su comportamiento sexual se le hacía mucho mayor. Su falta de incentivo en la cama había terminado por hacerle insoportable los momentos de intimidad entre ambos y ahora podría decir que fue esa insatisfacción lo que la empujó de los brazos de Ricardo, su esposo, a los de Ricardo, su amante virtual.


Un amiga le recomendó las páginas de relatos eróticos en internet y ella buscó en esas fantasías una válvula de escape. a su rutina sexual.


Tal fuera simple azar, pero a Gladys estaba segura que fue el destino que le había hecho esta jugada, para entregarla a ese hombre que tenía el mismo nombre de su esposo y que, en lugar de éste, ocupando su lugar en la intimidad de sus sentimientos, la llevó a experiencias nunca imaginadas en lo sexual.


De la manera en que sucedió daba para pensar en tenía razón.


La primera vez que visitó una de estas páginas leyó un relato que la impresionó a tal grado que no pudo resistirse a la tentación de escribirle al autor para felicitarlo y solicitarle que le enviara la continuación de la historia que había leído, la que tenía una trama interesante que invitaba a seguirla hasta su conclusión.


¿Por qué se atrevió a escribirle a un desconocido? ¿Y justamente a un hombre que escribía relatos eróticos, para felicitarlo incluso? No supo responderse y no quiso hacerlo. . Solo debía hacerlo, sin importar lo que viniera.


Ese fue el primer acto de la nueva Gladys, acto que a la anterior Gladys le era absolutamente reprobable e inmoral.

.

Ricardo, el otro Ricardo, le respondió. Y ese fue el inicio de una relación que la llevaría en una pendiente de excesos en que asomaría su nueva personalidad.


Para Gladys era el destino que le tenia dispuesto ese encuentro que cambiaria todos sus esquemas, al punto que hoy estaba dispuesta a entregarse a ese hombre frente a una cámara que le llevaría su imagen por internet, sin importarle las consecuencias de lo que iba a hacer.


¿Y si alguien la sorprendía mientras se entregaba al juego sexual frente a la cámara web? No le importaba ni siquiera el escándalo que se produciría entre el resto del personal si era sorprendida en labores tan poco "oficiales". Ella creía haber tomado las precauciones necesarias para no ser pillada en falta, aunque todas sus medidas de seguridad se habían reducido a llegar antes que el resto de sus compañeros de trabajo y cerrar la puerta de su oficina.


Habían quedado de acuerdo el viernes anterior y todo el fin de semana ella se preparó para ese momento, eligiendo un sostén negro y un bikini rojo, pensando que ser verían mejor en la pantalla en que Ricardo, el otro Ricardo, la vería. Una blusa blanca y una falda negra completaban una indumentaria que estaba segura que a el le agradarían pues facilitaban el mostrarle sus intimidades.

.

Con mano decidida encendió el pc y conecto la cámara web, ubicándola de forma tal que captara el mejor ángulo del espectáculo que estaba por entregarle a su amante virtual.

.

Ricardo ya estaba en la red, esperándola.


Tenían no más de media hora para estar a solas.


Sin mayores preámbulos, Gladys bajó la blusa blanca y le regaló la visión de sus senos, que coparon la pantalla mostrando su voluminosa dimensión, con sus pezones enhiestos, desafiantes, pidiendo ser besados, lamido, mordidos, sobados, acariciados., como el se lo dijo inmediatamente, devolviéndole la pantalla sus expresiones de admiración, que para ella fueron el incentivo suficiente para sentirme cómoda y así ser más audaz.


Se alejó y se apoyo en el escritorio del fondo, a cierta distancia de la cámara, de manera que el pudiera verla desde los senos a los pies.


Subió la falda, mostrando su bikini rojo, que bajó con lentitud hasta que quedara en el suelo mientras su sexo al aire mostraba una mata de pelo rodeando la vulva, que empezó a acariciar lascivamente, brindándole a su lejano amante el espectáculo de una masturbación lenta, suave, como si estuviera en la soledad de su dormitorio como en la tarde del día anterior cuando, pensando en el y en este momento, no pudo resistir entregarse al placer solitario.

.

Se acercó a la pantalla que le entregaba las impresiones de Ricardo, maravillado por lo que veía: un par de piernas exquisitas que enmarcaban un sexo que era acariciado lentamente, pidiendo una verga para ser penetrado.


Se dio vuelta y le mostró su culo, pasando una mano entre sus nalgas, deteniéndose a la altura de su hoyo posterior, con un dedo insinuándose a la entrada de este, como pidiendo que la penetraran por ahí.


Ricardo, con su verga en la mano, se extasiaba con el espectáculo de las intimidades que gladys le exponía en la pantalla e inicia una masturbación furiosa mientras sus ojos no pierden detalle de los diferentes rincones del cuerpo de su amante distante.


Ambos gozaban por igual : ella con lo que hacía frene a la cámara, sabiendo que el la estaba viendo y el con la visión de las partes intimas de ella tan cerca, como si bastara con levantar la mano y acariciar su sexo, su culo, sus senos.


Como si el deseo que anidaba en sus pechos fuera una fuerza invisible que pudiera borrar la barrera de la distancia, ambos se sintieron transportados y se vieron fundidos en un solo abrazo, en la oficina de ella: Ricardo de rodillas frente a Gladys, que seguía con su sexo expuesto frente a el, la toma de las nalgas y su boca se posa en la vulva ardiente, deseosa de su lengua.


Y el no la defrauda: hunde su lengua en el canal húmedo en busca de su clítoris. Su lengua explora entre los pliegues mojados del sexo de su amada hasta que siente la ligera dureza del pedazo de carne sensible que buscaba. Gladys reacciona inmediatamente cuando siente la presión de la lengua de su amante en su clítoris y se siente invadida por un calor insoportable, preludio de una vorágine de estertores que la sacuden largo rato, terminando en un torrente seminal que inunda la cara de Ricardo y cae hasta formar un charco en el suelo.


Ahora es el turno de ella de agacharse. Sin que el se lo pidiera ella se arrodilló frente a su amante e introdujo su verga en su boca, empezando a mover sus labios desde la cabeza hasta el inicio de sus bolas, pasando por su tronco, haciendo que la barra de carne apareciera y desapareciera entre sus labios. Las pocas veces que Ricardo, el otro, su esposo, le exigió mamarle el instrumento, ella lo hizo con reticencia, pues nunca terminó de agradarle esa práctica. Pero ahora lo hace voluntariamente, sin que Ricardo, el otro, su amante, se lo pidiera. Sintió que deseaba hacerlo y ahora que su instrumento entraba y salía de su boca sentía un goce increíble sabiendo que lo estaba haciendo feliz chupándole la verga..Y le gustaba el sabor de ese pedazo de carne en su paladar, el roce que hacia al entrar y salir y los golpes en su garganta..


Y cuando el clímax le llegó a Ricardo, un chorro le golpeó ala fondo de su garganta, inundándola de semen, que ella tragó con gusto.


Se miraron a los ojos, sabiendo ambos que la hora de la verdad había llegado, que finalmente sus cuerpos se fundirían en la copula que tanto esperaban.


En silencio, mirándolo a los ojos, Gladys se sentó en el escritorio, donde quedó con los pies colgando. Sabía que así debía ser, lo leía en sus ojos. No necesitó instrucciones previas. Y el la dejó hacer.


Ricardo, con la verga ya dispuesta, se acercó a ella, levantó las piernas que colgaban y las llevó sobre sus hombros, de manera que el sexo de ella quedaba completamente indefensa, expuesta a su vista y a la penetración que vendría. El pedazo de carne que sobresalía entre los labios del canal le invitaban a que la penetrara. y su verga ansiaba hacerlo. Pero el espectáculo de su sexo abierto, totalmente entregado a sus deseos, era tan sensual para él que se deleitó unos instantes con la visión antes de empezar la penetración.


Los ojos abiertos de ella fijos en su instrumento, la transpiración que inundaba sus senos, la ansiedad de su rostro por la inminente penetración le hicieron apartar sus ojos del sexo de Gladys y llevando su mano a su verga, la dirigió a la entrada de la vulva, la que se abrió ansiosa a la invasión. Y el intruso. Inició la invasión, lentamente.


Primero fue la cabeza. Después le siguió el tronco, lentamente, como queriendo evitarle molestias a Gladys. Era tal la suavidad que le imprimía a sus movimientos que daba la impresión que la estaba desflorando.


La verga se perdió en la cavidad húmeda de Gladys que, con los ojos cerrados y su boca entre abierta, sonreía pensando que ese era el momento que tanto había ansiado, esperado, soñado y que ahora se le hacía realidad. Con esos pensamientos se apoderó de la cintura de su macho y le imprimió mayor fuerzas a sus propios movimientos pelvianos.


Respondiendo a sus movimientos, Ricardo la tomó de las nalgas y atrayéndola hacia si, la galopo cada vez con mas fuerzas, hasta que en un momento determinado sus movimientos eran desenfrenados, al igual que los de ella, que se había abandonado completamente a este acto de lujuria por el que tanto había soñado.


Todo lo que ella había imaginado como consecuencia de la lectura del cuento erótico de Ricardo que había leído en internet ahora se hacía realidad. Gozaba como nunca antes lo había hecho, como no creyera pudiera llegar a gozar.


Ricardo no solamente escribía excitantes relatos eróticos sino que también era un excelente amante y las experiencias que relataba eran producto de largos años de combates amorosos cuyos resultados ahora ella podía disfrutar sintiendo como la hacía gozar.


Ambos acabaron al unísono, Ricardo con su verga completamente clavada en Gladys y ella apretada a el, como queriendo fundir su cuerpo con el de su macho violador. ¿Violador?


Bueno, sonaba erótico decirlo de eso modo, pero ella sabia que ese momento lo había vivido conciente, voluntariamente. pero de alguna manera se sentía violada.


Tal vez eran restos de su carga moral que la hacia pensar en lo que había hecho: traicionar a su marido. y sentía que solamente una violación podría ser la única excusa a ello, que solamente de esa manera se podría explicar esta falta increíble a su promesa de fidelidad. pero bien sabia que no era así, como también sabia que nunca había gozado como ahora. Y la única violación era la que ella había hecho con su juramente de fidelidad a Ricardo, el otro, su esposo.


Pero ella no estaba en esos momentos para elucubraciones morales. Había gozado como nunca antes y sentía que podía seguir haciéndolo. Que ese hombre aún tenía más que entregarle y ella deseaba seguir gozando lo que el pudiera regalarle.


Con esos pensamientos en la cabeza se dio vuelta, se apoyo en el escritorio y le mostró su culo, para que el dispusiera de su parte trasera a su antojo. Y el aceptó gustoso el ofrecimiento, abriendo sus piernas y la penetro, tomando sus senos entre las manos, con los que se ayudó para empujar toda su verga, que el sexo de ella recibió gustosa.


Mientras empujaba por entre sus nalgas, el disfrutaba el espectáculo del culo de Gladys que se movía furiosamente, lleno de vitalidad, moreno, carnoso, por el que se perdía la verga para volver a aparecer expeliendo el vapor que se formaba por el cambio de temperatura entre el interior de ella y el exterior, mientras Gladys acercaba y alejaba sus nalgas con desesperación, intentando atraparlo nuevamente en su interior.


Cuando los movimientos de ella se hicieron incontrolables y presintiendo que el calor interno estaba por denunciar un nuevo orgasmo que el deseaba dilatar, Ricardo sacó su verga y se acostó en el suelo, con su trozo de carne levantado cual hasta de bandera, sin decir palabra. Esperaba la reacción de ella.


Gladys no necesitó instrucción alguna. Comprendió inmediatamente lo que el deseaba de ella.


Poniendo sus piernas a cada lado del cuerpo de Ricardo, de frente a el, sin apartar los ojos de sus ojos, se dejo caer lentamente sobre su verga, la que se perdió en su gruta, que lo trago completamente.


Después siguió una batalla furiosa por llegar al orgasmo, en que el se aferra a los senos de Gladys, que por su parte sube y baja su cuerpo cubierto de sudor sobre el trozo de carne que entra y sale con cada embestida. Pero una batalla tan intensa no podía durar mucho, considerando los deseos de ambos por gozar y lo erótico de la situación que estaban viviendo: frente a frente, la vista fija en el otro, viendo como el o ella buscaban con furia el final de la batalla amorosa.


Acabaron en un torrente de semen que formó un charco en el suelo con los jugos de ambos, mientras ella reposaba sobre el pecho de el, buscando normalizar la agitación de su cuerpo.

.

Después de un momento de descanso, Ricardo le pidió ponerse en cuatro patas y ella obedeció dócilmente, sabiendo que le entregaría por vez primera su culo a un hombre. y el la penetro completamente, haciendo que el dolor de ella se convirtiera en grito, que después de un rato era en quejido de amor motivado por las entradas y salidas de la verga de su macho por su entrada posterior y por la alegría que le producía saber que le había entregado a Ricardo, el otro, su amante, algo que nunca le permitió a Ricardo, el otro, su esposo. Para ella era como estarle entregando su virginidad, aunque fuera la de su culo.


Cuando el la inundó de semen, ella sintió que finalmente era suya, que le había entregado algo valioso, que solamente a él podría entregar.


Se recostaron, abatidos por el cansancio pero felices de haber cumplido finalmente sus sueños eróticos, sabiendo ambos que este era solamente el inicio.




Gladys abrió los ojos y se encontró apoyada al escritorio, con un dedo aun metido en su sexo, del cual caían aún gotas de líquido seminal que iban a engrosar el charco que se había formado en el suelo, entre sus pies, por la eyaculación que le había producido su "encuentro" con su amante virtual, cuyas frases eróticas inundaban la pantalla del pc. Eran esas palabras, tan vívidas, que explicaban tan detalladamente lo que el le haría a ella, las que habían producido su rapto sexual y el consiguiente orgasmo, cuya prueba estaba al pie de ella, en el piso.


Se sintió completamente satisfecha con la experiencia. Había valido la expectativa, a juzgar por las sensaciones vividas bajo el influjo de ese hombre que la hacía sentir en carne viva las delicias del amor prohibido.


Y más satisfecha se sintió sabiendo que su engaño a su esposo no había sido físico. Y si todo había sucedido en su imaginación, entonces nada había sucedido, a pesar del charco de semen a sus pies.


Pero ese resto de moralidad que le hacía creer que aún le era fiel a su esposo le impidió en ese momento calibrar los límites a los que podría llevarla esa pasión a la distancia.


Si bien ahora consideraba que no había violado su juramente de fidelidad era porque no sabía los reales límites a los que podría llegar con ese hombre que a la distancia estaba dirigiendo su vida.


Y tampoco sabía en ese momento que todo se precipitaría demasiado pronto.

Salvador FOTOS

Bien Acompañada en la Sauna

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Esta mañana, como tantas otras y a pesar de estar muerta de sueño, me fui al gimnasio para ponerme en forma antes de ir a trabajar, pues ultimamente he cometido algunos pecaditos. Son esos excesos que dejas pasar de largo y al final pagas con creces, por eso, después de unas cuantas comidas opíparas con la familia, salidas nocturnas, vacaciones relajadas y ejercicio más bien sedentario, había conseguido una y hasta dos tallas más. Me dí cuenta cuando intenté meterme en mi última minifalda que compré hace un mes y que por mucho que intenté, no conseguí ni abrocharme el primer botón.

Total, al final, como siempre en estos casos, lo pagué en el gimnasio metiéndome una semana de duras y prolongadas sesiones: Un poco de pesas, algo de bicicleta, aerobic.... osea dos horas diarias que estaban haciendo en mi, más que una ayuda, casi una tortura ya que el peso se resistía más de lo normal. Sin embargo en la última semana ya había conseguido recuperar mi vientre plano de semanas atrás.

Mi novio no lo entiende, por más que se lo explico, se cree que para mantener la figura basta con tomarme unos zumos o unas chocolatinas de esas que hacen milagros y no se da cuenta que para recuperar siete días de descontrol, hay que meterse tres semanas de gimnasia, masajes, saunas... Lo cierto es que los tíos lo ven todo muy fácil.

Aquella mañana me quedé algo más relajada y me sentía bastante más contenta. Cuando acabé mi sesión de bicicleta, me miré en el espejo y vi que había conseguido recuperar esos desmanes, me dirigí al vestuario, me fui despojando de la ropa, volví a mirarme al espejo, esta vez tan solo con mis braguitas y me dije: "Pequeña... lo has conseguido", asi que pensando que no debía torturarme por más tiempo aproveché mi segunda hora para relajarme en una más que merecida sauna.

Era el mejor momento para tomar una sauna, ya que a esa hora temprana, estaría sola, pues normalmente a primera hora de la mañana no hay nadie, es la hora en que todo el mundo prefiere hacer pesas y ejercicios y no usa precisamente la sauna. No quise desaprovechar la oportunidad y haciendo caso a los consejos que me había dado mi amiga Lucía, decidí meterme a pasar algo de calor, pero sin nada de ropa, que es como se debe utilizar la sauna... nunca lo había hecho antes, pero me apetecía meterme así, en pelotas, como mi madre me trajo al mundo.

Asi que sin pensarlo dos veces, volví a mirarme al espejo y decidí despojarme de la última prenda y al hacerlo me fui poniendo bastante caliente. Me coloqué de perfil frente a mi imagen en el espejo y fui bajando las braguitas y observando como se deslizaban éstas por mi culo y mis muslos. Yo sé cuanto le gusta a mi novio que le haga esas poses cuando me quito las braguitas en plan super sensual y cuando le preparo un pequeño show de esos que tanto le gustan, sacando culito y poniendo cara de niña mala, le encanta verme asi, como una gatita mala dándole la espalda y que me vaya desvistiendo despacio como una striper profesional y como las braguitas se vayan enrollando por mi culo y por mis muslos es algo que le vuelve loco y ahora estaba yo sola frente al espejo imaginando la cara que pondría él si me viera...

Pensar que me iba a meter en pelotas en la sauna, todavía me estaba poniendo más cachonda, de todos modos, por las mañanas siempre estoy más caliente de lo normal, no sé muy bien por qué, si por el hecho de estar desnuda, por el ejercicio en sí o ver tíos musculosos cerca de mi en el gimnasio, que hay unos cuantos y que hacen que tenga "pensamientos impuros..."

Bueno, lo primero de todo fue darme una larga ducha, era temprano y no tenía prisa, aromatizarme con un gel de un olor agradable y una crema hidratante que abriese los poros de mi piel antes de meterme en la sauna para que éste hiciera todo el efecto deseado. Otras veces lo he hecho pero siempre en bikini o con la toalla puesta, pero esa manaña estaba decidida a meterme completamente desnuda, sabiendo que nadie podría molestarme...

Mientras me estaba secando con la toalla no dejaba de pensar en los cuerpos musculosos y sudorosos de los chicos que quedaban en el gimnasio y que tan solo estaban separados de mi por una delgada pared, justo la que divide el vestuario de las chicas con el resto del gimnasio. Se les oía gritar o charlar a varios de ellos y yo reconocía sus voces y me les imaginaba junto a mi... pensaba: "ay, si me vieran...."

Yo me sentía cachonda sobretodo con la idea de saber que muchos de esos chicos me miraban con ojos golositos cuando andaba por allí, me atraía aun más y me calentaba todo el cuerpo por momentos, pues los pezones se me pusieron durísimos solo de imaginar esas cosas.

Una vez que me sequé todo el cuerpo, todo esto sin dejar de mirarme al espejo, me sonreí a mi misma y me preparé para pasar un buen rato en la sauna, sudar de lo lindo y disfrutar de ese calorcito tan agradable que produce en todo el cuerpo en una sensación tan relajante. Me enrolle la toalla sobre mi cuerpo, atravesé el pasillo y me metí en la sauna.

Ahí estaba yo, solita, metida entre cuatro paredes forradas de madera y empezando a notar ese calor que dilataba los poros de mi piel... que gustito... que bien me sentía... pensé por un momento que alguien podría entrar y dudé en quitarme la toalla pero entonces volví a pensar para mi... "pero si nunca entra nadie.... disfrútala a tope, hija", me quité la toalla y me quedé completamente desnuda.

En ese momento podía oir el ruido de los chicos en el gimnasio dando voces y hablando entre ellos y por mi mente pasó una idea que parecía decirme... ¿te imaginas que ahora se meta en la sauna un hombre de repente y me encuentre así, en pelotas y con un cachondeo fuera de lo normal?.

Yo misma sonreía al pensar eso y no podía imaginar la cara que pondría mi novio si me encontraraa así, con este cuerpo serrano y sudando de lo lindo, que además hace que mi piel brille más aun, sin contar el cachondeo que llevaba encima...

El caso es que después de pensar en todas esas cosas, decidí relajarme un poco más, olvidándome de todo, del tiempo y de mis pensamientos y solo a disfrutar realmente de la sauna, estiré la toalla sobre el banco de madera, eché un cazo de agua al mecanismo que hace subir la humedad y me tumbé sobre el banco. No sé cuanto tiempo permanecí asi, pero me sentía tan bien...

Abrí los ojos y me ví allí desnuda, mis tetas, mi ombligo, mis muslos... y me dije: "voy a ser la envidia de todas mis amigas...", pues alguna malintencionada me decía días atras... "vaya tripita que estás echando....", ahora con mi cintura de siempre y mi vientre plano iba a ser yo quien riera la última...

Después. oyendo las voces del gimnasio, volvieron a mi mente escenas de los chicos que allí hacían ejercicio y fui pensando en ellos uno a uno, imaginándoles haciendo pesas o bajo la ducha y como el agua corría por sus musculosos brazos por sus pechos y sus anchas espaldas.... eso me ponía todavía más caliente...

Cerré los ojos y con mis dedos fui acariciándome a mi misma, mis tetas, mis pezones duros, bajando por mi piel húmeda, hasta mi ombligo y por último llegar a meter un dedo en mi chochito que estaba más que mojado.

No sé por cuanto tiempo permanecí con los ojos cerrados, acariciándome y pensando todas esas cosas, pero cuando los abrí me encontré a un chico en pelotas metido conmigo en la sauna. Me quedé realmente sorprendida y alucinada, pues no esperaba a nadie en ese momento. Me incorporé rápidamente y traté de taparme con la toalla mientras aquel chico no dejaba de sonreírme mientras se acariciaba su polla que iba tomando un tamaño considerable.

Aquel tío debía tener unos 35 o 40 años, de pelo moreno, algunas entradas y una piel muy morena y unos ojos marrones muy expresivos. Tenía un cuerpo bien formado y una polla semi erecta bastante más grande de lo normal. No pude evitar mirar hacia ella y es que cuando una cosa es tan bonita hay que admirarla... es algo que supera, ¿Qué le voy a hacer?

Ese hombre se me quedó mirando de arriba a abajo con todo el descaro mientras yo me incorporaba y me colocaba sentaba sobre el banco algo cohibida por esa situación intentando tapar mi pubis con la toalla... la situación resultaba tan embarazosa para mi. El chico rompió el silencio y la tensa situación sin dejar de mirarme a los ojos y sobretodo a las tetas.

- Hola preciosa... pero... no te cubras, eres un bombón...

Yo me sentía cortada, a pesar de estar pensando en la situación, de soñarla en mis pensamientos, no sabía actuar ante aquel hombre desnudo con aquel increíble cuerpo. Volvió a sonreírme.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – le pregunté algo asustada.

- No te apures bonita... te llevo observando un rato y ya te he visto desnuda y mi primo también – dijo refiriéndose a su polla- , osea que no hace falta que te cubras...

- Pero....

- Que si, mujer…. no te asustes... solo te admiro, ánda quítate la toalla, déjame seguir viéndote... así desnudita... estás muy buena.

Intenté sonreír forzadamente y casi como autómata me volví a quitar la toalla y a mostrarme ante aquel intruso como mi madre me trajo al mundo. Todavía no sé muy bien porque hice eso ante aquel desconocido. Sonrió y dijo:

- Gracias.

Me observaba de arriba a abajo y no dejaba de acariciarse la polla que iba alcanzando cada vez mayor tamaño, sobretodo cuando no dejaba de mirar mi coñito recortado,

- Oye que muñequita tan linda eres... eres preciosa y tienes el coño más lindo que he visto en toda mi vida... -dijo.

Se fue acercando a mi, notaba que el calor de la sauna me invadía más fuerte y notaba que ese cachondeo inicial se estaba convirtiendo en algo descontrolado en mi interior y superior a mis fuerzas....

- Que criatura... estás buenísima preciosa....

- Gracias - contesté todavía bastante cortada pero al mismo tiempo muy cachonda, más todavía halagada con su piropo.

- Tu novio debe pasárselo en grande comiéndose este cuerpecito tan lindo ¿a que si?

Yo asentí con la cabeza y sonreí por la ocurrencia de aquel desconocido y pensé, “si tu supieras...” Él volvió a sonreirme, esta vez mucho más cerca de mi cara y diciéndome:

- Y el coñito, ¿como te lo come? dime…¿lo hace bien?, ¿disfrutas de verdad? ¿trabaja bien con la lengua?

No entendía como con ese descaro yo no le mandaba directamente a la mierda, al contrario me estaba calentando más y más al decirme eso.

- Separa las piernas muñequita, anda, no seas mala, déjame ver ese tesoro. – volvió a decirme refiriéndose a mi sexo que para entonces estaba brillante en parte al sudor producido por la sauna y por el calentón que estaba teniendo.

Miraba hacia abajo y luego a mis ojos, volvía a bajar su mirada y recorría mi cuerpo con descaro mientras su mano se pajeaba sin descanso muy lentamente.

- Tu novio alucinará con algo tan precioso, dime ¿te chupa por aqui antes de empezar? – me preguntó cuando de repente una de sus manos se lanzó a mi entrepierna y rozaba con mis ingles haciendo con su dedo el movimiento que debería estar haciendo la supuesta lengua de mi novio.

Yo no sabía lo que me pasaba, me limitaba a sonreirle y a asentir, cuando su mano acariciaba mi vello púbico, mi rajita y cuando sus labios se posaron en los míos suavemente. Sacó su lengua y la mia respondió a su llamada jugando mutuamente, labios, lengua y nuestras ardientes bocas, todo tan así, tan de repente. Se separó un momento y agachándose se puso muy cerca de mi coñito preguntando:

- ¿Quieres que te lo coma y comparas con tu novio?

No me dejó contestar y aún no sé como pasó pero sencillamente pasó... metió su cabeza entre mis piernas y comenzó a comerme el coño sin tiempo a reaccionar de ninguna manera, pues todavía no había sido consciente de nada, solo de sentir como ese chico comenzaba a lamerme los labios de mi vagina con auténtica dedicación y lo hacía como nadie, vaya que si me lo hizo bien, que disfruté como una loca con esa lengua tan experta, seguro que ese tipo se había comido muchos coños en su vida, pues era todo un artista, esas cosas se notan y a una no se le escapa algo como eso, era todo un maestro con la lengua y sabía que hacer con ella rodeando mi mi chochito caliente.

No pude quejarme, ni arrepentirme, ni reprocharle nada, todo lo contrario, tan solo cerrar los ojos y disfrutar de aquel chupeteo maravilloso y delicioso. Puedo jurar que me sentí en el séptimo cielo y que el tipo era un auténtico profesional del chupeteo y que nunca me habían comido el coño de esa manera tan fantástica como me lo estaba haciendo él. Sus labios se apretaban en mi sexo y estiraba mis labios vaginales sintiendo un cosquilleo fantástico. Solo me miraba de vez en cuando y me sonreía, sabía de sobra que estaba entregada totalmente a sus fantásticas lamidas. Yo tan solo podía respirar profundamente y soltar un pequeño alarido de satisfacción y al mismo tiempo acariciar su espalda como signo de agradecimiento.

Mi gusto iba en aumento, no quería que parase, quería seguir sintiendo esa húmeda lengua entrando y saliendo de mi conejito caliente, chupeteando mi clítoris hasta dilatarlo al máximo, percibir el calor de su boca sobre mi rajita sonrosada y que su lengua se metiese por todos los rincones... todo eso me provocó un escalofrío y un hormigueo por todo mi cuerpo, para después, en muy pocos minutos llegar a un orgasmo alucinante, si... me corrí más pronto que nunca en mi vida y todo gracias a los labios y la lengua habilidosa de aquel tipo mientras mi respiración se hacía entrecortada y llena de jadeos. Que gusto.... que sensación más increíble y placentera.... mi cuerpo ardía por dentro y por fuera...

Sin duda que el chico hizo bien su trabajo y no hizo falta que dijera nada más, ni siquiera que le diera mi opinión y comparación a las chupadas que me ha hecho mi novio, solo al sentarse sobre el banco con toda su polla tiesa como un garrote, entendí lo que quería, sencillamente que me comiera su estaca y devolverle ese favor que me acababa de hacer a mi y que me tenía entera temblorosa y con mi coñito ardiente y abriéndose y cerrándose del gusto que todavía permanecía en mi cuerpo.

Me agaché sobre su pene erecto y me lo metí en la boca, sin preguntas, sin palabras, sin motivos... tan solo el deseo irrefrenable de hacerle una buena mamada que nunca olvidase y como merecido premio a su trabajo.

Le chupaba el glande con auténtica pasión y con mi lengua bordeaba todo su falo, sintiendo su dureza y la humedad que por su punta salía, tan solo de vez en cuando le miraba a los ojos. El chico solo decía:

- Si, si, si... preciosa, como lo haces...

- Claro que lo hago bien, ¿a que si?, quiero que sientas lo mismo que me has hecho sentir a mi... – le decía yo mientras movía su glande por mis labios

Seguí chupando y chupando aquel tronco caliente como si fuera la última polla del mundo, entregándome a tope, algo que ese agradecia con frases entrecortadas:

- Gracias pequeña, que gusto me estas dando... no pares mi vida...

Yo no paré sino que seguí apretando mis labios sobre el glande de esa deliciosa polla bajando por su tronco hasta llegar a tocar con mi nariz el vello de su pubis. Mi cabeza subía en un ritmo que iba en aumento mientras mis labios se apretaban fuertemente a esa hermosa polla.

El chico me agarró por el pelo diciendo.

- Para muñeca que me vas a hacer correrme enseguida y quiero hacerlo dentro de ese maravilloso y estrechito coño.

No dudé ni un instante. Me levanté desde donde estaba agachada y colocando mis piernas a los costados de aquel hombre bajé mi coño hasta rozar la punta de su polla e insertármela de un solo empujón dentro de mi vagina.

Los dos gemimos fuertemente, con gran intensidad. El se agarró a mi culo y con la fuerza de sus potentes brazos me hizo subir y bajar sobre su verga dura mientras permanecía sentado sobre el banco y apoyado en la pared.

No se oía nada más que nuestra respiración y el traqueteo del banco que chocaba una y otra vez en nuestras embestidas. Su polla entraba en mi lubricado coño abriéndose paso hasta lo más hondo de mi matriz, notando como me tenía completamente ensartada.

- Tu novio, seguro que no te folla tan bien ¿a que no?

Sonreí.

- Vamos muñeca, dilo, ¿a que tu novio no folla tan bien como yo?

- No, nunca me han follado así , es maravilloso…– respondí entre jadeos y ante las embestidas de aquel hombre que sonreía por su propia ocurrencia.

Me hizo girar sobre mi misma y sin sacar la polla de mi, me dio la vuelta quedando mi espalda pegada a su pecho. A continuación me agarró por la cintura y me hizo bajar y subir nuevamente sobre su duro miembro. Me chupaba la espalda y el costado izquierdo queriendo atrapar mi pezón con sus labios.

Volví a tener otro orgasmo cuando me atrapó finalmente y cuando su polla pareció crecer dentro de mi. Miré hacia abajo y vi como mi coñito atrapaba con placer aquel duro tronco que me estaba proporcionando tanto placer. Me besaba en el cuello y mientras yo no dejaba de gemir a medida que mi cuerpo se convulsionaba una y otra vez con ese increíble orgasmo.

Me hizo tumbarme sobre el banco, levantó mis piernas, se colocó entre ellas y me volvió a insertar su daga, aprovechando que en esa postura todavía se notaba más grande y ancha dentro de mi chochito.

Al final cerró los ojos y descargó toda su leche dentro de mi, en uno, dos, tres y hasta cuatro chorros que noté calientes en mi interior. Se separó y todavía un hilo de su semen cayó por mis muslos temblorosos.

Me plantó un beso en la boca y me dijo.

- Grandioso polvo, preciosa.

Y se largó por donde había venido.

Cerré los ojos y me mantuve allí tumbada pensando en lo que acaba de sucederme y no creyendo ni yo misma lo que había hecho, pero cuando volví a abrir mis párpados, estaba en la postura inicial en donde había comenzado todo. Me palpé el chochito y estaba mojado, pero no había ningún rastro de semen, ni allí, ni en mis piernas, ni nada que hiciera pensar que realmente había ocurrido. ¿lo habría soñado?

Lydia FOTOS

Vuelo AF 1900

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Desde que dejó su trabajo en aquella empresa en la que ya no se sentía a gusto no había parado un solo minuto. Su teléfono no había cesado de sonar en tres días. Llamadas de compañeros, de clientes, de toda esa gente con la que durante años había compartido tantas cosas y a la que le había entregado su profesionalidad y su experiencia.


Sus últimas satisfacciones se las había proporcionado su trabajo, porque hacía mucho tiempo que su matrimonio ya no era lo que él que siempre había querido que fuera y desde su primera y hasta la fecha, única infidelidad, se sintió perdido, creyendo que no volvería a sentir todo aquello que una aventura podría proporcionarle como hombre.


Llevaba meses sin verla, sin oírla, sin recibir de ella incitantes palabras y provocaciones, pero la tarde anterior y por sorpresa, había recibido unas letras suyas en su correo. Una proposición directa de volver a verse, una invitación a volver a follarse como leones. Pero ahora no podía, demasiadas preocupaciones, demasiados problemas, muchas ocupaciones le separaban de ella.


No había nada en ese instante que deseara más que volver a besarla, a recorrer su cuerpo con sus manos, a olerla, a sentirla, a excitarla y que ella se deshiciera en gemidos ante él. Pero aquellas palabras que pudo leer le hicieron sentir su proximidad, estaba más cerca de él que nunca.


Esa misma mañana había tenido una entrevista de trabajo en una ciudad distinta a la suya. Él se lo había comunicado en una de las contestaciones a sus correos y ya se encontraba en el aeropuerto dispuesto a tomar el vuelo que le devolviera a su ciudad de origen. Estaba cansado, había madrugado mucho para llegar puntual a su cita. El día había sido largo y aunque estaba acostumbrado a viajes de ida y vuelta, a ver gente, a moverse por ciudades y a hacer entrevistas de selección, se sentía tenso, inquieto por momentos y por otros relajado, con ganas de volver, tomar una ducha y descansar. El viaje duraría a penas un par de horas en las que estuvo ojeando la prensa, repasando mentalmente su entrevista, pensando en las posibilidades que tenía para ser elegido, barajando todas las combinaciones posibles si llegara el caso… trasladarse solo e ir y venir semanalmente, llevarse a la familia, organizarse para estar unos días fuera y el resto trabajar desde casa…


Llevaba todo el día con un presentimiento, con el de que algo distinto iba a pasar, no inquietante ni peligroso, solo algo diferente. Algo que le hacía no poder evitar sentirse exageradamente excitado. Por momentos sentía como su miembro se endurecía sin un motivo aparente, solo el de ese presentimiento. Como, a veces, imágenes de ella y sus encuentros le volvían a la mente, distrayéndole de cualquier cosa en la que intentara concentrarse, y se preguntaba a sí mismo… ¿Por qué ahora? ¿Por qué ella?


A más intentara evitarlo, menos lo conseguía. Aún sin cerrar los ojos, podía ver su silueta desnuda, sentir en sus manos el calor de sus redondos pechos, y entre sus dedos el tacto aterciopelado de sus delicados pezones. Cada vez que imaginaba su sexo, una punzada le recorría los testículos y endurecía su miembro, hasta tal punto que ya no sabía como sentarse, si desabrochase el cinturón de seguridad o dejárselo puesto durante todo el trayecto, si intentar dormir o echarle un vistazo al dossier que le habían entregado en aquella empresa, o simplemente intentar dejar su mente en blanco y oír la música ambiental para relajarse.


A penas habían pasado veinticinco minutos desde que habían despegado y tuvo que levantarse y dirigirse al diminuto wc del avión para refrescarse la cara y las muñecas. Y al mirarse al espejo pudo verla de nuevo, como aquella vez reflejada en el espejo del probador de unos grandes almacenes donde habían podido verse la última vez. Dónde a hurtadillas y como animales se habían entregado al mayor de los placeres. Aquella vez la folló por detrás, aferrándose a sus senos como un lactante hambriento y la había atravesado con su falo como un perro posee a su hembra ansiosa.


Volvió a ver su cara, sus gestos, a oír sus ligeros gemidos que aliviaba casi tapándose ella misma la boca para no ser oídos o descubiertos. Era difícil para ambos permanecer sin emitir ruido alguno, sus respiraciones y el golpear de sus cuerpos uno contra el otro, resonaban en aquel espacio que enseguida se llenó de ellos, de sus besos, de sus caricias, de sus embestidas, de sus sexos, de sus olores y sus flujos. Las manos de ella resbalaban sudorosas sobre el espejo, notaba como temblaba su cuerpo y sus pechos se bamboleaban aún estando agarrado a ellos, presionándolos con sus manos.


Todas aquellas imágenes se repetían en su cabeza, como las del trailer de una película de sexo. Una penetración, un mete y saca, una lamida, una mamada, un gemido, un coño abierto, una polla a punto de estallar, otro gemido, una embestida, un culo, unas tetas… todo sin orden y sin guión. La única referencia a seguir, la de sus deseos, la de sus perversiones, la de sus ansias y sus propias lujurias…


Por un momento pensó que la polla iba a reventarle allí mismo. La prietud de sus pantalones se clavaba en su glande y tuvo que bajarse la bragueta, dejando escapar su verga por ella. La tomó entre sus manos y sintió en ellas el ardor de su propio deseo, como un hierro incandescente. Intentó calmarse mojando nuevamente su rostro con agua fría pero su erección era cada vez mayor.


Untó sus dedos de saliva y en la necesidad de acabar con aquella presión que casi no le dejaba respirar, empezó a tocarse la polla, a masturbarse en aquel baño tan estrecho, a pajear su miembro pensando en ella. En aquel instante en el que por primera vez sintió sus labios sobre su miembro, la caricia de sus manos en sus testículos y la humedad de su lengua en su glande.


Ella era única. Jamás nadie le había mamado la polla así, con tanto deseo, con tanto mimo, con tanta dedicación. Ella metía y sacaba de su boca aquel miembro como si fuera un objeto de adoración. La abría, acumulaba saliva y la dejaba caer sobre la punta de su verga como si fuera el gotear de un grifo, repartiendo toda esa humedad a su largo y a su ancho. Luego sacaba la lengua y recorría cada centímetro de piel que envolvía su carne, desde el perineo hasta el frenillo del glande, donde se paraba a juguetear, dibujando círculos con la punta de la lengua. De repente, y de una sola bocanada, se la metía hasta la garganta y se la sacaba lentamente, empapándola de sus babas. Era como sentirse en el ojo mismo del huracán, como si un fuerte viento le recorriera desde los dedos de los pies hasta sus cejas, estremeciendo cada poro, erizando cada vello.


Se derramó allí mismo, como el onanista incapaz de reprimirse, ansioso por masturbarse hasta eyacular y quedar casi sin sentido, abstraído por completo del lugar y el momento en el que se encontraba. Su semen salió disparado, como las llamas del infierno, como lava que erupciona de las entrañas de un volcán, estampándose sobre aquel espejo y llenando su propia mano.


Solo en ese momento cesó su incertidumbre y pudo relajarse para volver a sentarse en su asiento hasta llegar a su destino.


Tan pronto como aterrizaron y la azafata comunicó a los pasajeros que podían bajar del avión, cogió su equipaje de mano, una cartela de piel en la que llevaba aquello que pudiera necesitar para su entrevista, una muda, una camisa limpia y su neceser, abandonó la nave y sin pararse en la recogida de equipajes, se dispuso a salir del aeropuerto. Justo antes de alcanzar la puerta oyó su nombre por megafonía. Por un momento pensó que podía haber olvidado algo en el avión así que se dirigió al mostrador que le indicaron por los altavoces y una señorita muy amable le atendió.


Alguien le esperaba en la sala VIP y algo extrañado y curioso acudió a ella acompañado por una azafata de tierra. Al entrar no había nadie pero enseguida se abrió la puerta y apareció ella. Creyó estar soñando, y cuando se aproximó a ella para preguntarle, se lanzó a su boca, cerrándola con un ardiente y húmedo beso que le hizo olvidar todas aquellas preguntas que quería hacerle. Comprendió entonces que no soñaba, que el calor que sentía en sus labios y en su cuerpo era el de ella, que tanto extrañaba y deseaba.


Su polla volvió a excitarse y fue ella misma la que abrió su bragueta, atrapó su sexo entre las manos y allí mismo, le mamó la polla como él recordaba y como lo había imaginado instantes antes, encerrado en aquel baño.

C.P. Peñalva FOTOS

Un Striptease

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SITÚATE: tu llevas puesto un pantalón vaquero (jeans), una camisa de algodón blanca y calzas zapatillas deportivas. Estás sentado en una silla metálica a dos metros de mi.

Me miras, pero no me tocas.

IMAGÍNAME: yo llevo un traje de chaqueta y falda por la rodilla en seda color negro, guantes largos (comos los de GILDA), un foulard de gasa color rojo, zapatos de tacón de aguja y un sombrero.

De fondo suena la música de la película "Nueve semanas y media"...

Y empieza el show.

Comienzo a bailar delante de ti de forma provocativa.

Muy sensualmente me quito el guante derecho y lo tiro, lo mismo con el izquierdo y éste antes de tirarlo me lo froto en la ingle...

Me desabrocho los cuatro (4) botones de la chaqueta y me giro, me la saco y cae por mis hombros.. Tengo la piel muy suave y brillante porque estoy untada con aceite hidratante y perfumada con olor de rosas.

Me doy la vuelta. Ves el sujetador: también de seda rojo con encajes.

Sigo moviéndome y cojo el foulard y me lo paso por los pechos y por la cintura, y me acerco a ti: te coloco el foulard en el cuello.

Tu me quieres abrazar, pero te digo:

No lo hagas!

Y como me obedeces te doy un besito en la boca.

Me alejo de ti y te digo que te desabotones la camisa, pero que aún no te la quites.

Vuelvo a ponerme de espaldas y me bajo la cremallera de la falda, cae por si sola bajando por mis brillantes y perfumadas piernas.

Te miro de nuevo. Lo que ves te deja anonadado: un minúsculo tanga rojo con la inscripción Muérdeme!

Te sonrío. Tu estás muy malito (o no?), pero tranquilo que ya falta poco...

La música va a terminar. Me giro, por última vez, y me desabrocho el sujetador y me quito el tanga. Te muestro mi culito: blanquito, suave y redondito. Sólo para tí.

Me quedo en esa posición –de espaldas-, y con la mano derecha me cubro las tetas y con la izquierda me quito el sombrero y con él me tapo el pubis.

ACTO FINAL: me volteo y cuando suena la última nota, TACHÁN!. Me descubro y te lanzo el sombrero, que tú cojes al vuelo y te colocas.

Entonces con el dedo índice, te "ordeno" que vengas. Tu por supuesto, lo haces y cuando estás a un palmo de mi, te miro a los ojos (llenos de lujuría y deseo) y con voz pícarona te susurro:

Fóllame!.

Lo haces?. FOTOS

Triple Fantasia

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 Hola Cielo.

Cómo estás?. Yo muy bien, muy ocupada...

Ya sé que te debo un montón de emails contándote todas mis mansturbaciones, verdad?. Pues para que veas que soy "mala" hoy tampoco te los voy a enviar. Te enfadas?, no lo hagas cariño, que te voy a contar mi última fantasía erótica y si te gusta aunque sólo sea un poquito (yo creo que sí) me daré por satisfecha.

Preparado para leer (si te corres será más divertido), pues hallá voy:

Además de jugar por Internet –por msn- contigo, hay varios hombres que deserían también hacerlo conmigo, y hay uno que lo ha conseguido. Tú y él soís completamente distintos, sólo hay una cosa que os une a mí: con los dos, disfruto. Y no soy egoista, porque si vosotros me dáis placer yo también os doy grandes dosis de erótismo y "distracción".

El otro día primero estuve con él y más tarde contigo y no puedo decidir con quién lo pasé mejor, me resulta muy díficil elegir y por eso tuve/tengo esta fantasía:

En ella, él está en el suelo tumbado sobre una alfombra, boca arriba, yo estoy en medio, a cuatro patas, mirándolo a él y con las piernas abiertas, y detrás mía estás tú. No te veo, pero puedo sentir tu excitación.

Estamos los tres completamente desnudos...

Él tiene su pene muy erecto y muy grueso, tú tienes la polla muy tiesa y muy gorda y dura. Él me acaricia la cara y me besa los labios, tú me sobas las nalgas y me lames el cuello.

Yo sólo puedo gemir de placer...

Su mano derecha acaricia mi pecho izquierdo rozándome dulcemente el pezón –haciéndome suspirar-, y tu mano izquierda estruja mi teta derecha –consiguiendo que grite- mientras me la aprietas fuertemente.

Con su dedo índice estímula mi clítoris para preparar mi sexo, tú también mojando tu dedo con crema hidratante formas círculos alrededor de mi ano y luego lo metes para dilatarlo...

Mirándome fijamente a los ojos levanta su pelvis y me penetra la vagina con suavidad y tú colocando tu polla a la entrada de mi culo me la introduces salvajemente.

Yo creo que voy a morirme; siento un orgasmo detrás de otro y los tres comenzamos a jadear al unísono. Hacemos un trío perfecto.

Él continúa mirandome mientras me hace el amor.

Tú sigues tocándome mientras me follas.

Saca el pene de mi interior un segundo y pidiéndome permiso –me llama preciosa- me lo clava hasta las entrañas, tú la sacas con fuerza y llamándome –con voz ronca- "zorrita mía" me la metes con un sólo golpe hasta los huevos.

Continúa el mete-saca por delante y por detrás.

Quereís verter vuestro esperma a la vez.

Él me dice:

Por favor, puedo eyacular dentro de tí?.

Yo le digo que tiene mi permiso. Qué no me lo pida, que me haga lo que quiera.

Tú, en cambio me sueltas?

Voy a correrme en tu culo y lo voy a hacer YA!. Eres mi putita...

Te respondo que soy tu esclava. Tu pide y yo obedezco.

Lo haceís a la vez y me inundais con vuestro líquido caliente y denso; -semen y leche- el cuál, cae cómo ríos por entre mis piernas.. Salís de mis interiores.

Él se acerca a mi boca y después de besarme y repetirme lo hermosa que soy me dice:

Pili, te quiero!.

Tú te tumbas sobre mi espalda y con un susurro al oído me dices:

Pili, te deseo!.

A quién elijo?., a tí, o a él?.

Y si me quedo con los dos, me compartirías?.

P.D. Y vosotros que decís, queridos lectores?.

Acepto comentarios y sugerencias.

Besitos.

Pilita FOTOS

Sueños de Prostituta

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Hoy les contare a mis asiduos y fieles lectores una fantasía recurrente, constantemente pienso en ella y es una de las pocas cosas que me faltan por realizar, eso y ser una estrella porno, soy muy sexual, adoro el sexo, no hay nada mejor que coger tanto con hombres como con chicas, desde muy joven empecé a explorar mi cuerpo y como todas conocí los placeres de la masturbación, adoro masturbarme y lo hago casi a diario, no importa el lugar, solo siento el deseo y lo hago, con mis manos o juguetes, me encanta el sexo fuerte, que me cojan duro para sentirme llena, me excita que un hombre o una mujer me domine, que me digan cosas sucias y calientes, me gusta el lenguaje fuerte o vulgar, me encanta que me nalgueen fuerte, la parte de mi cuerpo que mas me gusta es mi cola, grande y firme, eso me excita mucho, además de mi concha depilada, adoro el sexo oral, me encanta chupar vergas grandes y gruesas y conchas rasuradas, me fascina el olor y sabor del semen o los jugos vaginales incluyendo los míos, a diferencia de muchas mujeres disfruto de una cogida anal, la mezcla del dolor y el placer es indescriptible, no me importa el tamaño de una verga, lo importante es como la usen, he participado en algunas orgias pero prefiero máximo 2, de preferencia una pareja, soy exhibicionista a morir, me gusta que me vean y excitarlos, me fascina el vouyerismo, me encanta ver, los chicos y chicas a veces ponen su cam para que los vea y nos masturbemos juntos, puedo venirme en un minuto o prolongar mis orgasmos, soy muy morbosa y caliente, ya muchos y muchas me conocen y saben lo que me gusta, bueno, ahora si entrando en el tema, mi fantasía sexual que espero algún día poder realizar es ser una prostituta, coger por dinero, me atrae el morbo de hacerlo con un desconocido, chuparselo a alguien que hace 5 minutos conociste, pararme en una esquina como cualquier callejera ataviada muy sexy y ofrecer mis servicios, no me interesa el dinero para nada, solo el sexo casual y conocer el mundo de la prostitucion que se me hace interesante, tengo 2 amigas mexicanas que ejercen esa profesión y les va de maravillas, conocer diferentes vergas y formas de cojer es fantástico, una de mis amigas llamada Ana me lo ha propuesto en varias ocasiones y según ella con mi cuerpo y manera abierta de ser puedo tener varios clientes en una noche, no me decido pues mi familia es muy conservadora y si supieran mis deseos se morirían de vergüenza, los malditos prejuicios, en fin, este es mi sueño:


Entré sola al living del lujoso departamento. Estaba algo nerviosa porque no sabía quién era el cliente, pero debía acostumbrarme porque desde ese momento en adelante iba a ser así siempre, una puta. El mayor punto a favor era la calidad del servicio, que era caro, y solo accesible a una clase bastante privilegiada. Muy a mi pesar ya nunca más trabajaría en la calle al estar dotada de este físico descomunal.

Me senté en el mullido sillón floreado para relajarme un poco. Estaba sonando una melodía hermosa y todo el ambiente estaba preciosamente perfumado. En el medio de esa escena, esa negra infernal que era yo ofreciéndome como una golosina. Me imaginé que cualquier hombre se excitaría como un animal al verme, al sentir el perfume penetrante con que me había rociado el cuerpo, que remataba con una lencería negra ultra sexy que exaltaba mis curvas.






Sentada en el sillón, y luego de acariciar mis glúteos por detrás, además de hacerme un suave masaje en el clítoris para calentarme, tuve miedo de que mi cliente tuviera un pene enorme, y que con él me lastimara, aunque en el fondo eso era lo que deseaba.




Al cabo de unos minutos se abrió la puerta y entró un hombre de unos 45, vestido de sport pero elegante. Se lo veía radiante y muy abierto. Saludó desde la puerta con un hola belleza, y al cerrarla exclamó: Uuaauuu. Yo como única respuesta le contesté con un hola y dejé mis pequeños pechos al aire, provocadoramente erguidos.

Diablos, dijo, vamos a pasar una hora de sexo lujurioso. Se sentó a mi lado y me besó suavemente acariciando mis senos con ambas manos, tenía un fresco aroma a pino en su piel, era el perfume que más me excitaba. Al cabo de unos segundos el ambiente se inundó con su olor, y él continuo masajeándome los senos y besando mis pezones con una delicadeza digna de un devoto. Yo sabía que ya que no habría de pasarla mal, que contaba con un macho experimentado y de mucha calidad. Me fui entregando de a poco, le acaricié la verga por encima de la tela de su pantalón, y la respuesta no se hizo esperar. Se abrió el cinturón y bajó el cierre. No sin antes colocar los cien dólares sobre la pequeña mesita, era mi primera paga como puta profesional.




Sacó una hermosa verga brillante, larga y gruesa, la cual masajee por unos instantes mientras su lengua jugaba deliciosamente con la mía, baje la cabeza sin dejar de frotarla aspirando su aroma, palpe sus gordas bolas y pase mi lengua por ellas, recorrí su tronco desde la base hasta la húmeda cabeza y la introduje de manera tal que sólo me cabía su cabeza en la boca. Pese a todo empujaba intentando llegar hasta el fondo de mi garganta, me cogia por la boca, Yo lo frenaba con la lengua, pero su verga me encanto y la deseaba toda dentro, luego de un rato empezó a deleitarse con mis caricias linguales sobre la enorme cabeza rosada. Tenía un buen sabor masculino, me estaba calentando mucho hacerlo y adivinaba que ese hombre me montaría como una potra. Yo no paraba de chuparlo, masajearlo, olerlo, aferrada a su verga con una mano notaba la dureza y el grosor de su vena, él cada tanto me acariciaba el pelo, con un dulzura sin igual, y llevaba su manos a mis senos haciéndome sentir una verdadera puta.

Suavemente lo sacó y me dijo: "quiero montarte toda, mi yegua hermosa, quiero tu culo", deseaba su tranca perforando mi ano, pero dije: cariño, si lo deseas por ahí te costara 100 dólares mas" adiciono otro billete a la mesita y me coloqué de espaldas en cuatro patas ofreciendo el agujero de mi deseoso ano. Me dio unos besos en las nalgas, y luego fue metiéndose en mi culo con la lengua, humedeciéndome progresivamente hasta meter unos, dos, tres dedos, que me hicieron vibrar. Yo no paraba de jadear, y le decía sí, sí, así... mi hombre... Y no paraba, seguía con su juego entre mis negras y redondas nalgas, haciendo cada vez más grande el agujero de mi culo ya sediento de su verga. No pensaba en otra cosa que darle placer con mi cuerpo.

Me nalgueo fuerte con sus manazas y su verga golpeteaba mi concha calentándome al máximo, la deseaba dentro y así se lo rogué: "anda cariño métemela ya, la quiero toda dentro".



Minutos más tarde la introdujo firme y recta hasta llevarla al extremo más profundo de mi sexualidad anal. Grité, me hizo sentir la dureza extrema de su tronco y empezó a frótalo, sacándolo y entrándolo vertiginosamente. Me dominaba por completo, yo me mecía ayudando sus movimientos de penetración que eran precisos y exactos. Él tenía toda la intención de inundarme el culo y lo hacia muy bien.

A esa altura de las circunstancias me di cuenta que no se había puesto preservativo, y no lo saqué, seguí dejándolo hacer a su antojo con mi culo pues había pagado por el. Pensando que tal vez estaría casado y un poco harto de hacer siempre lo mismo con la misma persona. Yo era su fuente de placer descomunal. Él comenzó a gemir y gemir, y cada tanto me decía frases calientes, depravadas, del estilo que a mí tanto me gustan. "te gusta puta? Siente como te rompo el culo con mi verga, te voy a hacer cojer con mis amigos, mirando como te hacen el culo, putita... viendo cómo te cae la leche por esas piernas hermosas..."

Qué gruesa la tienes amor, dame mas verga, metela hasta el fondo, hazme gozar como una perra, dije mientras acariciaba mi húmeda vagina e introducía dos dedos en ella, viendo que cada vez aumentaba de tamaño y grosor. No perdió el tiempo, la sacó para sentarse en el sillón y me llevó hasta él, sentándome encima, frente a su rostro. Su tranca me penetró con fuerza abriendo camino entre mis nalgas ya mojadas de transpiración. Me estaba haciendo como nunca antes me habían hecho. Me culpaba como me gusta. Yo ya no tenía idea del tiempo que había pasado, pero era seguro que más del que pensaba. Era tanto y tan intenso el placer que sentía, que no estaba dispuesta a cortarlo por cuestiones de horario. Yo era su hembra, su puta y él así lo había decidido. No había vuelta atrás.




Mis movimientos se acentuaron al sentir su abrazo, sus besos en la boca, las apretadas de mis cachetes, su lengua en mi cuello, en mis pezones, finalmente... los pellizcos eróticos en mis nalgas, cada vez más fuertes y seguidos uno del otro. Yo saltaba y saltaba y me excitaba sentir la cercanía de sus muslos bien formados, velludos, varoniles... Por llegar cada vez más abajo con mi cuerpo, y encontrarme con el suyo, tomé el grueso miembro con mi mano derecha y lo llevé hasta bien adentro de mi cola, sentándome en sus bolas quedando completamente sentada sobre él, su verga me quemaba por dentro, me abrazó con sus dos manos por la cintura y me mordió eróticamente las tetas. Yo lo sentía completamente adentro, era suya sin límites, y su miembro latía y crecía dentro de las paredes de mi cuerpo caliente, su verga se movía como si tuviera vida propia.




Quiso moverse para sacarlo y seguramente volver a entrar. No lo dejé. Lo tenía atornillado a mi culo. Me reí y lo miré muy fijo a los ojos, sonriendo, sabiendo que yo manejaba el asunto en ese instante. Le dije: "Seguro que nunca te cojiste algo tan lindo como yo... " Me dijo que tenía razón, que nunca se había comido un culo con tanto placer. Que yo era exquisita... algo incomparable...

De repente jaló mi cuerpo hacia arriba y me arrancó un gemido brutal. Y me bajó de golpe con sus brazos fuertes haciéndome sentir que me clavaba con su descomunal verga. Por último lo sacó haciendo un fuerte ruido de sopapa, y me puso en cuatro sobre el sillón para rematarme ahí sin defensa, expuesta completamente a su salvaje deseo desenfrenado. Se veía que ese era mi día... estaba para más y para hacerlo mejor a cada minuto que transcurría. Lo dejé, lo dejé y sentí mi concha inundada como resultado de tanto frenesí.

Me clavaba su verga de una manera descomunal, la sacaba y metía hasta el fondo de mi ser, me sentía atravesada por aquella barra caliente, me nalgueaba y bombeaba acompasadamente, s



abía que se venía el final, que estaba cerca, por la dureza ya indescriptible de su verga y la penetración acelerada, que aumentaba y aumentaba, produciendo sonidos en mi culo cada vez que arremetía y lo extraía. Estaba llegando... y yo había decidido recibirle todo su caudal en mi culo preciosamente penetrado.

Comenzó a gemir, cada vez más fuerte y más fuerte. Y yo diciendo: siiiiii, dame... dame... siiii, así, dámelo todo... no dejes nada... dámeloooooo………

Su semen había rebalsado mi ano y lo sentía salirse y resbalar por mis piernas. Lo saqué de mi cola y me lo llevé a la boca, y allí terminó tirando más y más su copiosa leche, porque yo le había dado un placer que seguramente ninguna mujer le había proporcionado.




Buen provecho, le dije. Y me contestó metiéndola dentro, bien adentro de mi boca. Se la limpié toda, y cayó sobre mí abrazándose, respirando profundamente, y así se adormeció. Durante unos minutos le acariciaba la cabeza mientras dormía con su cara entre mis pechos. Cuando nos levantamos, el sillón estaba todo manchado de su semen. Tuve que limpiarlo mientras él se daba una ducha. Finalmente se vistió rápido. Me miró, se sonrió y me dijo, sos algo bestial, la mejor negra puta...

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