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COMO ME COVERTI EN PERRA SUMISA

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Hola me llamo Rodolfo y les quiero platicar como empece a ser SUMISO o ESCLAVO, pues bien tenia 15 años y ya sentía algo en mi culito pues a veces me latía y si algo me rosaba sentía rico, pues en una ocasión entre al baño y mi perro se metió conmigo y al estar sentado me empezó a lamer mi pene, pero no sentí que me excitara por ahí mas bien sentía algo en el culo, así que me desnude y me puse en cuatro, mi perro me empezó a lamer el culo y sentí que el cielo estaba ahí, pero no se animaba a montarme así que le empece a acariciar su pija y le salio muy grande , por primera vez empece a lamer algo así pero se sentía rico, y fue cuando mostró interés en montarme, me volví a poner en cuatro y que me monta aaaaaaaaaaaaah mmmmm de un empellón me la metió, me arque y sentí un poco de dolor pero sentí muy rico el bombeo fue maravilloso y así me cogía cuando quería, pero el tiempo paso y ya no tenia quien me diera duro, mas adelante tuve 3 perros mas pero el tiempo acabo yo me sentía una perra muy puta, tengo una amiga que ya no esta conmigo pues se fue a otro lugar, pero en una ocacion yo andaba muy caliente y no tenia quien me diera duro , le platique a ella y se rio mucho jajajajajajajaja a que perrita me dijo te quedaste sin macho, que caray pero te voy a ayudar yo te voy a coger que dices, me dijo y yo le dije si me vas a dar pero con que?? jajajajajaja con mi arnés, desnúdate y ponte como perra, ahora seras mi perra puta jijijijiji, me puso un poquito de crema y me lo metió poco a poquito al grado que le grite ya metela toda, aaaaaaaaaaaaaaaaaaah mmmmmmmmmmmmmm, gemí, me bombeo hasta que se harto cuando termino me dijo quieres ser mi perra esclava puta, si, si le dije ahora soy tu perra, pues desde ahora me vas a obedecer en todo lo que mande, quedo claro perra ?? sii le dije y para empezar me dijo cuando seas mi perra no debes hablar debes ladrar y aullar cuando te la meta quedo claro si le conteste y me dio una cachetada y dijo las perras no hablan solo debes mover la cola, jajajajaj pero si no tienes pero puedes mover el culo, gemí como perra y moví mis nalgas de un lado a otro, . así muy bien me dijo te voy a educar ya lo veras, así que me tronaba los dedos cuando quería que fuera con ella y siempre en cuatro patas, en una ocasión yo quería que me diera duro y le leve su arnés con mi boca a la que ella le decía hocico, me dijo a perra puta ahora no quiero, yo gemí y lamí sus pies a ver si la convencía, pero que hagarra un cinto y me pego hasta que se canso pues yo gemía y lloraba como perra y se me salio hablar y que me da mas duro para que no hablara perra me dijo es cuando yo quiera no cuando tu quieras, y me tuve que aguantar, esa noche me llamo y me dijo así que quieres verga verdad ?? yo movi mis nalgas y me dijo te la voy a dar pero no yo mi novio y en eso llego su novio este soltó una carcajada y le dijo oye deberás no te creía, pero te vas a divertir mi reina, y que saca su verga era muy grande y mi ama ordena lamela a lo cual obedecí, a su macho se le paro rápido y le pregunto a ella le hago una garganta profunda ?? a lo que ella contesto has lo que quieras con mi perra y que me la mete en mi hocico y casi me ahogaba jajajajaj reían ellos mientras a mi hasta se me salían las lagrimas, casi me vomitaba entonces ella le puso un poco de crema y que me la deja ir hasta el fondo gemí mmmmmmmmmmmm aaaaaaaaaaaaaaaa, mas , mas dame duro duro le grite, entonces ella me dijo vaya que querías tu ración jajajajaja, me acerco su xoxo y me dijo lamelo a o que obedecí mientras el me tenia bien ensartado, cuando el termino ella me dijo ahora limpialo con tu hocico y así lo hice, el descansaba mientras a ella le acariciaba las tetas, ella se puso en cuatro y el la monto a ella y mientras lo hacían me ordeno métete abajo de mi y lame lo que escurra perra puta, así que me puse abajo y a lamer, la verdad me gusto mucho esa vez, en otra ocasión invito a tres amigas y dos chicos a que me conocieran, ya me tenia lista y amarrada pues quería exhibirme, ellas y ellos le decían no lo puedo creer a lo que ella les dijo vean como me la cojo y dimos un show que provoco que tanto ellas y ellos se pusieran muy hot, le preguntaron nos dejas ahora a nosotros y ella les dijo claro para eso los traje hoy todos le vamos a dar a mi perra, me cogieron mas de cinco horas pues ellas y ellos me dieron hasta que ya no pudieron mas y ademas tomaron mucho, al día siguiente no podía ponerme en pie pues me dolía mucho, jajajajajaja reía ella ahora si te dieron mucho mi perrita y me empezó a acariciar junto a sus pies, eso te pasa por ser puta y perra pero sabes te quiero mucho me dijo, yo gemí y lamí sus pies, pero sus amigos un día le pidieron que si me podían coger como ese día a lo que ella les dijo si pero esta vez les voy a cobrar pues esta puta perra es mía solo mía, y me alquilaba a sus amigas y amigos al único que me cogía cuando quería era su novio, en una ocasión su novio llego muy borracho y me quería coger a lo que yo me negué entonces ella me amarro de patas y que me pone para que el me diera duro y después a ella le dio duro, pero me gusto mucho ser su sumiso, su esclavo que le servia en todo lo que mandaba, duramos cinco años así y el se la llevo al otro lado ni modo me dijo pero haya no te podemos tener, me quede como perra sin dueña y desde entonces algunos machos me montan perros ya no pero si me gustaría tener una que me diera duro, pero mas añoro tener una AMA diosa a quien servir, espero que les haya gustado mi narración y que por esta tenga muchas amigas y amigos que me quieran adoptar como su perra puta, les dejo mi correo es mi_super_esclavo@yahoo.com, les mando muchos besos, escríbanme yo contestare a todo.

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ME CONVIRTIO EN SU ESCLAVO Y ME GUSTO

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Hola me llamo Rafa y les quiero platicar como me hice esclavo, pues bien la verdad es que soy un gay zoofilico pero nunca he encontrado verdaderos amigos zoo, pero en una ocacion encontre una chica que es bien puta pero yo la amo, cuando le platique que era zoofilico y no tenia amigos como yo me ofrecio su amistad incondicional, le platique que ya tenia mucho tiempo que no me enculaba nadie ningun perro y ella se ofrecio ha encularme con su arnes lo cual me gusto la idea, asi que cuando la conoci me enculo hasta hacerme chillar de placer, se le vino la idea que ya que me gusta ser perra podria ser su perra y tratarme como tal, yo le dije que si y cuando estabamos juntos yo tenia que estar en cutro patas no devia hablar sol gemir y ladrar, tenia que obedecer y si  no me castigaba con un cinto y yo debia aullar como perra si me dolia, solo podia hablar cuando lamiendo sus pies debia decir que si por favor me podia encular si yo tenia ganas, tenia que decir AMA por favor podrias encularme ahora y si ella queria me decia que si si no queria agarraba el cinto y me pegaba por ser una perra muy puta, cuando ella queria yo debia ponerme y lebantar mi culito como ella lo dispusiera y espera a que me enculara hasta que ella desidiera sacarlo, una vez me enculo por mas de una hora, yo chillaba de placer pero ya tenia dolor y cuando terminaba debia decir gracias AMA por encularme, ha veces ella se llenaba de susu jugos y yo debia limpiarla con la lengua hasta que ella dijera solo YA , y tenia que irme a mi rincon como buena perra, en una ocacion me porte un poco desobediente y es que hable sin querer y me amarro de manos y pies, ella me dijo "te voy a amarrar las patas para que aprendas" una vez amarrado me dio con el cinto y luego asi amarrado me enculo 8 veces en una noche, cuando ella se llanaba de sus juguitos solo me ponia su vegina para que se la limpiara esa vez si me sangro mi culo y por casi 2 dias casi no podia caminar, pero yo la amo y se que si me somete es por mi bien, en una ocacion invito a 3 amigas a que conocieran a su mascota y ellas al verme reian mucho pues no lo creian, yo siempre estaba desnudo solo con una tanguita que tapaba mi pene pero mi culo estaba descubierto y es que ella decia que las perras no tienen verga, me enculo delante de sus amigas y luego las invito a que ellas me culearan lo cual hicieron, solo una vez un hombre estubo presente cuando ella me culeo, el quiso culearme pero ella le dijo que solo ella me podia culear, pero cuando ese amigo la culeo a ella yo tenia que ver como se rebolcaba de placer con el, pero se tub que ir a otro estado y me quede sin AMA ahora me gustaria tener nueva AMA que quiera una perra esclavo y la verda me gustaria mucho pues me gusta ser sumiso y buena perra esclavo, les dejo mi correo por si te animas ha ser mi AMA este es perraenbrama2yahoo.com.mx FOTOS

La señora Jueza

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LA SEÑORA JUEZA

Roxana era muy conocida en el ámbito judicial, no solo por ser buena magistrada, sino, además, por tener una belleza notable. Tendría unos 45 años, era alta y delgada, de buena contextura física la cual nunca podía ser apreciada porque invariablemente usaba faldas largas, chaquetas cerradas, pañuelos al cuello y cosas así, todas de color oscuro, lo que le valió el mote de “la monja”.

Se sabía poco, casi nada, de su vida privada y, si algo la caracterizaba, era lo estricto de sus fallos como las penas que imponía. Por ese entonces, yo era un abogado de suerte variada en mi profesión y litigaba en varias causas en el juzgado a su cargo.

Cierto día, molesto por el trámite de cuestiones procesales, le solicité una audiencia para exponerle mis puntos de vista y disconformidad al respecto. Me recibió en su despacho, vestida como siempre con su imperturbable atuendo de monja; escuchó pacientemente mis argumentos y cuando hube concluido me dijo: “Dr. Ferrada, lo que Ud. plantea requiere de mi parte estudios y consideraciones adicionales que me llevarán algún tiempo. Cuando tenga mis conclusiones le avisaré”, Dicho esto, dio por finalizada la entrevista y solo atiné a dejarle mi tarjeta de presentación, en la cual figuraban mis números de teléfono. Pasó el tiempo y no me dio soluciones concretas a pesar de habernos puesto en contacto en tres ocasiones, en la última de las cuales le expresé mi incomodidad por la indefinición en que me tenía. Entonces me dijo que fuera a su casa con todos los antecedentes de la causa y que me daría una respuesta. Llegué a las 20 hs. conforme lo acordado y me recibió visiblemente cambiada: tenía el pelo suelto, unos pantalones bastante discretos y una blusa que permitía ver el nacimiento de un par de tetas prominentes. Me hizo pasar a su estudio y comenzamos a discutir, por momentos tan acaloradamente que, sin querer, dije un par de cosas inapropiadas. Reaccionando prestamente le dije: “Mire señoría….” “Aquí soy Roxana, Dr. Ferrada”. “Bueno, le dije, yo soy Gabriel y le pido disculpas si fui grosero…” Me interrumpió con un gesto autoritario y, levantándose de su asiento, se paró a mi lado mirándome fijamente (pensé que me abofetearía) y con dureza me dijo: “Estoy ofendida, pídeme perdón Gabriel!” Quedé mirándola pues no sabía si se burlaba, estaba loca o me hablaba seriamente. Tomó una pequeña fusta que tenía sobre el escritorio y haciendo un gesto de golpearme, me dijo: “¡Ponte de rodillas y pídeme perdón!”. De pronto se hizo una luz en mi obnubilado cerebro y comencé a entender el juego que me proponía sutilmente. Y confieso que me gustó. Me arrodillé y apoyé la cara sobre sus zapatos mientras le decía: “Perdón Roxana…” “¡No!, me dijo con voz muy firme mientras me daba un golpe con la fusta, “di perdón ama”! (Ah me dije, conque hacía allí íbamos) “Perdón ama” dije y le besé un pie por sobre el zapato. Me volvió a dar con la fusta diciendo: “No te autoricé a que me tocaras!” Luego se sentó sobre el escritorio y abriendo ligeramente las piernas me dijo: “¿Qué quiere hacer Dr. Ferrada?” “Quiero chupar tu coño y beber tus jugos” le dije incorporándome. Quiso pegarme con la fusta de nuevo, pero sacándosela de las manos, la tomé por los hombros y la arrojé al piso tras lo cual la tomé de las muñecas diciéndole: “Ahora el amo soy yo….señoría!” Noté que su respiración era muy agitada y entrecortada por la excitación, era evidente que ése era el juego que le gustaba. Soltó un grito de placer cuando la puse boca abajo y le pegué con la fusta en sus abultadas nalgas. “¡No te escucho!” le dije dominante. “Si amo, haré todo lo que digas; ordena y te complaceré” Esto parecía el cuento de Aladino, pero así estaban las cosas. Roxana se había transformado: tenía la mirada brillante, los labios abiertos tomando aire sonoramente, temblando de a ratos o estremeciéndose, con la mirada puesta en mí, esperando órdenes. “¿Vives sola aquí? pregunté. “Si, me dijo, nadie nos molestará”. “¿Tienes algún sitio especial en la casa?” seguí preguntando. “Si” me dijo y me llevó hasta un cuarto rodeado de espejos, en las paredes y en el techo; una gran cama redonda central iluminada por luz negra y roja y distintos adminículos para refinada tortura sexual. Por lo que veía, la señora jueza no se privaba de nada. Cerré la puerta y le di otro golpe de fusta en las nalgas mientras me sentaba en la cama, ella se arrodilló entre mis piernas mientras me preguntaba: “¿Qué ordena mi amo?” “Desvístete lentamente ante mí” le dije. Roxana se sacó una por una todas sus prendas hasta quedar completamente desnuda. Tenía un cuerpo espectacular que estaba muy bien disimulado bajo sus atuendos cotidianos. Un par de tetas voluminosas, vientre aplanado, el coño completamente rasurado, piernas firmes y bien formadas y un culo que quitaba la respiración. Me desvestí también yo, quedando con la polla tiesa frente a su mirada hambrienta. “Di algo, estas muy callada”, le dije. “¡Que  buena verga tienes!” me contestó. La tomé por la espalda y se la apoyé en la profundidad de sus nalgas, directamente sobre el ojete palpitante; se inclinó un poco y sentí como se abría el orificio sin mayor esfuerzo. Este es un andén por el cual pasaron muchos trenes, me dije para mis adentros, pero seguramente será profundo y acogedor. Y realmente lo era, porque de un solo estoque enfundé el sable en la cómoda vaina. Roxana se reclinó sobre el borde la cama y metí la polla en toda su extensión en ese culo portentoso; pero me dio la impresión que debía complementar la penetración con algún gesto adicional, para que la misma cobrara temperatura. Le di unas palmadas bastante fuertes en las nalgas lo que provocó que gritara de placer, entonces tomé la fusta y le fui golpeando suavemente en distintas partes del cuerpo, mientras la mantenía firmemente enculada. Y allí estalló de pasión y locura, porque continuó gritando, maldiciendo y rogando, todo a la vez, al tiempo que se estremecía y temblaba. Bajamos al tapete y de rodillas los dos sin perder el acople, la fui llevando por la habitación con cada envestida que le daba, al tiempo que la sacudía con la fusta como si fuera un corcel. Y allí estaba la señora jueza, abandonada a sus más recónditos instintos y entregada completamente a mi dominio circunstancial. Y se dio algo que nunca me había sucedido, comenzó a correrse en pequeños chorros a medida que nos deslizábamos por la alfombra, hasta que la sostuve firmemente por la cintura y descargué toda mi lefa en la profundidad de su culo.

Después de ese día, cada vez que tenía inconvenientes en tramitaciones legales, acudía presto a la villa de su señoría, para efectuar las “consultas” que fueran menester.

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Una Deuda muy Cara

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Esta historia refleja uno de los peores momentos de nuestra vida, un hecho que cambió todo para siempre. Somos una familia como cualquiera, yo Darío junto a mi mujer Clara, ambos de unos 30 años, y mis 2 pequeños hijos. Vivimos en una casa de barrio, clase media, sin lujos ni excentricidades. Después de haber incursionado, tanto ella como yo, en distintos ámbitos laborales, decidimos emprender nuestro propio proyecto. Fue así que instalamos una casa de artículos deportivos con venta al público. 

Los primeros meses fueron buenos, con un desempeño interesante y con la esperanza de que el negocio explotara en poco tiempo. Pero lamentablemente la suerte no nos acompañó, ya que una empresa multinacional se instaló muy cerca de nuestro local. Por todos los medios tratamos de sostener nuestro emprendimiento, a punto tal de arriesgarnos muy fuerte económicamente. Todo se vino a pique. El negocio quebró, en consecuencia tuvimos que comenzar a responder. Las deudas se acumularon, los intereses crecieron y los aprietes se transformaron en una constante. La deuda más importante la teníamos con un conocido prestamista, el señor Rodríguez Cano, un hombre pesado e inescrupuloso, de unos 55 años. Un día nos llamó y nos pidió vernos para poder saldar la deuda. 

Acordamos visitarlo en su oficina, en un edificio ubicado en pleno centro. Al comenzar la charla habló sobre la necesidad de terminar con esta cuenta pendiente. Ya llevábamos más de 1 años tratando de arreglar la situación, pero el saldo era muy elevado aún. Fue entonces que Rodríguez nos dijo:- Yo se que ustedes no pueden pagar. Se nota por la forma en que se van dando los hechos. Yo tengo una nueva propuesta, que además está al alcance de ustedes. - Cual es... ?, preguntamos casi a la vez. - Quiero una noche con vos Clara. El silencio solo duró unos minutos. Después reaccioné, me levanté de golpe y lo tomé de su camisa, con ganas de romperle la cara de una trompada- Tranquilo, nene me dijo- Te voy a matar, hijo de mil putas... !!!- Pensalo bien. No tenés otra forma de afrontar la situación. Con esto la deuda quedaría completamente saldada. No tendrían que poner un peso más. Yo mañana les llamo y ustedes me dicen como seguimos nos dijo en un tono cuasi mafioso. 

Salimos mudos de ese lugar. Que hacer ante la situación. Clara, mi mujer, no emitía palabra. Llegamos a nuestra casa sin hablarnos. La situación era muy extraña. Esa noche nos fuimos a dormir en un clima extremadamente enrarecido. En el medio de la noche, Claro habló y dijo lo que yo no quería escuchar. - Tenemos que aceptar la propuesta. - Estás loca!!! Que te pasa?? Crees que es el único camino?? No estás en pedo- Mira Darío, no hay otra. La plata que debemos no la conseguimos ni en 10 años. Ya no tenemos crédito. No hay nadie que nos pueda prestar. No queda otra salida. La cabeza me explotaba. Esa misma noche terminamos de debatir el tema. Quedamos de acuerdo que sería en nuestra casa, por una cuestión de seguridad. Al día siguiente le llamamos a Rodríguez Cano. - Vamos a tomar la propuesta, pero con condiciones. - A ver- Es en mi casa, sólo por una noche, y allí mismo firmamos los documentos. - Me parece bien. Mañana lo hacemos. La sensación era amarga. Sabía que un tipo se iba a coger a mi mujer y yo no podía hacer nada. 

Esa noche llevamos a los chicos a la casa de mi suegra, con la excusa de que teníamos que salir. Con mi mujer acordé que fuera en un pequeño salón ubicado en la parte trasera de la casa, para que yo pudiera observar todo desde un sector de servicio que tiene entrada independiente. Rodríguez llegó después de las 23. Mi esposa Clara abrió la puerta. Le dijo que estaba sola, que yo iba a llegar al final de todo, para arreglar los papeles. Sin decir una palabra, fueron hasta el lugar elegido. Yo podía observar todo sin que nadie notara mi presencia. Fue entonces cuando Rodríguez comenzó:- La verdad es que siempre había querido cogerte. Me calentás desde el día que viniste con el pelotudo de tu marido a gestionar el crédito. - Solo le voy a pedir que no se pase con sus palabras - Mirá nena, las reglas esta noche las pongo yo. Eso me puso furioso. No sabía que era capaz de hacer este tipo. - Dale, vamos a empezar. Pero al revés. Primero yo te voy a chupar toda.

Clara no dijo una palabra. Rodríguez se acercó, le arrancó violentamente la ropa interior y empezó a pasarle suavemente la lengua por la concha. Mi esposa solo atinó a cerrar los ojos, para mirar lo que estaba pasando. Se notaba que el tipo tenía una gran capacidad para eso. Ella empezó a hacer unos leves gestos, mezcla de querer escaparse con un poco de placer. Así estuvieron unos 10 minutos. De golpe, Rodríguez se levantó y se bajo los pantalones. Tenía una verga que llegaba a los 30 centímetros. En ese momento le dijo:- Ahora vos vas a chupar. Mi mujer empezó a comerse esa terrible pija, que crecía cada vez un poco más. Rodríguez le agarró la nuca y le empezó a marcar el ritmo. La tuvo cerca de 10 minutos con la verga en la boca. Yo no podía creer lo que estaba viendo la madre de mis hijos chupando la terrible pija de un desconocido. De repente, el tipo la sacó y le dijo:- Si decir nada te vas a sentar en mi verga, pedazo de puta. Si cogés como chupás la pija, debés ser un infierno. - Por favor Rodríguez le pido que se calme. - Callate divina y sentate... !!!

La tomó de la cintura y de casi un golpe se la sentó en su miembro. Clara pegó un grito de dolor. Rodríguez empezó con movimientos leves que con los minutos se fueron identificando. Mi esposa empezó a emitir un gemido muy leve. El tipo la estaba haciendo gozar como loca, pero trataba de controlarse porque sabía que observaba todo. Después de una 15 minutos de cogerla sin parar, Rodríguez la levanto, la puso de espaldas a la pared, se agachó y le empezó a meter la lengua por el culo. - Te imaginás porqué te hago esto- Rodríguez no - Si nena. Te voy a hacer el orto. Te la voy a meter toda. Hasta las pelotas me entendés??- No no por favorRodríguez se paró, y en menos de un minutos se le metió toda en el culo. Clara pocas veces había tenido relaciones conmigo por ahí. Esta vez estaba experimentando una verga enorme, repito de unos 30 centímetros, y toda por el orto. Con los ojos cerrados y tratando de no gesticular, Clara era terriblemente cogida por este tipo. 

Durante más de 10 minutos, el hijo de puta había estado metiendo la pija en el orto. Después llegó un momento difícil. La recostó sobre una cama que había en ese salón y la empezó a penetrar nuevamente por la concha. Estuvo más 20 minutos, un tiempo increíble. Ella gesticulaba, emitía pequeños gemidos. Y el le ordenó:- Decime que te gusta más que la verga de tu marido- Rodríguez por favoooorrr - Dale nena decimelo. - No no Rodríguez (el tipo aceleró el ritmo de la penetración). No noooo noo nooooo ahhhh- Dale puta- Ahhhhhh noo ahhhhhhhh paraaaaaá hijo de putaaaaaa ahhhh- Te gusta- Ahhhh pará siiiiiiiii ahhhhh siiiiiiiiiiiiiiii me gusta Se notaba que Clara estaba como loca. Ya no podía disimular. El insistió- Dale decime que te gusta más que la verga del pelotudo de tu marido- Ahhhh... Siiiii... !!!! si si si si perdoname mi amor. Perdón si Rodríguez me esta volviendo loca esta pija ahhhhh No lo podía creer. Lo que sería una experiencia asquerosa para la familia, terminó siendo un éxtasis para mi mujer. Ella no se podía controlar. Rodríguez llevaba más de 2 horas cogiendola sin parar, metiendo la verga por todos lados. La cosa se había puesto más extraña- Me encantas hija de mil puta hace mucho que te quiero tener así- Ahhhh paraaaa ahhhh esto se está yendo de las manos- Siiiii ahora voy a acabar- Noooo... !!! adentro no. Creo que estoy ovulandoEl hijo de puta la agarró con más fuerza y le dijo:- Te voy a bañar de leche te voy a acabar toda- No pará no. Pará yá... !!- Tomá ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- Nooooooooooooooooooo... !!! nooooooooooooooooooooo... !!- Ahhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhh tomá toda ahhhh.

Rodríguez había acabado adentro de mi esposa. A los pocos minutos todo terminó. Ella hizo como que me mandaba un mensaje y yo aparecí. Estaba abatido derrotado. Se cobraron una deuda con mi esposa, ella terminó gozando, maldiciendome, y el extraño que se la cogió probablemente la había dejado embarazada. Los días pasaron. La deuda quedó cancelada. Pero mi mujer tiene un fuerte retraso en su período menstrual. Nuestra vida cambió para siempre. Ahora no sé como vamos a poder continuar con nuestra familia, con esta vida, con esta historia.


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Mi Esclava

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Estamos por realizar nuestro primer encuentro, los nervios se manifiestan un poco, pero llego al lugar de la cita a tiempo, tal como acordamos previamente, me siento en una silla del café y espero con paciencia viendo a toda mujer que se acerque, tratando de descubrirla antes de que  llegue. Muchos interrogantes invaden mi mente, ¿como será?, ¿llenare sus expectativas?, ¿me comportare a la altura?, ¿le gustare?, en eso llega ella con su imponente figura, los nervios se me agudizan pero logro controlarlos, me pregunta mi nombre, yo se lo digo y le pregunto si es Claudia, me dice que si, entonces me levanto de la silla, le tomo su suave mano y me acerco para besar su mejilla, la saludo y la invito a sentarse, ella accede y aunque visiblemente nerviosa empezamos a conversar. Después de preguntarnos como estamos y todo aquello comenzamos a conversar sobres nuestros planes íntimos, ella que le gusta oír lo que va a vivir me pregunta sobre o que quiero hacer, me pregunta sobre mí, y yo naturalmente la interrogo a ella sobre las mismas cuestiones, y así, conversamos un rato, nos tomamos un café, contamos algunos chistes y la pasamos bien, en el transcurso de la conversación hablamos sobre la palabra clave, que es muy importante para detener la acción en caso de que me pase de sus limites, nos ponemos de acuerdo el respecto, nos estamos conociendo, ambos confesamos nuestras fantasías, le tomo las manos con ternura, pero aun no hay la suficiente confianza, por lo que quedamos en vernos otro día y avanzar mas al respecto.  

En los siguientes días seguimos en comunicación por medio del Chat y del celular, seguimos contando fantasías, intercambiando fotos y videos eróticos, esperando con ansia el siguiente encuentro.   Al fin llego el día, nos encontramos en el mismo lugar, esta vez llego ella primero y me estaba esperando con ansia, me acerque y la salude, bese su mejilla y me senté en una silla a su lado. Esta vez no se veía nerviosa, yo tampoco lo estaba, me sentía con más confianza, tome su mano y le pregunte si estaba dispuesta, ella me contesto afirmativamente.    Entramos a la habitación del hotel, después de cerrar la puerta, paso mi mano por su cabello, suavemente, acariciando sus suaves trenzas, envuelvo todo su pelo en mi mano y en un golpe repentino, se lo halo con algo de fuerza hasta obligarla a mirar hacia el techo, así impongo mi voluntad, ella suelta un suave gemido, siente el dolor, acerco mi cara a su cara, ni boca a su oído, le beso la base de la oreja y le digo que va a caer bajo mi yugo, que mi yugo es fuerte y no se rompe, y que de aquí en adelante yo daré las ordenes, ella suspira, y da si afirmación. Le pido que se desnude, poco a poco para observarla minuciosamente, ella comienza a hacer su tarea con detalle, lenta y suavemente se quita la ropa, me excita, se excita, deja desnudos sus senos y comienza a sobarse suavemente los pezones. Continúa con  calma a un ritmo erótico, se quita los pantalones y poco a poco me muestra sus nalgas con un hermoso hilo dental atravesando y realzando su hermoso trasero, se mueve al son del momento quitándose poco a poca el resto de ropa. Sus nalgas desnudas, moviéndose, chocando entre ellas, me paralizan, no puedo dejar de observar esa hermosura, las abre y me muestra su ano, un hermoso punto oscuro que arropa todos mis deseo, me muestra su vagina, rasurada, brillante, hermosa, me enloquece.  

Totalmente desnuda se echa a la cama abriendo sus piernas y provocando mi erotismo, yo me acerco, con lentitud, suave, despacio, rozo su pecho con mis labios, paso de uno a otro con un contacto mínimo, casi la hago reír, por las cosquillas que le produce, su pecho crece sus pezones se abultan esta comenzando a sentir una fuerte excitación. Me acerco mas  a su pecho y lamo sus pezones, primero suave, con calma, paso de uno a otro mi lengua certera, luego la aprieto contra el pecho mas intensamente, ella gime, los ruidos que hace me excitan mas, meto su pezón en mi boca y aprieto con los labios, siento su estremecimiento, paso de un pezón a otro con animo insaciable, ahora aprieto uno de sus pezones con mis dientes, poco a poco, cada vez más fuerte, ella vuelve a gemir, esta vez  mezclando sus gemidos de placer con grititos de dolor, esto sube mi nivel de excitación y aprieto mis dientes, suavemente procurando no dejar marcas, ella grita de dolor, yo aumento mis ganas de oír su gritos, aprieto, llego a su limite, ella grita, y dice la palabra clave, yo me detengo, abro la boca y dejo libre su pezón, ella jadea, suspira, esta complacida, yo tomo su otro pezón y vuelvo al mismo proceder, se repite la escena, entre gritos y jadeos nos excitamos, lo disfrutamos, subo el nivel, comienzo a lamer y muerdo suavemente pero con fuerza el resto de su seno, ella vuelve a gritar, yo vuelvo a morder una y otra vez, pequeños mordisco casi como pellizcos por todo sus dos senos, de vez en cuando vuelvo a tomar sus pezones y aprieto con firmeza, ya se cual es su limite, y hasta allí la llevo, lo se por la intensidad de sus gritos, ya no necesita decir la palabra clave, nos estamos compenetrando. ------  Comienzo a recorrer su cuerpo, poco a poco, paso mi lengua suave llenando su piel con mi saliva, la beso, tiernamente y luego muerdo con suavidad pero provocando sus gritos, calladitos muy bajitos pero muy excitantes. Bajo hasta su vientre, lo lamo y lo beso, chupo se ombligo, lo pellizco con mis dientes, muerdo sus costados, provocando que su cuerpo se contorsione, aprieto cada vez mas, suavemente, sin dejar marcas, y nunca en el mismo lugar, muchas veces ella me dice la palabra clave muchas veces yo me detengo y continuo en otro lugar.  

Al fin llego a su vagina, ella abre mas sus piernas, pidiendo que haga lo pienso hacer, yo paso mi lengua por su vulva introduzco mi lengua con calma y comienzo a moverla primero suavemente, logrando hacer que se estremezca, luego subo la velocidad, ella dobla su cuerpo como si lo partiera en dos, ahora la muevo rápidamente, con fuerza, profundamente, paso mi lengua por su clítoris, ella vuelve a gemir, se estremece, lo aprieto con mis labios, ella siente la presión, trata de retirarse un poco, yo la detengo con fuerza y la pego a mis labios, ubico su clítoris con los dientes y aprieto suavemente, grita fuerte, yo aprieto mas fuerte, grita mas, pero no dice la palabra, yo aprieto, siente que muere pero no dice palabra alguna, solo grita de dolor y placer, aprieto otro poco, ella toma mi cabeza y la hunde con fuerza contra sus piernas, hace un lazo con las mismas y atrapa mi cabeza con fuerza hacia su vagina, aprieta mas firmemente y llego a su limite, dice la palabra, yo abro mi boca, ella se recupera entre jadeos y sudor, vuelve a jalar mi cara contra sus piernas y repetimos varias veces al misma acción, le encanta, es insaciable, me siento en el cielo.  

La volteo sobre la cama, quedando con su trasero hacia el techo, yo me voy hacia sus pies, los sobo con mis manos y empiezo a besarlos, suavemente, voy subiendo poco a poco hacia su trasero besando sus piernas y mordiendo de a poquito suavemente, provocando nuevos grititos,  nuevos gemidos, comienza a subir nuevamente su nivel de excitación y el mío también.  Llego a sus nalgas y la obligo a abrir sus piernas al máximo, su trasero se levanta levemente, quedando en una posición hermosa, redonda, suave, provocadora. Comienzo a lamer sus nalgas, las beso, las muerdo, cada vez con más fuerza, recorro todo su lindo trasero causando estremecimientos y gemidos. ------ Tomo cada nalga entre mis manos y las obligo a abrirse hasta el limite se sus carnes, meto mi lengua en su ano, trato de hundirla por su hermoso hueco, la muevo suavemente, pero con fuerza, lo más profundo que puedo, pero mi lengua no es tan dura como para entrar, entonces hundo mi boca en su ano, lo tomo con mis dientes y aprieto. Ella lanza un rápido grito que la estremece, yo hundo más mi boca, agarro mejor, aprieto con fuerza, hay más gritos, más jadeos, más excitación, llego a sus límites,  la palabra clave surge de sus labios, mezclada con gritos. Tardo en entenderla unos segundos, abro la boca y libero su ano, ella descansa jadeando y gritando suavemente, esta vez fue fuerte, pero le gusto, me pide más subiendo su trasero y poniéndolo frente a mi cara y empujándolo contra la misma, yo repito todo desde el principio, una y otra vez, ella pide mas, yo le doy mas, que éxtasis, que placer.  

Hemos pasado un rato exquisito, repitiendo una y otra vez, estos placeres de la carne, ahora yo comienzo a quitar mi ropa, me quito mi camisa y muestro mi torso desnudo, tomo mi correa de cuero y la enrollo en mi mano, le paso la punta suavemente pos su nalgas, le rozó su cuerpo, casi haciéndole cosquillas, paso por su espalda, ella se retuerce, sabe lo que viene o al menos lo presiente,  se la acerco a su cara y la paso por sus mejillas, suavemente, sin apuro, para que sienta lo rustica que es, la acerco a su nariz, permito que huela el cuero, ese olor fuerte que mezclado con mi propio esencia le deja sentir quien es el que manda, luego le doy golpecitos por el cuerpo, suaves, casi no causan dolor, ella se prepara para el castigo, se tensa, yo continuo, suave muy suave, cada vez un poco mas duro, pero sacar un gemido, llego a sus nalgas, la paso por su raja, la hago vibrar, eso la excita, se coloca en cuatro patas y abre las piernas. Entonces yo le doy un pequeño golpe con la punta en una de sus nalgas, ella suelta un gritito, yo continuo por un ratos sin aumentar la intensidad, quiero que se acostumbre, le doy mas fuerte, ella pide mas, subo la intensidad una y otra vez ya sus nalgas enrojecen, aplico mas fuerza, ella aumenta sus gritos, ya estoy casi en su limite, pero estoy muy excitado, mi pene esta que revienta, a crecido mucho, sigo golpeando mas fuerte, mas fuerte, llego a su limite me dice la palabra clave, me detengo, ella jadea yo estoy que reviento, vuelvo a  golpearla ella vuelve a gritar, ahora le sobo las nalgas,  lo hago con cariño como para que le baje el dolor, luego vuelvo a golpearla, ella grita, pide mas golpes, yo la complazco, vuelvo a llegar, rápidamente a su limite, me detengo, miro sus nalgas enrojecidas, redondas, hermosas, ya se cuando detenerme.   Ahora me acerco a su cara y la  tomo suavemente por los pelos, se los tenso, vuelve a gritar y cede a mi fuerza, paso mi pene por su cara, ella lo disfruta, entonces  le ordeno abrir la boca, y meto mi pene adentro, le ordeno que chupe y ella comienza a mover su boca succionando a veces, otras mete y saca  mi pene suavemente, lo introduce hasta la puerta de su garganta pero aun no logra tomarlo todo, por el contrario queda mucho espacio por abarcar, agarra mi miembro con su mano y me masturba mientras chupa, poco a poco me provoca espasmos, jadeo, siento que acabo, pero me contengo, aun queda mucha fruta por disfrutar, entonces la empujo suave hacia mi, mi pene entra poco a poco, hago que su boca se acerque y se aleje de mi cuerpo, de repente le ordeno abrir  todo lo que pueda su boca y la empujo hacia mi con fuerza, introduzco todo mi miembro muy profundo en su garganta, ella se ahoga, yo la someto con fuerza, pero no puede decir la palabra clave, no puede decir palabra alguna, yo saco mi pene, ella tose y recupera el aliento, vuelvo a ordenarle que habrá la boca, ya soy so amo, me obedece, le empujo de nuevo mi pene con fuerza, y lo saco una y otra vez, ella siente que vomita, se retuerce su cuerpo pero  se controla,  yo le digo que aguante la respiración mientras hacemos eso, así contiene las ganas de vomitar, ahora volvemos  a empezar, de nuevo a repetir una y otra vez, la misma escena, ella suelta baba sobre mi cuerpo, yo disfruto su garganta.  

Después de un rato, la pongo de espalda en la cama,  meto mi mano entre sus piernas, y ahora mis dedos se convierten en el tesoro mas apreciado por ella, se mueven con destreza, haciendo que su cuerpo se retuerza de placer,
hago que mi mano vibre con rapidez, ella gime, cierra sus piernas y se estira, se retuerce y se estira, esta en un alto goce, el orgasmo se acerca, yo lo noto y profundizo el masaje, mas rápido, mas fuerte, ella se estira mas, grita de placer, los orgasmos se repiten, una y otra vez. Ahora la obligo a abrir sus piernas e introduzco uno de mis dedos en su vagina, apunto con el hacia su frente y ubico su punto G, ella siente la sensación, no se si sabe lo que se aproxima, y dentro de mi digo, -te va a encantar-. Ahora con mi dedo apuntando a su punto G, comienzo a darle el masaje de los dioses, casi inmediatamente que comienzo, ella siente la intensidad de ese punto en especial, se retuerce sin control, el placer es intenso, yo aumento la velocidad de mi dedo, y la fuerza de la presión, ella gime y grita de puro placer, no hay dolor, es el placer puro, el mas intenso, se le acerca un nuevo orgasmo, yo lo siento venir, y afirmo mi proceder, el mismo le llega casi de inmediato, ahora que ha tenido algunos orgasmos es mas fácil hacer que le lleguen continuamente, viene otro, yo le doy con furia, explota en su cuerpo, y se convulsiona como loca.   Ahora la dejo descansar un poco, porque quiero introducir mi pene en su mojada vagina, le digo que me ponga el condón… (continuara)   Ahora la dejo descansar un poco, ella se deja dominar por la fatiga y se tira largo sobre la cama, yo quiero introducir mi pene en su mojada vagina, le digo que me ponga el condón, ella se voltea y lo toma de la mesita que esta al lado de la cama, lo abre con sus dientes, toma mi pene con su mano y lo coloca en la punta, lo desenrolla suavemente, luego se meta la cabeza de mi pene en la boca y empuja el condón con suavidad hasta dejar mi pene totalmente cubierto por el mismo. Se acuesta nuevamente y yo la tomo por las piernas y se las empuja hacia adelante, su pierna se extiende delante de mí y se posan sobre mis hombros, expone su sexo al mío, le pasó suavemente mi miembro en sus labios vaginales, rozo su clítoris con mi pene, ella se estremece una vez más, sigo haciendo lo mismo por un rato y ella sube su nivel de excitación. Ahora apunto mi pene a su vagina  y presiono un poco con mi cuerpo, la atraigo hacia mi, la cabeza e mi pene penetra un poco en su vagina, ya esta en posición, ahora la jalo con fuerza y la penetro hasta el fondo, ella gime, se  estremece, en esa posición la penetración es profunda, yo me inclino hacia delante, sus piernas también se doblan y se acercan a sus hombros, su sexo queda expuesto en toda su amplitud y yo le provoca una máxima penetración, ella vuelve a gemir, comienza a mover su pelvis quiere mas, yo también la muevo le doy duro, con fuerza quiero hacerla sentir, quiero que lo disfrute, quiero que no me olvide, siempre voy a estar en sus sueños, voy a darle lo mejor de mi, con energía, saco mi pene y lo vuelvo a meter, repito esta acción una y otra vez,  ella lo siente  en lo profundo, lo goza, lo ama, esta extasiada, le doy con rapidez con violencia, me concentro para no terminar antes que ella, tengo que hacer un gran esfuerzo, pero se como hacerlo, se como hacerla estremecer, y lo hago, ella gime, gime sin parar. Ahora tomo sus senos y los aprietos con fuerza, ella sienta esa sensación y se estremece aun mas, de repente le doy un fuerte golpe con mi dedo en uno de sus pezones, explota el éxtasis dentro de ella, otro orgasmo, un tren de ellos, yo no paro estoy a punto de explotar, pero no puedo, aun queda una fruta hermosa que deseo saborear, saco mi pene, y espero, jadeante, extasiado, complacido.  

Le ordeno que se coloque en cuatro patas, busco mi pantalón, y saco un tubo de lubricante íntimo, coloco un poco en mi pene y otro tanto en aro de su ano, me acerco a ella, coloco mi pene en su culito lindo, la jalo violentamente contra mi, la penetración es rápida, profunda, salvaje, grita con fuerza, el dolor es intenso, yo la penetro al máximo, todo mi pene esta dentro de su cuerpo, es la parte que mas me gusta, allí se establece claramente mi dominio, mi yugo se hace efectivo, la tomo por los pelos y la jalo contra mi, con fuerza, soy su Amo, su esclavizador, ella se rinde, gime, llora, el dolor es intenso, el placer aun mas, muevo mi pelvis, para adelante para atrás, casi lo saco y se lo vuelvo a meter, eso le produce mucho dolor y mucho placer. Entre llantos y gritos de placer otro tren de orgasmos, me muevo con fuerza, adelante y atrás,  ya estoy incontrolable, no habrá palabra clave que me detenga, la obligo a tenderse boca abajo en la cama hace un esfuerzo par mantener su trasero parado, eso me excita mas, dejo caer mi peso sobre ella, la inmovilizo con mi cuerpo y muevo mi pelvis rápidamente, eso le produce un gran placer. Yo estoy como loco, paso mi brazo por su cuello y la jalo contra mi, la obligo a abrir con sus manos sus hermosas nalga, para que se produzca una mejor penetración, empujo fuerte, siento una explosión dentro de mi, grito una y otra vez empujo mas, mas mucho mas, aprieto su cuello, un gran orgasmo ha estallado dentro de mi, ella siente que se ahoga, pero sigue exponiendo su trasero con firmeza, gozando, gozando como nunca, ahora estoy seguro, nunca me olvidara.  

Ahora me aflojo, suelto la presión sobre su cuello, me caigo sobre ella, por un rato mantengo mi pene dentro de su ano, luego lo saco con cuidado, ya no quiero producirle mas dolor, me echo a un lado, boca arriba, ella se voltea también, queda su cabeza sobre mi brazo, yo me recupero poco a poco, ella también, ahora estamos calmados, felices, la jalo hacia mi, despacio con cariño, la coloco sobre mi cuerpo, mi pecho contra su pecho, mi cara cerca de su cara, cerquita muy cerquita, beso su labios con ternura, un beso largo, tierno, lleno de romanticismo, acaricio su pelo, beso su frente y llevo su mejilla contra mi pecho, ella accede complacida, esta dispuesta a cumplir mis mínimos deseos, nos quedamos inmóviles, dormitamos un poco, hay que recuperarse, pues aun no termino mi trabajo.   Después de descansar un poco y recuperar fuerzas me dispongo a seguir con mi tarea de proporcionar la humillación el dolor y el placer que me pide mi deliciosa acompañante, me pongo a observarla detalladamente, sus curvas, sus lindos senos, y observando mientras ella dormita, comienzo a sentir de nuevo el fuego dentro de mi, mi pene se inflama y se levanta de nuevo poco a poco. Mientras observo, le tomo sus senos con suavidad y los comienzo a acariciar, ella abre los ojos y sonríe, también esta dispuesta, yo le levanto un poco el seno y le propino un pequeño golpe semejante a una cachetada cerca de su pezón derecho, luego le doy otro golpe cerca del pezón izquierdo, ella se retuerce un poco y se excita, entonces me paro frente a ella y le digo que tome mi pene y se lo meta en la boca, ella accede, abre su boca y la acercó a mi glande, que comenzó a acariciar con la lengua. Luego lentamente lo fue introduciendo en su boca cerrando los labios alrededor del mismo. Poco después sus movimientos eran rápidos y  con fuerza mientras mi pene  se ponía más duro, yo la tomo por los pelos y la jalo contra mí, ella se resiste pero mi poder es mayor y la obligo a donde quiero. Ahora le tomo la cabeza y la acerco y la alejo de mí, rápido con fuerza, ella entiende y entra en resonancia con mis movimientos, adelante y atrás, el movimiento es rítmico, se ahoga cuando se acerca a mi, respira cuando se aleja, su boca  babea con intensidad, tanta que empapa mi cuerpo. Entonces le digo que estoy a punto de acabar en su boca, ella se sorprende pela los ojos y trata de negarse, pero ya es muy tarde, he inundado con mi blanco semen su linda boca, le llega hasta la garganta, tibio espeso, lleno de vida, ella resignada trata ahora de aprovecharlo y chupa para no perder una gota.   Ahora la tomo por la mano y le enrollo una cinta de cierre mágico en su muñeca  que he mandado a hacer especialmente para esta ocasión, tiene una cuerda cosida y sirve para sujetar sus extremidades sin lastimarla, pero lo mas importante, para hacerlo rápidamente y no tenga chance de negarse, con ella le amarro los brazos y las piernas a las cuatro patas de la cama, primero boca arriba, para que quede expuesto su cuerpo y a mi merced, tomo una cinta  de tela y le cubro los ojos, ahora solo sentirá  lo que le haga sin saber mi próximo paso y oirá las humillaciones que le diré, -“eres una puta, perra”- le digo en el oído, -“pero estas rica y eres mi puta, me perteneces perra”-  ella escucha atentamente y muestra su aprobación, le ordeno que me diga que si es una puta y que reconoce que es mi esclava y que yo puedo disponer libremente de su cuerpo porque es mío, ella dice, - “si mi amo soy una perra puta, soy tu puta, y mi cuerpo es tuyo, para que hagas lo que quieras, para que lo maltrates como mejor te guste, mi amo”- eso me complace y le sigo diciendo –“eres una perra y no mereces compasión y voy a castigarte porque me place, por el placer que me proporciona tus grititos de dolor”- entonces le paso la correa por la cara, y le rozo con ella su cuerpo entero, vuelvo a sus senos y le doy un golpe leve en sus pezones con la punta del cinturón, ella se retuerce y grita, pero luego vuelve a tranquilizarse. Ahora tomo un frasquito que he llevado y que contiene un liquido especial para frotar el clítoris y proporcionar intensos placeres, le echo unas gotas en su vagina, exactamente sobre su clítoris y comienzo a frotar, primero con suavidad, luego le aplico mas fuerza, siento como el liquido se calienta, y como ella se estremece mas y mas, yo sigo frotando, mis dedos son expertos, ella grita de placer, es intenso, indetenible, yo froto cada vez mas rápido, mas fuerte, ella gime, grita, pide mas, mas y yo le doy mas, muevo mis dedos mas rápido mas, mi pene esta que revienta, y ella se convulsiona, ahora tiene un orgasmo y otro le viene seguido, otro mas, yo no me detengo, me gusta verla acabar, me excita mas, le digo –“vamos perra puta gózalo”- y le pregunto –“quien eres” – y ella me contesta –“soy tu puta papi, soy tu perra, dame mas mi amo”- yo la complazco con mas furia por un rato, y tras muchos orgasmos la dejo descansar, antes de proseguir con mi plan.  

Ahora tomo una pequeña botella de licor que compre antes del encuentro con mi esclava y la destapo, le dejo oler el aroma de mismo pasándole la punta de la botella por la nariz, luego se la acerco a la boca y le doy un pequeño trago, ella lo toma con gusto, le gusta, es dulce y fuerte, le doy otro trago y otro mas, yo también tomo un trago, ya estoy listo para continuar. Le echo algo de licor ente los senos y comienzo a lamer con avives, quiero beber todo el licor que ahora se a mezclado con su sudor. Me paro frente a ella y dejo rodar algo de líquido en mi cuerpo, a la altura de la cintura, le ordeno que saque su lengua y me le acerco, le tomo la cabeza y la empujo contra mi cuerpo, para que saboree el licor que se ha mezclado con mi sudor, la guío por todas las partes donde lo he derramado, por mi estomago, por mi pelvis, por mis bolas, le digo que las chupe y ella las toma con su boca y su lengua, derramo mas licor y ella desesperada lame mi cuerpo con rapidez para no perder una gota, hasta que finalmente le coloco la boca sobre la punta de mi pene y le digo –“chupa perra este es tu caramelo, el que te gusta, puta, chupa”- ella obediente se lo mete en la boca y chupa fuerte, me estremece pero no suelto su cabeza, muy al contrario la empujo contra mi, pero levemente, quiero que saboree mi miembro que esta hinchado al máximo. Ella comienza  a mover su cabeza para adelante y para atrás, se lo traga profundo, lo suelta y se lo vuelve a tragar, con movimientos rápidos violentos, yo solo le sostengo la cabeza y le ayudo a moverse, suelto un gemido, me provoca intenso placer, me siento venir, entonces le alejo rápidamente la cabeza para colmar mis ansias, le doy mas licor en su boca, ella lo saborea, la suelto y comienzo a besar su cuerpo, llego a sus senos y los chupo como un bebe, paso de uno a otro, le doy pequeños mordiscos y ella se retarse, continuo mi camino por su cuerpo lamiendo y besando, bajo por su vientre y llego a su rasurada vagina, le meto la lengua en raja y le paso la lengua hasta llegar a su ano, ella levanta la pelvis para que yo pueda chuparlo con menos dificultad, vuelvo por el mismo camino y tomo su clítoris con mis labios, lo chupo, lo lamo, lo muerdo, ella se retuerce una vez mas, lo hago seguido, le meto la lengua profundo y la hago vibrar, rápido y con fuerza, subo a su clítoris y continuo haciéndola vibrar, rápido, fuerte, ella se siente morir, gime grita, pide mas y yo la complazco con mesura. Ahora la dejo, levantando mi cara, tomo un nuevo preservativo y me lo coloco en mi pene, me acomodo sobre ella, y le digo –“ahora te voy a violar, perra puta”-  y la penetro con fuerza, ella siente la penetración y grita de placer, -“dame duro, dame mas papito, dame mas mi amo”- y mueve su cintura para gozar mi inflamado pene. Me dejo caer sobre ella y muevo mi pelvis con fuerza, ella goza cada vez mas, le beso el cuello, le muerdo los hombros, ella se retarse, nuevos orgasmos están a punto de estallar, yo los veo venir, y apresuro mi ritmo, para que ella los goce. Me arrodillo en la cama y la jalo sobre mis piernas sin sacar mi pene de su vagina, ella aprieta con sus piernas mi cuerpo aun cuando las cuerdas que la atan se lo impidan, yo empujo con mi pelvis y ella con la suya, chocamos explosivamente una y otra vez, ella se convulsiona, explota, yo me contengo en mi mente para frenar mi explosión, por largo rato estamos así, desgastando nuestras energías.  

A llegado el momento que mas adoro, me bajo de la cama y desato las cuerdas de sus patas, le pido a mi esclava que se voltee y vuelvo a amarrarla de las cuatro esquinas de la cama, me monto sobre ella como si fuera un caballo, la tomo por sus trenzas y la jalo suavemente hacia mi, ella levanta la cabeza y yo le doy otro trago de licor,
ella lo saborea y disfruta, le riego licor en su espalda y sin soltar la presión en su cabello comienzo a lamerle la espalda para saborear el dulce licor, recorro su espina chupando y besando, me voy hasta sus hombros y muy cerca del cuello en su base chupo y beso con pasión, ella se estremece, de su boca salen pequeños quejidos de placer, yo me animo y recorro sus hombros besando, chupando, mordiendo suavemente. Continuo así por un rato y ella me anima con sus quejidos a seguir, bajo de nuevo por su espina, besando lamiendo, y llego a la hermosa raja de su trasero, comienzo a pasar mi lengua cerca de su ano, alrededor del mismo y poco a poco me acerco a ese oscuro punto tan preciado, ya estoy en el pongo la punta de mi lengua en su ano y comienzo a moverla rápida, salvajemente, se lo lamo con fuerza, ella se estremece, levanta sus caderas  y las empuja sobre mi cara sin dejar de soltar sus gritos de placer, - “me gusta, me gusta” – me dice, yo me afianzo, le doy mas fuerza a mi lengua, la muerdo alrededor  del hueco una y otra vez, ella esta que revienta, continuo sin parar, sin dar descanso. Ahora me paro, jalo sus caderas hacia mi, y la pongo en una posición erótica muy excitante, con sus caderas levantadas y sostenidas levemente por sus piernas, su cintura forma una curva hasta su espalda extremadamente bella, tomo una almohada y la doblo para que sea mas gruesa y la coloco bajo su vientre, así me aseguro que el cansancio y la presión que are no hagan cambiar esa posición que deja absolutamente expuesto su ano. Tomo un poco de lubricante y se lo riego por su ano, le meto un dedo y le pongo lubricante por dentro, con suaves masajes, le hundo el dedo, ella se vuelve a estremecer, - “uhhh que rico” – dice ella, yo le introduzco otro dedo y comienzo a hacerlo girar dentro de ella, - “ayyyy, rico papi rico, dame mas” -, meto y saco los dedos, una y otra vez y ella insaciable pide mas, una y otra vez. Ahora saco los dedos y coloco mi pene en la entrada de su ano y le digo – “ahora te voy a dar lo que te gusta, perra puta, te voy a hacer chillar y no me podrás detener, perra puta “ – la agarro por las caderas y penetro con fuerza lujuriosa por su trasero ella siente la penetración, siente el dolor y el placer grita con mas fuerza, yo comienzo mi vaivén, ella da un quejido con cada penetrasion, la jalo contra mi ella busca una mayor profundidad empujando sus caderas hacia mi, le abro las nalgas con mis manos y puedo así meterlo mas profundo, ella goza intensamente, sus piernas tiemblan, yo le doy con fuerza, ,e inclino sobre ella y meto mis brazos bajo su pecho, tomo cada uno de sus senos con mis manos y aprieto, primero sus redondas tetas, después sus duros pezones, los aprieto y retuerzo, ella lanza quejidos, suspiros, gritos y pide mas, mas fuete, mas profundo, yo la complazco en ese frenesí, ella estira sus piernas, esta apunto de explotar, yo estoy que no aguanto y dejo que el volcán brote de mi ser, los dos al mismo tempo gritamos como locos, estallamos y fundimos nuestros cuerpos, nuestras almas, por un momento parecen uno solo, unidos en un mismo placer, me dejo caer sobre ella y allí estamos un pequeño rato hasta que recupere fuerzas, luego  le desato una mano, saco mi pene de su lindo culo y me echo a un lado, levantando su brazo y colocándola sobre mi, allí descansamos, ella esta agotada, la siento complacida, me da un dulce beso en la boca y descansa sobre mi pecho.   Hemos estado varias horas disfrutando el mejor placer de la vida, y fueron unas horas exquisitas pero los deberes del día a día a nos llaman y debemos cada uno partir a nuestras propias vidas para continuarlas después de este rico paréntesis, nos decimos cosas lindas y prometemos vernos luego por Internet, cada uno toma su camino y desaparece en el horizonte de la   monotonía, es hora de volver a la realidad, los compromisos y toda esta vida que nos han impuesto, pero nunca voy a olvidar estas hora celestiales, porque en verdad estuvimos muy cerca del cielo,  no se si la volveré a ver, no se si querrá repetir estas dulces horas con mi compañía, yo espero que si, pero eso solo el futuro próximo lo dirá  
FIN.   

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Cornudo y Castrado

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No dejé de pensar en ella en toda la noche, de hecho no dormí bien esa y las noches siguientes. Mi esposa Gloria se empezó a dar cuenta de ello y me preguntó qué me pasa. Por cierto no le dije nada de Karen ya que gloria ni siquiera sabía de su existencia. Pasado un mes, me tranquilicé, pensé que ya todo había pasado cuando al llegar a mi casa siento que mi esposa conversaba alegremente con otra mujer en el sofá. Casi me muero de miedo cuando ví a Karem sentada con mi mujer sierviendose unas copas. Por fin llegaste mi amor, te presento una amiga enfermera que conocí hace un par de semanas en el gimnasio, se llama Karen, anda y salúdala, te a a gustar. Me dice mi esposa muy suelta de cuerpo.  Así que tu eres Javier, el famoso esposo de Gloria, mucho gusto. Por tu expresión me da la impresión que ya me conocieras. Al decir esto, Karen pone toda la cara de mojigata que puede poner, haciéndome senrtir rojo de furia pero a su vez de temor. Mi esposa la invitó a quedarse a cenar lo que aceptó gustosamente. Fue en ese instante que comprendí el juego de Karen. Y sin que nadie se lo pregunte,  se pone a contar la historia de ella y un antiguo novio que tenia costumbres raras. Sabes Gloria, he tenido mala suerte en el amor. Hace unos años tuve un novio por dos años que le no era para nada un hombre pero le gustaba hacer cosas. Cosas que yo las hacía sólo porque me compraba las cosas que necesitaba. Ay que pena mujer -dice mi esposa - ¿Y qué era lo raro con él? preguntó.  Si supieras gloria, fijate que en el fondo era una mujer reprimida, estaba muy mal dotado y le gustababa le que diera de azotes, nalgadas, y le metiera consoladores. El pobre apenas se le paraba no llegaba ni a los 10 centímetros. Ah y estaba terminando sus estudios de doctor en aquel entonces. Estpoy segura que además andaba por ahí chupando pijas de verdaderos machos, como los que hay en el gimnasio.Lo siento por ti Karen, ojalá te encuetres alguno bueno por ahí, en todo caso, yo que vos, estaría contenta de ho haber seguido con ese hombre travestido. Al terminar de hablar Gloria, mi cara y susto se notaban a leguas, porque ese hombre travestido del cual hablara Karen ella yo.Llegado el viernes, mi esposa, que trabaja en la misma clínica que yo, entra a mi consulta y me dice se va sola y que no la espere a cenar esta noche porque va a salir con Gloria y unas amigas del gimnasio a tomar unas copas por ahí. Me pareció raro porque era la primera vez en años que hacía esto. Mejor no dije nada pero mi temor era más grande cada día por la cercanía de Karen con mi esposa. La esperé despierto hasta las 3 am, y luego me quedé dormido. Al despertar a la mañana siguiente como a las 9 am, aún no había llegado. Me desesperé y la llamé al teléfono móvil cuando siento que abren la puerta y era ella. ¡Hola amorcito, disculpa por no haberte llamado, se que te debes haber preocupado pero se me hizo tarde y mejor decidí quedarme con Karen y unas amigas en su casa. Me voy a bañar y a dormir un poco porque estoy cansada. Por su cara, me di cuenta que lo habia pasado bien y que al parecer Karen aún no le decía nada de mi. Luego, al abrir la puerta del baño donde mi esposa se estaba bañando, me mira con cara de sorpresa. Oye, podrías haber llamado antes, me dijo con cara de enojada. ¿Por qué? le dije . ¿No ves que me estoy bañando?, para la próxima debes llamar antes a la puerta. Y ahora por favor sale que necesito descansar. Oir eso fue como un balde de agua fria, el miedo se apoderó de mi y salí de la habitación. Desde esa mañana sabía que algo había cambiado. 

Gloria me trató fria e indiferentemente, y en esa noche me dice que debemos hablar seriamente. Bien, tu dirás, le dije. Mira Javier, porque no me dijistre nada de Karen. ¡Cómo pudiste hacerle eso a una mujer como ella¡ - ¿Hacer qué? le dije con toda la rabia que tenia. ¡No te hagas el tonto, a la pobre la dejaste botada casi en el altar¡ ¿Estás loca, yo no he hecho nada, ella estaba loca, me quería sacar dinero, nunca le gusté y por favor dejémonos de hablar de esto y ya no veas mas a esa furcia¡ Javier, nunca me habría casado contigo de saber que dejate a una chica sola y con el corazón roto. Menos aún si hubiera sabido que eres un pervertido travesti, ¿o me lo vas a negar? Karen ya me lo dijo todo. A partir de ahora las cosas van a cambiar, y para empezar vamos al dormitorio. Mejor no lo dudé y me fui con ella como manso cordero. Al entrar me dice:Ve a traer mis bragas que deje en el baño y apúrate.Las traje y me dice: Ahora, si quieres salvar nuestro matrimonio, yo daré las órdenes aqui, si no quieres bien, pero quiero el divorcio y mi parte de dinero. Está bien le dije, no quiero separme de ti, lo de Karen fue un error.  Cállate, Karen es una chica dulce que mecere respeto, el que tu nunca le diste. Ahora como prueba que aceptas toma mis bragas, ólelas y dime qué te parecen. Al tomarlas, vi que estaban manchadas con una sustantcia pegajosa y fuerte que sin duda era semen. ¡Es semen¡ le dije. Sí, semen de un macho que anoche me hizo suya tres veces. Limpìa mis bragas con tu boca y trágatelo. Anda te va a gustar. - Con un asco inmenso, las deje limpias, sabian horrible por la mezcla de semen seco y flujos de Gloria. Bien, ¡¡ahora vete a dormir al sofá. Yo no soy lesbiana en nada¡¡¡¡. Totalmente humillado, accedí.El domingo, Gloria me trató con suma indiferencia, como si yo no existiera. El lunes como a las 7 pm, cuando ya me disponía a irme a casa entra Inés, mi secretaria en la clínica, diciéndome que mi esposa desea que no me vaya todavía, que la espere porque está con unas personas. En su mirada, noté algo raro, ya que me lo dijo sonriendo. Le dije ok y me dispuse a esperar en mi oficina. Media hora más tarde, vuelve a entrar Inés junto con Roberto y Paula, que son enfermeros de no más de 25 años. Traían consigo una bandeja con medicamentos y jeringas. ¿Qué sucede, porqué entran aquí? les dije. Paula e Inés se miran, sonríen mutuamente y me dicen.Doctor, sabemos que está pasando momentos difíciles en su matrimonio, Gloria nos contó de su problema y entre todos aqui en la clínica hemos decidido ayudarle. Ya todo está casi listo en el pabellón y necesitamos preparlo para la intervención, mejor no se resista y déjese hacer, es lo mejor para Gloria. - dice Paula. Porfavor quítese toda la ropa y siéntese doctor, me indica Roberto. ¡Están locos¡ yo me voy ahora mismo y doy aviso a la policia les grité en vano. En el acto entre Inés y Roberto, me toman entre los dos y me sientan a la fuerza, y sin darme cuanta Paula me pinchó en brazo con una inyección que no tardó en hacerme efecto. Es un sedante, doctor, le ayudará a no pensar en lo que le va a pasar. Ya mareado, me botan en el suelo y entre todos me desnudan, me meten una pelota en la boca para que no pudiera hablar y al rato me suben a una silla de ruedas que trae Paula. Desnudo, soy sacado de mi oficina por los pasillos de la clínica en donde puedo ver y oir claramente como otros colegas me saludaban y me decian que lo sentían pero que era lo mejor para mi. Roberto, Paula e Inés, me llevaron a un pabellón de cirugía en donde me esparaba mi esposa con otra persona. Karen. 

Ya llegaste mi amor, te estábamos esperando. dice mi esposa.Ente todos me suben a una mesa ginecológica dejándome con las piernas abiertas, mostrando a todos mis testículos, el pene y el ano. Inés y Paula me amarran fuerte y Karen se me acerca y me dice que las deudas se pagan
, y que van a proceder a castrarme. Al instante mi esposa toma un aparato y me empieza a afeitar los testículos desde la base del ano hasta arriba. Cuando terminó parecía un recién nacido. Paula me vuelve a inyectar, esta vez para el dolor y Gloria me dice que no llore, que es para mejor, que salvará nuestro matrimonio. En eso, veo que entra Carlos, un cirujano colega de 45 años que me mira con lástima y sin nada más desnuda a mi mujer delante de todos. Gloria lo deja, lo besa con pasión y le baja los pantalones, dejando al descubierto una enrome pija de las de 20 cm., que chupa con devoción. Mira bien, cómo es una pija de verdad, te dijo delante de todos que a partir de ahora, Carlos será mi macho y tu mi mejor amiga. Al instante gloria se mete esa pija en la boca y suciona con devoción por 10 munutos. Cuando Carlos está a punto de venirse, Gloria le pìde a Karen que le pase un pote de muestra y lo coloca dentro de la pija, que eyacula con fuerza, llenándose el vaso rápidamente. Gloria, lo deja en una mesa y Karen le pasa otro, pero esta vez se llena de la orina de Carlos. Karen se acerca el primer vaso, lo toma y se dirige a mi. Me quita mi mordaza, me lo hacerca y me indica que abra bien la boca, me tome todo y trague sin pensar en su contenido. Trato de rehusarme dentro de mis posibilidades cerrándo todo lo que puedo la boca pero al rato Roberto, me aprieta las bolas hasta que abro la boca y Karen deja caer todo el semen tibio de Carlos. Vamos, tómelo todo, verá que es rico, desde ahora eso es lo que va a probar con frecuencia. Verá que tiene una sabor especial. Don Carlos tiene una alta concentración de espermios, por eso su semen es más grueso e intenso. Eso le ayudará a aceptar mejor su nueva condición. Me dice Paula. Llorando, no me quedó otra cosa que tragarlo por el dolor en mis bolas por la presión de Roberto en mis testículos. cuando lo terminé Karen me acercó el vaso de orina y me lo hizo tragar también. 

Casi vomito pero Inés me tapó bien la boca. Bien, ya es hora Carlos, cástralo¡ le ordena mi esposa. Carlos se sentó en una silla y me inyectó los testículos causandome un dolor enorme en las bolas. Al rato, todo estaba insensible. Roberto me apretaba las bolas y miraba mi reacción de dolor. Cuando se dió cuenta que dejé de sentir sus manos, mi esposa me vendó los ojos con una tela oscura y de pronto todos se callaron. Me invadió un terror enorme. Karem me habla, me dice que me calme, que Gloria y Carlos saben lo que hacen. De pronto sólo sentía las manos de alguien sobre mis muslos y un dolor tolerable en las bolas. Sentía que las tiraban y que hacían presión sobre ellas. Sentía que corría algo de sangre por mis muslos y de pronto un fuerte dolor el mi lado izquierdo. Ya está una, me dice Karen. Ten calma, sólo falta la otra y estás listo¡¡.Unos minutos más tarde, otra fuerte presión y el dolor me indicó que ya estaba castrado. Listo mi amor, eres muy valiente, Carlos ya terminó. Me indica mi esposa. Me retiran la venda de los ojos y veo a Paula limpiándome las heridas . Karem le dice algo al oido a mi esposa, que parece sorprenderla pero en un instante le dice a Carlos que aún falta algo, removerme el escroto. Están seguras?, dice CarlosSí, mejor no le dejas nada, quítale el escroto todo lo que puedas. dice Karen. Bueno, pero tardará más en recuperse. Al rato se vuelve a sentar en frente de mis piernas adoloridas, y como el efecto se estaba empezando a pasar, noté claramente cuand Carlos me tomó el escroto vacío con las manos, lo estiró y le pide a Paula que le pase el bisturí. El dolor que sentí fue increible, Inés y roberto me sujetaron la cabeza del dolor y sentí como miles de picaduras se sentían mientras Carlos cortaba. Me pareció una eternidad cuando terminó, dejó el escroto cortado en un plato y Karen lo tomó y lo dejó dentro de un frasco juto con mis bolas cortadas. Ahora si mi amor, se me va a dormir porque no quiero que sufras más por hoy. Pero antes mira como Carlos me coge bien rico delante tuyo. me dijo Gloria que rápidamente se inclinó y le ofreció su concha a Carlos que ni tonto se la metió toda. Mientras tanto, Karen me dice que mi deuda está pagada. Paula me dice que me va a cuidar hasta mi recuperación, pero que desde ahora ella, Inés y roberto serían mis nuevos amos y que mejor no lo dude.  No pude más y perdí el conocimiento.Al despertar, era de dia y Paula estaba a mi lado en una pieza de la clínica. Sentía un dolor enorme entre mis piernas que estaban abiertas aún. Paula pregunta cómo dormí, que la operación fue un éxito. Más aún estaba amarado y con un catéter en mi pene para poder orinar. Paula me dice que han pasado tres dias desde mi intervención. al rato veo entrar al gerente de la clínica y con una sonrisa de oreja a oreja me pregunta cómo me siento. Me dice que no debo tener miedo y verguenza ya que todos saben lo que pasó. Además que cuando me recupere volvere al trabajo como si nada. Me avisa además que Carlos y Gloria se fueron de luna de miel por dos semanas. Al instante saca algo de su bolsillo. Era un pote que le pasa a Paula, lo abre y se al instante que es semen por el fuerte olor. Doctor, tómese su medicina. Me dice Paula. Como robot, abro la boca y lentamente me deja caer su contenido en mi boca. Después , toma una cuchara y saca lo que queda de semen en el pote y me lo mete en la boca. sin darme cuenta, me lo tomé todo sin sentir su sabor. De ahí en adelante, por una semana, Paula hizo lo mismo cada día. Me decía que eran semen se Roberto, de su novio, de un amigo y de otros empleados que querían ayudarme aparte del gerente. Cuando volvió Gloria, nada era igual, seguiria siendo su esposo, pero ahora  como su mejor amiga. Carlos me dió a beber su semen todos los días ya que se fue a vivir a nuestra casa y ahi soy su sirvienta. Karen nos visita con frecuencia y sin pensar, me acostumbré a ellos. En agradecimiento, debo limpiar el culo de Gloria y Karen cuando Carlos me lo pida antes y después de haberlas cogido, y muy a mi pesar, debo decir que me agrada ahora su sabor intenso mezla de semen, jugos de mujer y un poco de mierda.En la clínica, Paula, Roberto e Inés, me usan como quieren, ya no mando ahi pero no puedo hacer nada. Paula una vez al mes me inyecta hormonas masculinas que me ayudan a guardar las apariencias pero a cambio de ser su juguete. Lo mismo para Inés que a pesar de sus 40 años, me usa como quiere.

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Culiando a la Sirvienta

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Hola a todos, soy Juan y quisiera compartir en estos relatos que son muy calientes, una aventura que tuve con nada menos que la mucama de mi suegra.  Ella es Magdalena, de 28 años, casada, estuvo trabajando en los Estados Unidos, alli se junto con un hombre, luego de la crisis de trabajo, ella ya no consiguió empleo y tuvo que regresar, y una amiga de mi suegra la recomendó a mi suegra y ahora la ayuda con la mantención de la casa, mi suegra es viuda. La primera vez que la conocí, en una visita que hicimos mi esposa y yo a mi suegrita, apenas la ví y no noté nada excepcional en ella, aunque estaba con vestido flojo y fuera de moda. 

Pero en una visita rápida que realicé a mi suegra sin compañía, le tenía que entregar no se qué, enviado por mi esposa, era un domingo, llegué a la casa de mi suegra y encontré a Magdalena, lavando el patio trasero de la casa, estaba en unos pantaloncillos cortitos, que le apretaban un gran culo, con una caderas bien curvadas, vestía también una blusita sin sujetador que dejaba ver la forma de sus ricas tetas y con los pezones hinchados,  me quedé paralizado de lo sabrosa que estaba, se me hizo agua la boca, no dejaba de verle su cuerpo, ella lo notó y aún se puso más coqueta, a pesar de ser un culo grande estaba bien definido.   Tuve que romper ese comportamiento, porque mi suegra estaba allí, pero cuando ella dijo que iba a prepararme algo para llevarle a su hija, me fui a platicar con ella sin perder tiempo, allí fue donde me confesó que era su primer trabajo desde que regresó del norte, vivía con su madre en un colonia de este pueblo. 

La noté bastante interesada en mi, me preguntó donde trabajaba, yo le dije que trabajaba en el registro civil del Estado, en unos minutos compartimos números telefónicos, luego me retiré de allí y me fui con mi suegra, pero el impacto que me causó esta mujer fue increíble, era una gran hembra. Y fue Magdalena quien fue la que se comunicó conmigo al siguiente día, estuvimos hablando por media hora, yo no quería que cortara la comunicación, se oía muy sexy por teléfono, le confesé que era muy atractiva y que me había impresionado.  Antes de terminar la conversación ella me dijo que su madre le había dicho que quería un documento del registro civil y  me pedía como favor que le ayudará, que su día libre era el miércoles y que si podía ayudarla ese día.  Yo no podia creer que me iba a encontrar con ella, solos los dos. Para ese día le había prestado su apartamento a un mi compañero, pensaba llevarme alli a Magdalena y si la cosa me iba bien, quería algo con ella.  La cosa no podía ir mejor ese día,  ella llevaba una mini de jeans, con zapatos de medio tacón descubiertos, tenía unos lindos pies pintaditos, con una blusa pegada a su torso que lucía sus tetas. 

Luego de sacar el documento que quería la invite a almorzar y  luego la llevé al apartamento, ella aceptó ir, no se que mentira le dije para llevarla.   Cuando entramos a la habitación, me fui al grano, la abracé por atrás y le dije que al fin solos, -me gustas mucho Magdalena!-, ella se volteó y me dijo que yo también le gustaba, -ya estaba hecho!!- nos empezamos besar con mucho ardor, me dijo al oido que tenía meses sin sexo, eso me puso a mil y allí parados y besándonos la empecé a desvestir, le quité su blusa primero, le busqué sus senos y le mamé sus tetas casi con desesperación, aún parados la puse contra la pared y de espaldas le bajé su pequeña mini, la nena tenía un hilito dental que se perdía entre sus dos hermosas carnes de sus nalgas duras, le hice a un lado su hilito y le comencé a chupar su culito arrugado, luego bajé a su rajita, la chica estaba ya mojadisima.   Le chupé todo su gran culo y su rajita, le lamì y le mordí ese par de nalgotas duras, ella gemìa y se dejaba hacer todo lo que yo quería, abría más su spiernas para que mi lengua y mi boca pudiera gozarle toda su vulva abierta.  Ella gemía pidiendome que no parara. Confieso que fue la mamada más celebre que he dado en mi vida, ya que todo su trasero era increíble, estuve sumergido en ese gran culo unos veinte minutos sin parar.  Luego, de mojarse bastante y de un par de orgasmos en mi boca, Magdalena me dijo que ahora era su turno de mamar, asi que cambiamos de posición, aún parados alli en la habitación, me coloqué con la espalda contra la pared y ella se arrodilló ante mi y se llevó con una mano mi verga a sus gruesos labios, comenzo a chupar mi glande como si fuera un chupete, luego se fue clavando todo mi tronco hasta que desapreció en su garganta, yo estaba sumamente excitado, entre gemidos la tomé del cabello y le empujé la cabeza hacia mi vientre para enterrarle hasta el ùltimo centímetro de verga en su boca, ella quiso sacarsela, pero no lo permiti por un momento, luego dejé que ella se lo sacará, tomó aire y siguió mamàndo.  Luego, le tomé la cabeza y empecé a bombearle mi pene entre sus labios, como follando su boca.  Sentí un torrente de esperma salir por el glande y ella abrió su boca  para recibir una buena parte de mi venida, frente a mi se tragó todo el semen que tenía adentro de ella. Después de ese delicioso comienzo, la tomé de la mano, se puso de pie y la llevé a la cama, sin decir palabras, la coloqué acostada boca arriba y me subi sobre ella en forma invertida para quedar en una 69, yo necesitaba que ella me estimulara la verga, ya que mi venida había sido escándalosa, y me había quedado semi flácida, asi que me sumergí entre sus muslos de nuevo, con las mano le abrí su pepa y le dí lenguetazos a su clítoris;  Magdalena empezó también a lamerme mis cojones lentamente, luego le pasó la punta de su lengua por todo el tronco semi-erecto, para luego chupar de nuevo mi glande, la excitación era tan grande que en pocos minutos mi verga tuvo la dureza casi del inicio. Cuando yo estuve listo, me separé de Magdalena y me quitè totalmente la ropa incluidos mis calcetines, ella hizo lo propio allí en la cama, solo quedándo con sus zapatos de tacón, me puse de nuevo entre sus muslos y le guìé con la mano mi erecta verga, se la puse en la entrada de su bollito mojado por mi saliva y se la empujè hacia adentro, Magdalena cerró sus ojos y emitió un quejido, cuando se sintió penetrada, su panocha estaba bien caliente, sentì su calor en la punta de mi verga, seguì empujandole mi carne con movimientos pelvicos, poco a poco se fue metiendo toda en su bollo, finalmente la penetrè completamente, le busquè sus labios y me recibió con un delicioso beso de lenguita mientras yo la comenzaba a follar rítmicamente.

Realmente Magdalena era una mujer voluptuosa, sus caderas  me recibían en toda su dimensión, levantó sus piernas a la altura de mi cintura para aferrarse a mi cuerpo y moverse al ritmo del vaivén de la cogida.  Que rica fornicada nos estabamos dando, ambos gemìamos al borde del climax, su panocha estaba tan mojada que mi verga chapoteaba dentro de su bollito caliente.  La cama se movìa al ritmo de nuestros cuerpos, los resortes casi llegaban a su límite, de vez en cuando bajaba mi boca para chuparle las tetas y sus pezones y darle más placer. Después de follarla duro en esa posición y de otro orgasmo por parte de ella, ahora me coloqué abajo y ella se subió sobre mi, clavándose mi verga hasta los cojones, la muy maldita comenzó a mover su pelvis como si fuera una bailarina de samba y me arrancaba gemidos de placer, se podía ver que no era una novata en la cama, sino màs bien era una perfecta zorra.  Yo le tomaba las tetas para apretar sus pezones, mientras ella seguìa cogiendome a su ritmo, en unos minutos ella llegó a su orgasmo, clavó sus uñas en mi pecho, la mezcla de dolor y placer fue magnifica.  Siguió galopando mi verga hasta que me hizo venir a chorros de nuevo, le llené de esperma su coño, que cuando se levantó cayeron varias gotas de semen en mis muslos.

Nos quedamos un rato platicando, cansados y satisfechos de follar, durante ese receso ella me comentó que su marido se había quedado en el norte, ella se había tenido que regresar por falta de oportunidad de trabajo, y para no estar ocasionando gastos.  Su marido iba a trabajar un año más y se regresaría también.  Ella habìa encontrado trabajo temporal con mi suegra y bueno, me decìa que tenía más de tres meses de no coger y que ya estaba muy cachonda por eso, me agradecía que yo le estaba quitando su calentura, imaginense! agradeciendome a mi de estar cogiendome ese culote tan rico!. Entre la plática le comencé a acariciar su coñito con mis dedos, acaricié sus labios mayores, menores y su clitoris, sentí que ya estaba mojadita de nuevo, asi que le pedí que se pusiera en cuatro hincada en el sofa con lo codos sobre el respaldo, abrió las piernas y el espectaculo de su grandes nalgas y su piernas abiertas, con los labios de su bollito visibles, me terminó de parar la verga.  La tomé por las nalgas y le metí la verga a la mitad de un solo golpe, su vagina estaba muy bien lubricada por sus jugos intimos y el esperma que le había inundado. 

Sus carnes eran duras, mientras la follaba, comencé a manosear su ano, con la yema de mis dedos, me di cuenta que su culito se dilató bien rápido, -esta zorra coge por el culo- pensé,  no soy de mucha experiencia en el sexo anal, pero esta nena dilató rápido su recto, asi que luego de cogerla a placer en esa posición, cuando mi verga estaba en su erección máxima, la saqué de su panocha y se la puse en la entrada de su culo, empujé fuerte y la penetré en el orto,  ella gimió, más no puso ninguna resistencia, solo me dijo que la cogiera despacio por allí, asi que me puse a coger lentamente ese divino culo, mi verga termino de erectarse dentro de su recto. Conforme pasaban los minutos la bombeaba más fuerte, le di duro unos quince minutos en su culito, la tomaba por los hombros para aferrarme y metersela hasta los cojones, su orto era estrechito, lo que ocasionó que me excitara más rápido que su vagina, tuve incluso que detener la jodienda varias veces, para no venirme tan rápido, sin embargo no lo pude hacer por mucho tiempo, finalmente emitì un “bramido”, y le llené de esperma su tracto instestinal.  Aullamos al unísono, ella tuvo un orgasmo penetrada por el culo. Luego nos vestimos y  quedamos que yo le iba a quitar su calentura todos los miercoles, día libre para ella,  asi que a partir de ese día, yo la esperaba todos los miercoles para cogerla en ese departamento que un amigo me prestaba. 

Nuestras sesiones de sexo eran magnificas, Magadalena le gustab probar cosas nuevas, cogimos de formas que yo nunca imaginé que se pudieran hacer, la cogí en jacuzzi, en la sauna, le metí un dildo en el culo mientras la cogía por la vagina, cogimos parados, bueno.. de todas formas. Mi suegra vivía en un pueblo a 40 minutos de allì.  Me empatiné tanto con el sexo de Magdalena, que ella quería que nos vieramos más de un día a la semana, por lo cual le propuse que renunciara del trabajo con mi suegra y que yo le pondría un departamento en la ciudad y le conseguiría un empleo, asi podríamos coger los días que ella quisiera.  Asi pasó.   De una vez por semana, empezamos a coger cuatro o cinco veces a la semana, me dejaba casi exhausto que empecé a no cumplirle a mi mujer, allí empezaron las sospechas que me trajo problemas en casa.   Debía hacer algo y pronto. Cierto día, pedí permiso en mi trabajo, tenía que hablar con Magdalena, cuando llegué a la puerta del apartamento, oí quejidos que me parecieron conocidos, abrí con cuidado la puerta del frente, ingresé y me fui directo al dormitorio, allí un tipo tenía ensartada a Magdalena por el culo, en la posición perruna, ella estaba de lado a la puerta, hice un ruido con la garganta y ella me vió, salí del apartamento, no sin antes avisar a la conserjería que era el ùltimo mes que pagaba al renta, si la mujer que vive allí quiere quedarse que empiece a pagar ella, le dije al portero. Ya no he vuelto a saber de Magdalena, una vez la ví en la calle acompañaba de un tipo diferente al de aquel día.   A pesar de los problemas que tuve en ese entonces, fue una buena experiencia cogerme a una mujer voluptuosa como Magdalena.  


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Prostituta por Un Día

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Hola, me llamo Fernanda y les voy a contar una de mis tantas anécdotas. Bueno comenzaré contándoles sobre mí, soy una nena físicamente agradable (eso me dicen), soy alta, delgada, de cabello castaño y quebrado, ojos claros, unas caderas lindas que siempre bamboleo al caminar y unas tetas redonditas que siempre arrancan piropos tanto de hombres como de mujeres, la verdad es que no es por presumir pero soy apetecible, jejeje, en fin, como se darán cuenta soy algo vanidosa, además de fiestera, loca, me encanta ir de compras, pero sobre todo amo el sexo.  

Ahora bien, aquí va mi historia (es 100% real por cierto). A mí me gusta mucho la dominación, soy una sumisa declarada, en esa época daba mis primeros pasos en este campo, era dominada y sometida a los caprichos de dos amigas mías, les llamo amigas, pero la verdad es que desde que me comenzaron usar podríamos considerarlas como mis “amas”.   El caso es que un día tuve una sesión con ellas, esa vez me recibieron con muchos insultos y humillaciones, como tenían acostumbrado, pero para variar me dijeron que ese día me iban a llevar de paseo.   ­—Hoy queremos presumirle a todo mundo nuestra perrita—dijo Roxana, una de mis amas—solo tienes permitido ponerte esto puta.   Dicho lo anterior me arrojó unas cuantas prendas, que resultaron ser una mini que apenas y me tapaba las nalgas, un top negro y mi collar de perra de cuero que me hacían usar en todas nuestras sesiones, la verdad es que iba a lucir como toda una puta por la calle, sin embargo, a esas alturas ya había aprendido a no rechistar a ninguno de los caprichos que ellas tenían, además debo admitir que la idea me encantaba y calentaba mucho, aunque nunca lo había hecho por temor a varias cosas, pero como ahora era una orden, no tenía de otra mas que obedecer.

Me quité la ropa que traía y me puse lo poco que me dieron; salimos a la calle y yo inmediatamente me daba cuenta de la forma en que me miraban la mayoría de los hombres, muchos incluso me silbaban y me decían o incluso gritaban cosas como “¿Cuánto cobras?” “Somos cinco ¿Podrás con todos?”, eso me hacía sentir profundamente humillada y por lo consiguiente excitadísima, además tengo que decirles que yo caminaba unos pasos atrás de ellas y con la cabeza agachada, aunque por otro lado todas las mujeres que veía me lanzaban miradas llenas de veneno y las señoras mayores se horrorizaban, ya se imaginarán la situación.   La verdad no sabía a dónde me llevaban, pero obviamente por mi posición ni se me ocurría preguntar, finalmente no importó a dónde me llevaban, pues pasó algo que captó nuestra atención e hizo de ese día  uno de los más interesantes de mi vida, lo que pasó fue que de pronto un tipo que pasaba por ahí de repente se fijó en mí, lo curioso fue que entendió que no debería hablar conmigo sino con mis amas, por lo cual, se dirigió a ellas; hablaron unos minutos, sin que yo me enterara de lo que estaban hablando. De pronto Roxana sacó mi correa y la fijó en mi collar y me comenzó a llevar, cual sería mi sorpresa cuando me subió al auto del tipo con el que habían hablado, yo bien sabía que era un tipo al que no conocían ni ellas ni mucho menos yo, por lo tanto me sorprendió que me hicieran subir junto con ellas al coche del desconocido.

Mi curiosidad iba en aumento mientras el tipo conducía por calles que no conocía, la situación me parecía sospechosa, pero ya que mis amas estaban conmigo la verdad es que no me quejaba. Al fin llegamos a nuestro destino: un hotel, uno no muy caro hay que decir, al ver a dónde habíamos llegado, las cosas se me hacían más claras, íbamos a tener una sesión de sexo, pero, ¿Cómo podía ser? Mis amas eran lesbianas 100% yo siempre he sido bisexual, así que tal vez todo consistiera en que entre todos me harían algo, ¿o no?   Subimos a la habitación que nos designaron y de pronto el se comenzó a desvestir, yo no entendía que iba a pasar, sin embargo, al  ver mi cara de estupefacción ellas me llevaron a parte y me dijeron:   —Fernanda este tipo nos dijo que se le antoja cogerte, al ver como te vistes creyó que eras una prostituta a nuestras órdenes, por lo cual nos ha ofrecido una buena suma para darte por la vagina y ano sin condón, así que ahora ya lo sabes, haz lo que te decimos que nosotras nos quedamos para ver el show.

Al oír esto me quedé de piedra, la verdad no me lo creía, el comenzar a ser una mujerzuela, una prostituta, sentía que sería lo más bajo que podría caer
, además de tener que hacerlo con un tipo que apenas acababa de conocer y solo de vista era más de lo que me hubiera imaginado, ¡y además querían que cogiera sin protección! Eso de verdad que era demasiado, así que por primera vez desde que comenzamos a practicar esto, me negué a hacerlo.   Al oír mi negativa su reacción no se hizo esperar, se enojaron enormemente, me gritaron, me insultaron, me decían que una perra como yo no tenía ni voz ni voto, que era de su propiedad y que podían hacer conmigo lo que quisieran y cosas por el estilo, a pesar de todo, me seguí negando, cosa que es muy rara en mí. A pesar de todo, la idea comenzaba a crear cierta expectación en mí, la situación poco a poco me comenzaba a calentar y mientras más pasaba el tiempo, la idea de ser humillada de esa manera me comenzaba a parecer más y más excitante.

Después de todo lo que me decían, ellas comenzaron a negociar conmigo, así pues, después de mucho hablar y algunas rabietas, al final me dijeron que solo le tendría que hacer una mamada, pero sabrosa, larga y duradera. Al oír esto me quedé callada un rato y finalmente accedí.   A estas alturas, mi “cliente” ya estaba ansioso y algo aburrido, antes de comenzar mis amas hablaron con él y le expusieron la situación, yo me imagino que era porque no quería quedarse con las ganas de hacerme algo, así que accedió a los nuevos términos.   Finalmente yo me acerqué a él y me puse de rodillas poco a poco; mientras él se desabrochaba el pantalón, sacó su verga, yo la contemplé, era de tamaño medio, unos 18 ó 19 cm. A esas alturas yo ya me había comido miembros más grandes que ese, por lo tanto comencé como la experta que soy, poco a poco le lamí su tronco, desde su base hasta antes de llegar a su glande, varias veces me deleité lamiendo ese rico tronco, después de unas cuantas lamidas comencé con sus testículos, esas bolas deliciosas hechas de carne, le pasa la lengua alrededor y entre ambos, tal vez el estaba en la gloria, pero imagino que lo suyo no era nada comparado con lo que sentía yo. Usada, humillada, obligada a prostituirme, estaba mamándole la verga a un desconocido, todo el morbo de la escena me volvía completamente loca, mi vagina sacaba jugos como nunca en la vida y me ardía tanto que pensé que podría subir la temperatura de aquel cuarto.

Seguía con mi trabajo, ahora le tocaba el turno a su glande, comencé nuevamente por la base de su pene hasta llegar con mi lamida hasta su glande el cual estaba humedísimo, como a mí me gusta, le pasaba la lengua de lado a lado, de arriba abajo, la verdad he de reconocerle que se contenía muy bien para no venirse aún, después comencé a metérmela por completo y sacarla rítmicamente, en este punto, el me puso las manos en mi cabeza ayudándome (aunque no hacía falta) a moverla.   En eso estaba, cuando mis amas comenzaron a decirme   — ¿Cómo ves a la puta? —Pues como siempre, ya decía yo que era lo suficientemente perra como para no hacerlo. —Tienes razón y yo que de verdad lo comenzaba a dudar. — ¡Que va! Ya ves como lo está disfrutando esta ramera, mírale el culo, le está chorreando—dicho esto, me dio una patada algo fuerte en mi culo, debo de decirles que para entonces yo ya estaba en cuatro.   La patada arrancó un gemido de dolor de mí, el cual sonó ahogado ya que tenía adentro la verga de mi cliente; como sea, poco después de la patada, comenzó a moverme más rápido mi cabeza mientras yo me dejaba ya sin hacer fuerza, en ese momento se vino en mi boca, tal vez llevaba tiempo sin hacerlo, pues me llenó la boca con su semen.   —    ¡Más vale que te lo tragues perra!—innecesariamente dijo una de mis amas, digo innecesariamente porque yo siempre me trago el semen.   Había terminado, mi experiencia como prostituta terminó así, después de recobrarse, mi cliente habló con mis amas felicitándolas por la perra que tenían, asegurándoles que le había dado la mejor mamada de su vida, también les pagó, aunque no ví cuanto, hecho esto se fue de la habitación no sin antes darme una nalgada. A pesar de que el cliente se fue satisfecho, mis amas estaban enojadas porque no quise obedecerlas al principio, como consecuencia me dijeron   —    ¡Estúpida! Como te atreves a desobedecer lo que te digo—y me abofeteó —    Por esto no deberíamos darte nada—dijo Roxana —    No, dale algo, debe de sentirse toda una puta, pero una barata, no le des mucho   Así pues me aventaron un billete de $100.00 (en esa época $100.00 mexicanos valían aproximadamente 10 USD).   Para terminar el día me llevaron de regreso a su casa y me castigaron por mi desobediencia con unos ganchos para los pezones bien apretados y un consolador grandote en cada uno de mis orificios.   Muy bien, este es mi relato, espero que les haya gustado, se agradecen comentarios especialmente de mujeres. 


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Historia de una Transformacion

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Me llamo Alex y tengo 34 años. Desde hace dos años vivo en un chalé en un pueblo de las afuerasde Madrid. Tengo por vecinos a un matrimonio joven. Ella... es una mujer de bandera.Y él... es un tipo que impone. Un enorme especimen de macho ibérico que por ser lo que es no se merece otra hembra sino la que tiene.Y aquí intervengo yo, pues de esta historia que os voy a contar, una lección he aprendido: no desees a la mujer del prójimo cuando ese prójimo es superior a tí en todas las condiciones: superior físicamente y superior como persona.

Resulta que no tardé sino lo que fue llegar a mi nueva casa en volverme loco por esa mujer. Como hombre que soy, las mujeres me vuelven loco, y así ocurrió con mi vecina. La veía todos los días, por las tardes, ocuparse de su jardín. Siendo una mujer de bandera, y siendo ella misma consciente de su posición, no dudaba en vestirse de la forma más provocativa posible, incluso cuando simplemente se dedicaba a regar sus plantas. Y yo... yo no era yo cuando la veía... con esa bata corta y ajustada al cuerpo mientras se afanaba en sus caseras tareas. Os aseguro que mi polla nunca estuvo tan tiesa como cuando la veía agacharse en su jardín, con esas sandalias que dejaban ver unos adorables arcos de pies, al tiempo que la bata se ajustaba aún más a su cuerpo, dando a mi vista el goce de una inexplicable sensación de lujuria que nada podía aplacar.

Es así como decidí que esa mujer había de ser mía. Sí, amigos, yo quería poseer a esa mujer, quería gozar con ella y que ella gozara conmigo. De modo que me hice ver, y cada vez que ella salía a su jardín, yo me asomaba a la ventana sin discreción alguna, de modo que conseguí que ella, esa tarde, se fijara en mí.¿Cuál fue su reacción cuando me vió? Algo que me dejó pasmado: me sonrió. Pero no con una sonrisa de vecino a vecino.. Esa sonrisa era algo más, esa sonrisa quería decir algo más. Mesonrió y al mismo tiempo era como si dijese: "te gusto, ¿verdad? pues... ¿a qué esperas? ¿quéhaces ahí pasmado si sabes que puedes tener algo más que un recreo visual?".Y esa sonrisa de aceptación, esa sonrisa que decía: "ven, ven ya, no tardes más", fue el comienzo de mi perdición. O de mi transformación. Esa sonrisa, ahora me doy cuenta, actuó sobre mí como el agujero negro que absorbe la materia, y toda ella absorbió mis neuronas, mi vida misma, aún sin hacerme cargo de lo que en ella se escondia y de las consecuencias que se derivarían de todo ello.

Yo sabía que su marido no volvía a casa hasta medianoche, aún tenía muchas horas por delante y no lo dudé. Presto me arreglé y salí derecho a su portal.
Yo estaba como poseído, como loco, me dejaba llevar, no sabía cuál sería su reacción, simplemente pensé que era "ahora o nunca", así que ahí me tenéis llamando al timbre de la casa de mi vecina. Fue entonces cuando supe su nombre: Noemí. Así es como aparecía en su buzón: "Noemí M.N.", y debajo: "Carlos F.F."Pero para mí en ese momento no existía el tal "Carlos". Todo giraba alrededor de esa impresionante mujer que ahora sabía que se llamaba Noemí.¿Qué es lo que yo esperaba de esa precipitada acción? No os lo puedo decir; quizás simplemente entablar un contacto, que poco a poco, como quien no quiere la cosa, me acabaría conduciendo al objetivo final, a saber, poseer a esa mujer. Quizás pensaba -alocada idea, propia de alguien que se encuentra en un estado de enajenación libidinosa como el mío en aquel momento - que ella saldría a recibirme con la misma actitud receptiva que tenía unos momentos antes, que así como me ofreció su sonrisa también me ofrecería su cuerpo sin mediar más parlamentos.

Mas nada de eso sucedió. Al poco rato de estar yo llamando, ví asomar por debajo de la puerta una cuartilla con una nota. Aún la conservo, y es esto lo que pone: "Hoy es mal día. Vuelve mañanaa las ocho de la tarde."Podéis imaginaros el tembleque que me entró. "¡Loado sea Dios! ¡Esta mujer será mía! Bien... no podrá ser hoy... pero mañana... ¡por Cristo, sí, mañana! ¡Mañana será mía!"Así es como regresé a casa entre la frustración de no haberla poseído ese día y la emoción de poderla poseer al día siguiente. Lo que entonces yo no imaginaba es el pequeño a darme que puede haber entre poseer y ser poseído, entre tomar y ser tomado, entre usar y ser usado. Entre ser un hombre y ser una marioneta. Os podéis imaginar que apenas dormí esa noche. Mis pensamientos todos se dirijían a un único punto fijo: Noemí. Nada más me importaba, nada más podía distraerme entonces. Como un zombi fuí al trabajo. Como un zombi trabajé, como un zombi volví a casa. Sólo entonces reparé en que yo no tardaría en tirarme a mi vecina, y quién sabe, quizás incluso podría convertirme en su amante.

Me duché, me afeité, me vestí y me metí pal cuerpo un buen vaso de coñac mientras esperaba que dieran las ocho.Y dieron las ocho.Y aquí me tenéis, ahora, delante de su puerta. Sé que no hay vuelta atrás. La deseo y será mía. ¡Y ella me desea también! Si no, ¿por qué esa cita preparada de antemano? Está claro, la muy zorra debe estar cansada del musculitos de su marido. Yo no tendré esos músculos pero no todo es músculo, de otra manera no me hubiera citado, vamos, eso está claro. Tomo aire como para darme fuerzas y llamo al timbre. Al instante me abre Noemí. Y fue no más verla y quedar yo patidifuso. Ante mí tengo una mujer mil veces más hermosa que cuando la veía, tantos días, desde mi ventana, cuidando de su jardín. Si entonces ya era despampanante con una simple bata de andar por casa, ahora me la encuentro de punto en blanco, con un vestido de noche, de una sola pieza, super corto, super ajustado al cuerpo, mi mirada sin quererlo va de sus largas piernas a su provocativo escote, todo en ella es sexy a más no poder, desde el maquillaje que embellece unos ojos y facciones de por sí adorables hasta las sandalias de tacón de aguja que muestran sus pies en todo su esplendor.

-Pasa, vamos pasa...  
-de nuevo esa sonrisa que se ofrece como la miel a al osito-.

Tenemos mucho tiempo hasta que venga mi marido, ve al salón y acomódate, yo ahora mismo estoy contigo. A partir de ahora, todo lo que recuerdo hacer, y no recuerdo todo lo que hice, es automático. Entro ensu salón y como un robot me siento en el sofá. Apenas lo hago, entra ella. -Tienes una carita dulce, ¿sabes? No estés nervioso, ¿vale? Me gustan los chicos obedientes y espero que tú lo seas -a cada palabra su expresión es más seductora, más... morbosa, pero un morbo que, considerado fríamente, está fuera de lugar... La veo salir del salón, y para mí pienso que algo no está yendo como debería, pero sigo con mi pose a la vez alerta y relajada, acepto lo que me dice y espero. Mi cabeza está perdida en mil pensamientos distintos, no puedo decir cuánto tiempo ha pasado, pero ahora mi pensamiento está vuelto a un único punto, de la nebulosa de ideas y sensaciones paso a la más real de las pesadillas: delante de mí aparece Carlos. No es posible y, sin embargo, ahí está. No puedo entender nada, pero lo real es esto: Carlos, a quien siempre he visto a lo lejos, ahora lo tengo delante de mí. Un hombretón, todo músculo, fuerza y decisión en su semblante mientras me mira. Y me sonríe, pero no es la sonrisa de Noemí. Es una sonrisa burlona. Y lo que me dice me hace comprender. He caído en una trampa, no sé bien aún el objeto de la misma, pero está claro que me ha pillado, aunque yo aún nada he hecho. -Menudo mierda que tengo en mi sofá -me dice mientras me mira fijamente. -Yo... perdona... yo... lo lamento... creo que me voy a ir...-¿Que te vas? ¿Pero a dónde crees que te vas? -y se ríe histriónicamente mientras me suelta una tremenda bofetada que me tira del sofá al suelo-. ¿Tú crees que después de venir a mi casa con intenciones de tirarte a mi mujer te puedes ir así como el que no quiere la cosa? Aparece ella detrás de él. Le dice algo al oído y el asiente. Yo intento incorporarme, a duras penas, pero el me pone un pie en el cuello y me dice: -Quiero que te desnudes, mierdecilla. ¡Te vas a enterar de lo que es bueno, cacho perra! En mi vida he sentido una fuerza, un poder, como el que Carlos me impone. No puedo resistirme. Se que esto va a acabar mal, pero al mismo tiempo se que soy su presa, y lo que es peor, que no puedo resistirme. Voy a hacer lo que me dice, sí, será lo mejor. Me quito la ropa y les veo reirse entre ellos, a mi costa supongo, ella le besa, le besa con pasión, parece orgullosa de él, y no es para menos. Ahora que le veo de cerca, me hago cargo de que no es un hombre cualquiera: es un pedazo hombre que me tiene en su poder y me mira con lascivia. Sé lo que me va a hacer.

Por primera vez soy consciente del juego que se traen entre manos. Y algoen su mirada, en su actitud, en su pose, me hace seguirle la corriente y obedecer en todo lo que me dice. Aunqueno me resisto, me vuelve a abofetear mientras me quito la ropa. No entiendo, pero aun así, no opongo resistencia. Que sea lo que Dios quiera. Perdón: que sea lo que Carlos quiera. Ya estoy desnudo y ahora las risas entre ellos se doblan. Sí, está claro, se ríen a mi costa. Y bien pensado, no es para menos: a su lado soy un mindundi. Estoy de rodillas, estoy desnudo, en esta casa con estas personas a las que no conozco. Mientras Noemí se sirve una copa y se acomoda, Carlos se está quitando también la ropa. De mis ojos caen lágrimas, porque sé lo que va a pasar y no tengo fuerzas para oponerme, ni para gritar, ni para nada. Han ganado, Carlos ha ganado. Y no es para menos. ¡Cómo he podido infravalorar a este tío! ¡Cómo he sido tan ciego! Oh Dios... Carlos está desnudo de pie frente a mí. Y me quedo boquiabierto. Es un menda enorme, nunca he visto tan cerca de mí un tío en pelotas, y menos un tío como este. Es el verdadero prototipo de lo que todas la tías buscan en el cuerpo de un hombre. Bien formado, grande, como las estatuas griegas, una máquina poderosa, una máquina que se acerca a mí. Pero lo que me deja boquiabierto en realidad es su falo. Es enorme, y a la vez, es hasta bonito. Es una polla como las que he visto tantas veces en las pelis porno que me descargo para hacerme unas pajillas. Pero ésta está delante de mí y ahora sé lo que va a hacer, me va a follar, sí, me va a follar a mí. Yo, que venía aquí con la presunción del follador voy a terminar follado. Carlos se sienta a mi lado, me empuja contra el suelo, yo me recuesto en la alfombra, y veo venir hacia mí ese cuerpo enorme. Oh, Dios, pesa mucho, pero al ser tan grande reparte todo su peso sobremi cuerpo, me tiene aprisionado. Con un movimiento lento pero decidido me separa las piernas con las suyas propias. Su falo lo noto encima de vientre, me abarca todo el vientre, es increíble. Debe estar cachondo, porquelo noto húmedo. Lo empieza a bajar y me deja un rastro de fluido en mi tripita. Sí, lo noto, como noto una lágrima que asoma por mis ojos, lágrima de impotencia, la lágrima del perdedor, lágrima que no llega a lloro, que se agotaen sí misma. Tengo su cara justo a un palmo de la mía, y le veo sudar, su rostro está ahora crispado, está haciendo esfuerzos por introducirme la polla en mi culo, le está costando. Normal, yo nunca he sido penetrado, mi culo es tan virgen como la inocencia que me impulsó a creer que podría llegar a algo con su mujer. Siento dolor, mucho dolor, cada vez más, pero no digo nada, no hago nada, no puedo hacer nada. Creo que la ha metidotoda, porque ahora se ha parado, sí, y me duele menos, creo que está quieto. Debe estar disfrutando del momento. El disfrute del macho dominante que monta a un presunto rival.

Es la naturaleza misma del hombre y del animal. El fuerte domina aldébil. Por primera vez veo a Noemí que se levanta del sillón, tiene algo en las manos... Vaya, es una cámara. Poreso se ha parado Carlos. Estan sacando un primer plano de la escenita. Noto mi culo lleno de su polla, muy lleno. Es una sensación extraña. Ahora no me duele como antes. Me pasa algo raro. Estoy acojonado, pero al mismo tiempo estoy teniendo una erección. Una enorme erección. El lo nota y se rie como complacido, se lo dice a Noemí y ella se dispone a hacer otra toma, él bien apretado contra mi cuerpo, bien dentro su polla de mi culo, al tiempo que mi propia polla está dura como un palo. Ahora Carlos empieza a besarme la cara, y el cuello. Me gusta. Nunca lo hubiera creído, pero estoy sintiendo más placer que el que nunca tuve con ninguna mujer. Mi polla esta a reventar. Mientras la suya me revienta a mí el culo. No puedo evitarlo y estoy gimiendo. Creo que me podría hasta correr, aún sin estar masturbándome, es increíble.El se da cuenta y se para. Parece que quiere prolongar el tema. Vuelven los besuqueos y ahora yo los respondo. Le miro a los ojos fijamente, veo su cara y me parece tremendamente atractivo. No sé a qué atribuir mi erección: si a la vigorosa penetración a la que estoy siendo sometido, si al contacto con su piel, con su boca y con su lengua, o si a la simple visión de su persona haciéndome el amor. Le estoy lamiendo las mejillas mientras el me muerde el cuello. Me gusta su sabor, huele mucho a hombre. Tengo una conciencia extraña de que estoy sintiendo algo muy parecido a lo que sienten las mujeres cuando son penetradas.

Le abrazo y abro la boca buscando su boca, su lengua, quiero sentir como me llena también la boca, pero el no me besa, en lugar de eso escupe dentro de mi boca un buen chorro de saliva que yo paladeo y trago con sumo gusto. Ahora ya no lo puedo evitar, el sabor de su saliva me pone fuera de mí. Y eso, juntocon el frotamiento de su dura tripa contra mi polla mientras me folla, hace que me corra. Me corro como en mi vidalo hice antes. Estoy gritando, igual, lo mismito que una tía. No me lo puedo creer. No me acabo de creer queesto sea real. Pero lo es. Carlos está tan cachondo como yo, se va a correr también. Va a sacar su polla para echármelo todo en mi cara, pero yo me aprisiono a él con firmeza con brazos y piernas: quiero que se me corra dentro. Quiero notar esa sensación, tan cotidiana para las mujeres, de un chorro de esperma corriendo por el interior del cuerpo. Por primera vez parece atender mis deseos y lo hace al cabo de una serie de potentes empullones: se desborda en mi interior y yo noto un calor agradabilísimo recorriendo mis entrañas.

Le veo la cara de gusto y me parece hermosísimo, me siento como una mujer desvirgada. Tengo la certeza de que partir de ahora y para siempre perteneceré a ese hombre. Ya no hay vuelta atrás. Aparte que tampoco quiero que haya vuelta atrás. La enorme mole del cuerpo de Carlos se incorpora soltando perladas gotas de sudor que caen sobre mi cara, yme dice:-Te has portado muy bien. Ahora tendrás tu premio: puedes lamerle los pies a mi mujer. ***Ya hace dos años de todo esto. En estos dos años he estado yendo casi a diario a casa de Carlos y Noemí.Con el conocimiento mutuo y la confianza, hemos sofisticado nuestras relaciones. Yo ahora me pongo ropade mujer para hacer el amor con Carlos, a veces incluso me maquillo y he adoptado poses típicas de las mujeres en mis encuentros con él. Me siento orgulloso de ser el amante de Carlos y mi felicidad radica en satisfacer plenamente todos sus caprichos, por muy depravados que estos puedan llegar a ser. Durante los primeros días, debo confesarlo, le seguía teniendo miedo. Pero ahora puedo decir cabalmente que le quiero. Ya no es sólo sexo. Me siento seguro a su lado, cuando me abraza, cuando me duermo a su lado con la cara sobre su pecho y le noto respirar.

Cada uno tiene un lugar en la vida y tengo muy claro cuál es mi lugar al lado de un hombre como Carlos: servirle y obedecerle. Así como ante los grandes hombres, los pequeños se vuelven más pequeños aún, yo ante Carlos he sacado toda mi parte femenina y día a día la sigo potenciando. No en vano ha dejado de llamarme por mi nombre de pila. Ahora soy Sussy para él. Así consta en el tatuaje que me hice ayer como regalo de cumpleaños para mi hombre: un corazón con nuestros nombres, Susana y Carlos.Este relato es también un regalo para tí, Carlos. Porque eres lo mejor de mi vida y por muchas vejacionesque me hagas te seguiré queriendo y cada vez más. Para tí, Carlos, porque te amo. Estoy enamorada de tí.

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El Abuso - 4ª Parte

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Los siguientes instantes, no podría especificar se fueron segundos, minutos, horas, días años o quien sabe cuanto, fueron de desconcierto y confusión, solo me daba cuenta que todo giraba a mi alrededor y mi corazón latía como nunca antes, comenzaba a recobrar la cordura y notaba como me habían estado moviendo, luego con un poco más de lucidez empecé a sentir como acariciaban y besaban mis muslos y glúteos. Seguí despejándome y note que seguía con ese miembro descomunal en la boca, solo que dada mi semi-inconciencia, de momento, era él quien acariciaba mis labios con ese húmedo trozo de carne, y era él quien lo introducía dentro de mi boca, cosa que cambio a medida que me recuperaba y cada vez más consiente lo hacia de a poco más yo misma. Pero me bastó reaccionar solo un poco más para hacerlo del todo, lo cual fue al darme cuenta de que me encontraba recostada boca abajo, posición en la que ya estaba desde antes, pero ahora estaba en forma transversal con respecto a la reposera. Es decir, mi pecho estaba apoyado contra ella, mi cabeza levantada, no por mí, sino por que quien me penetraba oralmente me la sostenía con sus dos manos para asegurarse de que succione, y mis piernas colgaban por el otro lateral de la reposera, o mejor dicho y debido a la corta altura de la reposera, mis rodillas bastante separadas una de otra apoyaban contra el suelo dejando mi zona trasera completamente expuesta y cómoda para que, como ya les dije, el cuarto de ellos estuviera atrás mío besando, acariciando y lamiendo mis muslo, cola y orificio anal. Esta hombre, que se encontraba casi recostado detrás mío haciendo esta labor se incorporó y acercó su pene hacia mi zona genital y anal para comenzar a pasearlo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba por toda mi intimidad.

Imploraba para mi misma que no hiciera lo que creía iba a suceder y que pude confirmar que habría de suceder.
Luego de poner duro su miembro acariciándolo contra mí pude sentir como apuntaba la cabeza de su herramienta contra mi, hasta ese día, delgado anito.

Nooo, por favor, así no, se los suplico.
No te preocupes niña, luego de los primeros momentos lo disfrutarás como nunca has disfrutado nada antes.
Noooo, se lo pido, lo tengo virgen, me lastimarán.
Si no te relajas seguro que será doloroso. Distiende tus músculos, relájalos…
Noooooooooooo…….ahhgggggggggg, nnnnnggghghaaaaa.
Tranquila, se está metiendo….
Ngggghhhh, AAAAAUUUUUCCH, espera deteeeeeeeente por favor
Y así lo hizo, claro que por unos instante en los que, aunque sea un poco, me recuperaba. Pero claro está, luego retomaba la penetración.
Vamos mi niña que seguimos un poco más.
Despacio, uuuuuuuuuffff, oouchh.
Ya pasó la cabeza, ¿La has sentido?

Si, nnnnnghhh, pero despacio con el resto, me estas haciendo explotar desde dentro.

Y era cierto, nunca me había fijado tanto en la diferencia de tamaño que hay entre la corona de la punta del miembro de un hombre y la parte que le sigue, pero había podido notar como, una vez que la cabeza pasó por completo, mi anillito se cerraba un poco nuevamente para quedar cobijando esa descomunal esfera de carne en mi interior. Y continuó con la parte final, que en realidad no era ningún final por que aun quedaban por introducir más de veinticinco centímetros de su negra hombría en mi interior.

Así mi niña, estás con muy buena dilatación, relájate que seguimos.
Vale, pero despacioooooooonngggggg.
Relájate, bien.
Uffff, nnnngggghhhhhh, ¿Falta muchooooo?
Ja, no has llegado a la mitad.
Detente allí, te lo ruego.
No, lo siento, pero la tendrás hasta que mis testículos golpeen tu almejita.
Entonces, uffff aaaayyy, por fav…nnnghnhhhg…vor, nnnnnggggh, mastúrbame o has algo así para calmarme un poco el dolooooorrrrnnnngggghhhnnnnn.

La verdad que a esa altura, no tenía problemas en sobrellevar psicológicamente hablando, la idea de que me hurgara con sus dedotes,
y eso era algo que necesitaba para calmar las dificultades de la dilatación anal. Dilatación que gracias al lubricante que me habían puesto mientras el otro de ellos me penetraba con sus dedos, y gracias también a esa penetración que de a poco me había estando dando con anterioridad, no me producirían el desgarro que me hubieran causado al penetrarme en esa forma sin nada previo, aunque no por esto dejaba de ser extremadamente dolorosa. Dándome el gusto, quien me desvirgaba el ano, pasó por el costado de mi cuerpo uno de sus brazos, y llevó su mano a través de mi abdomen hasta posarse en mi inflamada y colorada vagina, y allí, comenzó a masturbarme con sus dedos.
Si bien había tenido orgasmos, esta era la primera vez en esta orgía que agradecía que me estuvieran hurgando la "chonchita", no necesitó acariciarme demasiado para que comenzara a sentir los efectos, y pronto, el dolor anal se transformó en una mezcla rara que alternaba entre el ardor que sentía allí atrás y momentos en los que sentía la excitación de la masturbada que me daba, excitación que cuando se producía me hacia dejar de sentir el inmenso dolor y podría, para mi pesar, reconocer que producía que resultara placentera hasta la penetración posterior que me estaba dando.
Luego de unos intensos minutos en los que tuve que volver mi atención nuevamente hacia ese falo que besaba, lamía y acariciaba, por que introducirlo en mi boca resultaba casi épico, pude notar que su pelvis se apoyaba en mis glúteos, y ahí lo supe, me lo había introducido hasta el fondo. No podía decir nada, más que agradecer que la peor parte hubiera terminado, y rogar que esa atrocidad que me estaban haciendo terminara cuanto antes. Y después de detenerse uno o dos segundos dentro mío, como si disfrutara la hazaña, comenzó esa lenta y extraña retirada, su miembro empezó a deslizarse hacia fuera de mis entrañas haciéndome sentir que mi anillito se retorcía y daba vuelta como una media, sentía como la parte más gruesa del cuerpo del pene pasaba, como mi anillito levemente se cerraba y como comenzaba a hacer fuerza, esta vez desde dentro hacia fuera, la coronilla de la cabeza. Y allí tuve el indicio que me faltaba para saber que también esta actividad la disfrutaría, mi cuerpo nuevamente fue en contra de mi voluntad y me trajo la extraña sensación de no querer que esa ferocidad saliera de mi interior, y como un espasmo mi redondelito posterior se apretó tratando de contener dentro mío aunque sea una punta de mi desvirgante poseedor.

No te preocupes gatita, no te la sacaré en un buen rato – me dijo el muy desgraciado interpretando lo que mi cuerpo le pedía. –
Bueno. – Le susurré yo completamente ruborizada –
Ábrete que ahora comenzaré a encularte.

Y así lo hizo, con movimientos continuos, y acelerándolos cada arremetida un poco más, inició un "entra y sale" que me dilataba el ano en una manera placenteramente animal. Y, con la supuesta excusa de que tuviera más lugar para pasar su mano y así él siguiera masturbándome, yo en cada arremetida, empinaba más mis glúteos, y claro está mi agujerito, hacia arriba. Y digo excusa por que la verdad es que ya me estaba convirtiendo en una suerte de gata en celo que disfrutaba cuando esa barra caoba salía y amaba cuando reingresaba.

Allí estaba yo, lamiendo y masturbando al de el miembro descomunal, aunque todos lo eran, y siendo empalada de atrás por este otro negro que, de cuando en cuando, retiraba por completo su miembro y jugaba con sus dedos a abrir mi ano mientras seguía masturbándome con la palma de su manos y además ahora también tenia la otra masajeando mis pechos.
Luego de un rato, momento para el cual ya estaba completamente dilatada, mi intruso posterior retiró su miembro, e incorporándose, se sentó al lado de donde me encontraba recostada apoyando la zona de sus glúteos justo en el borde de la reposera y dejando así su mástil completamente erecto mirando hacia el techo. Por un instante creí que buscaba que se la mame a él, pero de inmediato me aclaró lo que quería.

Ven, quiero que te pares delante de mí dándome la espalda y con una pierna a cada lado de las mías, te inclines hacia delante dejando tu precioso culito a la altura de mi cara. – Y así lo hice –
¿así? – Le pregunté mientras tomaba esa posición y me iba inclinando hacia delante. –
Bien, ahora quiero que te vayas sentando sobre mi "trozo de carne" para, lentamente, empalarte tu misma.
Uffff. – Resoplé yo en parte por disgusto y en parte por saber que regulando yo las arremetidas podría ser algo un tanto más placentero. –

Él se recostó hacia atrás, lo cual solo exponía más su miembro, y yo sabia que tenia que "auto-encularme". Pero esta no era mi única función, ya que si bien el de el miembro más descomunal se había retirado no se a donde, ahora tenia delante de mí a quien me había penetrado en primer instancia, y poniendo su pene a la altura de mi rostro exigió que se lo mamara nuevamente. Lo cual no me resultaba fácil por que además de tener que estar subiéndome y bajándome yo misma sobre ese miembro, quien me enculaba, mejor dicho, quien hacia que me "auto-enculara" yo misma, como con sus manos me sujetaba de las caderas para ayudarme con el esfuerzo de subir y bajar, de penetración en penetración, me tiraba hacia abajo penetrándome hasta el fondo con su expuesto miembro, y en esos momento tenia que desatender el miembro que succionaba para recuperar la respiración.

Para esa época de mi travesía por el mundo de las orgías y el sexo interracial, yo ya estaba hecha un desastre, mi pelo estaba todo enredado por las sacudidas que me habían dado, y empeorado por la mezcla de transpiración y esperma seco que allí había ido a parar, además del que se encontraba por todo mi cuello, rostro y boca. Mi vagina estaba completamente inflamada y con sus labios exteriores completamente enroscados hacia fuera, así como también estaba cubierta por semen, parte seco en todo mi bello púbico y piel y otra parte aun fluyendo de mis interiores expulsado por la presión que hacia en mi interior quien me penetraba, aun en estos momentos, analmente. Y por supuesto no quería ni mirar que pasaba por mi retaguardia.

Pasados uno minutos en los cuales seguía siendo penetrada anal y oralmente, quien tenia el miembro más descomunal de todos reapareció parándose delante mío, por un instante creí que vendría a terminar lo que había dejado postergado pero pronto me di cuenta que tenían otro plan para mi. A quien estaba recostado debajo mío no le costó casi nada de esfuerzo tirarme hacia atrás sosteniéndome con sus brazos pegada de espaldas contra él, que además, al pasar los brazos por el costado de mi cuerpo, aprovechaba para, sujetándome las muñecas delante de mi pecho, inmovilizarme. Mis piernas quedaron una a cada lado apoyadas en el piso ya que si no apoyaba mis pies, quedaba completamente recargada con el ano sobre ese miembro. Así, sin decirme nada, el del miembro descomunal inclinó su rostro sobre mi vulva, y comenzó a darme las mejores de las chupadas que tuve en toda la noche. No les describiré el tipo de cosas que me hacia con sus labios, lengua y dedos por que a esa altura no distinguía nada de todo el placer que me daba, la diferencia estaba en la furia con la que lo hacia. Mi vagina estaba nuevamente chorreando cuando él se incorporó, me levantó las piernas poniendo una a cada lado de su cintura y enfiló el tremendo taladro que tenia por pene contra mi temblorosa vagina. Si bien estaba completamente mojada y extremadamente excitada, el que me penetrara con "eso" me causaba un temor indescriptible, temía que me desformara mi cavidad en forma permanente, y además, teniendo en cuenta el espacio interior que ya ocupaba a través de mi orificio anal el otro miembro, no sabia si esos descomunales monstruos tendrían lugar para cobijarse los dos juntos en mi interior.

Todas las hipótesis fueron innecesarias ya que estaban dispuestos a probarlo en la práctica. Creo no mentir si les dijera que mientras esperaba la penetración comencé a contar en vos baja, como si de una cuenta regresiva se tratara. Apenas sentí la punta comenzar a hacer contacto, me abracé con mis piernas a su cintura y tiré mi cabeza hacia atrás recostada sobre el hombro de quien, por el momento sin moverse, se incrustaba en mi ano.

Su miembro comenzó a acomodarse lentamente, y las paredes de mi cavidad y labios vaginales trataban de estirarse lo más posible para permitir su entrada, sinceramente creía que la penetración seria mucho más dolorosa, incluso me atrevería a decir que resultaba extrañamente placentero sentir la fuerte presión que la inmensamente abarcativa cabeza del miembro causaba en la parte más onda de mi intimidad.

Por supuesto se podrán imaginar que ni por asomo pudo terminar de incrustar ese monstruo en mi interior, y que cuando aun faltaba un buen tramo de su herramienta por fuera, fue suficiente para chocar con mi útero. Y viendo que no tenia dificultades para soportar lo que me hacían, inmediatamente comenzaron ambos a entrar y salir de mi interior lo que al comienzo resultó un tanto descoordinado por la incomoda posición que tenían, principalmente quien analmente me penetraba desde debajo mío. Luego de intentar hacerlo así durante unos instantes, quien me penetraba vaginalmente, a quien fuerzas no le faltaban, me tomó las caderas con sus manos y me levantó levemente para, en parte penetrarme él con más comodidad sin que yo me resbalara por sus arremetidas hacia delante, y además eso le permitía a quien estaba por debajo hacer más cómodamente lo suyo también aprovechando que ya no necesitaba sujetarme con sus manos para amasar mis pechos desde detrás mío.

A todo esto, regresó el hombre al que había estado succionando un rato antes, quien me tiró la cabeza nuevamente hacia atrás por sobre el hombro de quien tenia a mis espaldas y sin darme demasiadas indicaciones introdujo su miembro nuevamente hasta el fondo de mi garganta, o mejor dicho, hasta donde podía. Por supuesto, también esperaba algo de cooperación de mi parte, así que con una de mis manos y sin sacarlo de mi boca lo tomé y comencé a sacudirlo como lo había estado haciendo durante todo este tiempo, sin dejar de acompañar esta labor con mis labios y lengua.
Estuvieron haciéndomelo por todos los lugares posibles al mismo tiempo durante lo que estimo deben haber sido unos diez minutos, tiempo suficiente para producirme un nuevo orgasmo el cual no fue tan salvaje como los anteriores, supongo que por no tener ya fuerzas de ninguna clase. Y así quedé, cuando quien me penetraba analmente comenzó a gruñir en mi oído he instantes después descargo un arsenal de espeso fluido directo en mis intestinos, sentía como esa manguera se inflaba y escupía su carga una y otra vez en lo más profundo que jamás llegó nadie en mi cuerpito. Y sin dar tiempo para salir ni acomodarme, empezó con su descarga directo en mi garganta aquel a quien se la había estado mamando últimamente. Como a esta altura ya se imaginarán, no tenia demasiados prejuicios por lo que era correcto o no hacer y además no era yo quien lo decidía, por lo cual yo misma lo ayudé a acabar. Lo ayudé a sacar todo lo que quedaba en los conductos de aquella venosa extremidad y así, mientras con mi mano lo oprimía desde la base hacia la punta, con la boca y lengua limpiaba lo que salía, y como si fuera una experta, una vez finalizado, lo saque de mi boca y tragué lo que quedaba.

Y ya, con las últimas fuerzas que me quedaban, terminé de soportar los embates del último que quedaba,
para ese momento ya me encontraba con mis espaldas directo sobre la reposera, ya que los otros se habían marchado de mi lado, y quien me penetraba aun con esa particular herramienta se preparaba para vaciar otra carga en mí. Carga que no tardó en llegar y que, sin asombrarme ni lo más mínimo, fue tan abismal como anteriores veces, y si bien para ese momento ya no tenia sensibilidad en mis genitales y lo único que podía distinguir era el plaf…plaf de mis glúteos chapoteando en un pequeño charco de fluidos propios y ajenos que se encontraba sobre la reposera, pude notar como acababa por sus muy claramente gestos de placer.

Minutos después, ya vestidos me cargaron hasta el cuarto de baño donde tomando un salvavidas de los que usábamos en verano me lo colocaron a la altura de mi pecho y me introdujeron en la tina de baño llena con agua tibia donde me quede hasta horas después, en las cuales dormité, pensé en lo que había sucedido y pensaba si ya se habrían ido.
Cuando el agua ya empezaba a enfriarse, me enjuagué y lave todo el cuerpo y, juntando fuerzas de donde pude, salí para ver si aun se encontraban. Al salir pude ver que se habían ido y no se habían llevado nada, fui a mi cuarto a buscar un pijama y a acostarme aprovechando que ya era nuevamente de noche, y encontré una nota sobre mi cama. En ella me escribían diciéndome que no se llevaban nada y que a cambio sabían que yo no le diría nada a nadie. Cosa que, unos días después aun con mis genitales y ano medianamente inflamados y considerablemente dilatados, en especial mi agujerito posterior del cual aun salían fluidos cada vez que iba al baño, no se si por temor o vergüenza decidí no hacer.
Hoy, tiempo después, solo quedan algunas memorias de aquel fin de semana de abuso y pasión. No logro distinguir si lo que me pasó fue traumático o placentero, pero sé que me marcó para siempre.

El Mariscal
Elmariscal_correo@hotmail.com

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El Abuso - 3ª Parte

Comentarios (1)

Me desperté ya habiendo amanecido con las sensaciones, nuevamente, de que me recorrían todo el cuerpo. Cuando me terminé de despejar y recordé que había estado sucediendo en las últimas doce horas, me di cuenta también de que estaba sucediendo nuevamente. Estaban un par de ellos limpiándome el cuerpo con unas toallas húmedas que habrían sacado del baño y, aprovechando también para sobarme, me retiraban todos los fluidos secos del cuerpo, no así los de la cara y pelo. Sorprendida me di cuenta de que estaba mamando uno de los descomunales miembros que uno de ellos habría puesto en mi boca estando yo aun dormida, el cual estaba succionando como un bebe desde mis despertares. Me habían puesto en el borde de la reposera con mi cuerpo apoyado sobre mis espaldas y mi cabeza por fuera y colgando hacia atrás y, supongo que por instinto, yo le seguía haciendo la mamada a ese pedazo de carne que entraba y salía de mi boca. Aunque en realidad, sabia que quisiera o no tendría que hacerlo, la labor consistía en apretar semejante miembro con mis labios y lengua mientras él, en cuclillas desde detrás de mi cabeza, me penetraba como si fuera una relación sexual. De hecho, por momentos me provocaba arcadas ya que en su excitación tendía a penetrarme profundamente hasta llegar a mi garganta, recorrido que no era ni un cuarto de su miembro pero que resultaba suficiente para asfixiarme.

Mientras pensaba en esto, un suspiro se me escapó de la garganta provocado por una sensación de excitación sexual que, en un primer instante, creí era por las cuatro manos de los dos negros que me sobaban, ya sin los trapos y además con sus lenguas y bocas. Pero luego me di cuenta de que el cuarto, al cual por no poder levantar la cabeza no veía, me estaba dando una penetración vaginal con su húmeda lengua a la vez que me masajeaba en círculos el clítoris y el anillito de mi orificio posterior con sus enormes y tibios dedos.

Luego de un rato, quien me estaba penetrando por la boca, me indicó que cuando él retirara su miembro fuera de mi boca, yo tenía que aprovechar para tomar una bocanada de aire, y así, él intentaría pasar la inmensa cabeza de su miembro por mi garganta. Por lo que, luego de algunos intentos que casi me asfixian, resultó una labor bastante coordinada en la que el retiraba su miembro casi fuera por completo y una vez que yo tomaba aire, para lo cual no me daba mas que uno o dos segundos, él lentamente presionaba la punta de su miembro hacia mi garganta, la cual por la posición en la que me encontraba, es decir con mi cabeza tirada hacia atrás, no se le hacia tan difícil penetrar. Y luego de unos segundos de presionar, suficiente para que se me comenzara a acabar el aire, se retiraba hacia atrás para dejarme recuperar la respiración, tomar una nueva bocanada y penetrarme nuevamente. Movimiento que a medida que lo repetía, y yo aprendía a relajar mi tráquea, le permitía en cada intento llegar cada vez un poco más profundo, llegando así, para mi asombro, a meter quizás mas de la mitad de si en mi boca y garganta.

Para ese momento, uno de los dos que me había estado sobando el cuerpo, que era el del miembro descomunal, se fue a sentar por allí y el otro aprovechando la disponibilidad de mi cuerpo empezó a masturbarse su miembro con mis pechos, o mejor dicho, apretó la base de su aparato con mis senos y llevó mis manos hasta la parte que asomaba por fuera para que sea yo quien lo masturbe. Así, mientras trataba de realizar estas dos actividades, lo cual no me resultaba nada fácil, empecé a sentir como ahora el que estaba allí abajo, en mi sexo, había pasado a utilizar su lengua para penetrarme analmente y metía dos de sus dedotes en mi vagina, y digo dedotes por que cuando los nudillos de aquellas manos entraban en mi, no tenían nada que envidiarle a un pene verdadero de tamaño normal, lo cual para mi vergüenza, pero también para mi fortuna, se veía facilitado por la humedad que yo misma generaba con los fluidos de mi cuerpo. 

Luego de un rato de estar haciendo esto, quien me penetraba oralmente me dijo que tome una gran bocanada de aire por que me acabaría directo por la garganta, yo me asusté por que pensé que me ahogaría antes de que termine, pero no había demasiada posibilidades de discusión. Así que respiré lo más profundo que pude, cerré los ojos y luego de que, habiéndose ya incrustado en mi garganta, comenzara a masturbar lo que quedaba afuera de su miembro, sentí como esa aparato se ensanchaba en mi garganta y esa leche espesa a la que ya me estaba acostumbrando pasaba directo a mi estomago como un surtidor de combustible que me cargaba por completo. La eyaculación duró varios segundos, así que cuando retiro su miembro fuera de mi garganta, pero no fuera de mi boca, tuve que tragar lo que aun seguía saliendo para despejar mis vías respiratorias y tomar aire de una vez.

Luego de ver que no se retiraba, intuí que estaba esperando a que le limpiara con mi boca y lengua, así que sin producirme prácticamente nada de asco, ya que en las últimas horas se había convertido una práctica habitual, retiré esos restos que le quedaban, sobretodo en la zona del glande, los cuales simplemente tragué junto con mi saliva.
Para ese instante, los otros dos ya no estaban sobre mi cuerpo y quien había estado masturbándose sobre mis pechos se sentó entre mis piernas y mi dijo.

Mírame bien por que voy a ser el primer negro en tu vida.

Lo cual no entendí en un comienzo, pero se me aclaró completamente cuando, colocado entre mis piernas, las separó y llevó mis rodillas casi hasta mis hombros con claras intenciones de penetrarme, ahora si, con su pene. A mi se me llenaron los ojos de lagrimas e instantáneamente comencé a gimotear. Si bien me había adaptado a realizar, o dejar que me realicen, un sinfín de cosas que jamás se me hubiera cruzado por la cabeza hacer con nadie, aun hasta ese momento estaba con la esperanza de que no tendría que cobijar dentro mí a ninguno de esos seres. Para una chica, y más de mi edad, dejar que un hombre esté dentro de una es algo muy especial y yo no quería que ellos lo hicieran. Además, si bien no era virgen, sabía que cuando me introdujeran semejantes "cosas" me harían ver las estrellas con la dilatación.
No te preocupes niña, no tengas miedo. Se que no estas acostumbrada y se que antes o después te va a terminar gustando.

No…snifff… Por favor, no lo haga… se lo pido…sniiif… si quiere sigo haciéndoselo con la boca… snif, snif… pero no me haga eso…

Tranquila, te la voy a meter lentamente y vas a ver como después de un par de entradas y salidas empiezas a gozar.
Nooo, por favor... se lo pid… nnggghhhhahhhh, más despaciooooo… naaagggghhhh…
Y ya fue tarde, ese descomunal aparato entraba por mi intimidad, y yo con la cabeza tirada nuevamente hacia atrás, y mordiéndome el labio inferior para no gritar, sentía como el contorno de ese invasor glande se internaba en mí. Si bien la sensación de lleno ahora sí que era descomunal, no se si por las penetraciones que me habían estado haciendo con sus dedos, por ya haber tenido algún orgasmo, por estar más que húmeda, o no se que, pero la cuestión es que si bien la sensación de invasión era sicológica y físicamente fuerte, por lo menos no sentía tanto dolor como creí que tendría en un principio.

Sujeta con mis manos de los laterales de la reposera, incline hacia delante mi cabeza para ver cuanto más de esa tortura faltaba y vi que el negro, que no se recostaba en mi, sino que se sostenía con sus brazos apoyados a mi lado y extendidos, con lo cual yo podía ver entre medio de nuestros cuerpos, ya había introducido más de la mitad de su hombría en mi interior. Yo, con mis rodillas a la altura de su cintura me quedé observando como, para mi total asombro, esa extremidad desaparecía en mi interior, y aliviada dejé caer mi cabeza hacia atrás para tomar nuevamente aire no pudiendo creer que dentro de mí hubiera tanto espacio.

Has visto mi niña que no era para tanto, ya la tienes adentro.
Por favor, no te muevas que aun me haces daño.
Tranquila que falta un poco aun.
Eh ???... Basta, ya está toda, ¿Qué más quieres?
Me arrastro hacia el hasta que mis caderas quedaron en el aire por fuera de la reposeerá y llevando mis rodillas nuevamente contra mi, hasta que casi tocaban mis hombros me penetró aun más profundamente sintiendo, ahora si, como el extremo de ese inmenso gusano Empujaba con su punta mi matriz contra mi estómago.
Deteeeente… iiiinnnnhgggg….
¿La sientes?
Siiiii… saaaaaaalteee… retrocede, por favor, auuuccchh.
Ya vas a pedir que no te la saque.

Y lentamente comenzó a retirar a ese monstruo de mi interior,
lo retiro hasta que su cabeza quedaba nuevamente cobijada entre los labios de mi vagina, esperó unos instantes para que me recuperara, y comenzó a penetrarme nuevamente, ya sin la incomodidad anterior pero aun resultándome un esfuerzo descomunal el recibirlo. Luego de unos eternos minutos en los que, para mi fortuna, se tomaba su tiempo dejando que pudiera adaptarme a semejante esfuerzo, ya estaba fallándome de lleno. Yo, con mi respiración sumamente agitada, mantenía mis piernas abrazadas a su cadera para tener de donde sujetarme cuando me penetraba muy profundo, y el moviéndose en forma natural ya usaba sus manos y boca para lamerme u oprimirme los pechos y apretar también mis muslos y nalgas.
Has visto que te acostumbrarías.
Nnghhh, despacio… más despacio…

La verdad es que yo no quería que fuera más despacio por el dolor, el cual ya casi no sentía, la verdad es que sabia que si seguía penetrándome con semejante miembro y me seguía acariciando, tarde o temprano terminaría teniendo otro orgasmo, cosa que detestaría sucediera. Pero antes que lo hiciera yo, lo hizo él, después de que acelerara sus acometidas, lo cual me acercó bastante al orgasmo, comenzó a bombear sus semillas en mi interior. Podía sentir ese tibio líquido llenando mi conducto y salir escupido contra mi matriz. Y al fin terminó, sabia que vendrían los otros, pero ya era uno menos y además había aguantado el orgasmo.

Luego de quedarse dentro mío unos instantes, en los cuales ambos permanecimos inmóviles, salio de dentro mío y junto con él comenzaron a fluir hacia el exterior de mi vagina los líquidos que había depositado unos instantes atrás. Pero sin darme descanso, o mejor dicho, como si fuera una continuación del mismo acto sexual, otro de ellos tomó su lugar.
Introduciendo su miembro, que era de similar tamaño, comenzó a penetrarme directamente con ritmo normal sabiéndome mojada y lista. Su vaivén era distinto, sentía como su miembro presionaba más contra el lado derecho de mi interior, no se si por que miembro tendría forma distinta o por que él buscaba ese efecto, pero fuera por lo que fuera, el resultado era que el contorno de la cabeza de su miembro rozaba en todas las penetraciones con mi punto G, así que luego de unos instantes de penetrarme, y habiéndome agarrado ya bastante excitada por quien había estado en su lugar antes, fue cuestión de segundos hasta que me llevara a las puertas de un nuevo orgasmo. Orgasmo que, sabiéndolo inevitable, quería se produjera de una vez para librarme de esa sensación de excitación que me producía, y que me avergonzaba que así fuera.

No se si mi cuerpo se había puesto en mi contra, pero ahora que quería que respondiera como sus instintos le marcaban, haciéndome acabar de una vez, me prolongaba la cruel agonía de estar eternamente a las puertas del orgasmo por inagotables momentos. Y no sé si, por querer acabar de una vez (espero que si), o si por la excitación, le empecé a susurrar a mi penetrante invasor.
Dámela, uffffff... si más rápido marica…

En ese instante se detuvo, solio de dentro de mí y girando mí cuerpo me puso boca abajo con mis piernas separadas. En ese instante, temiendo lo peor, estuve por salir corriendo aunque eso me costara mucho más.
No te preocupes, no te estoy por hacer eso, relájate y eleva levemente tu vagina para poder penetrarte desde atrás.
Esta nueva posición no me gustaba del todo, pero con el susto que tuve por un momento me resulto casi un alivio, y pensando que sería peor que se ensañe con mi agujerito posterior, obedecí elevando mis caderas para facilitar la penetración vaginal. Una vez que estuvo dentro de mí en su totalidad, me volvió a hacer bajar las caderas haciéndome juntar las piernas. Ahora, yo estaba recostada como si estuviera leyendo en la cama, con mis piernas extendidas juntas y mis cuerpo apoyado sobre mis codos mientras el me penetraba vaginalmente pero desde atrás pasando por entre medio de la parte posterior de mis piernas. Por la posición sentía ese descomunal miembro, pero ahora mucho más apretado en mi interior, y ya habiendo pasado el susto de unos instantes atrás, lo cual me retrotrajo levemente en mi excitación, ya sentía nuevamente el insipiente orgasmo y llegaba a la conclusión de que aquel miembro no acariciaba mi punto G por su forma, sino que quien me penetraba buscaba eso. Yo, que a esa altura, yo gesticulaba con mi rostro como típicamente lo hacia cuando me masturbaba, y que gimoteaba, en parte por la fuerza que ese miembro hacia contra las paredes de mi vagina, pero principalmente por que estaba ya comenzando a tener el orgasmo, vi como uno de los otros hombre, se sentaba delante mío con las piernas separadas una a cada lado de la reposera, y dejaba ante mi ese descomunal aparato, y digo descomunal no por reiterar sino por que este era quien había acabado en mi pecho la noche anterior, era el poseedor de esa inmensa extremidad que deseaba no tener que cobijar dentro mío nunca.

No necesité demasiadas instrucciones para saber que quería, y así, sujetándolo con las dos manos, una en la base y la otra por la mitad, la que deslizaba de arriba a abajo para excitarlo, me sumergí de lleno con mi boca en la parte que sobresalía y que ya no tenia con que sujetar, lo cual era más de lo que podía engullir con mi boca.

Y fue cuestión de minutos hasta que el orgasmo se desató en su máximo esplendor, empecé a sentir ese tremendo orgasmo que amanecía como uno mucho más feroz que el de la noche anterior. Yo ya no gimoteaba sino que decididamente estaba gimiendo como una posesa. Me aferraba con manos y boca a ese miembro intentando no hacer el espectáculo que sabia estaría haciendo, pero resultaba imposible evitar. Ya llevaba mas de un minuto de mi orgasmo, cuando entre medio de mis propios gemidos y gritos de placer, sentí que quien me penetraba estaba volcando algún tipo de lubricante en mi orificio anal facilitando la penetración que comenzó a hacerme por allí con dos de sus dedos sin dejar de penetrarme en forma vaginal. Y he de reconocer que, no se si por estar en medio de un orgasmo o por que el lubricante realmente surtía efecto, pero no me causaba dolor alguno el que me lo hiciera. De hecho, hizo que mi orgasmo resultara ser la experiencia más feroz que habría pasado hasta ese momento.

Ya habrían pasado dos o tres minutos y yo seguía gimiendo mientras el orgasmo más largo de mi entera vida me volvía algo así como una ninfómana que arremetía con su boca sobre lo que me entraba de aquel descomunal aparato que lamía y masturbaba, gritando sobre él como si de un micrófono se tratara, y a la vez elevaba mis caderas para, poder apretar ese miembro con los músculos de mi vagina, y para sentir más profundamente los dedos que ingresaban por mi retaguardia. Y como si todo esto fuera poco, también a quien me estaba penetrando, le llegó su hora. El sentir ese miembro, que me penetraba en una de las posiciones más apretadas que podría hacerme, y que ahora además se dilataba dentro mío mientras escupía su semen en mí, me terminó de dar el empujón que me faltaba, para finalizando un orgasmo de casi cinco minutos, perder nuevamente el conocimiento gracias al placer (no pedido) que esos sujetos me daban.

El Mariscal
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El Abuso - 2ª Parte

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No podía creerlo, no solo se había abusado de mi sino que me estaba quebrando el espíritu, me humillaba y me hacia sentir la impotencia en la que me habían sumergido. Me quede allí sentada, con todo el rostro lleno de semen, las manos igual de sucias y llorando por lo que había sucedido, por lo que estaba sucediendo y por lo que sabia iba a suceder.
- Bueno, si a la nena la gustan las vergas largas y negras, ¿Por que negárselas?, total tenemos cuatro de tamaño descomunal para que se divierta. - No, por favor. ¿No les basto con lo que me hizo su amigo?, déjenme tranquila, por favor.

Entre sollozos y suplicas levante la mirada y vi como uno de los otros dos negros, tan inmenso como los otros, pero al cual no le había prestado atención aun se acercaba y mirándome a los ojos me decía que se llamaba Tomas. Se paro delante mío y siguió hablando.

- Mira la piba, así que te gustan las vergas grandes de los negros. Sabes que, desde que entre y te vi me dieron ganas de comerte la colita, así que hagamos una cosa, yo te presto mi pedazo y vos me dejas comerte esa linda colita. - Sniff, no, por fav.. 

No tuve tiempo de decir nada más, este tal Tomas me levanto de los pelos y cuando me di cuenta ya me habían alzado entre tres y con toda facilidad y sin que pudiera siquiera intentar patalear me recostaban sobre la reposera y comenzaban a acariciarme entre todos. Sentía mil manos recorriéndome, sentí como manos de descomunal tamaño me separaban las piernas y otras de tamaño no menor oprimiendo mis glúteo, mi vagina mis senos y todo los que pudieran. Segundos después, sentí como me arrancaban de un tirón las calzas quedando solo con mi ropa interior y mi blusa ya desabotonada por la mitad, hice un intento por gritar pero cuando comencé a hacerlo recibí un sopapo que me adormeció, tarde uno segundos en reaccionar y fue cuando me daban vuelta y me ponían boca abajo. En ese momento me entro el pánico y me quede muda, tres de los negros me sujetaban uno manteniendo mis brazo inmovilizados detrás de mi nuca, otro sosteniéndome las piernas a la altura de los muslos y el otro me sostenía la cabeza contra un almohadón. Segundos después sentí el roce de un cinto contra mis nalgas y el que mandaba me dijo.

- Mira piba, no se como fueron las cosas hasta ahora, pero desde este instante mando yo. Para que aprendas la lección te voy a dar un par de azotes y espero que sea suficiente como para que de ahora en adelante cooperes sin decir nada. Si Tengo ganas de cogerte lo voy a hacer y vos, si así te lo ordeno, vas a gritar como si la estuvieras pasando bien. Si no te gusta no hay problemas, desobedece o resististe, y te vas a despertar en una semana en el hospital con todo los huesos rotos.

Y sin decir nada mas comenzó a azotarme en las nalgas. Creí que me iba a arrancar la piel, sentía como los latigazos me daban en la suave piel de mi cola y no podía ni gritar por tener la cara contra el almohadón. Cuando creí que no podía más se frenaron y comencé a sentir el alivio, las manos me soltaron y me dejaron recobrar el aire nuevamente.
- Bien piba, ¿Te dolió?, ¿O quieres mas? - Sniff, basta por fav..Sniff..vor, no me lastimen mas - Te pregunte si te dolió. - Si, Sniff, si me dolió, Sniff basta por fa... - Bueno entonces dime, ¿te vas a quedar tranquila, haciendo lo que te digamos? - Si, pero no me peguen mas. Yo los trato bien, se las mamo pero no me peg... - No piba, no entiendes. No solo nos la vas a mamar, te vamos a dar por todos lados te vamos a coger, te vamos a culear y aun más, ¿Esta claro lo que vamos a hacer? - Por fav... - ¿Que pasa?, ¿Quieres que use el cinto otra vez? - No, no. Esta bien, esta bien. - Ya se que esta bien, pero quiero que con las mismas palabras digas lo que te vamos a hacer. - Sniff, me..sniff...me van a coger. - ¿Y que más? - Y me van a...Sniff...a culear. - Bien, ahora párate.

No necesité hacerlo ya que los otros tres me habían levantado y parado en medio de la habitación, y allí me quede, parada en la habitación tan solo con mis braguitas y mi blusa a medio abrir. Fue cuestión se segundos cuando los cuatro negros me rodearon, mi primera sensación fue de inferioridad, me encontraba rodeada por cuatro negros a los que apenas les llegaba al medio del pecho, que median varias veces lo que yo de ancho que rodeándome no me dejaban ver mas allá de ellos, dos de ellos se encontraban ya sin camisa y un tercero ya se había quedado en ropa interior con su pene saliendo de ella, un pene que media tanto como el que había mamado un rato antes. Al instante comenzaron su labor, yo me quede quieta, parada allí en el lugar que me habían puesto mientras uno de los negros que estaba detrás de mi me terminaba de desabrochar la blusa y me la retiraba, otro al ver mis senos al descubierto y con un tamaño que pareció agradarle se los apodero para si, mientras con una mano sostenía mi cintura lamía uno de mis senos y con la mano libre, la mas grande que vi en mi vida, ocultaba el otro seno al tiempo que lo oprimía giraba y pellizcaba o mordía mis pezones. Mientras sucedía esto, un tercer negro deslizaba lentamente mis braguitas y las sacaba por completo, y el otro me comía la vagina con grandes lengüetazos usando a su vez sus grandes labios para separar los de mi intimidad. A todo esto el negro que estaba sacándome la blusa, como ya lo había hecho, dejándome así en una desnudez total, se coloco a mi lado y sujetando mi rostro comenzó a besarme y meterme la lengua en la garganta mientras, con su mano libre, sacaba de su ropa interior su pene y me lo refregaba por el cuerpo deslizándolo desde la parte superior de mi pierna hasta mitad de mis costillas. Estaba sumergida en un mar de roces, fricciones, caricias, lamidas, opresiones y mordidas, ya a esa altura comenzaba a sentir como mi cuerpo se contorsionaba y comenzaba a reaccionar a todo ese estimulo. Desde luego que en ningún momento lo disfrute o pense en ello, pero era una sensación similar a las cosquillas o la corriente, uno quizás no lo disfruta pero no puede evitar que el cuerpo reaccione. Pero aquí la diferencia era mayor, sentía como millones de explosiones en cada centímetro del cuerpo por todo el cuerpo. Pero yo, que pensaba que con el tiempo podía empezar a controlar la reacción de mi cuerpo que tanto me avergonzaba me equivoque. El negro que me había despojado de mi braguita ya encontraba una nueva labor, se puso en cuclillas a mis espaldas y tomo con cada una de sus enormes manos mis glúteos, comenzó a jugar con mi intima parte trasera, tomo un glúteo con cada mano haciéndolos ver insignificantes, para luego, comenzar a oprimirlos y a hacerlos girar separándolos y rozándolos entre si, esto que me provocaba una sensación de vacío y exposición en mi zona genital trasera, cambió drásticamente cuando el hombreton acerco su rostro a mi rajita anal y comenzó a usar su boca para rellenarlo. No podría explicar lo que me provocaba, sentía como usaba su lengua para jugar con mi orificio anal, sentía como, al tiempo que separaba mis glúteos con sus manos, su lengua lamía en círculos el anillo de mi culito, sentía como esa lengua que parecía eterna lamía tanto la cara externa de mi ano así como introduciéndose lamía también la parte interior de mi, hasta ese momento, pequeño anillito. 

Era una sensación de impotencia, veía que mi cuerpo ya no me pertenecía, mi pubis ya no era mío sino que se movía y contorsionaba por las sensaciones que arrancaban de mí ya humedecida vagina, con los juegos que la lengua que allí tenia proponían. Sentía que todo mi pecho ya era de las manos y boca de ese hombreton que con sus lamidas, mordidas, apretones, presiones y pellizcos, había conseguido no solo que mis pezones se pararan sino que todo mi pecho se oprimiera contra sus manos en busca de más. Sentía como mis piernas ya en el aire colgaban, se recogían y se separaban con las manos que las recorrían. Y sentía al fin, como mi parte trasera la pertenecía a ese negro, mis glúteos ya no querían tensarse sino que solo se dejaban exprimir y separar como sus manos querían, y mi ano ya no respondía a mis deseos de contraerse sino que se dilataba mas y mas dando paso a la lengua de su ahora dueño. Todo me provocaba una sensación espantosa, me sentía humillada, apenada y sucia por no poder controlar mi cuerpo, abría los ojos y lo único que veía era una tormenta negra que se apoderaba de mi cuerpo, para donde mirase había manos, bocas y penes que prácticamente no me dejaban ver mi cuerpo y yo, ya en el aire, sostenida por todas esas manos que me moldeaban y me manejaban a su querer. Pero termine de sentirme sucia y culpable cuando mi voluntad se vio doblegada a los juegos de estos cuatro hombres. Eso fue cuando el negro que estaba sobándome el ano comenzó a usar sus dedos, sentí como un de tamaño descomunal me penetraba y comenzaba a moverse en mi interior, no satisfecho, lo retiro un poco y sentí como comenzó a meterme su segundo dedo, primero introduciendo solo unos centímetros de ambos y luego comenzó a separarlos sintiendo como mi ano se ovalaba en todas las direcciones, para finalmente meterlos por completo y comenzar a darle una cogida de dedos a mi ya ansioso ano.

- ayyyy, nghhh, ufffff, aggghhhhh. - Miren, óiganla gemir, ya no se aguanta. - Si mírenla, la pendejita resulto ser una cachondona. - Ahhhh, ahh, ahhhhhh, grrrrrrrrnn, agnnnn, ufff.

A este se le sumo el poseedor de mi vaginita, el cual también comenzó a usar primero un dedo el cual me cogía mientras el usaba su boca y su lengua para lamer mi ya inflamado clítoris, luego de unos instantes y habiendo logrado una gran dilatación en mi vagina retiro el dedo y su boca, con una mano me separo los labios vaginales y poniendo la punta de dos dedos sobre la entrada a mi vagina y sin provocarme gran dolor los introdujo totalmente en un movimiento sin pausa y con cierta velocidad.

- Agggggnnhh, ufffff. 
Y luego sumado a la cogida de dedo que me daban en el ano perdí completamente el control.
- Ahaa, ahaaaa, ufff, aahhaa, mngnnnnnn, ahha ,ahaaa, ahaaaa. - Como disfrutas putita eh, después no te quejes, y pórtate agradecida.
Al Ver mi reacción, y ver como me descontrolaba agarrándome del que tuviera mas cerca, los otros dos negros, tanto el que jugaba con mis pechos como el que me sobaba el cuerpo con su pene, se trajeron una silla cada uno y, parándose arriba de ellas uno a cada uno de mis lados dejaron enfrente de mi rostro sus dos descomunales penes. Y sujetándome la cabeza uno de ellos me obligo a hacer la segunda mamada de la noche, mientras si que me dijeran nada, por una reacción que no pude controlar empece a masturbar el otro con mis manos.

- Mmmmm, sluppttt, swifffptt, mmmmmm. - Mira como mama la nena, dale seguí así.
Allí estaba yo, no podía creer lo que estaba haciendo, pero no me podía controlar, sabia que estaba mal lo que hacia, pero era tanta la ansiedad que me provocaban, que mi boca y mis manos solo se desahogaban de ese modo, ellas se movían solas, usaba una mano para cada uno de las tremendas vergas las que hacían ver a mis manos diminutas, y mientras las masturbaba mi boca pasaba de una a la otra en forma ansiosa. Hasta que sucedió lo inevitable, mi primer orgasmo llego, no sabría si fue por la situación o si por ser el primero y no sabia como serian los próximos, pero sentí que me iba, mi cuerpo comenzó a sacudirse, mamaba en forma desenfrenada y fueron cinco minutos en los que sentía que me perdía, que los ojos se me ponían en blanco y luego de cinco interminables minutos me desvanecí. Veía que todo giraba, no sentía el cuerpo y no podía pensar en nada. En estado semiconsciente, con temblores por todo el cuerpo y completamente sudada me recostaron en la reposera y cuando abrí los ojos había dos a cada lado masturbándose. Al momento de abrir los ojos, el que siempre organizo todo me dijo, ahora en agradecimiento vas a abrir grande esa boquita para que meta mi verga, y vas a tragar todo. Sin que dijera nada, se coloco sobre mi rostro con una pierna de cada lado de mi cabeza e introdujo su pene en mi boca, yo no podía usar los brazos por que no los sentía por lo que no me quedo mas opción que serrar los ojos y al sentir mi garganta llenarse de semen empezar a tragar, ya sabia lo que me esperaba por que aun tenia presente la cantidad que había tenido que soportar de su compañero, y como era lógico trague sin cesar pero también mucho se derramo por la comisura de mis labios cayendo por mis mejillas hasta mi nuca. No había terminado de pasar el semen que me quedaba en la boca cuando Tomy, el negro que ya me había acabado anteriormente, reclamó su turno. Me tomo por la cintura y me puso boca abajo, apoyo su pene sobre mis glúteos y me dijo.

- Ya te acabe en la cara piba, ahora quiero acabarte en la colita.

Segundos después, sintiendo como golpeaba mis glúteos con su pene empece a sentir como otra eyaculación tan grande como las que había recibido comenzaba a derramarse por mis nalgas, sentía su semen fluir por la cara interna de mis nalgas y seguir por mi entrepierna hasta gotear en la reposera, para una vez que se vacío sobre mi, empezar a esparcirlo con su pene por el resto de mi ano, glúteos e incluso mi cintura. Sin que este negro terminara de enchastrarme, el tercero de ellos se había sentado al lado de mi rostro, y apoyando mi cabeza de costado contra la reposera, puso su pene en el costado de mi rostro y comenzó también él a acabarme en el rostro, el semen chorreaba por mis orejas, salpicaba mi pelo, se deslizaba por mis ojos nariz y boca, para con todo mi rostro ya completamente cubierto caer en la reposera. Como es lógico, quiso que se la limpiase y una vez que termine de hacerlo, me agarro de los pelos y refregó el otro lado de mi rostro por el semen que quedaba en la reposera. Ya con el rostro y mis genitales completamente sucios, me resigne a esperar por el turno del último hombre que quedaba. Sentí que volvían a darme vuelta quedando otra vez boca arriba, y un instante después sentí que el negro que quedaba se sentaba sobre mi estomago. Lo mire para saber donde quería hacer su chanchada y me quede atónita, no podía creer lo que veía, el negro que quedaba era el que me había comido la colita, y cuando vi el tamaño de su miembro pense que me iba a aplastar, los otros tres tenían penes inmensos que promediaban más de treinta centímetros, pero esto era descomunal, tenia un pene que media más que mi antebrazo y mano juntos, no podría saber la medida exacta pero seguro era superior a los cuarenta centímetros y de un grosor descomunal. El negro apoyo su aparato contra mi pecho y no exagero, sentía sus testículos apoyados sobre mi ombligo y su pene seguía por entre medio de mis pechos para terminar apoyando la punta en mi garganta. Este me miro y me dijo.
- Si nena, ¿viste como la tengo?, no por nada me dicen rabo. Pero no te asustes, no muerde solo escupe. Ja.

Y mientras me decía esto, tomo mis pechos y comenzó a masturbarse con ellos. Sin exagerar sentía sus testículos rozando mi vientre y la cabeza de su pene golpeando contra mi mentón. Estuvo así como por un minuto hasta que comenzó el regadero, retiro su pene un poco hacia atrás para dejar la punta debajo de mis pechos y segundos después sentí como comenzaba a bañarme el semen que se derramaba por todos mis senos y salía disparado contra mi pecho, mi garganta, mi mentón e incluso mi rostro. Las otras acabadas habían sido abundantes al punto tal que ya estaba toda sucia, pero esta era descomunal, salían cantidades enormes de un semen mucho mas viscoso que me bañaba por completo, mire mi pecho para saber si realmente era semen y vi como estaba completamente cubierto de este semen que, formando incluso grumos, me empapaban desde el ombligo hasta la garganta. Una vez que este último descanso su pene sobre mi pecho por unos segundos se levanto y allí quede, desnuda, tirada en esa reposera toda cubierta de semen, el pelo pegoteado y el cuerpo aun atónito por todo lo que me habían hecho pasar y sentir. No sé que hora era ni cuanto tiempo había transcurrido pero la cuestión es que a los pocos minutos, vencida por el cansancio, me quede dormida. 

El Mariscal
Elmariscal_correo@hotmail.com

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El Abuso - 1ª Parte

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Hola mi nombre es Luciana, tengo 17 años y vivo una vida común y cotidiana. Soy estudiante secundaria y vengo de una familia de clase media a la que en los últimos tiempos las cosas no le han salido del todo bien.
Lo que les voy a narrar sucedió hace un rato y lo escribo aquí por que tengo miedo de bloquearme e inconscientemente no recordar lo sucedido para hacer la correspondiente denuncia.

Eran las nueve y media de la noche y me encontraba sola en mi casa ya que mis padres se habían ido a pasar el fin de semana a lo de una pareja amiga que los había invitado a su casa en la costa, y si bien a mis papis no les gustaba la idea de dejarme sola por miedo a que algo me pudiera pasar, yo los convencí de que se fueran ya que no habían tenido vacaciones debido a nuestra situación económica. Por lo cual, hoy a la madrugada mis padres me vinieron a despertar para saludarme y para que me levante a cerrar la puerta.

Eran algo así de las nueve y media y me levanté de la cama en donde me encontraba mirando televisión cuando oí sonar el timbre, y como asumí que era Viviana, una amiga mía que iba a venir a mi casa a dormir para hacerme compañía me dirigí a la puerta para abrirle, pero cuando estaba abriendo la puerta para que mi amiga entrara sonó el teléfono por lo cual, en el apuro, abrí sin mirar quien era para así atender rápido el teléfono mientras mi amiga entraba. Pero ese fue el peor error de mi vida, cuando quise reaccionar ya era tarde y cuatro hombres de un golpe abrieron la puerta tirándome contra un costado y cerrándola detrás de sí.

No atiné a darme cuenta de lo que sucedía cuando uno de ellos, de gran tamaño midiendo más de un metro noventa y de piel oscura como el roble, me levantó del pelo y me dijo que no gritara o me reventaba en el momento. Un instante después, el teléfono comenzó a sonar de nuevo y este hombre, sacando un cuchillo de grandes dimensiones y oxidado, me dijo que atendiera el teléfono y que si decía algo o ponía mala voz me rebanaba.

Yo, que recién asimilaba lo que sucedía, creyendo que lo mejor era que les hiciera caso para que se fueran sin causar inconvenientes y pensando en lo mucho que se iba a enojar mi papi cuando tuviera que hacer los trámites del seguro, asistí con la cabeza y levanté el tubo.

Hola, Luciana. ¿Sí?. Soy yo, Viviana. ¿Esta todo bien? Lo pensé un segundo, y al sentir la hoja del cuchillo en el cuello contesté de inmediato. Sí, ¿qué pasó que no has venido? Por eso te llamaba, no voy a poder ir. Mi papá me pidió que me quede. ¿No hay problema, no? No, está bien.
Respondí al sentir nuevamente la filosa hoja en mi cuello.
- Bueno Luí, nos vemos mañana.
Y sin poder decir nada me colgó.

Inmediatamente, el hombre que hasta el momento dirigía todo me sujetó por los hombros y me llevó hasta el sillón que se encontraba a unos metros.

Mira niña, hemos visto salir a tus padres hoy temprano y sabemos que no regresaran por lo menos hasta mañana, por lo tanto esperamos que sabiendo tu situación te des cuenta de que lo mejor para ti es cooperar y hacer lo que te digamos.
Yo miré al resto de los hombres, y comprendí mi situación. Estaba en mi casa, la cual está a gran distancia de las casas vecinas y nadie me escucharía gritar a menos que me asomara a la ventana. Estudié a los hombres y me di cuenta de que era imposible salir corriendo ya que ellos eran cuatro, todos negros, de gran contextura física y de casi dos metros de altura.

Miré al que hasta ese momento se dirigía a mí, y comprendiendo que era mejor dejarlos llevarse lo que quisieran sin que me golpearan, respondí afirmativamente.
Está bien señor, llévense lo que quieran pero no me hagan daño.
Inmediatamente dos de los otros hombres, a los que apenas les llegaba debajo del pecho, me levantaron y sujetándome uno de cada brazo me llevaron hacia el fondo de la casa donde se encontraba una pequeña caseta que tenemos a modo de quincho. Yo, creyendo que me llevaban allí con la intención de encerrarme en un lugar más aislado para ellos poder desmantelar la casa tranquilos no me resistí y fui tratando de seguirles el paso.

Una vez que ingresamos cerraron la puerta y comprobaron que todas las ventanas y persianas estuvieran bajas. Y ese fue el momento en que me entró un escalofrío, me di cuenta que estaba en un lugar completamente aislado de las casas vecinas encerrada con cuatro negros que me sacaban más de medio metro de altura y que podían manejar la situación a su antojo y que por lo tanto, si es lo que querían, podían llevarse más que las propiedades de mi casa.
Yo no llegaba a esa situación virgen pero mi experiencia se limitaba a un par de meses de actividad sexual con un novio que tuve medio año atrás, y siempre en su auto, sabiendo además que mi experiencia y la del entonces novio mío era muy limitada. Por esto, consciente de lo que un coito o abuso sexual implicaba, y sabiendo que estos cuatro tipos podrían llegar a pretender tocarme o sobar mis partes intimas quedé al borde del llanto.

Una vez que se aseguraron que el interior de la caseta estuviera aislada del exterior me sentaron en una reposera que estaba allí guardada para las épocas de calor y comenzaron a hablar entre ellos. Luego de unos segundos de, creo yo, organizar cómo iban a hacer el trabajo el mismo hombre de siempre se me acercó para hablar.
Mira piba, todos sabemos que no estas en posición de hacer otra cosa más que lo que te digamos, ahora uno de mis compañeros se va a quedar acá con vos para vigilarte mientras los demás vamos hacia delante para hacer lo nuestro, por lo tanto espero que te portes bien, no hagas quilombo y obedezcas a mi amigo. ¿Está claro?
Sí señor, sólo quiero cooperar para que se vayan y me dejen en paz.

Pero cuando dije que lo único que quería era cooperar, me agarró un nuevo escalofrío ya que vi la sonrisa que este negro grandote puso, y me imaginé lo que estaba pensando. Sólo esa sonrisa me bastó para que mil imágenes horrorosas me vinieran a la mente y para sólo tener pensamientos dedicados a reprocharme el haber dicho eso.
Unos minutos después, tres de los cuatro hombres habían salido rumbo a la casa y yo me había quedado sola sentada en la reposera con uno de los negros a mi lado mirándome fijamente. Miré a este hombre, era un hombre que al lado mío parecía gigante, este suficientemente fornido para sostenerme inmóvil con una sola mano y suficientemente fuerte para, que de sólo pensar en lo que un golpe de él me pudiera hacer, bastara para atormentarme.
Volteé nuevamente la cabeza para saber si el hombre estaba pensando en algo y al mirarlo a los ojos y ver lo fijo que me miraba, un pánico doloroso se apoderó de mi cuerpo.

- ¿Te pasa algo piba?, ¿Necesitas que te sostenga para saber que no podés escaparte? - Nnno, sólo miré. Perdone señor. Me parece que estas pensando en hacer alguna travesura, mejor te sostengo por un tiempo. Date vuelta piba, ponte sentada de espaldas a mí. Perdone señor, no hago nada me port... Qué pasa, estás sorda pendeja, te dije que te sentaras de espaldas a mí.

El negro me agarró de los pelos con una mano, y con la otra, sin hacer ningún esfuerzo me tomó de la cintura y me giró quedando de espaldas a él. Una ves que me dio vuelta, con sólo una de sus manotas sujetó mis dos brazos por la espalda y me pasó una pierna por el otro lado de mi cintura, quedando mi espalda pegada a su amplio pecho.
Esa interrupción con voz fuerte y ese brusco movimiento fueron suficientes para que me quedara congelada y asustada tan dura como jamás había estado.

No te preocupes piba, yo te cuido. Además podemos ser amigos, ¿no? Ssssí. Tienes un lindo cuerpito, se ve que lo cuidas. ¿Vas al gimnasio?
De lo asustada que estaba no pude decir nada.
¿Qué pasa?, ¿Te comieron la lengua los ratones?
Yo ya estaba a punto de llorar, y seguí callada.

Está bien, me parece que voy a tener que comprobarlo yo mismo. Por favor, no me haga nada. Mira nena, el que manda soy yo y si te quiero hacer algo, te lo hago. ¿Está claro? Por fav.. Escucha pendeja, es mejor para vos que te tranquilices, además si llamamos la atención, los únicos que nos pueden llegar a escuchar son mis amigos, y sabes que lo único que van a hacer es querer hacer una fiestita con vos y la vamos a hacer de a cuatro.
No supe cómo reaccionar, pero por un instante se me cruzó lo que me podrían llegar a hacer los cuatro negros juntos, y hasta dónde podrían llegar y lo único en lo que pensé es en que era mejor callarme y esperar que este hombretón me dejara en paz lo más rápido posible.

Unos segundos después, este hombre que me tenía bien sujeta empezó a acariciar mis muslos por encima de las calzas blancas que tenía. Comenzó a acariciar la parte superior de mi pierna para poco a poco empezar a acariciar la cara interior de la otra. Yo me quedé quieta rogando que se detenga.

Luego de manosear todas mis piernas, y de decirme algunos elogios respecto a mi estado físico, este hombre ya más excitado, empezó a desabrocharme la blusa hasta abrirla por completo. Yo ya consciente de lo que pasaba y comenzando a lagrimear, pero principalmente asustada por lo imponente que me sentía y lo peligroso que resultaba ser semejante negro, no supe ni pensé en otra cosa que dejarme hacer y aguantar.

Para ese momento, el hombre ya me había soltado los brazos y amenazándome con no hacer ninguna locura, me pidió que ni me moviera. Al instante me había sacado la blusa y lentamente me estaba sacando el sostén. Yo tan asustada cerré los ojos y comencé a sentir cómo me acariciaba los senos con las yemas de sus dedos para luego de unos segundo empezar a pellizcar mis pezones. A los pocos segundos el negro me dijo que se estaba excitando y que ya su, como él le llamó "Pedazo", le molestaba dentro del pantalón por lo que se desabrochó el pantalón y sacó algo que no quise ni mirar pero que sentí se apoyaba a mitad de mi espalda. Sin decir otra palabra, el negro cada vez más excitado me tomó con una de sus mano en mi entrepierna y me pegó contra su cuerpo aprovechando para oprimir todo lo que su mano abarcaba de mi intimidad, es decir, desde mi pubis hasta mi ano, y mientras tanto, con su otra mano, ya sin acariciar sino oprimiendo a su antojo, se ocupaba de mis senos que si bien nunca fueron algo de lo que estuviera acomplejada en sus manos parecían diminutos.

Yo ya resignada a que este negro utilizara mi cuerpo a su antojo sólo trataba de no sentir sus manos sobando toda mi entrepierna y apretando mis pechos, a la espera de que se cansara y me dejara en paz, pero como temía, eso estaba lejos de lo que el quería y en ese momento comencé a sentir cómo sacaba sus manos de donde las tenía para tomarme con un brazo por debajo de mis costillas levantándome y con su otra mano deslizar juntas las calzas y mi ropa interior, a lo cual sólo me quedó agachar la cabeza tratando de alejar mis pensamientos y tratar de aguantar las ganas de llorar.
Pero por supuesto, el tipo estaba en la suya y además posiblemente le gustara hacerme sentir así, y por supuesto, él ya estaba sobándome nuevamente desde mi pubis hasta mi ano pero ya sin nada de por medio. Mientras con la palma de su mano acariciaba toda la parte superior de mi vagina moviéndola en círculos, con uno de sus dedos me acariciaba también en círculos mi ano llagando incluso a acariciar la cara interna de mi anillito anal, y mientras hacía esto, con los dedos restantes acariciaba mis labios vaginales y sobaba la entrada de mi vagina.

Pero mira qué linda porotita que tienes, esta toda peludita y gordita. ¿Te parece que te la puedo dejar mojadita? Sniff, sniff. Por favor, se lo ruego sueltem...nhg.
Me interrumpió la terrible sensación de invasión y el terrible temblor que me produjo cuando, al soltar todo lo que estaba abarcando en mi entrepierna, con esa misma mano uso dos dedos para abrir mi vagina e introdujo su dedo anular de tamaño descomunal hasta lo más profundo de mi vagina.

Cómo explicar lo que sentí cuando quedé en esa situación, me encontraba oprimida contra el cuerpo de este inmenso negro con la única separación provocada por su pene, el que por los lugares de mi espalda contra los que apoyaba tendría que ser algo que jamás hubiera imaginado que existiera, y que por si fuera poco me estaba penetrando vaginalmente con su inmenso dedo anular mientras que con el gordo refregaba la unión superior de mi vagina y también mi clítoris, lo cual se sumaba a su otra mano que se dedicaba a aprisionar y sacudir mis dos senos.

Pasaron varios minutos del mismo modo en los que este tipo se dedicó a apretar y refregar mis senos de todos los modos posibles y pellizcando mis pezones, mientras con su otra mano me seguía penetrando con ese dedo anular que era del tamaño, según recordaba, el pene de mi exnovio, y aprovecha con el resto de su mano para sobar y acariciar el resto de mi vagina, todo esto sacudiéndome hacia arriba y hacia abajo al punto de despegarme de la reposera varios centímetros.
Nghhggg, por favor, sniff detengrrrrrrnnhaa, basta por favor. Está bien, hagamos un trato.

Me dijo con el beneficio de que me soltó los senos y retiró su dedo y mano de mi vagina, me sujetó por los hombros me giró para quedar de frente a él y me dijo.

Mira nena, veo que ésto te incomoda bastante y yo ya estoy caliente. Hagamos un trato yo te dejo tranqui, te dejo que te arropes nuevamente y no te fuerzo más. Esta Bi... ESCUCHA, no terminé. PERO, vos a cambio te portas bien conmigo. ¿Cómo?, ¿Qué quiere? Quiero que me la mames, de ese modo, a mí se me pasa la calentura y vos te quedas tranquila y vestidita. Pero señor, yo nunca hice algo así, por favor ¿no puedo hacer otra cosa? Mira piba, es sencillo. Yo ya estoy al palo y me quiero descargar, o te cojo con este pedazo de verga que tengo, o... te portas bien y me la mamas, si no lo sabes hacer no hay problema, yo te enseño. Pero decidí ya. No por favor no me lo haga, sniff, no podría soportar su tamaño en mi interior. Repetí lo que dijiste pero usando la palabra que usé yo, pídeme que no te coja. Sniff, por sniff favor. No, no me coja señor, no me coja. Esta bien, dime qué es lo que vas a hacer. Lo que usted me pidió señor. Te dije que uses las mismas palabras que yo, di mamar. Está bien, se la voy a mamar.

Una vez que me propuso eso, acepté ya que lo otro hubiera sido peor. Me abroché la blusa ya que no encontré el sostén, me paré y me subí lo más rápido que pude las braguitas y las calzas. Lo miré a los ojos y bajé la mirada a su pene, ¿no se por qué hasta el momento no lo había cruzado con la mirada?, pero al verlo, primero me asombró que existieran de ese tamaño y de ese grosor, y segundo agradecí haber tomado la decisión de que no me penetrara con semejante miembro ya que me hubiera hecho gran daño. Y digo esto por que fácilmente tendría uno treinta centímetros de largo y un grosor casi como mi puño cerrado.

Viste que la tenía grande, qué cara de sorpresa, me parece que te gustó. ¿No? Por favor, snifff no me diga más así. ¿Ahora que hago? Vení nena, ponete de rodillas acá delante mío. Ya está, pero no puedo ponerlo todo en mi boca. No te preocupes, empieza pasando tus labios por la cabeza, después usas la lengua y seguí como te salga.
Yo me incliné, tomé aire y empecé a usar mi boca y mi lengua para satisfacerlo. El me puso la mano en la nuca y me dijo que jugara a que estoy limpiando su pene y que lo lamiera limpiando el lubricante que el pene segrega, esto me pareció asqueroso pero trataba de mentalizarme para terminar la labor lo más rápido posible, luego me agarró de los pelos y me dijo que abriera la boca porque quería metérmela hasta la garganta y que con las dos manos le sobara lo que en mi boca ya no entraba.

Luego de unos minutos de hacer esta asquerosa tarea yo ya me había acostumbrado al olor y al sabor y estaba metiendo y sacando su pene de mi boca, no podía creer lo bajo que me obligaban a caer, pero era así, le estaba haciendo una mamada a un negro con un pene de más de treinta centímetros.

Bien piba, ahhh, así. Ahora sin dejar de mamar escucha, ya me estoy por ir y quiero irme en tu cara. Cuando te diga sacas la ahhhg ahhhaaa, la sacas de tu boca y tiras la cabeza para atrás. No quiero que la muevas y quiero que cuando termine de lleaaahhh, de llenarte la cara de leche, me limpies bien. Ah, para que sepas me dicen Tomy.

Yo no quise ni terminar de escuchar pensando en lo asqueroso de la situación pero un minuto después, me tomó de los pelos tirándome la cabeza para atrás, yo inmediatamente cerré los ojos y sentí como todo su esperma caliente me llenaba la cara, lo sentía resbalando por el cuello, lo sentía resbalando por mis mejillas, lo sentí en mis labios y sentí cómo seguía saliendo más y más. Luego sentí cómo tenía toda la cara cubierta de su semen y escuché cómo me decía que era tiempo de limpiarle su pene. Abrí los ojos y me di cuenta de que tenía la vista nublada por el semen que me escurría de la frente, me limpié con la mano y asqueada me la limpié en las calzas, cerré los ojos y me dispuse a limpiarle su pene.

Aun no terminaba de limpiarlo cuando sentí la puerta que se abría, me di vuelta y vi cómo los otros tres negros entraban a la caseta y se quedaban con grandes sonrisas mirando lo que estaba haciendo y el estado en que me encontraba.

Bueno, bueno. Parece que a la nena no le cuesta entrar en confianza. No, no es así. Dile cómo fue Tomy, sólo fue un trato diles que... No seas tontita, me agarraste y me pediste que te muestre mi verga, me dijiste que nunca habías viste la de un negro, y que querías saber si era verdad lo que decían. No, yo no dije eso, es mentir.... Cállate, si Tomy dice que querías tener la verga de un negro, pues bien, tendrás cuatro.

No podía creerlo, no sólo se había abusado de mí sino que me estaba quebrando el espíritu, me humillaba y me hacía sentir la impotencia en la que me habían sumergido. Me quede allí sentada, con todo el rostro lleno de semen, las manos igual de sucias y llorando por lo que había sucedido, por lo que estaba sucediendo y por lo que sabía iba a suceder. 

El Mariscal
Elmariscal_correo@hotmail.com

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Hay que Cuidar mas a la Novia - 1ª Parte

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Lo de que somos los mejores amantes no se lo creen... si no le das lo que quieres se buscaran otro que si se lo de... Hace algún tiempo publique otros relatos en esta web que por distintos motivos tuve que eliminar. Pero la verdad es que me gusto conocer chicas morbosas que supongo que por el inicial anonimato de la red no tenían problema en contar sus fantasías o secretos mas morbosos. Ahora, con su permiso y por supuesto cambiando los detalles que pudieran comprometerlas voy a contar sus historias que en algún caso se mezclan con la mía. Es normal que las mujeres tiendan a ser mas discretas que nosotros, pero eso hace que en ocasiones sean mas retorcidas y mucho mas dispuestas a jugar en cuanto toman confianza. … una de las chicas que me escribió termino ganándose un relato por derecho propio. Ella me va a ayudar a escribirlo, su parte saldrá en negrita, imagino que ira colaborando mas conforme se caliente lo que conociéndola tardara como mucho dos párrafos ;)

Mas o menos por el segundo relato me llego un mail de una chica que decía llamarse Lucia, era de Madrid, 20 añitos... estudiante... novio hacía seis años, vamos, lo que mas me gusta, un angelito a la que ponía caliente la idea de que se la follaran como una puta en vez de las dos posturas típicas de cortesia... Por lo que contaba el chico a pesar de ser un tío cariñoso no la tenia satisfecha así que ella se paseaba por las paginas de relatos masturbándose con las historias... y una noche se puso mas caliente de lo habitual cuando el cornudo(como le gustaba llamarlo)  la dejara mal follada al correrse el y mandarla a casa con un “delicado: pues hazte un dedo”.... decidió escribirme.

Antes de nada explicaré un poco a qué se refiere con mal follada. Soy bastante cariñosa, la pequeña de mi familia, la princesita de mi casa, vamos, ya me entendéis, así que todo el mundo me tiene en palmitas, y mi novio, pues no podía ser menos. Me trataba, o me trata, como si fuera de cristal, y en el sexo también. Y tras la follada habitual, me quedaba insatisfecha, y sentí la necesidad de buscar la manera de “llenarme”. Y ahí fue cuando empecé con los relatos de...  Aunque soy bastante cortadilla, al menos al principio, una noche al llegar a casa no pude evitar escribirle tras leerle.  La chica era agradable y caliente, cuando supero que yo le dijera las cosas directamente, al poco rato ya me estaba contando como se la follaba el cornudo con pelos y señales, tampoco había mucho que contar pero me gustaba que me contara algo tan intimo con el, esto la haría soltarse del todo y contarme sus fantasías o las cosas que había echo ya, todas son fieles hasta que escarbas un poco y descubres que se la chupa a un par de amigos. 

Ella estaba pasando el verano en casa del cornudo, dormían en la cama de los padres de el, una mañana cuando se fue a trabajar completamente cachonda y desesperada llamo a su amigo  El chico que sabía que quería que le dieran caña la hizo de todo empezando por follarle bien la boca sujetándole la cabeza y follándosela como si fuera su coño, solo se la sacaba para hacerla suplicar mas polla y al final para que le pidiera ella que se corriera en su boca, algo que misteriosamente al cornudo no le gusta hacer, pobrecillo, si supiera la leche que a besado desde entonces... ella se volvio una incondicional de este tema... nunca discute, le encanta tragar, jugar con mis corridas y dejar que se le caiga de su boca poco a poco sobre su tetas mientras me mira con cara de zorra. No me entendáis mal, no se volvió una puta descontrolada a raíz de esto, es una buena novia ;) solo que con tres pollas a las que atender, bueno, dos, el otro desapareció ya... se enamoro el muy candido.

Parece que ella quiere contarlo, aquí os dejo su versión:

Con mi amigo, tenía una relación un poco rara. El chico, al no ser de Madrid, pues solo podíamos quedar cuando el venía por aquí y sin que mi novio se enterase por supuesto. Desde que le conocí, nunca le había visto como una persona que me atrajese, el era mucho mas claro que yo hablando, y aunque físicamente no estaba mal, no le veía como mi tipo. Hasta que empezamos a hablar por Internet y a contarnos varios detalles íntimos, más bien, contaba él, y yo fantaseaba con lo que jamás podría hacer (ante todo era una novia fiel, o eso creía). Un día, me dijo que venía a pasar unos días a Madrid, y que si me apetecía quedar. Por supuesto qué me apetecía! Pero estando instalada en casa del cornudo me parecía un imposible. Cuando me dijo que sería entre semana vi el cielo abierto, el cornudo tenía que marcharse a trabajar, y yo tenía varios días para aclarar mis dudas respecto al sexo, dudas que al primer día quedaron resueltas. Quedé con él en una plaza cercana a la casa de mi novio, y cuando lo vi, supe qué iba a pasar.

Me acerqué a él para saludarle, y al darnos los dos típicos besos absurdos de cuando te encuentras con alguien, puso su mano en mi cintura y me dijo al oído: “Dónde podemos estar mas tranquilos?” Lo lógico hubiera sido ir a mi casa, pero como llevaba ya varios días en casa ajena, allí me fui con él. Nada más entrar en el ascensor, me acercó hasta una de sus paredes, y con una mano en mi hombro, me besó, nada dulce, más bien todo lo contrario, un beso apasionado, de estos que no quieres q terminen, pero de los que sabes que cuando terminen vendrá algo mucho mejor. No creo que haga falta decir, que desde que su mano rozó mi cintura, yo ya estaba excitada. Durante el beso, pasó su mano por mi pecho, sólo un instante, pero el suficiente para que de la que seguí su descenso hasta debajo mi falda, yo mojase aun más mi tanga. Cuando llegamos al piso en el que vivía el cornudo, él tenía ya, mi tanga en su mano, en ese momento lamenté que no viviese en el último piso de un rascacielos. Entramos en la casa, y en lugar de seguir besándonos, él sacó su polla (que sepas que me sigue costando llamarlo así) y ejerciendo una pequeña presión sobre mi hombro, supe enseguida lo que tenía que hacer.

Me agaché y comencé a chupársela. Acostumbrada a las caricias en el pelo de mi novio, que alguien me cogiese la cabeza mientras hacía una mamada, me encantó, sobre todo, cuando me sujetaba del cuello y empujaba hasta el fondo, aunque sintiese que me ahogaba en ciertas ocasiones, me daba igual, estaba disfrutando y estaba haciendo disfrutar, y encima me estaba poniendo cachonda como nunca ¿Qué más podía pedir? Había una cosa, y por los movimientos de mi amigo, sabía que llegaría pronto, me soltó la cabeza, y descargó todo su semen en mi boca. A pesar de que me hubiera encantado tragármelo, lo dejé caer, mi cabeza todavía estaba puesta en el qué dirán o qué pensarán, y no quería que mi amigo creyese que era una cualquiera. Después de limpiarse nos dirigimos a la habitación de los padres del cornudo. Allí, estando tumbados, creo que viví una de las experiencias más bonitas de mi vida. Estábamos tumbados, desnudos, el uno al lado del otro, y él jugando con su mano por mis pechos, que sé que le encantaban, rozando mis pezones, pellizcándolos suavemente, y luego un poco más fuerte, tirando de ellos, y yo calentándome más y más. Él se dio cuenta, porque bajó su mano hacia mi clítoris, y empezó a acariciarlo, quería tenerle dentro ya, y él lo sabía, pero quería hacerme de rabiar, así que introdujo dos de sus dedos en mi coñito. Creo que el gemido que di debió escucharse en todo Madrid, y el siguió con ese ritmo hasta que me corrí, pero en lugar de pararse continuó, y como es de esperar, un segundo orgasmo llegó, él paró, me miró y me puso una sonrisa medio diabólica que poco me importó. 

Cuando estaba apunto de quedarme dormida, el se puso sobre mi y empezó a chupar mis pezones, pero poco tardó en dejar de hacerlo y acercar su polla de nuevo a mis labios, al estar yo boca arriba, era él el que marcaba el ritmo, y literalmente, me folló la boca, me sentía como las actrices porno que salían en las pelis que a la vista de la gente que me rodeaba, yo jamás había visto, sentía lo que me había estado perdiendo durante tanto tiempo y maldije a mi novio, el cornudo, por no haberme tratado jamás así, por no hacerme sentir una mujer completa. Mi amigo continuaba su frenético ritmo y clavándola cada vez más a dentro. De vez en cuando se paraba y se quitaba haciendo que fuese mi boca la que fuera en su busca, y yo lo hacía encantada. En un momento dado, mi amigo apartó su polla y la puso fuera de mi alcance, y sujetando mi cabeza para que no pudiera moverla me dijo: "me voy a correr, dime donde." No me esperaba que me dijese nada, supuse que sencillamente lo haría, me daba vergüenza decírselo claramente, así que opté por la menos vergonzosa: "donde quieras". Su cara delató que no le gustó la respuesta, así que me dijo: "Después de tantas conversaciones juntos, sé lo que quieres, pídemelo, o te quedarás sin probarlo", estaba demasiado excitada, y sabía que tenía razón, así que le susurré "en la cara", pero mi susurro no fue suficiente y me hizo pedírselo casi a gritos.

Con el final de mi frase vino la lluvia de semen, sentir los chorros calientes sobre mi cara fue una sensación indescriptible, y como consecuencia de eso, surgió una pequeña obsesión en mi, si no la había ya. Contar como fueron los siguientes días, sería repetir lo mismo, pero fueron de los mejores días de mi vida, y con otro tío que no era mi novio!!! mi mundo se estaba derrumbando y quería que siguiese así.
   La historia siguió un tiempo sin que nos conociéramos en la realidad, poco a poco conseguí que me pusiera la cam, que me dejara verla con su camiseta de andar por casa... tenia unas hermosas tetas y una cara de niña buena que daba mucho morbo, una noche la hice cenar con su papi solo con la camiseta, con el coño al aire y abriendo las piernas bajo a mesa, el padre se olio algo y le pregunto si iba desnuda, ella le dijo que si estaba loco, que iba con unos pantaloncitos, a continuación volvió al ordenador y fue la primera vez que me dejo verla completamente desnuda y masturbándose para mi a partir de entonces lo hacia a menudo, le gustaba que la viera, lo que mas me gustaba era ver como se arreglaba para salir con su madre danzando por la habitación y antes de salir hacerla subirse la faldita bajarse el tanga y enseñarme su coño o sus tetas... me gustaba que siempre estuviera dispuesta para mi.   

Un día despues de presionarla mucho, esto es relativo, se hace la dura pero sabia que se le mojaba el coño le pidiera lo que le pidiera. La hice esconder la cam para verla en la cama con el cornudo, quería que se portara como una zorra con el y como una puta conmigo. Lo hizo, le costo pero conforme iba follando con el se notaba que quería lucirse, se apartaba el pelo para que la viera tragandose la polla del cornudo, cuando la puso a cuatro patas se puso mirando a la cam, se lo había dicho yo, quería ver su cara y sus tetas moviéndose, y al cornudo empujando para que ella pudiera correrse como una puta para mi. Por lo que me conto despues nunca se había corrido así, empapo la cama...

 Llego la hora de quedar, había que hacerlo bien, no bastaba con quedar a follar, quería morbo y ella mas. Vinieron los padres del cornudo y un día me dijo que iban al cine todos juntos a ver una plasta de película a los AMC, le dije que estupendo, y le di unas sencillas instrucciones, se puso como loca, que imposible, que no podía hacer eso. Llegue al cine  compre un asiento en la ultima fila de la sala, en un rincón y me senté a esperar en la primera fila del cine, como si esperara a la novia, la esperaba, solo que no a la mía, quería verlos llegar, ella entro con el de la mano, me miro y puso cara de poker, se giro y le dio un beso en la boca a el, ahí supe que lo iba a hacer.

Empezó la película, al rato ella fue al baño solo que en vez de bajar los escalones subió, yo veía sus tetas moverse al subir los escalones. Habíamos quedado en que no diríamos nada, se limitaría a chupármela, y así lo hizo, ni me miro, se arrodillo entre mis piernas desabrochándome, yo no me móvi, quería que ella hiciera todo el esfuerzo, tuvo que pelearse con mis pantalones al final consiguió bajármelos, quería todo a mano, empezó con un gruñidito, agarrándome la polla y chupándome los huevos se los metía en la boca y chupaba... lo hizo deprisa pero muy bien, se notaba que quería mi leche... al final no la hice esperar mucho y me corrí en su boca, había estado sin correrme tres días, literalmente le llene la boca, ella me miro la abrió... era una delicia verla con la boca llena de semen, luego me subió los pantalones y con la boca llena fue a su sitio, según me contó tardo un rato en ir tragándolo, muy despacio, con el cornudo al lado... Bueno, no se si a alguien le gustaría que siguiera... se vera por los comentarios, los votos y quien quiera que me agregue...

Luckm@hotmail.es FOTOS

El Anuncio - 1ª Parte

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Tengo cosas que hacer primero, coge un par de vibradores y utilízalos en tu culo y en tu coño. Hazlo para darme placer, exhíbete para mi pero no te corras, te usare después.

Me puse a revisar las respuestas a los correos y todos parecían cortados por el mismo patrón:

Don, he leído su contacto y estaría interesada. Desde siempre me ha interesado el tema de la sumisión y me gustaría probar su adiestramiento…

Probar, que ingenuidad, ninguna buena sumisa tan solo probaba. Decidí contestar a todas con el mismo mensaje:

"Querida criada, para empezar el adiestramiento es necesario que paséis por 3 pruebas iniciales a fin de comprobar si tenéis la aptitudes idóneas o por el contrario no merecéis el tiempo que os dedique.

Os adjunto dos fotos, la primera es una de mi esclava haciéndome una terrible mamada y la segunda realizada en este mismo momento es de mi esclava con dos vibradores en cada uno de sus agujeros. Podréis comprobar su autenticidad por la hora y fecha que aparece en el reloj que la muy perra sujeta.

La primera prueba es que quiero que me respondáis con un video en el que se vea vuestro coño depilado y como os masturbáis con las fotos que os envío. Podéis añadir todas las fotos que deseéis para ser aceptadas.

Solo se aceptaran las respuestas que lleguen durante los próximos dos días."

Estaba súper excitado imaginando las respuestas que llegarían, abrí un cajón, saque una correa, se la puse a Lucia al cuello con dos correas y la puse a cuatro patas. Le di el reloj y le hice la foto. La adjunte al mensaje y di a enviar.

De un tirón le saque el consolador del culo y de un solo empujón le metí mi polla de 20 cm. en su dilatado culo. Como le había enseñado se puso a gritar mezcla de dolor y placer, no se si era verdad pero tenían el realismo suficiente para que no la castigase. La mamada anterior era reciente por lo que estuve 20 minutos taladrando el perfecto culo de mi esclava sin contemplación.

Don, esta esclava quiere ofrecerle sus orgasmos.

No, ponte encima de mi y haz que me corra. No podrás correrte hasta que el amo este saciado.

Lucia se puso a cabalgarme, notaba como presionaba su esfínter sobre mi polla buscando mi orgasmo. Aunque Lucia estaba realmente bien entrenada, la intensidad de sus movimientos me hacia temer por su culo, decidí que debía darla por culo a la mañana siguiente. Le dolería pero necesitaba reafirmar su sumisión ante mi.

No podría aguantar mucho más por lo que decide dejarme llevar y me corrí llenado su recto con mi semen. Me lleno de orgullo que Lucia no se había corrido y esperando a que recobrase mi aliento, me pregunto.

- Puede la esclava ofrecerle su orgasmo al amo o esta demasiado cansado para las suplicas de esta sierva.

Puedes correrte.

Rápidamente, Lucia se puso en la posición más obscena que pudo ofrecerme y empezó a masturbarse fogosamente hasta que se corrió con grandes  estruendos. Como ella decía, su orgasmo se le había ofrecido al amo.
 
No habían pasado más de 45 minutos pero al volverme al ordenador pude comprobar que había un aviso de mail entrantes en mi bandeja.

Continuara…
Pueden contactarme en don.toni@gmail.com 

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