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Compartiendo a Paola

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Este relato va dirigido a todos aquellos hombres y/o mujeres que desean formar un trio en la cama, colocando a algun familiar, amigo (a) o desconocido (a) en la relación sexual.  Yo se que es muy caliente ver follar a él (la) novio (a), esposo (a) con otro hombre o mujer, pero sepan que el riesgo es mayor cuando no se toman ciertas consideraciones.  Por ejemplo, no pidas incluir a un tercero (a) en la cama si tu no haz satisfecho hasta la saciedad a tu pareja anteriormente, si no han intentado variaciones entre pareja, incluyendo sexo anal, dildos y masturbaciones conjuntas, porque si una mujer u hombre prueba eso fuera el matrimonio y la satisface, es muy probable que sea infiel posteriormente.   Cuando tenía entre 20 y 25 años, tomé la afición de visitar varios bares y lugares que frecuentan parejas que desean acción con otras parejas o con alguna tercera persona.  Yo iba solo para ligar sobre todo parejas, en muchos de los casos las condiciones eran follar frente a la pareja, pero existían tambien  los casos en los cuales yo me llevaba a la novia o esposa a un motelito y  el esposo o novio la esperaba en casa para que ella le narrara su aventura y tener sexo en ese momento, esto ùltimo tiene mucho más riesgo y les contaré por qué?.   Está el casó de Paola, una linda esposa de tez blanca y de baja estatura, alrededor de 1,60 mt, tenía una carita preciosa, una muñeca a pesar de su pequeña talla, Paola tenía un par de tetas enormes, bien definidas y tersas.  Ella era un poco timida o retraida.  En lo personal, para mi Paola era una mujer muy atractiva, la clase de mujer que siempre te quieres tirar y si encuentras la ocasión la follas a morir.    Cuando tu tienes la oportunidad de follarte una mujer que tu sabes que ésta casada y que probablemente no tendras una segunda oportunidad, la tienes que coger como nunca, le quieres hacer de todo y probarla de todos lados y no dejar nada para después.   Yo me preparé y previo a recogerla me tomé una pastilla de Viagra, ya que quería cogerla todo el tiempo posible a esta rica hembrita.   Asi pues, la llevé a un motel especializado en satisfacer a parejas que buscan sexo.  Estando ya en la habitación, ella no sabía que hacer o decir, asi que yo decidí romper el hielo, le pedí que se desnudara frente a mi, al principio se ruborizó y tuve que convencerla, diciéndole que ella debería poner de su parte para que esto surtiera el efecto que querían con su marido.  Se quitó su ropa, un pantalón jeans y una blusa floja, se quedo en ropa interior, nada del otro mundo,   su busto era lo que yo pensaba, un delicioso par de tetas grandes y duras que desafiaban la gravedad.  Se quitó el sujetador, eran impresionantes!, luego se quitó las bragas, tenía un peluchito en forma de triangulo arriba de su vulvita, ella vió que yo se lo estaba observando, se cubrió con las manos su sexo.  Me dijo que era la primera vez que hacía esto.  Yo no respondi, solo me quité también toda la ropa incluyendo mi boxer, quedando en cueros, mi verga estaba ya erecta.    Le indique verbalmente que quería empezar con una felación, quería que me mamara la verga.  Dudó un momento, pero se acercó a mi, se hinco frente a mi y la tomó con una de sus manos, sus lindos ojos vieron los mios, indudablemente tenía una carita preciosa, donde resaltaban sus ojos y sus cejas.  Chupó lentamente mi glande, mi verga terminó que erectarse en su boca, luego lamió el tronco, a veces levantaba la cabeza para verme la cara, como preguntándome si lo hacía bien, yo tomé mi verga con una de mis manos y la levanté como diciendole que quería que chupara mis cojones, primero los lamió torpemente, era probable que nunca lo hubiera hecho con su marido y ahora lo hacía con su amante.  Me encantó lo caliente y húmedo de su lengua lamiendo mis huevos.  Más adelante, le tome su cabellera y le meti la verga en su boca, le fui imponiendo un ritmo de mete saca, cada vez que quería retirarse la sujetaba y le metía más la verga en su garganta.  Era rico meter mi verga en una boca tan suave y que era parte de un rostro bello.   Al cabo de unos minutos, ahora le pedi que me masturbara la verga con sus tetas, ella no sabía que le estaba pidiendo!,  asi que yo le tomé sus dos tetas con ambas manos y puse mi verga en medio y comencé a masturbarme con ellas.  Luego Paola copió mi muestra y comenzó a hacerlo, le dije que mamara la punta de la verga cada vez que saliera entre sus tetas.  Se veía que Paola nunca le había hecho algo semejante a su marido, ya que no lo sabía hacer, pero ahora yo lo estaba gozando, gozando ese delicioso par de tetas.      El efecto de la viagra logró que no me viniera entre sus tetas, hubiera sido desastroso para mi, porque yo quería darle una buena cogida a esta hembrita ajena.   Más adelante me acosté y le dije a Paola que se montara encima de mi, ella creyò que yo quería que me cabalgara la verga, pero le dije que quería su rajita sobra mi boca, ella no sabía como hacerlo, asi que la guíe, tuve su vulvita a escasos centímetros de mi cara, y comencé a lamerle su parte intima como si fuera un perrito, dándole lenguetazos a su coñito.  Al principio, Paola estaba tensa, se podía apeciar en sus musculos de las piernas y su espalda,  poco a poco le fui metiendo la lengua entre sus labios vaginales, a pesar de su tensión, fue segregando sus liquidos vaginales, los cuales chupé y tragué.  Luego tomé su clítoris entre mis labios y lo lamí dentro de mi boca.  En ese momento ella quiso zafarse del sexo oral, pero la sujeté firmemente de sus muslos, y seguí comiendome su rica rajita.  Luego me puso sus manos en mi cabeza y me tomó por los cabellos, unos segundos más tarde  me regaló serie de eyaculaciones que bebí.  Además ella comenzó a gemir y a respirar aceleradamente.  En pocos segundos se vino entre quejidos y gemidos sobre mi cara.  Aún asi seguí comiendome esta rica fruta.   Bueno ya era hora de cogerla!.   La quité de sobre mi cara y la hice hacia atrás, para que su vulva quedara sobre mi erección, ella se dio cuenta de mi intención y se quedó esperando, tome mi verga con la mano y la puse vertical y fui poniendosela dentro de su rajita, mi glande la penetró y ella cerro los ojos degustándola.  Luego la sujete de sus caderas e hice que se fuera sentando poco a poco sobre mi verga.  El tronco se fue enterrando en su intimidad, sentí lo húmedo de su interior y lo caliente que estaba, finalmente tuve toda mi virilidad dentro de su coñito.  Ella se mordió el labio, al parecer la verga de su marido no era tan grande como la mia.  Le puse ambas manos en sus bonitas nalgas y la comencé a follar haciendola hacia el frente y hacia atrás, mi verga se movía dentro de su vagina, la tenía a reventar, dura y  erguida, podía sentir la suavidad de sus paredes intimas, además sentía estrecha su vagina, solamente la lubricación lograba que se moviera sin dificultad.   Por lo dura y erecta que estaba, yo sentía que se la metía hasta el fondo de su frutita, ella aceleró su respiración en una clara muestra que empezaba a gozar, pero que no quería demostrarlo.   Yo empecé a mover mis caderas y mi pelvis para que mi verga entrara y saliera, ya que ella no saltaba encima de mi, al acelerar la follada, Paola estalló en varios gemidos que había tenido reprimidos.  Luego  la tomé de las tetas y me las llevé a la boca mamandole los pezones erectos, chupándolos con fuerza mientras le penetraba la rajita.   Con ella agachada, porque yo le chupaba las tetas, me dio más libertad para mover mi pelvis y que mi verga entrara al fondo y luego sacarsela hasta el glande para volver a ensartarla, eso la excitó mucho, sus quejidos mostraron que estaba por llegar a su climax de nuevo. Aceleré aún más y apreté sus pezones con mis labios, eso la hizo llegar, sentí que me mojó todo el tronco dentro de su vagina.  Paola se estaba viniendo.   Sin perder tiempo, ni dejar que se apagara la calentura, la quité de encima y la coloqué en cuatro en la cama, una de mis poses favoritas, luego me puse por detrás y la volví a penetrar, mi verga entró con mucha más facilidad, por toda la mezcla de jugos vaginales que tenía ella en su rajita.  Su trasero era exquisito, sus nalgas blancas y su coñito con prominentes labios vaginales, me invitaban a lamerlo, asi que se la saqué  y empecé a comerle su bello culo y nalgas,  lamí su arrugado ano y casi mordía sus gluteos.  Ella movía su trasero y gemía cada vez que le chupaba su orto.   Después retomé la posición para seguirla cogiendo, esta vez le daba duros y secos golpes con la verga, se la metí profundamente que me sujetaba de sus hombros para lograr la máxima penetración.  Ella gemía ahora más libre, ya no tan reprimidamente como al inicio.  Paola bajó su cara a la superficie de la cama y me dejó solamente su trasero arriba, lo cual aproveché para sujetarla de sus caderas y lograr un delicioso ritmo de mete saca en su coñito.   En condiciones normales ya me hubiera corrido, sobre todo con una mujer hermosa como Paola, pero la milagrosa Viagra lograba que yo siguiera cogiendola y aún sin ganas de terminar.  Lo que si estaba era sudado, gotas de sudor yacían en mi frente y espalda.     Paola en la posición en cuatro se corrió nuevamente,  y por el cansancio del ritmo impuesto, estaba exhausta, se dejó caer en la cama quedando boca abajo,  solo con el culo erguido,  yo saqué mi verga de su rajita y vi que aún estaba intacta, dura, colorada y erguida.   Tomé lubricación de la su misma vagina y se la unté en su orificio arrugado, ella estaba tan casanda que no se movio, pusé la cabeza de mi verga en la entrada de su ano y empujé, al sentir mi verga en su orto, ella trato en vano de detenerme, -No, por allí no!- grito Paolita,  -aguanta, aguanta, relajate!!-  le grite yo, sin detenerme logre meter mi glande en su colita, quiso nuevamente zafarse haciendo su culito para uno de los lados, pero yo la agarré de las caderas y volví a empujar y nuevamente le grite –relajate, relajate!!-  y entro la mitad de mi tronco,  en ese instante me detuve un poco para tomar aire y descansar, ella ya no se movió, solo se quejaba un poco, luego comencé a sacar un poco y meter otro poco de mi verga,  no cabe duda que ella se relajó porque con dos vaivenes logré meter casi todo mi falo en su colita.    Me fui colocando y colocándola a ella de lado, sin sacarsela,  asi podríamos coger y descansar a la vez, al menos estar más comodos.  Ella tenía la cara volteada, por lo cual no pude ver sus gestos, seguí moviendome dentro de su recto lentamente, su esfínter apretaba bien el tronco de mi verga.  Coger por el ano era uno de mis fetiches favoritos.  Asi que me concentré en el culito de Paola y seguí embistiendola ahora más rápido, pronto su culo se amoldó a mi miembro viril y creo que los dos empezamos a gozar, sus quejidos cambiaron a gemidos, eso era bueno escuchar.   Estire una mano y la metí debajo de mi verga y le fui estimulando su rajita sobre todo su clítoris, eso al parecer le gusto, porque a los pocos minutos la oí gemir y estar a punto de correrse de nuevo.  Su bollo estaba mojadisimo.  Por un momento, me acerqué por fin a mi venida, lo apretadito de su culito, me estaba haciendo llegar al climax.  Paola llegó de nuevo, esta vez no gimió fuerte sino, solo aceleró su respiración, yo aceleré al máximo  la penetración anal y eso me llevó al borde del climax,  me detuve y se la saqué de su culito.  La coloqué  ahora boca arriba, Paola parecía muñequita de trapo, se dejaba mover y colocar donde yo quisiera, me puse entre sus piernas, en la posición del misionero,  le levanté las piernas y se la clavé en su rajita de nuevo, puse todo mi peso encima de ella y comencé a bombearle mi verga en su coñito, como sabía que estaba cerca de mi venida, aceleré con fuerza el pistoneo de mi verga dentro de su vagina, como tenía frente a mi su cara y más abajo sus tetas, le besé su cuello y llegué hasta sus tetas, mientras que se la metía en un ritmo intenso le chupaba sus pezones, pronto comencé yo a emitir gemidos, estaba muy cerca, seguí follandola y todo lo acumulado en esta hora y media, salió por la punta de mi verga, el primer chorro cayó dentro de su vagina.   Pero, me tomé la verga y apreté mi tronco reteniendo mi venida, me zafé y me subí de modo que le puse mi verga  en los labios a Paola, le dije que abriera la boca, ella cansada fisicamente, me obedeció y abrió sus labios y dejé ir mi segunda venida, mucha de ella cayó dentro de su boca, pero también en su quijada, cuello y tetas.  Yo emití un bramido como de toro, la cantidad de esperma que salió fue enorme, crei que no acababa de salir toda.  Mi verga convulsionaba como nunca.  Cuando hube acabado, me acerqué al oido de Paola y le dije que había sido el polvo más rico de toda mi vida.  Ella ni siquiera se inmutó.   Nos vestimos, ella sin decir una sola palabra.  Como habíamos convenido la pasé dejando frente a su casa y me despedí de ella.    No volví a saber de ella hasta después de tres semanas, en la empresa donde trabajaba me dijeron que alguien me llamaba por telefono, era Paola, con una voz muy entrecortada, me dijo que después de aquel día, ya no ha podido gozar el sexo con su marido y que me maldecía por eso.  Nunca había tenido tantos orgasmos como esa vez conmigo.  Yo solo la escuché.   Me dijo que cada vez que tenía sexo con su marido pensaba en mi, y solamente lograba venirse si pensaba que era yo quien la cogía.  Finalmente me dijo que quería encontrase conmigo de nuevo, que su marido estaba fuera de la ciudad y que quería verme, al principio le dije que estaba ocupado, realmente no quería problemas entre casados.  Pero ella insistió, inclusive me dijo que podía pagarme.   Para terminar, me volví a encontrar con Paola y fue otro rico polvo, ahora ella fue diferente, gozó de todo lo que le hice y bien que le hice de todo un poco.  Ahora es una de mis amantes.     FOTOS

Diana y Alfredo: Amigos de verdad Parte 5

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Diana y Alfredo: Amigos de verdad (Parte 5).

 

 

Después de entregarme con todo ánimo nuevamente a Mi amigo Alfredo, no pude evitar sentirme plena.  Hay mujeres que se conforman con lo que tienen, pero habemos quienes queremos conocer más. Esto es como un trabajo o cualquier actividad femenina……hay quien en su trabajo solo desea trabajar monótamente y hay quien quiere trabajar un poco más para ascender en su trabajo, crecer y progresar; hay mujeres que en su casa se conforman con hacer sus actividades de hogar y hay quienes no solo gustan tener su casa hermosa, sino que constantemente le hacen cambios para renovar sus estados de ánimo, y tener a su marido e hijos, felices y llenos de ánimos por vivir mejor. Así mismo hay mujeres que se conforman con levantarse, hacer sus actividades ordinarias y terminar descansando, y al dia siguiente y el siguiente, igual. Pero hay quien cada día busca algo diferente, y disfruta sus días, incluso vistiendo diferente, maquillándose diferente, comiendo algo diferente, llegar a su casa y arreglarla diferente, y asimismo, hacer el amor diferente, y probar a un hombre diferente a su esposo.

 

Ese día, después de que mi amigo me dejo en ese Hotel bien servida, al minuto llegó mi esposo, a quien me entregué con toda mi feminidad y todo mi placer por lo que acababa de vivir, y eso me hizo sentir muy putita, porque en ese Hotel, sin salir del mismo, recibí a dos hombres, quienes me dieron por donde quisieron como quisieron y dejándome satisfecha.

 

Ese día mi esposo y yo salimos de ese Hotel en la madrugada, y debo decir que me trató como toda una puta, ya que no solo fue meterse en mi, sino decirme todas sus fantasías sexuales y como nunca, le dí un placer tan loco porque en ese momento me sentí tan plena que compartí sus fantasías con placer, ya que mi esposo, cada que me hace el amor, no para de decirme que me imagina como coqueteo a los hombres, y como me cogen con toda mi aceptación; lo que mas me excita es cuando pasamos del placer y de la fantasía , a ponerle mas realismo a esas fantasías, cuando mi esposo comienza a ponerle nombre al macho que me coge, como día y hora, lugar y estilo de mi infidelidad.

 

Para mí antes era muy incómodo que me lo dijera, porque acababa con mi romanticismo, el cual como mujer buscamos mucho, pero tanta ha sido su insistencia, que ese romanticismo se convirtió en placer. Por ello, cuando me hace el amor, y comienza a entrar en el terreno peligroso de fantasear con que otros hombres me llevan a sus casas o a Hoteles y me desnudan, acarician, besan y cogen, me empezó a gustar tanto que cuando me hace el amor, ahora yo misma le induzco a que me diga que es lo que piensa o que es lo que lo pone tan excitado, sabiendo lo que me comenará a decir.

 

Me vuelve loca cuando mi esposo esta tan excitado que esta loquito de placer y comienza a decirme que se excita tanto imaginar que mi amigo Alfredo, es el hombre que me coge ricamente, y me da tantos detalles de lo que se imagina, que hace volar mi imaginación para proponérselo a mi amigo que lo haga realidad.

 

Le he preguntado a mi esposo que porque quiere que Alfredo me coja, y la única respuesta es que lo ha visto inquieto por mi, y que no deja de admirar mis caderas, lo que para los hombres, significa que quiere cogerme, y además, que ha notado en mi, cierto gusto hacia mi amigo, al que no lo veo como amigo solamente, sino que mis miradas son de verlo como macho y que por eso se imagina que entre mi amigo y yo, hay cierto gusto, pero que además, a el le causan celos pero excitación a la vez, porque no puede impedir que tenga deseo de saber que mi amigo me mete su verga mil veces en diversas ocasiones.

 

Creo que comprendí a mi esposo y por eso he cedido a ser infiel, porque de alguna u otra forma, tengo el consentimiento de mi esposo en esta fantasía, que ambos, deseamos sea realidad.

 

Eso me tenía muy excitada, y mi esposo estaba loquito por lo mismo, y Alfredo, estaba más porque estaba dándose una gozada inimaginable.

 

Este jueguito, era un gustazo donde mi esposo gozaba en su mente, yo gozaba en mente y cuerpo y mi amigo Alfredo gozaba en cuerpo!!.

 

Así deje pasar otros días en donde no tuve más sexo con Alfredo, y solo nos veíamos en la escuela, donde con sonrisas entendidas, sabíamos lo que había entre ambos, pero solo nos saludábamos muy normalmente –aunque no sabemos si las actitudes de buscarnos con las miradas, nos descubrían ante los demás-. De vez en cuando, el se acercaba a mi, y trataba temas de su negocio, simulando ante mis amigas que todo seguía igual y ambos sentíamos como la piel se nos ponía, y como nuestra respiración se agitaba. Eran emociones encontradas y eso nos gustaba a ambos.

 

Cierto día, a las 11 de la noche mi esposo llego tan cansado que se metió a dormir, dejándome viendo TV, y cuando me iba a dormir, sinceramente no tenía sueño y pase a la cocina a tomarme un vaso con agua, pero seguía sin sueño, por lo que me metí a Facebook donde me encontré a mi amigo y un brillo de luz regresó a mi rostro ya que comenzamos a chatear……….increíblemente nos dieron las 4 de la madrugada y quiero decirles que esas horas pasaron rapidísimo.

 

Ese hombre no solo logró ganarse mi amistad y mi confianza…..ahora se había ganado el derecho de cogerme…..con mi consentimiento.

 

Esas horas estuvimos recordando todo, desde que nos conocimos, desde que me convertí en una fantasía para él y el para mí, y cómo sucedieron las cosas; hablamos detalle a detalle y revivimos todo  lo que había sucedido en esos días y en esos encuentros. Mi esposo dormido, y Alfredo solo ya que su esposa, trabaja de lunes a viernes en otro Estado y eso le permite mucha libertad………Alfredo y yo, terminamos empapados, al grado de masturbarnos cada uno en donde estabamos.

 

Cerré la computadora y me fui a dormir, pero…….no podía dormir, y la excitación me tenía en sus brazos y mi coñito vibraba bastante….apenas mi mano encontró mis labios vaginales nuevamente, y una ola de placer me abrazo y comencé a masturbarme otra vez con fuerza y verdadero deseo ….y no paré hasta explotar no sé cuántas veces….no sé si fueron 5, 6 o 7 veces, pero mi mano no paraba de tocar cada centímetro de mis labios, de mi clítoris, de mis jugos…..Uff riquísima masturbada me avente esa noche recordando letras y recordando hechos reales….nunca me había masturbado tanto como ese día con mi esposo a mi lado dormido.

 

Algo que no se sabe, es que a partir de aquellas aventuras con mi amigo, me nació un gustito….diferente. Desde esa ocasión en que salí de la casa de Alfredo sin ropa interior y una minifalda de locura, sentí la necesidad de recordar aquella aventura…..vistiéndome en ocasiones sin ropa interior. Era algo así, como recordar aquel día, como un fetiche o un morbo de sentirme salir sin ropa interior, como si estuviera saliendo de su casa bien cogida.

 

Los días pasaban, mi inquietud era mayor cada día y no sabía que me deparaba el destino…..no sabía si después de dos cogidas con mi amigo, algún día repetiría aquel encuentro con Alfredo y tome la decisión de darme gusto con otra cogidita con él.

 

Como saben, Alfredo tiene un negocio propio, y se dedica a elaborar productos de belleza para mujeres, y sabía por él, que próximamente habría una exposición de productos femeninos. Esa tarde me lo encontré en la escuela, y no debo negar que al verlo, me sentí excitada, y trate de no darle importancia, y me acerque muy indiferente, para saludarle.


- Hola Alfredo, como estas?…..-


- Hola….y tu? Veo que sigues “muy bieeen” – sonriéndose


- Pues qué bueno que me veas muy bien…..oye, y ya estás listo para la exposición de belleza que me comentaste?-


- En eso ando Diana, ya casi tengo todo listo, pero ahora estoy retrasado con la publicidad….espero que me tengan a tiempo todo lo que pretendo regalar de promociones-


- Pues hay que buscar opciones de publicidad no crees-.


- Ufff,….pero como que se te ocurre?- me dice como desconcertado.


- Pues….no se…..he visto que en las exposiciones, algunos hacen uso de Edecanes o Modelos, y creo que hasta atraen más la atención de los visitantes.-


En cuanto dije eso, Alfredo se quedó callado…pensativo, y solo pudo contestar:
-Así es Diana, pero….según se, sale muy costoso rentar Modelos, y realmente, estoy invirtiendo en la nueva producción y ando muy gastado-
No sé de donde ni en qué momento, pero le propuse una idea que me salió en ese momento.


- Mmmhhhh….pues…..se me ocurre lo siguiente……..creo que mi esposo no estará este sábado en casa, porque al parecer, invitaron a una reunión en Cuernavaca al cumpleaños de uno de sus compañeros, y aunque ya le había dicho que si se confirmaba la reunión, que yo no iría porque mi amiga también me había invitado a su cumpleaños.  Mi esposo se llevará a mis hijos si se confirma, estaré sola ese día!!! Bueno el cumpleaños de mi amiga es en la noche y tu exposición en la mañana cierto?, pero…… pero si quieres…..te ayudo……no soy modelo profesional ni edecán….es más…nunca he hecho esa actividad pero si no te apena, yo puedo apoyarte en tu Stand como Edecan…..qué opinas?-


Sin pensarlo, abriendo sus ojos bastante asombrado, pero lanzando una sonrisa muy traviesa, acepto mi idea y faltando tan solo dos días para la exposición, ya no daba tiempo para acordar como debía ir vestida, por lo que solo me comento:


- Uffff Diana…..tu siempre vienes a darme cosas buenas……..realmente no se me ocurre nada en este momento, pero deseo que tu te encargues de esa actividad si?....quiero que me des una sorpresa….confío en que tú sabrás escoger lo que consideres necesario para atraer las miradas y clientes….lo dejo en tu decisión-.


Pasaron esos dos días….llegó el viernes y mi esposo me dio la gran noticia: Si se iba a la reunión a Cuernavaca, y se llevaría a mis hijos. No pude más por la emoción y de inmediato le mande un mensaje a Alfredo: “Hola, si se van a Cuernavaca mañana, y yo estaré sin problema para apoyarte”. Y así llegó ese día sábado y mi esposo se despidió a las 7 am y se llevó a mis hijos. Solo atiné a informarle que ese día yo asistiría a una exposición de productos femeninos temprano -sin decirle que mi actividad, sería la de edecán - y a mi regreso, al cumpleaños de mi amiga. Solo se despidió con un beso y me pidió tuviera cuidado y que disfrutara el día. “-Seguro amor, no te inquietes que tratare de disfrutar el dia”.-fue mi comentario.

 

En cuanto se fue, inmediatamente me metí al baño a ducharme, y aproveche para depilarme todita, para quedar nuevamente como bebe. Estaba ya maquillándome, cuando Alfredo me habló por teléfono a las 8:30 am, y me pidió que lo esperara porque pasaría por mí en 20 minutos. Dieron las 9:00 am, cuanto llegó a mi casa, y sin hacerlo esperar mucho, salí y me subí a su auto, para nos dirigimos al centro de exposiciones. En el camino, platicamos de mil cosas entre lo que no aguante la curiosidad, y toque el tema de nuestra aventurilla, y note en él, una emoción intensa, por lo que de mi boca salieron palabras muy sugerentes:


- Sabes?..... recuerdo cada momento, cada detalle de lo que paso ese día  Alfredo…..es como si lo tuviera grabado en mi mente……está tan grabado que me imagino si lo gritáramos a todos los vientos para que todo mundo se enterara, …..pero sin que sepan que hablamos de nosotros…te  imaginas? –.


- No entiendo Diana?....como que todo mundo se enterara sin saber que hablamos de nosotros!!-


- Si…..a mi me gustaría decirle a todo el mundo, lo que hemos hecho, que todos se enteren pero…….que solo cambiemos los nombres para que nadie sepa que hablamos de nosotros……..me gustaría algún día hacer unos relatos eróticos, subirlos en Internet, para que todos lean lo que hicimos, y que nadie sepa que somos nosotros….riéndome y pensando que todos pensaran que es una fantasía más- Atine a decirle.

 

- Uff Dianita!!.....seria muy excitante…….también a mi me gustaría!!-


Yo ya no dije nada. Mi amiga estaba escribiendo todas mis “fantasías”, sin saber que muchas de ellas, las estaba realizando en realidad. Solo deseaba conocer si Alfredo estaría de acuerdo, porque probablemente algún día, el se daría cuenta o bien, algún dia le diría que buscara los relatos en internet!.

 

Así llegamos al Centro de Exposiciones, y caminando rumbo al stand, me comento que tenía resuelto el problema del vestido para ponerme ese día. Así llegamos al Stand y me condujo a la parte trasera del Stand, donde había un espacio muy pequeño como si fuera una bodeguita y con una puerta que decía PRIVADO y me dijo:


- Dentro hay un vestido rosa con una etiqueta grande de la marca de mis productos ….en cuanto te cambies vienes conmigo por favor-.


En cuanto me metí a ese pequeño espacio, vi encima de una silla, un pequeño vestido rosa strapless, muy corto….demasiado corto diría yo. La tela era tan elástica que lo hacía ver muy ….atrevido!!. En ese momento recordé que traía ropa interior grande, y pensé como le haría para que no se notara. Me puse nerviosa porque no encontraba solución y me puse el vestido encima. No me gustó nada porque se marcaba mucho mi ropa interior. Me senté en el silloncito y me quede pensando  y llegue a pensar en irme pero después de pensarlo un minuto, pensé en mejor salir y comprar una prenda. Sin embargo, me decidí a probarme el vestido a ver cómo me quedaba sin ropa interior.


Y como era de esperar, me puse el vestido y debo decir que me veía hermosísima en verdad!!! Me admiraba en ese enorme espejo y yo misma me sorprendía de lo imponente que me veía. El vestido al ser strapless quedaba muy bien, pero recordé que el problema era abajo……….por tener mis nalgas grandes, el vestido me apretaba mucho de la parte de abajo y estaba tan cortito que si me agachaba tantito se me vería todo.

 

Me di cuenta que si de vez en vez me lo bajaba con la mano lo podía medio controlar. Escogí unas zapatillas de tacón muy alto, y me vi en un espejo grande que había, Uffff….que guapa me veía!!! Y aunque el vestidito era muy corto, mis piernas lucían de maravilla y eso me gusto. El vestidito, parecía que me lo hubieran pintado al cuerpo.

 

Guarde mis cosas personales en ese momento me decidí a usarlo con todo el riesgo que implicaba no traer ropa interior, pero pensando en que al estar detrás del stand, el riesgo se eliminaba, y decidida salí hacia donde estaba Alfredo.


En eso dije en voz alta para que me escuchara:


- Ya termine de vestirme Alfredo…..donde estas!!!


Pero no hubo respuesta, vi muchos de los productos en el piso y me acerque a recogerlos, pero no sabía cómo agacharme sin que se me levantara el vestido.

 

Sin embargo al ver que no había nadie en ese momento, no tomé mucha importancia y me agache la primera vez, para recoger los primeros productos y sentí que el vestido se me subió un poquito; acomodé los productos y me agache por segunda vez, recogí los últimos productos y sentí que el vestido se me subió un poquito más, pero sentí que enseñaba la parte baja de mis nalgas y de mi vagina rasuradita. Me pare frente al espejo y noté que se me veía todo claramente. En ese momento, súbitamente oí la voz de Alfredo tras de mí que venia caminando por otro pasillo:


- Guauuu!!!! Estas guapísima y el vestido te quedo perfecto -.

Yo estaba parada con los productos en las manos por lo que no pude bajarme el vestido, en tanto Alfredo al ver como estaba, se apresuró a sentarse en la silla del stand como si le fueran a ganar el lugar en un concurso. Abrió los ojos como desorbitados y se puso muy nervioso y, ahí me di cuenta que ya me había visto la parte baja de mi vagina apenas cubierta por el mini vestido.

 

Me apresure a poner los productos sobre el stand y rápidamente con las dos manos me baje la mini lo más que pude, que la verdad no fue mucho por lo chiquitita que estaba.


Después de un rato de silencio y de que Alfredo tragara saliva, me dijo:


- Discúlpame me puse un poco nervioso ante impresionante belleza, ….pero puedes pasar enfrente y ahí están ya los folletos que hay que entregar a los visitantes, y, cualquier cosa me la reportas-.


Me sentí confundida…nerviosa porque estaba literalmente desnuda en un sitio muy público y ante un hombre que hace apenas días me había dado una cogida intensa……..pero obedecí y me puse frente al stand tomando unos folletos y de inmediato sentí las miradas lascivas de los trabajadores pero por suerte ninguno se atrevió a dirigirme la palabra, lo único que dirigían eran unas miradas tratando de ver algo más.

 

La exposición comenzó y el público fue llenado el Centro de Negocios, y en menos de una hora, ya había un número importante de visitantes. Ahí estuve hablándole a la gente que llegaba al stand, algunos se detenían solo para verme de pies a cabeza, otros para verme bien las piernas, otros para verme las pompas, algunos se paraban como que me prestaban atención pero los veía tratando de ligarme, y ya a algunos se los llevaban sus esposas entre regaños, dándome risa.

 

El día fue muy intenso ya que los nervios que tuve a temprana hora, se convirtieron en algo normal, y de hecho, ya no daba importancia a tanta mirada y piropos que me decían los hombres, por lo que me acostumbre a estar vestida así y ser objeto de miradas masculinas. El evento terminó a las 6 de la tarde, y se cerró el acceso de más visitantes y a las siete de la noche, ya habían salido todos. Al terminar ese día realmente quedé muy cansada, pero creo que se logró la meta, ya que Alfredo estuvo muy ocupado registrando pedidos, vendiendo algunos productos ahí mismo, y cuando se cerró el centro de exposiciones, todos los expositores se quedaron recogiendo sus papeles y alistando todo para el día siguiente.


En tanto,  yo me dirigí a ese privadito detrás del stand y ahí antes de cambiarme me senté a descansar en tanto Alfredo desde fuera también sentado, corrió una pequeña cortina y nos quedamos viendo, sonriendo de lo cansado del día. Casi no había gente y Alfredo me hablo en un tono extrañamente amable:


- Que tal Diana, veo que ya termino el día y pues nos fue bastante bien ehhh!!!!..Créeme que sin platicarlo….te ganaste una buena comisión ehhh!!!.
Me detuve a escucharlo y claramente puse una cara de extrañeza ya que no era mi objetivo cobrar por ese favor, a lo que Alfredo continúo:


- Obviamente no platicamos sobre esto, pero nunca pensé que tu idea de acompañarme como una Edecán, me arrojara tantas ventas y pedidos…..y por eso, te daré una buena comisión.


A lo que respondí:


- Oye Alfredo….si no lo hice por dinero sino por ayudarte…-.


Y me dijo:


- Ok pero reconozco que sin tu ayuda……esto no lo hubiera logrado mmhhh-


Como dije, el pequeño espacio que servía de bodega era muy pequeña, no tenía ventanas pero estaba bien iluminada, tenía un sofá-cama café. Alfredo cerró la pequeña puertita, y se sentó en el borde del sofá cama a mi lado, con una actitud un poco más confiada.


Ya estando ahí con una sonrisa en la boca me empezó a decir:


- Diana, quiero pedirte por favor, que me entiendas, pero realmente eres una mujer demasiado inquietante…..por mas que quiero frenarme, tu sola imagen me debilita…..quiero proponerte ………..hacerte una pequeña propuesta indecorosa!!.


Sonrío y me miró fijamente a los ojos, y sus palabras, me hacían adivinar por dónde iba la cosa y le pregunte con rostro serio:


- ¿De que se trata todo esto Alfredo?


El me respondió:


- Mira Diana…..la idea de apoyarme como Edecán fue tuya, yo no lo había pensado y tu idea me ayudó muchísimo…..quiero que sepas que me tuviste muy entretenido admirándote a cada momento y me daba cuenta de que muchísimos hombres estaban embobados contigo y eso permitió incrementar mis ventas……..por eso quiero pedirte que aceptes la comisión que quiero darte, aunque sé que nunca platicamos del tema, pero tampoco nunca me imaginé de lo que tu idea me generaría de ganancias…….por ello quiero compensar tu idea con una parte de mi ganancia de hoy……..no quiero mentirte y quiero decirte que no puedo olvidar aquel momento en que estuvimos juntos y me regalaste un día de placer enorme……hoy me diste nuevamente, aunque de otra forma, un regalo más al darme a ganar dinero superior de lo que esperaba……y quiero ahora yo darte algo ….algo económico por tu ayuda y ……..algo más ……..me tienes muy inquieto por como vienes hoy, y quiero confesarte que se me vino una idea muy loca…..solo compréndeme……. te ofrezco darte por este día veinte mil pesos de comisión y como muestra de que hablo en serio, en este instante te lo doy en efectivo,….. es lo que te ofrezco, que dices?....pero además la idea loca es que me gustaría, sentir tu piel, tocarte, que me permitas sentirte, y que incluso sientas mi verga encima de tu coñito, pero con la promesa de ….no meterme en ti!!!.....sé que dirás que estoy loco, pero quería que supieras esta locura que me provocaste!!!!-.


Obviamente puse cara de sorpresa, me quede callada y me puse a pensar en todas las implicaciones sobre lo que me había dicho; Bien podría decirle que no, aunque el dinero no me hacía falta, pero a nadie le cae mal un dinero adicional y más sin esperarlo, pero además también podría decirle que no a su locura, pero no debo negar que el coño se me hacía agua, por todo lo que ese día había pasado.

 

Pero si aceptaba su propuesta, pasaba por mi mente en que me está comprando!!  En que me estaba prostituyendo porque en el fondo el pretexto era darme créditos por sus ventas cuando en realidad, estaba pagando por un momento de placer!!!....por darme placer sin penetración. No sabía que contestar más aun ello, mi coñito no dejaba de vibrar. Lo pensé un rato y conteste:


- Hay Alfredo……no sé cómo le haces pero…..acepto con dos condiciones, que en verdad no haya penetración –aunque yo deseaba que me metiera nuevamente esa verga que me llegó a enloquecer días antes -y que lo del dinero, no lo tomes como una intensión mía, ya que nunca pensé en cobrarte por mis servicios……lo hice por nuestra amistad, pero si es tu deseo compartir tu éxito conmigo, no te lo voy a rechazar, y si gustas, deja el dinero en la mesita -.


El sonrío como si se hubiera sacado la lotería, y me contesto:


- Dianita……eres toda una mujer!!!!.....ten el dinero, es todo tuyo!!! Y tomando un portafolio que traía consigo, sacó un paquete de dinero y lo dejo sobre la mesita del pequeño espacio.


Alcance a dejar la bolsita en el escritorio y Alfredo se acercó lentamente hacia mí, atrayéndome hacia él; en ese momento, sentí sus manos rodear mi cintura, y el roce de mi cuerpo con el de él, generó que el vestido se me subiera un poco más, dejándome descubierta de la parte baja, y al tratar de acomodarme el vestido, tome las orillas de abajo y al querer darle un jalón hacía abajo para acomodarlo, lo hice con más fuerza de la debida, y  eso fue peor, porque al bajármelo, jale tanto hacia abajo que por la parte superior brotaron sobre el vestido mi par de pechos casi en la cara de Alfredo, quien clavo si mirada sobre mis bellos senos, y sin dejar de abrazarme, me apretó con sus brazos contra su cuerpo logrando que mis brazos se hicieran hacia atrás, y mis pechos quedaran en su cara, lo que aprovecha abriendo grande su boca, y comenzar a comerme mis senos, pasando su boca de uno a otro, llenándolos de su saliva y  comenzar a chuparlos como loco, y remataba con el pezón, succionándolo tal cual un dulce,  para luego pasar al otro para hacer lo mismo,….uffff era algo frenético para mí, y mis ojos entrecerrados solo alcanzaban a ver su salvaje acto sexual sobre mi cuerpo. Eso me causo una sensación de excitación, sentía el calor de su aliento en mis pezones y eso me los ponía duros como una roca; me los chupaba una y otra vez, y como mi piel es blanca pude ver como se me ponían rojos los senos y eso lo excitaba aún más, lo cual inconscientemente me excitaba igual a mí.


Después de un rato, me pidió ponerme de espaldas a él, pero  que pusiera las palmas de mis manos en el descansabrazos del sofá cama y me inclinara hacia delante lo más que pudiera quedando mi cuerpo en posición de 90 grados con mis nalgas bien paradas, y lo obedecí.

 

Ya colocada en esa posición, sentí que se paró atrás y poco a poco levantó mi vestido, el cual se enrollo en mi cintura y ya todo ese vestido se redujo a un cinturón rosado. Alfredo parado tras de mí, se quedó callado,  me imagino que admirando las formas de mis nalgas, y sentí sus manos a los lados de mis caderas y su aliento en mi ano. Sentía su presencia tras de mi, pero no sabía lo que pasaba, por lo que alcé mi rostro y volteé hacía atrás y justo en ese momento, sentí su lengua como empezó a lamer de una forma descomunal todo mi culo recorriendo desde mi anito hasta mi vagina, y subía la lengua por mi ano, por mis nalgas, y con sus manos me las acariciaba junto con las piernas. Su magistral lengua rozaba la entrada de mi vagina, y todo esto me excitaba mucho. Alfredo me mordisqueaba las nalgas una y otra vez en diferentes intensidades y yo sentía una sensación eléctrica muy rica, sentía como rozaba su bigote en mis nalgas y en mi ano.

 

Después de un rato sentí que se alejó, y en ese momento oí el caer del metal de un cinturón en el piso, voltee y vi que Alfredo ya estaba completamente desnudo.


Su cuerpo se veía muy excitado por mí, y con esa pancita respirando fuertemente, e inevitablemente bajé la mirada para admirar su pene que también estaba a todo lo que daba, húmedo y escurriente con ese líquido pre seminal, que daba muestras de que estaba súper excitado.  Lo tenía tan parado que se le veía, dispuesto a tener sexo..

 

Él se volvió a agachar y ahora me lamia la vagina de abajo para arriba, era un vaivén muy rico, yo sentía que me excitaba cada vez más, sentía como se humedecía mi vagina y ya no sabía si era la saliva o mis propios jugos de excitación. Luego se puso de pie y me volteo de frente a él, y me sentó en el sofá cama, abriéndome las piernas, para alcanzar mi clítoris con su lengua, y me lo comenzó a lamer de una manera excepcional, haciéndome cerrar los ojos del placer, en tanto su pulgar tocaba la entrada de mi coñito, y apenas con esa punta la empezó a mover dentro de mí al mismo tiempo que lamia mi clítoris. Era una sensación de calor que me invadía, sentía el placer dentro de mí, y empecé a gemir, a gemir como una mujer que necesitaba un hombre.


Cuando ya estábamos ambos muy excitados, yo acostada encima de ese sillón, Alfredo se puso de pie y se puso encima de mí, pero para irse contra mis pechos, para comérselos, pero en esa posición, el encima de mí, hizo que su pene chocara contra mi vagina, el cual apenas lo sentía. Pero él se excitaba cada vez más al ver cómo me chupaba mis pezones, y al sentir como mis jugos mojaban la cabeza de su pene.


Era riquísimo sentirme así, dispuesta a todo, esperando que ese macho cumpliera su palabra y no me penetrara, aunque yo lo deseaba atrozmente!!. Alfredo dejo de comerme los senos, y despegándose un poco de mi, comenzó a rozar su pene encima de mi clítoris, y en tanto ascendía y descendía, la longitud de su pene rozaba todos mis labios, desde arriba hasta abajo, causando estragos en mi clítoris que vibraba ante tal rozamiento, y ambos gemíamos sin que hubiera sexo como tal y nuestros sexos, escurrían ya tanto líquido que estábamos sumamente empapados.

 

Yo no aguantaba mucho y deseaba que me penetrara, pero no le decía nada!!. Ya no aguanto más, ni yo, y me jalo hacia él, haciéndome sentir como todo esa verga rozaba intensamente mis labios y mi clítoris; yo me sentía en las nubes y me gustaba mucho sentirlo de nuevo. Estuvimos así, no sé cuantos minutos, y el instinto nos venció, ya que en un momento dado, Alfredo, sin quererlo, me dejó ir hasta el fondo, esa verga que tanto deseaba en mi vagina ……después de algunos días…..esa verga nuevamente me hizo retorcerme de placer, al sentirla muy dentro de mi……era una sensación muy rica que hizo que soltara un gemido de placer y el también.

 

El se quedo sin moverse, como esperando mi reclamo por no cumplir con su palabra ,y yo sin decir nada, comencé a hacer presión con las paredes de mi vagina, situación que para un hombre es enloquecedor, y sin movernos ambos, sentíamos esos abrazos a su verga con las paredes de mi vagina. Alfredo comenzó a chupar mis pezones y sus dos manos, me tomaron por mis poderosas nalgas, situación que le encanta a mi esposo, porque dice que cuando me tiene así, siente la grandeza de mis caderas y mis nalgas suaves, lo vuelven loco, por lo que Alfredo me todo con todas las palmas de sus manos, cada una de mis nalgas, y comenzó a jalarme una y otra vez hacia él, para embestirme como un macho embiste a su hembra; yo sentía como me enterraba ese pene una y otra vez. Era sumamente excitante ver esa mezcla de blanco y negro entrando y saliendo, y es que era un contraste ver nuestras pieles fusionadas como una pieza de porcelana abrazada por una piedra, era algo muy rico que me hacía sentir a Alfredo, como mi amigo ante los demás y como mi amante en la privacidad.


Yo bufaba como hembra en celo, como una mujer violada, que trataba de disfrutar cada segundo de ese hombre y a la vez, sabiendo que me estaba cogiendo otro hombre distinto a mi esposo, pero el placer es enorme y, después de darme tanta verga, sentí como me la saco, y me volteo de nuevo sobre el Sofá, pero para atacarme ahora mi vagina por detrás, en esa posición que tanto nos gusta a las mujeres porque nos vemos y sentimos sometidas a un Macho semental…….yo gemía de placer al sentir sus manos al lado de mis caderas sosteniéndome, y su barriga encima de mis nalgas en tanto su verga, entraba y salía de mi coñito, y su boca besándome la espalda, rozando su bigote en mi piel, haciéndome estremecer a cada embestida. Mis ojos se cerraban e imaginaban el rostro de Alfredo viendo el culo tan hermoso que se estaba tirando y oírlo como chocaba contra su cuerpo. Me imaginaba su rostro feliz por estarse cogiendo a una verdadera hembra; me imaginaba su mente pensando en que, no encontraría en muchísimo tiempo, a una hembra buenísima y dispuesta a darle las nalgas cuando él las pidiera como yo en ese momento se las estaba dando…..me imaginaba, sentirlo feliz por estarse cogiendo a una mujer buenísima y dispuesta a putear con él, en lugar de estarse cogiendo a su esposa.

 

El chocar de su cuerpo con el mío, en ese momento se convertía en una música que le encantaría oír a cualquiera y eso él lo sabía. Ahí estábamos en ese frenesí de pasión, cuando sentí como poco a poco su pene crecía más dentro de mí y su cuerpo se empezó a poner tenso; Alfredo empezó a gemir más todavía y un segundo después, comenzó a eyacular abundantemente dentro de mí.


Él se veía agotado y ahí se quedó un rato viendo mi cuerpo sobre el Sofá. Tenía una expresión de felicidad, claro sin hacer menos la mía, y me dijo:


- Eres hermosa Diana,……... Disculpa si no seguí el trato de no penetrarte, pero no podía aguantar ante esta situación tan morbosa. Además vi que no te molesto tanto-.


Yo sonreí maliciosamente y me levante del Sofá contestandole:


- Puesss…..que puedo decirte!!....…más me hubiera molestado si hubieras cumplido tu palabra!!!! –

 

Él se río con una carcajada, y después de vestirse, salió del privado para dejarme arreglar; después de unos minutos, tome mi bolsa de dinero y comencé a cambiarme para ponerme mi ropa. Cuando termine salí de ese privado del stand, y ahí estaba Alfredo sentado diciéndome:


- Amiguita……eres excepcional!!!.....quiero proponerte otro proyecto…….piénsalo pero no mucho ehh!!......te gustaría venirte a trabajar a la oficina conmigo?.......no te olvides de mí propuesta……si gustas adelántate al carro en lo que entrego llaves y te alcanzo para llevarte a tu casa-.

 

En todo el camino, no nos dirigimos mucho la palabra……fue extraño pero cierto….ya casi para llegar, le pedí que si podría esperarme un momento porque olvide que tenía una fiesta con una amiga, y deseaba arreglarme para ver si el me llevaba con mi amiga. Así lo hicimos y no tarde tanto en solo arreglarme lo poco que tenía……una minifalda muy cortita, una blusa escotadita y unas zapatillas muy altas, y abajo una mini tanguita para detener el semen que me escurría de la cogida recién recibida.

 

Al salir a los 5 minutos, muy bien perfumada, Alfredo me admiro de arriba abajo y  no pudo contenerse en lanzarme mil piropos. Así me llevo a la casa de mi amiga, donde antes de dejarme, me plantó un beso enorme y solo atinó a decirme: “Dianita, estas muy hermosa, y sé que todos los hombres que te vean, estarán locos por ti…….sé que querrán algo más contigo  - a lo que con una leve sonrisa, solo atine a contestarte: “Yo lo sé, pero que puedo hacer?.....hasta ahorita solo mi esposo y tu, gozan de esta mujer” y Alfredo en silencio solo atinó a decir: “Por ahora?” y sonriendo me baje del auto, para decirle: “Jajajaja tu y mi esposo solo gozan de esta mujercita….bye”.

 

Y me despedí lanzándole un beso al aire, dándole la espalda y moviéndome muy sensual para perderme en la entrada de la casa de mi amiga, donde se veía había muy buen ambiente, música a todo volumen y mucha gente.

 

No puedo negar que me pase muy bien ese día, y en la fiesta de mi amiga, la pase muy bien platicando con ella, y disfrutando de la reunión, donde baile con algunos amigos de ella, y donde no pude evitar ver los ojos de esos invitados, atentos a mis movimientos. Yo solo sonreía, y me satisfacía a mí mism saberme bella y atractiva. Se llegó la hora de regresar a casa y eran las 2 am, cuando mi amiga y su esposo estaban dispuestos a llevarme a mi casa, cuando justo recibi un mensaje de Alfredo, donde me decía que estaba afuera para llevarme a mi casa. Abri enormemente los ojos de la sorpesa ya que llegue con mi amiga a las 10 pm y ya eran las 2 am, es decir 4 horas estuvo Alfredo ahí???...solo atine a despedirme de mi amiga quien no dejaba irme sola pero tuve que decrle que ya había pedido un taxi. Solo  así pude despedirme, y al salir, a media cuadra, estaba el carro de Alfredo, donde me subí de inmediato y voltee a ver a la casa de mi amiga y ahí estaba despidiéndome con la mano, como asegurando que me subiera al auto. El camino es muy corto a mi casa y apenas llegamos,  vi que ya estaba el carro de mi esposo estacionado……Alfredo y yo nos volteamos a ver y nos despedimos de un beso en la mejilla solamente…..en ese momento, éramos otra vez eso….solamente amigos.

 

Camine hacia la puerta de mi casa y al abrirla, voltee hacía el carro de Alfredo, quien con la ventanilla del carro abajo, me volvió a decir:

 

- Amiguita…… no te olvides de mí propuesta…… -.

 

Le sonreí y le guiñé un ojo. Eso no era un si ni un no, solo una posibilidad, así como las muchas posibilidades que había de volver a intimar nuevamente.

 

Al llegar a mi casa, mi esposo estaba dormido con mis hijos en el sillón y no dude un minuto en esperar, para sentarme frente a mi PC, y comenzar a escribir lo que acababa de hacer con Alfredo…….

 

(Continuará…)

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Quiero hacerles participe de como cammbio mi relacion de pareja con Lili ( mi esposa) resulta que hace un poco más de seis meses ella fue por mi al trabajo es un taller en donde ya cumpli mis primeros cinco años cuando la vi llegar se me paro el corazón ya que llevaba la falda de piel que le compre en san Mateo y unas zapatillas que le resaltan sus chamorrotes se veia espectacular y ya se han de imaginar los comentarios de la banda que que guapa pero ya en las regaderas los comentarios subieron de tono como deverias mocharte con el bizcochito refirendose a Lili y me percate que a algunos se exitaban y como que me saco de onda

Cuando estaba ya en las afueras del taller Lili me quiso besar pero como iba muy encabronado ni la pele es mas ni le hable durante el camino a casa de los compadres que nos habian invitado a una fiesta de quince años ya en la fiesta me dedique a tomar con los compadres y sus amistades ya llegando a la casa me pregunta mi esposa que que traia y le conteste que jamas fuera por mi al trabajo total acabamos de pleito y ella me levanto la canasta un buen rato

Al mes del problema ya un poco mas tranquilos me dijo que le ofrecian chamba en una compañia de mantenimiento y como estabamos en plena reconciliacion le dije que si ella queria aceptara

Fue a la entrevista y al otro dia ya estaba trabajando y como a la semana me decia que habia un jefe de stasión que era muy atento con ella la invitaba a comer y la dejaba salir antes que a los demas y diario que llegaba me contaba de su jefe al que sus compañeros de trabajo le decian eltalugo el cual al paso de los dias le empezo a tirar el can a mi esposa y a ella como que le incomodaba ya que las demas muchachas de intendencia le hacian bulla diciendole que andaba con el jefe eltalugo pero por otra parte le convenia que le dejaran salir mucho antes que a los demas

Pero eltalugo se lanzo a fondo y le canto a Lili y ella le dijo que no  y desde ahi le daba el mismo trato que a los demas trabajadores de intendencia pero como ella ya estaba mal acostumbrada le busco la cara al eltalugo y el reinicio con su conquista milpera cuando me conto penso que iba a hacer mi berrinche pero en lugar de eso me dio un morbo y senti como se me enderezaba el pene fue algo que nunca me habia ocurrido y a Lili solo le conteste deja ver hasta donde llega el pendejo de eltalugo me dejo de contar por un buen tiempo hasta que un dia me confeso que eltalugo la llevo a un patio trasero le quito el uniforme de intendencia le chupo las chiches y le hizo sexo oral y despues la empino y termino dentro de ella y que me hago el encabronado ya que la verdad tenia una ereccion tan potente que me dolia el pene y le dije que por que se dejo y ella me dijo que antes le habia tomado unas fotos sin ropa y que le dijo que las iba a subir a el internete para que vieran algo bueno y que por eso ella acepto ser penetrada sin proteccion total que lloro como una magdalena y la console terminando en un super palito me acuerdo que termine rapidisimo y le dije que no habia bronca

Como al mes vino la  segunda confesión me conto que un viernes estaba eltalugo con otros dos jefecillos chupando en el patio trasero le mandaron a hablar y le ofrecieron una copa ella acepto pero ya a medios chiles empezo eltalugo a abrazarla delante de los otros dos pendejos diciendo que mi Lili era su putita que tenia unas fotos donde se veia buenisima y en un momento dado le ordeno a Lili que se quitara la ropa a lo que ella les dio la espalda se quito la camisola y el pantalon de su uniforme pero seguia chingando eltalugo que se quitara todo ella se quito el brasiere y la pantaleta pero dice que sentia la cara ardiendo que tenia pena y eltalugo seguia chingando que se volterara ya que querian que les enseñara los pelos ella no atinaba a moverse se acerco eltalugo la tomo del braso la giro y antes de estar de frente con ellos se le hecharon ensima y no supo cuanto tiempo lo hizo peo se dio cuenta que ya estaba obscuro salio corriendo y al llegar a casa se ducho y me espero para cenar

Cuando me conto todo le dije que me gustaria encontrla con las evidencias de todo y la primera vez que llego con las huellas de la batalla simule estar encabronado y revisarle su ropa intima darle un par de nalgadas por portarse y terminamos cogiendo tan rico que ya se nos hizo costumbre ahora entiendo que perdi mucho tiempo y tengo la fantasia de prestarles a Lili a los cuates del taller ya que por mi egoismo no deje que ella disfrutara de unas buenas cogidas con ellos

Me gustaria saber su opinion si ustedes harian lo mismo que su servidor y muchas gracias por leer mi historia ya que no soy escritor y unicamente les conte mi vivncia 

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La fantasia de mi esposo, mi mejor infidelidad

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 Mi nombre es Aracely, tengo 24 años, soy de estatura mediana, morena, muy piernuda, nalgona y de muy buenos senos, además soy muy guapa. Hace ya casi 2 años que estoy con mi pareja, Antonio quien tiene 26 años. Mi mundo de sexualidad experimental comenzó gracias a sus fantasías eróticas.Hace ya tiempo, cuando estamos teniendo relaciones, él siempre habla de sus fantasías, las repite tanto que ya se me hacían realidad, las introducía en mi cabeza y éstas acababan convirtiéndose en una obsesión para mí. Una de ellas, era verme teniendo relaciones con otro hombre, su favorita y la que más repetía y todo me lo dice al oído mientras follamos, lo cual hacía que todas mis sensaciones se multiplicasen.Aproximándonos al día de San Valentín me preparó una noche de sexo fenomenal. Inicio con unos suaves besos, caricias, lengüetazos, etc. Después sacó unas copas con vino e hizo que me las bebiera, unas saboreándolas, las otras con la finalidad de embriagarme rápido. Me llevó al cuarto donde está la computadora y nos pusimos a ver unos videos pornos donde el esposo grababa a su esposa teniendo relaciones con otro(s). Al verlos tocaba todo mi cuerpo, yo estaba muy caliente y me decía al oído: mira mi amor como se la mamás, como te come y te lame, como te la mete, como se viene en ti, cosa que me prendía aun más y más hasta que sentí como entraron sus dedos en mí. Hizo que me tomara botella y media de vino y le dije que ya no podía tomar más pues estaba muy mareada. Cuando le dije eso me llevo a la cama empezó a cuestionarme sobre los hombres que conozco, sobre quienes se me hacen guapos y con quienes me gustaría tener relaciones.Al principio me daba pena contarle pero me insistía tanto que no pude contenerme y le conté de un compañero de mi salón: Hans (el Boss), es alto, moreno claro, de muy buen cuerpo, nalgas gorditas, es muy inteligente y me fascina verlo con ropa pegadita. Le mencione que con él, aunque estuviera casada, me fascinaría tenerlo dentro de mí, probar su pene, que se coma mi vagina, mis senos, que meta sus dedos dentro de mí, que me penetre por todos lados, lo que lo excito más y me pregunto que si lo que decía era verdad a lo que respondí ¡sí Hans!. Le platique a mi esposo que yo también le gustaba (o por lo menos eso creo) porque siempre está al pendiente de mi en la escuela, me lleva en su coche a las clínicas, me aparta lugar, etc. Al estarle diciendo eso, mi esposo me pidió provocarlo y yo le pregunte que si en verdad quería que hiciera eso y él me respondió que sí eyaculando dentro de mí.Yo no hice caso a lo que mi esposo me había pedido, la verdad no lo recordaba. En otra noche de pasión me pregunto que si ya había empezado y le conteste que no, no me dijo más, fantaseamos (que para ser sincera me fascina) y tuvimos una noche de sexo fenomenal. A la mañana siguiente le conté a mi esposo que habría un congreso en Mazatlán, y que me gustaría ir, le dije quienes irán de mi salón, pero que ocupaba que me patrocinara el viaje. No terminaba de contarle quienes irían de mi salón cuando se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja al escuchar el nombre de Hans y me dijo: te doy todo lo que quieras y necesites para ese congreso pero con una condición, que empieces a coquetear con tu amigo Hans y se follen en Mazatlán, a lo que conteste: ¡es un trato! Aproveche cada momento en que me veía con Hans para coquetearle, le mandaba miraditas, mensajes por el celular diciéndole lo bueno que se veía y él me correspondía.A un día del congreso tuvimos un examen de cardiología y quedamos de estudiar un grupo de amigos en mi casa; en el grupo, Hans por supuesto. Ese día por la tarde comenzó a llover por lo que cancelaron la tarde de estudio y yo estaba vestida con una pijama de short muy cortita. Pero resulta que llego Hans, se veía genial con su short y camiseta desmangada mojada, pegadita a su cuerpo y le resaltaban sus grandes músculos de los brazos. Me sentía un poco nerviosa por todo lo que había estado pasando entre nosotros, la casa sola, además que ya no lo esperaba, sin embargo nos pusimos a estudiar. En algunas cosas que no entendía se ponía detrás de mí para explicarme, se acercaba demás, rosaba su rostro con el mío y comencé a respirar más rápido de lo normal, se dio cuenta y me pregunto: ¿te pasa algo? No le pude contestar y me dijo te voy a revisar, tomo su estetoscopio y empezó a explorarme, sin querer al moverme, mi mano rozo su short justo donde se guarda su pene y lo note duro. No dijimos nada me volteo, me agarro las manos y me dio un gran beso, que me hizo me temblar. Me puse de pie y solo lo mire, él sonrío y me abalance a su cuerpo, me tomo de las piernas, me levanto y me recargo a la pared, a tal altura que su paquete quedo pegadito al mío donde comenzamos a besarnos como locos, yo tocaba su espalda, sus brazos, y Hans besaba mi cuello, y parte del escoté de mi pijama. Nos tumbamos en un sillón de la sala y empezó a tocar mi cuerpo con sus grandes manos, toco mis senos y los saco de mi bra, los empezó a besar con ternura lo que provoco que me mojara tanto que se me traspasaba la humedad, yo agarraba sus nalgas y las apretaba, después metió su mano por debajo de mi pijama y empezó a acariciar mi clítoris lo que me prendió más, bajo uno de sus dedos y al tocar la entrada de mi vagina pegue un grito fuerte que hizo que tuviera un orgasmo e involuntariamente junte mis piernas y su dedo grande me penetro. Lo abrace fuerte y él me dijo que me quería mucho, nos miramos a los ojos y nos besamos profundamente. En eso estábamos cuando se escucha el ruido del carro en el que venía mi esposo y rápidamente nos levantamos, Hans se fue a la mesa a seguir “estudiando” y yo me metí al baño para cambiarme de ropa. Al salir salude a mi esposo y le dije en el oído, él es Hans y sonrío.Llego el tan esperado congreso, tuvimos las primeras conferencias y al término de ellas organizaron una fiesta a la que claro asistí porque ahí estaría mi Boss. Así que me puse un vestido negro con adornos blancos, muy cortito con encaje trasparente en el escoté, unas mayas de figuras a media pierna, una tanguita súper sexy que mi esposo me compro para este viaje y unas zapatillas. Hans pasó por mí en el hotel y al verme su expresión fue, mamacita, quien fuera vestido para tener tu cuerpo así de pagadito, y yo le conteste, pues has tu luchita y quien quite te conviertas en mas que un solo vestido.En la fiesta bailamos de todo y aprovechábamos cada momento para darnos nuestros repegones. De repente me sentí mareada por tantas bebidas que había ingerido y Hans no perdió tiempo, se me acerco por la espalda, me abrazo por la cintura besándome en el cuello y me dijo: te deseo Aracely, Aracelyyy, yo sonreí, hice mis brazos hacia atrás tomándolo de su cabeza y empecé a moverme tratando de sentir su paquete y la sensación fue fabulosa. Salimos del antro como a las 2:30 a.m. y me acompaño hasta mi cuarto. Después de abrir la puerta me volteo para darle las gracias y me empuja hacia adentro, cierra la puerta, pone el seguro y me dice: terminemos lo de ayer y le conteste, porque quieres terminarlo si podemos empezarlo.Me tomo la cara con sus dos grandes manos y comenzó a besarme y a decirme: hace mucho que me gustas, quise llegarte cuando te cambiaste de salón pero como te vi con anillo de compromiso no me acerque a ti, para respetar. ¿Eres Feliz Aracely?, me pregunto y yo le respondí: sí muy feliz. Y me dijo ¿por qué haces esto entonces? por amor respondí. ¿Me amas? cuestionó Hans. Y le dije: Por amor a mi esposo. Gracias a él y al amor que le tengo es que estamos disfrutando de esta noche y de las próximas que podamos disfrutar. Hans dice: Entonces ¿él sabe? Sí, él sabe que estaremos juntos esta noche, porque yo también te deseo Hans, en varias ocasiones en las que he estado follando con mi esposo he pensado en cómo me besarías, cómo me tocarías, a qué sabrá tu pene, cómo te comerías mi vagina, cómo me penetrarías por todos lados. Entonces sentí un fuerte apretón y me dice Hans: pues esta noche Aracely lo descubriremos.Bajo lentamente el cierre de mi vestido, sin quitármelo, beso toda mi espalda; mi tanga ya estaba muy húmeda por las sensaciones que tenía. Puso sus brazos sobre mis hombros y me quito el vestido de una forma lenta que me ponía mas cachonda, me acaricio los brazos y las piernas besándolas hasta llegar a mis nalgas las cuales mordía y lamía con suavidad, me desabrocho mi “bra” lo retiro y tomo mis senos grandes acariciándolos alrededor de mis pezones sin tocarlos mientras besaba mi cuello, después me cogió entre sus fuertes brazos y me recostó boca arriba sobre la cama, se quito su camisa y vi ahora desnudos sus hermosos pectorales, su abdomen, sus brazos fuertes, los cuales empecé a besar y acariciar mientras el besaba mis senos, con sus gruesos labios, se paso al área de mis piernas, las alzo y las reposo sobre sus hombros, con sus manos me retiro la tanga, se bajo y empezó besar mi clítoris, mi vagina, dándome el beso negro en varias ocasiones; me sentía en el paraíso. Se puso de pie para despojarse de la ropa que le quedaba y fue realmente sorprendente el verle el pene blanquito y muy grande. Di un salto y me hinque a sus pies para mamárselo. Lo introduje en mi boca y Hans grito de placer. Lo tumbe a la cama, le quite la ropa que no deje que se sacara y bese sus fuertes piernas hasta llegar a su pene, empecé por acariciárselo y le dije: Esta noche mi Boss yo soy toda para ti y tú todo para mí. Tome con mis labios sus gordos testículos y los intercambiaba por mi boca con mi lengua mientras le acariciaba el pene con mis manos, después lamí su largo pene hasta llegar a su glande besándolo y recorriéndolo con mi lengua. Me subí a la cama y me puse arriba de él para que él también se deleitara con mi vagina. Hicimos un grandioso 69. Estábamos en eso cuando Hans mete uno de sus dedos en mi colita y eso me prendió tanto que hizo que introdujera todo su pene en mi boca lo que a él también lo prendió y se vino dentro ella. Sentí fuertes chorros de líquidos calientitos pasar por mi garganta y yo se le exprimía como si no quisiera que se acabase.Me hizo para un lado para incorporarse, y empezaron de nuevo, los besos, las caricias, y entre la calentura me dijo Hans de nuevo: te quiero Aracely, pero no solo de una noche, y yo le conteste: amo a mi esposo, pero yo tampoco quiero que seas solo de una noche mi Boss, te prometo que habrá más. Me movió de tal modo que me puso en cuatro patas, me abrió poquito y empezó a mamarme la vagina, y de repente sentí que algo grueso, caliente y largo entraba en mí, lo que hizo que apretará las sabanas y diera un fuerte grito: ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaans!!!. Él lo hacía lento y rápido, moviéndose muy bien y yo le decía: no pares mi Boss, dale más, dale más Boss!!!. Me levanto y me tomo entre sus brazos y así, suspendida en el aire me penetro y yo me movía rápido tratando de que me penetrará lo más profundo posible. Tumbados de nuevo en la cama las grandes bolas de Hans  golpeaban mi colita lo que me excito y sin pensarlo exclame: por todos lados mi Boss. Hans entendió claramente y sacó su pene de mi vagina, mojo uno de sus dedos y lo introdujo en mi culito, lo movía en círculos rápidos con la finalidad de dilatarlo bien, lo saco, mojo su dedo de nuevo pero acompañado de otro y los metió, yo solo le decía más mi Hans!!!, maaaaaaaaaas mi Hans!! aaaaaaaaaaaah!!!. Acerco su pene a mi boca y se lo mame, lo retiro y me dijo: lista mi amor, para viajar a un mundo que no has conocido? Asentí con la cabeza y la empezó a meter muy despacio, solo sentía como se separaban mis glúteos para dar cabida a semejante majestad. Ya con su pene adentro el espero acariciándome y diciéndome que era muy hermosa, que le gustaban mis piernas, mis pechos, mis ojos, mi voz, mi piel y que le gusta verme con el uniforme pues lo excito mucho, eso hizo que comenzara a moverme y fue la señal para que Hans empezará con el vaivén. Los sonidos que se desprendían de tal acción eran fantásticos, Me volví loca al sentirlo dentro de mí. Él me repetía mucho: te amo Aracely, te amo mi amor, quiero estar por siempre contigo. Me lo repitió tanto que le conteste: yo también Hans. Me sacó su paquetote, me sentó arriba de él y lo volvió a meter por mi colita. Mientras lo metía y sacaba acariciaba mi clítoris y mis pechos, yo sentía no tener fuerzas, parecía que me iba a desvanecer. Gemía muy fuerte y gritaba su nombre ¡¡¡Hans!!! ¡¡¡Hans!!! ¡¡¡HAAAAAAAAAAAAAAAAANSSSS!!!, sin importarme que mis compañeros en otros cuartos se dieran cuenta de que me estaba follando Hans. Me saco su pene y fue a lavárselo, al regresar lo puso en mi boca y se lo mame hasta ponerlo ahora más duro de lo que ya lo había visto. Se recostó sobre la cama y yo lo monte mirándolo de frente, me agarro los senos y los empezó a apretar y a pellizcar suavemente, metí su pene en mi vagina: aaaaaaaaaaaah Hans!!!!!!!!!, dale más duro, más profundo mi Boss, máaaaas, maaaaaaaaaaasss!!! Al escuchar eso nos venimos los dos, yo sentí como su semen caliente salía de él y chocaba dentro de mí. Al sacar su pene me fui sobre él y se lo chupe hasta dejarlo seco. Nos quedamos recostados, el me acariciaba, me besaba, jugaba con mi cabello y me repetía te amo Aracely, hasta que nos quedamos dormidos.Hace dos días que regresamos del congreso y extraño a mi Boss. Extraño tenerlo dentro de mí y ser suya. Ya planeamos vernos este fin de semana en un motel de Culiacán, pero ahora mi esposo Antonio nos acompañara; dice que como espectador, a ver si lo convenzo de participar.       FOTOS

Las Infidelidades de Esthela (I)

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Las Infidelidades de Esthela (I) De como desvirgaron a mi Esthela Estaba esperando a Esthela sentado en uno de los sillones de la sala de su casa, ella se estaba tardando más de la cuenta, hacía más de veinte minutos que había llegado y no salía. Por cierto su madre, Teresa, me recibió y más tarde regresó para decirme: -- Ay, esta niña! Mas vale que la cuides Jorge, porque está tremenda. -- Sí señora, no se preocupe que yo sé cuidarla. Dije esto mientras ella me veía con cara de incredulidad. Algo se trae Doña Tere, pensé para mis adentros; algo sabe y no me quiere decir. -- Mamá!!, qué le estás diciendo a Jorge; no te metas donde no te llaman, dijo Esthela en un tono molesta, al momento de arribar a la sala. -- Está bien, solamente estaba previniendo a Jorge para que te ponga en cintura niña; pero está bien los dejo en paz; y se retiró a sus aposentos. -- Jorge mi amor, te dejé mucho tiempo esperando, ¿verdad?. Me lo dijo en un tono de niña popof!, con esa linda mirada que la caracteriza, con esos bellos ojos detrás de sus lentes de aumento. Noté que al caminar, Esthela arrastraba los pies, pareciera que trajese chanclas en lugar de zapatos. Era evidente que algo le molestaba al caminar. -- ¿Qué te pasa mi amor? Le pegunté Nada cariño, que traigo una inflamación vaginal . -- ¿Cómo?, ¿Porqué? -- No lo sé, me respondió. Además es cosa de mujeres, no seas tan indiscreto!. Pero por cierto, tengo una cita con Carmina, la Ginecóloga, en una hora. -- Yo te llevo, me acometí. Me encantaba ayudarla en todo lo posible, así lograba que me necesitara cada vez más. -- Está bien, entonces vámonos ya. Al llegar, Carmina quien era concuña de Marcela, la hermana mayor de Esthela, nos recibió. Por cierto Marcela le llevaba más de 10 años de edad a Esthela. -- Pásale Eshela, por favor, ¿qué es lo que te pasa? Y al caminar Carmina se percató de que algo le estaba molestando a mi novia. -- Haber, dijo Carmina, yo creo saber por qué vienes y qué te pasa, pásale para examinarte. Cerraron la puerta. No sabía qué estaba sucediendo. Pasó casi un cuarto de hora hasta que por fin oí ruidos, como murmullos y luego unas carcajadas a grito abierto, y como Esthela era muy prudente, las carcajadas que se oyeron seguramente provenían más bien de la garganta de la doctora. Al final, por fin salió Esthela, acompañada de Carmina. Al salir la doctora me echó una mirada muy pícara, como queriendo decirme algo, algo que la tenía sorprendida. La mirada y la sonrisa de la doctora hacia mi persona tenían un aire de asombro, de logro y admiración, mezclando ese toque con un poco de picardía, de aprobación, algo así como “qué bárbaro, muy bien hecho pícaro”, "házmelo a mi también". Pero, ¿hecho qué?, pensé yo hacia mis adentros; sin percatarme de que estaba, en esos momentos, saludando con sombrero ajeno. Y entonces la doctora finalizó diciendo: -- Cuídate Esthela, y ponte en tu rajita la pomada que te regalé; ah! y tómate para el dolor las pastillas cada 8 horas. Al salir, mi mente empezó a atar cabos. El recibimiento de la mamá de Esthela, el comportamiento y los comentarios de la doctora Carmina y sobre todo el hecho que me tenía más molesto, y es que Esthela y Victoria, su amiga íntima, se fueron la noche anterior a una fiesta y no nos invitaron, ni a mi ni a Juan, el novio de Victoria. Un sentimiento de intranquilidad recorrió mi cuerpo entero mediante un escalofrío. Mi estómago respondió con retortijones, mis fosas nasales se expandieron. Nubarrones en mi mente, confusión y un dolor en el pecho, con una sensación de falta de oxígeno …….. ¿Qué me estaba pasando? ¿Porqué tenía esos síntomas? De pronto una pregunta invadió mi mente: ¿Me habrá puesto los cuernos Esthela? ¿Se habrá acostado la muy cabrona con algún hombre? Pensé; si no, entonces ¿porqué ese comportamiento tan raro? La enfrenté, la cuestioné y negó haberme corneado en la fiesta. -- Estás loco Jorge, ¿porqué me preguntas eso? ¿Qué no me conoces? Solamente te amo a ti. Y se volteó enojada. Me estaba probando. Me engañé a mi mismo, como si el comentario fuese verdadero. -- Bueno perdona Esthela, ya no te voy a decir nada mi amor, fue un error. -- Pues más te vale cabroncito, porque no voy a tolerar tus celos, ¿me entendiste? No los voy a tolerar. -- Está bien mi amor, no te enojes, solamente fue un pensamiento. -- Pues párale ya!. Conmigo no vienes con esos juegos. Al tiempo la noticia volaba como un polvorín, de boca en boca, de teléfono a teléfono (en aquel entonces, era baja la población de teléfonos celulares, la mayoría eran fijos), y de seguro se escucharon las conversaciones típicas, de algunas de ellas me enteré posteriormente. -- Lola, te llamo para decirte que Esthela se acostó con Gustavo ........ No, el pobre de Jorge, ni cuenta, no supo. -- Que todas se enteren!!!!!, Esthela le puso los cuernos a su novio. -- Supiste, Esthela le puso los cuernos a Jorge anoche. en la fiesta de su amiga Leonor, ............ fué con Gustavo Pedro ………….” -- Victoria, ¿es cierto lo que dicen de Esthela? -- Déjame contarte Lucía, que a Jorge se lo han hecho pendejo....... Sí ya trae los cuernos puestos, y bien puestos, jajaja! -- Los gemidos de Esthela se oían por toda la casa, a la guarra se la cogieron y la dejaron bien mojadita. -- Ese Gustavo es un cabrón, ..... jajaja, pero ya sabes, que todo cabrón necesita de su pendejo, jajaja. -- Esthela quedó encantada y en-sementada; haber si no queda también embarazada, porque ese Gustavo tiene fama de ser un verdadero garañón. Esta confirmado. -- ...... sí, al pobre le salieron unos cuernos. jajajaja -- ¿Que ya le iba a dar el anillo? ...... ¿Segura Paty? ....... Pues mira ya se la estrenó otro. jajaja. -- No podía ser de otra manera, se ve que Jorge no las puede con Esthela. De hecho, si se llegan a casar va a necesitar de mucha ayuda. -- Ya era tiempo, Esthela ya es de las nuestras, pone-cuernos, jajaja; y su novio, un veleto, un astado, jajaja. En poco tiempo me convertí junto con Esthela en el tema de conversación de todas, solo que a mi me tocó hacer el papel del pendejo, del marido burlado y engañado, pero de todos los comentarios, el que recuerdo fue el de Silvia, una de las principales compañeras universitarias de Esthela, quien sabiamente dijo: "Jorge va a necesitar de mucha ayuda para poder satisfacer a Esthela” Se ve que solo no va a poder. Cuánta razón tenía. Aquí voy a hacer un paréntesis, para contar lo que pasó aquella noche, lo que le hicieron a mi virgencita, a mi noviecita Esthela en la fiesta de Leonor, según versión que a través del tiempo me fue confesando Esthela poco a poco, parte por parte, en forma dosificada. Esthela es una mujer hermosa, mide aproximadamente 1.70 mts, tal vez un poco menos, de piel blanca y cabello negro obscuro, aunque en ocasiones se lo tiñe de color castaño; ambos "looks" le quedan muy bien. En aquel entonces, muy joven por cierto, sus medidas eran casi perfectas: 96-58-94. Sus tetas eran grandes, el aura de sus pezones es muy grande, y éstos son muy obscuros también. Tiene piernas largas, unos muslos muy bien formados, que cuando usa medias y los deja ver, excita a los caballeros. Sus pantorrillas están bien marcadas también. Tiene ojos de color gris claro, aunque su vista no es muy buena y tiene que usar gafas de una graduación muy alta; en fin Esthela es toda una hembra. Esa noche Esthela lucía muy atractiva. Vestía con una falda negra, semi-larga, es decir le llegaba hasta las pantorrillas, pero con una abertura a lo largo de su vestido por el costado izquierdo, casi desde la cintura hasta la parte de abajo. Traía una blusa blanca, transparente y un sujetador negro para hacer juego con la falda, lo que le daba un toque muy sexy además de elegante. El sujetador le permitía a Esthela mostrar parte de sus formidables tetas. Además unos tacones negros, altos, muy altos. Las bragas que traía puestas, pues también eran negras, eran muy chicas y de encajes, y apenas cubrían su monte de venus, ese que tenía totalmente cubierto por una enredadera de pelo púbico muy obscuro; y vaya que si tenía pelo alrededor de su panocha, era una mata enorme de pelo negro, uno más de sus atractivos de hembra. Eshtela parecía una dama en celo. Toda la noche estuvo seria, no era la misma Esthela de otras veces, y es que lo que quería no eran bromas, no eran carcajadas, no era ....... lo que quería, sin saberlo, al menos sin reconocerlo ni ante ella misma, era verga! una verga gruesa y grande! como la del ingeniero. Y de pronto aparece Gustavo Pedro. Los ojos de Esthela se fijan en él quien volteó, y con una mirada libidinosa, Gustavo recorrió todo el cuerpo de Esthela, quien entonces cruzó la pierna lentamente, para aplicarle "la vista del castor", para que tuviese una visión completa de su feminidad. Esthela sintió en su pecho una sensación que nunca había experimentado antes, su pepa se dilató y empezó a papalotear, sus fosas nasales percibían el olor de Gustavo y seguramente sus feromonas también, sus pechos se dilataron, sus reacciones eran las de una mujer en celo, y no podía ni debía desaprovechar la oportunidad de mostrarse sexualmente. Su deseo estaba potencializado al máximo, quería que Gustavo Pedro la penetrara, quería sentir su enorme verga adentro de ella, de su humanidad, de su feminidad. Sí, ella intuía de alguna manera que Gustavo Pedro era todo un garañón, un toro de lidia, un coge mujeres, y que seguramente tenía una verga y unos tanates enormes. Quizás era por sus manos, grandes, toscas y gruesas. Ella tenía esa intuición, ese presentimiento, esa noche del mes de mayo de hace casi 30 años, noche en la que además había luna llena. Era como una noche marcada por el destino, marcada por la naturaleza, por la fatalidad, por las leyes de la atracción. Esa noche que haría historia para Esthela, y de alguna manera para mi, porque esa noche despertaría el instinto de ninfómana de ella y daría pie al nacimiento de mis primeros cuernos. En la mente de Esthela, ella ya estaba cogiendo, se veía así misma siendo desvirgada, gimiendo, jadeando, gritando: Aaahhhhh, Ahhhhh, Aahhhhh!!! Mááásss, Máááásss, por favor Mááááásss No pares por favor papito, no pares. Méteme más veeeeergaaaa!! Pero no nos adelantemos, ese era un deseo cuya raíz provenía de las profundas entrañas de Esthela, pero era solamente un deseo, una fantasía no realizada, al menos hasta ese momento. Quizás era producto del sueño que tuvo con su padrino, el padre de Victoria, sí el ingeniero. -- ¿Quieres bailar? Fue lo que le preguntó Gustavo a Esthela, quien sin decir palabra alguna, seriamente se paró y siguió a Gustavo hasta la pista de baile, un lugar que estaba semi-obscuro dentro de la casa de Leonor. La música era suave en esos momentos, apropiada para la intimidad que ella necesitaba. Nada de fiesta, nada de relajo, todo lo quería muy formal, quería ser cogida, quería sentirse mujer, quería ser desvirgada, y que mejor candidato que Gustavo. Esthela se pegó lo más que pudo al cuerpo de Gustavo, quería sentir su masculinidad; mientras sus tetas habían quedado atrapadas y apachurradas en medio de los dos cuerpos, y eso le estaba gustando, de alguna manera con movimientos ondulatorios le estaba restregando sus tetas en el pecho a Gustavo, y ¿a qué hombre no le fascina eso?. Gustavo no tardó en reaccionar, su verga se dilató, la acumulación de sangre en las venas de su verga hicieron que ésta se dilatara al máximo, creciendo bruscamente tanto en grosor como en longitud, y los tanates, bueno los tanates los tenía ya duros, duros como pelotas de golf, solo que de mayor grosor, listos para explotar y aventar cuanta leche fuese necesario, inundar internamente el cuerpo de Esthela. Esthela nuevamente recordó su sueño con el ingeniero, en el que fue desnudada por la propia esposa de Rafael, por sus dos hijas, entre ellas Victoria, y la sirvienta de la casa (quedando en pelotas con la excepción de sus lentes), para después ser sometida tomándola cada una de ellas de sus extremidades, y abriéndole las piernas para ofrecerla a su amo. El ingeniero no tardó en sacarse la verga, estaba bien parada, apuntando hacia arriba, y se acercó a ella, con la mano en la verga. dirigió ésta hasta estar en posición de penetrarla y pompeando fue introduciendo ........ --Ayh! suspiró Esthela, casi al oído de Gustavo, al experimentar un orgasmo producto de esas imágenes en su mente calenturienta. -- ¿Qué pasa preciosa?, preguntó Gustavo. -- Nada, nada, no pasa nada, solamente me acordé de un sueño, y decía esto al tiempo que le pasaba sus brazos por detrás del cuello de su hombre, y le acercó sus labios, mostrándolos cuan gruesos eran para que no pasaran desapercibidos a su pareja, se dieron un beso largo y muy apasionado, al tiempo que Gustavo recorría la espalda de ella, para terminar posando ambas manos en las posaderas de Esthela (valga la redundancia), para acariciarlas, agasajarlas, pellizcarlas; mientras tanto, ella empezaba a retorcerse de placer; luego vinieron los besos de Gustavo en el cuello de su compañera, besos que más bien parecían chupetes succionadores, que por cierto dejaron marca y huella en el cuello de ella como muestra y prueba de su infidelidad, y recuerdo de aquella afrenta. Las marcas le duraron durante varios días. Ahí empezaron los jadeos de Esthela, ahí empezó a nublarse la visibilidad de sus ojos que ya aparecían en blanco, detrás de sus lentes; quizás esto denotaba algún orgasmo prematuro. Esto ya se estaba cocinando, Esthela estaba lista y preparada para que la desvirgaran. Victoria su amiga estaba incrédula, aquello había excedido las expectativas, pero no podía hacer nada, así es que dejó que las cosas sucedieran como tenían que suceder. Ella sentía cierto remordimiento al haber jalado a Esthela a la fiesta sin el consentimiento de su novio, o sea mío. Desde aquella noche yo dejé de confiar en Victoria. Y no era el ingeniero quien haría el trabajo, era ese muchacho de nombre Gustavo. Sí, tampoco era precisamente yo, su novio, quien tendría el privilegio de ser el primero, pues me correspondía por derecho propio, no serìa yo quien estrenaría su cuerpo. Pero para Esthela estaba muy bien, esta era precisamente su fantasía, que un "vergón", super vergón, la penetrara, y la hicera sentirse mujer, y sabía bien que yo no tenía las dimensiones requeridas para satisfacer esos deseos, sus más bajos instintos y deseos y satisfacer sus fantasías, así es que decidió que Gustavo Pedro fuera su primer hombre. Esthela conocía muy bien la casa de Leonor, así es que sin decir palabra alguna, solamente con la mirada, tomó de la mano a Gustavo Pedro y yendo ella por delante, subieron las escaleras. Por un momento sus siluetas parecían ir ascendiendo a un ritmo cadencioso, ritmo que marcaba el movimiento de las nalgas de Esthela, y así desparecieron en el segundo piso, y se oyó el cierre de una puerta. Más de una amiga de Esthela se dió cuenta de lo que estaba sucediendo, quedando con la boca abierta, dado lo tradicional de la pequeña ciudad del Norte del País en que vivíamos (más que ciudad, un poblado). No se quién empezó a desnudar a quién, si Esthela tomó la iniciativa y le quitó la playera a Gustavo hasta poder apreciar su torso masculino bien formado, los músculos de sus brazos estaban bien marcados, biceps y triceps, al igual que los músculos de su abdomen, era un portento de hombre; y quería más, quería bajarle los pantalones y dejarlo en calzoncillos, aunque fuese tan solo por un instante, antes de desnudarlo por completo, para saborear cada paso y cada momento sin precipitaciones. Esa era la noche de su vida. Pero al mismo tiempo Gustavo tenía ya Esthela en ropa íntima, con sujetador, bragas, medias y tacones a la vista, todo ese atuendo femenino que tanto exitaba a Gustavo. Todo ese atuendo que Esthela preparó en casa para esa ocasión, lo pensó bien y seleccionó cada una de sus prendas, pero en un instante Gustavo se las estaba desprendiendo cual niño travieso jugando con su presa. Por un instante Esthela volvió a recordar al Ingeniero, ahí estaban su esposa y sus hijas, abriéndole las piernas mientras ella se negaba, mientras ella ponía resistencia, pero sin poder lograrlo, sin poder impedir que el ingeniero introdujera lentamente su instrumento viril en su rajita. Lo sintió en todo su grosor, gimiendo y gozando desesperadamente, mientras la esposa del ingeniero y la sirvienta seguían sujetándole las piernas para que se la cogieran, para que sintiera todo el rigor del pene del Ingeniero. La violaron, la desfloraron, la desvirgaron; pero tal vez era solamente un preámbulo de que estaba por perder la virginidad. En el fondo no era una violación, internamente pedía a gritos contenidos que se la cogieran, por favor ingeniero cójame, métame la verga hasta adentro, hasta donde tope, que me duela, que me haga daño, la necesito. Esthela estaba ya bajándole los calzoncillos a Gustavo, liberando su tremenda verga, erecta y dura, gigante, obscura, apuntando hacia el cielo en señal de victoria. Las pupilas de Esthela estaban fijas en semejante tranca, no podía quitarle la vista, no podía dejar de admirar semejante instrumento varonil, viril; sus lentes le ayudaban a magnificar aún más el tamaño de la verga que tenía enfrente; ese ya no era un sueño, o mejor dicho, su sueño estaba siendo realidad, sería desvirgada por un verdadero macho. Entonces Esthela se hincó para verla de cerca, para sentirla, para olerla, para acariciarla, para lamerla, para apreciarla en toda su dimensión, con sus labios lamió los enormes tanates de su amante, los besó, dejó marcas de su lápiz labial en esas enormes bolas, y luego lamió la verga de Gustavo por todo lo largo de su tronco, y chupó la cabeza, ya las primeras gotas de líquido seminal brotaban de la verga de su amante, lo tenía a su placer. Se la chupó, se la mamó, se la tragó toda mientras oía los gemidos de Gustavo -- Oooohhhh, OOoooohhhh, OOOOOOOoooohhhhh, Gustavo estaba a punto de reventar, pero se contuvo. Era la primera vez que Esthela percibía ese olor a hombre ............. salvo tal vez la única experiencia sexual que tuvimos ella y yo, y fue en una ocasión en que me la chupó, fue tan lindo, pero fue todo, inclusive no terminé vertiendo mi leche ni en su cara, ni en su boca; en aquella ocasión ella se retiró a-penada, y yo me la tuve que jalar más tarde para liberar toda esa presión que me había producido Esthela. Además tengo que confesar que mi verga ......... bueno nada que ver con semejante tranca que Esthela tenía a su alcance con Gustavo. Esa noche se estaba haciendo historia en aquel pueblo, una desvirgada. Los gritos, las murmuraciones que se estaban produciendo en la fiesta, varias de sus amigas estaban al pendiente de los acontecimientos. -- Pobre Jorge, decían algunas, le están poniendo los cuernos. -- Le están rompiendo el himen a su amada! -- Y de qué manera! afirmaba Jessica, de qué manera se la están cogiendo. -- Es ciega pero cachonda la mujer. -- Sí claro, dijo otra de sus amigas, la verdad que envidia, que rico se la están cogiendo, por lo que se oye. Todas curiosas habían subido las las escaleras para acercarse al aposento en donde se estaba llevando a cabo "La Desvirgada de Esthea" un acontecimiento para el pueblo, una historia que me marcó por siempre como "el Cornudo del Norte". Varios días después, Esthela me llamó a su casa: -- Siéntate aquí, junta a mi. Me tomó de las manos y mirándome fíjamete a los ojos me dijo: -- Jorge, en aquella fiesta, la que no te invité por razones obvias, bueno pues me picaron. -- Con asombro abrí la boca. Sí, lo que oyes, me picó un verdadero hombre. Así se expresaba Esthela de los caballeros de gran envergadura (en-verga-dura). Mi rostro no tenías color, estaba pálido, pero después se puso rojo, verde, azul, y ustedes podrán imaginar todos los sentimientos que experimenté en ese momento. Esa es la historia de como desvirgaron a mi novia, y me tuve que aguantar. Tenía razón Paty. Y es que sintiéndome humillado, acomplejado por los tamaños, decidí jugármela. Una semana después estaba tocando en casa de Esthela, en mi mano izquierda llevaba un ramillete de flores para ella, y en la otra una pequeña cajita, la cual contenía un brillante para signar nuestro compromiso. Eshtela quedó con la boca abierta. Jorge, en verdad quieres casarte conmigo, eres un papito. Después de lo que te hice pasar, y a sabiendas de lo que me gustó, aún así te quieres casar conmigo. Yo se que nadie nunca me va a amar como tú. Por cierto cariño, pásale a cenar y a celebrar; casualmente he preparado un pescado a la talla como a ti te gusta. Celebraremos con una botella de vino blanco bien fría. Todavía unos días antes de la boda, supe que Esthela había subido a Gustavo a su habitación, en su casa. Su madre no estaba, y ella aprovechó, de tal modo que estaban ambos desnudos, la mano de Esthela mostraba, en uno de sus dedos, un enorme brillante, mientras ella apretaba con su puño la enorme polla de ese "hijo de puta". FOTOS

Amigos, alcohol y mi mujer... Salida a bailar con sorpresa.

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Decidimos salir a bailar con mi mujer, la hermana y su novio, un conocido nuestro, y mi otra cuñada chica, para que nuestro conocido, Roberto, no quedara tan en banda... Fuimos a un boliche de la ciudad vieja (Montevideo) que mejor no especificar su nombre. Entramos y estuvimos un ratito ahí y al ver que mi cuñada chica no llegaba porque estaba medio perdida, decidimos salir a buscarla. Se quedaron en el boliche, mi mujer, Roberto y Andrés el novio de mi cuñada.  Mi cuñada quiso ir conmigo en el auto. Yo sabía que mi mujer Claudia era picarona, sé que le gusta mucho bailar, y en cierta forma dar filo, histeriquear, calentar el ambiente, pero no imaginaba que me saliera tan osada y putita como después pude comprobar. Ella es muy bonita de cara, tiene pechos normales a la vista pero muy agradables al tacto, realmente lindos. Ojos grandes y marrones, mirada vivaz, boca carnosa sin ser grotesca, pelo negro, se arregla muy bien. Tiene piernas fuertes y un culo maravillosamente firme redondito, muy carnoso, llamativo por demás, como el de Jenifer López, dan ganas de tocarlo todo el tiempo. Esa noche llevó una pollera tableada, no muy ajustada para que no se le marcara tanto el culo y no tener problemas… algo corta para mi gusto pero muy sensual. Cuando estábamos volviendo ya de buscar a Sofía llamo al celular de mi mujer para ver si todo estaba bien, y que en 5 minutos estábamos ahí. La primera vez no me atiende, la segunda tampoco, podría ser la música que no lo escuchara... aunque su nokia tiene buen vibrador... tercera... cuarta... recién a la quinta vez me atiende y siento rara su voz, como agitada… como desconcentrada… ida, y demorando en contestar lo poco que contestó. Entré a sospechar que algo raro estaba pasando y le dije mientras mis cuñadas bajaban del auto en la puerta del boliche, que íbamos a tardar un poquito más, que Sofía se estaba demorando y corté. Hallé raro que no me apurara como siempre hace. Me dijo que estaban en el tercer nivel. Entramos y ahí no estaban. Bajamos al segundo y tampoco. En el subsuelo era donde el ambiente se picaba... donde las parejas aprovechaban de los mejores rincones para hacer cositas, y también amparados en que ahí había mucha menos luz que en el resto del boliche. Bajamos, y a la vista ni rastros de mi mujer, ni Andrés ni Roberto. Hacia el fondo había un sector (que yo ya conocía) donde se apilaban sillas y casilleros de bebidas, más oscuro aún. Sofía se encuentra con unos amigos y se pone a conversar, y yo sigo con Lucía, y le digo a ver si no están por acá... pasamos un poco entre las sillas y tras una pila de casilleros vemos que hay gente. Nos acercamos un poco más y la escena fue entre impactante y excitante a la vez... Lucía y yo vemos a Claudia con la pollera subida, cabalgando con los ojos cerrados como una loca sobre Roberto que la tomaba de atrás por las tetas firmes y a la vista... y a la vez prendida a un costado, como enajenada pajeando y mamándole la verga a Andrés que estaba de pie (el cual comprobé que estaba muy, pero muy bien armado… según Lucía ya le había contado a Claudia, dato que se ve que le había quedado trabajando la cabecita... hasta hoy...). Quedamos petrificados unos momentos que parecían eternos, ni sé cuánto…y ellos ni cuenta... siguieron dale que te dale... La excitación de los tres era brutal, estaban sacados y se sentía cómo expresaban su placer Andrés y Roberto… y Claudia con ese reverendo pedazo en la boca casi ni se escuchaba.  Tras unos momentos Lucía empieza a lagrimear y grita Andrés!!!! Ahí reaccionan... y puedo ver cómo le va saliendo la leche a Andrés en la boca de mi mujer (leche que nunca aceptó tomar cuando cogía conmigo)... y ella ya abriendo los ojos y de costado, demora en sacarse la verga de la boca la muy hija de puta... como si no quisiera perderse una gota…. y se le escurre todavía la leche que le sigue saliendo a Andrés y ahora ya fuera de la boca le cae en la ropa a Claudia lo último que le va saliendo... Ahí ya llorando Lucía le dice a Claudia "y vos... vos... no podés ser tan hija de puta" rompe en llanto y sale corriendo... Claudia todavía sin bajarse, ahora quieta pero con toda la verga de Roberto adentro y como todavía confundida apenas soltandole la verga a Andrés me mira y como empezando a pucherear y con la leche que se le salía de los labios quiere llamar a Lucía pero no le sale... "Qué puta que sos... mierda..." le dije. Ahí sin más la dejo y me doy vuelta tras Lucía. La alcanzo y la abrazo. LLora. Le ofrezco llevarla en el auto. Rápidamente nos vamos. Paramos en un lugar tranquilo y la abrazo. Quedamos abrazados y como medio instintivamente en silencio nos empezamos a acariciar... Caricia va, caricia viene. Nos besamos (hacía tiempo que nos teníamos ganas, pero no teniamos la excusa para hacer eso tan poco ético, ahora sí). La temperatura subió rápidamente y pronto ya nos besábamos como desesperados y las caricias recorrían sin pausa todo de nuestros cuerpos... con la respiración tan agitada que casi nos ahogábamos. Sin más, arrancamos para casa y esa noche nos hechamos cinco polvos increibles de tanta gana acumulada de años... Dejé la llave puesta, puse música, y cerré la puerta del cuarto para no escuchar a Claudia cuando quisiese entrar. A las 9 de la mañana salimos, y encontramos a Claudia sentada en el pasillo, con la pintura corrida de llorar, y la blusa manchada de leche (luego revisando más tarde, encontré su bombacha enchastrada en leche y la pollera también, del lado de adentro… ni si quiera hizo que se pusiera forro el otro la muy hija de puta…). Lucía y yo, totalmente demacrados, no hubo palabras, sólo unas miradas, y el chuponaso que me dió Lucía como despedida mirando a la cara a su hermana... La historia cambió desde ese día… y adivinen quienes quedaron riendo último? FOTOS

La Puta del Colegio UBAM

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Hola que tal, mi nombre es eryka, y quiero compartir con ustedes lo que me paso no hace mucho, la verdad es que no me animaba a escribirlo, pero con el paso del tiempo y leyendo a estos increibles autores, me anime a hacerlo. Primero que nada quiero describirme, soy una chica muy liberal, muy sexy atractiva, coqueta, y muy vanidosa, la verdad que es estoy buenisima, nadie se puede quejar, mis tetas son algo grandesitas y respingonas, con un par de nalgas que pfff cualquier hombre quisiera acariciar, y una panochita increible muy linda y bien cuidada, en el sentido del higiene. la verdad estoy muy guapa y no me puedo quejar.bueno todo comenzo cuando entre al colegio, la preparatoria se llama UBAM estado de mexico pàra los que la conocen,  yo ya desde un buen tiempo atras habia descubierto mi sexualidad y comenze a sentirme extraña, me masturbaba por las noches o me tocaba mi sexo en la calle o en el transporte, la verdad me gustaba y siempre uso ropa pequeña y atractiva, me gusta provocar a los hombres con mis diminutas tangas o habia veces que no usaba ropa interior en las calles y en el transporte publico, y claro el colegio no seria la excepcion, yo entre al colegio a mis 16 años en una institucion digamos un poco adinerada o de paga, la verdad es que con mi novio  las relaciones sexuales estan en cada noche, pero queria experimentar cosas nuevas, y asi fue cuando ingrese al colegio el uniforme me encanto desde el primer momento en el que lo vi y se me vino a la mente un sin fin de formas para diseñarlo y vestirlo, wow solo de pensar que me iba a ver como una puta con ese uniforme me mojaba y queria sentirme penetrada en ese mismo momentos, pero tenia que aguantar mis ancias.cuando ingrese a la UBAM me senti rara, era otro mundo al que yo no estaba acostumbrada, pero la verdad es que me adapte muy rapido al estilo de vida que se llevaba ahi adentro, las fiestas los fines de semana, el alcohol, las drogas, el sexo en su amplia definicion. etcentre dos semanas despues de que iniciaron las clases y me sentia la extraña del salon, todos me miraban como diciendo: "ya vieron a la nueva?, nos la vamos a cojer" etc, y la verdad me gustaba el morbo y la curiosidad con la que me miraban, me sentia atraida, y exitada, como sea me adapte tan rapido que hacer amigos no fue dificil, y menos las enemigas y la envidia.

El tiempo paso y al rededor de un mes mi novio iba por mi al colegio y eso me gustaba, que miraran a mi novio con recelo, que lo vieran como enemigo y que me hiciera sentir mas deseada, eso me encanta. bueno como decia, el tiempo paso y los profesores eran simpaticos y muy atractivos, bueno uno que otro, habia dos en especial, y para ser sincera me sentia atraida por uno de ellos, fue tanto el gusto que sentia por el que no me di cuenta en que momento comence a coquetearle, y por que no decirlo asi insinuandomele, el claro no podia resistir a mis puterias que hacia, me alzaba la falda que de por si ya era muy corta, y abrir mis piernas mientras el explicaba algun tema de la clase, lo miraba fiajamente a los ojos invitandolo a observar ese bello panorama que tenia para el reservado en mi entrepierna, el profesor se llama luis, y la verdad no tengo por que ocultar su name, la verdad me hizo sentir toda una mujer, mas que mi novio.el en el paso del tiempo se dio cuenta de las insinuaciones, y un dia me dijo mientras caminaba por el pasillo: "disculpe señorita reyes, ajammm no se como decirle pero quiero que pare a sus jueguitos y sus insinuaciones" la verdad no sabia que decir, me sentia como una estupida tonta, tratandome de tirar a un profesor de mucha clase y  mas por que creia que no podia fijarse en mi apesar de lo linda que estoy.no sabia como actuar asi que decidi seguir mis instintos, y le dije mientras tocaba su pecho: "por que profe?, a caso no le gusta que se la ponga dura, o no quiero tener problemas por el simple hecho de pensar que si lo sigo haciendo usted y yo podemos terminar en la cama?" el se quedo sin palabras y solo contesto con un lo discutiremos despues señorita reyes!! y se alejo.la verdad es que me senti exitadisima de pensar que me podrian haber visto o de imaginar que hubiera hecho mi novio si se enterarà, pero eso no me importo y segui haciendolo en toda la semana, hasta que por fin  me decidi a dar el paso que me llevarìa a la gloria.por fin llego el lunes despues de tanto pensarlo, y le dije a mi novio que no fuera por mi, que me iba a regresar con unas amigas despues del cole, el acepto y no puso peros, ya que le prometi que saliendo del cole lo iria a ver para que me diera una buena cogida!! y claro que se la hubiera dado si no fuera por que mi profesor se animo a cogerme por fin, pero les contare con detalle como sucedio, llegado el lunes:me levante en mi casita, hicde un poko de tarea y un poko de mi khacer, claro como toda una buena niña de casa, llegando las 11 me meti a bañar, y cuando senti el agua tibia rosando por mi cuerpo,imaginaba que eran los dedos de mi profesor tocando suavemente, y no se por k razon me exite y decidi dedearme mientras me duchaba, tube un orgasmo tan maravilloso que ya queria llegar al colegio para descargar toda esa exitacion en un solo hombre(mi profesor, por cierto de computo), bueno sali de hacearme y me dirigi a mi cuarto, miraba mi ropa interior y pensaba cual le gustaria mas y como me iria vestida, mire una tanga que unas semanas antes me habia comprado mi novio para que la usara con el, pero el tiempo no lo permitia, asi que decidi ponerme esa, era una diminuta tanga color roja, muy sexy y provocativa, no sabia que ponerme encima si un short o unas pantys, asi que me fui por la salida rapida, decidi no llevarme mas que la pura tanga, y ensima mi falda corta de cuadros blancos con lineas azules, vaya que bonita falda era, y dijo era, por que a la fecha no la utilizo mas, bueno segui con la parte de arriba, no sabia si llebar bra o no, asi que de igual manera decidi solo ponerme mi blusa y sentirme como toda una putazorra, eso me facina pensar de esa manera, deseada, sucia, me exita, no sabia como pintarme asi ke eso fue lo de menos, un trazo por aqui y otro por aya y ya estaba lista aquella princesaputona para una buena cogida, mis padres no estaban en casa asi es ke me di el lugo de tomarme mi tiempo, solo estaba mi abuelita, pero era ", bueno me despedi de mi abuela, y antes de irme al colegio, me pare frente a mi espejo, me mire y me dije, eryka, k puta te ves, que cogida te van a dar, o miles de cosas pasaron por mi cabeza en ese instante; decidi irme por fin, camine a la esquina a esperar mi colectivo, en el camino me decian los amigos de mi novio que estaban en la tienda, hola erykita, a donde tan sola y tan bella, te van a robar, y yo solo les respondia con una sonrisa, uno de ellos se atrevio a gritarme "todo eso se esta comiendo tu novio"? wow eso me prendio y yo solo me gire y le dije si que envidia no? y se quedo callado, debo aceptar que eso me puso cachonda, bueno aborde mi transporte y me sente en la parte de atras, ya que hay mas posibilidad de robar miradas, me estaba poniendo mas cachonda y por fin llegue a donde tenia que bajar, page y mi falda se alzo dejando ver un poko de mis piernas rica y firmes a lo chikos y señores que iban conmigo, wow que miradas!!!.

Baje camine un tramo de 7 u 8 min, aborde el siguiente transporte que me lleba directo al colegio, llegue no tarde mucho, salude a mis amigas y compañeros con un gesto sincera y coketa, como diciendo ahi amigas si supieran lo que me espera jajaja, seguimos caminando entramos al aula, tomamos clase, hasta que por fin llego el turno y la hora de computo, amm no me gusta mucho, pero el profe pfff es guapisimo, alto 1.72 + o -, tess clara, ojos negros, cabello lacio, unos labios que opfff, se me hacia agua la panocha de imaginar que me iba a besar todo el cuerpo y tambien mi sexo humedo que estaba y esperaba por el. durante toda su clase no le coketie, ni me le insinue, tenia todo planeado, solo me hice la que me sentia mal, y la que no ponia atencion y la que no lo pelaba para nada, el se dio cuenta de eso y unos minutos antes de terminar la clase se dirijio a mi y me pregunto: "señorita reyes se siente usted bien"? a lo que le dije: no la verdad no, me duele la cabeza y me siento un poco extraña, el dio la clase por terminada y me dijo que me iba a llevar a enfermeria, yo acepte y caminamos hacia alla, en lo que caminabamos, le iba platicando que me sentia mal, y que la verdad no sabia si iba a poder seguir en clases, por lo que me pidio que pasaramos a enfermeria y que segun lo que me diagnosticaran, veriamos que hacer, ok respondi.llegamos a enfermeria, esperamos un tiempo y despues pasamos, la doctora me reviso y me dijo que tenia un poco de fiebre, no se como era posible eso, pero yo me hubiera diagnosticado calentura, jaja, la doctora dijo que iba a marcar a mis padres para que fueran por mi, pero yo le dije que podia irme sola, despues insistio la doctora, y en eso interrumpio el profe, hajamm am si gusta doc, yo puedo llevarla y explicarle a sus padres lo que ocurre, usted sabe que lo principal es el resguardo de nuestros alumnos, ella con una voz no muy satisfecha acpeto, pero dijo que le exlicara a sus padres y ke  ademas no se presentara hasta que se sientiera mejor, mi profe acepto y me dijo anda señorita reyes, la voy a ir a dejar, yo llena de alegria por dentro no podia creerlo, mi profesor, aquel que tanto habia deseado porfin seria mio y solo para mi, vamos le conteste, caminamos a su auto, me habrio la puerta muy caballerozo y nos dirigimos a mi casa, que estaba a un par de horas del colegio. no pasaron ni 15 min. y yo ya estaba muy caliente y asi es que aproveche el momento y el lugar, ahora es mi oportunidad me dije.ahi profesor la verdad es que ya me siento mejor, si usted desea de aqui puedo irme sola, y usted regresar a sus deberes, el me contesto con un: " de ninguna manera señorita, yo acepte el compromiso de llebarla y eso are" ok le dije mientras tocaba su pierna, se quedo mudo y despues de un rato me dijo: "señorita usted es muy traviesa y esas manos nunka se quedan quietas, quisiera saber por que hace todo esto"?le conteste, que no es obvio, no lo puede ver? estoy qwe me muero por usted y usted ni me toma en cuenta,, haam entonces es por eso,. la verdad es que yo siento mucha atraccion por usted señorita reyes, pero usted tiene novio y yo soy casado, y eso que le dije, ellos no estan ahorita para vernos o si?, paralizado se quedo, le dije no lo guarde mas, quiero que me haga suya profe, quiero que me de eso que tiene entre sus piernas mientras le tocaba su miembro, wow lo tenia erectisimo, durisimo, que no pude mas y le baje su cierre y se la sake dandole una buena mamada, mientras manejaba, el me dijo en voz exitante, que puta eres reyes, pero que puta eres, seguro tenias todo planeado verdad?si profe, quiero que me llebe a donde usted kiera mientras lo miraba a los ojos como la puta que soy, kiero ser suya y que me coja ya.ibamos por cuautitlan centro cuando se desvio hacia plaza san marcos ahi serca ahi un hotel, y ese hotel fue testigo de mis puterias. 

Entramos y luego luego lo desvesti, le di unas buenas mamadas a ese pene grandote me lo meti sin remordimiento.el me dijo que puta te ves con ese uniforme, que bella estas, que puta eres mi amor, te voy a cojer como tu novio nunca lo ha hecho, y yo le decia si metemela ya pero ya, que estoy ardiendo papi, ya profe, quiero ser su puta siempre, metamela, estaba a punto de tener un orgasmo cuando me metio una lamida en mi panochita, pfff fue genial, que solo solte un grito lleno de placer, no lo podia creer, me estaba cojiengo un verdadero hombre, y el al igual que io lo estaba disfrutando, wow despues me ensalivo aun mas mi conchita y me dijo esto kieres nena, esto kerias, pues ahora lo tendras y te lo comeras todo por puta, le respondi si mi amor, cojeme ya, quiero tenerla dentro, y si piedad me la dejo ir de un solo golpe vaya que me dolio, pero me fue gustando tanto que decia cosas fuera de mi, si profe cojame asi rico, le gusta que me le insinue en clase profe? si puta reyes, me encanta y ya no aguantaba mas, tambien queria ya cojerte desde cuando me decia el, si profe pues ahora haga conmigo lo que quiera soy solo de usted; que tu novio no te coje rico? si profe pero no tanto como usted, usted me moja cuando lo veo, cuando me roza y cuando me mira, que rico es cojer con un hombre como usted, mi novio no tiene que darse cuenta de mis puterias que hago con usted, el respondio, haaaaaaa pero claro que se enterara, el muy desgraciado me estaba grabando con su cel, al principio me sentia rara y ofendida, pero no me importo y le dije si profe que se entere lo puta que soy con usted, y con todo el salon, ya que me gustaba andar de provocativa con todo aquel que me gustaba, jaja bien traviesa, el me cogio por todos los lados de la habitacion, hicimos y deshicimos, el me dijo ahora sigue este ano tan rico,. io le dije que no por que ya me la habia metido mi novio y me habia dolido mucho, pero el insistio al punto de lo caliente que estaba, termine aceptando, ya vez puta como bien que quieres, y le dije si profes metamela pero ya, el me la metio al principio despacio  y despues con movimientos duros, hasta que tuvimos un grandioso orgasmo, el se vino en mi anito y yo me sentia morir, pero me gusto mucho sentir esa lechita tibia en mi interior, fue genial, nadie lo habia hecho, estubimos asi un rato y me dijo ya ves como si tenias calentura puta, pero yo ya te di tu dosis y te la seguire dando cuando quieras, salimos del hotel y me llevo a mi casa, a unas cuadras antes, de ahi segui a pie, pase por la casa de mi novio, pero no tenia animos para saber de el, solo de la buena cogida que me habian dado, claro al dia siguiente se molesto por que no le di lo que le prometi, pero luego lo recompense, y desde ese dia mi profe y yo cogemos o mas bien cogiamos, por que tube que salirme de la escuela por problemas familiares, pero bueno luego les contare de mis demas aventuras con los amigos de mi novio.espero que les haya gustado mi relato.les dejo mi correo ricaprincesita@hot, escribanme y opinen.

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Las Apariencias Engañan

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Muchos nombres no voy a dar ni lugares tampoco para no crear compromisos, pero les voy a contar mi historia de ser fantasiosa a pasar a ser cornudo: Mi mujer (aunque no estabamos casados legalmente) y yo nos llevamos 8 años de diferencia, yo ahora tengo 28 y ella 20. Ella es rubia de piel bien blanca, alta, con hermosas piernas y un culo y una cintura perfecta. Tiene ojos claros pero lo que no tiene (aunque igual le queda bien) son tetas...

A ella la conocia desde muy chica porque venimos de familias conocidas. Ella nunca tuvo novio, siempre muy timida y con muchos principios. A diferencia mia que le doy a cualquier bicho que camina. Siempre me tuvo como un mujeriego y yo lo unico que queria era “levantarmela” hasta que el corazon me engaño y me termine enamorando de ella. Cuando ella tenia 18 años nos metimos de novios porque al final termino dandose cuanta de lo que me pasaba y a ella le paso lo mismo. Pueden creer ustedes que ella era virgen y yo le saque la virginidad?.

Yo trabajaba por mi cuenta como vendedor de servicios y ella estaba en el secundario todavia. Cuando los padres de ella se enteraron de que nos habiamos puesto de novios, a mucho no les habia agradado porque sabian bien lo que yo era a pesar de que siempre estuve en una buena situacion economica. Luego de un tiempo de novios decidimos ir a vivir juntos a un pueblo cercano para estar mas tranquilos y no tener la presion de su familia sobre nuestra pareja, mucho no les agrado a sus padres pero aceptaron igual.

Hace ya unos años que tengo mi banda de rock y siempre salimos a tocar a bares de toda la zona, cosa que hacemos casi todos los fines de semana. Y ella quedaba sola en casa.Con el tiempo empezamos a vivir el sexo como nunca y ella empezo a sentir nueva sensaciones y le empezo a gustar todas las maneras habidas y por haber. Empezo a querer lamerme el pene, queria que le chupara su concha, haciamos poses por todos los ricones de la casa... Empezamos a usar juguetes y por ultimo bue... ustedes ya saben: Le pedi el culo y me lo entrego. Pero eso no es la historia en si, la cuestion que, como dije antes, ella quedaba sola en casa cuando yo salia y yo era tan feliz con ella que tocaba y me venia a casa otra vez sin tener contactos con ninguna otra mujer.

Parecia que no era yo, ya me desconocia. Al pasar el tiempo cuando llegaba a casa ella habia empezado a tener excusas antes de coger y parecia muy cansada de verdad, yo ya estaba dudando. Un viernes normal, dije que teniamos que tocar en un bar de la zona, agarre el auto y me fui... Pero mintiendole no fui nada: Escondi el auto en un descampado y me vine caminando hasta casa en cuestion de 15 minutos. Cuendo llego salté un paredon y mire por la ventana de nuestra pieza que daba al patio y alli estaba ella cambiandose y arreglandose para salir. Espere un rato a que saliera y la segui sin que se diera cuenta. Ella iba hasta una pequeña villa y entraba a una casa en la cual habia mucho jolgorio, me atrevi a saltar otra vez un paredon muy asustado de que me vieran y logre entrar al patio de la casa. En esa casa muy humilde habia en el fondo un galpon de chapas y alli habia luz y musica, empeze a buscar agujeros por esas chapas y alli la vi a ella “encerrada con seis negros bien armados”... ahi les cuento: tenia yo muchos agujeros para ver la escena y pude ver practicamente todo...

La empezaron a manosear y a besar y ella sonriente los besaba. Los negros se ponian en bolas y ella mientras arrodillada les iba chupando la pija. Luego se acosto en el piso boca arriba y dos negros le metian la pija en la boca mientras otro le saco la tanga por debajo de la pollera y empezo a chuparle la concha. En ese momento ella estaba enloquecida y pidio que le metiera los dedos, asi hizo ese negro. Por lo visto ella acabo y sola se saco la pollera. Un negro empezo a clavarsela bien rapido y asi se iban turnando uno por uno hasta que uno le despredio la blusa y ella no llevaba corpiño. Cuando quedo en bolas del todo un negro se acosto en el piso y ella se lo monto despacio, empezo a moverse cada vez mas fuerte y los negros que quedaban empezaron a pasarle la pija por la boca y ella parecia desesperada de placer. En un momento entre quejidos le dijo uno “metemela por el culo” y el negro lo hizo: ese que parecia que tenia la pija mas grande por eso ella lo eligio, mientras el otro se la cogia por la concha, este se la metio despacio y empezo a culiarsela cada vez mas rapido.

Tres pijas a la vez se estaba comiendo la puta de mierda y en un momento ya estaba exausta entonces la pusieron en el piso boca a abajo, ella levanto su hermoso culo parado bien alto casi como si quedara en cuatro patas pero con el pecho y la cabeza apoyada en el piso y empezaron a culiarsela entre todos turnandose, ella gritaba como una perra mientras abria con sus manos sus preciosas nalgas blancas para que todos la penetraran, era increible verla como ella entregaba su hermoso culo blanco bien redondo para que usaran su ano para que esas personas depositaran su placer alli. En un momento alguno acabo adentro y ella empezo a escupir leche por su culo. Pero no pararon: Otra vez ese que era el mas pijudo se acosto en el piso y se la puso a ella boca arriba, la agarro de las piernas, se las hizo abrir bien abiertas y se la ensarto nuevamente por el culo, otro se la ensarto en su concha y los otros se la hacian chupar. –increible? Lo que sigue!!! Ella que estaba enloquecida de placer sin que nadie diga se dio vueltas, boca abajo encima de ese tipo letomo on su mano su pija y se la volvio a meter en el culo, pero... aun insatisfecha parecia que estaba todo prepatado, entro a la escena otro mas y... saben que? Se la metio por el culo tambien... parecia que costaba entrarle esas dos enormes pijas en su culo pero entraron y empezaron a abrirle mas el ojete fuertemente mientras las otras pijas se la seguian pasado por su boca... No saben como gritaba ella. Para terminar esa escena, se la sacaron despacio y le miraban el culo como se lo habian dejado de abierto y ella se reia como si fuese una hazaña. Sola se puso entonces en cuatro patas y todos le empezaron a acabar en el culo adentro, cuando el ultimo termino se ve que tenia su culo bien lleno de semen, le pusieron una copa y empezo a escupir leche por el culo y llenar la copa. Cuando la termino de llenar ella se tomo toda esa leche de los seis machos y se la trago toda con cara de placer.

Ahi supuse que habian terminado y Sali corriendo antes que me vieran. El final??? Despues de eso ya no estoy mas con ella y ustedes deben darse cuenta por que. Puede que yo no tenga seis pijas a la vez, pero creo que me engaño con “otros” jaja.Suerte!!!


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Tres en la Imprenta

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Un amigo, del cual no voy a dar el nombre, me ha relatado como fue su inicio en hacer de tercero con parejas….. como es hoy un compinche nuestro, les regalo su relato para tenerlo presente…. Ahí va…. Ricardo se monta a la mujer de su patrón y este está muy complacido… Ya va para un año mi trabajo en la imprenta de Ricardo. Allí trabajamos el, el dueño y yo como único empleado. Hace algunas semanas que los sábados tenemos una presencia femenina. Ella llega poco antes del medio día y nos prepara un buen refrigerio. Ricardo me la presentó como Flor, su amante, pero…… me ha estado mintiendo, porque yo se que es su verdadera mujer. Lo se porque la conozco por referencias ya que ella es profesora de gimnasia en el mismo lugar que mi prima trabaja.

De todas formas, yo no me he animado a desmentir a mi patrón. El me hablaba mucho de ella, de lo calentona que era, de todo lo que le gustaba del sexo y aun mas….. me dijo que ella era casada, y que engañaba a su marido teniéndolo a el por amante. Yo le seguí la corriente, a pesar de saber la verdad, y le escuchaba como buen creyente. Ya a las pocas semanas de venir ella, el quiso que a la tarde del sábado, hiciéramos una sección de fotos. Ella era la que posaría para que yo sacara las instantáneas con mi cámara digital.

Desde el comienzo, ella se mostró muy insinuante, ya que sus blusas dejaban en evidencia sus hermosísimos senos, bien formados, redonditos y muy paraditos. Pero en la poses de aquella tarde, la cosa fue para más. Ella se puso ya de entrada unas salidas de cama, de seda transparente que la mostraban en todo su esplendor. Sus cabellos rizados, castaño claro, marcaban el camino a una figura esbelta, sus hombros de piel suave, sus senos apetecibles, sus ojos verdes, insinuantes quedaban al tono de sus caderas calientes, su boca carnosa hacían juego con las nalgas que torneaban su cola alzada y tremendamente atractiva. Una mujer divina, un cuerpo de diosa, bien torneado, bien mantenido, de muy buena gimnasia. Verla así, con aquellas ropitas intimas, me volvieron loco. Tener que fotografiarla, entonces, me pusieron a full.

Ellos se dieron cuenta de que yo me había puesto frenético, con una erección evidenciada. Yo también me había dado cuenta en ese momento que en realidad todo aquello era un plan para ponerme así, y sumando todo lo conversado con el, me di cuenta que el había mentido todo para darse y darle el gusto a su mujer de por lo menos calentar a otro. Si ellos venían por mas, yo estaba dispuesto a mas. Ella cada vez, se ponía en poses mas insinuantes y menos ropa. El trajo unas cremas y aceites, para untar algunas partes de ella y así realzar sus cualidades.

Comenzó por acariciarla un poco, y no tardó en ofrecerme que hiciera ese trabajo a mi gusto de fotógrafo. La intención era que la toqueteara, así que obediente yo, me di el gusto de sobarle las tetas, de masajearle el culo, y recorrer su estética espalda. Ella comenzó a demostrar su goce, y el a convencerme de que estaba dispuesto a compartir todo aquello conmigo. Si ella engaña a su marido conmigo, también lo hará contigo, es mas, creo que tiene ganas de hacerlo, así que acompáñame en darle ese gusto. Flor quiso fotos, bebiendo su champán, y también derramo sobre su cuerpo gotas de eso para que su amante sorbiera….. yo tome las fotos. Pero cuando el dijo, mirándome, ahora bebe tu…. Tomando mi cámara, no dude, y me acerque a la diosa, que me regalo una sonrisa cómplice. Flor mojo con el champán sus senos, y yo me di el primer gustazo, saboreando el licor y aquellas fabulosas tetas de la mujer de mi patrón que hacían figurar por su amante.

Pronto la cosa fué a mas, y yo ya casi no sacaba fotos, pues estaba casi completamente dedicado a lamer su cuerpo caliente y húmedo, por la bebida y por sus jugos. En ese recorrer, pase por sus nalgas, lamí su hermoso culo, y busque su rajita jugosa. Aquellos labios también hacían juego con su boca, eran carnosos, y estaban semiabiertos. Le lamí el clítoris, que era un gusanillo enorme, muy duro y que permitía darle lengüetazas enérgicos. Eso provoco que ella comenzara a gemir, contornearse y dar pequeños grititos. Mi patrón se puso en calzoncillos, y ella fue la encargada de ayudarme a quitar la ropa. Pero me bajo el slip, sorpresivamente, dejando mi pedazo al aire, que como un fierro húmedo quedo expuesto como el tesoro que ellos estaban buscando, para regalar a la dama. Sabia, que sucedería, porque ella en un ágil movimiento, se arrodillo y tomo mi pija con sus manos, haciendo un movimiento envolvente que fue el prologo de cualquier paja bien hecha. La colchoneta doble que hacia de cama, vibro con mis temblores, cuando ella se metió la punta de mi cosa en la boca. Ya estábamos los tres completamente desnudos.

En mis fueros íntimos, hubiera preferido que solo estuviéramos ella y yo, pero, el que me estaba haciendo el regalo, también se merecía presenciar lo que obsequiaba. El se inclino detrás de ella, abrió algo mas sus piernas y comenzó a chupar aquella conchita que yo había abierto con mi lengua. Allí parado, yo observaba las acciones, que iban con un rumbo cierto, pues ella me estaba mamando y yo estaba por explotar, el la tenía en cuatro, y mientras ella revoloteaba con su cuerpo, sacudiendo y mostrándome su cuerpo hermoso, yo pensaba, que si mi jefe quería que le cogiera su mujer, ya estaban dadas las condiciones. Así que con suavidad, le retire la cara de mi pija, la tome de las tetas, para aprovechar a pellizcar sus duros pezones, y comencé a girarla. Eso hizo que el saliera de su posición, y ya que estaba tendido, ella se le fue con su cabeza sobre su sexo. Seguí girándola, hasta tener su trasero frente a mi. Separe sus piernas, y ella movió la colita, dejando ver entre aquellos muslos, su conchita húmeda, carnosa pero abiertita. Era el momento, y hacia allí dirigí mi fierro candente.

Las chupadas que le habíamos dado a su conchita, y la mamada que ella me había prodigado hicieron que los jugos lubricaran aquel ataque. Pero tuve una precaución, la de mirar a mi patrón, a los efectos de saber que tarea debía realizar esa tarde de sábado. Fue una orden sin palabras, una orden que ya estaba escrita en la imaginaria de ellos y que yo supe leer en sus acciones. Aquel cuerpazo de hembra extraordinario, seria enterrado por mi pija caliente, sin esperar mas desfiles. Sentí su expresión haciendo de recibo a mi endurecido envío, un Aaahhh!!ssss, se escucho en el aire, un apretar de nalgas aprisionaron mis testículos, un movimiento de caderas hicieron que sujetara yo con mas fuerzas su cintura. Ella soltó un mensaje…. Me la metió!! Ricardo respondió, … Gózala Florecita, gózala que es toda tuya. Ellos se abrazaron, y yo me dedique a gozar aquella hembra, con una cogida de mete y saca como nunca había prodigado jamás. Aquello era como haber sacado el Quini 6, comparado con los magros premios a la quiniela que yo había tenido. La empale una y otra vez, y varias veces se la saque, para que delirara de placer cada vez que se la enterraba desde la punta al tronco. Tuve la sensación de que su cocha apretaba mi pija, y la hacia pedazos, porque cuando comenzó a acabarse, la temperatura subió a mil.

Así fue que comprendí todo, aquella mujer era una potrilla en fuego. Me venia sin vueltas, y solo atine a sacársela y manotear uno de los tules que ella usara, con el que envolví mi pedazo, dejando lleno de esperma. Así me fui al baño. Volví y comprendí que ella era casi mística, pues estaba siendo penetrada por el, tal cual yo lo había hecho y ella mirándome con su hermosísima cara me indico con sus ojos que me acercara para chupármela de nuevo. El se fue. Cuando Flor tuvo nuevamente mi pija a punto, me tumbo y se me monto. Me cabalgo con furia, mientras yo la sostenía y mantenía un combate con mis pensamientos intentando no caer en la tentación del goce, y acabarme de nuevo. Logre dos cosas, que ella llegara de nuevo al clímax, y que en un rapto de lujuria, se metiera mi pija en el culo, ese, el culo mas hermoso que había visto yo en mi vida. Me estaba culeando a la mujer de mi jefe y patrón, con su consentimiento, y ellos pensando que me habían engañado con el cuento de la amante. Su marido derramo champán sobre su cara jadeante, y lavo parte de su cuerpo con el licoroso liquido. Ella llevo sus manos a su cuevita y gozando mi pija en el culito, masajeo su botoncito con evidente arte, porque estallo en un orgasmo a gritos. Ella no salía de arriba y yo termine llenándole el culito de leche. Se levanto, se abrazo con su marido y ambos se recostaron besándose cariñosamente. Yo me fui a dar un buen baño. Expié por la ventanita del baño, y pude verlos sentados, brindando con sus copas, riendo y diciéndose cositas por lo bajo. Comprendí que mi función había terminado allí. Salude desde la puerta del cuartito, y me fui con mis pensamientos. Que locura, no!, ellos habían preparado todo, y yo les había sido fiel interpretador. No había porque corregir su historia. Ricardo y Florencia eran felices, y yo ….ni te cuento. Así fue, que desde entonces, sábado a sábado me cojo a la mujer de mi patrón, para regocijo de el y de ella. 

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EL Amigo Superdotado de mi Mujer

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Mi esposa y yo llevábamos muy poco tiempo de casados,  apenas unos meses después de un noviazgo bastante largo que nos alcanzo para conocernos bien y estar completamente seguros de lo que íbamos a emprender como matrimonio. Siempre fuimos una pareja bastante conservadora en nuestras costumbres sexuales, con los obvios ratones de cualquier pareja pero que nunca pasaban de eso; tal es así que cuando nos hicimos de novios ella aun era virgen.

Nos llevábamos muy bien y teníamos un montón de proyectos, el principal era el de tomarnos un tiempo para disfrutar de la pareja y luego tener hijos, era una cosa que ansiábamos mucho los dos incluso, habíamos pensado los nombres para cuando llegaran.  Los dos teníamos un conocido de antes del noviazgo, al que le dicen Cachito; que con el tiempo se transformo en amigo de mi mujer, en realidad se hizo confidente de mi mujer y ellos desarrollaron una gran amistad, eso a mi no me gustaba mucho porque me daba cuenta de que el estaba caliente con ella, y no era para menos es muy bonita, rubia de pelo enrulado ojos color miel, una hermosa boca, estatura media, tirando a baja y un cuerpo llamativo del tipo guitarron, cintura pequeña, con tetas y culo muy grandes, aparte es muy simpática pero sabe mantener la distancia necesaria con la gente. 

Cachito siempre trato de ganársela, pero ella nunca le había dado calce y lo trataba como a un amigo, evidentemente no le gustaba mucho,  el es de un carácter medio resentido por cosas que le pasaron y trata de superarse constantemente, se mata en el gimnasio para tener buen cuerpo, no es muy alto, pero tiene una característica que siempre le jugo a favor con las mujeres, un gigantesco miembro.  Un día llegó a nuestra casa muy mal porque se había peleado definitivamente con su novia; yo justo tenía que ausentarme un par de horas por unas obligaciones, así que quedo a solas con mi esposa. Mientras iba en el auto me quede pensando en que no me gustaba lo que estaba ocurriendo, que el fuera a buscar consuelo con mi mujer así que me volví a la casa y entre por una puerta trasera que da a un patio interno al que se comunican todas la habitaciones de la casa; como ya estaba oscuro, y las luces de la casa estaban prendidas, desde el patio, tenia una perfecta visión del interior sin que ellos pudieran verme.

Para el momento en que llegue ellos estaban sentados a la mesa ella había preparado café y la conversación se estaba subiendo de tono cada vez mas, el le estaba confesando que siempre había estado loco por ella y se acercaba como para besarla, ella lo rechazaba y trataba de hacerlo entrar en razones pero era inútil, empezó a meter mano toqueteando las tetas de mi mujer, ella se levanto de la silla en las que estaba negándose a eso y el la apretó contra la pared, para entonces ya había logrado sacarle parte de su ropa y le chupaba las tetas como un loco su lengua jugaba con los grandes y rozados pezones de mi esposa quien continuaba negándose; estuve a punto de entrar para ayudarla a sacárselo de encima pero en ese momento pude ver que ella también se estaba calentando y ya no ofrecía tanta resistencia, en instantes los dos habían quedado totalmente desnudos, el frotaba su pija en la concha de ella, nunca había visto una verga tan grande, aparte de larga y muy gruesa era medio negruzca con una cabeza grande y roja como una manzana. El volvió a sentarse mientras sujetaba a mi mujer de las manos, llevándola contra el, a pesar de estar sentado y ella parada la punta de la pija se metía en la puerta de su concha; ella le decía que no pero el la agarro de los glúteos y la empezó a bajar; mi mujer lanzo un grito desgarrador mientras su verga se metía de a poco abriéndole la concha de una forma increíble, mi esposa no dejaba de gritar, ni el de chuparle las tetas, siempre sujetándola del culo la hacia cabalgar sobre su  pija que termino entrando hasta el fondo, habían quedado frente a frente, ensartados en la silla , ella se movía cada vez mas, se la estaba cogiendo a pleno, a pesar de que el la buscaba, ella constantemente retiraba sus labios evitando los besos, hasta que, producto de la serruchada que el le estaba pegando tubo un orgasmo infernal, gritaba como si la estuviera matando, después de eso acerco su cara a la de Cachito y se empezaron a comer las bocas a besos de lengua, los dos estaban recalientes, el le pegaba un embate tras otro con su terrible verga y ella entre beso y beso pegaba gritos y gemidos de placer, hasta que llegaron al momento culmine en que mi mujer le pidió: "…no me acabes adentro que estoy en días peligrosos" el hirviendo de calentura le decía:"…siempre quise cogerte siempre quise tenerte así" y la cogia cada vez mas rápido sujetándola del culo con fuerza contra el, como para que no se le escapara, estaba a punto de eyacular, ella continuo diciendo "…NOO!!, NOO!! QUE ME PREÑAS!!!" a lo que el contestaba: "…TE VOY A LLENAR DE LECHEE!!!" lo repetía una y otra vez, mientras ella decía: " NO POR FAVOR, NOO, NOO!!!" a el se le dibujo una sonrisa en la cara mientras seguían besándose y entre sollozos gritos y suspiros diciéndole: " TOMA MI LECHE; TOMA MI LECHE, TOMA MI LECHE……..!!!! acabaron juntos inundando las entrañas de mi mujer de a chorros; con su verga ensartada hasta el fondo mi esposa recibió todo el semen de Cachito hasta la ultima gota, mientras gemían de placer, besándose y apretándose.  No aguante más lo que veía y me fui, realice las tareas que debía y para cuando volví a casa Cachito ya no estaba y ella se estaba duchando, nunca dije lo que había visto.

A partir de ese momento nuestro matrimonio entro en crisis,  mi mujer se puso distante, no quería tener sexo, estaba realmente mal, muy preocupada; sentía como nuestra relación se iba enfriando poco a poco. Después de un corto tiempo mi esposa me confeso lo que había pasado, fue muy sincera, (lo se porque aunque no se lo dije nunca, a mi me consta porque vi lo que ocurrió); el problema mas grande a partir de entonces fue que ella estaba embarazada producto de esa relación, teníamos la seguridad  de eso porque nosotros en la pareja, siempre fuimos muy cuidadosos en ese aspecto, no había ninguna otra posibilidad ya que el único semen que recibió mi esposa durante ese periodo de tiempo fue el de Cachito De ahí en mas nuestro matrimonio se lleno de peleas discusiones y reproches, ella en ningún momento pensó en interrumpir el embarazo ya que es marcadamente antiabortista y decía que había sido por su irresponsabilidad y que por eso debía asumir las consecuencias, aunque ello implicara tener que separarnos, insistía en que Cachito debía saber lo ocurrido hasta que al final se reunió con el y se lo dijo; el se alegro mucho de lo ocurrido, a partir de ese momento aprovecho cualquier ocasión para verla, consolarla de las discusiones que teníamos, hablar sobre el hijo que venia, se ofreció a reconocerlo y hacerse cargo, por todos los medios se fue ganando a mi esposa,  rápidamente logro tener sexo con ella de nuevo y cada vez mas seguido hasta convertirse en su amante fijo primero y lograr finalmente q ella me abandonara y se fuera con el. FOTOS

Demasiado Timida para Oponerme - 17ª Parte

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Este sábado Armando, mi marido, me dijo que su hermana Fanny andaba con problemas y que me pedía que la acompañara por la noche, porque no se sentía bien. Naturalmente, accedí.

Durante las vacaciones de verano en Punta del Este, en la casa del novio de Fanny, habíamos hecho buenas migas entre nosotras, aunque al principio pensé que era un poco atrevida. Pero después dejé de pensarlo.

El atrevido era José, su novio, que intentó propasarse conmigo y casi lo logra. Pero nunca me decidí a contarle esto a Fanny, para conservar la unidad familiar.

A media tarde me arreglé bien coqueta, para levantarle el ánimo a Fanny, desde su misma puerta de entrada, y me fui para su casa, despidiéndome de Armando hasta el otro día.

Coqueta, pero informal, como siempre. Al fin de cuentas no iba a andar tratando de impresionar a la que casi era mi cuñada. De modo que fui con una de mis remeritas de tela fina, pues me gusta que mis tetones puedan respirar. Y mi faldita cortona, como ahora se usa, si bien mi cola ha subido dos talles desde que la compré, así que parece a punto de reventar bajo la potencia de mis glúteos. Pero no es cosa de ir presumiendo. Una se pone la ropa que tiene y no va a entrar en gastos sólo por el que dirán.

Fanny me recibió con mucho afecto. Inmediatamente me acostó en el sofá y se dio un banquetazo con mi concha. Yo me sentí muy conmovida por su demostración de cariño. "Así es como se hace que una familia sea unida" pensé mientras me iba elevando a las alturas.

Luego me explicó que no tenía ningún problema, pero que quería una compañera para ir a bailar esa noche. Me sentí muy aliviada de saber que no le pasaba nada malo. Así que cuando me sentó su concha en la cara me sentí muy feliz mientras me la refregaba y yo se la lamía con entusiasmo. Por alguna causa desconocida, me corrí lamiéndola. Supongo que una parte de mí gusta mucho de ser servicial con la familia.


Me contó que José, su novio, estaría ese fin de semana trabajando en la provincia, así que ella aprovecharía para salir con un muchacho que la venía rondando. Y que le pidió que trajera un amigo para mí. Le agradecí su atención, pero recordándole que, dada mi condición de esposa fiel a su hermano, no pasaría nada de tipo sexual entre ese muchacho y yo. Pero que igual la acompañaría, porque entre familiares debíamos ayudarnos. Fanny me sonrió y me dijo "esperá a que lo veas..." lo que no supe muy bien cómo interpretar.

Luego procedió a maquillarme. "No podés ir con la cada lavada" me explicó, "estarías fuera de lugar". Y me puso tanta pintura como se le dio la gana. Cuando me vi en el espejo, casi no me reconocí, tenía toda la pinta de una callejera, una buscona de las peores. "Eso es para animar a tu pareja, me lo vas a agradecer..." "con esto me parece que se van a animar todos" opiné, sintiéndome un poco extraña.

Faltaba poco para que llegaran los muchachos, cerca de la media noche, cuando llamó Armando, Fanny me pasó el teléfono. "¿Cómo está mi hermanita?" con ansiedad en la voz. "Mejor, algo mejor", le dije. "¿Voy para allá?" "¡Noo!" lo atajé, (los muchachos ya estarían por llegar), "ya nos vamos a dormir". Me dio las buenas noches y una serie de recomendaciones para que cuidara de Fanny, que escuché pacientemente, mientras ella con dedos suaves me acariciaba el coño por sobre la tela de la faldita. "Cualquier cosa que necesiten, llámenme, yo me voy a quedar despierto" "Mejor dormí" le aconsejé, mientras mi concha se ofrecía generosamente a las caricias de mi amiga, que siguió haciéndome de las suyas hasta que llegaron nuestros compañeros. Para cuando tocaron el timbre yo me estaba tambaleando próxima a un nuevo orgasmo. Pero Fanny fue rápidamente a abrirles, dejándome en ese lamentable estado. Creo que lo hizo a propósito.


Los dos muchachos entraron en el living exudando algo salvaje, se los veía muy machos. O al menos eso fue lo que yo sentí, aunque las caricias que había estado recibiendo podían tener algo que ver con esa sensación.

El de ella era más bien bajito, y no me pareció gran cosa, al punto que llegué a pensar que debía tener algo muy grande escondido el petizo. Posiblemente fuera su simpatía, o sus dones intelectuales.

En cuanto al que me correspondía a mí, tuve que tragar saliva. Era decididamente alto, con un toque de rudeza, quizá dado por su barba negra de dos o tres días, o por el tono moreno de su piel. Y, sin duda, tenía olor a macho. Tanto que tuve que mirar para abajo para ver qué portaba bajo el jean. Casi salgo corriendo. Bajo la dura tela se apreciaba un bulto enorme, como su llevara un gran miembro enrollado. ¡Y no estaba para nada erecto! ¡ese era su tamaño en reposo! Desvié la mirada rápidamente, para encontrarme con sus ojos, que no se habían perdido nada. "Yo soy Andrés" me dijo con su voz ronca y varonil, tomando mi mano entre las suyas. Yo me quedé tartamudeando por la impresión, y porque la sensación de esas manos fuertes y calientes me quitaba mi capacidad de charla social. "Ella se llama Julia" dijo Fanny con una carcajada, al ver como me había puesto. "Es la mujer de mi hermano", completó.

El hombre, porque eso era mucho más que un muchacho, recorrió mi figura de arriba abajo, deteniéndose en mis abundantes tetones, en mis caderas, en mis bien torneados muslos y siguió hasta mis zapatos con tacones aguja, sobre los que me estaba tambaleando en situación algo inestable, por los nervios. El examen pareció haberle satisfecho, porque tomándome por el brazo me conduzco hacia el coche. Para recordarme mi condición de esposa fiel, traje a mi mente el rostro de Armando, y vi su rostro dormido. "Por suerte, ya debe estar durmiendo" pensé, plenamente conciente de la mano viril que tenía en el brazo, produciéndome dulces sensaciones con su rudo contacto. Así que, dando risitas tontas, me introduje en el auto. No me molestó que pusiera la malo en mi cola para ayudarme a entrar al vehículo. Ni tampoco que mantuviera el contacto, acompañando a mi culo sin dejarlo en ningún momento, con su grueso dedo medio entre mis glúteos, como si los estuviera saboreando. Tuve esa impresión, al menos, pero no me molestó, sino todo lo contrario, ya que lo interpreté como una gentileza de su parte, así que lancé más risitas tontas y me dejé tocar el culo.

Y no dejé de emitir risitas tontas en todo el viaje. Él me decía cosas por lo bajo en el oído, con su voz tan viril, y aunque no entendí ni palabra, no podía dejar de reirme. Quizá por el picor íntimo que esa voz cálida me producía. De cualquier modo tenía muy en claro que reírse no es ser infiel, y que la seguridad de mi matrimonio no corría peligro alguno. Pero, por alguna causa, no pude dejar de seguir riéndome como una tonta todo el tiempo.


Al terminar el viaje me había tranquilizado bastante. Apenas se sentó a mi lado en el asiento trasero del coche, Andrés puso su brazo por encima de mi hombro, y vi como acercaba su cara a la mía. Y antes de que pudiera reaccionar, me había dado un beso, sabroso sí, pero corto, como para presentarse. "Para romper el hielo", me dijo. "¿Qué hielo?" dije yo, y me tenté nuevamente. Pero después me quedé tranquilita, apoyada contra su hombro, que me brindaba un sentimiento de seguridad. Su mano acariciaba mi hombro, aunque a veces bajaba un poco más de la cuenta, pero todo dentro de lo normal. Yo me quedé algo adormilada, con la imagen del rostro de mi esposo Armando, como un ángel guardián que supervisaba mi sueño.


Cuando bajamos, Andrés me ayudó con su mano, igual que antes. Se ve que es su modo de ser cortés, pensé. Mi culo agradecido, porque una caricia afectuosa no le hace mal a nadie.

Pero ya en la disco las cosas se pusieron distintas. Fanny y su amigo se fueron a bailar, perdiéndose entre el gentío de parejas que se movían desenfrenadamente. "¿Vamos nosotros también?" me preguntó Andrés tomándome de la mano. Al sentir el calor de su piel no pude negarme. Por suerte en la pista tocaban un tema lento, así que no tuve que andar bamboleando mis redondeces. Con una mano en mi cintura, Andrés me apretó fuerte contra su cuerpo. Ahí sentí que era oportuno aclararle las cosas. "Andrés", le dije, "yo no sólo soy una mujer casada, sino una mujer casada que ama a su marido". "Qué bien" susurró su caliente voz en mi oído. Y pude sentir los pelos de su mejilla contra mi rostro. Pero no fue lo único que pude sentir, porque nuestros cuerpos seguían pegados el uno al otro, durante todo el trayecto hasta abajo. Mis melones contra su pecho, mi cintura contra la suya, mis muslos contra los suyos... Y entre ellos, justo donde se abrían, el bulto inconfundible de su tremenda manguerota enrollada. Era inútil intentar disimularlo. "Espero que esa cosota no se pare, Andrés", le dije con algo de temor. "porque yo no soy una mujer infiel..." concluí el concepto, para que lo tuviera bien en claro. "No te preocupes, tendría que excitarme para que eso ocurriera" contestó la voz gruesa en mi oído, mientras abajo la manguerota se apoyaba más en mi intimidad. Su respuesta me amoscó un poco, ¿quería decir que yo no le resultaba excitante? Me pareció una insolencia de su parte. "¿Entonces no corro ningún riesgo si se producen algunas frotaciones por allí abajo?" le susurré con voz deliberadamente sensual. Le daría una lección al tipo ese. "Ninguno" corroboró la voz en mi oído, mientras la manota en mi cintura me apretaba aún más contra su cuerpo, haciéndome sentir el enorme bulto contra mi intimidad. Me froté un poco, para probar la verdad de sus palabras. Y nada. Me froté un poco más. Y como tampoco hubo respuesta alguna, comencé a frotarme con insistencia contra el bultote, con mi conciencia de esposa fiel bien tranquila, ya que si al tipo no se le paraba, no había modo de considerar esto como una cosa sexual. Así que le seguí frotando el bultote con mi coño, con deliberada insistencia.

Hacía calor allí, y más calor entre nuestros cuerpos, y más calor aún en mi coño, ya que tanta fricción estaba produciendo sus efectos. Por mi nariz entraba su olor a macho haciéndome sentir un poco mareada. Y seguí con mis frotaciones, teniendo por única respuesta una caricia en mi espalda de la fuerte mano que me estrechaba contra su cuerpo. Pero yo estaba empecinada, decidida a sacarle una respuesta corporal, y seguí frotando mi intimidad contra la suya. Al fin obtuve una respuesta, su mano bajó hasta mi culo, empujándome más contra su bulto, con lo cual la restregada se hizo más intensa. Esto me estaba produciendo un picor en mi cosita que no había previsto. Llevábamos unas tres piezas bailadas, así que le pedí que me llevara a la mesa, el me condujo con la mano en mi culo y mientras caminaba pude sentir cierta humedad en mi entrepierna. El problema era que el picor en mi entrepierna se había lanzado, la zona parecía un hornillo, y cuando por fín me senté, me corrí silenciosamente sobre el asiento. Agradecí al Señor el no haberme corrido antes, ya que podría haber sido mal interpretada. Así que seguí corriéndome, con los muslos apretados, en medio de las intensas pulsiones de mi coño.

Cuando la visión se me volvió menos turbia vi la sonrisa en los ojos de Andrés, que me observaba con simpatía. Me sentí bastante confundida y no sabía muy bien donde estaba, pero sentí que debía continuar la conversación con naturalidad, para disimular mi turbación, pero tampoco recordaba de qué conversación se trataba, así que farfullé lo primero que me vino a la cabeza: "muy, muy fiel, jamás engañaría a mi marido..." No supe por qué me había salido eso, pero me pareció que no estaba mal. Andrés, por su parte, se rió, y me sirvió más champagne en la copa. Le expliqué que no acostumbraba beber desde que vi que a una amiga mía el alcohol la convertía en una mujer fácil, bueno, más fácil. "Mejor" dijo Andrés, mientras continuaba reponiendo la bebida en mi copa.


Al ratito giró su torso hacia mí. "¿No te intriga saber por qué no se me paró mientras bailábamos?" Casi me atraganto con la bebida. "N-no, n-no," alcancé a tartamudear, "ni se me pasó por la cabeza". "¡Mentirosa!" se burló el hombre. "Pero si no te interesa no te cuento" y giró nuevamente, dándome su perfil. "No es que no me interese" dije tratando de no ser descortés, "si te hace sentir mejor, contámelo".

"En realidad sí se me para, y no sabés cuanto..." El tema había atrapado mi atención. "A mí lo que me calienta son las tetas", continuó. Involuntariamente me moví como para que notara mis melones. "Cuando juego con tetas me pongo a mil" "Ah, sí...?" balbuceé. "Y tengo que tener el miembro afuera, sino después no lo puedo sacar del pantalón" "¿Ah, no... ?" volví a balbucear, tragando saliva. "No, porque me crece y me crece y me crece y se pone rígido y caliente", volví a tragar saliva. "Yo te lo mostraría, pero vos sos una mujer casada y enamorada de su marido" me explicó. "Cla-claro" musité. "Porque la mayoría de las mujeres, cuando ven lo grandota que se me pone parada, se vuelven locas, hasta las casadas", agregó. "Se agarran a mi palo con ambas manos y me lo acarician, amasan, estrujan, besan y lo aprietan contra sus cuerpos ¡hasta acaban!" Yo sentí que me estaba poniendo húmeda. "Por desgracia vos sos una mujer fiel y no te la puedo mostrar..." continuó Andrés. "Sí, por desgracia..." musité yo incoherentemente. "Es una pena" agregó, "porque me gustaría que vieras el grosor del tronco, cuando se pone duro, y como se le marcan las venas..." "Sí, es una pena" concordé, absorta en la imaginación de aquel gran miembro. "¿Y se te pone muy colorado?" me sorprendí preguntándole impulsivamente. "¡Síi, no sabés cuanto! ¡La cabezota se me pone roja, a veces casi morada, y el tronco es más bien oscuro...!!" dijo con entusiasmo. "Pena que nunca vayas a poder vérmelo..." "Pena, sí..." musité. "Además necesitaríamos un lugar cerrado, para sacarla afuera del pantalón mientras jugaría con tus tetones" dijo mirándomelos con lujuria. A estas alturas mi entrepierna ya estaba casi burbujeando. "Un lugar cerrado, como el coche" continuó, implacable. "Así yo besaría tus tetones, y los amasaría y los chuparía y les haría todo tipo de cosas, mientras vos verías como se me iría desplegando el miembro" Yo tenía la boca llena de agua. Y traté de recurrir a la imagen del rostro de mi Armando, para tranquilizarme, pero estaba durmiendo, así que me quedé sola frente a ese hombre, que me dominaba con su sola presencia y sus palabras.

"Es una pena que nunca puedas regodear tus ojos con mi poronga" dijo con un lenguaje un poco inapropiado. "A menos.... a menos que..." "¿¿Sií??" pregunté con la voz quizá un poco demasiado ansiosa. "A menos que lo consideráramos un experimento científico" dijo él, "eso no podría considerarse una infidelidad" "N-no" concordé, "¡eso no sería infidelidad!"

Y nos fuimos derecho para el coche, siempre conducida por su mano en mi culo. Una vez dentro, él desabrochó su bragueta sacando su gorda manguera flácida. Tenía más del doble del tamaño de la de mi amado Armando en estado de erección. "Eso sí" se detuvo antes de empezar, "aunque para vos sea sólo un experimento, yo me tengo que calentar, así se me para..." "Cla-claro" balbuceé haciéndoseme agua la boca. "Y aunque vos no sientas nada cuando juegue con tus tetonas, yo sí tengo que sentir, ¿me comprendes?" Le aseguré que lo comprendía. Y me tendí sobre el asiento para que él pudiera jugar con mis melones.

Primero, sin quitarme la remerita, comenzó a tocármelos a través de la delgada tela. Luego de diez minutos de la toqueteada, yo había entrado en un estado próximo al lirismo. Andrés continuaba amasándomelos y acariciándomelos sin detenerse más que para apretar mis pitones a través de la tela. Mis braguitas estaban completamente encharcadas, pero yo esperaba que él no se diera cuenta. Con las palmas abiertas hacía amplias rotaciones sobre mis melones, frotando mis pezones de paso. Luego pasaba a aferrármelos, imprimiéndoles distintos movimientos rotatorios, mientras mis jadeos se iban haciendo más ostensibles. Después volvían a mis pitones, torturándolos a través de la remerita. Yo me había puesto loca por tanto tocamiento, amasamiento y pellizcamiento, y procurando que no se me notara dejé que los temblores invadieran mi bajo vientre mientras me corría con estremecimientos. Pero traté que el hombre no se apercibiera, para que no pensara que yo estaba faltando a mi parte del trato.

Cuando volví a mirarlo, su miembro había engordado mucho, aunque todavía no se había parado, pero ya era una cosa imponente. Así que elevando los ojos al cielo, encomendé mi virtud material al Señor, dejando mis tetonas en manos de mi compañero.

Después de unos veinte minutos me sacó las tetas afuera. Fue tan grande la impresión de sentir sus manos piel contra piel contra mis tetones, que me corrí nuevamente, claro que ya venía recibiendo una abundante preparación para eso, pero igual traté de que no se notara, y sólo me permití exhalar un gran suspiro.

Andrés era metódico en sus tocamientos. Estuvo un largo rato agarrando mis enormes pechos por los pitones, estirándomelos y luego empujándomelos hacia dentro, una y otra vez, manteniendo un ritmo lento e implacable. Yo sentía como si mis tetones ya no me pertenecieran, y presenciaba el sádico juego de Andrés como si fuera una extraña. Eso sí, una extraña que se corría por las sensaciones que estaba experimentando en sus tetas.

Pero Andrés era completamente respetuoso de mi condición de mujer casada. Y sólo se dedicó a mis tetones, sin intentar calentarme.

Cuando volví a mirar, su sexo iba camino a la erección, aunque ya semi-erecto era algo completamente impresionante.

Andrés puso su boca sobre uno de mis pezones, abandonándolo tan sólo para besarme una y otra vez el tetón con su boca húmeda y caliente, mientras continuaba agasajando mi otra teta. Yo ya estaba viendo pajaritos de colores, con la mirada vidriosa y extraviada. Pero como él seguía comiéndome las tetas, creo que no se dio cuenta de cómo me estaba corriendo una y otra vez.

"¡Ya está!" exclamó triunfal, y guió mi cabeza para que pudiera admirar su tremendo pene en furiosa erección. "¡¡¡ahh!!!" exclamé con la voz ronca, mientras la sola visión de semejante pedazote hizo que volviera a correrme.

"Ahora estoy con un problema" me confesó el hombre con gesto compungido. "N-no no parece" farbullé viendo cimbrar ese portento ante mis ojos. Parecía un monumento al falo.

"Lo que pasa" me explicó serio, su enorme miembro continuaba vibrando suavemente ante mis azorados ojos, "es que una vez que se me para, necesito que alguien me ayude a bajarlo..." y agregó con voz preocupada: "debí haberte avisado antes" "Naturalmente, podés negarte, no tengo derecho a pedirte que me ayudes..."

"¿... y q-qué tendría que hacer?" pregunté deseosa de sacar al pobre hombre en la situación en que se había metido por hacerme una demostración.

"Lo que te parezca, lo que se te ocurra, deja que tu imaginación vuele, apela a tus sentimientos", me pidió con cierta ansiedad en la voz.

Así que, dispuesta a auxiliarlo inmediatamente, puse manos a la obra. Bueno "obra" es un modo de decir. Le agarré la gran porongota con ambas manos, sin casi poder cerrarlas dado su enorme grosor. Estaba caliente y si no fuera un sentimiento ajeno a mi condición de esposa fiel, diría que me calentaba aferrar ese tremendo salchichón duro y pujante. Bajar eso parecía una tarea imposible, pero me aboqué a ella con fervor. Durante quince minutos estuve pajéandolo con ambas manos, pero no alcanzaba, así que me decidí a recorrerlo con mi caliente boca mientras se lo lamía de base a punta. Mientras estaba abocada a mi noble tarea me volví a correr, aferrándome de la gigantesca polla para no caerme. Pero seguí chupándosela, pajéandosela y apretándosela con todo el entusiasmo que me salía, que era mucho. La verdad es que estaba enloquecida con esa porongota, sobre todo porque al no haber penetración mi condición de esposa fiel no correría riesgo.

Poniendo la boca bien abierta sobre el glande, aunque no podía introducírmelo le daba todo mi calor, y con las manos le hacía una paja apasionada, esperando que pronto se me llenara la boca de la leche del pobre hombre. Pero, aunque la cosa iba avanzando, y yo seguía corriéndome de pura pasión solidaria, todavía faltaba. Así que pronto, poniéndome de cuclillas entre sus piernas, me abracé a esa maravilla dura y caliente, rodeándola con mis tetones. Ahí sí, sentí una diferencia. Andrés echó un gemido y su poronga dio un salto, sin duda de excitación. Así que comencé darle al arriba y abajo, una y otra vez, en una caliente y tierna paja entre mis tetones, hasta que sentí que comenzaba a estirar las piernas, mientras exhalaba exclamaciones de placer. Por mi parte tampoco la estaba pasando del todo mal, el olor que emanaba esa poronga me estaba poniendo muy, pero muy, romántica, así que yo también acompañaba sus gemidos con los míos.

La paja con mis tetones era incansable y entusiasta, sentía el tronco ir y venir mientras lo amasaba con mis melones. Y yo continuaba loca de pasión solidaria, aunque alguien podría haberla confundido con lujuria. Y cuando sentí los estremecimientos crecientes anunciando su inminente orgasmo, me apliqué a fondo, arreciando contra esa virilidad atrapada por mis pechotes, apretándolo y estrujándolo hasta que, hinchándose aún más, comenzó a escupir grandes chorros de leche que me llenaron la cara, la boca, los tetones, los hombros y el pelo. Naturalmente, ante tanta respuesta de su naturaleza viril, volví a correrme, quedando abrazada a su choto mientras paladeaba el gusto de su leche. Fue un momento romántico, verdaderamente, de esos que sólo se dan entre grandes amigos.

"Gracias" dijo con voz ronca cuando se fue reponiendo. "No fue nada" dije poniendo mi mejor tono de samaritana en la voz, "es lo menos que podía hacer por un caballero tan amable"

"¿Sentiste en algún momento que peligraba tu condición de esposa fiel?" preguntó con dulzura.

"Para nada", le tranquilicé, mientras con mi lengua le limpiaba los últimos restos de semen en el prepucio.

"Ah, que bien" suspiró aliviado, "tu marido es un hombre muy afortunado".

Y me dejó que se la continuara chupando hasta que regresó a su tamaño normal. Fue un gesto de afecto por mi parte, que no le molestó.


Cuando volvimos a la disco, Fanny notó los gotones de semen seco en mis cabellos y lanzó una carcajada de aprobación. "¡Veo que lo han pasado entretenidos!" festejó. "¡Nosotros también!" dijo, señalando al petizo que con grandes ojeras aparecía desvencijado en su sillón, completamente dormido. "Te lo prestaría" comentó, "pero creo que lo he dejado totalmente seco. Hoy ya no le queda nada para ordeñar."

Los muchachos nos devolvieron a la casa de Fanny bastante borrachas y contentas. Eran cerca de las siete de la mañana, y pensé que mi Armando todavía estaría durmiendo. "Mejor", pensé, "mucho mejor", mi Armandito trabaja mucho durante los días de semana, y tenía bien merecido su sueño dominguero.

"¿Te metió su porongota?" preguntó mi casi cuñada, ya desnudas en la cama. "Noo" contesté sin que pudiera evitar un dejo de nostalgia. "Me pregunto que habría pensado mi hermano, si hubiera visto a su fiel esposita, salir vestida como una puta, con un muchacho grandote y chuparle la pija. ¿Por qué se la chupaste, no?" "Entre otras cosas dije", sintiendo que su mano avanzaba sobre mi pubis. "Pero creo que Armando no hubiera interpretado bien la situación" dije mientras abría las piernas para que mi amiga se diera el gusto. Al fin de cuentas mis partes bajas no habían recibido visitas viriles esa noche, así que dejé que se solazara con ellas.

Cuando el teléfono me despertó, al medio día, descubrí que estaba en un sesenta y nueve con el culo y la concha de Fanny sobre mi rostro. "¿cómo está mi hermanita?" preguntó ansiosamente Armando, "ahora se ha puesto arriba" le contesté, mientras le daba una lamida entre el coño y el ojete, ante la cual Fanny removió la zona con placer. "¿Y mi amorcito?" "Un poco cansada, ha sido una noche larga..." "Claro" contestó comprensivo. "¿te venís ya?" "Seguramente me vendré en un rato" dije, sintiendo la lengua de Fanny puesta a trabajar. "Aunque mejor me quedo hasta media tarde" agregué antes de lanzar mi lengua sobre el ojete de su hermana.


Me gustaría leer los comentarios que te provoca mi devoción familiar, mi solidaridad con el prójimo y mi estoico espíritu de mujer fiel a su esposo. Puedes enviármelos a bajosinstintos4@hotmail.com

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Demasiado Timida para Oponerme - 16ª Parte

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-¡Hoy es mi prueba de combate con un hombre!- le anuncié triunfal a mi marido en el desayuno.

-¿Querés que vaya a ver como lo vencés?- preguntó Armando, siempre gentil.

-No, mejor no- dije pensando en el fornido muchachón- si ves como le gano a pelear a un hombre, podrías tomarme miedo, y eso no me gustaría, mi amor.

-Como gustes, cielo.


Y me fui por las calles con paso cantarino, pensando en qué buena idea había sido tomar ese curso de defensa personal, para poder defender mi honra matrimonial de tanto asedio a mi fidelidad. Las calles estaban arboladas y todo irradiaba alegría.

A llegar al gimnasio me recibió la negra directora. "¡Aquí viene nuestra nueva graduada!" comentó con tono halagador. Y me llevo directamente al gimnasio para presentarme a mi oponente, que estaba haciendo complemento de pesas en la sección de aparatos.

El fornido muchacho se paró como un resorte al verme, y durante la presentación sus ojos recorrieron mi cuerpo, casi diría que golosamente. Pese a la impresionante musculatura que ostentaba, no era uno de esos culturistas depilados, sino que ostentaba pelos en el pecho, los brazos, las piernas y a donde a una se le ocurriera mirar. Era bastante más alto que mi marido, y pensé en el placer que sentiría luego de haber vencido a semejante bestia. La directora me dijo por lo bajo: "¡No tengas piedad de él! ¡Humíllalo, zarandéalo, demuéstrale quién manda!" mientras le hacía un guiño al muchachón, que no sabía lo que le esperaba, pobre hombre. Casi me daba lástima.

Una vez en el ring tuve ocasión de examinarlo bien, ya que ambos vestíamos apenas unos shortcitos. Yo no hice uso de la ventaja que me daba el reglamento, de usar una prenda superior para cubrir mis pechos, ya que no quería tener ninguna ventaja sobre mi contrincante que no podía usar nada para cubrir su velludo pecho. Quería una victoria justa e inobjetable. Quizá con un poco de picardía, lo reconozco, ya que vi que sus ojos se desviaban frecuentemente hacia mis tetones, que a propósito erguí, para mantenerlo distraído.

Después de unas breves instrucciones de la negra, que oficiaba de árbitro, sonó la campana que daba comienzo al round.

Comencé a bailotear frente a él, con ágiles pasos y saltitos que hacían rebotar mis melones para todos lados. Sus ojos estaban desorbitándose, pobre muchacho. De pronto, me lancé hacia delante, y le propiné un jab en el estómago. No pareció acusar recibo, o quizá sí, ya que pude observar un bulto prominente bajo sus pantaloncillos. Parece que disfruta del castigo, pensé. Y si así era ¡tendría todo el castigo que quisiera! Y me abalancé hacia delante, lanzándole una seguidilla de mis poderosos golpes nuevamente al estómago, ya que la barbilla me quedaba demasiado alta y pinchuda Y me retiré inmediatamente, fuera de su alcance, como Muhamad Alí "pica como avispa y vuela como mariposa". La técnica me estaba dando resultado. Si bien él parecía no sentir mis golpes, su polla denunciaba lo contrario, estaba enorme, bajo el pantaloncillo. Terminamos el round sin novedades, y volví a mi rincón sin haber recibido un solo golpe. Está bien que tampoco los había recibido, pero atribuí eso al desborde que le había producido con mi velocidad. Mi couch, que era la rubiecita de la segunda lección, me llenó de instrucciones. Pero yo no la estaba atendiendo. Por un costadito del pequeño short, a mi rival le estaba saliendo afuera un cacho de nabo bastante impresionante, cuya erección no había podido ser contenida por el pantaloncito. "Quedate tranquila", le dije a la rubiecita, "que ya lo tengo". Sonó la campana que anunciaba el segundo round. Me levanté como un relámpago y comencé otro ataque vertiginoso contra su estómago. Su falo acusó el castigo, saliéndose completamente del pantalón y apuntándome como un dedo acusador. Pero qué dedo, sentí que me había humedecido un poco. Jab, jab, directo, uno dos, le apliqué todo el repertorio, sin que él acusara el castigo, pero a juzgar por el tamaño que había alcanzado su impresionante tranca, lo tenía casi grogui. Quizá la confianza me traicionó. Porque de repente se me puso todo negro y comencé a ver pajaritos de colores. Cuando volví en mí, tenía al muchachón entre mis piernas y su ardiente falo enterrado en mis profundidades. Evidentemente, cuando me vió en el suelo, me sacó el pantaloncito para que pudiera respirar. Y luego debe de haberse tentado, pobre muchacho. Así que cuando volví en mí, me encontré completamente empalada por una tranca que iba y venía con pujante entusiasmo dentro mío. Miré a la árbitro a ver que hacía, pero la robusta negra lustrosa nos estaba mirando muy interesada. Evidentemente, lo que estaba ocurriendo era permitido por los reglamentos. Y el muchachón me estaba dando unos vaivenes que me pusieron nuevamente a ver pajaritos de colores. Por suerte nada de esto podía considerarse una infidelidad de mi parte, ya que estaba comprendido dentro de los reglamentos del boxeo. Y mi rival debía de haberse entrenado mucho, a juzgar por los enterrones que me daba. Mis jadeos iban subiendo de tono, y como la cosa en cierto modo me gustaba, traté de fijar mi mente en la imagen de Armando, para evitar las tentaciones que me pudieran llevar a cometer una infidelidad. Y el muchachón continuaba dale que dale. Intenté darle un jab al estómago, pero con tanto sacudón que estaba recibiendo, mi puntería no era la mejor, así que después de un par de intentos más, desistí. Miré hacia mi rincón en busca de instrucciones, pero la rubiecita parecía muy entretenida con una mano bajo su slip. Pero todo llega a su fin, o al menos yo, que acabé, con mi concha hecha una inundación. El muchacheen sintió los temblores de mi vientre mientras me estaba corriendo, pero continuó imperturbable con su mete y saca, con unas entradas y salidas de su suculenta polla, que me transportaron nuevamente al reino de los pajaritos. Comprendí que quizá, desde su punto de vista, me estuviera cogiendo. Y me volví a correr, porque él no había menguado el ritmo que le daba a su tranca, tan gruesa que tanto al entrar como al salir me seguía frotando el clítoris. ¡Jamás había supuesto que gozaría tanto durante un entrenamiento! Me llamaba la atención el ritmo gimnástico de esa polla tan distinto del modo laxo en que me la metía mi marido. Claro, Armando no es un gimnasta, ni tampoco tiene una poronga como esta, pensé, y volví a correrme entre gemidos y alaridos. Pero el muchachón seguía sin detenerse. Yo tenía las piernas totalmente abiertas y me sentía ensartada como una mariposa, con los brazos abiertos en cruz. Entonces pensé que no debía mantener tanta pasividad, ya que eso era un combate, y le rodeé las nalgas con mis piernas, mientras con los brazos le abrazaba la peluda espalda. Mi boca estaba enterrada con el abundante vello de su pecho, y para entretenerla comencé a chupárle los pelos con labios hambrientos. Ahí fue cuando mi rival comenzó a acelerar sus movimientos en un ritmo cada vez más acelerado, mientras yo, embriagada en la tierra de los pajaritos de colores agradecía al Señor por el modo en que me estaba ayudando a superar esa nueva prueba. No sé si me contestó, porque los pajaritos hacían un alboroto que tapaba todos los demás ruidos.

Pronto su enorme tranca procedió a dar enérgicas sacudidas en mi interior, enviándome sus chorros de leche caliente hasta las entrañas. Cada dos o tres chorros, me la sacaba y volvía a enterrármela, para seguir escupiéndome semen. Así cinco o seis veces, creo. Finalmente se quedó rendido sobre mi cuerpo, mientras cada tanto su polla seguía largando uno que otro chorrito. Ahí fue comprendí que tenía la victoria al alcance de la mano. Y saliéndome de abajo suyo como pude, lo di vuelta boca arriba y le agarré la polla, que estaba retornando a su tamaño normal. No la dejé. Él estaba casi inconsciente pero su polla comenzó a empalmarse nuevamente bajo los tocamientos de mis dedos y el calor de mi palma. Escuché un murmullo de aprobación por parte de las espectadoras. Y comencé a pajearlo sin que el muchachón atinara a reaccionar. Para no incurrir en pensamientos infieles, con la otra mano me acariciaba el clítoris. Esa iba a ser una victoria estrictamente deportiva. Pronto la polla alcanzó sus dimensiones de concurso, y yo me apliqué tenazmente a pajearla. No me llevó mucho rato hacer que soltara sus chorros al aire. Sonaron aplausos. Pero yo había apenas comenzado. Recordaba la consigna: destruir al rival, aplastarlo, no dejarle dudas acerca de quien era el amo. Así que, sin dejar que se le bajara, me la introduje en mi ano. El calor de mi ojete pudo más que su agotamiento, y sobre su cuerpo yacente su nabo volvió a erguirse, como un mastil, en toda su plenitud. Y me lo cabalgué a gusto, encomendando mi alma al Señor ya que cada tanto se me escapaba alguno que otro orgasmo. El muchacho seguía desvanecido bajo mi culo, pero después de un rato su pene cumplió con mi orto, soltando unos cuantos chorros.

Entonces decidí pasar a las etapas finales de mi victoria. Y sentando mi concha en su cara, me masturbé con ellá, llenándosela de jugos y pendejos. Dos polvos me eché. Y después, con gesto triunfal, le cubrí el rostro con mi culo. Estaba un poco cansada, pero me cogí su nariz una y otra vez, mientras jugaba con su polla. Removiendo mis sabrosos glúteos contra su cara, logré que se le empinara nuevamente, y se la seguí cabalgándo, mis manos le estrujaban el nuevamente parado nabo, hasta que me corrí, aplastándole la cara y consiguiendo las últimas emisiones, algo menguantes sí, de su semen. Y me levanté triunfante, dejándolo exánime a mis pies. La negra me levantó el brazo en señal de triunfo, en tanto que la rubiecita me aplaudía con un entusiasmo desbordado.

Luego me vestí y nos fuimos a la secretaría a tomar un café con tostadas. Estuvimos charlando animadamente un rato y, finalmente recuperada, me encaminé a mi casa.

Al llegar al hall de entrada me agarró el portero y me arrastró al sótano, para vejarme como todos los días. Y me cogió por el culo, me amasó los tetones, me comió la boca y jugó con su tranca por mi vagina. Y lo dejé, sabía que ahora podría haberle vencido cuando quisiera con mi entrenamiento, pero me dio pena, y la verdad es que estaba un poco cansada. Así que le dejé, y sacando alguno que otro orgasmo, no sentí casi nada. Cuando me puso a mamar su polla, luego de restregármela contra la cara, me tragué su leche gustosamente, ya que sabía que de ahora en más mi fidelidad marital estaba a salvo. Y lo dejé echarme dos polvos en el culo antes de dejarme ir. Mi portero es un tipo un poco morboso, y le gusta cogerme sin sacarme la tanguita, apenas separando mis braguitas para que entrara su pollota, pero cada quien tiene sus gustos. Y dejar que los demás se den el gusto con una no es ser infiel. Así que subí a mi departamento, casi flotando de tanta beatitud que llevaba conmigo.

"¡¡Qué ojeras, mi amor!!" dijo Armando al verme llegar, "¡tenés ojeras violetas!" "Es que tuve un día tremendo, amor." "¿Y como te fue en la pelea con el hombre?" "Bárbaro, lo puse a ver pajaritos de colores." "¿A él?" "Bueno, yo también vi pajaritos de colores" "Que bueno" dijo Armando mientras ponía los platos en la mesa.


Espero que mi experiencia te haya hecho comprender las ventajas de practicar lucha femenina, para poder defender mejor tu honra de mujer fiel. Si tienes cualquier duda o comentario, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com

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Demasiado Timida para Oponerme - 15ª Parte

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Últimamente estuve pensando que para ser la clase de esposa fiel que soy, los hombres me están llevando con demasiada frecuencia por delante. Como me ocurrió con aquél enorme y peludo plomero que traje a casa para que me destapara las cañerías, pero que aferrando mi personita como si fuera una esponjita de baño me restregó arriba y abajo contra su cuerpo, sin el menor respeto. Y aunque todos los orgasmos que tuve fueron involuntarios, no me pareció bien que una mujer casada tuviera que recibir semejante tratamiento.

O con aquel hombre en el metro, que aprovechando lo apretados que viajábamos, apoyó su tranca contra mi intimidad hasta que los vaivenes del viaje me hicieron correr. Tuve que aferrarme a sus fuertes hombros para no caerme, muerta de vergüenza. O con el novio de mi cuñada, que intentó abusar de mi durante las vacaciones en su casa cerca del mar. Si yo hubiera sabido artes marciales o algo por el estilo, otras habrían sido las historias. Mi honra de mujer casada siempre estuvo a salvo, porque aún en esos atropellos y tantos otros, la cosa no pasó de un intento, porque yo elevé mis ojos al cielo, y encomendé mi alma al Señor, rogando que me evitara caer en la tentación, y con la imagen del rostro de mi amado esposo en mi mente, logré no sucumbir en la infidelidad, no importa los orgasmos que me produjeran esos bestias, ni lo abierto que me dejaran el culo ni cuan gordas fueran las pollas que me obligaban a chupar. Todo fue contra mi voluntad, y si bien tuve que recibir chorros de leche a torrentes por todos mis agujeros, yo no había sido infiel. Pero pensé que debía contar con una preparación mejor para poner a esos abusadores en su lugar, con actitudes más drásticas.

Así que decidí que debía aprender un poco de lucha. Y me inscribí en un instituto de lucha femenina que había visto cerca de casa, que prometía graduaciones rápidas. Y allí me encaminé, trotando por las veredas soleadas, con mi faldita cortona, mi remerita breve sobre mis tetonas desnudas y mis zapatos con tacos aguja que, si bien hacen que todas mis redondeces se bamboleen, dan más elegancia a mi andar. Me sentía orgullosa por la determinación que había tomado para defender mi honra con más solvencia, y las cosas que me decían los hombres a mi paso, no produjeron otro efecto que reafirmarme en mi decisión y algún que otro cosquilleo íntimo, pero a eso ya estaba acostumbrada.

La recepcionista, una morocha de grandes ojos negros, me pareció un poco machona. Me miró con mucha insistencia, deteniéndose en mis pechotes, pero pensé que quizá la pobre chica no había recibido la educación adecuada, y dejé que se diera el gusto mirándome cuanto le diera la gana. Total mi problema no eran las mujeres.

El martes a las cuatro de la tarde tuve mi primera clase individual. La profesora era una negra lustrosa, que también me pareció algo machona, quizá por lo maciza que era, el doble de mí en el sentido horizontal, pero me dije que era lógico que una mujer que enseñara lucha tuviera una contextura algo ruda. Me llamó la atención la enorme cabellera salvaje, que rodeaba su cara como una aureola de pelos enrulados, resaltando su piel suave y sensual. Me condujo al salón de entrenamiento, en cuyo centro habían erigido un ring de boxeo, lucha libre o lo que fuera, de dimensiones considerablemente más chicas que los profesionales. Subió ágilmente y dándome una mano me ayudó a subir también. Una vez en el centro del ring se desnudó, hizo que me desnudara –

Sólo debes contar con tu cuerpo- explicó, encarándome frente a frente. Y comenzó a instruirme. "¡Aquí peleamos para vencer!", dijo de modo contundente. "¡Y hacemos todo lo que sea necesario para vencer a la rival!" enfatizó. "S-sí, señora" tartamudeé algo intimidada. "¡Queremos destruir a nuestra rival! ¡Humillarla!" Su rostro había adquirido matices feroces. "¡Que no le quede ninguna duda de que somos superiores a ella!", avanzó hacia mí amenazadoramente. Yo comencé a dudar acerca de la conveniencia de haber ido allí. "¡Debemos golpearla, apretarla, machacarla, TRI-TU-RAR-LA!", abría su enorme boca tan cerca de mí, que prácticamente me escupía. "¡Usar todos nuestros recursos para lograr su dominación!" vociferó con ojos llameantes. "¡Derribar todas sus defensas y aplastarla sin piedad!" me gritó, mientras yo comenzaba a lanzar miradas subrepticias hacia la puerta. Pero ya era tarde, sus impresionantes melones casi tocaban los míos, me tenía acorralada contra las cuerdas. En su gorda boca brotó una sonrisa insidiosa. "¿Tu crees que podrías vencerme...?" "N-no, señora, y-yo sólo vine a aprender un poco de defensa personal..." logré articular, retrocediendo hacia la pared. Ella apoyó su mano entre mis pechos y me dio un tremendo empellón, haciendo que alcanzara la pared, del impulso. Y se me vino encima. "¡Debes atormentar a tu rival!" agregó, pellizcando mi tetón izquierdo. "¡Oiga señora...!" comencé a protestar, pero no pude terminar, un tremendo bofetón me dio vuelta la cara. "¡Defiéndete, puta!" gritó en mi cara, y otro bofetón la volteó hacia el otro lado. Involuntariamente las lágrimas acudieron a mis ojos. Sentía la cara roja y curiosamente, cierta inesperada humedad en mi intimidad. "¡Tienes que ablandar a tu enemiga!" continuó, dando pellizcones en mi pancita y golpes en mis tetones. Yo no sabía para donde escapar, y zás, otro bofetón. Entonces se me puso todo rojo y la ataqué a golpes de puño. "¡Eso, puta, muy bien!" sonrió recibiendo mi ataque en forma imperturbable. Mis golpes daban en sus enormes pechos, en su sólido estómago, en su cara. Y ella continuaba mirándome con una sonrisa de superioridad.

De pronto aferró mi cabeza con ambas manos y la colocó a la altura de sus enormes tetazas, y comenzó a moverlas de izquierda a derecha golpeando mi cara con tremendos tetazos de nock out. Sentí que las rodillas me temblaban, y la vagina camino a la inundación. Entonces se retiró hacia el centro del salón, mientras yo me quedaba temblorosa y tambaleante. Desde allí, con las rodillas algo flexionadas, el torso hacia delante y los gruesos brazos abiertos, me hizo gestos invitándome a atacarla. "¡Ven, puta, a recibir tu lección! ¿no querías que te enseñara como pelear? ¡Ven, puta, que te enseño!" y continuó haciendo gestos con las manos para que me le acercara. Incomprensiblemente comencé a obedecerla y a medida que lo hacía pude apreciar la rotundez de sus muslos y la comba de su vigoroso vientre, lustroso y proporcional a las medidas de esa bestia. Podía ver los enormes pezones que coronaban sus erguidos melonazos. Sacando fuerzas de flaquezas me animé y la ataqué, apuntando con mi cabeza a su estómago, esperando sorprenderla con la velocidad de mi ataque. Di un grito salvaje y me lancé.

En los cuatro pasos que mediaban entre nosotras, vino a mi mente la cara de Armando, mi esposo y único amor, por quien estaba haciendo todo esto. Si debía aprender a defender mi fidelidad debía seguir adelante en la lucha con esta bestia. Luego no habría hombre que pudiera intentar abusarme.

Cuando mi cabeza dio contra su estómago, rebotó y caí sentada de culo. Ella me miraba desde arriba, con las piernas abiertas, los brazos en jarra y una expresión de placer en su pérfido rostro. Avanzó con una pierna a cada lado de mi cuerpo dejándome ver su abundantísima pelambre púbica, lo que me causó una ínfima impresión. Dándose vuelta me dio una completa visión de su escandaloso culo, seguramente para seguir impresionándome. Sentí que estaba completamente indefensa frente a esa colosal mujer. Como si lo comprendiera me ofreció una mano para levantarme, pero cuando se la tomé, tiró fuertemente, haciendo que me estrellara contra sus prominentes tetones, mandándome nuevamente al suelo. Repitió la maniobra tres veces más, y cada vez era como si me chocara con una pared, sólo que esos melones me estaban poniendo cada vez más groggy.

Me levanté como pude y encaré a esa lustrosa negra poderosa e inconmovible. Su táctica de la humillación estaba dando resultados, por lo menos conmigo. Pero pensando en Armando, le tiré un puñetazo. Ella lo desvió y tirándome del brazo me puso un grueso pezón en la boca, y con la otra mano me apretó la cara contra el pezón. Me quedé muy sorprendida, e intenté darle una lluvia de golpes en el abdomen, pero ella continuó dándome una seguidilla de empellones contra su poderoso melón, que me fueron llevando hacia el fuera de combate. Sin saber como, encontré que mi boca se lo estaba mamando. "¡Así, mamacita!" me dijo la negra, mientras continuaba moviéndome la cabeza contra su tetón. Luego, sosteniéndome la cabeza, me sacó un pezón y me puso el otro, segura de su dominio. El olor de sus pechos me estaba mareando.

Después sacándome el pezón, me restregó parsimoniosamente el tetón por el rostro. El sabor de su piel era embriagante. Las rodillas se me aflojaron y poco a poco llegué al piso. Había tenido un orgasmo, sin darme cuenta.

"¿Te dije que tenías que humillar a tu rival?" dijo la negra sentando su gran peso sobre mi estómago, mientras sonreía con sorna. "Cre-creo q-que s-sí..." todavía mis ojos veían su rostro en forma neblinosa. "¿Y crees que ya te he humillado lo suficiente, puta?" y me dio un beso con su gorda boca, revolviendo su lengua dentro de la mía. Me quedé sin respiración. "¡Ahora vas a ver lo que es humillación, putita!" y pude ver como esa peluda concha iba avanzando hacia mi cara, en forma lenta, casi sádica. El peso de la rotunda negra me tenía dominada, y nada podía hacer para evitar el ineluctable fin de ese avance. Y su peluda concha llegó a mi boca, y comenzó a restregarse contra ella. "¡Lame, puta!" y yo elevé mis ojos al cielo, y le di a la lengua. El sabor de sus jugos despertó en mí la necesidad de tragarlos, como si fueran alimento. Allá arriba escuchaba a la negra jadear y gemir de placer, mientras continuaba su restregada de concha contra mi rostro. Esa negra me tenía literalmente a sus pies, bueno, a su concha, que iba y venía, dándose placer a mis expensas. Su escandaloso olor me tenía en estado de embriaguez. Y esa embriaguez fue invadiendo mi cuerpo hacia abajo, hasta que mi concha se puso loca y me corrí bajo esa concha abusiva que continuaba dándose gusto con mi cara. Los jadeos de la negra fueron aumentando de ritmo y de volumen y sus restregadas contra mi rostro se fueron haciendo más lentas e intensas; hasta que se quedó abierta y apretada como una sopapa contra mi faz, mientras allá arriba escuchaba lo gemidos de la negra que estaba acabando. Pude sentir cada una de las pulsaciones de su acabada, mientras mi rostro se llenaba de sus jugos y mi nariz no tenía más aire para respirar que el que salía de esas profundidades. Fue un momento interminable en el que creí que moriría ahogada por esa gran conchaza pulsante, y al borde de la casi inconciencia me corrí nuevamente. Luego de una eternidad, la negra dio por terminada su acabada y se levantó, dejándome en el suelo, hecha un guiñapo. A través de mis ojos vidriosos pude verla caminar, con sus pulposos glúteos moviéndose a cada paso, como si estuvieran moliendo algo. Creo que eran los restos de mi resistencia lo que estaban moliendo. Mientras veía el ir y venir de esos glúteos, vino a mi mente el rostro de Armando, y pensé en las cosas por las que es capaz de pasar una esposa fiel para defender la integridad de su matrimonio. "¿Ya estás repuesta, putita?" escuché que me preguntaba la voz pletórica de la negra. Mi garganta no encontró fuerzas para articular nada, la paliza que acababa de sufrir había sido demasiado grande. "¡Pues yo sí!" continuó la voz, y de pronto veo, allá arriba, sobre mis ojos, su rotundo culo que comenzaba el descenso. "Te dije que había que demostrarle a la rival que no puede ni podrá jamás contigo", continuaba su voz mientras yo veía aproximarse esas lustrosas nalgas hacia mi cara. "Te dije que había que humillarla hasta que no hubiera retorno para ella" y ya tenía ese enorme culo a menos de quince centímetros de mi nariz. "¿Y cual es el símbolo máximo de la dominación?" preguntó con voz divertida, mientras yo veía el descenso de esa inmensidad inminente. "¡Aplastarle la cara con el culo!" continuó explicándome la negra, y uniendo la acción a la palabra, rodeó mi cara con sus avasallantes glúteos. Mi nariz encontró en las profundidades a su ojete, y la negra comenzó a moverlo, como para aprovechar mi modesta prominencia. Ese ojete buscaba ensartarse, y con movimientos circulares buscaba su blanco, que era mi blanca nariz.

El interior de sus glúteos se sentía sedoso mientras masajeaba mis mejillas. Y de pronto el culo se retiró un poco, para dejarme respirar. Di una bocanada ansiosa, para luego verme nuevamente sepultada bajo ese glorioso culo que estaba aplastando hasta el último vestigio de mi dignidad. La negra debía tener bastante experiencia en estas lides porque disponía de una amplia gama de recursos y movimientos.

Seguramente, su larga campaña como luchadora le habían enseñado qué cosas hacer para mantener a su rival bajo el poder de su culo. En cuanto a mí, todos sus recursos me podían. Las rotaciones de su ojete contra mi nariz, las apretadas rítmicas de su orto contra mi carita, los saltos de su culo sobre mi rostro, las refriegas laterales, las cabalgatas de arriba abajo y sus demás jueguitos, pronto me tuvieron viendo pajaritos de colores mientras mi lengua trataba de auxiliar a mi nariz.

No sé cuanto duró esto, pero mis orgasmos iban subiendo uno tras otro como las burbujas en una tina. Tener un culo como ese, disfrutando de mi cara, me erotizaba como jamás lo hubiera supuesto. Por suerte, alcance a pensar con los ojos vueltos hacia el cielo, estas turbias sensaciones y esos sucios sentimientos no podían calificarse de infidelidad, ya que sólo hay un hombre al que amo y es mi Armandito, pensaba entre un orgasmo y el siguiente. Y un culo no es una pija, pensé mientras continuaba lamiéndolo con fruición.

Los rebotes contra mi cara me seguían poniendo a mil. Y allá arriba la negra había comenzado a gemir. "además", pensé mientras el ojete se desplazaba de arriba abajo por mi cara, "la profesora es una mujer, y una no le puede estar siendo infiel a su marido con una mujer" y me corrí con temblores en el bajo vientre, mientras el gran culazo me seguía gozando.

"Y además esta es una clase de defensa personal" me dije, cuando el sabroso ojete ordeñaba mi lengua enviándome a un nuevo orgasmo. "Y una clase de defensa personal no puede ser considerada una..." traté de completar el pensamiento, pero no pude, porque ya no sabía ni quien era, bajo ese tremendo culo que me estaba abusando. Y me dejé ir en una catarata de orgasmos hasta llegar a la inconciencia.

Cuando me desperté, la negra ya se había vestido. Mientras me ponía mis prendas, como entre nubes, la escuché decirme: "muy bien, corazoncito, has pasado muy bien tu primera clase", y presentándome a una rubita menuda tipo Meg Ryan, prosiguió: "esta es mi ayudante principal, ella te dará la próxima clase". Al lado de ella, la rubita parecía una insignificancia, y aún en el entresueño en que me había dejado la negra, pensé que podría vencerla fácilmente. No sabía cuanto me equivocaba.

Camino de casa la tardecita cálida avanzaba ya hacia la noche. El aire acariciaba mi rostro, pero yo sentía aún ese espléndido culo sobre el.

Cuando llegué, Armando estaba preparando la comida. "Hola, mi amor" me dijo, dándome un beso en la mejilla, "¿dónde estuviste?" "Tomando una clase de defensa personal" contesté, encaminándome al baño. Estuve un ratito en el bidet, acariciándome con los dedos en nombre de la fidelidad marital.

"¿Y qué tal la clase?" preguntó Armando, ya en la mesa.

"Muy bien, me hizo ver pajaritos de colores" le conté, mientras acariciaba su mano. "¿Pajaritos de colores?" repitió extrañado. "Es una manera de decir" le aclaré, "La directora que es una negra rotunda me dio ella misma la primera lección. Y me dijo que la había pasado muy bien"

"Me alegra que la hayas pasado bien" dijo Armando, masticando con la boca llena. "Sí, realmente la pasé muy bien", concordé.


Me encantará recibir tus comentarios sobre este relato, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com, mencionando el número.

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Demasiado Timida para Oponerme - 14ª Parte

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Hacía varios días que necesitaba comprarme ropa interior, ya que mis braguitas estaban un poco desgastadas, especialmente el cordón que va entre los glúteos, seguramente por los fuertes rozones de los mismos. Es un problema, cuando una tiene glúteos tan rotundos como los míos no hay cordón que resista. He probado usar bombachas, de esas que no se meten en la raya, sino que la cubren por fuera. Pero no es lo mismo, si no siento el cordón entre mis nalgas y raspando mi agujerito, siento que me falta algo. En otras épocas la sensación me resultaba tan excitante que si tenía que caminar un rato, terminaba teniendo un orgasmo. Ahora me ocurre con menos frecuencia, ya que necesito presencias más contundentes entre mis glúteos, para tener un orgasmo. Eso comenzó con un novio que tenía, que insistía en meterme un dedo entre las nalgas. Un buen muchacho. Ahora no recuerdo su nombre, yo era apenas una niña a mis trece años, y él tenía casi dieciséis.

Era amigo de mi hermano, pero desde el día en que le mostré el culo, se obsesionó con él. Y se pasaba todo el tiempo acariciándomelo, no importando qué estuviéramos haciendo, él lo acompañaba acariciándome el culo. Era un poco extraño, aunque muy agradable, así que nunca me opuse. Aunque si la cosa se prolongaba demasiado, yo comenzaba a sentir cosas raras, hasta que en un momento tenía un orgasmo. Yo ya conocía los orgasmos, pero sólo los producidos por el roce del cordoncito, y esto era distinto. Y me sentía tan agradecida que le llenaba la cara de besos. Yo sabía que a los chicos les gustaba eso, ya que había salido con muchos, desde los once años. También sabía lo que era un pito, ya que muchos me habían pedido que se los aferrara y jugara con él. Y sabía lo que le pasa a los chicos cuando una juega mucho con sus pitos. Y me encantaba producirles eso. Recuerdo uno que tenía un pito particularmente grande, con el que una tarde jugué tantas, pero tantas veces, que el chico quedó completamente derrengado, con grandes ojeras y la mirada turbia.

Pero el primero que metió un dedo entre mis glúteos fue el chico este, el de dieciséis, pena que no recuerde su nombre, pero se ha perdido en medio de la muchedumbre de chicos con los que tuve algo. Lo que recuerdo era la sensación que me producía su dedo. Él no lo ponía apuntando al agujerito, sino a lo largo, entre mis nalgas y me pedía que se lo apretara con estas. La sensación era muy excitante. Y ahí nos quedábamos los dos, yo apretando y apretando su dedo y él gimiendo.

Con el tiempo el juego se fue desenvolviendo hasta que su dedo comenzó a apuntar a mi agujerito. Pero como mis glúteos eran bastante salientes, rara vez su dedo tanteaba el agujerito. Pero igual, después de un rato de eso, yo me corría. Y en más de una ocasión él también.

Yo había notado la carpita que se le formaba en el pantalón y sabía de qué se trataba, pero él era bastante tímido en comparación con los otros chicos. De modo que un día le abrí la bragueta y le liberé el pito, que era bastante grande, visto desde mis trece años. "¡Qué dedo más grande que tenés acá!" le dije con algo de malicia, como dándole la idea. Y desde ese día él se empeñó en usar ese "dedo" para acariciarme entre las nalgas, con mucho gusto para los dos.

Hasta que un día, aprovechando de su mayor largo, alcanzó mi agujerito y un poco más allá... Fue muy rico. Y desde entonces lo hacíamos todas las tardes. Y me encantaba cuando se corría dentro mío. Pero siempre lo echaba de mi casa a las seis de la tarde, con cualquier excusa. Porque después de las seis y media me iba al piso de arriba y esperaba a Juan Carlos, un hombre de treinta y cinco años, casado, con el que tenía relaciones. Su mujer no regresaba hasta las ocho de la noche, así que teníamos tiempo suficiente. Al principio Juan Carlos no quería saber nada de tener relaciones conmigo. Pero yo era tan coqueta que lo fui seduciendo y no me pudo resistir.

Él tenía temor de que lo atraparan con una menor y lo metieran preso. Pero cuando yo ponía mis artes en marcha, estaba perdido, hacía de él lo que quería. Y lo que yo quería es que me hiciera sexo oral, así que lo iba llevando a ello dándole vistas fugases de mi entrepierna, hasta que separaba las rodillas al máximo, sonriéndole seductora y él terminaba precipitándose sobre mi conchita y arrodillándose le rendía los honores. Yo le mantenía la cabeza contra mi chocho, aferrándole por la nuca hasta correrme varias veces, con sus lamidas apasionadas. Claro que eso le ponía la polla al palo, así que al final le permitía que me ensartara por adelante, y gozaba disfrutando de los vaivenes de esa polla, que me daba largas entradas y salidas. Era un muchacho muy vigoroso y se empeñaba en trabajarme hasta echarse dos polvos seguidos, sin desenfundar. Estaba loca por él. Y procuraba no dejarle nada para su esposa. Así que lo ordeñaba bien ordeñado. Esa relación duró más de un año y le saqué muy bien el jugo, y ya te imaginarás de que clase de jugo hablo. Nunca lo dejé hacerme el culo, ya que de eso se había encargado mi amiguito de dieciséis. Ni tampoco se la mamé. Al que sí se la mamé fue al portero del colegio, un chavalote de cuarenta al que envicié completamente con mis mamadas. Cuando me veía entrar con un aire tímido y perverso en su cuartito de portería, se ponía al palo.

También él era un juguete en mis manos, que sabían acariciar su juguete hasta enardecerlo. Desde la primera vez en que me le acerqué perturbadoramente, hasta que al pobre se le paró. Y se la agarré con mis deditos a través del pantalón, masajeándosela maliciosamente hasta que se corrió en los pantalones. Luego se la saqué, se la mamé y le hice flor de paja hasta que volvió a correrse en medio de estertores. A partir de ahí lo tuve totalmente dominado con pajas y mamadas. Me veía y se ponía al palo. A veces le pedía dinero, para probar, nomás, mi poder. Fueron años muy felices para mí. Y pasaron muchísimos hombres de todas las edades por mis manos, boca y redondeces. Y debo confesar que me había vuelto adicta al sexo y mis conquistas proliferaban, desde niños hasta ancianos, probando mi poder sobre cada hombre que me gustaba. Sucumbían todos. Y mi cuerpo seguía desarrollándose y el dominio de mi sensualidad también. Así que no era muy fiel por esas épocas, aunque mis novios no lo sospechaban. Cuando veía un hombre ya estaba pensando en cómo hacer que me follara, o que me dejara chupársela, o que me lamiera el culo, ya sabes todas esas linduras. Y no me costaba mucho hacerlos rendirse a mí. A mis diecinueve años mis tetas, tan manoseadas y mamadas, habían alcanzado proporciones sumamente tentadoras. Mi culo se había desarrollado a la par y se había vuelto voluptuosamente gracioso. De modo que me divertí de lo lindo.

Hasta que apareció Armando, el que es actualmente mi esposo. Y ahí la liberada sexual voló, dejando su sitio a la esposa fiel, la que jamás buscaría se infiel, engañando a su marido. Y desde entonces soy feliz, tanto como puede serlo una mujer fiel y enamorada de su esposo. Los pensamientos impuros desaparecieron de mi mente, echando un piadoso manto sobre mi pasado. Y mis ojos jamás volvieron a mirar con deseo a ningún otro hombre.


Me volví muy religiosa, elevando mis preces al Señor, para que me mantuviera alejada de toda tentación, y me confesaba al menos dos veces a la semana quedando muy satisfecha con sus bendiciones, tanto como él con mis confesiones. Ese religioso es un ejemplo para mí. Pese a sus jadeos asmáticos que acompañan toda mi confesión y a sus gemidos piadosos ante mis inocentes revelaciones, el hombre se mantiene firme en su rol de confesor. Y cada vez me pide que vuelva pronto. Incluso me contó que todas las noches, ya en su cama, recuerda mi confesión y me echa dos o tres bendiciones más. A veces los hombres pretenden abusarse de mí, pero todos sus esfuerzos son infructuosos, ya que mi virtud es tan grande como mis tetones. Yo sé que mis remeritas de tela finita, y mis falditas cortonas pueden provocar algún interés en los hombres que me ven pasar bamboleante sobre mis tacos aguja. Y que por esa causa arrecian en sus intentos de seducirme. Pero yo no pienso cambiar mi vestimenta, más bien considero sus intentos de propasarse conmigo como pruebas que me envía Dios para poner a prueba mi virtud. Y yo me concentro en su imagen divina, pido su protección y pase lo que pase me mantengo incólume y lejos de todo pecado. Por las dudas no le cuento a mi esposo los detalles de esos asaltos que debo soportar una y otra vez, para no preocuparlo con las vicisitudes de una esposa fiel. Y también porque en algunos casos en que he soportado estoicamente los abusos sexuales, él podría creer que le fui infiel, pese a que yo sé que mi conciencia de esposa fiel permanece inmaculada.

Pero el Señor está conmigo y la divina providencia me acompaña. Sino fíjense lo que me ocurrió la otra mañana, justo cuando estaba por salir a comprarme prendas íntimas.

Tocaron el timbre. ¿Y quién era?

¡Un par de vendedores de puerta en puerta!

¿Y qué vendían?

¡¡¡Ropa íntima!!!

Hay gente que no cree en Dios, y no ve en esto más que una tonta casualidad, a lo sumo afortunada.

Yo no soy de esas, ¡reconocí inmediatamente la mano del Señor que me estaba llevando a una nueva prueba! Especialmente cuando vi la apostura varonil de la parte masculina de la pareja de vendedores. "A este me lo ha mandado Dios", pensé.

Pero interrumpiré aquí esta historia, ya que ocurrieron algunas cosas con estos vendedores, que podrían ser mal interpretadas.

Y yo odio que me malinterpreten.


Si quieres que te cuente sobre los avatares de una esposa fiel, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com. Y cuéntame tus impresiones.

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Demasiado Timida para Oponerme - 13ª Parte

Comentarios (2)

Entré al confesionario como una tromba:
“¡Ay, padre, me agarró un hombretón con una tremenda tranca y me hizo de goma!” Del otro lado escuché un gemido ahogado, y supe que el que estaba era mi confesor. El siempre gime cuando yo me confieso.
“¿Qué te ha ocurrido esta vez, hija mía...” Y entonces le conté:
Resulta que cuando se fue Armando, mi marido, para su trabajo, fui a buscar un plomero para que me destapara la cañería, ya que el encargado del edificio sólo sabía cambiar cueritos, pero de cañerías nada. Yo había visto que había un plomero nuevo en el barrio, que me había llamado la atención porque se trataba de un hombretón enorme, que mediría más de un metro noventa y cinco, y me preguntaba si sería bueno destapando cañerías. Cuando entré en su local, con mi faldita cortita y mi remerita breve, sobre mis tacones aguja el hombre me examinó de arriba abajo. En la pared tenía un almanaque de esos que usan en las gomerías, pero la chica del almanaque no podía ni comparárseme. Yo, a mi vez, también lo examiné de arriba abajo. Era enorme, casi un gigante comparado conmigo, que soy más bien menudita. Y bastante ancho, pesaría más de ciento treinta kilos, y muy peludo a juzgar por sus fuertes antebrazos y por los vellos de su pecho que podían verse por el overall abierto. Sus cabellos ensortijados lucían desprolijos, junto con su barba de dos días. “Señor, ¿sería tan amable de venir a mi departamento a destaparme la cañería?” Y sin pretenderlo mi cuerpo se contorneó algo provocativamente. “Claro que sí, preciosa” respondió con su gruesa voz de macho. “Por qué me pasarán esas cosas involuntarias, padre?”” Pero del otro lado solo me llegaron algunos jadeos del sacerdote, debidos seguramente a su asma crónica. Algunos gemidos y los consabidos chac chac que acompañaban cada una de mis confesiones.
Bueno, la cosa es que el hombre me acompañó inmediatamente a mi departamento, y cuando íbamos en camino, por la valle, todo el mundo nos miraba. Debíamos formar una curiosa pareja, él con sus casi dos metros y yo con mi escaso metro sesenta y mis proporciones voluptuosas. Yo le iba contando mi condición de mujer casada y lo enamorada que estaba de mi marido, para que no se le fuera a ocurrir nada malo. El me sonreía con su cara viril con un leve toque bestial en la mandíbula. Me cayó bien el hombretón. El portero del edificio nos vio pasar camino del ascensor, con expresión rencorosa. El ascensor es un poco chico, aunque no tanto como para viajar tan juntos como estábamos, cuerpo contra cuerpo. Pero yo no me separé porque pensé que parecería descortés, como si el hombre me diera asco. Así que llegamos al piso en que está mi departamento, casi apretados. Pude sentir el aroma que emanaba de su cuerpo, que me resultaría muy difícil definir. Y tuve la impresión de que él también me estaba oliendo. Pero la situación, si bien inusual, no tuvo nada de desagradable, sino más bien lo contrario.
Yo avancé por el pasillo adelante suyo sabiendo que mis redondeces se bamboleaban por efecto de los tacos aguja y sintiendo su mirada en salva sea la parte.
Cuando entramos al departamento quise guiarlo hasta donde estaba el caño tapado, tirándole del brazo, pero era como querer mover a un elefante. “Vení para acá” me dijo atrayéndome hacia él, tan fuerte que casi me estrellé contra su pecho peludo. “ “¡Pe-pero...!” exclamé sorprendida. Pero él, alzándome por la cintura, puso mi cara frente a la suya y me cubrió la boca con un beso, ¿me escucha, padre?””
“¡Qué puta, que puta!” escuché jadear al sacerdote mientras los chac chac misteriosos se aceleraban. “¿Se refiere a mí, padre?” “No, hija mía tu eres una esposa fiel. Continúa.”
“Bueno, la cuestión es que con sus enormes brazotes peludos me tenía suspendida en el aire y apretada contra su cuerpo. Con una de sus manotas me agarraba el culo y con la otra me sostenía la cara para darme su enorme beso de lengua, que me estaba dejando sin aliento, ni posibilidades de protestar.” (chac chac chac chac) “¡Nunca me había ocurrido algo así...! ¡Me tenía atrapada como si yo fuera una muñeca!”
“¡Y se fue abriendo el overall mientras continuaba con su tremendo beso!” (chac chac chac chac chac, y gemidos y jadeos)
“¡Y entonces ese enorme bruto me sacó la remerita, dejando mis tetones al aire! ¡Y después la minifalda! ¡Siempre con una mano agarrándome el culo! Padre ¿se siente bien? Porque lo escucho gemir mucho.” “Es... toy... bien... hi... ja... mía... Conti... nua.., por... fa... vor...” (chac chac chac chac chac chaac)
“Bueno, padre, si usted me lo pide… ¡Y entonces hizo algo que jamás me habían hecho! ¡Comenzó a restregar mi cuerpo contra el suyo, subiéndome y bajándome una y otra vez! ¡De modo que restregó mis tetonas contra su cara, su pecho, su cintura y ¡oh, padre, no sabe lo que era esa tranca! ¡Yo me sentía como si fuera un trapito con el cual el se frotaba el cuerpo!” “¡Después de cinco o seis restregadas de esas sentí que la voluntad me abandonaba y me corrí como nunca me había corrido!” (chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac) “¡Pero la bestia esa seguía restregándome contra su cuerpo! ¡Me habrá hecho restregarme contra su cuerpo cuarenta o cincuenta veces más! ¡De modo que hizo que me corriera tres o cuatro veces más! ¡Yo era un juguete al servicio de su lujuria!” (jadeos y gemidos de mi padre confesor) “¡Traté de detenerlo, pero es muy difícil detener a alguien mientras una está teniendo tantos orgasmos...!” “Finalmente me dejó en el suelo hecha un trapo de piso y se sacó toda la ropa, menos los zapatos. Desde el suelo vi su tremenda tranca agitándose en el aire. ¡Era la tranca más enorme y empinada que jamás hubiera visto, padrecito! ¡Entonces me alzó de vuelta y comenzó a restregarme la tranca contra el culo! ¡Y en algunos momentos me elevaba por las nalgas y ponía mi culo al alcance de su bocota y con su gorda lengua me lamía la división entre los glúteos haciéndome sentir cosas que jamás hubiera imaginado!” (gemidos, gemidos y frenéticos chac chac chac chac chac chac chac)
“¡Después me dio vuelta cabeza abajo y comenzó a pegarme en la cara con su enorme tranca que movía a voluntad contrayendo los músculos! ¡Me daba unos miembrazos...! ¡Yo creí que me iba a poner nocaut! ¡Pero aprovechándose de mi posición comenzó a cogerme la vagina con esa enorme lengua tan caliente! ¡Yo estaba desconcertadísima, padre! ¡¿Qué podía hacer, si esa bestia no me daba tiempo para reaccionar...?!” (¡chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac!) (larguísimo gemido entrecortado)
“¡¡Y entonces me corrí de nuevo, padre!!” (silencio del otro lado de la ventanita) “¡Pero ese hombre no detenía su brutal accionar! ¡Y recomenzó a cogerme el culo con la lengua! ¡¡Y podía sentir los pelos de su cara sin afeitar, contra mis glúteos!! ¡Yo no sabía se debía considerar que me estaban vejando, ya que el hombre me estaba lamiendo el culo! ¡Pero lo que sí estaba muy claro es que yo no estaba cometiendo infidelidad alguna, ya que no tuve ni oportunidad para oponerme a nada! ¡¡Fui completamente avasallada, contra mi voluntad, padre!! ¿padre...? ¿me está escuchando?” Había comenzado a alarmarme, pero al escuchar la voz del padre me tranquilicé “Con... ti... nua.... hija... mía... `por... fa... vor...” La voz sonaba algo jadeante, como si hubiera retornado el problema de asma que lo atacaba durante mis confesiones. Siempre, en algún momento comenzaba a jadear y a gemir. Pero yo nunca acusé recibo para no avergonzarlo con su enfermedad.
“Bueno, la cuestión era que ese bruto parecía no tener interés en detenerse! ¡¡Y volvió a restregarse el frente de su cuerpo con el mío, que manejaba cual si fuese una toalla de baño!! ¡¡Y yo sentía como mis tetones se frotaban contra su peludo pecho, una y otra vez!! ¡¡¡Después me volvió de espaldas y me sentó sobre su tranca!!! ¡¡¡Tal como lo oye, padre, se quedó sosteniendo mi peso con su enorme aparato, tan rígido que no tuvo que ayudarse con las manos!!! ¡¡¡Me tenía montada sobre su tranca y encima la movía y me decía “caballito, caballito” como me decía mi abuelito cuando yo era una niña y me sentaba en sus rodillas. ¡Pero yo ya no era una niña y su enorme polla no era una rodilla, pero igual conseguía levantar mi peso! ¡¡Para lo que sí usó sus manos fue para moverme hacia delante y atrás sobre su polla que apuntaba hacia delante y arriba en un ángulo casi de 45 grados!! ¡¡¡Yo apretaba su polla con mis muslos para no caerme!!! ¡¡¡Y se ve que eso le gustó, porque su pollota comenzó a temblar bajo mi pubis, y de pronto su glande comenzó a echar tremendos chorros de semen que se estrellaron en la pared de enfrente que estaba a unos cuatro metros!!! Debo confesar, padre, que esto me resultó un poco excitante, ¡¡tener ese enorme tronco entre mis muslos, pulsando y echando chorros me produjo cierto sentimiento romántico y de simpatía hacia ese bruto. No digo “romántico” en el mismo sentido en que me pongo romántica cuando pienso en mi marido, porque eso sería como si fuera infiel. Pero algún tipo de romanticismo igualmente intenso, era. ¡¡Porque al sentir su polla pulsando entre mis muslos, me corrí quedando derrengada, apoyada contra su pecho y montada sobre su palo, que seguía rígido!!” (¡¡¡ jadeo-jadeo-jadeo chac-chac-chac-chac-chac-chac-chacchacchacchac!!! Jadeo-jadeo-jadeo-jadeo y larguísimo gemido final)
“¡Pensé que todo había acabado y me sentí dichosa al pensar que había sabido mantener mi fidelidad, y cuando ese bruto se fuera, mi virtud habría permanecido intacta!” “¡Pero me equivocaba, padrecito! ¡¡la cosa apenas si había comenzado!! ¡yo tendría que haberlo supuesto cuando sentí que su pollota seguía empinada!” (Nuevo silencio largo de mi cura confesor, interrumpido tan sólo por algunos largos suspiros)
“¡¡Y para mi sorpresa el hombretón me puso en el suelo, en cuatro patas y comenzó a enterrarme su trancota en el culo, que nunca había recibido un visitante tan aguerrido!! ¡Pero yo recurrí a toda mi entereza y aguanté su penetración hasta el final, y cuando llegó este, tenía el canal tan abierto por ese gordo y duro pedazote, que de la pura impresión, me corrí, dando fuertes gemidos y jadeos! ¡¡¡Pero el monstruo recién comenzaba y agarrándome de las caderas con sus fuertes manotas le dio al mete y saca con gran entusiasmo, primero despacito y después cada vez más rápido!!! ¡¡¡Él movía su tranca para atrás y adelante, pero el principal trabajo lo hacía con mi culo que usaba para pajearse atrayéndolo hacia él y alejándolo y volviendo a atraerlo!!! ¡¡¡¡yo no podía entender como mi culo podía albergar semejante pieza, pero era tanto el trajín que me estaba dando que no pude pensar mucho al respecto...!!!! ¡Pero la cosa se estaba poniendo peligrosa, padre, porque cuando acabé sentí que él tratamiento que estaba recibiendo de ese hombretón, en cierto modo me gustaba! ¡¡Y eso sí que sería infidelidad!! ¡¡y sería como engañar a mi esposo, y yo no soy esa clase de mujeres!! ¡Así que encomendé mi espíritu al cielo y centré mi mente en la imagen del rostro de Armando para evitar tentaciones. La cara de mi esposo, como siempre me aparecía borrosa y tapada por una niebla, de modo que hubiera sido imposible para cualquiera reconocerlo, pero entonces se me ocurrió una idea salvadora: ¡¡¡transformé la foto en un cartelito que decía “rostro de mi marido”!!! y así pude refugiarme en mi fidelidad mientras la porongota de ese bruto volvía a lanzar chorros, esta vez en mis entrañas! ¡Y mi cuerpo lo acompañó, pero mi espíritu se mantuvo incólume, centrado en el cartelito! ¡Y cuando por la emoción no podía verlo, igual sabía que estaba alli! ¡¡Cuando una mujer quiere ser fiel no hay quien pueda quebrarla, padrecito!!” (jadeos montados sobre jadeos, gemidos casi de dolor, y una seguidilla frenética de chac chacs)
“¡¡Cuando me sacó la polla del orto, padre, creí que me moría de la impresión, por el enorme vacío que me dejó!!, ¡¡pero no tuve tiempo de quejarme, porque me la puso entre los labios externos de mi vagina y luego me la fue mandando para adentro!! ¡¡Y se levantó, alzándome con su tranca, y una vez de pié volvió a moverme hacia delante y atrás, como pajeándose con mi concha!! Yo estaba muy impresionada por la rigidez de su miembro que ¡no había cedido en dureza y continuaba tremendamente empalmado! ¡¡Pero elevé los ojos al cielo y con mi mente leía y releía el cartelito que representaba el rostro de mi esposo!! Entretando mi cuerpo no cesaba de jadear, al ritmo de sus entra y sacas, y mi garganta no podía dejar de emitir gemidos a viva voz. Bueno, que para cuando el hombretón me llenó la concha con una cantidad inconmensurable de leche, mi cuerpo se había corrido un montón de veces. ¡¡¡Increíble la potencia de ese hombre!!! ¡Cuando me sacó su rey chorreante de mi concha, seguía erectísimo!
Y cuando poniéndome de rodillas me la colocó entre los labios supe lo que tenía que hacer. Era tan gruesa que escasamente pude meter el glande y para eso ¡ebí abrir mi boca como nunca antes, al punto que pensé que se me iba a romper... ! ¡¡pero una mujer voluntariosa puede con cualquier desafío, creame, padre!!” Pero del otro lado de la ventanita solo se escuchaba una seguidilla frenética de chac chacs y una seguidilla igualmente frenética de jadeos, hasta que llegó el largo gemido que ponía fin a ambos sonidos. Cosas del asma, pensé.
“Bueno, padre, que se la mamé, ¡con las manotas del hombretón agarrando mis mejillas, hasta que me llenó la boca de semen que se fue en parte garganta abajo y en parte saliéndome a borbotones por la nariz. “¡Suerte que mi Armando no acaba con tanta abundancia” pensé mientras trataba de no ahogarme con el torrente. “Bueno” recordé “él nunca pasa del segundo polvo, y eso si tengo suerte. Y sus cantidades son más bien exangües, como corresponde a un marido civilizado y no a este bruto” y aferrada con ambas manos a su pollota me corrí en medio de estremecimientos. El sistema nervioso es una cosa muy curiosa, especialmente el sistema nervioso de una mujer fiel, como yo.”
“Luego el gigantesco plomero se ocupó de mis otras cañerías, quiero decir las del departamento, y me las destapó con mucha facilidad, como cabía suponer. Y no me quizo cobrar, padre. Pero antes de irse me sacó nuevamente la remerita y me chupó los pezones. Y lo hizo con una boca tan caliente y con tales lambetones que después de diez minutos de eso me corrí nuevamente, quedando exhausta en sus brazos. ¡Suerte que soy una mujer fiel a su esposo, sino en un momento como ese podría haber cedido a la tentación...! ¿me comprende, padre,,,?” Primero hubo un largo silencio, pero luego escuché la voz algo lánguida del cura “Claro que te comprendo hija mía y te felicito por la firme fidelidad que le profesas a tu esposo... “
“¿entonces me da su bendición, padrecito...?”
“Claro, hija mía, hoy me has hecho echarte cuatro bendiciones con tu confesión, por lo honesta. E iba camino de la quinta cuando terminaste de contarme, pero ya será en la próxima confesión, o mejor esta noche cuando me vaya a dormir...”
“¿Me va a bendecir desde su cama, padre?”
“Como todas las noches desde que te confiesas conmigo, hija mía...”
“¿”todas la noches” padrecito?” le pregunté muy halagada por la consideración que el santo hombre me profesaba.
“Por lo menos dos veces por noche. Hoy creo que van a ser tres. Y mantén tu fé, hija mía, y vuelve a confesarte pronto.”
Y luego fui a comulgar con la conciencia libre de toda impureza, y saqué bien larga la lengua. Me encanta cuando el sacerdote que celebra el oficio me pone la gran hostia en la lengua, y más aún cuando veo como me mira mis tetonas cubiertas por la remerita, con sus ojos que irradian santidad, o alguna cosa.
Y volví a mi departamento cubierta por un halo de pureza ¡Y con la cañería bien destapada!

Gracias por interesarte en mis narraciones. Estoy segura de que tu perteneces a esa legión de amigos que me escriben alabando mi virtud marital. Así que puedes escribirme a bajosinstintos4@hotmail.com. Y recuerda no pedirme relatos exclusivos para ti, ni fotos, ni citas, ni nada. Pero puedes expresar tu respetuosa admiración por mi virtud, tanto como quieras. Puedes también enviarme tu foto, ya que no tengo modo de impedirlo. No vaciles en mostrarme
tus sentimientos y zonas íntimas, pues serán guardadas en mi disco rígido, para repasarlas en mis momento de aburrimiento. ¡Hasta pronto!

NOTICIA: Para los interesados en hacer sus propias narraciones eróticas, les comunico que escribiéndome a bajosinstintos4@yahoo.com.ar pueden obtener gratuitamente y sin compromiso el primer módulo de mi taller virtual de narrativa erótica. Son seis módulos, la recepción del primero no implica obligación alguna de tomar los cinco restantes, que tienen un costo de 10 dólares cada uno. Eso sí: debes tener cuenta en yahoo o en argentina.com, ya que tienen una buena capacidad de almacenamiento.




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