Compartiendo a Paola
Diana y Alfredo: Amigos de verdad Parte 5
Diana y Alfredo: Amigos de verdad (Parte 5).
Después de entregarme con todo ánimo nuevamente a Mi amigo Alfredo, no pude evitar sentirme plena. Hay mujeres que se conforman con lo que tienen, pero habemos quienes queremos conocer más. Esto es como un trabajo o cualquier actividad femenina……hay quien en su trabajo solo desea trabajar monótamente y hay quien quiere trabajar un poco más para ascender en su trabajo, crecer y progresar; hay mujeres que en su casa se conforman con hacer sus actividades de hogar y hay quienes no solo gustan tener su casa hermosa, sino que constantemente le hacen cambios para renovar sus estados de ánimo, y tener a su marido e hijos, felices y llenos de ánimos por vivir mejor. Así mismo hay mujeres que se conforman con levantarse, hacer sus actividades ordinarias y terminar descansando, y al dia siguiente y el siguiente, igual. Pero hay quien cada día busca algo diferente, y disfruta sus días, incluso vistiendo diferente, maquillándose diferente, comiendo algo diferente, llegar a su casa y arreglarla diferente, y asimismo, hacer el amor diferente, y probar a un hombre diferente a su esposo.
Ese día, después de que mi amigo me dejo en ese Hotel bien servida, al minuto llegó mi esposo, a quien me entregué con toda mi feminidad y todo mi placer por lo que acababa de vivir, y eso me hizo sentir muy putita, porque en ese Hotel, sin salir del mismo, recibí a dos hombres, quienes me dieron por donde quisieron como quisieron y dejándome satisfecha.
Ese día mi esposo y yo salimos de ese Hotel en la madrugada, y debo decir que me trató como toda una puta, ya que no solo fue meterse en mi, sino decirme todas sus fantasías sexuales y como nunca, le dí un placer tan loco porque en ese momento me sentí tan plena que compartí sus fantasías con placer, ya que mi esposo, cada que me hace el amor, no para de decirme que me imagina como coqueteo a los hombres, y como me cogen con toda mi aceptación; lo que mas me excita es cuando pasamos del placer y de la fantasía , a ponerle mas realismo a esas fantasías, cuando mi esposo comienza a ponerle nombre al macho que me coge, como día y hora, lugar y estilo de mi infidelidad.
Para mí antes era muy incómodo que me lo dijera, porque acababa con mi romanticismo, el cual como mujer buscamos mucho, pero tanta ha sido su insistencia, que ese romanticismo se convirtió en placer. Por ello, cuando me hace el amor, y comienza a entrar en el terreno peligroso de fantasear con que otros hombres me llevan a sus casas o a Hoteles y me desnudan, acarician, besan y cogen, me empezó a gustar tanto que cuando me hace el amor, ahora yo misma le induzco a que me diga que es lo que piensa o que es lo que lo pone tan excitado, sabiendo lo que me comenará a decir.
Me vuelve loca cuando mi esposo esta tan excitado que esta loquito de placer y comienza a decirme que se excita tanto imaginar que mi amigo Alfredo, es el hombre que me coge ricamente, y me da tantos detalles de lo que se imagina, que hace volar mi imaginación para proponérselo a mi amigo que lo haga realidad.
Le he preguntado a mi esposo que porque quiere que Alfredo me coja, y la única respuesta es que lo ha visto inquieto por mi, y que no deja de admirar mis caderas, lo que para los hombres, significa que quiere cogerme, y además, que ha notado en mi, cierto gusto hacia mi amigo, al que no lo veo como amigo solamente, sino que mis miradas son de verlo como macho y que por eso se imagina que entre mi amigo y yo, hay cierto gusto, pero que además, a el le causan celos pero excitación a la vez, porque no puede impedir que tenga deseo de saber que mi amigo me mete su verga mil veces en diversas ocasiones.
Creo que comprendí a mi esposo y por eso he cedido a ser infiel, porque de alguna u otra forma, tengo el consentimiento de mi esposo en esta fantasía, que ambos, deseamos sea realidad.
Eso me tenía muy excitada, y mi esposo estaba loquito por lo mismo, y Alfredo, estaba más porque estaba dándose una gozada inimaginable.
Este jueguito, era un gustazo donde mi esposo gozaba en su mente, yo gozaba en mente y cuerpo y mi amigo Alfredo gozaba en cuerpo!!.
Así deje pasar otros días en donde no tuve más sexo con Alfredo, y solo nos veíamos en la escuela, donde con sonrisas entendidas, sabíamos lo que había entre ambos, pero solo nos saludábamos muy normalmente –aunque no sabemos si las actitudes de buscarnos con las miradas, nos descubrían ante los demás-. De vez en cuando, el se acercaba a mi, y trataba temas de su negocio, simulando ante mis amigas que todo seguía igual y ambos sentíamos como la piel se nos ponía, y como nuestra respiración se agitaba. Eran emociones encontradas y eso nos gustaba a ambos.
Cierto día, a las 11 de la noche mi esposo llego tan cansado que se metió a dormir, dejándome viendo TV, y cuando me iba a dormir, sinceramente no tenía sueño y pase a la cocina a tomarme un vaso con agua, pero seguía sin sueño, por lo que me metí a Facebook donde me encontré a mi amigo y un brillo de luz regresó a mi rostro ya que comenzamos a chatear……….increíblemente nos dieron las 4 de la madrugada y quiero decirles que esas horas pasaron rapidísimo.
Ese hombre no solo logró ganarse mi amistad y mi confianza…..ahora se había ganado el derecho de cogerme…..con mi consentimiento.
Esas horas estuvimos recordando todo, desde que nos conocimos, desde que me convertí en una fantasía para él y el para mí, y cómo sucedieron las cosas; hablamos detalle a detalle y revivimos todo lo que había sucedido en esos días y en esos encuentros. Mi esposo dormido, y Alfredo solo ya que su esposa, trabaja de lunes a viernes en otro Estado y eso le permite mucha libertad………Alfredo y yo, terminamos empapados, al grado de masturbarnos cada uno en donde estabamos.
Cerré la computadora y me fui a dormir, pero…….no podía dormir, y la excitación me tenía en sus brazos y mi coñito vibraba bastante….apenas mi mano encontró mis labios vaginales nuevamente, y una ola de placer me abrazo y comencé a masturbarme otra vez con fuerza y verdadero deseo ….y no paré hasta explotar no sé cuántas veces….no sé si fueron 5, 6 o 7 veces, pero mi mano no paraba de tocar cada centímetro de mis labios, de mi clítoris, de mis jugos…..Uff riquísima masturbada me avente esa noche recordando letras y recordando hechos reales….nunca me había masturbado tanto como ese día con mi esposo a mi lado dormido.
Algo que no se sabe, es que a partir de aquellas aventuras con mi amigo, me nació un gustito….diferente. Desde esa ocasión en que salí de la casa de Alfredo sin ropa interior y una minifalda de locura, sentí la necesidad de recordar aquella aventura…..vistiéndome en ocasiones sin ropa interior. Era algo así, como recordar aquel día, como un fetiche o un morbo de sentirme salir sin ropa interior, como si estuviera saliendo de su casa bien cogida.
Los días pasaban, mi inquietud era mayor cada día y no sabía que me deparaba el destino…..no sabía si después de dos cogidas con mi amigo, algún día repetiría aquel encuentro con Alfredo y tome la decisión de darme gusto con otra cogidita con él.
Como saben, Alfredo tiene un negocio propio, y se dedica a elaborar productos de belleza para mujeres, y sabía por él, que próximamente habría una exposición de productos femeninos. Esa tarde me lo encontré en la escuela, y no debo negar que al verlo, me sentí excitada, y trate de no darle importancia, y me acerque muy indiferente, para saludarle.
- Hola Alfredo, como estas?…..-
- Hola….y tu? Veo que sigues “muy bieeen” – sonriéndose
- Pues qué bueno que me veas muy bien…..oye, y ya estás listo para la exposición de belleza que me comentaste?-
- En eso ando Diana, ya casi tengo todo listo, pero ahora estoy retrasado con la publicidad….espero que me tengan a tiempo todo lo que pretendo regalar de promociones-
- Pues hay que buscar opciones de publicidad no crees-.
- Ufff,….pero como que se te ocurre?- me dice como desconcertado.
- Pues….no se…..he visto que en las exposiciones, algunos hacen uso de Edecanes o Modelos, y creo que hasta atraen más la atención de los visitantes.-
En cuanto dije eso, Alfredo se quedó callado…pensativo, y solo pudo contestar:
-Así es Diana, pero….según se, sale muy costoso rentar Modelos, y realmente, estoy invirtiendo en la nueva producción y ando muy gastado-
No sé de donde ni en qué momento, pero le propuse una idea que me salió en ese momento.
- Mmmhhhh….pues…..se me ocurre lo siguiente……..creo que mi esposo no estará este sábado en casa, porque al parecer, invitaron a una reunión en Cuernavaca al cumpleaños de uno de sus compañeros, y aunque ya le había dicho que si se confirmaba la reunión, que yo no iría porque mi amiga también me había invitado a su cumpleaños. Mi esposo se llevará a mis hijos si se confirma, estaré sola ese día!!! Bueno el cumpleaños de mi amiga es en la noche y tu exposición en la mañana cierto?, pero…… pero si quieres…..te ayudo……no soy modelo profesional ni edecán….es más…nunca he hecho esa actividad pero si no te apena, yo puedo apoyarte en tu Stand como Edecan…..qué opinas?-
Sin pensarlo, abriendo sus ojos bastante asombrado, pero lanzando una sonrisa muy traviesa, acepto mi idea y faltando tan solo dos días para la exposición, ya no daba tiempo para acordar como debía ir vestida, por lo que solo me comento:
- Uffff Diana…..tu siempre vienes a darme cosas buenas……..realmente no se me ocurre nada en este momento, pero deseo que tu te encargues de esa actividad si?....quiero que me des una sorpresa….confío en que tú sabrás escoger lo que consideres necesario para atraer las miradas y clientes….lo dejo en tu decisión-.
Pasaron esos dos días….llegó el viernes y mi esposo me dio la gran noticia: Si se iba a la reunión a Cuernavaca, y se llevaría a mis hijos. No pude más por la emoción y de inmediato le mande un mensaje a Alfredo: “Hola, si se van a Cuernavaca mañana, y yo estaré sin problema para apoyarte”. Y así llegó ese día sábado y mi esposo se despidió a las 7 am y se llevó a mis hijos. Solo atiné a informarle que ese día yo asistiría a una exposición de productos femeninos temprano -sin decirle que mi actividad, sería la de edecán - y a mi regreso, al cumpleaños de mi amiga. Solo se despidió con un beso y me pidió tuviera cuidado y que disfrutara el día. “-Seguro amor, no te inquietes que tratare de disfrutar el dia”.-fue mi comentario.
En cuanto se fue, inmediatamente me metí al baño a ducharme, y aproveche para depilarme todita, para quedar nuevamente como bebe. Estaba ya maquillándome, cuando Alfredo me habló por teléfono a las 8:30 am, y me pidió que lo esperara porque pasaría por mí en 20 minutos. Dieron las 9:00 am, cuanto llegó a mi casa, y sin hacerlo esperar mucho, salí y me subí a su auto, para nos dirigimos al centro de exposiciones. En el camino, platicamos de mil cosas entre lo que no aguante la curiosidad, y toque el tema de nuestra aventurilla, y note en él, una emoción intensa, por lo que de mi boca salieron palabras muy sugerentes:
- Sabes?..... recuerdo cada momento, cada detalle de lo que paso ese día Alfredo…..es como si lo tuviera grabado en mi mente……está tan grabado que me imagino si lo gritáramos a todos los vientos para que todo mundo se enterara, …..pero sin que sepan que hablamos de nosotros…te imaginas? –.
- No entiendo Diana?....como que todo mundo se enterara sin saber que hablamos de nosotros!!-
- Si…..a mi me gustaría decirle a todo el mundo, lo que hemos hecho, que todos se enteren pero…….que solo cambiemos los nombres para que nadie sepa que hablamos de nosotros……..me gustaría algún día hacer unos relatos eróticos, subirlos en Internet, para que todos lean lo que hicimos, y que nadie sepa que somos nosotros….riéndome y pensando que todos pensaran que es una fantasía más- Atine a decirle.
- Uff Dianita!!.....seria muy excitante…….también a mi me gustaría!!-
Yo ya no dije nada. Mi amiga estaba escribiendo todas mis “fantasías”, sin saber que muchas de ellas, las estaba realizando en realidad. Solo deseaba conocer si Alfredo estaría de acuerdo, porque probablemente algún día, el se daría cuenta o bien, algún dia le diría que buscara los relatos en internet!.
Así llegamos al Centro de Exposiciones, y caminando rumbo al stand, me comento que tenía resuelto el problema del vestido para ponerme ese día. Así llegamos al Stand y me condujo a la parte trasera del Stand, donde había un espacio muy pequeño como si fuera una bodeguita y con una puerta que decía PRIVADO y me dijo:
- Dentro hay un vestido rosa con una etiqueta grande de la marca de mis productos ….en cuanto te cambies vienes conmigo por favor-.
En cuanto me metí a ese pequeño espacio, vi encima de una silla, un pequeño vestido rosa strapless, muy corto….demasiado corto diría yo. La tela era tan elástica que lo hacía ver muy ….atrevido!!. En ese momento recordé que traía ropa interior grande, y pensé como le haría para que no se notara. Me puse nerviosa porque no encontraba solución y me puse el vestido encima. No me gustó nada porque se marcaba mucho mi ropa interior. Me senté en el silloncito y me quede pensando y llegue a pensar en irme pero después de pensarlo un minuto, pensé en mejor salir y comprar una prenda. Sin embargo, me decidí a probarme el vestido a ver cómo me quedaba sin ropa interior.
Y como era de esperar, me puse el vestido y debo decir que me veía hermosísima en verdad!!! Me admiraba en ese enorme espejo y yo misma me sorprendía de lo imponente que me veía. El vestido al ser strapless quedaba muy bien, pero recordé que el problema era abajo……….por tener mis nalgas grandes, el vestido me apretaba mucho de la parte de abajo y estaba tan cortito que si me agachaba tantito se me vería todo.
Me di cuenta que si de vez en vez me lo bajaba con la mano lo podía medio controlar. Escogí unas zapatillas de tacón muy alto, y me vi en un espejo grande que había, Uffff….que guapa me veía!!! Y aunque el vestidito era muy corto, mis piernas lucían de maravilla y eso me gusto. El vestidito, parecía que me lo hubieran pintado al cuerpo.
Guarde mis cosas personales en ese momento me decidí a usarlo con todo el riesgo que implicaba no traer ropa interior, pero pensando en que al estar detrás del stand, el riesgo se eliminaba, y decidida salí hacia donde estaba Alfredo.
En eso dije en voz alta para que me escuchara:
- Ya termine de vestirme Alfredo…..donde estas!!!
Pero no hubo respuesta, vi muchos de los productos en el piso y me acerque a recogerlos, pero no sabía cómo agacharme sin que se me levantara el vestido.
Sin embargo al ver que no había nadie en ese momento, no tomé mucha importancia y me agache la primera vez, para recoger los primeros productos y sentí que el vestido se me subió un poquito; acomodé los productos y me agache por segunda vez, recogí los últimos productos y sentí que el vestido se me subió un poquito más, pero sentí que enseñaba la parte baja de mis nalgas y de mi vagina rasuradita. Me pare frente al espejo y noté que se me veía todo claramente. En ese momento, súbitamente oí la voz de Alfredo tras de mí que venia caminando por otro pasillo:
- Guauuu!!!! Estas guapísima y el vestido te quedo perfecto -.
Yo estaba parada con los productos en las manos por lo que no pude bajarme el vestido, en tanto Alfredo al ver como estaba, se apresuró a sentarse en la silla del stand como si le fueran a ganar el lugar en un concurso. Abrió los ojos como desorbitados y se puso muy nervioso y, ahí me di cuenta que ya me había visto la parte baja de mi vagina apenas cubierta por el mini vestido.
Me apresure a poner los productos sobre el stand y rápidamente con las dos manos me baje la mini lo más que pude, que la verdad no fue mucho por lo chiquitita que estaba.
Después de un rato de silencio y de que Alfredo tragara saliva, me dijo:
- Discúlpame me puse un poco nervioso ante impresionante belleza, ….pero puedes pasar enfrente y ahí están ya los folletos que hay que entregar a los visitantes, y, cualquier cosa me la reportas-.
Me sentí confundida…nerviosa porque estaba literalmente desnuda en un sitio muy público y ante un hombre que hace apenas días me había dado una cogida intensa……..pero obedecí y me puse frente al stand tomando unos folletos y de inmediato sentí las miradas lascivas de los trabajadores pero por suerte ninguno se atrevió a dirigirme la palabra, lo único que dirigían eran unas miradas tratando de ver algo más.
La exposición comenzó y el público fue llenado el Centro de Negocios, y en menos de una hora, ya había un número importante de visitantes. Ahí estuve hablándole a la gente que llegaba al stand, algunos se detenían solo para verme de pies a cabeza, otros para verme bien las piernas, otros para verme las pompas, algunos se paraban como que me prestaban atención pero los veía tratando de ligarme, y ya a algunos se los llevaban sus esposas entre regaños, dándome risa.
El día fue muy intenso ya que los nervios que tuve a temprana hora, se convirtieron en algo normal, y de hecho, ya no daba importancia a tanta mirada y piropos que me decían los hombres, por lo que me acostumbre a estar vestida así y ser objeto de miradas masculinas. El evento terminó a las 6 de la tarde, y se cerró el acceso de más visitantes y a las siete de la noche, ya habían salido todos. Al terminar ese día realmente quedé muy cansada, pero creo que se logró la meta, ya que Alfredo estuvo muy ocupado registrando pedidos, vendiendo algunos productos ahí mismo, y cuando se cerró el centro de exposiciones, todos los expositores se quedaron recogiendo sus papeles y alistando todo para el día siguiente.
En tanto, yo me dirigí a ese privadito detrás del stand y ahí antes de cambiarme me senté a descansar en tanto Alfredo desde fuera también sentado, corrió una pequeña cortina y nos quedamos viendo, sonriendo de lo cansado del día. Casi no había gente y Alfredo me hablo en un tono extrañamente amable:
- Que tal Diana, veo que ya termino el día y pues nos fue bastante bien ehhh!!!!..Créeme que sin platicarlo….te ganaste una buena comisión ehhh!!!.
Me detuve a escucharlo y claramente puse una cara de extrañeza ya que no era mi objetivo cobrar por ese favor, a lo que Alfredo continúo:
- Obviamente no platicamos sobre esto, pero nunca pensé que tu idea de acompañarme como una Edecán, me arrojara tantas ventas y pedidos…..y por eso, te daré una buena comisión.
A lo que respondí:
- Oye Alfredo….si no lo hice por dinero sino por ayudarte…-.
Y me dijo:
- Ok pero reconozco que sin tu ayuda……esto no lo hubiera logrado mmhhh-
Como dije, el pequeño espacio que servía de bodega era muy pequeña, no tenía ventanas pero estaba bien iluminada, tenía un sofá-cama café. Alfredo cerró la pequeña puertita, y se sentó en el borde del sofá cama a mi lado, con una actitud un poco más confiada.
Ya estando ahí con una sonrisa en la boca me empezó a decir:
- Diana, quiero pedirte por favor, que me entiendas, pero realmente eres una mujer demasiado inquietante…..por mas que quiero frenarme, tu sola imagen me debilita…..quiero proponerte ………..hacerte una pequeña propuesta indecorosa!!.
Sonrío y me miró fijamente a los ojos, y sus palabras, me hacían adivinar por dónde iba la cosa y le pregunte con rostro serio:
- ¿De que se trata todo esto Alfredo?
El me respondió:
- Mira Diana…..la idea de apoyarme como Edecán fue tuya, yo no lo había pensado y tu idea me ayudó muchísimo…..quiero que sepas que me tuviste muy entretenido admirándote a cada momento y me daba cuenta de que muchísimos hombres estaban embobados contigo y eso permitió incrementar mis ventas……..por eso quiero pedirte que aceptes la comisión que quiero darte, aunque sé que nunca platicamos del tema, pero tampoco nunca me imaginé de lo que tu idea me generaría de ganancias…….por ello quiero compensar tu idea con una parte de mi ganancia de hoy……..no quiero mentirte y quiero decirte que no puedo olvidar aquel momento en que estuvimos juntos y me regalaste un día de placer enorme……hoy me diste nuevamente, aunque de otra forma, un regalo más al darme a ganar dinero superior de lo que esperaba……y quiero ahora yo darte algo ….algo económico por tu ayuda y ……..algo más ……..me tienes muy inquieto por como vienes hoy, y quiero confesarte que se me vino una idea muy loca…..solo compréndeme……. te ofrezco darte por este día veinte mil pesos de comisión y como muestra de que hablo en serio, en este instante te lo doy en efectivo,….. es lo que te ofrezco, que dices?....pero además la idea loca es que me gustaría, sentir tu piel, tocarte, que me permitas sentirte, y que incluso sientas mi verga encima de tu coñito, pero con la promesa de ….no meterme en ti!!!.....sé que dirás que estoy loco, pero quería que supieras esta locura que me provocaste!!!!-.
Obviamente puse cara de sorpresa, me quede callada y me puse a pensar en todas las implicaciones sobre lo que me había dicho; Bien podría decirle que no, aunque el dinero no me hacía falta, pero a nadie le cae mal un dinero adicional y más sin esperarlo, pero además también podría decirle que no a su locura, pero no debo negar que el coño se me hacía agua, por todo lo que ese día había pasado.
Pero si aceptaba su propuesta, pasaba por mi mente en que me está comprando!! En que me estaba prostituyendo porque en el fondo el pretexto era darme créditos por sus ventas cuando en realidad, estaba pagando por un momento de placer!!!....por darme placer sin penetración. No sabía que contestar más aun ello, mi coñito no dejaba de vibrar. Lo pensé un rato y conteste:
- Hay Alfredo……no sé cómo le haces pero…..acepto con dos condiciones, que en verdad no haya penetración –aunque yo deseaba que me metiera nuevamente esa verga que me llegó a enloquecer días antes -y que lo del dinero, no lo tomes como una intensión mía, ya que nunca pensé en cobrarte por mis servicios……lo hice por nuestra amistad, pero si es tu deseo compartir tu éxito conmigo, no te lo voy a rechazar, y si gustas, deja el dinero en la mesita -.
El sonrío como si se hubiera sacado la lotería, y me contesto:
- Dianita……eres toda una mujer!!!!.....ten el dinero, es todo tuyo!!! Y tomando un portafolio que traía consigo, sacó un paquete de dinero y lo dejo sobre la mesita del pequeño espacio.
Alcance a dejar la bolsita en el escritorio y Alfredo se acercó lentamente hacia mí, atrayéndome hacia él; en ese momento, sentí sus manos rodear mi cintura, y el roce de mi cuerpo con el de él, generó que el vestido se me subiera un poco más, dejándome descubierta de la parte baja, y al tratar de acomodarme el vestido, tome las orillas de abajo y al querer darle un jalón hacía abajo para acomodarlo, lo hice con más fuerza de la debida, y eso fue peor, porque al bajármelo, jale tanto hacia abajo que por la parte superior brotaron sobre el vestido mi par de pechos casi en la cara de Alfredo, quien clavo si mirada sobre mis bellos senos, y sin dejar de abrazarme, me apretó con sus brazos contra su cuerpo logrando que mis brazos se hicieran hacia atrás, y mis pechos quedaran en su cara, lo que aprovecha abriendo grande su boca, y comenzar a comerme mis senos, pasando su boca de uno a otro, llenándolos de su saliva y comenzar a chuparlos como loco, y remataba con el pezón, succionándolo tal cual un dulce, para luego pasar al otro para hacer lo mismo,….uffff era algo frenético para mí, y mis ojos entrecerrados solo alcanzaban a ver su salvaje acto sexual sobre mi cuerpo. Eso me causo una sensación de excitación, sentía el calor de su aliento en mis pezones y eso me los ponía duros como una roca; me los chupaba una y otra vez, y como mi piel es blanca pude ver como se me ponían rojos los senos y eso lo excitaba aún más, lo cual inconscientemente me excitaba igual a mí.
Después de un rato, me pidió ponerme de espaldas a él, pero que pusiera las palmas de mis manos en el descansabrazos del sofá cama y me inclinara hacia delante lo más que pudiera quedando mi cuerpo en posición de 90 grados con mis nalgas bien paradas, y lo obedecí.
Ya colocada en esa posición, sentí que se paró atrás y poco a poco levantó mi vestido, el cual se enrollo en mi cintura y ya todo ese vestido se redujo a un cinturón rosado. Alfredo parado tras de mí, se quedó callado, me imagino que admirando las formas de mis nalgas, y sentí sus manos a los lados de mis caderas y su aliento en mi ano. Sentía su presencia tras de mi, pero no sabía lo que pasaba, por lo que alcé mi rostro y volteé hacía atrás y justo en ese momento, sentí su lengua como empezó a lamer de una forma descomunal todo mi culo recorriendo desde mi anito hasta mi vagina, y subía la lengua por mi ano, por mis nalgas, y con sus manos me las acariciaba junto con las piernas. Su magistral lengua rozaba la entrada de mi vagina, y todo esto me excitaba mucho. Alfredo me mordisqueaba las nalgas una y otra vez en diferentes intensidades y yo sentía una sensación eléctrica muy rica, sentía como rozaba su bigote en mis nalgas y en mi ano.
Después de un rato sentí que se alejó, y en ese momento oí el caer del metal de un cinturón en el piso, voltee y vi que Alfredo ya estaba completamente desnudo.
Su cuerpo se veía muy excitado por mí, y con esa pancita respirando fuertemente, e inevitablemente bajé la mirada para admirar su pene que también estaba a todo lo que daba, húmedo y escurriente con ese líquido pre seminal, que daba muestras de que estaba súper excitado. Lo tenía tan parado que se le veía, dispuesto a tener sexo..
Él se volvió a agachar y ahora me lamia la vagina de abajo para arriba, era un vaivén muy rico, yo sentía que me excitaba cada vez más, sentía como se humedecía mi vagina y ya no sabía si era la saliva o mis propios jugos de excitación. Luego se puso de pie y me volteo de frente a él, y me sentó en el sofá cama, abriéndome las piernas, para alcanzar mi clítoris con su lengua, y me lo comenzó a lamer de una manera excepcional, haciéndome cerrar los ojos del placer, en tanto su pulgar tocaba la entrada de mi coñito, y apenas con esa punta la empezó a mover dentro de mí al mismo tiempo que lamia mi clítoris. Era una sensación de calor que me invadía, sentía el placer dentro de mí, y empecé a gemir, a gemir como una mujer que necesitaba un hombre.
Cuando ya estábamos ambos muy excitados, yo acostada encima de ese sillón, Alfredo se puso de pie y se puso encima de mí, pero para irse contra mis pechos, para comérselos, pero en esa posición, el encima de mí, hizo que su pene chocara contra mi vagina, el cual apenas lo sentía. Pero él se excitaba cada vez más al ver cómo me chupaba mis pezones, y al sentir como mis jugos mojaban la cabeza de su pene.
Era riquísimo sentirme así, dispuesta a todo, esperando que ese macho cumpliera su palabra y no me penetrara, aunque yo lo deseaba atrozmente!!. Alfredo dejo de comerme los senos, y despegándose un poco de mi, comenzó a rozar su pene encima de mi clítoris, y en tanto ascendía y descendía, la longitud de su pene rozaba todos mis labios, desde arriba hasta abajo, causando estragos en mi clítoris que vibraba ante tal rozamiento, y ambos gemíamos sin que hubiera sexo como tal y nuestros sexos, escurrían ya tanto líquido que estábamos sumamente empapados.
Yo no aguantaba mucho y deseaba que me penetrara, pero no le decía nada!!. Ya no aguanto más, ni yo, y me jalo hacia él, haciéndome sentir como todo esa verga rozaba intensamente mis labios y mi clítoris; yo me sentía en las nubes y me gustaba mucho sentirlo de nuevo. Estuvimos así, no sé cuantos minutos, y el instinto nos venció, ya que en un momento dado, Alfredo, sin quererlo, me dejó ir hasta el fondo, esa verga que tanto deseaba en mi vagina ……después de algunos días…..esa verga nuevamente me hizo retorcerme de placer, al sentirla muy dentro de mi……era una sensación muy rica que hizo que soltara un gemido de placer y el también.
El se quedo sin moverse, como esperando mi reclamo por no cumplir con su palabra ,y yo sin decir nada, comencé a hacer presión con las paredes de mi vagina, situación que para un hombre es enloquecedor, y sin movernos ambos, sentíamos esos abrazos a su verga con las paredes de mi vagina. Alfredo comenzó a chupar mis pezones y sus dos manos, me tomaron por mis poderosas nalgas, situación que le encanta a mi esposo, porque dice que cuando me tiene así, siente la grandeza de mis caderas y mis nalgas suaves, lo vuelven loco, por lo que Alfredo me todo con todas las palmas de sus manos, cada una de mis nalgas, y comenzó a jalarme una y otra vez hacia él, para embestirme como un macho embiste a su hembra; yo sentía como me enterraba ese pene una y otra vez. Era sumamente excitante ver esa mezcla de blanco y negro entrando y saliendo, y es que era un contraste ver nuestras pieles fusionadas como una pieza de porcelana abrazada por una piedra, era algo muy rico que me hacía sentir a Alfredo, como mi amigo ante los demás y como mi amante en la privacidad.
Yo bufaba como hembra en celo, como una mujer violada, que trataba de disfrutar cada segundo de ese hombre y a la vez, sabiendo que me estaba cogiendo otro hombre distinto a mi esposo, pero el placer es enorme y, después de darme tanta verga, sentí como me la saco, y me volteo de nuevo sobre el Sofá, pero para atacarme ahora mi vagina por detrás, en esa posición que tanto nos gusta a las mujeres porque nos vemos y sentimos sometidas a un Macho semental…….yo gemía de placer al sentir sus manos al lado de mis caderas sosteniéndome, y su barriga encima de mis nalgas en tanto su verga, entraba y salía de mi coñito, y su boca besándome la espalda, rozando su bigote en mi piel, haciéndome estremecer a cada embestida. Mis ojos se cerraban e imaginaban el rostro de Alfredo viendo el culo tan hermoso que se estaba tirando y oírlo como chocaba contra su cuerpo. Me imaginaba su rostro feliz por estarse cogiendo a una verdadera hembra; me imaginaba su mente pensando en que, no encontraría en muchísimo tiempo, a una hembra buenísima y dispuesta a darle las nalgas cuando él las pidiera como yo en ese momento se las estaba dando…..me imaginaba, sentirlo feliz por estarse cogiendo a una mujer buenísima y dispuesta a putear con él, en lugar de estarse cogiendo a su esposa.
El chocar de su cuerpo con el mío, en ese momento se convertía en una música que le encantaría oír a cualquiera y eso él lo sabía. Ahí estábamos en ese frenesí de pasión, cuando sentí como poco a poco su pene crecía más dentro de mí y su cuerpo se empezó a poner tenso; Alfredo empezó a gemir más todavía y un segundo después, comenzó a eyacular abundantemente dentro de mí.
Él se veía agotado y ahí se quedó un rato viendo mi cuerpo sobre el Sofá. Tenía una expresión de felicidad, claro sin hacer menos la mía, y me dijo:
- Eres hermosa Diana,……... Disculpa si no seguí el trato de no penetrarte, pero no podía aguantar ante esta situación tan morbosa. Además vi que no te molesto tanto-.
Yo sonreí maliciosamente y me levante del Sofá contestandole:
- Puesss…..que puedo decirte!!....…más me hubiera molestado si hubieras cumplido tu palabra!!!! –
Él se río con una carcajada, y después de vestirse, salió del privado para dejarme arreglar; después de unos minutos, tome mi bolsa de dinero y comencé a cambiarme para ponerme mi ropa. Cuando termine salí de ese privado del stand, y ahí estaba Alfredo sentado diciéndome:
- Amiguita……eres excepcional!!!.....quiero proponerte otro proyecto…….piénsalo pero no mucho ehh!!......te gustaría venirte a trabajar a la oficina conmigo?.......no te olvides de mí propuesta……si gustas adelántate al carro en lo que entrego llaves y te alcanzo para llevarte a tu casa-.
En todo el camino, no nos dirigimos mucho la palabra……fue extraño pero cierto….ya casi para llegar, le pedí que si podría esperarme un momento porque olvide que tenía una fiesta con una amiga, y deseaba arreglarme para ver si el me llevaba con mi amiga. Así lo hicimos y no tarde tanto en solo arreglarme lo poco que tenía……una minifalda muy cortita, una blusa escotadita y unas zapatillas muy altas, y abajo una mini tanguita para detener el semen que me escurría de la cogida recién recibida.
Al salir a los 5 minutos, muy bien perfumada, Alfredo me admiro de arriba abajo y no pudo contenerse en lanzarme mil piropos. Así me llevo a la casa de mi amiga, donde antes de dejarme, me plantó un beso enorme y solo atinó a decirme: “Dianita, estas muy hermosa, y sé que todos los hombres que te vean, estarán locos por ti…….sé que querrán algo más contigo” - a lo que con una leve sonrisa, solo atine a contestarte: “Yo lo sé, pero que puedo hacer?.....hasta ahorita solo mi esposo y tu, gozan de esta mujer” y Alfredo en silencio solo atinó a decir: “Por ahora?” y sonriendo me baje del auto, para decirle: “Jajajaja tu y mi esposo solo gozan de esta mujercita….bye”.
Y me despedí lanzándole un beso al aire, dándole la espalda y moviéndome muy sensual para perderme en la entrada de la casa de mi amiga, donde se veía había muy buen ambiente, música a todo volumen y mucha gente.
No puedo negar que me pase muy bien ese día, y en la fiesta de mi amiga, la pase muy bien platicando con ella, y disfrutando de la reunión, donde baile con algunos amigos de ella, y donde no pude evitar ver los ojos de esos invitados, atentos a mis movimientos. Yo solo sonreía, y me satisfacía a mí mism saberme bella y atractiva. Se llegó la hora de regresar a casa y eran las 2 am, cuando mi amiga y su esposo estaban dispuestos a llevarme a mi casa, cuando justo recibi un mensaje de Alfredo, donde me decía que estaba afuera para llevarme a mi casa. Abri enormemente los ojos de la sorpesa ya que llegue con mi amiga a las 10 pm y ya eran las 2 am, es decir 4 horas estuvo Alfredo ahí???...solo atine a despedirme de mi amiga quien no dejaba irme sola pero tuve que decrle que ya había pedido un taxi. Solo así pude despedirme, y al salir, a media cuadra, estaba el carro de Alfredo, donde me subí de inmediato y voltee a ver a la casa de mi amiga y ahí estaba despidiéndome con la mano, como asegurando que me subiera al auto. El camino es muy corto a mi casa y apenas llegamos, vi que ya estaba el carro de mi esposo estacionado……Alfredo y yo nos volteamos a ver y nos despedimos de un beso en la mejilla solamente…..en ese momento, éramos otra vez eso….solamente amigos.
Camine hacia la puerta de mi casa y al abrirla, voltee hacía el carro de Alfredo, quien con la ventanilla del carro abajo, me volvió a decir:
- Amiguita…… no te olvides de mí propuesta…… -.
Le sonreí y le guiñé un ojo. Eso no era un si ni un no, solo una posibilidad, así como las muchas posibilidades que había de volver a intimar nuevamente.
Al llegar a mi casa, mi esposo estaba dormido con mis hijos en el sillón y no dude un minuto en esperar, para sentarme frente a mi PC, y comenzar a escribir lo que acababa de hacer con Alfredo…….
(Continuará…)
FOTOSLiliysujefe
Quiero hacerles participe de como cammbio mi relacion de pareja con Lili ( mi esposa) resulta que hace un poco más de seis meses ella fue por mi al trabajo es un taller en donde ya cumpli mis primeros cinco años cuando la vi llegar se me paro el corazón ya que llevaba la falda de piel que le compre en san Mateo y unas zapatillas que le resaltan sus chamorrotes se veia espectacular y ya se han de imaginar los comentarios de la banda que que guapa pero ya en las regaderas los comentarios subieron de tono como deverias mocharte con el bizcochito refirendose a Lili y me percate que a algunos se exitaban y como que me saco de onda
Cuando estaba ya en las afueras del taller Lili me quiso besar pero como iba muy encabronado ni la pele es mas ni le hable durante el camino a casa de los compadres que nos habian invitado a una fiesta de quince años ya en la fiesta me dedique a tomar con los compadres y sus amistades ya llegando a la casa me pregunta mi esposa que que traia y le conteste que jamas fuera por mi al trabajo total acabamos de pleito y ella me levanto la canasta un buen rato
Al mes del problema ya un poco mas tranquilos me dijo que le ofrecian chamba en una compañia de mantenimiento y como estabamos en plena reconciliacion le dije que si ella queria aceptara
Fue a la entrevista y al otro dia ya estaba trabajando y como a la semana me decia que habia un jefe de stasión que era muy atento con ella la invitaba a comer y la dejaba salir antes que a los demas y diario que llegaba me contaba de su jefe al que sus compañeros de trabajo le decian eltalugo el cual al paso de los dias le empezo a tirar el can a mi esposa y a ella como que le incomodaba ya que las demas muchachas de intendencia le hacian bulla diciendole que andaba con el jefe eltalugo pero por otra parte le convenia que le dejaran salir mucho antes que a los demas
Pero eltalugo se lanzo a fondo y le canto a Lili y ella le dijo que no y desde ahi le daba el mismo trato que a los demas trabajadores de intendencia pero como ella ya estaba mal acostumbrada le busco la cara al eltalugo y el reinicio con su conquista milpera cuando me conto penso que iba a hacer mi berrinche pero en lugar de eso me dio un morbo y senti como se me enderezaba el pene fue algo que nunca me habia ocurrido y a Lili solo le conteste deja ver hasta donde llega el pendejo de eltalugo me dejo de contar por un buen tiempo hasta que un dia me confeso que eltalugo la llevo a un patio trasero le quito el uniforme de intendencia le chupo las chiches y le hizo sexo oral y despues la empino y termino dentro de ella y que me hago el encabronado ya que la verdad tenia una ereccion tan potente que me dolia el pene y le dije que por que se dejo y ella me dijo que antes le habia tomado unas fotos sin ropa y que le dijo que las iba a subir a el internete para que vieran algo bueno y que por eso ella acepto ser penetrada sin proteccion total que lloro como una magdalena y la console terminando en un super palito me acuerdo que termine rapidisimo y le dije que no habia bronca
Como al mes vino la segunda confesión me conto que un viernes estaba eltalugo con otros dos jefecillos chupando en el patio trasero le mandaron a hablar y le ofrecieron una copa ella acepto pero ya a medios chiles empezo eltalugo a abrazarla delante de los otros dos pendejos diciendo que mi Lili era su putita que tenia unas fotos donde se veia buenisima y en un momento dado le ordeno a Lili que se quitara la ropa a lo que ella les dio la espalda se quito la camisola y el pantalon de su uniforme pero seguia chingando eltalugo que se quitara todo ella se quito el brasiere y la pantaleta pero dice que sentia la cara ardiendo que tenia pena y eltalugo seguia chingando que se volterara ya que querian que les enseñara los pelos ella no atinaba a moverse se acerco eltalugo la tomo del braso la giro y antes de estar de frente con ellos se le hecharon ensima y no supo cuanto tiempo lo hizo peo se dio cuenta que ya estaba obscuro salio corriendo y al llegar a casa se ducho y me espero para cenar
Cuando me conto todo le dije que me gustaria encontrla con las evidencias de todo y la primera vez que llego con las huellas de la batalla simule estar encabronado y revisarle su ropa intima darle un par de nalgadas por portarse y terminamos cogiendo tan rico que ya se nos hizo costumbre ahora entiendo que perdi mucho tiempo y tengo la fantasia de prestarles a Lili a los cuates del taller ya que por mi egoismo no deje que ella disfrutara de unas buenas cogidas con ellos
Me gustaria saber su opinion si ustedes harian lo mismo que su servidor y muchas gracias por leer mi historia ya que no soy escritor y unicamente les conte mi vivncia
FOTOSLa fantasia de mi esposo, mi mejor infidelidad
Las Infidelidades de Esthela (I)
Amigos, alcohol y mi mujer... Salida a bailar con sorpresa.
La Puta del Colegio UBAM
El tiempo paso y al rededor de un mes mi novio iba por mi al colegio y eso me gustaba, que miraran a mi novio con recelo, que lo vieran como enemigo y que me hiciera sentir mas deseada, eso me encanta. bueno como decia, el tiempo paso y los profesores eran simpaticos y muy atractivos, bueno uno que otro, habia dos en especial, y para ser sincera me sentia atraida por uno de ellos, fue tanto el gusto que sentia por el que no me di cuenta en que momento comence a coquetearle, y por que no decirlo asi insinuandomele, el claro no podia resistir a mis puterias que hacia, me alzaba la falda que de por si ya era muy corta, y abrir mis piernas mientras el explicaba algun tema de la clase, lo miraba fiajamente a los ojos invitandolo a observar ese bello panorama que tenia para el reservado en mi entrepierna, el profesor se llama luis, y la verdad no tengo por que ocultar su name, la verdad me hizo sentir toda una mujer, mas que mi novio.el en el paso del tiempo se dio cuenta de las insinuaciones, y un dia me dijo mientras caminaba por el pasillo: "disculpe señorita reyes, ajammm no se como decirle pero quiero que pare a sus jueguitos y sus insinuaciones" la verdad no sabia que decir, me sentia como una estupida tonta, tratandome de tirar a un profesor de mucha clase y mas por que creia que no podia fijarse en mi apesar de lo linda que estoy.no sabia como actuar asi que decidi seguir mis instintos, y le dije mientras tocaba su pecho: "por que profe?, a caso no le gusta que se la ponga dura, o no quiero tener problemas por el simple hecho de pensar que si lo sigo haciendo usted y yo podemos terminar en la cama?" el se quedo sin palabras y solo contesto con un lo discutiremos despues señorita reyes!! y se alejo.la verdad es que me senti exitadisima de pensar que me podrian haber visto o de imaginar que hubiera hecho mi novio si se enterarà, pero eso no me importo y segui haciendolo en toda la semana, hasta que por fin me decidi a dar el paso que me llevarìa a la gloria.por fin llego el lunes despues de tanto pensarlo, y le dije a mi novio que no fuera por mi, que me iba a regresar con unas amigas despues del cole, el acepto y no puso peros, ya que le prometi que saliendo del cole lo iria a ver para que me diera una buena cogida!! y claro que se la hubiera dado si no fuera por que mi profesor se animo a cogerme por fin, pero les contare con detalle como sucedio, llegado el lunes:me levante en mi casita, hicde un poko de tarea y un poko de mi khacer, claro como toda una buena niña de casa, llegando las 11 me meti a bañar, y cuando senti el agua tibia rosando por mi cuerpo,imaginaba que eran los dedos de mi profesor tocando suavemente, y no se por k razon me exite y decidi dedearme mientras me duchaba, tube un orgasmo tan maravilloso que ya queria llegar al colegio para descargar toda esa exitacion en un solo hombre(mi profesor, por cierto de computo), bueno sali de hacearme y me dirigi a mi cuarto, miraba mi ropa interior y pensaba cual le gustaria mas y como me iria vestida, mire una tanga que unas semanas antes me habia comprado mi novio para que la usara con el, pero el tiempo no lo permitia, asi que decidi ponerme esa, era una diminuta tanga color roja, muy sexy y provocativa, no sabia que ponerme encima si un short o unas pantys, asi que me fui por la salida rapida, decidi no llevarme mas que la pura tanga, y ensima mi falda corta de cuadros blancos con lineas azules, vaya que bonita falda era, y dijo era, por que a la fecha no la utilizo mas, bueno segui con la parte de arriba, no sabia si llebar bra o no, asi que de igual manera decidi solo ponerme mi blusa y sentirme como toda una putazorra, eso me facina pensar de esa manera, deseada, sucia, me exita, no sabia como pintarme asi ke eso fue lo de menos, un trazo por aqui y otro por aya y ya estaba lista aquella princesaputona para una buena cogida, mis padres no estaban en casa asi es ke me di el lugo de tomarme mi tiempo, solo estaba mi abuelita, pero era ", bueno me despedi de mi abuela, y antes de irme al colegio, me pare frente a mi espejo, me mire y me dije, eryka, k puta te ves, que cogida te van a dar, o miles de cosas pasaron por mi cabeza en ese instante; decidi irme por fin, camine a la esquina a esperar mi colectivo, en el camino me decian los amigos de mi novio que estaban en la tienda, hola erykita, a donde tan sola y tan bella, te van a robar, y yo solo les respondia con una sonrisa, uno de ellos se atrevio a gritarme "todo eso se esta comiendo tu novio"? wow eso me prendio y yo solo me gire y le dije si que envidia no? y se quedo callado, debo aceptar que eso me puso cachonda, bueno aborde mi transporte y me sente en la parte de atras, ya que hay mas posibilidad de robar miradas, me estaba poniendo mas cachonda y por fin llegue a donde tenia que bajar, page y mi falda se alzo dejando ver un poko de mis piernas rica y firmes a lo chikos y señores que iban conmigo, wow que miradas!!!.
Baje camine un tramo de 7 u 8 min, aborde el siguiente transporte que me lleba directo al colegio, llegue no tarde mucho, salude a mis amigas y compañeros con un gesto sincera y coketa, como diciendo ahi amigas si supieran lo que me espera jajaja, seguimos caminando entramos al aula, tomamos clase, hasta que por fin llego el turno y la hora de computo, amm no me gusta mucho, pero el profe pfff es guapisimo, alto 1.72 + o -, tess clara, ojos negros, cabello lacio, unos labios que opfff, se me hacia agua la panocha de imaginar que me iba a besar todo el cuerpo y tambien mi sexo humedo que estaba y esperaba por el. durante toda su clase no le coketie, ni me le insinue, tenia todo planeado, solo me hice la que me sentia mal, y la que no ponia atencion y la que no lo pelaba para nada, el se dio cuenta de eso y unos minutos antes de terminar la clase se dirijio a mi y me pregunto: "señorita reyes se siente usted bien"? a lo que le dije: no la verdad no, me duele la cabeza y me siento un poco extraña, el dio la clase por terminada y me dijo que me iba a llevar a enfermeria, yo acepte y caminamos hacia alla, en lo que caminabamos, le iba platicando que me sentia mal, y que la verdad no sabia si iba a poder seguir en clases, por lo que me pidio que pasaramos a enfermeria y que segun lo que me diagnosticaran, veriamos que hacer, ok respondi.llegamos a enfermeria, esperamos un tiempo y despues pasamos, la doctora me reviso y me dijo que tenia un poco de fiebre, no se como era posible eso, pero yo me hubiera diagnosticado calentura, jaja, la doctora dijo que iba a marcar a mis padres para que fueran por mi, pero yo le dije que podia irme sola, despues insistio la doctora, y en eso interrumpio el profe, hajamm am si gusta doc, yo puedo llevarla y explicarle a sus padres lo que ocurre, usted sabe que lo principal es el resguardo de nuestros alumnos, ella con una voz no muy satisfecha acpeto, pero dijo que le exlicara a sus padres y ke ademas no se presentara hasta que se sientiera mejor, mi profe acepto y me dijo anda señorita reyes, la voy a ir a dejar, yo llena de alegria por dentro no podia creerlo, mi profesor, aquel que tanto habia deseado porfin seria mio y solo para mi, vamos le conteste, caminamos a su auto, me habrio la puerta muy caballerozo y nos dirigimos a mi casa, que estaba a un par de horas del colegio. no pasaron ni 15 min. y yo ya estaba muy caliente y asi es que aproveche el momento y el lugar, ahora es mi oportunidad me dije.ahi profesor la verdad es que ya me siento mejor, si usted desea de aqui puedo irme sola, y usted regresar a sus deberes, el me contesto con un: " de ninguna manera señorita, yo acepte el compromiso de llebarla y eso are" ok le dije mientras tocaba su pierna, se quedo mudo y despues de un rato me dijo: "señorita usted es muy traviesa y esas manos nunka se quedan quietas, quisiera saber por que hace todo esto"?le conteste, que no es obvio, no lo puede ver? estoy qwe me muero por usted y usted ni me toma en cuenta,, haam entonces es por eso,. la verdad es que yo siento mucha atraccion por usted señorita reyes, pero usted tiene novio y yo soy casado, y eso que le dije, ellos no estan ahorita para vernos o si?, paralizado se quedo, le dije no lo guarde mas, quiero que me haga suya profe, quiero que me de eso que tiene entre sus piernas mientras le tocaba su miembro, wow lo tenia erectisimo, durisimo, que no pude mas y le baje su cierre y se la sake dandole una buena mamada, mientras manejaba, el me dijo en voz exitante, que puta eres reyes, pero que puta eres, seguro tenias todo planeado verdad?si profe, quiero que me llebe a donde usted kiera mientras lo miraba a los ojos como la puta que soy, kiero ser suya y que me coja ya.ibamos por cuautitlan centro cuando se desvio hacia plaza san marcos ahi serca ahi un hotel, y ese hotel fue testigo de mis puterias.
Entramos y luego luego lo desvesti, le di unas buenas mamadas a ese pene grandote me lo meti sin remordimiento.el me dijo que puta te ves con ese uniforme, que bella estas, que puta eres mi amor, te voy a cojer como tu novio nunca lo ha hecho, y yo le decia si metemela ya pero ya, que estoy ardiendo papi, ya profe, quiero ser su puta siempre, metamela, estaba a punto de tener un orgasmo cuando me metio una lamida en mi panochita, pfff fue genial, que solo solte un grito lleno de placer, no lo podia creer, me estaba cojiengo un verdadero hombre, y el al igual que io lo estaba disfrutando, wow despues me ensalivo aun mas mi conchita y me dijo esto kieres nena, esto kerias, pues ahora lo tendras y te lo comeras todo por puta, le respondi si mi amor, cojeme ya, quiero tenerla dentro, y si piedad me la dejo ir de un solo golpe vaya que me dolio, pero me fue gustando tanto que decia cosas fuera de mi, si profe cojame asi rico, le gusta que me le insinue en clase profe? si puta reyes, me encanta y ya no aguantaba mas, tambien queria ya cojerte desde cuando me decia el, si profe pues ahora haga conmigo lo que quiera soy solo de usted; que tu novio no te coje rico? si profe pero no tanto como usted, usted me moja cuando lo veo, cuando me roza y cuando me mira, que rico es cojer con un hombre como usted, mi novio no tiene que darse cuenta de mis puterias que hago con usted, el respondio, haaaaaaa pero claro que se enterara, el muy desgraciado me estaba grabando con su cel, al principio me sentia rara y ofendida, pero no me importo y le dije si profe que se entere lo puta que soy con usted, y con todo el salon, ya que me gustaba andar de provocativa con todo aquel que me gustaba, jaja bien traviesa, el me cogio por todos los lados de la habitacion, hicimos y deshicimos, el me dijo ahora sigue este ano tan rico,. io le dije que no por que ya me la habia metido mi novio y me habia dolido mucho, pero el insistio al punto de lo caliente que estaba, termine aceptando, ya vez puta como bien que quieres, y le dije si profes metamela pero ya, el me la metio al principio despacio y despues con movimientos duros, hasta que tuvimos un grandioso orgasmo, el se vino en mi anito y yo me sentia morir, pero me gusto mucho sentir esa lechita tibia en mi interior, fue genial, nadie lo habia hecho, estubimos asi un rato y me dijo ya ves como si tenias calentura puta, pero yo ya te di tu dosis y te la seguire dando cuando quieras, salimos del hotel y me llevo a mi casa, a unas cuadras antes, de ahi segui a pie, pase por la casa de mi novio, pero no tenia animos para saber de el, solo de la buena cogida que me habian dado, claro al dia siguiente se molesto por que no le di lo que le prometi, pero luego lo recompense, y desde ese dia mi profe y yo cogemos o mas bien cogiamos, por que tube que salirme de la escuela por problemas familiares, pero bueno luego les contare de mis demas aventuras con los amigos de mi novio.espero que les haya gustado mi relato.les dejo mi correo ricaprincesita@hot, escribanme y opinen.
FOTOS
Las Apariencias Engañan
A ella la conocia desde muy chica porque venimos de familias conocidas. Ella nunca tuvo novio, siempre muy timida y con muchos principios. A diferencia mia que le doy a cualquier bicho que camina. Siempre me tuvo como un mujeriego y yo lo unico que queria era “levantarmela” hasta que el corazon me engaño y me termine enamorando de ella. Cuando ella tenia 18 años nos metimos de novios porque al final termino dandose cuanta de lo que me pasaba y a ella le paso lo mismo. Pueden creer ustedes que ella era virgen y yo le saque la virginidad?.
Yo trabajaba por mi cuenta como vendedor de servicios y ella estaba en el secundario todavia. Cuando los padres de ella se enteraron de que nos habiamos puesto de novios, a mucho no les habia agradado porque sabian bien lo que yo era a pesar de que siempre estuve en una buena situacion economica. Luego de un tiempo de novios decidimos ir a vivir juntos a un pueblo cercano para estar mas tranquilos y no tener la presion de su familia sobre nuestra pareja, mucho no les agrado a sus padres pero aceptaron igual.
Hace ya unos años que tengo mi banda de rock y siempre salimos a tocar a bares de toda la zona, cosa que hacemos casi todos los fines de semana. Y ella quedaba sola en casa.Con el tiempo empezamos a vivir el sexo como nunca y ella empezo a sentir nueva sensaciones y le empezo a gustar todas las maneras habidas y por haber. Empezo a querer lamerme el pene, queria que le chupara su concha, haciamos poses por todos los ricones de la casa... Empezamos a usar juguetes y por ultimo bue... ustedes ya saben: Le pedi el culo y me lo entrego. Pero eso no es la historia en si, la cuestion que, como dije antes, ella quedaba sola en casa cuando yo salia y yo era tan feliz con ella que tocaba y me venia a casa otra vez sin tener contactos con ninguna otra mujer.
Parecia que no era yo, ya me desconocia. Al pasar el tiempo cuando llegaba a casa ella habia empezado a tener excusas antes de coger y parecia muy cansada de verdad, yo ya estaba dudando. Un viernes normal, dije que teniamos que tocar en un bar de la zona, agarre el auto y me fui... Pero mintiendole no fui nada: Escondi el auto en un descampado y me vine caminando hasta casa en cuestion de 15 minutos. Cuendo llego salté un paredon y mire por la ventana de nuestra pieza que daba al patio y alli estaba ella cambiandose y arreglandose para salir. Espere un rato a que saliera y la segui sin que se diera cuenta. Ella iba hasta una pequeña villa y entraba a una casa en la cual habia mucho jolgorio, me atrevi a saltar otra vez un paredon muy asustado de que me vieran y logre entrar al patio de la casa. En esa casa muy humilde habia en el fondo un galpon de chapas y alli habia luz y musica, empeze a buscar agujeros por esas chapas y alli la vi a ella “encerrada con seis negros bien armados”... ahi les cuento: tenia yo muchos agujeros para ver la escena y pude ver practicamente todo...
La empezaron a manosear y a besar y ella sonriente los besaba. Los negros se ponian en bolas y ella mientras arrodillada les iba chupando la pija. Luego se acosto en el piso boca arriba y dos negros le metian la pija en la boca mientras otro le saco la tanga por debajo de la pollera y empezo a chuparle la concha. En ese momento ella estaba enloquecida y pidio que le metiera los dedos, asi hizo ese negro. Por lo visto ella acabo y sola se saco la pollera. Un negro empezo a clavarsela bien rapido y asi se iban turnando uno por uno hasta que uno le despredio la blusa y ella no llevaba corpiño. Cuando quedo en bolas del todo un negro se acosto en el piso y ella se lo monto despacio, empezo a moverse cada vez mas fuerte y los negros que quedaban empezaron a pasarle la pija por la boca y ella parecia desesperada de placer. En un momento entre quejidos le dijo uno “metemela por el culo” y el negro lo hizo: ese que parecia que tenia la pija mas grande por eso ella lo eligio, mientras el otro se la cogia por la concha, este se la metio despacio y empezo a culiarsela cada vez mas rapido.
Tres pijas a la vez se estaba comiendo la puta de mierda y en un momento ya estaba exausta entonces la pusieron en el piso boca a abajo, ella levanto su hermoso culo parado bien alto casi como si quedara en cuatro patas pero con el pecho y la cabeza apoyada en el piso y empezaron a culiarsela entre todos turnandose, ella gritaba como una perra mientras abria con sus manos sus preciosas nalgas blancas para que todos la penetraran, era increible verla como ella entregaba su hermoso culo blanco bien redondo para que usaran su ano para que esas personas depositaran su placer alli. En un momento alguno acabo adentro y ella empezo a escupir leche por su culo. Pero no pararon: Otra vez ese que era el mas pijudo se acosto en el piso y se la puso a ella boca arriba, la agarro de las piernas, se las hizo abrir bien abiertas y se la ensarto nuevamente por el culo, otro se la ensarto en su concha y los otros se la hacian chupar. –increible? Lo que sigue!!! Ella que estaba enloquecida de placer sin que nadie diga se dio vueltas, boca abajo encima de ese tipo letomo on su mano su pija y se la volvio a meter en el culo, pero... aun insatisfecha parecia que estaba todo prepatado, entro a la escena otro mas y... saben que? Se la metio por el culo tambien... parecia que costaba entrarle esas dos enormes pijas en su culo pero entraron y empezaron a abrirle mas el ojete fuertemente mientras las otras pijas se la seguian pasado por su boca... No saben como gritaba ella. Para terminar esa escena, se la sacaron despacio y le miraban el culo como se lo habian dejado de abierto y ella se reia como si fuese una hazaña. Sola se puso entonces en cuatro patas y todos le empezaron a acabar en el culo adentro, cuando el ultimo termino se ve que tenia su culo bien lleno de semen, le pusieron una copa y empezo a escupir leche por el culo y llenar la copa. Cuando la termino de llenar ella se tomo toda esa leche de los seis machos y se la trago toda con cara de placer.
Ahi supuse que habian terminado y Sali corriendo antes que me vieran. El final??? Despues de eso ya no estoy mas con ella y ustedes deben darse cuenta por que. Puede que yo no tenga seis pijas a la vez, pero creo que me engaño con “otros” jaja.Suerte!!!
FOTOS
Tres en la Imprenta
De todas formas, yo no me he animado a desmentir a mi patrón. El me hablaba mucho de ella, de lo calentona que era, de todo lo que le gustaba del sexo y aun mas….. me dijo que ella era casada, y que engañaba a su marido teniéndolo a el por amante. Yo le seguí la corriente, a pesar de saber la verdad, y le escuchaba como buen creyente. Ya a las pocas semanas de venir ella, el quiso que a la tarde del sábado, hiciéramos una sección de fotos. Ella era la que posaría para que yo sacara las instantáneas con mi cámara digital.
Desde el comienzo, ella se mostró muy insinuante, ya que sus blusas dejaban en evidencia sus hermosísimos senos, bien formados, redonditos y muy paraditos. Pero en la poses de aquella tarde, la cosa fue para más. Ella se puso ya de entrada unas salidas de cama, de seda transparente que la mostraban en todo su esplendor. Sus cabellos rizados, castaño claro, marcaban el camino a una figura esbelta, sus hombros de piel suave, sus senos apetecibles, sus ojos verdes, insinuantes quedaban al tono de sus caderas calientes, su boca carnosa hacían juego con las nalgas que torneaban su cola alzada y tremendamente atractiva. Una mujer divina, un cuerpo de diosa, bien torneado, bien mantenido, de muy buena gimnasia. Verla así, con aquellas ropitas intimas, me volvieron loco. Tener que fotografiarla, entonces, me pusieron a full.
Ellos se dieron cuenta de que yo me había puesto frenético, con una erección evidenciada. Yo también me había dado cuenta en ese momento que en realidad todo aquello era un plan para ponerme así, y sumando todo lo conversado con el, me di cuenta que el había mentido todo para darse y darle el gusto a su mujer de por lo menos calentar a otro. Si ellos venían por mas, yo estaba dispuesto a mas. Ella cada vez, se ponía en poses mas insinuantes y menos ropa. El trajo unas cremas y aceites, para untar algunas partes de ella y así realzar sus cualidades.
Comenzó por acariciarla un poco, y no tardó en ofrecerme que hiciera ese trabajo a mi gusto de fotógrafo. La intención era que la toqueteara, así que obediente yo, me di el gusto de sobarle las tetas, de masajearle el culo, y recorrer su estética espalda. Ella comenzó a demostrar su goce, y el a convencerme de que estaba dispuesto a compartir todo aquello conmigo. Si ella engaña a su marido conmigo, también lo hará contigo, es mas, creo que tiene ganas de hacerlo, así que acompáñame en darle ese gusto. Flor quiso fotos, bebiendo su champán, y también derramo sobre su cuerpo gotas de eso para que su amante sorbiera….. yo tome las fotos. Pero cuando el dijo, mirándome, ahora bebe tu…. Tomando mi cámara, no dude, y me acerque a la diosa, que me regalo una sonrisa cómplice. Flor mojo con el champán sus senos, y yo me di el primer gustazo, saboreando el licor y aquellas fabulosas tetas de la mujer de mi patrón que hacían figurar por su amante.
Pronto la cosa fué a mas, y yo ya casi no sacaba fotos, pues estaba casi completamente dedicado a lamer su cuerpo caliente y húmedo, por la bebida y por sus jugos. En ese recorrer, pase por sus nalgas, lamí su hermoso culo, y busque su rajita jugosa. Aquellos labios también hacían juego con su boca, eran carnosos, y estaban semiabiertos. Le lamí el clítoris, que era un gusanillo enorme, muy duro y que permitía darle lengüetazas enérgicos. Eso provoco que ella comenzara a gemir, contornearse y dar pequeños grititos. Mi patrón se puso en calzoncillos, y ella fue la encargada de ayudarme a quitar la ropa. Pero me bajo el slip, sorpresivamente, dejando mi pedazo al aire, que como un fierro húmedo quedo expuesto como el tesoro que ellos estaban buscando, para regalar a la dama. Sabia, que sucedería, porque ella en un ágil movimiento, se arrodillo y tomo mi pija con sus manos, haciendo un movimiento envolvente que fue el prologo de cualquier paja bien hecha. La colchoneta doble que hacia de cama, vibro con mis temblores, cuando ella se metió la punta de mi cosa en la boca. Ya estábamos los tres completamente desnudos.
En mis fueros íntimos, hubiera preferido que solo estuviéramos ella y yo, pero, el que me estaba haciendo el regalo, también se merecía presenciar lo que obsequiaba. El se inclino detrás de ella, abrió algo mas sus piernas y comenzó a chupar aquella conchita que yo había abierto con mi lengua. Allí parado, yo observaba las acciones, que iban con un rumbo cierto, pues ella me estaba mamando y yo estaba por explotar, el la tenía en cuatro, y mientras ella revoloteaba con su cuerpo, sacudiendo y mostrándome su cuerpo hermoso, yo pensaba, que si mi jefe quería que le cogiera su mujer, ya estaban dadas las condiciones. Así que con suavidad, le retire la cara de mi pija, la tome de las tetas, para aprovechar a pellizcar sus duros pezones, y comencé a girarla. Eso hizo que el saliera de su posición, y ya que estaba tendido, ella se le fue con su cabeza sobre su sexo. Seguí girándola, hasta tener su trasero frente a mi. Separe sus piernas, y ella movió la colita, dejando ver entre aquellos muslos, su conchita húmeda, carnosa pero abiertita. Era el momento, y hacia allí dirigí mi fierro candente.
Las chupadas que le habíamos dado a su conchita, y la mamada que ella me había prodigado hicieron que los jugos lubricaran aquel ataque. Pero tuve una precaución, la de mirar a mi patrón, a los efectos de saber que tarea debía realizar esa tarde de sábado. Fue una orden sin palabras, una orden que ya estaba escrita en la imaginaria de ellos y que yo supe leer en sus acciones. Aquel cuerpazo de hembra extraordinario, seria enterrado por mi pija caliente, sin esperar mas desfiles. Sentí su expresión haciendo de recibo a mi endurecido envío, un Aaahhh!!ssss, se escucho en el aire, un apretar de nalgas aprisionaron mis testículos, un movimiento de caderas hicieron que sujetara yo con mas fuerzas su cintura. Ella soltó un mensaje…. Me la metió!! Ricardo respondió, … Gózala Florecita, gózala que es toda tuya. Ellos se abrazaron, y yo me dedique a gozar aquella hembra, con una cogida de mete y saca como nunca había prodigado jamás. Aquello era como haber sacado el Quini 6, comparado con los magros premios a la quiniela que yo había tenido. La empale una y otra vez, y varias veces se la saque, para que delirara de placer cada vez que se la enterraba desde la punta al tronco. Tuve la sensación de que su cocha apretaba mi pija, y la hacia pedazos, porque cuando comenzó a acabarse, la temperatura subió a mil.
Así fue que comprendí todo, aquella mujer era una potrilla en fuego. Me venia sin vueltas, y solo atine a sacársela y manotear uno de los tules que ella usara, con el que envolví mi pedazo, dejando lleno de esperma. Así me fui al baño. Volví y comprendí que ella era casi mística, pues estaba siendo penetrada por el, tal cual yo lo había hecho y ella mirándome con su hermosísima cara me indico con sus ojos que me acercara para chupármela de nuevo. El se fue. Cuando Flor tuvo nuevamente mi pija a punto, me tumbo y se me monto. Me cabalgo con furia, mientras yo la sostenía y mantenía un combate con mis pensamientos intentando no caer en la tentación del goce, y acabarme de nuevo. Logre dos cosas, que ella llegara de nuevo al clímax, y que en un rapto de lujuria, se metiera mi pija en el culo, ese, el culo mas hermoso que había visto yo en mi vida. Me estaba culeando a la mujer de mi jefe y patrón, con su consentimiento, y ellos pensando que me habían engañado con el cuento de la amante. Su marido derramo champán sobre su cara jadeante, y lavo parte de su cuerpo con el licoroso liquido. Ella llevo sus manos a su cuevita y gozando mi pija en el culito, masajeo su botoncito con evidente arte, porque estallo en un orgasmo a gritos. Ella no salía de arriba y yo termine llenándole el culito de leche. Se levanto, se abrazo con su marido y ambos se recostaron besándose cariñosamente. Yo me fui a dar un buen baño. Expié por la ventanita del baño, y pude verlos sentados, brindando con sus copas, riendo y diciéndose cositas por lo bajo. Comprendí que mi función había terminado allí. Salude desde la puerta del cuartito, y me fui con mis pensamientos. Que locura, no!, ellos habían preparado todo, y yo les había sido fiel interpretador. No había porque corregir su historia. Ricardo y Florencia eran felices, y yo ….ni te cuento. Así fue, que desde entonces, sábado a sábado me cojo a la mujer de mi patrón, para regocijo de el y de ella.
FOTOS
EL Amigo Superdotado de mi Mujer
Nos llevábamos muy bien y teníamos un montón de proyectos, el principal era el de tomarnos un tiempo para disfrutar de la pareja y luego tener hijos, era una cosa que ansiábamos mucho los dos incluso, habíamos pensado los nombres para cuando llegaran. Los dos teníamos un conocido de antes del noviazgo, al que le dicen Cachito; que con el tiempo se transformo en amigo de mi mujer, en realidad se hizo confidente de mi mujer y ellos desarrollaron una gran amistad, eso a mi no me gustaba mucho porque me daba cuenta de que el estaba caliente con ella, y no era para menos es muy bonita, rubia de pelo enrulado ojos color miel, una hermosa boca, estatura media, tirando a baja y un cuerpo llamativo del tipo guitarron, cintura pequeña, con tetas y culo muy grandes, aparte es muy simpática pero sabe mantener la distancia necesaria con la gente.
Cachito siempre trato de ganársela, pero ella nunca le había dado calce y lo trataba como a un amigo, evidentemente no le gustaba mucho, el es de un carácter medio resentido por cosas que le pasaron y trata de superarse constantemente, se mata en el gimnasio para tener buen cuerpo, no es muy alto, pero tiene una característica que siempre le jugo a favor con las mujeres, un gigantesco miembro. Un día llegó a nuestra casa muy mal porque se había peleado definitivamente con su novia; yo justo tenía que ausentarme un par de horas por unas obligaciones, así que quedo a solas con mi esposa. Mientras iba en el auto me quede pensando en que no me gustaba lo que estaba ocurriendo, que el fuera a buscar consuelo con mi mujer así que me volví a la casa y entre por una puerta trasera que da a un patio interno al que se comunican todas la habitaciones de la casa; como ya estaba oscuro, y las luces de la casa estaban prendidas, desde el patio, tenia una perfecta visión del interior sin que ellos pudieran verme.
Para el momento en que llegue ellos estaban sentados a la mesa ella había preparado café y la conversación se estaba subiendo de tono cada vez mas, el le estaba confesando que siempre había estado loco por ella y se acercaba como para besarla, ella lo rechazaba y trataba de hacerlo entrar en razones pero era inútil, empezó a meter mano toqueteando las tetas de mi mujer, ella se levanto de la silla en las que estaba negándose a eso y el la apretó contra la pared, para entonces ya había logrado sacarle parte de su ropa y le chupaba las tetas como un loco su lengua jugaba con los grandes y rozados pezones de mi esposa quien continuaba negándose; estuve a punto de entrar para ayudarla a sacárselo de encima pero en ese momento pude ver que ella también se estaba calentando y ya no ofrecía tanta resistencia, en instantes los dos habían quedado totalmente desnudos, el frotaba su pija en la concha de ella, nunca había visto una verga tan grande, aparte de larga y muy gruesa era medio negruzca con una cabeza grande y roja como una manzana. El volvió a sentarse mientras sujetaba a mi mujer de las manos, llevándola contra el, a pesar de estar sentado y ella parada la punta de la pija se metía en la puerta de su concha; ella le decía que no pero el la agarro de los glúteos y la empezó a bajar; mi mujer lanzo un grito desgarrador mientras su verga se metía de a poco abriéndole la concha de una forma increíble, mi esposa no dejaba de gritar, ni el de chuparle las tetas, siempre sujetándola del culo la hacia cabalgar sobre su pija que termino entrando hasta el fondo, habían quedado frente a frente, ensartados en la silla , ella se movía cada vez mas, se la estaba cogiendo a pleno, a pesar de que el la buscaba, ella constantemente retiraba sus labios evitando los besos, hasta que, producto de la serruchada que el le estaba pegando tubo un orgasmo infernal, gritaba como si la estuviera matando, después de eso acerco su cara a la de Cachito y se empezaron a comer las bocas a besos de lengua, los dos estaban recalientes, el le pegaba un embate tras otro con su terrible verga y ella entre beso y beso pegaba gritos y gemidos de placer, hasta que llegaron al momento culmine en que mi mujer le pidió: "…no me acabes adentro que estoy en días peligrosos" el hirviendo de calentura le decía:"…siempre quise cogerte siempre quise tenerte así" y la cogia cada vez mas rápido sujetándola del culo con fuerza contra el, como para que no se le escapara, estaba a punto de eyacular, ella continuo diciendo "…NOO!!, NOO!! QUE ME PREÑAS!!!" a lo que el contestaba: "…TE VOY A LLENAR DE LECHEE!!!" lo repetía una y otra vez, mientras ella decía: " NO POR FAVOR, NOO, NOO!!!" a el se le dibujo una sonrisa en la cara mientras seguían besándose y entre sollozos gritos y suspiros diciéndole: " TOMA MI LECHE; TOMA MI LECHE, TOMA MI LECHE……..!!!! acabaron juntos inundando las entrañas de mi mujer de a chorros; con su verga ensartada hasta el fondo mi esposa recibió todo el semen de Cachito hasta la ultima gota, mientras gemían de placer, besándose y apretándose. No aguante más lo que veía y me fui, realice las tareas que debía y para cuando volví a casa Cachito ya no estaba y ella se estaba duchando, nunca dije lo que había visto.
A partir de ese momento nuestro matrimonio entro en crisis, mi mujer se puso distante, no quería tener sexo, estaba realmente mal, muy preocupada; sentía como nuestra relación se iba enfriando poco a poco. Después de un corto tiempo mi esposa me confeso lo que había pasado, fue muy sincera, (lo se porque aunque no se lo dije nunca, a mi me consta porque vi lo que ocurrió); el problema mas grande a partir de entonces fue que ella estaba embarazada producto de esa relación, teníamos la seguridad de eso porque nosotros en la pareja, siempre fuimos muy cuidadosos en ese aspecto, no había ninguna otra posibilidad ya que el único semen que recibió mi esposa durante ese periodo de tiempo fue el de Cachito De ahí en mas nuestro matrimonio se lleno de peleas discusiones y reproches, ella en ningún momento pensó en interrumpir el embarazo ya que es marcadamente antiabortista y decía que había sido por su irresponsabilidad y que por eso debía asumir las consecuencias, aunque ello implicara tener que separarnos, insistía en que Cachito debía saber lo ocurrido hasta que al final se reunió con el y se lo dijo; el se alegro mucho de lo ocurrido, a partir de ese momento aprovecho cualquier ocasión para verla, consolarla de las discusiones que teníamos, hablar sobre el hijo que venia, se ofreció a reconocerlo y hacerse cargo, por todos los medios se fue ganando a mi esposa, rápidamente logro tener sexo con ella de nuevo y cada vez mas seguido hasta convertirse en su amante fijo primero y lograr finalmente q ella me abandonara y se fuera con el. FOTOS
Demasiado Timida para Oponerme - 17ª Parte
Durante las vacaciones de verano en Punta del Este, en la casa del novio de Fanny, habíamos hecho buenas migas entre nosotras, aunque al principio pensé que era un poco atrevida. Pero después dejé de pensarlo.
El atrevido era José, su novio, que intentó propasarse conmigo y casi lo logra. Pero nunca me decidí a contarle esto a Fanny, para conservar la unidad familiar.
A media tarde me arreglé bien coqueta, para levantarle el ánimo a Fanny, desde su misma puerta de entrada, y me fui para su casa, despidiéndome de Armando hasta el otro día.
Coqueta, pero informal, como siempre. Al fin de cuentas no iba a andar tratando de impresionar a la que casi era mi cuñada. De modo que fui con una de mis remeritas de tela fina, pues me gusta que mis tetones puedan respirar. Y mi faldita cortona, como ahora se usa, si bien mi cola ha subido dos talles desde que la compré, así que parece a punto de reventar bajo la potencia de mis glúteos. Pero no es cosa de ir presumiendo. Una se pone la ropa que tiene y no va a entrar en gastos sólo por el que dirán.
Fanny me recibió con mucho afecto. Inmediatamente me acostó en el sofá y se dio un banquetazo con mi concha. Yo me sentí muy conmovida por su demostración de cariño. "Así es como se hace que una familia sea unida" pensé mientras me iba elevando a las alturas.
Luego me explicó que no tenía ningún problema, pero que quería una compañera para ir a bailar esa noche. Me sentí muy aliviada de saber que no le pasaba nada malo. Así que cuando me sentó su concha en la cara me sentí muy feliz mientras me la refregaba y yo se la lamía con entusiasmo. Por alguna causa desconocida, me corrí lamiéndola. Supongo que una parte de mí gusta mucho de ser servicial con la familia.
Me contó que José, su novio, estaría ese fin de semana trabajando en la provincia, así que ella aprovecharía para salir con un muchacho que la venía rondando. Y que le pidió que trajera un amigo para mí. Le agradecí su atención, pero recordándole que, dada mi condición de esposa fiel a su hermano, no pasaría nada de tipo sexual entre ese muchacho y yo. Pero que igual la acompañaría, porque entre familiares debíamos ayudarnos. Fanny me sonrió y me dijo "esperá a que lo veas..." lo que no supe muy bien cómo interpretar.
Luego procedió a maquillarme. "No podés ir con la cada lavada" me explicó, "estarías fuera de lugar". Y me puso tanta pintura como se le dio la gana. Cuando me vi en el espejo, casi no me reconocí, tenía toda la pinta de una callejera, una buscona de las peores. "Eso es para animar a tu pareja, me lo vas a agradecer..." "con esto me parece que se van a animar todos" opiné, sintiéndome un poco extraña.
Faltaba poco para que llegaran los muchachos, cerca de la media noche, cuando llamó Armando, Fanny me pasó el teléfono. "¿Cómo está mi hermanita?" con ansiedad en la voz. "Mejor, algo mejor", le dije. "¿Voy para allá?" "¡Noo!" lo atajé, (los muchachos ya estarían por llegar), "ya nos vamos a dormir". Me dio las buenas noches y una serie de recomendaciones para que cuidara de Fanny, que escuché pacientemente, mientras ella con dedos suaves me acariciaba el coño por sobre la tela de la faldita. "Cualquier cosa que necesiten, llámenme, yo me voy a quedar despierto" "Mejor dormí" le aconsejé, mientras mi concha se ofrecía generosamente a las caricias de mi amiga, que siguió haciéndome de las suyas hasta que llegaron nuestros compañeros. Para cuando tocaron el timbre yo me estaba tambaleando próxima a un nuevo orgasmo. Pero Fanny fue rápidamente a abrirles, dejándome en ese lamentable estado. Creo que lo hizo a propósito.
Los dos muchachos entraron en el living exudando algo salvaje, se los veía muy machos. O al menos eso fue lo que yo sentí, aunque las caricias que había estado recibiendo podían tener algo que ver con esa sensación.
El de ella era más bien bajito, y no me pareció gran cosa, al punto que llegué a pensar que debía tener algo muy grande escondido el petizo. Posiblemente fuera su simpatía, o sus dones intelectuales.
En cuanto al que me correspondía a mí, tuve que tragar saliva. Era decididamente alto, con un toque de rudeza, quizá dado por su barba negra de dos o tres días, o por el tono moreno de su piel. Y, sin duda, tenía olor a macho. Tanto que tuve que mirar para abajo para ver qué portaba bajo el jean. Casi salgo corriendo. Bajo la dura tela se apreciaba un bulto enorme, como su llevara un gran miembro enrollado. ¡Y no estaba para nada erecto! ¡ese era su tamaño en reposo! Desvié la mirada rápidamente, para encontrarme con sus ojos, que no se habían perdido nada. "Yo soy Andrés" me dijo con su voz ronca y varonil, tomando mi mano entre las suyas. Yo me quedé tartamudeando por la impresión, y porque la sensación de esas manos fuertes y calientes me quitaba mi capacidad de charla social. "Ella se llama Julia" dijo Fanny con una carcajada, al ver como me había puesto. "Es la mujer de mi hermano", completó.
El hombre, porque eso era mucho más que un muchacho, recorrió mi figura de arriba abajo, deteniéndose en mis abundantes tetones, en mis caderas, en mis bien torneados muslos y siguió hasta mis zapatos con tacones aguja, sobre los que me estaba tambaleando en situación algo inestable, por los nervios. El examen pareció haberle satisfecho, porque tomándome por el brazo me conduzco hacia el coche. Para recordarme mi condición de esposa fiel, traje a mi mente el rostro de Armando, y vi su rostro dormido. "Por suerte, ya debe estar durmiendo" pensé, plenamente conciente de la mano viril que tenía en el brazo, produciéndome dulces sensaciones con su rudo contacto. Así que, dando risitas tontas, me introduje en el auto. No me molestó que pusiera la malo en mi cola para ayudarme a entrar al vehículo. Ni tampoco que mantuviera el contacto, acompañando a mi culo sin dejarlo en ningún momento, con su grueso dedo medio entre mis glúteos, como si los estuviera saboreando. Tuve esa impresión, al menos, pero no me molestó, sino todo lo contrario, ya que lo interpreté como una gentileza de su parte, así que lancé más risitas tontas y me dejé tocar el culo.
Y no dejé de emitir risitas tontas en todo el viaje. Él me decía cosas por lo bajo en el oído, con su voz tan viril, y aunque no entendí ni palabra, no podía dejar de reirme. Quizá por el picor íntimo que esa voz cálida me producía. De cualquier modo tenía muy en claro que reírse no es ser infiel, y que la seguridad de mi matrimonio no corría peligro alguno. Pero, por alguna causa, no pude dejar de seguir riéndome como una tonta todo el tiempo.
Al terminar el viaje me había tranquilizado bastante. Apenas se sentó a mi lado en el asiento trasero del coche, Andrés puso su brazo por encima de mi hombro, y vi como acercaba su cara a la mía. Y antes de que pudiera reaccionar, me había dado un beso, sabroso sí, pero corto, como para presentarse. "Para romper el hielo", me dijo. "¿Qué hielo?" dije yo, y me tenté nuevamente. Pero después me quedé tranquilita, apoyada contra su hombro, que me brindaba un sentimiento de seguridad. Su mano acariciaba mi hombro, aunque a veces bajaba un poco más de la cuenta, pero todo dentro de lo normal. Yo me quedé algo adormilada, con la imagen del rostro de mi esposo Armando, como un ángel guardián que supervisaba mi sueño.
Cuando bajamos, Andrés me ayudó con su mano, igual que antes. Se ve que es su modo de ser cortés, pensé. Mi culo agradecido, porque una caricia afectuosa no le hace mal a nadie.
Pero ya en la disco las cosas se pusieron distintas. Fanny y su amigo se fueron a bailar, perdiéndose entre el gentío de parejas que se movían desenfrenadamente. "¿Vamos nosotros también?" me preguntó Andrés tomándome de la mano. Al sentir el calor de su piel no pude negarme. Por suerte en la pista tocaban un tema lento, así que no tuve que andar bamboleando mis redondeces. Con una mano en mi cintura, Andrés me apretó fuerte contra su cuerpo. Ahí sentí que era oportuno aclararle las cosas. "Andrés", le dije, "yo no sólo soy una mujer casada, sino una mujer casada que ama a su marido". "Qué bien" susurró su caliente voz en mi oído. Y pude sentir los pelos de su mejilla contra mi rostro. Pero no fue lo único que pude sentir, porque nuestros cuerpos seguían pegados el uno al otro, durante todo el trayecto hasta abajo. Mis melones contra su pecho, mi cintura contra la suya, mis muslos contra los suyos... Y entre ellos, justo donde se abrían, el bulto inconfundible de su tremenda manguerota enrollada. Era inútil intentar disimularlo. "Espero que esa cosota no se pare, Andrés", le dije con algo de temor. "porque yo no soy una mujer infiel..." concluí el concepto, para que lo tuviera bien en claro. "No te preocupes, tendría que excitarme para que eso ocurriera" contestó la voz gruesa en mi oído, mientras abajo la manguerota se apoyaba más en mi intimidad. Su respuesta me amoscó un poco, ¿quería decir que yo no le resultaba excitante? Me pareció una insolencia de su parte. "¿Entonces no corro ningún riesgo si se producen algunas frotaciones por allí abajo?" le susurré con voz deliberadamente sensual. Le daría una lección al tipo ese. "Ninguno" corroboró la voz en mi oído, mientras la manota en mi cintura me apretaba aún más contra su cuerpo, haciéndome sentir el enorme bulto contra mi intimidad. Me froté un poco, para probar la verdad de sus palabras. Y nada. Me froté un poco más. Y como tampoco hubo respuesta alguna, comencé a frotarme con insistencia contra el bultote, con mi conciencia de esposa fiel bien tranquila, ya que si al tipo no se le paraba, no había modo de considerar esto como una cosa sexual. Así que le seguí frotando el bultote con mi coño, con deliberada insistencia.
Hacía calor allí, y más calor entre nuestros cuerpos, y más calor aún en mi coño, ya que tanta fricción estaba produciendo sus efectos. Por mi nariz entraba su olor a macho haciéndome sentir un poco mareada. Y seguí con mis frotaciones, teniendo por única respuesta una caricia en mi espalda de la fuerte mano que me estrechaba contra su cuerpo. Pero yo estaba empecinada, decidida a sacarle una respuesta corporal, y seguí frotando mi intimidad contra la suya. Al fin obtuve una respuesta, su mano bajó hasta mi culo, empujándome más contra su bulto, con lo cual la restregada se hizo más intensa. Esto me estaba produciendo un picor en mi cosita que no había previsto. Llevábamos unas tres piezas bailadas, así que le pedí que me llevara a la mesa, el me condujo con la mano en mi culo y mientras caminaba pude sentir cierta humedad en mi entrepierna. El problema era que el picor en mi entrepierna se había lanzado, la zona parecía un hornillo, y cuando por fín me senté, me corrí silenciosamente sobre el asiento. Agradecí al Señor el no haberme corrido antes, ya que podría haber sido mal interpretada. Así que seguí corriéndome, con los muslos apretados, en medio de las intensas pulsiones de mi coño.
Cuando la visión se me volvió menos turbia vi la sonrisa en los ojos de Andrés, que me observaba con simpatía. Me sentí bastante confundida y no sabía muy bien donde estaba, pero sentí que debía continuar la conversación con naturalidad, para disimular mi turbación, pero tampoco recordaba de qué conversación se trataba, así que farfullé lo primero que me vino a la cabeza: "muy, muy fiel, jamás engañaría a mi marido..." No supe por qué me había salido eso, pero me pareció que no estaba mal. Andrés, por su parte, se rió, y me sirvió más champagne en la copa. Le expliqué que no acostumbraba beber desde que vi que a una amiga mía el alcohol la convertía en una mujer fácil, bueno, más fácil. "Mejor" dijo Andrés, mientras continuaba reponiendo la bebida en mi copa.
Al ratito giró su torso hacia mí. "¿No te intriga saber por qué no se me paró mientras bailábamos?" Casi me atraganto con la bebida. "N-no, n-no," alcancé a tartamudear, "ni se me pasó por la cabeza". "¡Mentirosa!" se burló el hombre. "Pero si no te interesa no te cuento" y giró nuevamente, dándome su perfil. "No es que no me interese" dije tratando de no ser descortés, "si te hace sentir mejor, contámelo".
"En realidad sí se me para, y no sabés cuanto..." El tema había atrapado mi atención. "A mí lo que me calienta son las tetas", continuó. Involuntariamente me moví como para que notara mis melones. "Cuando juego con tetas me pongo a mil" "Ah, sí...?" balbuceé. "Y tengo que tener el miembro afuera, sino después no lo puedo sacar del pantalón" "¿Ah, no... ?" volví a balbucear, tragando saliva. "No, porque me crece y me crece y me crece y se pone rígido y caliente", volví a tragar saliva. "Yo te lo mostraría, pero vos sos una mujer casada y enamorada de su marido" me explicó. "Cla-claro" musité. "Porque la mayoría de las mujeres, cuando ven lo grandota que se me pone parada, se vuelven locas, hasta las casadas", agregó. "Se agarran a mi palo con ambas manos y me lo acarician, amasan, estrujan, besan y lo aprietan contra sus cuerpos ¡hasta acaban!" Yo sentí que me estaba poniendo húmeda. "Por desgracia vos sos una mujer fiel y no te la puedo mostrar..." continuó Andrés. "Sí, por desgracia..." musité yo incoherentemente. "Es una pena" agregó, "porque me gustaría que vieras el grosor del tronco, cuando se pone duro, y como se le marcan las venas..." "Sí, es una pena" concordé, absorta en la imaginación de aquel gran miembro. "¿Y se te pone muy colorado?" me sorprendí preguntándole impulsivamente. "¡Síi, no sabés cuanto! ¡La cabezota se me pone roja, a veces casi morada, y el tronco es más bien oscuro...!!" dijo con entusiasmo. "Pena que nunca vayas a poder vérmelo..." "Pena, sí..." musité. "Además necesitaríamos un lugar cerrado, para sacarla afuera del pantalón mientras jugaría con tus tetones" dijo mirándomelos con lujuria. A estas alturas mi entrepierna ya estaba casi burbujeando. "Un lugar cerrado, como el coche" continuó, implacable. "Así yo besaría tus tetones, y los amasaría y los chuparía y les haría todo tipo de cosas, mientras vos verías como se me iría desplegando el miembro" Yo tenía la boca llena de agua. Y traté de recurrir a la imagen del rostro de mi Armando, para tranquilizarme, pero estaba durmiendo, así que me quedé sola frente a ese hombre, que me dominaba con su sola presencia y sus palabras.
"Es una pena que nunca puedas regodear tus ojos con mi poronga" dijo con un lenguaje un poco inapropiado. "A menos.... a menos que..." "¿¿Sií??" pregunté con la voz quizá un poco demasiado ansiosa. "A menos que lo consideráramos un experimento científico" dijo él, "eso no podría considerarse una infidelidad" "N-no" concordé, "¡eso no sería infidelidad!"
Y nos fuimos derecho para el coche, siempre conducida por su mano en mi culo. Una vez dentro, él desabrochó su bragueta sacando su gorda manguera flácida. Tenía más del doble del tamaño de la de mi amado Armando en estado de erección. "Eso sí" se detuvo antes de empezar, "aunque para vos sea sólo un experimento, yo me tengo que calentar, así se me para..." "Cla-claro" balbuceé haciéndoseme agua la boca. "Y aunque vos no sientas nada cuando juegue con tus tetonas, yo sí tengo que sentir, ¿me comprendes?" Le aseguré que lo comprendía. Y me tendí sobre el asiento para que él pudiera jugar con mis melones.
Primero, sin quitarme la remerita, comenzó a tocármelos a través de la delgada tela. Luego de diez minutos de la toqueteada, yo había entrado en un estado próximo al lirismo. Andrés continuaba amasándomelos y acariciándomelos sin detenerse más que para apretar mis pitones a través de la tela. Mis braguitas estaban completamente encharcadas, pero yo esperaba que él no se diera cuenta. Con las palmas abiertas hacía amplias rotaciones sobre mis melones, frotando mis pezones de paso. Luego pasaba a aferrármelos, imprimiéndoles distintos movimientos rotatorios, mientras mis jadeos se iban haciendo más ostensibles. Después volvían a mis pitones, torturándolos a través de la remerita. Yo me había puesto loca por tanto tocamiento, amasamiento y pellizcamiento, y procurando que no se me notara dejé que los temblores invadieran mi bajo vientre mientras me corría con estremecimientos. Pero traté que el hombre no se apercibiera, para que no pensara que yo estaba faltando a mi parte del trato.
Cuando volví a mirarlo, su miembro había engordado mucho, aunque todavía no se había parado, pero ya era una cosa imponente. Así que elevando los ojos al cielo, encomendé mi virtud material al Señor, dejando mis tetonas en manos de mi compañero.
Después de unos veinte minutos me sacó las tetas afuera. Fue tan grande la impresión de sentir sus manos piel contra piel contra mis tetones, que me corrí nuevamente, claro que ya venía recibiendo una abundante preparación para eso, pero igual traté de que no se notara, y sólo me permití exhalar un gran suspiro.
Andrés era metódico en sus tocamientos. Estuvo un largo rato agarrando mis enormes pechos por los pitones, estirándomelos y luego empujándomelos hacia dentro, una y otra vez, manteniendo un ritmo lento e implacable. Yo sentía como si mis tetones ya no me pertenecieran, y presenciaba el sádico juego de Andrés como si fuera una extraña. Eso sí, una extraña que se corría por las sensaciones que estaba experimentando en sus tetas.
Pero Andrés era completamente respetuoso de mi condición de mujer casada. Y sólo se dedicó a mis tetones, sin intentar calentarme.
Cuando volví a mirar, su sexo iba camino a la erección, aunque ya semi-erecto era algo completamente impresionante.
Andrés puso su boca sobre uno de mis pezones, abandonándolo tan sólo para besarme una y otra vez el tetón con su boca húmeda y caliente, mientras continuaba agasajando mi otra teta. Yo ya estaba viendo pajaritos de colores, con la mirada vidriosa y extraviada. Pero como él seguía comiéndome las tetas, creo que no se dio cuenta de cómo me estaba corriendo una y otra vez.
"¡Ya está!" exclamó triunfal, y guió mi cabeza para que pudiera admirar su tremendo pene en furiosa erección. "¡¡¡ahh!!!" exclamé con la voz ronca, mientras la sola visión de semejante pedazote hizo que volviera a correrme.
"Ahora estoy con un problema" me confesó el hombre con gesto compungido. "N-no no parece" farbullé viendo cimbrar ese portento ante mis ojos. Parecía un monumento al falo.
"Lo que pasa" me explicó serio, su enorme miembro continuaba vibrando suavemente ante mis azorados ojos, "es que una vez que se me para, necesito que alguien me ayude a bajarlo..." y agregó con voz preocupada: "debí haberte avisado antes" "Naturalmente, podés negarte, no tengo derecho a pedirte que me ayudes..."
"¿... y q-qué tendría que hacer?" pregunté deseosa de sacar al pobre hombre en la situación en que se había metido por hacerme una demostración.
"Lo que te parezca, lo que se te ocurra, deja que tu imaginación vuele, apela a tus sentimientos", me pidió con cierta ansiedad en la voz.
Así que, dispuesta a auxiliarlo inmediatamente, puse manos a la obra. Bueno "obra" es un modo de decir. Le agarré la gran porongota con ambas manos, sin casi poder cerrarlas dado su enorme grosor. Estaba caliente y si no fuera un sentimiento ajeno a mi condición de esposa fiel, diría que me calentaba aferrar ese tremendo salchichón duro y pujante. Bajar eso parecía una tarea imposible, pero me aboqué a ella con fervor. Durante quince minutos estuve pajéandolo con ambas manos, pero no alcanzaba, así que me decidí a recorrerlo con mi caliente boca mientras se lo lamía de base a punta. Mientras estaba abocada a mi noble tarea me volví a correr, aferrándome de la gigantesca polla para no caerme. Pero seguí chupándosela, pajéandosela y apretándosela con todo el entusiasmo que me salía, que era mucho. La verdad es que estaba enloquecida con esa porongota, sobre todo porque al no haber penetración mi condición de esposa fiel no correría riesgo.
Poniendo la boca bien abierta sobre el glande, aunque no podía introducírmelo le daba todo mi calor, y con las manos le hacía una paja apasionada, esperando que pronto se me llenara la boca de la leche del pobre hombre. Pero, aunque la cosa iba avanzando, y yo seguía corriéndome de pura pasión solidaria, todavía faltaba. Así que pronto, poniéndome de cuclillas entre sus piernas, me abracé a esa maravilla dura y caliente, rodeándola con mis tetones. Ahí sí, sentí una diferencia. Andrés echó un gemido y su poronga dio un salto, sin duda de excitación. Así que comencé darle al arriba y abajo, una y otra vez, en una caliente y tierna paja entre mis tetones, hasta que sentí que comenzaba a estirar las piernas, mientras exhalaba exclamaciones de placer. Por mi parte tampoco la estaba pasando del todo mal, el olor que emanaba esa poronga me estaba poniendo muy, pero muy, romántica, así que yo también acompañaba sus gemidos con los míos.
La paja con mis tetones era incansable y entusiasta, sentía el tronco ir y venir mientras lo amasaba con mis melones. Y yo continuaba loca de pasión solidaria, aunque alguien podría haberla confundido con lujuria. Y cuando sentí los estremecimientos crecientes anunciando su inminente orgasmo, me apliqué a fondo, arreciando contra esa virilidad atrapada por mis pechotes, apretándolo y estrujándolo hasta que, hinchándose aún más, comenzó a escupir grandes chorros de leche que me llenaron la cara, la boca, los tetones, los hombros y el pelo. Naturalmente, ante tanta respuesta de su naturaleza viril, volví a correrme, quedando abrazada a su choto mientras paladeaba el gusto de su leche. Fue un momento romántico, verdaderamente, de esos que sólo se dan entre grandes amigos.
"Gracias" dijo con voz ronca cuando se fue reponiendo. "No fue nada" dije poniendo mi mejor tono de samaritana en la voz, "es lo menos que podía hacer por un caballero tan amable"
"¿Sentiste en algún momento que peligraba tu condición de esposa fiel?" preguntó con dulzura.
"Para nada", le tranquilicé, mientras con mi lengua le limpiaba los últimos restos de semen en el prepucio.
"Ah, que bien" suspiró aliviado, "tu marido es un hombre muy afortunado".
Y me dejó que se la continuara chupando hasta que regresó a su tamaño normal. Fue un gesto de afecto por mi parte, que no le molestó.
Cuando volvimos a la disco, Fanny notó los gotones de semen seco en mis cabellos y lanzó una carcajada de aprobación. "¡Veo que lo han pasado entretenidos!" festejó. "¡Nosotros también!" dijo, señalando al petizo que con grandes ojeras aparecía desvencijado en su sillón, completamente dormido. "Te lo prestaría" comentó, "pero creo que lo he dejado totalmente seco. Hoy ya no le queda nada para ordeñar."
Los muchachos nos devolvieron a la casa de Fanny bastante borrachas y contentas. Eran cerca de las siete de la mañana, y pensé que mi Armando todavía estaría durmiendo. "Mejor", pensé, "mucho mejor", mi Armandito trabaja mucho durante los días de semana, y tenía bien merecido su sueño dominguero.
"¿Te metió su porongota?" preguntó mi casi cuñada, ya desnudas en la cama. "Noo" contesté sin que pudiera evitar un dejo de nostalgia. "Me pregunto que habría pensado mi hermano, si hubiera visto a su fiel esposita, salir vestida como una puta, con un muchacho grandote y chuparle la pija. ¿Por qué se la chupaste, no?" "Entre otras cosas dije", sintiendo que su mano avanzaba sobre mi pubis. "Pero creo que Armando no hubiera interpretado bien la situación" dije mientras abría las piernas para que mi amiga se diera el gusto. Al fin de cuentas mis partes bajas no habían recibido visitas viriles esa noche, así que dejé que se solazara con ellas.
Cuando el teléfono me despertó, al medio día, descubrí que estaba en un sesenta y nueve con el culo y la concha de Fanny sobre mi rostro. "¿cómo está mi hermanita?" preguntó ansiosamente Armando, "ahora se ha puesto arriba" le contesté, mientras le daba una lamida entre el coño y el ojete, ante la cual Fanny removió la zona con placer. "¿Y mi amorcito?" "Un poco cansada, ha sido una noche larga..." "Claro" contestó comprensivo. "¿te venís ya?" "Seguramente me vendré en un rato" dije, sintiendo la lengua de Fanny puesta a trabajar. "Aunque mejor me quedo hasta media tarde" agregué antes de lanzar mi lengua sobre el ojete de su hermana.
Me gustaría leer los comentarios que te provoca mi devoción familiar, mi solidaridad con el prójimo y mi estoico espíritu de mujer fiel a su esposo. Puedes enviármelos a bajosinstintos4@hotmail.com
Bajos Instintos 4 FOTOS
Demasiado Timida para Oponerme - 16ª Parte
-¿Querés que vaya a ver como lo vencés?- preguntó Armando, siempre gentil.
-No, mejor no- dije pensando en el fornido muchachón- si ves como le gano a pelear a un hombre, podrías tomarme miedo, y eso no me gustaría, mi amor.
-Como gustes, cielo.
Y me fui por las calles con paso cantarino, pensando en qué buena idea había sido tomar ese curso de defensa personal, para poder defender mi honra matrimonial de tanto asedio a mi fidelidad. Las calles estaban arboladas y todo irradiaba alegría.
A llegar al gimnasio me recibió la negra directora. "¡Aquí viene nuestra nueva graduada!" comentó con tono halagador. Y me llevo directamente al gimnasio para presentarme a mi oponente, que estaba haciendo complemento de pesas en la sección de aparatos.
El fornido muchacho se paró como un resorte al verme, y durante la presentación sus ojos recorrieron mi cuerpo, casi diría que golosamente. Pese a la impresionante musculatura que ostentaba, no era uno de esos culturistas depilados, sino que ostentaba pelos en el pecho, los brazos, las piernas y a donde a una se le ocurriera mirar. Era bastante más alto que mi marido, y pensé en el placer que sentiría luego de haber vencido a semejante bestia. La directora me dijo por lo bajo: "¡No tengas piedad de él! ¡Humíllalo, zarandéalo, demuéstrale quién manda!" mientras le hacía un guiño al muchachón, que no sabía lo que le esperaba, pobre hombre. Casi me daba lástima.
Una vez en el ring tuve ocasión de examinarlo bien, ya que ambos vestíamos apenas unos shortcitos. Yo no hice uso de la ventaja que me daba el reglamento, de usar una prenda superior para cubrir mis pechos, ya que no quería tener ninguna ventaja sobre mi contrincante que no podía usar nada para cubrir su velludo pecho. Quería una victoria justa e inobjetable. Quizá con un poco de picardía, lo reconozco, ya que vi que sus ojos se desviaban frecuentemente hacia mis tetones, que a propósito erguí, para mantenerlo distraído.
Después de unas breves instrucciones de la negra, que oficiaba de árbitro, sonó la campana que daba comienzo al round.
Comencé a bailotear frente a él, con ágiles pasos y saltitos que hacían rebotar mis melones para todos lados. Sus ojos estaban desorbitándose, pobre muchacho. De pronto, me lancé hacia delante, y le propiné un jab en el estómago. No pareció acusar recibo, o quizá sí, ya que pude observar un bulto prominente bajo sus pantaloncillos. Parece que disfruta del castigo, pensé. Y si así era ¡tendría todo el castigo que quisiera! Y me abalancé hacia delante, lanzándole una seguidilla de mis poderosos golpes nuevamente al estómago, ya que la barbilla me quedaba demasiado alta y pinchuda Y me retiré inmediatamente, fuera de su alcance, como Muhamad Alí "pica como avispa y vuela como mariposa". La técnica me estaba dando resultado. Si bien él parecía no sentir mis golpes, su polla denunciaba lo contrario, estaba enorme, bajo el pantaloncillo. Terminamos el round sin novedades, y volví a mi rincón sin haber recibido un solo golpe. Está bien que tampoco los había recibido, pero atribuí eso al desborde que le había producido con mi velocidad. Mi couch, que era la rubiecita de la segunda lección, me llenó de instrucciones. Pero yo no la estaba atendiendo. Por un costadito del pequeño short, a mi rival le estaba saliendo afuera un cacho de nabo bastante impresionante, cuya erección no había podido ser contenida por el pantaloncito. "Quedate tranquila", le dije a la rubiecita, "que ya lo tengo". Sonó la campana que anunciaba el segundo round. Me levanté como un relámpago y comencé otro ataque vertiginoso contra su estómago. Su falo acusó el castigo, saliéndose completamente del pantalón y apuntándome como un dedo acusador. Pero qué dedo, sentí que me había humedecido un poco. Jab, jab, directo, uno dos, le apliqué todo el repertorio, sin que él acusara el castigo, pero a juzgar por el tamaño que había alcanzado su impresionante tranca, lo tenía casi grogui. Quizá la confianza me traicionó. Porque de repente se me puso todo negro y comencé a ver pajaritos de colores. Cuando volví en mí, tenía al muchachón entre mis piernas y su ardiente falo enterrado en mis profundidades. Evidentemente, cuando me vió en el suelo, me sacó el pantaloncito para que pudiera respirar. Y luego debe de haberse tentado, pobre muchacho. Así que cuando volví en mí, me encontré completamente empalada por una tranca que iba y venía con pujante entusiasmo dentro mío. Miré a la árbitro a ver que hacía, pero la robusta negra lustrosa nos estaba mirando muy interesada. Evidentemente, lo que estaba ocurriendo era permitido por los reglamentos. Y el muchachón me estaba dando unos vaivenes que me pusieron nuevamente a ver pajaritos de colores. Por suerte nada de esto podía considerarse una infidelidad de mi parte, ya que estaba comprendido dentro de los reglamentos del boxeo. Y mi rival debía de haberse entrenado mucho, a juzgar por los enterrones que me daba. Mis jadeos iban subiendo de tono, y como la cosa en cierto modo me gustaba, traté de fijar mi mente en la imagen de Armando, para evitar las tentaciones que me pudieran llevar a cometer una infidelidad. Y el muchachón continuaba dale que dale. Intenté darle un jab al estómago, pero con tanto sacudón que estaba recibiendo, mi puntería no era la mejor, así que después de un par de intentos más, desistí. Miré hacia mi rincón en busca de instrucciones, pero la rubiecita parecía muy entretenida con una mano bajo su slip. Pero todo llega a su fin, o al menos yo, que acabé, con mi concha hecha una inundación. El muchacheen sintió los temblores de mi vientre mientras me estaba corriendo, pero continuó imperturbable con su mete y saca, con unas entradas y salidas de su suculenta polla, que me transportaron nuevamente al reino de los pajaritos. Comprendí que quizá, desde su punto de vista, me estuviera cogiendo. Y me volví a correr, porque él no había menguado el ritmo que le daba a su tranca, tan gruesa que tanto al entrar como al salir me seguía frotando el clítoris. ¡Jamás había supuesto que gozaría tanto durante un entrenamiento! Me llamaba la atención el ritmo gimnástico de esa polla tan distinto del modo laxo en que me la metía mi marido. Claro, Armando no es un gimnasta, ni tampoco tiene una poronga como esta, pensé, y volví a correrme entre gemidos y alaridos. Pero el muchachón seguía sin detenerse. Yo tenía las piernas totalmente abiertas y me sentía ensartada como una mariposa, con los brazos abiertos en cruz. Entonces pensé que no debía mantener tanta pasividad, ya que eso era un combate, y le rodeé las nalgas con mis piernas, mientras con los brazos le abrazaba la peluda espalda. Mi boca estaba enterrada con el abundante vello de su pecho, y para entretenerla comencé a chupárle los pelos con labios hambrientos. Ahí fue cuando mi rival comenzó a acelerar sus movimientos en un ritmo cada vez más acelerado, mientras yo, embriagada en la tierra de los pajaritos de colores agradecía al Señor por el modo en que me estaba ayudando a superar esa nueva prueba. No sé si me contestó, porque los pajaritos hacían un alboroto que tapaba todos los demás ruidos.
Pronto su enorme tranca procedió a dar enérgicas sacudidas en mi interior, enviándome sus chorros de leche caliente hasta las entrañas. Cada dos o tres chorros, me la sacaba y volvía a enterrármela, para seguir escupiéndome semen. Así cinco o seis veces, creo. Finalmente se quedó rendido sobre mi cuerpo, mientras cada tanto su polla seguía largando uno que otro chorrito. Ahí fue comprendí que tenía la victoria al alcance de la mano. Y saliéndome de abajo suyo como pude, lo di vuelta boca arriba y le agarré la polla, que estaba retornando a su tamaño normal. No la dejé. Él estaba casi inconsciente pero su polla comenzó a empalmarse nuevamente bajo los tocamientos de mis dedos y el calor de mi palma. Escuché un murmullo de aprobación por parte de las espectadoras. Y comencé a pajearlo sin que el muchachón atinara a reaccionar. Para no incurrir en pensamientos infieles, con la otra mano me acariciaba el clítoris. Esa iba a ser una victoria estrictamente deportiva. Pronto la polla alcanzó sus dimensiones de concurso, y yo me apliqué tenazmente a pajearla. No me llevó mucho rato hacer que soltara sus chorros al aire. Sonaron aplausos. Pero yo había apenas comenzado. Recordaba la consigna: destruir al rival, aplastarlo, no dejarle dudas acerca de quien era el amo. Así que, sin dejar que se le bajara, me la introduje en mi ano. El calor de mi ojete pudo más que su agotamiento, y sobre su cuerpo yacente su nabo volvió a erguirse, como un mastil, en toda su plenitud. Y me lo cabalgué a gusto, encomendando mi alma al Señor ya que cada tanto se me escapaba alguno que otro orgasmo. El muchacho seguía desvanecido bajo mi culo, pero después de un rato su pene cumplió con mi orto, soltando unos cuantos chorros.
Entonces decidí pasar a las etapas finales de mi victoria. Y sentando mi concha en su cara, me masturbé con ellá, llenándosela de jugos y pendejos. Dos polvos me eché. Y después, con gesto triunfal, le cubrí el rostro con mi culo. Estaba un poco cansada, pero me cogí su nariz una y otra vez, mientras jugaba con su polla. Removiendo mis sabrosos glúteos contra su cara, logré que se le empinara nuevamente, y se la seguí cabalgándo, mis manos le estrujaban el nuevamente parado nabo, hasta que me corrí, aplastándole la cara y consiguiendo las últimas emisiones, algo menguantes sí, de su semen. Y me levanté triunfante, dejándolo exánime a mis pies. La negra me levantó el brazo en señal de triunfo, en tanto que la rubiecita me aplaudía con un entusiasmo desbordado.
Luego me vestí y nos fuimos a la secretaría a tomar un café con tostadas. Estuvimos charlando animadamente un rato y, finalmente recuperada, me encaminé a mi casa.
Al llegar al hall de entrada me agarró el portero y me arrastró al sótano, para vejarme como todos los días. Y me cogió por el culo, me amasó los tetones, me comió la boca y jugó con su tranca por mi vagina. Y lo dejé, sabía que ahora podría haberle vencido cuando quisiera con mi entrenamiento, pero me dio pena, y la verdad es que estaba un poco cansada. Así que le dejé, y sacando alguno que otro orgasmo, no sentí casi nada. Cuando me puso a mamar su polla, luego de restregármela contra la cara, me tragué su leche gustosamente, ya que sabía que de ahora en más mi fidelidad marital estaba a salvo. Y lo dejé echarme dos polvos en el culo antes de dejarme ir. Mi portero es un tipo un poco morboso, y le gusta cogerme sin sacarme la tanguita, apenas separando mis braguitas para que entrara su pollota, pero cada quien tiene sus gustos. Y dejar que los demás se den el gusto con una no es ser infiel. Así que subí a mi departamento, casi flotando de tanta beatitud que llevaba conmigo.
"¡¡Qué ojeras, mi amor!!" dijo Armando al verme llegar, "¡tenés ojeras violetas!" "Es que tuve un día tremendo, amor." "¿Y como te fue en la pelea con el hombre?" "Bárbaro, lo puse a ver pajaritos de colores." "¿A él?" "Bueno, yo también vi pajaritos de colores" "Que bueno" dijo Armando mientras ponía los platos en la mesa.
Espero que mi experiencia te haya hecho comprender las ventajas de practicar lucha femenina, para poder defender mejor tu honra de mujer fiel. Si tienes cualquier duda o comentario, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com
Bajos Instintos 4 FOTOS
Demasiado Timida para Oponerme - 15ª Parte
O con aquel hombre en el metro, que aprovechando lo apretados que viajábamos, apoyó su tranca contra mi intimidad hasta que los vaivenes del viaje me hicieron correr. Tuve que aferrarme a sus fuertes hombros para no caerme, muerta de vergüenza. O con el novio de mi cuñada, que intentó abusar de mi durante las vacaciones en su casa cerca del mar. Si yo hubiera sabido artes marciales o algo por el estilo, otras habrían sido las historias. Mi honra de mujer casada siempre estuvo a salvo, porque aún en esos atropellos y tantos otros, la cosa no pasó de un intento, porque yo elevé mis ojos al cielo, y encomendé mi alma al Señor, rogando que me evitara caer en la tentación, y con la imagen del rostro de mi amado esposo en mi mente, logré no sucumbir en la infidelidad, no importa los orgasmos que me produjeran esos bestias, ni lo abierto que me dejaran el culo ni cuan gordas fueran las pollas que me obligaban a chupar. Todo fue contra mi voluntad, y si bien tuve que recibir chorros de leche a torrentes por todos mis agujeros, yo no había sido infiel. Pero pensé que debía contar con una preparación mejor para poner a esos abusadores en su lugar, con actitudes más drásticas.
Así que decidí que debía aprender un poco de lucha. Y me inscribí en un instituto de lucha femenina que había visto cerca de casa, que prometía graduaciones rápidas. Y allí me encaminé, trotando por las veredas soleadas, con mi faldita cortona, mi remerita breve sobre mis tetonas desnudas y mis zapatos con tacos aguja que, si bien hacen que todas mis redondeces se bamboleen, dan más elegancia a mi andar. Me sentía orgullosa por la determinación que había tomado para defender mi honra con más solvencia, y las cosas que me decían los hombres a mi paso, no produjeron otro efecto que reafirmarme en mi decisión y algún que otro cosquilleo íntimo, pero a eso ya estaba acostumbrada.
La recepcionista, una morocha de grandes ojos negros, me pareció un poco machona. Me miró con mucha insistencia, deteniéndose en mis pechotes, pero pensé que quizá la pobre chica no había recibido la educación adecuada, y dejé que se diera el gusto mirándome cuanto le diera la gana. Total mi problema no eran las mujeres.
El martes a las cuatro de la tarde tuve mi primera clase individual. La profesora era una negra lustrosa, que también me pareció algo machona, quizá por lo maciza que era, el doble de mí en el sentido horizontal, pero me dije que era lógico que una mujer que enseñara lucha tuviera una contextura algo ruda. Me llamó la atención la enorme cabellera salvaje, que rodeaba su cara como una aureola de pelos enrulados, resaltando su piel suave y sensual. Me condujo al salón de entrenamiento, en cuyo centro habían erigido un ring de boxeo, lucha libre o lo que fuera, de dimensiones considerablemente más chicas que los profesionales. Subió ágilmente y dándome una mano me ayudó a subir también. Una vez en el centro del ring se desnudó, hizo que me desnudara –
Sólo debes contar con tu cuerpo- explicó, encarándome frente a frente. Y comenzó a instruirme. "¡Aquí peleamos para vencer!", dijo de modo contundente. "¡Y hacemos todo lo que sea necesario para vencer a la rival!" enfatizó. "S-sí, señora" tartamudeé algo intimidada. "¡Queremos destruir a nuestra rival! ¡Humillarla!" Su rostro había adquirido matices feroces. "¡Que no le quede ninguna duda de que somos superiores a ella!", avanzó hacia mí amenazadoramente. Yo comencé a dudar acerca de la conveniencia de haber ido allí. "¡Debemos golpearla, apretarla, machacarla, TRI-TU-RAR-LA!", abría su enorme boca tan cerca de mí, que prácticamente me escupía. "¡Usar todos nuestros recursos para lograr su dominación!" vociferó con ojos llameantes. "¡Derribar todas sus defensas y aplastarla sin piedad!" me gritó, mientras yo comenzaba a lanzar miradas subrepticias hacia la puerta. Pero ya era tarde, sus impresionantes melones casi tocaban los míos, me tenía acorralada contra las cuerdas. En su gorda boca brotó una sonrisa insidiosa. "¿Tu crees que podrías vencerme...?" "N-no, señora, y-yo sólo vine a aprender un poco de defensa personal..." logré articular, retrocediendo hacia la pared. Ella apoyó su mano entre mis pechos y me dio un tremendo empellón, haciendo que alcanzara la pared, del impulso. Y se me vino encima. "¡Debes atormentar a tu rival!" agregó, pellizcando mi tetón izquierdo. "¡Oiga señora...!" comencé a protestar, pero no pude terminar, un tremendo bofetón me dio vuelta la cara. "¡Defiéndete, puta!" gritó en mi cara, y otro bofetón la volteó hacia el otro lado. Involuntariamente las lágrimas acudieron a mis ojos. Sentía la cara roja y curiosamente, cierta inesperada humedad en mi intimidad. "¡Tienes que ablandar a tu enemiga!" continuó, dando pellizcones en mi pancita y golpes en mis tetones. Yo no sabía para donde escapar, y zás, otro bofetón. Entonces se me puso todo rojo y la ataqué a golpes de puño. "¡Eso, puta, muy bien!" sonrió recibiendo mi ataque en forma imperturbable. Mis golpes daban en sus enormes pechos, en su sólido estómago, en su cara. Y ella continuaba mirándome con una sonrisa de superioridad.
De pronto aferró mi cabeza con ambas manos y la colocó a la altura de sus enormes tetazas, y comenzó a moverlas de izquierda a derecha golpeando mi cara con tremendos tetazos de nock out. Sentí que las rodillas me temblaban, y la vagina camino a la inundación. Entonces se retiró hacia el centro del salón, mientras yo me quedaba temblorosa y tambaleante. Desde allí, con las rodillas algo flexionadas, el torso hacia delante y los gruesos brazos abiertos, me hizo gestos invitándome a atacarla. "¡Ven, puta, a recibir tu lección! ¿no querías que te enseñara como pelear? ¡Ven, puta, que te enseño!" y continuó haciendo gestos con las manos para que me le acercara. Incomprensiblemente comencé a obedecerla y a medida que lo hacía pude apreciar la rotundez de sus muslos y la comba de su vigoroso vientre, lustroso y proporcional a las medidas de esa bestia. Podía ver los enormes pezones que coronaban sus erguidos melonazos. Sacando fuerzas de flaquezas me animé y la ataqué, apuntando con mi cabeza a su estómago, esperando sorprenderla con la velocidad de mi ataque. Di un grito salvaje y me lancé.
En los cuatro pasos que mediaban entre nosotras, vino a mi mente la cara de Armando, mi esposo y único amor, por quien estaba haciendo todo esto. Si debía aprender a defender mi fidelidad debía seguir adelante en la lucha con esta bestia. Luego no habría hombre que pudiera intentar abusarme.
Cuando mi cabeza dio contra su estómago, rebotó y caí sentada de culo. Ella me miraba desde arriba, con las piernas abiertas, los brazos en jarra y una expresión de placer en su pérfido rostro. Avanzó con una pierna a cada lado de mi cuerpo dejándome ver su abundantísima pelambre púbica, lo que me causó una ínfima impresión. Dándose vuelta me dio una completa visión de su escandaloso culo, seguramente para seguir impresionándome. Sentí que estaba completamente indefensa frente a esa colosal mujer. Como si lo comprendiera me ofreció una mano para levantarme, pero cuando se la tomé, tiró fuertemente, haciendo que me estrellara contra sus prominentes tetones, mandándome nuevamente al suelo. Repitió la maniobra tres veces más, y cada vez era como si me chocara con una pared, sólo que esos melones me estaban poniendo cada vez más groggy.
Me levanté como pude y encaré a esa lustrosa negra poderosa e inconmovible. Su táctica de la humillación estaba dando resultados, por lo menos conmigo. Pero pensando en Armando, le tiré un puñetazo. Ella lo desvió y tirándome del brazo me puso un grueso pezón en la boca, y con la otra mano me apretó la cara contra el pezón. Me quedé muy sorprendida, e intenté darle una lluvia de golpes en el abdomen, pero ella continuó dándome una seguidilla de empellones contra su poderoso melón, que me fueron llevando hacia el fuera de combate. Sin saber como, encontré que mi boca se lo estaba mamando. "¡Así, mamacita!" me dijo la negra, mientras continuaba moviéndome la cabeza contra su tetón. Luego, sosteniéndome la cabeza, me sacó un pezón y me puso el otro, segura de su dominio. El olor de sus pechos me estaba mareando.
Después sacándome el pezón, me restregó parsimoniosamente el tetón por el rostro. El sabor de su piel era embriagante. Las rodillas se me aflojaron y poco a poco llegué al piso. Había tenido un orgasmo, sin darme cuenta.
"¿Te dije que tenías que humillar a tu rival?" dijo la negra sentando su gran peso sobre mi estómago, mientras sonreía con sorna. "Cre-creo q-que s-sí..." todavía mis ojos veían su rostro en forma neblinosa. "¿Y crees que ya te he humillado lo suficiente, puta?" y me dio un beso con su gorda boca, revolviendo su lengua dentro de la mía. Me quedé sin respiración. "¡Ahora vas a ver lo que es humillación, putita!" y pude ver como esa peluda concha iba avanzando hacia mi cara, en forma lenta, casi sádica. El peso de la rotunda negra me tenía dominada, y nada podía hacer para evitar el ineluctable fin de ese avance. Y su peluda concha llegó a mi boca, y comenzó a restregarse contra ella. "¡Lame, puta!" y yo elevé mis ojos al cielo, y le di a la lengua. El sabor de sus jugos despertó en mí la necesidad de tragarlos, como si fueran alimento. Allá arriba escuchaba a la negra jadear y gemir de placer, mientras continuaba su restregada de concha contra mi rostro. Esa negra me tenía literalmente a sus pies, bueno, a su concha, que iba y venía, dándose placer a mis expensas. Su escandaloso olor me tenía en estado de embriaguez. Y esa embriaguez fue invadiendo mi cuerpo hacia abajo, hasta que mi concha se puso loca y me corrí bajo esa concha abusiva que continuaba dándose gusto con mi cara. Los jadeos de la negra fueron aumentando de ritmo y de volumen y sus restregadas contra mi rostro se fueron haciendo más lentas e intensas; hasta que se quedó abierta y apretada como una sopapa contra mi faz, mientras allá arriba escuchaba lo gemidos de la negra que estaba acabando. Pude sentir cada una de las pulsaciones de su acabada, mientras mi rostro se llenaba de sus jugos y mi nariz no tenía más aire para respirar que el que salía de esas profundidades. Fue un momento interminable en el que creí que moriría ahogada por esa gran conchaza pulsante, y al borde de la casi inconciencia me corrí nuevamente. Luego de una eternidad, la negra dio por terminada su acabada y se levantó, dejándome en el suelo, hecha un guiñapo. A través de mis ojos vidriosos pude verla caminar, con sus pulposos glúteos moviéndose a cada paso, como si estuvieran moliendo algo. Creo que eran los restos de mi resistencia lo que estaban moliendo. Mientras veía el ir y venir de esos glúteos, vino a mi mente el rostro de Armando, y pensé en las cosas por las que es capaz de pasar una esposa fiel para defender la integridad de su matrimonio. "¿Ya estás repuesta, putita?" escuché que me preguntaba la voz pletórica de la negra. Mi garganta no encontró fuerzas para articular nada, la paliza que acababa de sufrir había sido demasiado grande. "¡Pues yo sí!" continuó la voz, y de pronto veo, allá arriba, sobre mis ojos, su rotundo culo que comenzaba el descenso. "Te dije que había que demostrarle a la rival que no puede ni podrá jamás contigo", continuaba su voz mientras yo veía aproximarse esas lustrosas nalgas hacia mi cara. "Te dije que había que humillarla hasta que no hubiera retorno para ella" y ya tenía ese enorme culo a menos de quince centímetros de mi nariz. "¿Y cual es el símbolo máximo de la dominación?" preguntó con voz divertida, mientras yo veía el descenso de esa inmensidad inminente. "¡Aplastarle la cara con el culo!" continuó explicándome la negra, y uniendo la acción a la palabra, rodeó mi cara con sus avasallantes glúteos. Mi nariz encontró en las profundidades a su ojete, y la negra comenzó a moverlo, como para aprovechar mi modesta prominencia. Ese ojete buscaba ensartarse, y con movimientos circulares buscaba su blanco, que era mi blanca nariz.
El interior de sus glúteos se sentía sedoso mientras masajeaba mis mejillas. Y de pronto el culo se retiró un poco, para dejarme respirar. Di una bocanada ansiosa, para luego verme nuevamente sepultada bajo ese glorioso culo que estaba aplastando hasta el último vestigio de mi dignidad. La negra debía tener bastante experiencia en estas lides porque disponía de una amplia gama de recursos y movimientos.
Seguramente, su larga campaña como luchadora le habían enseñado qué cosas hacer para mantener a su rival bajo el poder de su culo. En cuanto a mí, todos sus recursos me podían. Las rotaciones de su ojete contra mi nariz, las apretadas rítmicas de su orto contra mi carita, los saltos de su culo sobre mi rostro, las refriegas laterales, las cabalgatas de arriba abajo y sus demás jueguitos, pronto me tuvieron viendo pajaritos de colores mientras mi lengua trataba de auxiliar a mi nariz.
No sé cuanto duró esto, pero mis orgasmos iban subiendo uno tras otro como las burbujas en una tina. Tener un culo como ese, disfrutando de mi cara, me erotizaba como jamás lo hubiera supuesto. Por suerte, alcance a pensar con los ojos vueltos hacia el cielo, estas turbias sensaciones y esos sucios sentimientos no podían calificarse de infidelidad, ya que sólo hay un hombre al que amo y es mi Armandito, pensaba entre un orgasmo y el siguiente. Y un culo no es una pija, pensé mientras continuaba lamiéndolo con fruición.
Los rebotes contra mi cara me seguían poniendo a mil. Y allá arriba la negra había comenzado a gemir. "además", pensé mientras el ojete se desplazaba de arriba abajo por mi cara, "la profesora es una mujer, y una no le puede estar siendo infiel a su marido con una mujer" y me corrí con temblores en el bajo vientre, mientras el gran culazo me seguía gozando.
"Y además esta es una clase de defensa personal" me dije, cuando el sabroso ojete ordeñaba mi lengua enviándome a un nuevo orgasmo. "Y una clase de defensa personal no puede ser considerada una..." traté de completar el pensamiento, pero no pude, porque ya no sabía ni quien era, bajo ese tremendo culo que me estaba abusando. Y me dejé ir en una catarata de orgasmos hasta llegar a la inconciencia.
Cuando me desperté, la negra ya se había vestido. Mientras me ponía mis prendas, como entre nubes, la escuché decirme: "muy bien, corazoncito, has pasado muy bien tu primera clase", y presentándome a una rubita menuda tipo Meg Ryan, prosiguió: "esta es mi ayudante principal, ella te dará la próxima clase". Al lado de ella, la rubita parecía una insignificancia, y aún en el entresueño en que me había dejado la negra, pensé que podría vencerla fácilmente. No sabía cuanto me equivocaba.
Camino de casa la tardecita cálida avanzaba ya hacia la noche. El aire acariciaba mi rostro, pero yo sentía aún ese espléndido culo sobre el.
Cuando llegué, Armando estaba preparando la comida. "Hola, mi amor" me dijo, dándome un beso en la mejilla, "¿dónde estuviste?" "Tomando una clase de defensa personal" contesté, encaminándome al baño. Estuve un ratito en el bidet, acariciándome con los dedos en nombre de la fidelidad marital.
"¿Y qué tal la clase?" preguntó Armando, ya en la mesa.
"Muy bien, me hizo ver pajaritos de colores" le conté, mientras acariciaba su mano. "¿Pajaritos de colores?" repitió extrañado. "Es una manera de decir" le aclaré, "La directora que es una negra rotunda me dio ella misma la primera lección. Y me dijo que la había pasado muy bien"
"Me alegra que la hayas pasado bien" dijo Armando, masticando con la boca llena. "Sí, realmente la pasé muy bien", concordé.
Me encantará recibir tus comentarios sobre este relato, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com, mencionando el número.
Bajos Instintos 4 FOTOS
Demasiado Timida para Oponerme - 14ª Parte
Era amigo de mi hermano, pero desde el día en que le mostré el culo, se obsesionó con él. Y se pasaba todo el tiempo acariciándomelo, no importando qué estuviéramos haciendo, él lo acompañaba acariciándome el culo. Era un poco extraño, aunque muy agradable, así que nunca me opuse. Aunque si la cosa se prolongaba demasiado, yo comenzaba a sentir cosas raras, hasta que en un momento tenía un orgasmo. Yo ya conocía los orgasmos, pero sólo los producidos por el roce del cordoncito, y esto era distinto. Y me sentía tan agradecida que le llenaba la cara de besos. Yo sabía que a los chicos les gustaba eso, ya que había salido con muchos, desde los once años. También sabía lo que era un pito, ya que muchos me habían pedido que se los aferrara y jugara con él. Y sabía lo que le pasa a los chicos cuando una juega mucho con sus pitos. Y me encantaba producirles eso. Recuerdo uno que tenía un pito particularmente grande, con el que una tarde jugué tantas, pero tantas veces, que el chico quedó completamente derrengado, con grandes ojeras y la mirada turbia.
Pero el primero que metió un dedo entre mis glúteos fue el chico este, el de dieciséis, pena que no recuerde su nombre, pero se ha perdido en medio de la muchedumbre de chicos con los que tuve algo. Lo que recuerdo era la sensación que me producía su dedo. Él no lo ponía apuntando al agujerito, sino a lo largo, entre mis nalgas y me pedía que se lo apretara con estas. La sensación era muy excitante. Y ahí nos quedábamos los dos, yo apretando y apretando su dedo y él gimiendo.
Con el tiempo el juego se fue desenvolviendo hasta que su dedo comenzó a apuntar a mi agujerito. Pero como mis glúteos eran bastante salientes, rara vez su dedo tanteaba el agujerito. Pero igual, después de un rato de eso, yo me corría. Y en más de una ocasión él también.
Yo había notado la carpita que se le formaba en el pantalón y sabía de qué se trataba, pero él era bastante tímido en comparación con los otros chicos. De modo que un día le abrí la bragueta y le liberé el pito, que era bastante grande, visto desde mis trece años. "¡Qué dedo más grande que tenés acá!" le dije con algo de malicia, como dándole la idea. Y desde ese día él se empeñó en usar ese "dedo" para acariciarme entre las nalgas, con mucho gusto para los dos.
Hasta que un día, aprovechando de su mayor largo, alcanzó mi agujerito y un poco más allá... Fue muy rico. Y desde entonces lo hacíamos todas las tardes. Y me encantaba cuando se corría dentro mío. Pero siempre lo echaba de mi casa a las seis de la tarde, con cualquier excusa. Porque después de las seis y media me iba al piso de arriba y esperaba a Juan Carlos, un hombre de treinta y cinco años, casado, con el que tenía relaciones. Su mujer no regresaba hasta las ocho de la noche, así que teníamos tiempo suficiente. Al principio Juan Carlos no quería saber nada de tener relaciones conmigo. Pero yo era tan coqueta que lo fui seduciendo y no me pudo resistir.
Él tenía temor de que lo atraparan con una menor y lo metieran preso. Pero cuando yo ponía mis artes en marcha, estaba perdido, hacía de él lo que quería. Y lo que yo quería es que me hiciera sexo oral, así que lo iba llevando a ello dándole vistas fugases de mi entrepierna, hasta que separaba las rodillas al máximo, sonriéndole seductora y él terminaba precipitándose sobre mi conchita y arrodillándose le rendía los honores. Yo le mantenía la cabeza contra mi chocho, aferrándole por la nuca hasta correrme varias veces, con sus lamidas apasionadas. Claro que eso le ponía la polla al palo, así que al final le permitía que me ensartara por adelante, y gozaba disfrutando de los vaivenes de esa polla, que me daba largas entradas y salidas. Era un muchacho muy vigoroso y se empeñaba en trabajarme hasta echarse dos polvos seguidos, sin desenfundar. Estaba loca por él. Y procuraba no dejarle nada para su esposa. Así que lo ordeñaba bien ordeñado. Esa relación duró más de un año y le saqué muy bien el jugo, y ya te imaginarás de que clase de jugo hablo. Nunca lo dejé hacerme el culo, ya que de eso se había encargado mi amiguito de dieciséis. Ni tampoco se la mamé. Al que sí se la mamé fue al portero del colegio, un chavalote de cuarenta al que envicié completamente con mis mamadas. Cuando me veía entrar con un aire tímido y perverso en su cuartito de portería, se ponía al palo.
También él era un juguete en mis manos, que sabían acariciar su juguete hasta enardecerlo. Desde la primera vez en que me le acerqué perturbadoramente, hasta que al pobre se le paró. Y se la agarré con mis deditos a través del pantalón, masajeándosela maliciosamente hasta que se corrió en los pantalones. Luego se la saqué, se la mamé y le hice flor de paja hasta que volvió a correrse en medio de estertores. A partir de ahí lo tuve totalmente dominado con pajas y mamadas. Me veía y se ponía al palo. A veces le pedía dinero, para probar, nomás, mi poder. Fueron años muy felices para mí. Y pasaron muchísimos hombres de todas las edades por mis manos, boca y redondeces. Y debo confesar que me había vuelto adicta al sexo y mis conquistas proliferaban, desde niños hasta ancianos, probando mi poder sobre cada hombre que me gustaba. Sucumbían todos. Y mi cuerpo seguía desarrollándose y el dominio de mi sensualidad también. Así que no era muy fiel por esas épocas, aunque mis novios no lo sospechaban. Cuando veía un hombre ya estaba pensando en cómo hacer que me follara, o que me dejara chupársela, o que me lamiera el culo, ya sabes todas esas linduras. Y no me costaba mucho hacerlos rendirse a mí. A mis diecinueve años mis tetas, tan manoseadas y mamadas, habían alcanzado proporciones sumamente tentadoras. Mi culo se había desarrollado a la par y se había vuelto voluptuosamente gracioso. De modo que me divertí de lo lindo.
Hasta que apareció Armando, el que es actualmente mi esposo. Y ahí la liberada sexual voló, dejando su sitio a la esposa fiel, la que jamás buscaría se infiel, engañando a su marido. Y desde entonces soy feliz, tanto como puede serlo una mujer fiel y enamorada de su esposo. Los pensamientos impuros desaparecieron de mi mente, echando un piadoso manto sobre mi pasado. Y mis ojos jamás volvieron a mirar con deseo a ningún otro hombre.
Me volví muy religiosa, elevando mis preces al Señor, para que me mantuviera alejada de toda tentación, y me confesaba al menos dos veces a la semana quedando muy satisfecha con sus bendiciones, tanto como él con mis confesiones. Ese religioso es un ejemplo para mí. Pese a sus jadeos asmáticos que acompañan toda mi confesión y a sus gemidos piadosos ante mis inocentes revelaciones, el hombre se mantiene firme en su rol de confesor. Y cada vez me pide que vuelva pronto. Incluso me contó que todas las noches, ya en su cama, recuerda mi confesión y me echa dos o tres bendiciones más. A veces los hombres pretenden abusarse de mí, pero todos sus esfuerzos son infructuosos, ya que mi virtud es tan grande como mis tetones. Yo sé que mis remeritas de tela finita, y mis falditas cortonas pueden provocar algún interés en los hombres que me ven pasar bamboleante sobre mis tacos aguja. Y que por esa causa arrecian en sus intentos de seducirme. Pero yo no pienso cambiar mi vestimenta, más bien considero sus intentos de propasarse conmigo como pruebas que me envía Dios para poner a prueba mi virtud. Y yo me concentro en su imagen divina, pido su protección y pase lo que pase me mantengo incólume y lejos de todo pecado. Por las dudas no le cuento a mi esposo los detalles de esos asaltos que debo soportar una y otra vez, para no preocuparlo con las vicisitudes de una esposa fiel. Y también porque en algunos casos en que he soportado estoicamente los abusos sexuales, él podría creer que le fui infiel, pese a que yo sé que mi conciencia de esposa fiel permanece inmaculada.
Pero el Señor está conmigo y la divina providencia me acompaña. Sino fíjense lo que me ocurrió la otra mañana, justo cuando estaba por salir a comprarme prendas íntimas.
Tocaron el timbre. ¿Y quién era?
¡Un par de vendedores de puerta en puerta!
¿Y qué vendían?
¡¡¡Ropa íntima!!!
Hay gente que no cree en Dios, y no ve en esto más que una tonta casualidad, a lo sumo afortunada.
Yo no soy de esas, ¡reconocí inmediatamente la mano del Señor que me estaba llevando a una nueva prueba! Especialmente cuando vi la apostura varonil de la parte masculina de la pareja de vendedores. "A este me lo ha mandado Dios", pensé.
Pero interrumpiré aquí esta historia, ya que ocurrieron algunas cosas con estos vendedores, que podrían ser mal interpretadas.
Y yo odio que me malinterpreten.
Si quieres que te cuente sobre los avatares de una esposa fiel, escríbeme a bajosinstintos4@hotmail.com. Y cuéntame tus impresiones.
Bajos Instintos 4 FOTOS
Demasiado Timida para Oponerme - 13ª Parte
“¡Ay, padre, me agarró un hombretón con una tremenda tranca y me hizo de goma!” Del otro lado escuché un gemido ahogado, y supe que el que estaba era mi confesor. El siempre gime cuando yo me confieso.
“¿Qué te ha ocurrido esta vez, hija mía...” Y entonces le conté:
Resulta que cuando se fue Armando, mi marido, para su trabajo, fui a buscar un plomero para que me destapara la cañería, ya que el encargado del edificio sólo sabía cambiar cueritos, pero de cañerías nada. Yo había visto que había un plomero nuevo en el barrio, que me había llamado la atención porque se trataba de un hombretón enorme, que mediría más de un metro noventa y cinco, y me preguntaba si sería bueno destapando cañerías. Cuando entré en su local, con mi faldita cortita y mi remerita breve, sobre mis tacones aguja el hombre me examinó de arriba abajo. En la pared tenía un almanaque de esos que usan en las gomerías, pero la chica del almanaque no podía ni comparárseme. Yo, a mi vez, también lo examiné de arriba abajo. Era enorme, casi un gigante comparado conmigo, que soy más bien menudita. Y bastante ancho, pesaría más de ciento treinta kilos, y muy peludo a juzgar por sus fuertes antebrazos y por los vellos de su pecho que podían verse por el overall abierto. Sus cabellos ensortijados lucían desprolijos, junto con su barba de dos días. “Señor, ¿sería tan amable de venir a mi departamento a destaparme la cañería?” Y sin pretenderlo mi cuerpo se contorneó algo provocativamente. “Claro que sí, preciosa” respondió con su gruesa voz de macho. “Por qué me pasarán esas cosas involuntarias, padre?”” Pero del otro lado solo me llegaron algunos jadeos del sacerdote, debidos seguramente a su asma crónica. Algunos gemidos y los consabidos chac chac que acompañaban cada una de mis confesiones.
Bueno, la cosa es que el hombre me acompañó inmediatamente a mi departamento, y cuando íbamos en camino, por la valle, todo el mundo nos miraba. Debíamos formar una curiosa pareja, él con sus casi dos metros y yo con mi escaso metro sesenta y mis proporciones voluptuosas. Yo le iba contando mi condición de mujer casada y lo enamorada que estaba de mi marido, para que no se le fuera a ocurrir nada malo. El me sonreía con su cara viril con un leve toque bestial en la mandíbula. Me cayó bien el hombretón. El portero del edificio nos vio pasar camino del ascensor, con expresión rencorosa. El ascensor es un poco chico, aunque no tanto como para viajar tan juntos como estábamos, cuerpo contra cuerpo. Pero yo no me separé porque pensé que parecería descortés, como si el hombre me diera asco. Así que llegamos al piso en que está mi departamento, casi apretados. Pude sentir el aroma que emanaba de su cuerpo, que me resultaría muy difícil definir. Y tuve la impresión de que él también me estaba oliendo. Pero la situación, si bien inusual, no tuvo nada de desagradable, sino más bien lo contrario.
Yo avancé por el pasillo adelante suyo sabiendo que mis redondeces se bamboleaban por efecto de los tacos aguja y sintiendo su mirada en salva sea la parte.
Cuando entramos al departamento quise guiarlo hasta donde estaba el caño tapado, tirándole del brazo, pero era como querer mover a un elefante. “Vení para acá” me dijo atrayéndome hacia él, tan fuerte que casi me estrellé contra su pecho peludo. “ “¡Pe-pero...!” exclamé sorprendida. Pero él, alzándome por la cintura, puso mi cara frente a la suya y me cubrió la boca con un beso, ¿me escucha, padre?””
“¡Qué puta, que puta!” escuché jadear al sacerdote mientras los chac chac misteriosos se aceleraban. “¿Se refiere a mí, padre?” “No, hija mía tu eres una esposa fiel. Continúa.”
“Bueno, la cuestión es que con sus enormes brazotes peludos me tenía suspendida en el aire y apretada contra su cuerpo. Con una de sus manotas me agarraba el culo y con la otra me sostenía la cara para darme su enorme beso de lengua, que me estaba dejando sin aliento, ni posibilidades de protestar.” (chac chac chac chac) “¡Nunca me había ocurrido algo así...! ¡Me tenía atrapada como si yo fuera una muñeca!”
“¡Y se fue abriendo el overall mientras continuaba con su tremendo beso!” (chac chac chac chac chac, y gemidos y jadeos)
“¡Y entonces ese enorme bruto me sacó la remerita, dejando mis tetones al aire! ¡Y después la minifalda! ¡Siempre con una mano agarrándome el culo! Padre ¿se siente bien? Porque lo escucho gemir mucho.” “Es... toy... bien... hi... ja... mía... Conti... nua.., por... fa... vor...” (chac chac chac chac chac chaac)
“Bueno, padre, si usted me lo pide… ¡Y entonces hizo algo que jamás me habían hecho! ¡Comenzó a restregar mi cuerpo contra el suyo, subiéndome y bajándome una y otra vez! ¡De modo que restregó mis tetonas contra su cara, su pecho, su cintura y ¡oh, padre, no sabe lo que era esa tranca! ¡Yo me sentía como si fuera un trapito con el cual el se frotaba el cuerpo!” “¡Después de cinco o seis restregadas de esas sentí que la voluntad me abandonaba y me corrí como nunca me había corrido!” (chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac) “¡Pero la bestia esa seguía restregándome contra su cuerpo! ¡Me habrá hecho restregarme contra su cuerpo cuarenta o cincuenta veces más! ¡De modo que hizo que me corriera tres o cuatro veces más! ¡Yo era un juguete al servicio de su lujuria!” (jadeos y gemidos de mi padre confesor) “¡Traté de detenerlo, pero es muy difícil detener a alguien mientras una está teniendo tantos orgasmos...!” “Finalmente me dejó en el suelo hecha un trapo de piso y se sacó toda la ropa, menos los zapatos. Desde el suelo vi su tremenda tranca agitándose en el aire. ¡Era la tranca más enorme y empinada que jamás hubiera visto, padrecito! ¡Entonces me alzó de vuelta y comenzó a restregarme la tranca contra el culo! ¡Y en algunos momentos me elevaba por las nalgas y ponía mi culo al alcance de su bocota y con su gorda lengua me lamía la división entre los glúteos haciéndome sentir cosas que jamás hubiera imaginado!” (gemidos, gemidos y frenéticos chac chac chac chac chac chac chac)
“¡Después me dio vuelta cabeza abajo y comenzó a pegarme en la cara con su enorme tranca que movía a voluntad contrayendo los músculos! ¡Me daba unos miembrazos...! ¡Yo creí que me iba a poner nocaut! ¡Pero aprovechándose de mi posición comenzó a cogerme la vagina con esa enorme lengua tan caliente! ¡Yo estaba desconcertadísima, padre! ¡¿Qué podía hacer, si esa bestia no me daba tiempo para reaccionar...?!” (¡chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac-chac!) (larguísimo gemido entrecortado)
“¡¡Y entonces me corrí de nuevo, padre!!” (silencio del otro lado de la ventanita) “¡Pero ese hombre no detenía su brutal accionar! ¡Y recomenzó a cogerme el culo con la lengua! ¡¡Y podía sentir los pelos de su cara sin afeitar, contra mis glúteos!! ¡Yo no sabía se debía considerar que me estaban vejando, ya que el hombre me estaba lamiendo el culo! ¡Pero lo que sí estaba muy claro es que yo no estaba cometiendo infidelidad alguna, ya que no tuve ni oportunidad para oponerme a nada! ¡¡Fui completamente avasallada, contra mi voluntad, padre!! ¿padre...? ¿me está escuchando?” Había comenzado a alarmarme, pero al escuchar la voz del padre me tranquilicé “Con... ti... nua.... hija... mía... `por... fa... vor...” La voz sonaba algo jadeante, como si hubiera retornado el problema de asma que lo atacaba durante mis confesiones. Siempre, en algún momento comenzaba a jadear y a gemir. Pero yo nunca acusé recibo para no avergonzarlo con su enfermedad.
“Bueno, la cuestión era que ese bruto parecía no tener interés en detenerse! ¡¡Y volvió a restregarse el frente de su cuerpo con el mío, que manejaba cual si fuese una toalla de baño!! ¡¡Y yo sentía como mis tetones se frotaban contra su peludo pecho, una y otra vez!! ¡¡¡Después me volvió de espaldas y me sentó sobre su tranca!!! ¡¡¡Tal como lo oye, padre, se quedó sosteniendo mi peso con su enorme aparato, tan rígido que no tuvo que ayudarse con las manos!!! ¡¡¡Me tenía montada sobre su tranca y encima la movía y me decía “caballito, caballito” como me decía mi abuelito cuando yo era una niña y me sentaba en sus rodillas. ¡Pero yo ya no era una niña y su enorme polla no era una rodilla, pero igual conseguía levantar mi peso! ¡¡Para lo que sí usó sus manos fue para moverme hacia delante y atrás sobre su polla que apuntaba hacia delante y arriba en un ángulo casi de 45 grados!! ¡¡¡Yo apretaba su polla con mis muslos para no caerme!!! ¡¡¡Y se ve que eso le gustó, porque su pollota comenzó a temblar bajo mi pubis, y de pronto su glande comenzó a echar tremendos chorros de semen que se estrellaron en la pared de enfrente que estaba a unos cuatro metros!!! Debo confesar, padre, que esto me resultó un poco excitante, ¡¡tener ese enorme tronco entre mis muslos, pulsando y echando chorros me produjo cierto sentimiento romántico y de simpatía hacia ese bruto. No digo “romántico” en el mismo sentido en que me pongo romántica cuando pienso en mi marido, porque eso sería como si fuera infiel. Pero algún tipo de romanticismo igualmente intenso, era. ¡¡Porque al sentir su polla pulsando entre mis muslos, me corrí quedando derrengada, apoyada contra su pecho y montada sobre su palo, que seguía rígido!!” (¡¡¡ jadeo-jadeo-jadeo chac-chac-chac-chac-chac-chac-chacchacchacchac!!! Jadeo-jadeo-jadeo-jadeo y larguísimo gemido final)
“¡Pensé que todo había acabado y me sentí dichosa al pensar que había sabido mantener mi fidelidad, y cuando ese bruto se fuera, mi virtud habría permanecido intacta!” “¡Pero me equivocaba, padrecito! ¡¡la cosa apenas si había comenzado!! ¡yo tendría que haberlo supuesto cuando sentí que su pollota seguía empinada!” (Nuevo silencio largo de mi cura confesor, interrumpido tan sólo por algunos largos suspiros)
“¡¡Y para mi sorpresa el hombretón me puso en el suelo, en cuatro patas y comenzó a enterrarme su trancota en el culo, que nunca había recibido un visitante tan aguerrido!! ¡Pero yo recurrí a toda mi entereza y aguanté su penetración hasta el final, y cuando llegó este, tenía el canal tan abierto por ese gordo y duro pedazote, que de la pura impresión, me corrí, dando fuertes gemidos y jadeos! ¡¡¡Pero el monstruo recién comenzaba y agarrándome de las caderas con sus fuertes manotas le dio al mete y saca con gran entusiasmo, primero despacito y después cada vez más rápido!!! ¡¡¡Él movía su tranca para atrás y adelante, pero el principal trabajo lo hacía con mi culo que usaba para pajearse atrayéndolo hacia él y alejándolo y volviendo a atraerlo!!! ¡¡¡¡yo no podía entender como mi culo podía albergar semejante pieza, pero era tanto el trajín que me estaba dando que no pude pensar mucho al respecto...!!!! ¡Pero la cosa se estaba poniendo peligrosa, padre, porque cuando acabé sentí que él tratamiento que estaba recibiendo de ese hombretón, en cierto modo me gustaba! ¡¡Y eso sí que sería infidelidad!! ¡¡y sería como engañar a mi esposo, y yo no soy esa clase de mujeres!! ¡Así que encomendé mi espíritu al cielo y centré mi mente en la imagen del rostro de Armando para evitar tentaciones. La cara de mi esposo, como siempre me aparecía borrosa y tapada por una niebla, de modo que hubiera sido imposible para cualquiera reconocerlo, pero entonces se me ocurrió una idea salvadora: ¡¡¡transformé la foto en un cartelito que decía “rostro de mi marido”!!! y así pude refugiarme en mi fidelidad mientras la porongota de ese bruto volvía a lanzar chorros, esta vez en mis entrañas! ¡Y mi cuerpo lo acompañó, pero mi espíritu se mantuvo incólume, centrado en el cartelito! ¡Y cuando por la emoción no podía verlo, igual sabía que estaba alli! ¡¡Cuando una mujer quiere ser fiel no hay quien pueda quebrarla, padrecito!!” (jadeos montados sobre jadeos, gemidos casi de dolor, y una seguidilla frenética de chac chacs)
“¡¡Cuando me sacó la polla del orto, padre, creí que me moría de la impresión, por el enorme vacío que me dejó!!, ¡¡pero no tuve tiempo de quejarme, porque me la puso entre los labios externos de mi vagina y luego me la fue mandando para adentro!! ¡¡Y se levantó, alzándome con su tranca, y una vez de pié volvió a moverme hacia delante y atrás, como pajeándose con mi concha!! Yo estaba muy impresionada por la rigidez de su miembro que ¡no había cedido en dureza y continuaba tremendamente empalmado! ¡¡Pero elevé los ojos al cielo y con mi mente leía y releía el cartelito que representaba el rostro de mi esposo!! Entretando mi cuerpo no cesaba de jadear, al ritmo de sus entra y sacas, y mi garganta no podía dejar de emitir gemidos a viva voz. Bueno, que para cuando el hombretón me llenó la concha con una cantidad inconmensurable de leche, mi cuerpo se había corrido un montón de veces. ¡¡¡Increíble la potencia de ese hombre!!! ¡Cuando me sacó su rey chorreante de mi concha, seguía erectísimo!
Y cuando poniéndome de rodillas me la colocó entre los labios supe lo que tenía que hacer. Era tan gruesa que escasamente pude meter el glande y para eso ¡ebí abrir mi boca como nunca antes, al punto que pensé que se me iba a romper... ! ¡¡pero una mujer voluntariosa puede con cualquier desafío, creame, padre!!” Pero del otro lado de la ventanita solo se escuchaba una seguidilla frenética de chac chacs y una seguidilla igualmente frenética de jadeos, hasta que llegó el largo gemido que ponía fin a ambos sonidos. Cosas del asma, pensé.
“Bueno, padre, que se la mamé, ¡con las manotas del hombretón agarrando mis mejillas, hasta que me llenó la boca de semen que se fue en parte garganta abajo y en parte saliéndome a borbotones por la nariz. “¡Suerte que mi Armando no acaba con tanta abundancia” pensé mientras trataba de no ahogarme con el torrente. “Bueno” recordé “él nunca pasa del segundo polvo, y eso si tengo suerte. Y sus cantidades son más bien exangües, como corresponde a un marido civilizado y no a este bruto” y aferrada con ambas manos a su pollota me corrí en medio de estremecimientos. El sistema nervioso es una cosa muy curiosa, especialmente el sistema nervioso de una mujer fiel, como yo.”
“Luego el gigantesco plomero se ocupó de mis otras cañerías, quiero decir las del departamento, y me las destapó con mucha facilidad, como cabía suponer. Y no me quizo cobrar, padre. Pero antes de irse me sacó nuevamente la remerita y me chupó los pezones. Y lo hizo con una boca tan caliente y con tales lambetones que después de diez minutos de eso me corrí nuevamente, quedando exhausta en sus brazos. ¡Suerte que soy una mujer fiel a su esposo, sino en un momento como ese podría haber cedido a la tentación...! ¿me comprende, padre,,,?” Primero hubo un largo silencio, pero luego escuché la voz algo lánguida del cura “Claro que te comprendo hija mía y te felicito por la firme fidelidad que le profesas a tu esposo... “
“¿entonces me da su bendición, padrecito...?”
“Claro, hija mía, hoy me has hecho echarte cuatro bendiciones con tu confesión, por lo honesta. E iba camino de la quinta cuando terminaste de contarme, pero ya será en la próxima confesión, o mejor esta noche cuando me vaya a dormir...”
“¿Me va a bendecir desde su cama, padre?”
“Como todas las noches desde que te confiesas conmigo, hija mía...”
“¿”todas la noches” padrecito?” le pregunté muy halagada por la consideración que el santo hombre me profesaba.
“Por lo menos dos veces por noche. Hoy creo que van a ser tres. Y mantén tu fé, hija mía, y vuelve a confesarte pronto.”
Y luego fui a comulgar con la conciencia libre de toda impureza, y saqué bien larga la lengua. Me encanta cuando el sacerdote que celebra el oficio me pone la gran hostia en la lengua, y más aún cuando veo como me mira mis tetonas cubiertas por la remerita, con sus ojos que irradian santidad, o alguna cosa.
Y volví a mi departamento cubierta por un halo de pureza ¡Y con la cañería bien destapada!
Gracias por interesarte en mis narraciones. Estoy segura de que tu perteneces a esa legión de amigos que me escriben alabando mi virtud marital. Así que puedes escribirme a bajosinstintos4@hotmail.com. Y recuerda no pedirme relatos exclusivos para ti, ni fotos, ni citas, ni nada. Pero puedes expresar tu respetuosa admiración por mi virtud, tanto como quieras. Puedes también enviarme tu foto, ya que no tengo modo de impedirlo. No vaciles en mostrarme
tus sentimientos y zonas íntimas, pues serán guardadas en mi disco rígido, para repasarlas en mis momento de aburrimiento. ¡Hasta pronto!
NOTICIA: Para los interesados en hacer sus propias narraciones eróticas, les comunico que escribiéndome a bajosinstintos4@yahoo.com.ar pueden obtener gratuitamente y sin compromiso el primer módulo de mi taller virtual de narrativa erótica. Son seis módulos, la recepción del primero no implica obligación alguna de tomar los cinco restantes, que tienen un costo de 10 dólares cada uno. Eso sí: debes tener cuenta en yahoo o en argentina.com, ya que tienen una buena capacidad de almacenamiento.
Bajos Instintos 4 FOTOS