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La Computadora - 2ª Parte

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Como empecé las clases con Carmelita.

Después de la reunión que tuvimos en casa de Carmelita con motivo de su cumpleaños y que habìa quedado viuda desde hacìa cinco años y que su marido tuvo una enfermedad que duro dos años, y que se habìa reencontrado con mi esposa, después de un largo tiempo de no verse, le habìa prometido que yo le venderìa una computadora para conectarse a internet
, y que le enseñarìa como operarla, después de una semana, al llegar a comer, le dije a mi esposa que ya estaba la computadora de Carmelita lista, y que le hablara para ver cuando podìa recibirme para instalársela, me contestò que en la noche que yo regresara me tenìa la respuesta, al regresar en la noche me dijo te voy a comunicar con Carmelita, para confirmar la fecha, que serìa mañana en la mañana, y asì lo hizo al comunicarse le dijo hola ¡ trensitas ¡ aquí te paso a mi marido, para que se pongan de acuerdo, dándome el auricular a lo que Carmelita me contestò; Hola maestro, ya estoy lista si no tienes inconveniente mañana te espero a partir de las nueve de la mañana, a lo que le dije ok, mañana te veo a esa hora, colgando la bocina, le preguntè a mi mujer porque le decìan trensitas, a lo que me contestò, que desde que tenian como 17 años y eran estudiantes después de la clase de natación, al cambiarse en los vestidores, Carmelita, se quedaba desnuda y les presumia a todas las compañeras de su abundante bello pùbico, que era tan largo que le tapaba completamente su sexo, y que una vez apostaron que era tan largo que podia hacerse trenzas con el, después de discutirlo mi mujer y otra compañera se pusieron a hacerle las trenzas al bello pubico de Carmelita y pudieron hacerle trenzas, por lo que cada vez que nadaban se turnaban para hacerle trenzas a Carmelita, y que además presumìa de que tenìa el clítoris mas grande de la clase, lo que para demostrarlo, se paraba en la banca y abriendose los labios vaginales, les enseñaba a todas el tamaño de su clítoris que parecìa un pequeño pene y que efectivamente de agrandaba con los masajes que se daba Carmelita, desde luego que todas querian verlo y les invitaba a tocárselo lo que les producía una gran exitacìon, a todas, que después, Carmelita empezó a darle masaje a todas para enseñarles lo bien que se sentìa, y organizaba concursos para que las perdedoras le dieran masaje a las ganadoras, pero tambien con la lengua, lo que al principio le parecio desagradable, ella les demostraba haciendoselo a cada compañera lo placentero que se sentìa, por lo que convirtió al grupo en un club de adoradoras del clítoris y cada clase de natación era esperada con ansia ya que todas se daban masaje con todas hasta alcanzar el orgasmo, asi que mi esposa me confesò que durante los años que siguió la amistad se reunian en la casa de ella o de Carmelita para darse masaje con la lengua hasta provocarse orgasmos, por eso le encantaba cuando yo se los provocaba antes de cogermela. Yo ya estaba enterado de lo largo del bello pubico de Carmelita pues el dia de la reunion cuando ella me tomò la mano para ponérsela en la vagina note la cantidad de bello pubico que tenia en su sexo.

Después me dijo mi esposa que en las platicas que habìa tenido con Carmelita, le confesò que habìa tenido relaciones con varios hombres después de su viudez, sobre todo cuando se iba en viajes con grupos de desconocidos, pero que tambìen se consolaba con una serie de juguetes sexuales para calmar su carácter de mujer caliente. Después de platicar estos asuntos, empezamos a abrazarnos y a desnudarnos le empecé a comer la vagina y le preguntè que quien mamaba mejor yo o la trensitas, a lo que nos reimos y después de mamarme la verga la puse boca arriba y le enterrè la verga hasta los testículos cogiendo muy sabroso, y ella me comentò, ten cuidado con la trensitas ya que dice que sigue siendo muy caliente.

Al dia siguente, me presentè en la casa de Carmelita, me abrìo la sirvienta y me recibìo Carmelita al pie de la escalera, descalza, vistiendo unos pantalones y una camiseta, de esas que usan para hacer ejercicio, se acercò y nos saludamos con un beso en la mejilla, al acercarse a mì percibì un sonido como de pequeñas campanas metalicas pero no le dì importancia, me dijo sigueme, y adelantándose llegamos al la parte alta hacià su recamara, se volteo y le dijo a la sirvienta, por favor que no nos molesten, si llama el telefono, por favor lo contestas y dices que no estoy, entramos a su recamara y yo seguia oyendo ese titnineo, me mostrò la mesa cerca de la cama en donde se pondría la computadora y empecé a desempacarla, mientras ella me dijo, ahora vengo voy al vestidor, en cuanto estè conectada antes de prenderla me avisas porque quiero aprender desde como se prende, empezó a caminar y de nuevo se escucho el sonido metalico; Una vez conectada de llamè diciéndole ya està todo listo, y que se aparece vestida unicamente con un micro bikini blanco que solo le tapaban las aureolas de los pezones, dejando sus grandes senos descubiertos, unicamente anudados por la espalda con un delgado cordón blanco, y un micro triangulito que solo abarcaba a tapar parte de los labios vaginales, y grandes mechones de bello pubico asomándose por los lados, se diò la vuelta y mostrándome sus grandes nalgas solo asomaba un delgado hilo de entre sus nalgas y que era el que sostenìa el triangulo de enfrente, me dijo te gusta mi atuendo?, yo me quede boquieabierto al ver semejante cuerpo, y le dije claro que me gusta pero yo vengo solo a instalarte la computadora y a enseñarte computación, no a un desfile de trajes de baño, a lo que me contestò, no esto no es un desfile, este es mi uniforme de alumna de computación, y ahora necesito que mi maestro tambièn se uniforme para darme la clase, acto seguido que se me acerca, y me rodeo el cuello con los brazos y me empezó a besar en la boca ofreciéndome su lengua, yo no me pude resistir y la empecé a acariciar por la espalda bajando mis manos hasta tener sus ricas nalgas en ellas y empezar a sobarselas, se separò y empezó a desnudarme, dejándome solo en calzoncillos, desde luego mostrando una gran erección de mi verga, que la volteo y que le desamarro los cordones de su micro bikini dejando en libertas esos hermosos senos, la voltie y empece a besarlos y mamarlos con gran pasión y ella empezó a gemir sensualmente, diciéndome, toma maestro estos juguetes son tuyos para que hagas con ellos lo que quieras, segui mamando y besando sus senos, y agachándome, llegue hasta el micro triangulo, desamarrando tambien los cordones, dejándola totalmente desnuda, entonces que me dice, me ayudarias a depilarme mi sexo, dice tu esposa que tienes mucha practica ya que siempre le tienes su sexo muy bien depilado, por lo que no me pude negar, asì que le dije necesitamos un recipiente con agua caliente, unas tijeras pequeñas, unas toallas, y una maquina de rasurar de navajas, me dijo acompañame al baño ya que estoy preparada para eso. La seguì, ahora pegándome sus nalgas a mi verga y acariciándole sus grandes senos, y diciéndome, ahora si se te va a hacer violarme como me amenazaste el dia de mi reunion.; Después de hacernos de todos los materiales regresamos a la recamara y la recostè en un chase lounge que tenìa le abrì las piernas y empecé a cortarle hasta dejarle el bello lo mas corto posible desde luego dándole masaje de vez en vez al clítoris, empezando a jadear como gatita, y de repente que veo, que del orificio vaginal le salìa un cordón rosa, le preguntè que tienes ahì, y me dijo ve jalando con cuidado y veras lo que es, asì empecé y fueron saliendo unas esferas metalicas de diferentes diámetros, anudadas al cordón, cuando salieron todas, esas eran las que provocaban el tintineo, me explicò que eran una esferas chinas y que tenian un contrapeso interno que al caminar se movían provocando un masaje en el canal vaginal y que cada vez que se movían hacian ese tintineo, por lo que la mantenian caliente todo el dìa, La enjabone con la mano toda la vagina, la entrepierna y hasta el ano, y con mucho cuidado le fuì cortando todo su bello hasta dejar unos labios veginales rosas y un culito marron ante mi vista, le dije ya terminè, y me replicò, que no se merece mi conejito un premio por haberse dejado depilar?, yo no le contestè, solo metì mi cabeza entre sus muslos y empecé a saborear y dar maseje con la lengua a esa vagina recien depilada y a ese clítoris de un gran tamaño, lo que provocò que Carmelita empezara a gemir y a retorcerse como una gatita, entre tanto yo estaba gozando con mis manos aquellos senos que me encantaban, después de un rato de estar mamando esa rica vagina, que siento que empieza a contraerse y me dijo me voy a venir, esperate, yo no le hice caso y segui con mi mamada hasta que me apretò con sus muslos recibiendo en mi boca la descarga de sus flujos vaginales, inmediatamente me pidió que la besara asì que me incorporè y le dì un beso mezclando nuestra saliva con sus flujos vaginales, posteriormente que me incorporo y me dijo ahora sì por favor meteme la verga que mi conejo no aguanta màs la espera, le subì las piernas en mis hombros, y le empece a enterrar la verga en su vagina, me dijo lentamente por favor, y asi lo hice, y una vez que la tuvo hasta mis testículos me dijo, esperame, no te muevas, dejame sentir una verga de verdad dentro de mì, ya me aburrìo el estarme metiendo vergas de hule, en la vagina, asì que me espere un rato mientras le besaba las piernas y le masajeaba los senos con mis manos, me dijo ahora por favor saca y mete la verga despacito para que pueda tambien disfrutar de esta cogida, asi lo hice y estuve bombeándola por largo rato, además empecé a darle masaje en el clítoris con mis dedos hasta que le provoque el segundo orgasmo e inmediatamente después al apretarme con sus musculos vaginales la verga me provocò una eyaculacìon maravillosa, asi que nos quedamos ensartados por un rato hasta que le saque la verga ya mas flacida, entonces me pidió que me pusiera hincado con la verga entre sus senos y empezó a limpiármela con la lengua, me pidió otra vez que la besara, y asì lo hice, para mezclar nuestra saliva con mi semen y sus flujos vaginales.

Después de estar un rato a su lado me levantè y me fùi a lavar la verga al baño, quedando que en dos dias le darìa la siguiente clase, y le dije que esta era la clase de introducción aunque no de la computadora, si de verga, lo que nos reimos, le dì un beso y me retirè a seguir trabajando.

La proxima vez les relatare la segunda clase de computación a Carmelita, Saludos

by Investigador

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El Debut de Mi Mujer - 5ª Parte

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Después de mucho tiempo de tranquilidad sexual de los dos, al parecer, ya habíamos cumplido todas nuestras fantasías, pero de vez en cuando comenzábamos a extrañar esas situaciones extremas de sexo que nos habíamos brindado mutuamente. 

Así que para alimentar más nuestras fantasías fuimos a alquilar un par de películas a un video club especializado en el tema.

Ahí nos encontramos con los temas mas variados y entre otras nos gustó mucho una que se titulaba Maratón Sexual.
Sin perder tiempo fuimos a casa a mirarla inmediatamente. La historia era muy simple se desarrollaba a cámara abierta sin ningún tipo de edición y era protagonizada por una estrella porno muy conocida que desafiaba a tener sexo con una exagerada cantidad de hombres tratando de romper un record. La historia era verdadera, no era una película de ficción. Ella tenia que hacer acabar a todos esos tipos uno por uno y sí que lo lograba sin mucho problema.

Mi esposa empezó a ponerse a mil con la historia y obviamente yo también, queríamos vivir en carne propia esa historia
, pero nos preguntábamos ¿cuántos tipos ella resistiría y además de donde los sacaríamos ya que pagarles seria una fortuna, pero pensándolo bien se que muchos hasta pagarían por hacerlo con mi esposa, y esa idea nos calentó aún más.

Fue entonces que decidimos publicar avisos en varias paginas de swingers y de contactos, colocando una foto de ella con el rostro tapado por un antifaz y totalmente desnuda, solicitando hombres para una masiva fornicación de esa mujer. Los requisitos eran que tenían que tener análisis de HIV al día, un físico muy bien trabajado un miembro viril de mas de 18 cm, su estado civil ni social no importaba. Tenían que enviar a nuestra casilla de correo fotos de ellos desnudos . 

Así esperamos pacientemente y los curriculuns fueron llegando en grandes cantidades. Teníamos para elegir lo que quisiéramos, siempre contestábamos dudas de las personas que querían participar.

Entre mas tiempo pasaba más nos calentábamos con la idea, no podíamos esperar más pero eso era parte del juego y de la fantasía.

Para poder cubrir costos decidimos que le cobraríamos una pequeña suma de dinero a cada integrante no mucho más de lo que se gasta una salida de un sábado por la noche , con ese dinero alquilamos un looft, con hidromasaje y muchas mas comodidades, contratamos un pequeño lunch, y compramos los mejores champagnes. 
La noche estaba por llegar y le confirmamos la dirección un día antes a los elegidos, que fueron la increíble cifra de cincuenta participantes, ellos sabían que podían no llegar a participar porque no sabíamos a cuantos mi esposa aguantaría cojerse, pero a ellos ya les encantaba el solo hecho de estar en el lugar. 

Esa noche fueron llegando uno por uno y fueron recibidos por mi esposa que estaba con un camisón negro totalmente transparente y un conjunto de ropa interior también negro con portaligas. Ella recibía un sobre de ellos donde se encontraba el DNI de la persona el análisis de HIV y el dinero de la inscripción , el sobre cerrado ella me lo pasaba a mi para que yo constatara todo perfectamente. 

Fueron llegando puntualmente , los fuimos ubicando con diferencia de minutos para que no se agolparan ni llegaran todos juntos como manada.

Llegando la media noche, ya habían concurrido todos los participantes perfectamente al horario , no faltaba ninguno.
La música lenta se escuchaba de fondo mientras los invitados charlaban amablemente entre todos ,mientras mi esposa se paseaba con copas de chapagne convidándolos a ellos. Nadie podía quitar los ojos de ella que lucia espléndida y más allá que era la única mujer que estaba entre tantos hombres, en el aire se podía respirar el ambiente a calentura, la idea de que todos desearan hacerlo con mi mujer me calentaba increíblemente al punto de tener una erección continua.
Antes de comenzar la acción yo dirigí unas palabras de agradecimiento y les volví a recalcar las reglas. Ellos iban a tener que cojerse a mi mujer hasta acabar y cederle el turno al siguiente participante, todo iba a ser registrado por una cámara para recuerdo personal ,poniendo en claro que no habría ningún tipo de difusión comercial.

Todos a la orden de mi mujer fueron desnudándose dejando lucir los distintos tipos de miembros, la mayoría ya estaban dispuestos a la acción, nadie se podía masturbar sino se arruinaría parte del juego ya que ella era la que los tenia que hacer acabar.

Ella les indico que formaran un círculo y comenzó primero con una mamada general para lograr que los penes erectasen, además ella quería sentir los 50 machos al palo a su alrededor. Yo mientras tanto filmaba todo con una pequeña cámara de mano.

La mamada parecía interminable, en algunas pijas se quedaba mas tiempo que otra sea porque les gustaba o porque no podían erectarse por completo.
En una mi esposa no aguanto mas y comenzó la acción. El chico era muy atractivo para el gusto de ella y la pija tenia un tamaño considerable así que comenzó a mamarla con fuerza y trataba de tragarla un poco hasta que comenzó con movimientos frenéticos de su cabeza masturbando al muchacho con la boca y con su garganta, Cuando alguien estaba por acabar lo tenia que gritar para que mi esposa decidiera que hacer. El muchacho no aguanto mucho mas y comenzó a anunciar que estaba por acabar pero mi esposa no paraba el ritmo estaba decidida a tragarse todo ese néctar. Y sin duda lo logro en el momento justo que el muchacho dijo acabo ella se trago toda la pija de un saque, yo pudiendo observar a través de la cámara como el pene se perdía en su boca y su garganta se inflamaba. Ella sentía los borbotones de semen que se dirigían directo a su estomago. Luego retiro el pené de su boca tosió un poco por el sofocamiento se paró le dio un beso de lengua al muchacho y lo retiro de la ronda, ya había pasado el primer polvo.
Luego de mamar todas la pijas ella se acomodó en un respaldar de un sillón, dejando su cola expuesta y les ordenó a todos que hagan una fila detrás de ella.

Uno por uno comenzaron a penetrarla por la vagina, el primero se ve que estaba acumulando calentura pues no tardo mucho en acabar y en el momento que estaba por hacerlo mi esposa le pidió que lo haga adentro, después vino otro petisito pero con un pene muy gordo que le costo penetrarla puesto que la noche recién comenzaba y la vagina aun estaba fría, ese tardo bastante tiempo en acabar. Así pasaron diez personas, todos les acabaron adentro su vagina que a esa altura seria un mar de semen, mi esposa decidió tomar riendas en el asunto y detuvo por un momento la fiesta, se paro para decir unas palabras y se podía ver como entre sus piernas caía semen que se derramaba de su vagina inundada, ella se sentía feliz de sentir eso. Les ordenó que se acostaran diez hombres con los miembros erectos sobre una gran alfombra que había en el looft. Ella pensaba cabalgarse a los diez, así que los muchachos no se hicieron esperar Monto el primero y con todo frenesí se movió dejando al pobre joven acabar antes de lo que el pensaba pero ella seguía sus movimientos pues parecía que ella también estaba decidida a tener su orgasmo, pero ya el flácido pene del muchacho se lo impedía , así que pasó al siguiente para gozar mas ella esta vez comenzó a penetrarse el pene bien despacio y le pidió al macho del momento que le pusiera un par de dedos en su ano así se excitaba ella aun mas, el obedeció sin ningún problema , la cabalgata fue de muy despacio hasta terminar los dos frenéticamente con un orgasmo juntos a los gritos como si hubiera sido el primero de sus vidas. Así fueron pasando uno tras uno y después del primer orgasmo a mi esposa le costaba moverse pero no tardaría en llegar al segundo que fue justo en el décimo chico este también le puso unos dedos en el ano para excitarla aun mas pero de los dedos llego a la mano, yo filmaba como la mano del pibe se perdía en el ya bien dilatado ano de mi mujer , que para ese entonces se había pasado veinte pijas y ya estaba bastante cansada y su vagina por lo que vi estaba morada.

Pero la noche ni siquiera había llegado a la mitad faltaban aun treinta y los chicos no tenían ganas de irse sin nada.
Ella se paro demostrando cansancio y se acostó boca abajo en la cama , me pidió a mi que le acomodara unos almohadones en su vientre y así quedo con su cola bien paradita y expuesta. Entonces ordeno que hagan todos una fila detrás de ella para hacer la cola.

Los chicos pusieron cara de felicidad por la entrega del plato principal, así que uno por uno sin vaselina comenzaron a darle por el ano, este estaba muy limpio después de haberse practicado una serie de enemas esa misma noche. Mi esposa se masturbaba a medida que los pibes le iban acabando en el ano, mientras los que se retiraban se acomodaban a fumar o a tomar algo y principalmente a descansar en el living del looft.

Yo seguía filmando y era increíble ver el ano de mi esposa lo grande que quedaba, además cada vez que la penetraba alguien nuevo se podía ver como salía para afuera restos de los semen de los participantes anteriores. Ella sentía como le inundaban como nunca sus intestinos y también sentía al moverse todo el otro resto de semen dentro de su caliente vagina. Una vez que pasaron diez y ya se veía como la luz entraba por el departamento, sabíamos que aun restaban veinte y ella no daba mas.

Decidió matar dos pájaros de un tiro y cojerse de a dos tipos a la vez. Eligio los penes que la penetrarían por delante y por detrás, y formo dos filas. Se acomodo en la cama de perfil para que pudieran penetrarla por delante y por el otro lado eran los que la penetraban por detrás, muy ingenioso.

Así comenzó la parte final de la fiesta la penetraron por delante y luego sin ninguna dificultad por detrás, no todos acababan juntos y ella intercambiando de amante uno por vez. Realmente el cansancio la ganó y entregó su cuerpo completamente a los buitres que la querían devorar, no se movía para nada ni gemía, sus ojos cerrados demostraban que estaba exhausta. Pero los chicos no perdían tiempo y no desperdiciaban su turno para sobarle bien los pechos y morderle todo el cuello, ella estaba totalmente entregada.

Los chicos de adelante acabaron mas rápido y quedaron dos para penetrarla por detrás así que ellos la acomodaron de espalda y comenzaron a darles con todo frenesí, Ellos eran los últimos y estuvieron bancando la calentura toda la noche.

Cuando el ultimo acabo y por supuesto lo hizo dentro de su ano como todos, yo la comencé a despertar y lo primero que me dijo es que tenia mucha sed. Yo sin perder tiempo les di una jarra a los muchachos y les dije que los que pudieran la llenaran con su néctar. Eso le gusto a mi querida Sandy se iba despachar un litro de leche verdadera. Pero ella para no perder tiempo separó a tres del grupo que les gustaba y estaban re al palo y les dijo que iba a beber directo de la fuente. Así que recostada acomodo su cabeza con dos almohadas y abrío bien la boca en señal de estar esperando la leche de los muchachos. Ellos sin perder tiempo se acomodaron y comenzaron a masturbarse alrededor de la boca de ella, mientras los demás ya se pasaban la jarra de mano en mano para ir llenándola. Esta se fue llenando de una gran masa de leche de todos los participantes. Y mientras ya comenzaba a acabarle directo en la boca y mi Sandy no dejaba escapar ni una gota de tan preciado y caliente liquido. El ultimo de los muchachos agarro con fuerza la cabeza de mi mujer y le hizo tragar todo el pene de un envión justo en el preciso momento en que le acababa , eso fue medio brusco pero le encantaba a ella.
Cuando la jarra fue por fin pasada por todos los contribuyentes yo la agarré y se la pasé a mi mujer. Ella observo encantada la cantidad de semen que esta contenía, nunca había visto tanta leche junta y sin hacerse rogar la tomo con las dos manos y comenzó a beberla sin parar, todos comenzaron a aplaudirla observando lo puta y degenerada que era mi mujer realmente de recordarlo me pone la piel de gallina. Ella bebía sin parar y se podía beber como hilitos de semen se escapaban por el costado de su boca, derramándose por el exceso de liquido que quería injerir.

Así termino esa noche que prometimos volver a repetir ya que todos se fueron muy contentos y satisfechos, gracias a la única e incasable de mi mujer.

Ah, y eso no termino ahí pues mi esposa quería tener un recuerdo único de esa noche tan ardiente, algo inolvidable, así que sin decirme nada ella decidió no tomar anticonceptivos y quedar embarazada, yo solo me entere a los 3 meses del embarazó, y ella me confeso todo, claro nunca supimos quien era el padre. Pero yo lo asumí y respete su decisión ya que ella se merecía todo eso y mucho mas.

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La Computadora - 1ª Parte

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Hace como unos dos años, me platicò mi esposa que se habìa encontrado una amistad que hacìa mucho no veia, llamada Carmen, la cual era una mujer muy guapa y que le contò que habìa quedado viuda desde hacìa cinco años, y que perdiò a su esposo después de dos años de una enfermedad que lo fuè acabando, que le habìa dado mucho gusto de haberla encontrado y que iba a organizar una comida para poderse juntar con mi esposa y que desde luego me invitaba a mì para recordar viejos tiempos, pasò como un mes y que me dice mi esposa que Carmelita la llamò porque era su cumpleaños y habìa organizado una reunion a la cual estabamos invitados, en esos dias mi mujer se tropezó causandose una torcedura en el tobillo por lo que tuvo que usar una muleta durante dos semanas, asi que se llegò el dìa y nos presentamos a la casa de Carmelita. 

Al llegar nos recibìo una mujer mas o menos de la misma edad de mi mujer unos 48 años con una cara muy linda unos ojos azules, y un cuerpo maravillosamente conservado, un gran trasero, unas lindas piernas, y unos grandes senos que se antojaban tocarlos, asomados dentro de una blusa que se querìan salir de ahì,una falda cortita arriba de las rodillas y de lo mas entallado, lo que hacìa que resaltara su gran trasero, quiero decirles que mi esposa tambièn tiene lo suyo, un lindo culito, buenas piernas y un par de senos que me hacen comer y mamar con delicia en las noches cuando me la cojo, con un sueter ajustado que se le señalaban sus ricos pezones, y una falda no tan entallada pero tambien mostrando lo suyo, asì que tenìa ante mì a dos buenas hembras para poder admirarlas. Se encontraban otras amistades de Carmelita, por lo que se llevò a cabo la reunion muy cordial, ella se sentò frente a nosotros en un sillon de la sala y estuvo platicando amigablemente, con las piernas cruzadas, y que de vez en cuando las abrìa y quedando justo enfrente de mì podia yo apreciarlas y me mostraba sus lindos muslos hasta llegar al fondo donde se apreciaba el triangulo que guardaba su sexo, además se levantaba y se acercaba a nosotros con alguna charola de bocadillos, y al estar nosotros sentados y ella inclinarse, nos dejaba ver con mas profundidad esos grandes senos, y que se notaba que no traìa brassier, al balancearse en forma divina, lo que me empezó a calentar. 

Pidió que pasaramos a la mesa y me pidió a mì que le ayudara a traer el vino del refrigerador en la cocina a lo que yo me acomedí inmediatamente, y ella me dijo sigueme a la cocina, y al llegar a la puerta abatible, se detuvo y yo llegue por atrás quedándome sus nalgas enfrente y dándole un gran empujòn hacìa adelante, le pedí perdón y ella solo me sonrìo diciéndome que casi la violaba de tan tremendo empujon, que se cuidarìa de mì, me sonreì y entramos a la cocina que no era muy grande, a lo que elle me indicò que el vino estaba en el refrigerador y que lo sacara, asì lo hice y le preguntè en donde estaba el sacacorchos, ella me dijo creo que està en este cajónde abajo se empinò enseñándome su ricas nalgas, y al ponerse entre el cajón y yo atrás la jalò hacìa ella recargándose en mì y restregándome nuevamente sus nalgas en mì, nuevamente me comentò, parece que mi trasero quiere que lo violes, a lo que nos sonreímos ambos, tomò el sacacorchos y empezó a tratar de destapar el vino, lo que se puso nuevamente enfrente de mì, y le dije déjame a mì, echándose hacia mì nuevamente ya de una manera directa, entonces yo me le juntè de una manera descarada y le dije, a la siguiente si te voy a violar ya que me estas despertando a mi amigo, a lo que ella me dijò, no te hagas desde que me estuviste viendo mi sexo cuando estaba frente a tì notè que tu amigo ya estaba despierto, y cuando te mostre mis juguetes notè que ya lo habìa despertado y en pie de guerra, pero ayudame a destapar este vino, a lo que empecé a ayudarla desde atràs sobandole con mi verga sus lindas nalgas, asì estuvimos destapando algunas botellas, y ella restregando sus nalgas contra mi verga que estaba muy parada. 

Nos fuimos hacia el comedor yo siguiendola y ella muy pegada a mì hasta salir al comedor, se sentò a mi lado y mi esposa en el otro lado y empezamos a comer de lo mas amigable, pero de pronto que siento que su mano se puso en mi verga y empezó a acariciarla sobre el pantalón, lo que me puso muy nervioso teniendo a mi esposa al lado, y asì siguió por un rato, después me empezó a juntar su pierna junto a la mìa y a moverla dándome un masaje, yo me hice el desentendido, cuando sentì que me bajaba el cierre de mi pantalón y empezó a meter la mano en mi bragueta hasta alcanzar mi verga, sacándola y empezándomela a acariciar, desde luego que como tenìa la servilleta sobre mis rodillas, mi mujer no se diò cuenta de lo que me estaba haciendo, al poco de estarme acariciando, empecé a mojarme la punta con el liquido pre seminal, a lo que ella se diò cuenta y mojándose los dedos con el sacò la mano y chupandoselos me comentò, no te parece que el aderezo de la ensalada esta de muy buen sabor?, a lo que le contestè si, me parece que sabe muy bien, y me contestò ahora que puebes la salsa de la carne veràs que buen sazòn tengo, en esò mientras estaba comiendo se volteò una copa de vino que estaba frente a ella derramándose en su falda, por lo que se levantò y se disculpò un momento, subiendo a la parte alta de la casa, mientras tanto la platica en la mesa siguió muy animada, hasta que regresò , ya con otra falda pero ahora mas amplia, se sentò y al rato me volvió a sacar la verga y empezó nuevamente a acariciarla, lo que me tenìa mas que caliente, ardiendo y con una gran erección, entonces que toma mi mano y me la puso en medio de sus piernas abiertas y con la falda recogida y si nada de ropa interior, me la metìo en medio de sus labios vaginales, que ese encontraban humedos y empezó a darse masaje con mis dedos a lo que empecé a darle masaje en el clítoris, de una manera muy suave, en eso sirvieron la carne y acompañada de una salsa nos fùe servida, yo saquè mi mano y me la llevè a la boca saboreando esos jugos vaginales, y ese olor característico de una vagina mojada, a lo que ella me preguntò que te pareciò el sabor de mi salsa, lo que le respondì maravilloso con tu sazón, me dijo yo la preparo solo para ocasiònes especiales y esta es una de ellas. 

Asì trascurrio el resto de la comida, y después del postre nos fuimos a la sala nuevamente, ella sentada en el mismo sillon frente a mì y ahora con mas descaro abrìa las piernas enseñándome su conejito al aire libre y guiñándome un ojo cada vez que lo hacìa, platicando me preguntò que a que me dedicaba, yo le contestè que tenìa una compañia de venta de equipo de computo, programación e instalaciònes de redes, y me dijo que que bueno que habìa reencontrado a mi mujer y me habìa conocido a mì ya que estaba pensando en comprar una computadora para poder aprender a usarla y poder conectarse con internet, me dijo que si yo le podìa vender una y que si le podìa enseñar a manejarla, yo le contestè que desde luego se la vendìa, pero que lo de enseñarle le podìa recomendar una escuela que le enseñara, a lo que mi esposa respondìo, no seas malo tu enseñala, asì completas tu labor de ventas, y Carmen respondìo, no seas malo te prometo que voy a ser tu alumna mas aplicada, guiñándome un ojo, a lo que accedì imaginándome lo que le iba a enseñar además de poder manejar la computadora, asi que quedè en llamarla en cuanto se la preparara y se la instalarìa, le preguntè en que lugar la iba a poner ya que debìa estar cerca de un contacto telefónico y me indicò que en su recamara que la siguiera para indicarme el lugar exacto, asì que me dijo sígueme para indicarte donde, se levantò y la seguì por la escalera a la parte alta, al llegar a su recamara, me dijo que te parecè este lugar cerca de la cama asì puedo estar hasta tarde sin tener que moverme mucho cuando me vaya a acostar, le dije que estaba bien y en eso que se voltea y me planta un beso en la boca, metiendome la lengua y acariciando mi verga dentro del pantalón, diciéndome vas a ver como voy a tratar a este profesor, yo me aproveche, para subirle la falda y acariciar sus nalgas, y darle una buena sobada a su vagina metiendole los dedos y tocándole su clítoris, le dije, en verdad me encantò el sazón de tu salsa, y ahora si te voy a violar de verdad, y ella me dijò pues te la prepararè en la primera lección, y me dejarè violar sin discutir, nos dimos un gran beso y aproveche para sobarle sus senos y decirle que tambìen me los preparara para su primera lección, a lo que me dijo asi se harà señor maestro , besándonos nuevamente.

Bajamos a la sala y ya habìan puesto musica, lo que empezaron a bailar los otros invitados, y ella le pidió permiso a mi mujer para bailar conmigo ya que ella con su tobillo no podìa bailar, empezamos a bailar y pusò un tango me empezó a meter su pierna entre las mias cada vez que daba un giro lo que me tuvo caliente toda la tarde, después de bailar, y de que se empezaron a ir los demàs invitados nos pidió que nos quedaramos un poco màs, hasta que quedamos solos y nos agradeció nuestra presencia, haciendome prometer que en la mayor brevedad posible le consiguiera su computadora. Nos despedimos y comentando en el camino lo guapa que estaba y lo simpatica que erà , mi mujer estaba muy contenta de haberla reencontrado, y me reclamò que no queria enseñarle computación, a lo que le respondì, que luego la iba a tener computa y computa, y que a la mejor se volvía puta, nos reimos y esa noche me cogì como nunca a mi mujer, ya que me habìa dejado Carmelita con la verga como tronco. En el proximo relato les contarè la siguente parte de la computadora, y mi alumna Carmelita. saludos.

by Investigador

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Del Chat al Fogon

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Con mi esposa hace ya algún tiempo que venimos conversando sobre una fantasía, que al comienzo era mía, pero poco a poco se la fui contagiando. Yo fantaseaba con verla con otro.  Ella de solo pensar que yo viera cogiendo con otro, sentía una enorme vergüenza. O sea que en el fondo, sacando esa vergüenza la fantasía la tenia. Yo suponía que seria la misma vergüenza que le dio, cuando yo le pedí usar un pequeño vibrador para ponerla a mil, y luego usarlo para penetrarla analmente mientras ella me montaba.  Todas esas conversaciones, por lo general a la noche y en la cama, terminaban por hacer que nos diéramos un festín ensartándola yo con unas ganas enorme y ella orgasmando fantásticamente.

La fantasía estaba, ayudaba a la realidad, pero no era posible concretarla. Ambos usamos Internet y fue donde comenzamos a ver lugares Swingers, yo le mostraba interés para que los leyera y así fue que por probar entramos en contacto con una pareja. Eran de un lugar lejano, pero sirvió para aumentar nuestras fantasías. Ella, seguía negándolo, pero por lo menos ahora decía, que al menos esto era más parejo. Que si yo la veía a ella, ella me vería a mí y no que yo solo la viera fornicar con otro a ella. Dicen que tanto va el cántaro a la fuente que al final… suena.  Yo no solo no perdía las esperanzas sino que veía que podría llegar a ser. Ella si yo sacaba el tema, solo esbozaba una sonrisa. Cuando el tema era tocado en fantasía en la intimidad de la cama, su temperatura se elevaba rápidamente. Pero después siempre salía con eso de la vergüenza. Yo la hacia intervenir en algunos chateos y daba la impresión que se entusiasmaba. Hasta que me dio la pauta que podía ser. Como aquello que si uno quiere cambiar el auto y ella no quiere, pero insistiendo un día ella dice, pero mira que me gusta azul….. bueno, ya esta, esta dando la aprobación. O sea que cuando comenzó a poner sus opiniones sobre como deberían ser las cosas y compararlas con otras opiniones que se veían en la red…. No dudé y comencé a buscar la pareja que nos acercara a las circunstancias de la realidad. Así que prepare un departamento amueblado que teníamos con mi hermano en el centro sin alquilar, y puse todo en orden como para que si salía, no aparecieran impedimentos. 

Mi entusiasmo fue creciendo. Yo creo que ella intuía algo, pero, nada me decía. Cuando le pase como para elegir, entre dos parejas que me parecieron se acercaban a lo que yo pensaba debería ser ideal, ella, no dudo y entre las dos me quedo con esta porque no es de aquí, pero no les quedaría lejos venir. O sea que ni muy cerca ni muy lejos. Pronto tenia yo enviado fotos a esa pareja, y a los pocos días recibí las suyas, con claros conceptos que daban una cierta tranquilidad.
- Cuanto te parece reunirnos.
- le dije a mi mujer.         
- Se supone que vamos a reunirnos para conversar.
- Por supuesto querida.
- De todos modos si acceden a venir, yo les voy a ofrecer el departamento del centro que está desocupado.
- Epa, parece que piensa en todo, río picaresca pero nerviosamente.
- Mira, hagamos como si fuera a pasar, aunque no pase nada. Vayamos bañaditos.
- Ella volvió a reír, bueno va a ser una prueba y una experiencia.

De esa charla, no hubo mas que hacer, nos fuimos inmediatamente a la cama y nos dimos un fiestón. Mi mujercita, al parecer había visto con buenos ojos al candidato, pero opinó que la chica estaba muy bien. La vi ir de compras y luego espié intrigado. Se habia comprado lencería como para la oportunidad.Una diminuta tanga de esas que quedan caladas, y corpiños al tono, pero que eran como medio sostén. El día llegó, y nos vestimos formalmente. Nada de extravagancias.Faltaban pocas cuadras para llegar al estacionamiento cercano la confitería que habíamos acordado y ella me dijo…. Te noto nervioso.- En realidad ella era la que temblaba como vara verde. Nos acomodamos en una buena mesa, nos miramos y sonreímos cómplices. Somos locos dijo…. Pero…. Locos de acuerdo. El era mas alto y atlético de lo que parecía, y ella mas joven, fresca y bonita. Se los dije, y el dijo, acá me parece que la que mas gana puntos es tu esposa, porque parece especial. Cumplido va, cumplido viene, ellos contaron algo de una experiencia anterior, y  quedamos que podríamos luego evaluarnos y decidir. Nos fuimos a mostrarle el departamento donde los alojaríamos. Así no tenían que volverse ese día y de paso evaluar futuro lugar de encuentro.
Caminamos porque el depto estaba cerca, el la fue relojeando a mi mujer casi constantemente. El departamento era un chiche, lo habíamos arreglado hacia poco, chiquito pero con música ambiental, luz controlable y hasta un barcito. Como anfitrión después de que ellos miraron el coqueto lugar, los invite a un trago, puse música y seguimos conversando. Y fue sobre la música bailable, y si, nos gusta bailar…… ah, a nosotros también, y bueno, comenzamos a bailar, Roberto con mi esposa Lucia y yo con su mujer Marianella. En realidad la iniciativa la tomo Marianella. Estábamos como jugando, porque entre bromas y broma, comenzaron los arrumacos en el cuello, los besitos en la oreja, y de allí, algunos en la cara y manos que se esforzaban en tener los cuerpos pegados y de paso acariciar. Roberto me pidió de pronto permiso para besar a mi esposa, y yo le respondí …. Igualmente…. Pero dándole un beso directo a la boquita entreabierta de su mujer. De allí en más no hubo pedido de permisos, todo fue fluyendo con naturalidad y sin miedos.

Note que el acariciaba el culo a mi mujer, y que la suya se me pegaba refregando sus hermosas tetas en mi pecho y no olvidaba repasar mi polla con su vientre, polla esta que había comenzado a reaccionar. Caramba pensé, esto es así de rápido. Me sentí reconfortado. Note que mi mujer le hizo notar a Roberto que su paquete crecía, y que al parecer su mujer había notado también el mío.   La tremenda hembra que tenia yo en brazos no era para menos. Y resolví jugar como para ir al gol. Creo que estamos congeniando, le dije al oído a esa hembrita. Ella me apretó fuerte y susurro,… marquemos el camino. Ellos nos van a seguir. Fue cuando le levante la blusa como para buscar su sostén y soltárselo. Lo logré, y automáticamente lleva mis manos a sus tetazas. Mire, como para exponernos y que nos vieran….. pues oh, ya mi esposa estaba con las tetas al aire, y Roberto se las besaba con lujuria. Yo sabia que eso pondría a mi Lucia a pleno, así que decidí seguir apurando las cosas porque al parecer éramos nosotros los que nos retrasábamos. Alicia casi al mismo momento me quito la camisa y dejo todo desnuda su parte superior, y yo me regocije con el panorama, el color, calor, textura y potencia de sus tetazas grandes y naturales.

-Estamos pasándola muy bien, pero yo necesito hablar con mi esposo. Dijo mi mujer, poniendo un instante de suspenso.

Se soltó de Roberto y vino hacia mi, juntando su cuerpo al mío en el mismo instante que se separaba Marianella. Esta se refugio en los brazos de su marido.

- Esta todo bien. Volvió a hablar mi mujer, es que nada mas quiero consultar algo con mi esposo.. Adelante, adelante, dijeron al unísono ellos, mientras se abrazaban y retomaban el baile.

- Mira cariño, esto se esta poniendo en una situación sin retorno. Estoy caliente y he sentido ganas que este hombre me lleve a la cama, o me haga el amor acá mismo….. entiendes.
- Esta todo bien, amor.
- Y veo que tu estas dispuesto a fifarte a Marianella, y ella te tiene unas ganas locas. Así que resuelve.
- Resuelvo, seguir hasta que tú te niegues, pero pienso que negarte a lo que tienes ganas es una tontería. Son una pareja como para que nos animemos a mas.Entonces diles que nos vamos los cuatro a la cama.
- Bien amigos, la casa esta en orden, pero es en serio….. queremos ir a la cama, y los estamos invitando.
- En hora buena, genial…. Dijo Marianella.

Y el se giro para volver a tomar a Lucía por la cintura.Lucia, es increíble. Tomo la batuta. Se soltó al pollera, quedo en tanguitas, tiro los zapatos a un rincón, y comenzó a forcejear con el cinturón de Roberto. Yo desprendí el mío, baje el cierre de la pollerita de Marianella, y quedamos pronto, slip y tanga. Así nos fuimos para la cama.  Ella se acostó. Y yo la tome desde los pies, como para comenzar a trepar aquel cuerpazo desde la base. Mire a un costado y Roberto depositaba a mi mujer al costado de la suya, y acto seguido se inclino para besar sus tetas, mientras lo vi, metía una mano debajo de la tanguita de Lucia. Lucia bajaba dificultosamente inclinada el slip de Roberto, y al hacerlo hizo surgir lo que ella esperaba, una manguera enorme, sin dudas mas grande que la mía, había aparecido en el escenario. No me importo porque tenía algo realmente interesante que hacer. Subí besando las piernas que ya abría Marianella, baje su azul prenda, dejándola con el pubis al aire, viendo un coño bien depilado, que parecía decirme, chupame. Seguí subiendo y sobrepase la línea de la conchita de Marianella como insinuando que iba a seguir subiendo. El chupame, lo dijo desde su boca. Antes de hacerlo, mire a mi esposa, que ya tenia entre sus manos el arma de Roberto, lo chupaba y el suspiraba agradecido.

Yo enterré mi cara en el coño de aquella hembra que exhalaba perfume y sexo, abrí su ranura con mi lengua y recorrí sus cavidades para inmediatamente comenzar a hostigar un enorme botón que le surgía como un carocito de durazno. Estaba en esa tarea cuando sentí gemir a mi Lucia, y levante la cabeza. En ese infante me choque con una de sus piernas pues las abría de par en par, Roberto imitaba mis acciones chapándole la concha a mi ya no tan vergonzosa mujercita. Un brazo de Marianella se extendía para tomar una teta de mi mujer, que suspiraba fuerte y no rechazaba esa caricia. Yo levante las piernas de Marianella como para poder chapársela de cuclillas y a la vez observar, eso le permitió arquear el cuerpo y volcarse sobre el de mi mujer, a la que sin mas abrazo y evidentemente la estaría besando debajo de aquella cabellera clara. Pronto vi que no era solo Marianella la que abrazaba, pues era correspondida con los brazos de Lucia. Se estaban dando un refriegue de lengua mientras nosotros sus maridos le dábamos lengua a sus cuevitas. De ese festival de lenguas, pasamos de pronto a una acción que seguramente ellas planearon, porque ambas se sentaron y buscaron afanosamente darnos vuelta para que así mirando el techo darnos una verdadera lección de felatio compartido. Entre las dos se chupaban las dos pijas, y también se besaban en el entrecruce. Mi mujer cada vez que metía mi pedazo, me miraba con sus ojazos desorbitados, como pidiendo perdón por haber acusado vergüenza alguna vez. Ella estaba siendo comida por otro y chupaba su verga, a la par que la mia. Yo no sabía hasta donde llegaríamos, pero el estado que me estaban poniendo decía que había que ir por mucho más. Pensé, quiero ponerla, ….. y a quien? A mi mujer a si la saco de la disyuntiva de que Roberto se la coja, o me cojo a esta hembra hermosa que tengo adelante que esta pidiendo a gritos que sigamos avanzando? No tuve que resolver nada. Roberto se acomodo, tiró a mi mujer sobre la almohada y subiéndose a la cama le abrió las piernas a ambos lados de su cintura. Yo seguí su camino, y solo tuve que subirme a la cama de rodillas porque Marianella ya se había acomodado también sobre la almohada, me esperaba con las piernas semi arrolladas pero abiertas. El solo contacto de mi pija endurecida con los labios vaginales de aquella hembrota me puso en el limbo. Se lo refregué, y sentí un profundo suspiro que se ahogaba en un jadeo hacia adentro…… era el de mi mujer cuando Roberto le sumió su poronga.

Ella acomodaba su cuerpo y el se la empujaba mas adentro. Tuve una sensación estaña, porque se estaban fijando a mi mujer por primera vez frente a mis ojos. El sablazo que le di a Marianella, la hizo lanzar a ella un gritito, y le llene la cueva con mi músculo ardiendo. Disfrutamos el momento, sin lugar a dudas. Lucia extendió su brazo y alcanzo mi mano. Me la apretaba fuerte. Los movimientos se confundían, entre los que impulsaba yo, hacia Marianella y los que recibía ella de Roberto. La mire y mire como Roberto la reacomodaba, y supe que aun no se la había puesto toda adentro. Mi mujercita me aprisionaba de la mano y apretaba fuerte, cada vez que el la presionaba para metérsela un poco mas. Ella tenia su otra mano tomandose de uno de los barrotes del respaldo de la cama y así, jadeando, revoleando los ojos fue aceptando que en su vagina, Roberto introdujera el manguerazo que tenía.  Eso me maravilló, y yo me sacudía con rapidez y ganas, bombando constantemente a su mujer, que no tardo en comenzar a arquearse desesperadamente, con una fuerza orgásmica que le producía una especie de palpitaciones musculares. Esas piernas firmemente carnosas y fuertes, se tensaban en ayudar a su fuente de placeres tener un orgasmo tras otro. Fue cuando Roberto lanzo la frase del año:-Sr, se esta cogiendo usted a mi mujer? -Pues, puedo haberme confundido…. Le respondí, pero ella lo necesitaba. Tanto como la suya, que espera se le dedique todo con osadía. - Dele, dele, que es lo que estuvimos fantaseando y que ahora estamos gozando….. Roberto había entrado en un mete y saca, que pusieron a prueba la resistencia de mi Lucia a tener el primer orgasmo, pero no, no pudo aguantar, y me apretó mas fuerte, y comenzó a gemir y gemir con una fuerza que yo jamás la había visto. Era algo como con furia, desorbitados sus ojos, eléctricos sus movimientos tuvo entonces el primer orgasmos continuado que era para nosotros desconocido en ella. 

Marianella se reponía rápido, y giro el cuerpo para ponerse en cuatro.- Yo hubiera querido grabar o tomar una instantánea de aquel culazo increíble, blanco, carnoso lleno de vida. Ella abrió sus nalgas para ofrecerme desde otra óptica su coñito cuidadosamente depilado. Yo le pase la mano, abrí los labios y hacia allí lleve mi pija. Sabia que así, yo tenia las de perder, porque esa posición me puede, y me hace flojo, me acabo allí muy rápido. Yo me incline todo, la tome primero de la cintura, luego deslice mis manos para prenderme de sus tetas, ella tenia físico como sostener mis embestidas.  Se la mande guardar, pero gire la cabeza de un lado a otro, como para poder distenderme de las ideas de mi calentura total. Roberto se paro, las piernas de mi mujercita temblaban y se fueron cerrando. Mire su entrepierna, y note que su acabada había sido inmensa. Ella sabía seguir ahora a la avanzada, pues se puso en cuatro también pero ofreciendo su cola hacia el costado de la cama, de esa forma, quedo enfrentada a mí, y comenzamos a besarnos locamente. No nos podíamos tocar porque ella tenía las dos manos afirmadas en la cama y yo estaba con las dos prendidas en las tetazas de Marianella. Asi igual nos buscabamos con la boca, boca que yo tenia húmeda de la concha de la mujer y ella con gusto a hombre. Pero nos besamos igual. Yo ya estaba casi listo, y fui aflojando el ritmo. Marianella comenzó a pedir, mas, dame mas, papito, dame mas….. pero yo debía controlar el momento o sería el primero en quedar fuera de combate. Sentí que Lucia me mordía, y fue cuando desde atrás Roberto le volvió a abrir la cuca de par en par. 

Se la comenzó a sacudir mecánicamente. Marianella se metía un dedo en el culito, y mi mujer la vio y mojando el suyo se lo metió. Esta gozaba como una loca.  Empezó a pedir mas, y a decir, la quiero ahí, la quiero ahí….. Yo no era un experto en sexo anal, pero lo iba a intentar. Se la saque tontamente y puse la punta en aquel ya lubricado culito. Ella se levanto afirmando en el respaldo, arqueo el cuerpo y sola, solita, comenzó a moverse incrustándose mi nabo, que se fue perdiendo dentro de aquel culandro, como si estuviera estacionando en un ajustado garaje. Roberto, le festejó la entrega…… como te gusta eso, perrita. Ahora dile a Lucia que te de las palmaditas en la cuquita….. Lucia, sabia de eso, clavo su cabeza en la cama para resistir los embates de Roberto y levanto sus manos para darle una sacudida al clítoris humeante de aquella mujer que yo fornicaba por su culandro. Fue rapidísimo como Marianella alcanzo el orgasmo. Y no bien comenzó, note como me hacia un masaje increíble apretando mi pija dentro de su ano…… y no pude mas….. y largue lo que estuve aguantando toda la tarde….. Busque la cara de Lucia, que volvía  a levantarse y cuando quise besarla, ella tenía la boca totalmente abierta, y refunfuñaba….. siiiiii. Siiiiiii, siiiiiiiii. Roberto le había puesto un dedo en su culito y mantenía su pote sin tregua, lo sacudía como loco…… y para felicidad de los cuatro, se mando una acabada aparatosamente refunfuñada. Yo me abrace a mi mujercita. Ellos también se reencontraron en un abrazo de refugio. Yo no tenia palabras, porque aquello que siempre soñé había mas que sucedido, y lo curioso talvez, que sucedió todo tan rápido, con personas maravillosas que apenas habíamos comenzado a conocer. Nos higienizamos, nos repusimos y comenzamos a conocernos algo mas. Lucia reclamo que a ella no le habían roto el trasero. Roberto le explicaba que no había querido partírselo en dos el primer día….. Marianella dijo, que no había problemas, que el sabia hacerlo con mucho cuidado.-Y con ese enorme pedazo, lo aguantan.Ya veraz como tu mujercita va a pedir eso y mucho mas….Bueno, yo ahora no tengo vergüenza de decir que todo esto me gusto. Nunca lo olvidare, porque fue el primer paso y muy bien dado por cierto.


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La Visita Inesperada - 1ª Parte

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El sábado pasado a la hora de la comida llegó mi amigo Pepe de Aguascalientes, muy efusivamente nos saludó y nos abrazaba dándole un beso a Mari en su mejilla.

•  Hola; como están, que se han hecho, volteando a vernos de arriba a bajo, exclamó; ¡que guapa estas Mari! Y tú más panzón.

Pasa Pepe, siéntate ¿que te ofrezco? Un tequila me contestó, le preguntamos como estaba la futura comadre. Nos dijo que un poco delicada que el medico le había mandado reposo, pues tenía casi siete meses de embarazo, que por eso Paty no lo pudo acompañar en su viaje, nos preguntó por todos los amigos, y le fuimos contando lo que sabíamos de cada uno.

Mientras servía otra ronda más de tequilas, pero esta vez lo acompañe con unas cervezas bien frías, mientras Mari preparaba algo de botana. Recordé que hace como quince días Mari me había comentado, que Paty estaba preocupada por que Pepe tenía buen rato sin relaciones sexuales y que es muy cabrón, que ojalá no se fuera a enredar con alguna vieja.

Seguimos tomando y conversando, notaba que cada vez que mi esposa se levantaba para traer algo se le iban los ojos del trasero a las piernas de ella, y se perdía en la platica. Pensé buena oportunidad para echar desmadre, espero que a mi esposa se le antoje mi amigo. Con estos pensamientos sentí un “taang” en mi verga.

Mientras Mari le estaba sirviendo de comer a nuestros hijos en el comedor, él no le perdía movimiento, seguíamos brindando por los viejos tiempos pues Pepe es amigo mío desde niños, y me decía que su esposa Paty estaba feliz de que fuéramos padrinos de su futuro Bebe. A mí se me paraba la verga acordándome de todo lo ocurrido con Paty.

En eso Mari nos llama que pasemos a la mesa, Pepe nos dice que va a pasar al baño a lavarse las manos. Mientras le comento a mi esposa que lo trae loco, que no deja de mirarle las nalgas, ella me dice; sí ¿verdad? Le indique; dale un calentoncito haber que pasa, y me contesta…. Y ¿sí pasa? Pues que rico, a poco no te lo.…. Ella solo sonrió.

En un momento Pepe salía del baño, y yo me disculpé para entrar a lavarme, y me tardé un poco para dejarlos solos. Me senté a la mesa y empezamos a comer una comida casera, la cual alababa Pepe diciéndole a Mari esta riquísima, mi esposa cuando recogía los platos y los llevaba a la cocina caminaba contoneando sus nalgas, y Pepe no perdía detalle, y cuando Mari traía los platos a la mesa se inclinaba un poco de más, dejando ver el canalillo de sus tetas pues “casualmente” se le desabrocho un botón de más.

Pepe siempre fue mujeriego, simpático, y muy ocurrente. Le pregunte como se portaba ahora.


•  Pues muy bien. Tú sabes que me fui a Canadá más de dos meses a un curso con una compañera de trabajo que me traía loquito, (tenía muy buenas nalgas) y casi pierdo mi matrimonio, que a mí ya no me importaba mucho. Lo que me hizo reaccionar es que encontré a una Paty muy cambiada, independiente pues regresó a su trabajo anterior, decidida totalmente a divorciarse, muy segura de si misma y más sensual. Pensé que por culpa de una aventura estaba a punto de perder a mi familia, y realmente no valía la pena.-

Mari le decía;

•  Que bueno que reaccionaste por que forman una bonita familia, tú hija está preciosa y Paty es muy buena mujer. Por qué déjame decirte tú eras de lo peor, siempre andabas con dos o tres mujeres al mismo tiempo, cada semana venias a visitarnos con una diferente. Pero ahora; si te portas mal, mi comadrita sí te manda a la fregada.

Pepe contestaba;

•  Ya ni me digas nada, reconozco que me volví mandilón, por que Paty se volvió mas coqueta, los hombres la voltean a ver bastante y ella me sonríe, me dice; pórtate mal y te pongo el cuerno. Por cierto que te quiero hacer una pregunta intima, ¿es cierto que fue contigo a un salón a depilarse por allá abajo? –

Mari le contestó:

•  Sí ella me acompaño al salón de belleza y yo la convencí que se depilara para que te diera una sorpresa, y además le di unos consejitos para que mejoraran sus relaciones íntimas, ¿no se si te sirvieron? –

Pepe exclamaba:

•  Sí mucho; yo casi estaba seguro que mientras estuve de viaje ella anduvo cogiendo, pues les digo que la encontré muy cambiada, segura y con la panocha rasurada. Ella nunca ha querido desmentir mis sospechas, me quitas un peso de encima, con razón los quiere tanto, siempre me está hablando maravillas de ustedes.

Yo me levante nerviosamente a servir unas cubas de ron bien cargaditas, mientras mi mujer levantaba los platos para llevarlos a la cocina. Pepe me dijo vamos a la cocina para no dejar sola a Mari, nos sentamos en una mesa en la cocina para seguir con la candente plática, pues ya estábamos bien entonados con lo que bebimos y Pepe no le quitaba sus ojos de las nalgas, que por cierto se movían bien sabroso con el movimiento del lavado de los trastos. Seguimos bebiendo los tres y las inhibiciones fueron desapareciendo.

Y Pepe preguntó:

•  Perdón Mari: ¿Qué te has hecho? ¿te operaste? Por que ahora estas mejor que antes, te han crecido más los pechos, y tu trasero se ve impresionante estás bellísima. Y es que de plano les confieso, que tengo dos meses de no tener relaciones sexuales por que el medico se lo prohibió a Paty, y estoy más caliente que una plancha.-

Y que aprovecho el momento para darle más confianza a mi amigo y les suelto un refrán muy Mexicano que dice; compadre que no anda tras las nalgas de su comadre, no es buen compadre.

Soltamos una carcajada los tres, y le dije a Pepe; pero acuérdate que es retroactivo cabrón, por que mi comadrita Paty tiene lo suyo y luego te vas a echar para atrás y no vas a querer corresponderme. Claro que sí te la presto, si ustedes son nuestra fantasía, hubo un nervioso silencio y brindábamos.


by Un buen AMigo - Anónimo FOTOS

Mi Amiga Carolina - 2ª Parte

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Este relato continua de cuando mi marido nos sorprendió a mi amiga Carolina y a mí teniendo sexo y se une a nosotras.

Sin mediar mas palabras de presentación Carolina se sentó en el borde de la cama sopesando la descomunal tranca de mi marido, acariciaba sus gordas bolas, la masajeaba suavemente, se embriagaba con su olor, descorría su pellejo para admirar su gorda y lisa cabeza, sus dos manos se aferraban a su grueso tallo mientras la punta de su lengua se posaba en su prepucio, su lengua empezó a recorrer toda su extensión, yo sabia muy bien la grata impresión que causa siempre la verga de Miguel, Carolina abrió su boca al máximo y empezó a introducirse aquel falo, momento que aproveche para desnudar completamente a mi marido, me arrodille detrás de él y separando sus nalgas mi lengua se poso en su ano mientras Caro seguía atragantada con aquel enorme mástil.

Entonces Miguel se acostó en la cama con nosotras, entre las dos nos arrodillamos y agachándonos sobre su verga empezamos a chuparsela entre las dos, Carolina me confesó que nunca había visto y disfrutado de una verga tan grande y deliciosa, le dije que ahora lo iba a poder hacer y tenerla en todos sus agujeros, eso la excito demasiado y de un bocado se tragó todo lo que pudo de la verga de Miguel, él dio un gemido, yo me ocupaba de sus bolas mientras ella se tragaba su tronco duro y caliente.

La veía comerse esa verga con mucho gusto y placer, estaba acostumbrada a ver como una chica se comía la barra de mi marido, pero nunca lo había visto como Carolina lo hacia, ella se lo introducía cada vez más profundo, su boca se adaptaba a su tamaño y cada vez introducía mas en su garganta, la tragaba lo más profundo que podía, me la ofreció para compartirla, nuestras bocas recorrían esa verga en toda su extensión, chupandola alternadamente y besándonos entre nosotras, Miguel gemía de gusto al sentir las dos hembras que le mamaban la verga, me incorpore un poco y separando a mi amiga puse su verga entre mis grandes pechos, pajeandosela con ellas, su liquido preseminal embarraba mis pezones que Carolina chupaba y se repartía comiendo mis tetas y chupando su jugosa verga.

Miguel sintiendo que estaba por acabar, no quería hacerlo aún, así que se levanto y le pidió a Carolina que se acostara boca arriba, se dirigió a su concha y comenzó a mamarla fuerte, mordía su gordo clítoris yo me senté sobre ella y le di de saborear mi mojada concha, ella gemía fuerte, disfrutando la mamada de Miguel y eso hacía que hundiera mas su lengua en mi concha. Entonces Miguel se puso sobre ella, tomo su verga y la apuntó a su conchita mojada, yo me agache sobre ella en posición de 69, quedando en primer plano y viendo como mi marido iba a cogerse a mi amiga.

Antes tome su gruesa verga y se la chupe bien, mojándola toda en mi boca, recorriéndola con mi lengua, escupí un poco en la vulva rosada y ansiosa de Caro y con mi mano la dirigí a su concha, él la tomó por las piernas colocándolas sobre sus hombros y la fue penetrando despacio, lentamente pero sin detenerse, Caro gimió ahogada, sintiendo la gran verga que la clavaba y la iba llenando, se relajo para disfrutarla, eso permitió que Miguel la clavara por completo, solo se detuvo al sentir sus huevos chocar contra sus nalgas, yo empecé a chupar su clítoris para relajarla mas y que se mojara bien, él dejó su verga dentro de ella hasta que la notó lista, entonces comenzó a cogerla, a bombear su barra dentro de su raja, iniciando el movimiento de vaiven, entrando y saliendo de su vulva que ahora la recibía sin problema. La verga enorme y dura la penetraba fuerte, Miguel aceleraba sus movimientos, haciéndolos más fuertes y rápidos.

Carolina gritaba de placer, Miguel por momentos sacaba su verga y la metía en mi boca y luego la volvía a clavar por completo en su concha, el olor penetrante a sexo me volvía loca, mientras Carolina gozando empezó a comerse mi concha que estaba toda mojada por la excitante visión de mi marido cogiendose a mi amiga. Miguel inició unas embestidas intensas, conociéndolo sabía que su orgasmo estaba cerca, Carolina ya totalmente excitada y a punto de explotar, no podía ni mamar mi concha. Sentí sus gritos anunciando su orgasmo, sus uñas se enterraron en mis nalgas, su concha explotaba en jugos, eso hizo que Miguel no aguantara mas y la clavara hasta el fondo de su concha y también explotara, casi podía sentir como su abundante leche estaba inundando la conchita de Caro.

Miguel le dio varias estocadas mas hasta descargar toda su leche y Carolina prolongó su orgasmo mientras él lo hacía, bese a mi marido durante unos instantes, luego saqué su verga y se lamí toda, chupandosela y dejándola limpia de su leche y los jugos de Caro. Ambos se levantaron y se pusieron sobre mí, me dijeron que era mi turno de gozar, entonces me acostaron y Miguel lamía mi concha y mi culito, mientras Carolina se ocupaba de mis tetas. Ambos me daban mucho placer, entonces Miguel me puso en perrito y me penetró por la concha desde atrás, Carolina se colocó delante de mí, abriendo sus piernas y ofreciéndome su rasurada conchita, me puse a comérsela, mientras mi marido me cogia de una manera salvaje, duro y fuerte.

Miguel me cogió duro hasta hacerme acabar fuerte sobre su verga que moje toda con mis jugos, chupe con rabia la vagina de Caro y entonces le dije a Carolina que lo cabalgara. Mi marido se acostó boca arriba y ella se montó de espaldas a él, cabalgándolo. Yo me puse delante de ellos y lamía las bolas de mi marido y la concha de mi amiga, me comía su verga al salir de ella, Carolina lo cabalgaba como nunca, su concha devoraba esa enorme verga, Miguel la tomaba por las caderas y la clavaba mas contra su verga, metiendole hasta el ultimo milimetro de su descomunal aparato, Caro lo cabalgaba salvajemente y no tardo en acabar dando gritos de placer, entonces se bajó de esa verga y yo tomé su lugar, pero de frente a Miguel, ambos tomamos un ritmo fuerte e intenso, mi concha subía y bajaba por todo lo largo de su verga.

Carolina arrodillada y bañada en sudor lo besaba a él y chupaba mis tetas, yo seguí montada en su verga, hicimos más rápido y duro el ritmo hasta que juntos acabamos, mi concha explotó sobre su verga, que me llenó de su lechita caliente. Ahora fue Carolina la que se encargó de limpiar su verga y también mi concha, bebiendo mis jugos y también la leche de Miguel que llevaba adentro. Los tres deseábamos seguir pero nos tomamos un descanso, les propuse ducharnos y aceptaron. Llenamos la tina y los tres nos metimos dentro, uno contra otro, Miguel detrás de mí y Carolina delante.

Disfrutamos del agua caliente, que sirvió para relajarnos y las caricias y masajes entre todos nos excitó de nuevo. Miguel le decia a Caro que nunca se habia cogido una negra y menos tan caliente, salimos mojados y volvimos a la cama, Miguel como siempre ya tenía una buena erección, se sentó en la cama y Caro en posición de perrito empezó a mamar de nuevo su verga y yo me puse detrás de ella, comiéndome su culito y su rajita, metí mi lengua en su ano dilatándolo poco a poco, luego dos dedos en su culito y se lo fui abriendo mas, veía como ella se devoraba la verga de mi marido, estaba encantada chupando la verga de mi esposo. Ahora tres dedos se hundían en su culito y mi lengua en su concha. Caro gemía ahogada en la verga de Miguel, clavada en su boca hasta su garganta. Le dije a Miguel que se pusiera detrás de ella y siguiera trabajando su culito, entonces me acerque a Caro y le dije, te gustaría que te metiera esa vergota por el culo?, ella me miró y contestó, me encantaría, la quiero toda, la necesito!!!!!!!!.

Entonces volví con Miguel y le dije que le cogiera el culo, ella quiere sentir toda tu verga, él le dio un poco mas con sus dedos y al sacarlos estaba bien abierto. Separe sus nalgas y pude ver su agujero negro y profundo listo para recibir la tranca de Miguel, el se acomodó detrás de ella, tome su verga y la escupí para mojarla bien, le puse el glande sobre su ano y el presionó despacio, Carolina gimió un poco de dolor, con mis dedos froté su concha, ayudándola a relajarse, eso permitió que la verga entrara un poco mas, empujó un poco mas y el glande se hundió en su culo, ella grito un poco mas dolorida. Miguel esperó un poco y luego empujó de nuevo, ahora el culo se abrió dando paso a la enorme verga, la dejo allí dejando adaptar el culo a la verga y luego volvió a empujar, entrando hasta la mitad su mástil duro y grueso.

Carolina dio un grito un poco ahogado de dolor, pero le gustaba, le pidió que siguiera, mis dedos seguían en su concha, Miguel presionó mas y el culo de Caro cedió abriéndose y dando paso a la verga que no paró hasta clavarse hasta los huevos, veía fascinada como la gruesa barra de mi marido era devorada totalmente por aquel dilatado ano, las estocadas de Miquel eran mas intensas, Carolina apretaba sus dientes y sus manos se aferraban a las sabanas, yo escupía sobre la verga viendo como entraba y salía, cuando Miquel la sacaba yo volvía a chuparla, la mezcla de los jugos de su polla y del ano de Caro eran algo exquisitos, separaba las nalgas de Caro y veía el enorme agujero que mi marido taladraba con gran maestría, sus movimientos se aceleraron al máximo anunciando su derrame, saque la verga del ano apretándole las bolas para darle tiempo a Caro de voltearse y entre ambas recibimos los portentosos chorros de semen directamente en nuestras bocas, entre ambas limpiamos su polla tragándonos su semen y dándonos lengua con Caro, aquello era increíble, el sabor a semen de mi marido y la saliva de Caro eran traspasadas de una a otra, caímos rendidos sobre la cama, pero aun me faltaba algo.

No sé cuanto tiempo dormimos, pero cuando desperté vi que Caro ya habia iniciado labores y de nuevo chupaba la verga de mi marido sin descanso, su mano descorría su pellejo mientras su lengua recorría su glande, esta vez la deje a ella sola, arrime mi cabeza para ver como se devoraba la enhiesta verga de mi marido que respondía a sus caricias, Caro sabia muy bien lo que hacia y era claro que deseaba aprovechar al máximo su estadía en nuestra casa, la visión de aquella morena atragantándose de verga no tardo en calentarme, baje mi mano a mi concha acariciando mi clítoris, me masturbaba mientras veía la fenomenal mamada que mi amiga realizaba, subía y bajaba su cabeza, succionaba, mordía, acariciaba, palpaba, tocaba, la vida se le iba en aquella felacion, Caro me miraba como haciéndome fieros con la verga de mi esposo, su lengua recorria una y otra vez su grueso tallo, mi concha estaba totalmente mojada.

Se te antoja? me pregunto Caro, mi marido sudaba a mares y sin pensarlo dos veces me encarame y ensarte en aquella barra caliente dándole frente a mi marido, mi amiga ayudo a introducirme aquel colosal miembro en mi concha, empecé a menear mi cadera enterrándome totalmente su grueso falo, me sentía en el cielo, Carolina no perdió tiempo y empezó a chupar mi ano, sentía su lengua pujando en mi ojete mientras la verga de Miguel entraba y salía a gran velocidad de mi dilatada y húmeda vulva, aquello era lo máximo, Caro alternaba sus lenguetazos en mi ano y en las bolas de mi marido, el me mordía los pezones alternándoselos en su boca, me recosté sobre su pecho elevando un poco mis nalgas para darle mayor libertad a la deliciosa lengua de Carolina en mi ano, de repente deje de sentir la lengua de Caro y me concentre en la deliciosa follada de mi marido, su verga caliente era una delicia, mi vagina se aferraba a su tronco como un guante, cadenciosamente movia mis nalgas sobre su barra mientras mi lengua chupaba la de Miguel.

Volví a sentir esta vez los dedos de mi amiga hurgando en mi ano, voltee a mirarla y la vi con el consolador atado a su cintura, sabia lo que se proponía y la idea me encantaba, detuve mis movimientos sobre la verga de Miguel, eleve mis nalgas y me prepare para la estocada, Caro coloco la cabeza negra y gorda de aquel consolador y de un solo empujón me dejo ir casi 12 cms de aquella barra en mi ano, di un grito descomunal que debió oírse en el vecindario, Caro asustada me la saco de inmediato, le indique donde habia crema y roció una generosa porción en mi ano, de nuevo coloco la cabeza de aquel consolador y esta vez lentamente la fue introduciendo, el dolor empezaba a ceder dando paso a un placer enorme, estaba siendo penetrada por dos vergas, la real de mi marido en mi raja y el consolador de Caro en mi ano, lentamente fuimos acompasándonos en los movimientos, disfrutaba de aquellas vergas como nunca.

Caro se aferraba a mis senos y su boca buscaba la mia mientras no cesaba de bombear su juguete en mi ano, Miguel me tomaba fuertemente por la cintura mientras elevaba su pelvis clavando mas su miembro, Caro continuaba con un mete y saca delicioso en mi ano, Miguel anuncio que estaba próximo a correrse, entonces Caro retiro su consolador de mi ano, me desenterré de la verga de mi marido en mi concha y mi amiga guió su falo hacia mi ano, me deje caer encima ensartándome su verga en mi culito en el mismo instante en que chorros calientes salían como cañonazos de la verga de mi marido inundando mis intestinos, en segundos sentí mi orgasmo y la lengua de Carolina recogiendo el semen de mi marido y mis jugos.

Los tres quedamos acostados, convulsionados por el orgasmo, me abracé a Caro, besándonos, Miguel me tomó por detrás, dejando sentir su verga ahora blanda entre mis nalgas, nos volvimos a dormir, rendidos, el calor de nuestros cuerpos unidos, el olor a sexo invadía la habitación, desperté después de un par de horas y vi el cuerpo desnudo de Caro, comencé a besarla y recorrerla con mis manos, ella fue despertando, me miró y sonrió, acariciando mis cabellos mientras me comía sus pechos erguidos y duros, la deseaba y me deseaba, queríamos mas...

Continuara.

angela_lobo@hotmail.com
carolinacruzj@hotmail.com

Angela Lobo

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Mi Amiga Carolina - 1ª Parte

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Hola a todos, hoy les escribo un nuevo relato de la experiencia vivida con mi amiga, el cual escribimos juntas, espero lo disfruten tanto como nosotras.

Ese día estaba en el aeropuerto esperando la llegada de mi amiga Carolina Cruz, hacia bastante calor y me había puesto un pequeño vestido azul de tirantes que dejaban al descubierto mis muslos y demarcaban mis generosos senos, nos habíamos conocido por mail, a través de nuestros relatos nos contactamos y varias veces tuvimos cibersexo, muy rico y placentero para ambas. Solo nos conocíamos por foto, pero al verla llegar la identifique de inmediato y ella también a mí. Carolina es morena de pelo largo ensortijado, de mi altura y bellos ojos, venia con una de sus minifaldas y una pequeña camiseta ombliguera, nos besamos y abrazamos como si nos conociésemos de toda la vida, tanto ella como yo somos bisexuales, así que nuestro contacto fue bastante caliente.

Nos dirigimos al parqueadero donde nos esperaba mi coche, guardamos su equipaje y Carolina me arrincono contra la pared besándome de una manera brutal, su lengua se introdujo como un dardo caliente en mi boca, mientras su mano se apoderaba de mi seno, respondí a su beso rodeándola y metiendo mi mano bajo su mini, palpe su nalga suave y tersa, comprobando que no llevaba panty, deseaba poseerla allí mismo y hacer realidad nuestros ciberencuentros, pero la llegada de gente nos contuvo.

Llegamos a casa, ya que había preparado una habitación para que ella se quedara, Carolina estaba bastante cansada, después de volar toda la noche, así que le dije que durmiera y luego la despertaría para almorzar y por la tarde podríamos salir a pasear e ir de compras y conocer la ciudad. Ella se desnudó completamente delante de mí, vi sus pechos pequeños pero perfectos, con sus pezones marrones y puntiagudos, una fina cadera y un perfecto culo, grande y duro, su concha morena totalmente depilada. Se acostó y me despedí, pero ella devolvió mi beso con uno sobre mis labios, le sonreí y la deje dormir.

La desperté para almorzar, ella antes se dio una ducha y luego vino a almorzar solo con una pequeña camisetita puesta, sus pezones se notaban duros a través de ella y debajo solo llevaba una tanguita. Comimos y charlamos de todo un poco, conociéndonos un poco más. Luego salimos de compras por la ciudad y a un shopping, la deje a ella comprándose un vestido y yo fui a comprar algo para luego darle una sorpresa.

Al volver fuimos juntas a comprar lencería, ella quiso probarse un conjunto negro y yo uno rojo, los dos de encaje y muy pequeños. Entramos juntas al probador, nos desnudamos y nos probamos los conjuntos, ambas nos veíamos muy bien, las dos nos tocábamos los pechos y las piernas, ajustando la ropa, eso nos excito a ambas, luego de decidir comprarlos volvimos a desnudarnos para vestirnos, allí nos abrazamos y nos besamos en al boca con pasión, nuestras lenguas se unieron, fundiéndose una en la otra, ambas estábamos muy excitadas y deseosas de nuestros cuerpos.

Salimos y nos dirigimos a casa, llegamos y decidimos ducharnos juntas, nos desnudamos, besándonos y acariciándonos, entramos a la ducha y el agua recorría nuestros cuerpos desnudos, nuestras manos nos acariciaban, nuestros dedos invadieron el sexo de la otra, salimos de la ducha mojadas y excitadas, y fuimos a mi cama, nos tiramos sobre ella y comencé a besarla sobre su boca, por su cuello, recorrí sus pechos, sus puntiagudos pezones se perdieron en mi boca, se los chupaba fuerte, se los mordía suavemente, ella gemía de placer y se dejaba hacer.

Baje por su vientre liso, llegue a su pubis depilado, lamí su conchita húmeda, mi lengua recorrió sus labios hundiéndose en su interior, tomé su clítoris entre mis labios, chupandolo, succionándolo, su rosado botón respondió a mis caricias, se puso duro, su conchita se mojo completa, mi lengua la recorría toda de arriba abajo, llegando a su culito, lo recorrí con la punta de mi lengua, sus gemidos eran mas fuertes, la deseaba.

Mi lengua abría su culito y dos de mis dedos penetraban en su rajita mojada, ella se movía contra mí, gimiendo y gozando, mis dedos la penetraban fuerte y mi lengua lamía todo su culito, apoye mi boca sobre su concha y la empecé a chupar fuerte, mi lengua se enterraba dentro de ella y sus jugos caían por mi boca, la chupaba toda, rápido y duro, ella separo mas sus largas piernas y me tomó por la cabeza apretándome mas contra su concha, se movía mas sobre mi boca, gemía fuerte, sentí llegar su orgasmo y su concha estalló en un gran orgasmo, una ola de jugos cayeron en mi boca, los bebí todos, chorreaba por mis labios, su cuerpo convulsionado por el orgasmo se entregaba en mi boca, no paraba de tragar todos sus jugos, la chupe toda hasta que se quedó quieta, satisfecha.

Subí besando su cuerpo, hasta quedar sobre ella y besarle en la boca, nuestras lenguas se unieron y compartimos sus jugos en su boca, durante un rato estuvimos acariciándonos y chupandonos las lenguas con la mezcla de nuestra saliva y sus jugos, me levanté un poco mas dejando mis generosos pechos a la altura de su boca, rápidamente los tomó con sus manos y empezó a chuparlos, se comía mis pezones, que se pusieron muy duros y erectos, ella los comía con deleite, entonces me incorporé un poco mas y sentada sobre su cara, puse mi concha en su boca, ella abrió mis labios con sus dedos y hundió profundo su lengua, di un fuerte gemido de placer, sentía su lengua en mi interior, recorriéndome en círculos, lamiendo toda mi concha, la refregaba por su boca una y otra vez, su lengua serpenteaba en mi interior.

Carolina tomó mis nalgas y me movía mas sobre su boca, mi concha anegada mojaba su cara con mis jugos, ella me comía fuerte, profundo, yo gemía mas fuerte aún, disfrutaba como mi amiga comía mi conchita, lo hacía más rápido ahora, su lengua muy profundo dentro de mí, ella me mira a los ojos y dejando un momento de mamarme, me dijo que quería que acabara en su boca como ella lo había echo y volvió a hundir su cara en mi vagina, no pasó mucho tiempo, apreté mis pezones y dando un grito de placer, acabé fuerte en su boca, restregué mi concha en su cara mientras mis jugos llenaron su ansiosa boca, ella los bebió todos, lamió mi raja con deleite absorbiendo hasta la ultima gota de mi monumental corrida.

Me puse sobre ella y empecé a lamer toda su cara, lamiendo mis propios jugos, luego nos besamos, mi lengua invadió su boca buscando la suya en un beso apasionado y prolongado, quedamos así abrazadas, convulsionadas, extasiadas, pero ambas con ganas de más.

Después de descansar un momento y no dejar de abrazarnos y besarnos, volví a recorrer su cuerpo con mis manos, acaricié su sexo y lo noté húmedo de nuevo, empecé a besar sus pechos, lamí sus negros pezones duros, mi lengua recorría sus aureolas, mi boca succionaba sus deliciosos pechos, pasaba de uno a otro, al mismo tiempo que mis dedos recorrían los labios de su rajita, baje lamiendo y besando su vientre, mi lengua se hundió en su ombligo y seguí bajando hasta llegar a su clítoris, lo tome entre mis labios, apretándolo, jugando con el, Carolina gemía de placer.

Mis labios recorrían su conchita de arriba abajo, notaba como se humedecía cada vez mas, mi lengua le penetraba despacio primero y luego más rápido, haciéndola gozar, gemía y me pedía más. Mis manos apretaban sus pechos, mientras mi cabeza estaba hundida sobre su conchita, comiéndomela toda, ella acariciaba mi cabello y movía su cuerpo refregando su rajita sobre mi boca, entonces la miré y te dije que era tiempo de su sorpresa.

Me levanté y fui hasta la otra habitación, al volver traía puesto el regalito que compre para sorprenderla por la tarde en el shopping. Era una enorme verga de latex negra con correa que traía atada a mí. Me miro y sonrió, le dije que ahora iba a cogerla como se merecia, me puse de rodillas sobre su cara y le dije que lo chupara, que lo mojara bien que después se la iba a meter por su caliente raja. Carolina la chupaba fuerte, con gusto, tragándosela toda, mojándola con su saliva, me cogía por las nalgas atrayéndome hacia ella e introduciéndose aquella gorda polla, se veía que sabia mamar una verga.

Entonces le dije que se pusiera en perrito, se dio vuelta dejando su hermoso culito en pompa, y su conchita húmeda toda para mí, le di unos buenos lengüetazos, la lamí entera, mojándola bien con mi saliva y sus jugos, me puse detrás de ella, acomode la verga sobre su conchita y empecé a penetrarla lento, sentía la enorme verga dilatar su conchita y deslizarse suave pero sin detenerse hasta el fondo de su húmeda vulva.

La tomé por las caderas y empecé a penetrarla fuerte, rápido y duro, la cabalgaba, sentía como la colosal verga se deslizaba entera en su raja, abriéndola y haciéndola gozar, gemía fuerte de placer, Caro apoyo su cabeza en la cama y levanto mas sus negras nalgas, me pedía que la cogiera fuerte, yo lo hacía duro y fuerte, le daba nalgadas y la penetraba toda, la enorme verga llenaba su rajita mojada a punto de explotar, la tomé por las tetas y le di mas fuerte y rápido, sentí llegar su orgasmo, dio un fuerte grito y acabo intensamente, la seguí cogiendo fuerte, prolongando su orgasmo, hasta que cayo sobre la cama extasiada y convulsionada con el orgasmo.

Me acosté a su lado sin sacar el consolador, la besé fuerte y con pasión, estábamos empapadas en sudor, le saque la verga y me voltee, ella comenzó a lamer mis enormes tetas, las chupaba fuerte, se comías mis duros pezones, chupandolos, mordiéndolos, apretaba mis pechos juntándolos y su boca se deslizaba de uno a otro, comiéndomelos. Me hizo acostar boca abajo, comenzando a besar mi cuello, mi espalda, sus manos tomaron mis nalgas y las acariciaban, las masajeaba y separaba, sentí su lengua recorrer mi ano y llegar a mi concha ardiente, me lamía toda desde mi concha a mi culito, la punta de su lengua como un pequeño pene se hundió en mi culito y sentí como dos de sus dedos se deslizaban dentro de mi rajita, gemía fuerte, gozando.

Me daba duro por la conchita, ahora eran tres dedos y su lengua abría todo mi culito, me daba fuerte, le pedía mas, entonces tomo la verga plástica con su mano y la empezo a meter en mi concha, se deslizó fácil dentro de mí, porque estaba muy mojada, me cogía fuerte y su lengua no dejaba de entrar y salir de mi culo, con la verga de latex en mi concha Carolina deslizo un dedo en mi ano, el placer era inmenso, no tardé en acabar en un orgasmo fuerte e intenso, entonces se puso sobre mí e hicimos un 69 comiéndonos nuestros sexos, bebiendo nuestros jugos y chupandonos hasta que las dos acabamos, una en la boca de la otra. Las dos estábamos muy excitadas y cuando aun estábamos convulsionando por el orgasmo y una encima de la otra, lamiendo nuestros jugos y aspirando el aroma de nuestros sexos, miré hacia la puerta de la habitación y ahí estaba parado mi marido Miguel, contemplando la escena y pajeando su enorme verga que estaba muy dura, por lo que seguro hacía un buen rato que estaba allí.

Entonces con Carolina nos sentamos en la cama, le dije a Miguel que entrara para presentarle a mi amiga, él se acercó caminando pero con su verga muy grande y dura fuera de sus pantalones. Esta es mi amiga Carolina y él mi marido Miguel, se dieron un beso, él dijo encantado de conocerte y ella contestó, es un placer, no te esperábamos y estirando su mano tomo su gruesa verga y la sacudió. Me miró y me dijo, así que esta es la vergota que disfrutas, me sonreí y asentí, es que en verdad mi marido esta muy bien dotado, son 23 cm de carne rolliza y gruesa con una colosal cabeza, que en verdad disfruto mucho. Le dije que esa era mi vergota pero que ahora la íbamos a disfrutar juntas.

Sin mediar mas palabras de presentación Carolina se sentó en el borde de la cama sopesando la descomunal tranca de mi marido, acariciaba sus gordas bolas, la masajeaba suavemente, se embriagaba con su olor, descorría su pellejo para admirar su gorda y lisa cabeza, sus dos manos se aferraban a su grueso tallo mientras la punta de su lengua se posaba en su prepucio, su lengua empezó a recorrer toda su extensión, yo sabia muy bien la grata impresión que causa siempre la verga de Miguel, Carolina abrió su boca al máximo y empezó a introducirse aquel falo, momento que aproveche para desnudar completamente a mi marido, me arrodille detrás de él y separando sus nalgas mi lengua se poso en su ano mientras Caro seguía atragantada con aquel enorme mástil.

Continuara...

angela_lobo@hotmail.com
carolinacruzj@hotmail.com

Angela Lobo

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Con mi Enamorada en la Playa

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Por motivos de trabajo me encuentro en la capital de peru lima, pero para entonces se acercaba el verano y de hecho empezaban los bailes de carnaval, asi que decidimos darnos un viajecito al norte, donde las playas eran fabulosas, asi que decidimos irnos por tres dias, yo estaba loco por llegar a la playa, pues en el omnibus ya le iva calentando, la vagina por todas las cosas que le iva a hacer en la playa, y no me quedo otra que tocarle para ver como estaba y me sorprendio porque con solo hablarle ya estaba chorreando. 

Solo le dije que empecemos con una adelantadita,y metio su mano en el pantalon para cerciorarse que estaba armadazo y me pedia que trate de metersela pero el omnibus no habia sufuciente espacio, a pesar que llevaba una minifalda le saque la truzita para ver la forma de como clavarsela, no me preocupaba por la gente, porque habia elegido los ultimos asientos para estar mas comodos, asi que le dije que se parase para que se siente encima de mi verga solamente queria tenerla adentro y yo trataba de hacerle unos movimientos para que se chorree mas y era lo mas rico que me estaba pasando, asi que luego de darnos esa adelantada llegamos al pueblo donde ivan a celebrar un baile y de hecho que entramos para bailar un rato eran las 2 de la mañana y el baile estaba por acabar asi que decidimos salir para dar una vuelta por la playa, y ya queria que le haga el amor en la arena, no le importo si habia gente mirando, asi que cerca de nosotros habia una pareja que tambien estaban en lo mismo. 

Decidimos ir mas abajo y empezamos a dar riendas sueltas a nuestros deseos, lo primero que fue meternos al agua y estaba deliciosa , ella se habia sacado el brasier por debajo de la blusa por si los mirones pero su truza y la blusa la acompañaron hasta el agua, yo simplemente estaba en truza y era normal, nos metimos al agua y la empeze a tocar y acariar su rica chucha estaba calientita luego le saque la truza y me empezo a coger la pinga entre beso y beso empeze a penetrarla y era tan rico me mordia la oreja y me pedia que no la saque para nada yo sin embargo por ratos se la sacaba para que se desespere y a la vez no se venga rapido, despues de un rato en el agua decidimos salir a la arena, heche un vistazo, pero ya no habia nadie eso hizo que me sintiera mas seguro y me la empeze a tirar en la arena, no le importo nada y se saco la blusa que era lo que le quedaba, primero le dije que le de una mamada y ella encantada decia eres mi rey y yo soy tu esclava y vas hacer lo que quieras conmigo eso me ponia mas duro, luego la puse de rodillas y se la empeze a meter me dijo que por el culo no se la meta por que nunca lo habia hecho, asi que estire la mano y saque del pantalon un lubricante y sin que se diera cuenta le empece a lubricar el orificio,metiendole un dedo,sabia que mi pinga era gruesa y de hecho que le iva a doler asi que solo me decia que pruebe solo la cabezita del huevo,trate de empujarsela pero aun estaba virgen por el culo y eso hizo que empezara a gritar me duele, me duele, sacalo por favor, sin embargo yo le decia que solo eran 2 minutos de dolor que luego me iva a pedir mas,asi  que yo le masajeaba el culo tratando de que le duela menos, ni bien pense ya estaba adentro, le empece a tocar las tetas y le estiraba los pezones, no te muevas mucho que me esta doliendo, me decia, ya cariño que rico culo que me estoy reventando, gracias le decia,luego sentia mi pinga bien apretada cosa que me ponia durisimo, hay, hay. hay, decia luego la saque y se quedo tirada en la arena derepente me alumbre el pene con el celular ysorpresa, estaba con sangre, de hecho que la habia reventado, me fui al agua para darle una lavada y como aun no se me habia corrido regrese para seguir metiendole pero en su coño que por cierto aun seguia mojadito, solo abrio las piernas porque tambien sabia que tenia que terminar, y ella exclamaba diciendo que era los mas rico que le habia pasado  ya me quedaban quizas los ultimos segundos y le pregunte donde queria que me chorree, y ella me pidio en su cara, no se movia mucho porque aun estaba adolorida, solo acerque mi pinga y habrio su boca para que recibiera mi leche....gracias me has hecho feliz....

ahora estamos en diferentes ciudades, pero al menos nos vemos 1 vez al año solo para recordar esas ricas cachadas que nos damos...........


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El Observador

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Llevo muchísimo tiempo leyendo relatos eroticos, lo cierto es que me gustan mucho, conocer experiencias de otros e imaginarlas. Esta es la primera vez que participo activamente contando una experiencia propia:

Era verano, de esto hace ya un par de años, por entonces yo tenia 24 años y la chica en cuestión, llamémosla ana tenia 18 años. Ella es morena ojos oscuros aproximadamente 1’70 y rellenita.

El caso es que nos solíamos ver bastante a menudo, era una buena amiga mia con la que estuve enrollado durante un año, normalmente siempre quedábamos en mi coche yo la recogía y pasábamos juntos un par de horitas o tres las cuales nos cundían bastante.

El caso es que por alguna razón que ahora no recuerdo, una vez quede con ella y estaba esperándome con una amiga, supuse que quería que la llevara a algún lado pero no era así, al parecer había quedado con ella y no podía quitársela de en medio así que dimos una vuelta los tres. Esa noche llovía, según parece esta chica se había dejado las llaves en casa y tenia que hacer tiempo para que llegaran sus padres. A esta amiga de ana la llamaremos eva.

Yo pensé que se me había fastidiado la noche, eva era morena también, mas bajita que ana, mas delgadita pechos pequeños, era muy guapa la verdad. En cuanto se monto en el coche empezamos a hablar los tres, yo me puse a dar vueltas tontamente por la ciudad hasta que decidimos parar el coche en algún lado y charlar allí dentro del coche.

Según parece eva estaba bastante al dia de los encuentros que teníamos ana y yo, y lo cierto es que no tenia pelos en la lengua, empezó a bromear sobre lo bien que nos lo pasábamos ana y yo en el coche sobre que no nos cortáramos por que ella estaba alli etc etc…

La cosa se estaba calentando, los comentarios de ella eran cada vez mas picantes, y yo estaba bastante excitado, pero ana no parecía estar muy por la labor, yo deseaba que eva siguiera comentando cosas a ver hasta donde podía llegar todo eso, pero la cosa se quedo ahí, al menos de momento, empezamos a hablar de los estudios que si patatín patatan…. Intentare reproducir un poco los diálogos, más o menos eran así:

Yo: Lo cierto es que ya no quiero hablar más de los estudios ya me va bastante mal para tener que recordarlo.

Eva: Pues si no quieres hablar de los estudios cuéntame que es lo que mas te gusta de ana:

Yo: (mirando a ana) pues la verdad es que todo, lastima que hoy lleve tanta ropa jeje.

Ana: Otra vez queréis empezar con lo mismo de antes?

Eva: Y por que no, seguro que cuando jose nos recogió pensaba echarte un buen polvo y al verme a mi se le corto todo el rollo.

Yo: Mujer no digas eso

Eva: Anda y jugarme que es mentira, y que no te gustaría estar a solas con ana y hacer lo que siempre soléis hacer

Yo: Lo cierto es que ganas no me faltan pero cuando no puede ser no puede ser.

Eva: Y por que no va a poder ser a ver, te doy miedo, no quieres que te vea el pajarito o que??

Yo: Jejeje, no me conoces, y solo me falta que me tientes, yo no tngo ningún problema en enseñar nada es ana la que me da que no se atreve.

Ana: Jajaja, quien ha dicho que no me atreva? Eva es mi amiga y me ha visto ya muchas veces desnuda, pero a ti seguro que te da corte

Yo: como se nota que no me conoces, no me tentéis no me tentéis.

Ana: A que no te atreves?

Eva: Seguro que no.

Yo: que no??

Y empecé a bajarme los pantalones, esperando que alguna de las dos se rajara y dijera algo así como ya basta cosa que no ocurrió y en muy poco tiempo me vi alli con los pantalones y los calzoncillos bajados sta las rodillas, era una situación nueva para mi, estar así desnudo de cintura para abajo delante de dos chicas estupendas en mi coche a solas.

Yo: Bueno, veis? Tanto tentarme fijaros como al final…

Ana: Yo sabia que si te picábamos lo harías.

Yo: Bueno y ahora que… menos mal que no nos hemos apostado nada que si no tendríais que pagar la apuesta.

Eva: pero mira como esta!! Ana hazle algo mujer, no ves lo dura que la tiene, hazle una pajilla mujer

Ana: No se no se

Yo: Ana a que no te atreves a tocármela delante de tu amiga?

Ana: como que no??

Alargo la mano despacio hasta tocarla, al principio apenas la rozaba pero entre los ánimos de eva y los míos, empezó a acariciarla suavemente como ella sabia. Yo lo estaba flipando, Ana me estaba masturbando delante de otra chica… eva estaba muy atenta a mi pene y a los movimientos de la mano de ana.

Eva: caray no imagine que te atrevieras de verdad ana, serias capaz de chuparsela??

Ana me miro a los ojos, casi se lo estaba suplicando yo también, así que se acerco despacio y empezó a hacerme la mamada mas morbosa que me hayan hecho, al principio me beso la puntita… luego saco su lengua y la paso por la cabeza, y poco a poco la engullo toda, mientras la chupaba me acariciaba el estomago y los testículos, como sabia que me gustaba, nunca había estado así, es impresionante mirar a los ojos a una chica mientras otra te la esta chupando, yo deje mis ojos clavados en los de eva mientras ana me la chupaba, al principio eva apartaba la vista pero después me miro fijamente a los ojos…. No tarde mucho en correrme, lo hice mirando los ojos de eva!! Me corri mirando los ojos de una desconocida mientras su mejor amiga me la chupaba!! era increíble. Justo antes de correrme se lo dije a eva, le dije: eva dile a ana que me voy a correr no le gusta que me corra en su boca. Dicho y hecho, ana se saco mi pene de su boca y dejo caer mi semen en su mano, mientras eva miraba atentamente como terminaba. Luego ana me dio un beso en los labios y todo termino.

Despues charlamos un ratito mas, yo ya estaba tranquilo, y a lo tonto a lo tonto habían pasado casi 2 horas desde que nos montamos en el coche, alguien dijo que se hacia tarde y volvimos a llevar a eva a su casa.

Cuando la dejamos, estuve un ratito hablando con ana del morbo que nos había dado a los dos hacer eso, y le dije que si alguna otra vez quería que viniera eva solo tenia que invitarla, que estaría encantado de repetir o incluso hacer algo mas de lo que había sucedido, pero eso ya es otra historia.

Espero que os haya gustado. Igual me animo a contaros lo que sucedió después. Un saludo.


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Una Cena de Viejos Amigos

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Andres me había insistido que de ninguna manera buscara hotel en Barcelona cuando tuviera que ir por cuestiones de trabajo, se había casado,  tenia una hija de pocos meses y una hermosa casa cerca del Borne. Nos conocíamos desde hacia diez años, estuvimos trabajando en la misma empresa una temporada y siempre me pareció un buen tipo, abierto, jovial y trabajador. Solo una cosa siempre me había escamado, su interés por mi vida sexual, era de ese tipo de tíos que parece disfrutar mas oyendo y viendo que haciendo.

Tenia una semana para cerrar una serie de asuntos y allí estaba llamando al timbre de su casa. 


Me abrió Andres efusivo, me dio un fuerte abrazo y me presento a su esposa Marta, mas joven que el, bajita y con unos hermosos ojos color miel. eran las 8 de la tarde, sentados en el salón me invito a una cerveza y con ella en la mano recorrí la casa mientras Andres me la mostraba, en su habitación había una cuna y Marta estaba sentada al borde de la cama dándole teta a su pequeña Julia, atisbe unos pechos pequeños pero hinchados por la lactancia, por educación deje las formalidades y los saludos para mas tarde. Deje la maleta en la habitación de invitados y me metí a darme una ducha mientras Andres y Marta cocinaban y cuchicheaban en la cocina.

La cena transcurrió como transcurren las cenas de viejos amigos cuando hace tiempo que no se ven, con Marta atenta y sonriente pero poco habladora y Andres ensalsandome ante su mujer, hablándole de algunas de mis aventuras que el conocía, tuve que hacer un ejercicio de modestia ante su esposa:

-Tu marido exagera¡ Como ves no soy Tarzan y mis atributos son mas bien normalitos

-Y cual es el truco? pregunto ella

-No hay ningún truco, al menos que yo sepa. todo es una mezcla de morbo, ternura y desenfreno, ofrezco complicidad

-Quizás eso sea lo que queremos muchas mujeres- me contesto y dicho esto se despidió-me vais a disculpar tengo que darle la cena a la niña y además estoy rendida.

Alrededor de una botella de whisky de malta Andres y yo proseguimos la charla, le iba bien, en el trabajo, en la vida y su mujer era maravillosa:

-Marta es muy sumisa-me dijo guiñándome el ojo- somos felices, solo falta LA GUINDA porque....

-Por que?

-Tu me conoces sabes que siempre me ha gustado que me cuenten cosas y verlas, no soy muy activo que se diga.....bueno la verdad es que yo también soy bastante sumiso

-Venga ya Andres¡

-Si es la verdad, sueño con verla en brazos de otro hombre pero una cosa tengo clara....paso de intercambios y de entrar en una vorágine que destroce mi matrimonio.....por eso pensé en ti

-Que has pensado en mi?

-Si, no te preocupes, ya he hablado con Marta, ella hará todo lo que a mi me complazca porque eso es lo que le complace a ella, cuando me anunciastes tu visita comenzamos a contar los minutos...tu eres un tio discreto, limpio y sobre todo buena gente...te conozco bien, se que jamás le harías daño a un amigo.

-Que quieres decir?

-Que quiero que folles con mi mujer, primero sin que yo este para que cojais confianza y luego conmigo delante, ya lo tenemos claro, mañana estaré toda la tarde fuera, es tu momento, además tienes toda la ventaja del mundo.

-Y eso?

-Porque sabes que ella aceptara todo lo que le propongas.

Me quede estupefacto pero intente disimularlo. Eran las dos de la mañana cuando me fui a la cama.

Desayunamos juntos, Marta sostenía la mirada cuando yo la miraba, en sus ojos había excitación, morbo, sumisión, ahora la miraba sin cortarme sabiendo que eso ponía bien caliente a mi amigo, era hermosa, pelo castaño tirando a rubio, no mas de 1.60, guapa, de piel clara y muy proporcionada, con unas sugerentes y pequeñas tetitas hinchadas por la lactancia, mi polla se revolvía dentro de mis pantalones mientras la miraba.

Despues de una serie de reuniones nos vimos en un restaurante para almorzar, bebimos buen vino y Andres se retiro de nuevo a su trabajo, Marta y yo nos fuimos en un taxi a su casa, puse mi mano extendida sobre su rodilla y ella me miro sonriente.

En la casa me vino una inspiración, estaba con una mujer maravillosa pero el proceso de seducción estaba de mas, era sumisa, ya estaba todo hablado, el tono debía de ser imperativo:

-Desnúdate- le solté a bocajarro en cuanto cerro la puerta

Agacho la cabeza y obediente comenzó a hacerlo, lentamente, sensual, se desabrocho la camisa, puse música:

-Hazlo al ritmo de la música¡

Su cuerpo se bamboleaba al ritmo de la música, desabrochándose lentamente el sujetador, dejándome ver sus dulces tetitas, pequeñitas con el pezón hinchado, no pude contenerme, mientras ella se quitaba los jeans mis labios se apropiaron de sus pezones que me obsequiaron con ese néctar glorioso que es la leche de madre, mi polla se puso a reventar nada mas saborear la primera gota mientras ella con los ojos cerrados moviendose al ritmo de la musica se quedaba con unas minusculas braguitas transparente como unica vestimenta.

Seguí chupando como un ávido nenito lactante mientras acariciaba su suave piel, me despoje de mis pantalones y mis slips dejando asomar mi polla dura y desafiante, deje de mamarle las tetas, no dije nada, basto una mirada para que Marta se arrodillara ante mi y comenzara a chuparmela como una chica traviesa chupa una piruleta, lamiéndome la punta, metiéndose la hasta la mitad en la boca y sacándosela mientras hace una suave succión, todo ello mirándome dulcemente a los ojos. Una mirada maravillosa que hablaba sola, que me decía soy tuya, te pertenezco, usame para tu placer porque eso es lo que me da placer, acaricie su melena mientras comenzaba suaves movimientos de cadera, follandole la boca, ella recibiendo mi polla, complaciente y sumisa, entre sus calidos labios, se la saque de la boca, tenia el capullo descubierto y brillante y comencé a darle pollazos en la cara mientras le ordene que se masturbara, sacaba la lengua y recorría mis huevos con ella mientras yo jugueteaba y rozaba la punta de mi capullo por sus labios, su cara y su frente.

Me sente en una silla y le ordene:

-Montame

Moviéndose sinuosamente como una dulce y tímida gatita, mirándome a los ojos, relamiendo sus labios con la lengua se puso sobre mi, situo mi polla entre los labios de su coño y descendiendo suavemente hasta que se la metió hasta las pelotas en su mojadisimo coño, comenzó el sube y baja, deslizando su coño en mi polla, hechizado por el suave y apretado tacto (a pesar de su reciente maternidad) de las paredes internas de su coño.

Le di una fuerte chupada en un pezón y sentí como la leche manaba de el inundando mi boca, Marta gimió y se clavo la polla hasta la raiz, fue inevitable, me corrí abruptamente, casi con dolor en su maravilloso coñito mientras ella me besaba y compartía su leche conmigo.

A veces me pasa y esta era una de esas veces, no pude controlar ni retener mi eyaculacion, apenas llevaba tres minutos con la polla clavada en su coñito pero su experta mamada previa, el morbo de follarme a la mujer de mi amigo con su consentimiento y el sabor de su exquisita leche fueron un explosivo cóctel superior a mis fuerzas, a mi poder de concentración.

Nos quedamos abrazados y unidos mientras mi polla disminuía de tamaño dentro de su coño donde sus jugos y mi leche se fundían.

Pidiendo mi aprobación con la mirada me descabalgo, se puso de nuevo de rodillas y comenzó a limpiar mi polla a lenguetazos, con mi corrida tan reciente el roce de su lengua ne la punta de mi capullo me dejaba próximo al desvanecimiento y me daba escalofríos.

Unos diez minutos estuvo Marta lamiendome el capullo, golpeandose los labios con mi polla y mirándome a los ojos (que cosa mas linda es que te miren a los ojos cuando te la están chupando) hasta que la inste a que se levantara, se sentara en el sofá,  me tomara en brazos y me diera de mamar como a su bebe (creo que ese día la nenita se tuvo que merendar un biberón). Con los ojos cerrados mamando de sus tetitas, saboreando sus pezones hinchados mientras ella me acariciaba y como a su bebita, me musitaba, casi ronroneando:

-Mi niño, toma teta de mama. si chupamelas, tomate toda mi leche.

De nuevo sentir el dulce calor de la leche materna en mi boca y que mi polla se pusiera para estallar de dura fue todo uno. Marta se dio cuenta y comenzó a meneármela suavemente, subiendo y bajando la piel de mi polla al mismo suave ritmo que mis chupadas en sus pezones me alimentaban. Disfrutando de este sublime momento pase mas de media hora hasta que le ordene a Marta que se pusiera de rodillas en el sofa mirando a la pared y con el culito bien levantado, su hermoso coñito asomaba entre sus nalguitas brillantes por el flujo derramado, mi polla ya estaba entre sus labios y entrando en ella, comencé a follarla dulcemente primero, aumentando el ritmo del mete y saca despues, dejándosela enterrada en el coño hasta la raíz levantandola casi en peso mientras apretaba sus pechitos y podía ver como los chorritos de leche brotaban de sus tetas, nuevemente me corrí copiosamente y mucho antes de lo que hubiese querido, pero no había posibilidad de controlar el placer que follar a Marta y toda la situación que rodeaba a nuestra follada.

-Me vas a disculpar que no me lave, Andres esta al llegar y se que se pondra loco de contento si puede follarme sabiendo que tu semen aun esta dentro de mi.

Dicho esto nos vestimos y esperamos sentados viendo la tele y acariciandonos la llegada de mi amigo. Cuando llego la situación era alucinante Andres me miraba expectante, yo le respondía guiñándole el ojo como afirmación, todo eran miradas cómplices.

Cenamos pronto y Andres y Marta se disculparon y se retiraron pronto a su habitacion, me quede mirando la televisión, entre excitado e incomodo, me levante y pegue la oreja a la puerta cerrada, podia oir los murmullos de Marta, estaba contándole a mi amigo como me habia amamantado, chupado la polla y follado, en cuestion de minutos los quejidos y gemidos de placer eran audibles en toda la casa, estaba follando como locos, me puse una copa y me senté en el sofá a ver la tele.

Eran casi las doce de la noche y estaba a punto de irme a la cama cuando Andres entro en el salón, desnudo, sonriente y feliz, se acerco a mi y me dio un fuerte abrazo:

-Soy el mas feliz de los cornudos¡¡ nunca me había dado tanto gusto follar a Marta como me ha dado hoy sabiendo que tu leche todavía estaba en su coño, me he corrido dos veces, la segunda ha sido follando pero la primera ha sido mientras Marta me contaba todo lo que habeis hecho, por favor Carlos desnudate y ven conmigo a la habitación, quiero ser un cornudo dichoso, quiero ver como te follas a mi mujer por todos sus agujeritos delante mía.

Marta estaba tumbada en la cama con las piernas abiertas y con una morbosa sonrisa esbozada en su rostro, Andres me pidio que me sentara al borde de la cama, cogió mi pie con las manos y comenzo a lamerme los dedos como un perrito mientras Marta nos miraba y se masturbaba.

-Ya has visto como le he lamido los pies a nuestro amo y amigo, querida Marta, Carlos te va a follar se va a correr en tu coño y en tu culo y yo voy a ser el mas feliz fe los cornudos viendo como te lo hace

-Siiiiiiiii-balbuceo ella

Ver a Marta masturbandose y recordar el sabor de la leche que manaba de sus pechos me puso de nuevo en una situación de absoluta excitación...excitacion a la que acompañaba una polla bien dura y empalmada, Marta seguía ofreciéndome su coñito con las piernas abiertas, Andres expectante me alentaba:

-Follatela¡ folla a la putita de mi mujer y lleva a la gloria al cabrón de su marido¡

Situado entre sus piernas se la clave de nuevo, Marta levantaba su culito para recibir mi polla mientras yo chupaba y lamía sus tetitas alternativamente, alimentandome, Andres a nuestro lado se acariciaba la polla sin perder un detalle de la follada que le estaba dando a su mujercita.

-Abre bien el coño, follala, si¡ si¡ follala¡ si......soy un cornudo que se esta corriendo mientras follas a su mujer- efectivamente los chorros de semen brotaban de la polla de mi amigo.

-Ahora, por favor, quiero que le folles el culo¡¡ Carlos enculala¡ seras el primero que se corra en su culito, llevamos una semana practicando con un vibrador para que se le dilate el culo y le gusta, cada vez que se lo ha metido se ha corrido como una perra...verdad Marta?

-Si cabroncito mio¡¡ estoy loca por que me folle el culo y tu lo veas y me limpies con la lengua la leche de nuestro amo Carlos.

Desmonte a Marta y ella se puso a cuatro patas al borde de la cama, ofreciendome su culito virgen, yo de pie tras de ella enfile la polla en la entrada.

-Clavasela entera, sin contemplaciones, ya veras como se corre como una perra

-Cabron¡ cornudo¡ eres un cabron¡-decia ella esperando ansiosa que se la clavara hasta las pelotas.

Lo hice, empujando sin pausa pero sin violencia se la clave hasta la raíz, la polla de Andres estaba empalmada de nuevo y Marta gemía como una perra, efectivamente se estaba corriendo. Comencé a culearla, a encularla sin piedad, sacándole la polla casi entera para volver a enterrarsela en las entrañas mientras Andres me alentaba.

-Encula a mi putita, dale duro¡ hazme mas cabron¡¡ soy cornudo¡ un cornudo hijo de puta que se corre viendo como enculan a su mujer¡

-Si¡ si follame follame¡¡

Estaba listo para correrme otra vez cuando senti los dedos de Andres abriendo mis nalgas y su lengua lamiendo mi culo, fue automatico, solté una andanada de leche caliente en el culito estrecho y angosto de Marta, la vista se me nublo, mareado de placer y morbo con la polla bien metida en su culito me deje caer sobre ella mientras Andres ansioso seguía lamiendome el culo, justo cuando le saque la polla Marta volvió a ponerse a cuatro patas y la lengua de mi amigo paso de mi culo al culo de su esposa bebiendo ansioso mi leche en el receptáculo trasero de Marta mientras que los labios y la lengua de esta se apropiaban de mi polla y limpiaba los restos de leche. Andres solicito mi aprobación con la mirada y acto seguido imito a su esposa, los dos me lamían los restos de semen de la polla y se besaban como locos, la leche estaba brotando de nuevo de la polla de mi amigo.

Mi semana de trabajo en Barcelona acabaron siendo dos semanas, con Andres y marta a mi absoluta disposición en una de las situaciones mas maravillosas y excitantes que he vivido nunca, por solicitud de ellos cuando estábamos en casa siempre estábamos desnudos, nuestros nombres cambiaron, cuando me dirigía a Marta siempre lo hacia llamándole puta o zorra y cuando lo hacia a su marido, cabron y cornudo, ellos me llamaban amo o Don Carlos.

A veces decidía follarme a la puta sin la presencia del cabron que esperaba pajeandose en el salón, cuando me corría en su boca, su culo o su coñito requería la presencia del cabron que se bebía mi leche en cualquiera de estos receptáculos, corriéndose vivo mientras lo hacia y la puta le contaba como la había follado.

Volví a casa con unos cuantos kilos de mas....la leche materna es muy nutritiva.

Este relato esta dedicado a el xup, espero que sepa disculpar el malentendido. FOTOS

La Madre de mi amigo Rafael

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Todo comenzó cuando conocí a Rafael, para abordar esta historia cierta llena de pasión, debo intentar exhalar, y remembrar aquella época, la mamá de Rafael tiene las curvas más agudas y efervescentes que he conocido, el goce que esa mujer me dio no se puede comparar con ningún otro, la primera vez que la vi fue en su casa, mi amigo y yo como todo buen chico preparatoriano, nos disponíamos a dar término a un trabajo escolar esa tarde, cuando entramos a su casa atravesamos por el amplio jardín pasando por una hermosa piscina hasta llegar a la casa, que era espaciosa y llena de ventanas por todos sus muros, era un lugar muy agradable, la sencillez de Rafael siempre me ha dado suma confianza al trato, por ello cuando me dijo que después de que termináramos el trabajo iría a recoger a su hermana al colegio, pero que mientras yo me quedara en su casa pera que fuera guardando todas las cosas que habíamos ocupado al estar realizando el trabajo escolar, de manera espontánea accedí, pues nunca imaginaría lo que sucedería.

Exacto como lo habíamos planeado él se fue por su hermana al colegio, cuando se hubo ido sentí un desierto total en su casa, pues esta era muy grande y solo me encontraba yo, pero momentos después comencé escuchar ruido en la cocina, así que bajé de la recamara de Rafael, que era donde realizábamos nuestro trabajo, y fui a ver que sucedía , en ella encontré a una de las más caóticas mujeres, ésta era blanca de pelo negro, con una figura espectacular, cuando notó que alguien la miraba, voltió y me sonrió, entonces como me notó perplejo, ni siquiera la descripción más minuciosa podría dar una idea de lo que miraban mis ojos, ella lo notó y entonces me dijo que Rafael no tardaría en llegar que se lo había encontrado en la puerta y le había dicho que yo me encontraba en casa esperando a que él regresara, que ella era su mamá , yo respondí que estaba bien que solo había bajado porque escuchaba ruidos y pensaba que podría ser otra cosa, a lo que ella respondió - Mira te sugiero para que no te aburras mientras regresa Rafael , sal al jardín para que te distraigas un rato.
Así lo hice, cuando me encontraba ya afuera comencé a ver todas plantas que había en el lugar, así fui caminando hasta que llegue a la piscina, ella me llamó la atención pues era grande y tenía un agua tan cristalina que se antojaba darme un chapuzón, en ello sentí que alguien se acercaba y cuando volteé vi que la Mamá de Rafael venia hacia mí
Veo que se ha antojado el agua, si quieres puedes refréscate, pues en realidad a estas horas ello es muy bueno, yo suelo hacerlo.

Ella se acerco y me dijo: Caray, vaya que hace calor. Comenzó a quitarse la blusa, yo no daba crédito a lo que veía pues me parecía una locura lo que sucedía, repito que esta narración es verídica y no solo escribo como una satisfacción de aliviar mi líbido como muchos lo hacen, comenzó a quitarse su falda y luego el brasier y todo lo demás hasta que ya no tenía nada encima, cuando la vi plenamente desnuda y al sentir que estábamos solos tuve una erección al instante, ella lo notó y como ello la excitó más, así que me pidió que me quitase la ropa, pero lo pidió de una forma tan subjetiva que no puede evitarlo, seguí sus ordenes, quedamos desnudos los dos, entonces ella se me acercó y estando de pie como estábamos tomando mi pene se lo introdujo en su vagina, este entró sin dificultad pues estaba sumamente lubricada, ella comenzó a moverse rápidamente que sentí que a ese ritmo no duraría mucho sin correrme, ella paró y tomándome de mi mano y despegándose de mi, me llevó a una silla reclinable de las que se usan en la playa para tomar el sol, ahí me recostó y montándose en mí empezó a cabalgarme, tan vigorosamente, hasta que sentí que se corría ,yo me sentía en la gloria, estaba tan excitado que la nalgueaba mientras ella se movía a cien por hora, me hizo terminar mientras su ritmo disminuía, yo la tomaba de sus glúteos para penetrarla mejor y que mi semen le penetrara mejor, en ello sentí un fhash, me asusté y miré quien era y me percaté que era Rafael que nos había sacado una foto, me había agarrado en pleno éxtasis, y cuando reaccioné de la sorpresa, noté que su mama y él se miraban sonriendo con complicidad. FOTOS

El Mejor Amigo de mi Familia - 2ª Parte

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Yo no me he llevado bien con mi nuera desde que la conocí, pues me parecía demasiado descocada y libertina para mi apocado hijo. Es por eso que, aunque viudo, siempre he vivido solo.

Pero aquel verano se dio la circunstancia de que me había roto una pierna unas semanas antes, en un estúpido accidente domestico, y mi unico hijo al final termino por convencerme de que pasara la convalecencia en su casa, ya que al tener espacio de sobra le parecía una tontería que no estuviera con ellos, y con sus hijas, las cuales casi ni me conocían.

Después de mucho pensarlo accedí a vivir en su casa, con la condición de ocupar la habitación de la planta baja. Aquella que debía ser, en teoría, para la criada, y que utilizaban para guardar la ropa; pues el resto de los dormitorios estaban en la planta superior y no me parecía aconsejable pasarme todo el día subiendo y bajando escaleras.

El cuarto, situado junto a la cocina, era bastante pequeño y mal iluminado, pues solo disponía de un estrecho ventanuco, que solían tener cerrado, y que daba a la parte mas revuelta del jardín, aquella en donde estaba situada la caseta del perro, y donde los frondosos setos, siempre a medio arreglar, solo dejaban ver un trozo de la piscina.

El recibimiento fue bastante gélido, como ya me esperaba, pero aun así no pude dejar de admirar lo bien que se conservaba mi nuera, a pesar de su edad, mas lejos de los treinta que de los cuarenta; a diferencia de mi hijo, cuya barriga, y calvicie, le envejecían bastante mas de la cuenta.

Mis dos nietas eran, como su madre, realmente preciosas. Sobre todo la pequeña Julia que, con su docena escasa de años, además de una cara bellísima ya lucia un lindo tipito, en el que destacaban, deliciosamente, unos tiernos meloncitos, llenitos y puntiagudos, que prometían bastante.

Solo con que fueran la mitad de pujantes que los de su hermana Carmen ya seria suficiente. Pues esta, con sus dieciocho años recién cumplidos, además de tener un rostro agraciado, lucia mucho su espectacular físico, exhibiendo de una forma algo descarada, sus firmes senos, siempre cubiertos por breves tops y camisetillas, que apenas podían contener sus firmes turgencias pectorales.

Pero era Francis, como ahora le gustaba que la llamaran, aunque siempre la había conocido como Paca, la que mas podía presumir de delantera, pues ahora que se acercaba a los cuarenta seguía teniendo un tipazo que ya quisieran para si muchas de las amigas de su hija mayor, con unos globos dignos de la mejor revista de desnudos.

Desde luego el que mejor me acogió al llegar a la casa fue Otelo, el enorme pastor alemán que yo conocí cuando apenas era un cachorro destetado.

Este casi me hizo caer al suelo con sus cariñosos lameteos, mientras ladraba alborotado, trotando por todo el salón. Fue Julia la encargada de devolverlo a su caseta, mientras mi hijo me decía que el simpático animal entraba siempre que le apetecía en la casa, por la puerta de la cocina, pues lo consideraban uno mas de la familia. Y, poco después, estoy en condiciones de afirmarles que forma parte de ella, pero de un modo un tanto peculiar.

Mi hijo pasa todo el día en la ciudad, regresando casi de noche de su trabajo, siendo esta la única forma que tiene de poder mantener el tren de vida que todos llevan. Su mujer, cuando no esta de compras, en el salón de belleza, o en el gimnasio, se dedica al cuidado de la casa; pero, salvo preparar la comida, no hace mucho mas, pues tiene a una chica, bastante simpática, que le viene a limpiar la casa dos veces por semana.

La hija mayor apenas si para en casa lo indispensable para cambiarse de ropa, o descansar; a diferencia de la pequeña, que suele pasarse el día jugando en el jardín, o en su cuarto, con la alegre vecinita de al lado. Esta, un año mayor que ella, es un pequeño diablillo pelirrojo con faldas; es guapa y delgadita, y muy poquita cosa, pero su pecosa cara delata lo traviesa y picara que puede llegar a ser. Pues creo que fue ella la que empezó, de un modo bastante inocente, la escalada de perversiones que a continuación les relatare.

Aquella mañana me despertó el rayo de luz que entraba por la ventana entreabierta, pues la noche anterior había preferido no cerrarla del todo, para que entrara un poco mas de aire.

Cuando me levante para abrirla del todo vi, a través de la estrecha rendija, a la pequeña Julia, que jugaba con su amiguita pelirroja, medio escondidas entre la caseta del perro y un seto de arbustos.

La curiosidad me impulso a callar el saludo que le iba a mandar, pues quería ver como se divertían las dos preciosas pequeñas cuando estaban solas, sin testigos. Ambas vestían de una forma parecida, con unas reducidas falditas que apenas si les llegaban a medio muslo, y unas ligeras camisetas de manga corta, que les permitían soportar mejor el intenso calor que hacia ese día.

Tenían montada una especie de tienda de comestibles, de esas de juguete, e imitaban a las señoras mayores cuando iban de compras con sus niños pequeños; en este caso sus muñecas de plastico.

Pero la diversión se les estropeo cuando regreso Otelo, quien sabe de donde, y arrollo casi todos los puestecitos, mientras intentaba lamer las caritas de las pequeñas, como muestra de afecto.

Estas, algo enfadadas por su osadía, empezaron a empujarlo, para apartarlo de su tienda, pero solo consiguieron que el perro redoblara sus esfuerzos para echarse sobre ellas, creyendo que era un nuevo juego. Las niñas enseguida vieron que era mas divertido enfrentarse al animal que lo que estaban haciendo, y pronto estuvieron compitiendo por ver cual de las dos lo inmovilizaba primero.

Yo, he de confesarlo, también me divertía de lo lindo, viendo el amasijo de pies y brazos que formaban en su desigual batalla. Y, por que no he de admitirlo, fijándome también en sus lindas braguitas infantiles, totalmente a la vista la mayor parte del tiempo.

Al final a la vecinita se le ocurrió introducir toda la cabeza de Otelo dentro de su holgada camiseta. Confiando, quizás, en que la subita oscuridad lo calmaría; y, en parte, acertó, pues el animal se sereno rápidamente. Pero pude oír, como se quejaba a mi nieta, diciéndole que el muy marrano le estaba lamiendo las tetas.

A pesar de sus palabras vi que su cara reflejaba una mezcla de asombro, y placer, que tampoco paso desapercibida a Julia. Al final mi nieta soltó al perro, que parecía estar muy concentrado en su labor, y se acerco para ver mejor lo que pasaba. Ya no podía oír lo que cuchicheaban entre ellas; pero veía, perfectamente, como las dos se asomaban por el escote de la pelirroja, para observar como el perro lamía sin parar sus jóvenes pechitos.

Al poco rato me sorprendí al ver con que habilidad lograron pasar a Otelo de debajo de una camisa a debajo de la otra, sin darle opción de escapar.

Ahora era la carita de Julia la que era todo un poema; y, como el escote de su camisa era bastante mas cerrado, tuve la suerte de presenciar como su amiga se la levantaba, poco a poco, para que todos fuéramos testigos de lo bien que usaba su larga lengua el animal en los senos de mi nieta.

Aunque las tenia relativamente cerca, aproveche que tenia mi cámara de fotos sobre una estantería cercana para no perderme ningún detalle de lo que allí estaba sucediendo, con la ayuda del teleobjetivo. Pero la tentación fue excesiva y pronto gaste los negativos que me quedaban en el carrete sacando primeros planos de todo el pícaro evento.

Por suerte espacie bastante el tiempo entre una foto y otra, para que no las alertara el tenue ruido de la cámara al hacerlas, y pude obtener un fiel documento de todo lo que hicieron las dos pilluelas.

La pelirroja no se conformo solo con desnudar los blancos montículos de mi adorable nietecita, y pronto empezó a jugar con ellos, en vista de la pasividad de Julia, y de que el perro no se cansaba de lamer los dos pequeños fresones puntiagudos.

Ahora era ella la que decidía que pecho quería que Otelo lamiera; pues, sentada detrás de mi nieta, se apodero de un prometedor montículo con cada manita. Así orientaba el pitón elegido hacia el hocico del animal, mientras ocultaba el otro entre sus pequeños dedos; jugueteando, al mismo tiempo con el pezón escondido, disfrutando con su insólita rigidez casi tanto como el animal.

La llegada de mi nuera a casa fue la que marco el fin de la diversión, por ese día.

En mi siguiente visita a la ciudad me hice con un montón de carretes en color, pues estaba convencido de que tendría numerosas ocasiones para utilizarlos.

Aproveche también la oportunidad para revelar las fotos, en casa de un antiguo amigo mío, mucho mas pícaro que yo, que tenia instalado en su ático todo un taller de revelado; no en vano lo usaba para revelar todas las fotos que obtenía de sus vecinos, con sus cámaras de largo alcance.

Solo cuando mi amigo tuvo la suficiente confianza conmigo me enseño la abultada colección que había ido obteniendo a lo largo de los años que llevaba dedicándose a ello, y que ocupaba decenas de albumes de fotografías; todos meticulosamente ordenados.

No me costo nada llegar a un acuerdo con él; y, a cambio de quedarse con algunas copias, accedió a revelarme todas las fotos que hiciera a las pilluelas.

Pronto empece a acumular carretes gastados, pues era raro el día que la pequeña Julia no se dejaban lamer los pechitos por el simpático animal.

Dado que era la responsable de darle de comer por las mañanas, me acostumbre a madrugar; y así, en cuanto la oía preparar las cosas en la cocina, me apresuraba a situarme junto al ventanuco, donde ya tenia situado un pequeño trípode, para que la cámara no se moviera.

Rara vez fallaba, pues mi nietecita esperaba, pacientemente, a que Otelo terminara de comer, para después obligarle a beber. En cuanto consideraba que ya se había enjuagado la boca lo suficiente, dejaba a la vista sus preciosas tetitas blancas, sacándolas de debajo de la camiseta, o de dentro del vestido veraniego, para que la humedad de su lengua no delatara al resto de la familia su pervertida diversión. A mi esto me venia de perillas, pues así podía sacar infinidad de fotos de sus lindos pechos, totalmente desnudos y al natural.

También saque bastantes fotografías del aplanado torso de la picara vecinita pelirroja, pues cuando se creían solas solían desnudar sus senos para deleite de Otelo, y mío.

Pero pronto me di cuenta de que la pequeña nos había salido un poco lesbiana.

Pues, habida cuenta de que el perro casi no le prestaba atención cuando podía escoger entre ambas, ella se dedicaba a jugar también con los preciosos pechos de mi nietecita; ya que estos eran mucho mas bonitos que los suyos.

A Julia se le notaba un poco incomoda, sobre todo al principio, pero cuando la lengua de Otelo derrumbaba al fin sus complejos, accedía, gustosa, a cualquier caricia que le hiciera su amiga.

En algunas ocasiones hasta se las devolvía tímidamente, jugando con los pequeños pezones de su amiga mientras esta, y el cariñoso animalito, disfrutaban al mismo tiempo de los suyos.


Capitulo 2: f/f, ZOO, V


La verdad es que si no hubiera sido por las deliciosas mañanas que pase detrás de la cámara, hubiera sido un verano realmente odioso. Pues las tardes eran para mi un autentico infierno, debido a que las pasaba metido en una céntrica clínica, haciendo rehabilitación; y las noches, con la pamplinosa de mi nuera, no arreglaban la situación.

Hasta aquel día memorable en que tuve que regresar antes de hora porque el doctor estaba malo.

No quise molestar a nadie y volví yo solo en un taxi; pues, al tener una copia de la llave de la entrada, no necesitaba pedir ayuda a ninguno de mis familiares.

Estaba todo tan silencioso allí dentro que pense que no había nadie mas en la casa, por lo que me fui directo hasta mi habitación, con la idea de reposar la pierna.

Nada mas entrar me asome al ventanuco, como tenia por costumbre, con la efimera esperanza de que la pequeña Julia estuviera allí, jugando con su viciosa amiga pelirroja.

No era así, pero me alegre de haberme asomado porque a lo lejos vi a mi nieta Carmen tumbada, boca arriba, en la hamaca del jardín, haciendo top-les junto a la piscina.

Enseguida centre el zoom de la cámara en ella y saque una decena de fotos de su cuerpo escultural.

Tenia puestos unos walkman en los oídos, y parecía dormir, dejando que sus dos firmes globos se pusieran mas morenos de lo que ya estaban.

Tenia que tomar el sol casi a diario, pues sus magníficos senos estaban casi tan oscuros como el resto de la piel.

Estos, como ya he dicho antes, estaban prácticamente desarrollados en su totalidad; y su enorme volumen permitían augurar que la soberbia pujanza, y rigidez, que tenían en la actualidad, no habían de durarle eternamente. Pero por ahora eran una maravilla... que no podía dejar de plasmar en mi cámara fotográfica.

Las fotos, aunque dignas de la mejor revista de desnudos, no dejaban de ser bastante estáticas, así que decidí hacer una prueba. Con mas sigilo del que se puedan imaginar me dedique a tirarle bolitas de papel a Otelo, que dormía apaciblemente delante de su caseta; hasta que, después de varios intentos, conseguí que se despertara.

Ni siquiera yo podía imaginar entonces todo lo que conseguiría con tan pequeño esfuerzo.

Pues Otelo, como ya suponía, después de desperezarse, vago un poco por el jardín; y, nada mas acercarse a la piscina, cariñoso como es, se acerco a saludar a su ama.

Las divertidas mañanas que había pasado con mi nieta y su amiguita tenían que servir para algo, y así fue. El simpático perro apenas dudo un instante antes de abalanzarse, loco de contento, a lamer los oscuros fresones que tan ricamente ponían a su alcance.

Yo me apresure a sacar algunas fotos, pues suponía que mi nieta, con lo arisca que es, pronto apartaría al perro de si. Pero debía de tener un sueño bastante profundo, pues dejo que el animal la lamiera, bien a gusto, durante un buen rato.

Estaba totalmente equivocado, pues pronto vi como la picaruela separaba totalmente sus bonitas piernas, para poder introducir, mas cómodamente, una de sus lindas manitas dentro del reducido bañador. No me hacia falta la cámara para suponer lo que hacían esos dedos metidos en un sitio tan intimo, pero las fotos me ayudaban a plasmar los expresivos gestos de placer que ponía mientras alcanzaba el prolongado orgasmo.

Cuando, acto seguido, se dio la vuelta en la tumbona, creí que ya había acabado el reportaje fotográfico por ese día; pero me volví a equivocar, pues aun faltaba lo mejor.

Carmen, nada mas privar al perro de sus golosinas, se dio unos cuantos palmetazos en el desnudo trasero; pues la fina tira del bañador desaparecía, por completo, en el mórbido canal que separaba sus dos prietas nalgas, para atraer su atención. En cuanto logro que Otelo acercara su hocico a la zona deseada aparto el bañador a un lado, separando sus piernas todo lo posible, para que el animal no tuviera ninguna duda sobre cual era la húmeda gruta que debía saborear.

Y vaya si lo hizo, por dos veces logro que mi nieta alcanzara fuertes orgasmos, y que yo gastara mas de tres carretes plasmando su ardiente encuentro, con unos magníficos primeros planos de su húmeda gruta, y de cómo este la saboreo. Cuando ella, al final, se rindió, y se fue hacia la ducha, con las piernas algo temblorosas, nos dejo muy satisfechos, y ansiando volver a verla desnuda.

Pero, para nuestra desgracia, nuestra querida Carmen se marcho al día siguiente, para pasar un par de semanas de acampada en la montaña, con un grupo de amigos, y amigas, de su misma edad.

Y nos dejo a ambos muy tristes y pesarosos, esperando ansiosos su regreso, para así repetir la dulce experiencia.

No crean que hablo en plural por placer, pues solo un par de días después Otelo me demostró, de una forma muy clara, que también él había encontrado dulce y delicioso el tesoro que se esconde entre las piernas de las mujeres.

Esa mañana, Julia y su amiga esperaron, bañándose en la piscina, algo impacientes, como yo, a que la chica de la limpieza se marchara, pues así podrían jugar con el alegre animalito, creyéndose solas, un par de horas, hasta que volviera mi nuera de la calle.

En cuanto se marcho vinieron las dos picaronas hacia la caseta del perro, ansiosas por sentir de nuevo su aspera y calida lengua restregandose por su piel.

La pelirroja, como de costumbre, fue la primera que desnudo sus tiernos pechitos, deslizando su bañador hasta mas abajo del ombligo, para que Otelo fuera animándose.

Pero el perro estaba mas animado ese día de lo que podían suponer; pues, sin hacer ningún caso a sus escasos adornos, metió su cabezota dentro del bañador, haciendo que este se le bajara, con el primer empujon, casi hasta las rodillas, sin ningún problema.

Estaba tan concentrado haciéndole mis primeras fotos al pequeño felpudo de color naranja que apenas repare en el asombro que reflejaban las caritas de las dos niñas.

Fue esta inusitada pasividad la que permitió que el osado animalito diera sus primeros lengüetazos en su virginal cueva sin ninguna oposición; y, como estos eran la mar de efectivos, fue la propia pelirroja la que separo sus piernas, en la medida de lo posible, para que Otelo prosiguiera con su gratificante labor.

Julia, animada por los gemidos de placer de su amiga, la ayudo despues a despojarse del bañador.

Y, una vez tumbada sobre la hierba, con las piernas totalmente separadas, se acomodo a su lado para poder ver, casi tan bien como yo, la pasión con que se entregaba el animalito a su sabrosa labor, deslizando su larga y áspera lija por toda su intimidad.

El fuerte orgasmo que alcanzo la chiquilla, quizás el primero de su vida, la obligo a proferir tales gritos que Julia le tuvo que tapar la boca con sus manos.

A la distancia que me encontraba, no podía oír sus cuchicheos, pero no tuve ninguna duda acerca de lo que le pedía la pelirroja cuando vi que mi nieta dejaba en libertad sus bonitos pechos, para que su golosa amiga pudiera apoderarse de ellos, y mamar de sus lindos pezones, como si fuera un bebe, mientras continuaba, feliz, a la búsqueda del siguiente orgasmo.

Este le vino bien pronto, y tuvo que ser igual de intenso que el anterior, sino mayor, pues ni siquiera el adorable taponcito de carne que había dentro de su ansiosa boca logro ahogar del todo los agudos alaridos que pego. La chica demostró ser insaciable, y aguanto, siempre chupando, y hasta mordiendo, los pechos de mi nieta, otros tres orgasmos mas, antes de que se rindiera, por fin, y aconsejara a su amiga que ocupara su lugar.

Julia no parecía demasiado convencida, pero dejo que la pelirroja le terminara de despojar del bañador; permitiéndome, así, fotografiar, encantado, la pelusilla rubia que cubría su pequeño nido, y que apenas empezaba a ocultar el divino bostezo rosado donde comenzaba su intimidad.

Fácil lo tuvo, pues, Otelo, para lamer su dulce cueva, logrando, en solo unos instantes, que mi nieta jadeara de placer. Su amiga, en cuanto se hubo recuperado lo suficiente, se tumbo junto al solicito animal; porque, como de costumbre, no se quería conformar solo con mirar.

Así que fueron sus hábiles deditos los que, después de explorar a conciencia todo lo que escondía Julia entre las piernas, se encargaron de separar sus pétalos de rosa, para que la áspera lija de Otelo profundizara aun mas a fondo en su cueva virginal. El resultado fue inmediato, y mi cándida nieta pronto rugió de gozo, en mitad de un fuerte orgasmo.

La pelirroja, sabiendo que sus pequeños senos no servirían de gran cosa para acallar sus gemidos, sepulto con sus labios los de su amiga, logrando así amortiguar sus suspiros. Debió de gustarle el beso, pues no separo sus labios de los de ella hasta un buen rato después de que Julia acabara de gozar. Y tampoco debió de desagradarle a mi nieta, pues acepto, complacida, la boca de su amiga, cuando ya iba camino de otro orgasmo. Esta vez la pelirroja también se apodero de uno de sus pechos, el cual acaricio, cariñosa, mientras duro el beso.

El segundo orgasmo de mi nieta fue tan violento y salvaje que esta enlazo con sus piernas la cabeza del animal para que este profundizara todavía mas con su lengua.

Esto ultimo no debió de hacerle mucha gracia al perro, pues según alcanzo mi nieta el ultimo orgasmo, y separo las piernas, el afortunado chucho se aparto de ellas, meneando la cabeza y no muy convencido con lo que estaba pasando.

Julia, por su parte, estaba ya tan cansada que no le importo demasiado que Otelo se marchara, y siguió, tumbada sobre la fresca hierba, abrazada a su amiga, hasta que recupero el resuello.

Ni que decir tiene que aproveche esos instantes para gastar los pocos carretes de fotos que me quedaban disponibles mientras las dos pequeñas ninfas permanecían totalmente desnudas, reposando boca arriba sobre el césped, con las piernas totalmente separadas, rezumando fluidos por sus virginales orificios, mientras se acariciaban mutuamente.

Mi amigo se volvió loco de contento con las fotografías que le lleve, asegurándome que haría estupendas ampliaciones con varias de ellas.

Y no era él solo el que estaba feliz, yo estaba tan asombrado de mi buena fortuna que casi me daba pena que mi pierna se estuviera curando. Y eso que aun faltaba lo mejor.


Capitulo 3: F, ZOO, V, C


Para evitar que me sorprendieran mientras hacia las fotos solía cerrar mi habitación con llave.

Cada vez que hacia esto asomaba un pestillo por el exterior, informando a mis familiares que el viejo incordio permanecía recluido en su cubil. Pero, al mismo tiempo, me permitía espiar sus andanzas por la cocina con solo apartar la llave de la cerradura.

La vista no era nada del otro mundo, pues solo alcanzaba a ver el fregadero de platos y parte de los fogones; pero, al final, fue mas que suficiente. He de reconocer que fue por mera casualidad que descubrí que la amplia ventana que había delante del fregadero daba luz mas que de sobras para clarear cualquier vestido veraniego que se pusieran ellas.

Y, por ello, cada vez que oía fregar los platos me asomaba, para ver al trasluz la estupenda silueta de mi nuera, cuya espléndida figura me atraía sobremanera.

Por eso, cuando aquella mañana en concreto la vi bajar vestida tan solo con un cortisimo batin de raso, blanco, que apenas bastaba para velar el bonito camisón de dos piezas que ocultaba debajo, me apresure a encerrarme en mi cuarto, con la esperanza de que se pusiera a fregar la gran cantidad de cacharros que se acumulaban en el fregadero antes de que subiera a cambiarse de ropa; dado que al irse la pequeña Julia a jugar a casa de su picara amiga pelirroja, nos habíamos quedado los dos completamente solos en la casa.

Tuve aun mas suerte de la que me esperaba, pues no solo se puso a fregar los cacharros en cuanto termino de desayunar sino que, además, se quito el batin para no mojarlo.

Era una delicia ver la sombra de sus voluminosos senos moviéndose, en total y completa libertad, bajo el liviano camisón de dos piezas cada vez que se giraba un poco.

La duda de si tampoco llevaba bragas no la pude despejar hasta que intervino Otelo.

Este, quizás añorando la presencia de sus dos pequeñas amigas, y de sus suculentos regalos, entro en la cocina, por la puerta abierta; y, enseguida, se acerco a saludar a su ama del nuevo modo que había aprendido. Fue una verdadera pena no haber podido ver la cara que tuvo que poner mi nuera cuando el inteligente animal introdujo su hocico dentro de la amplia pernera del corto pantaloncito de su camisón.

Lo cierto es que no me esperaba una reacción como la que tuvo; aunque, conociendo a las hijas, debí suponer que la madre seria aun mas viciosa que ellas.

Mi nuera, en vez de apartarlo, separo todavía mas las piernas, para sentir mejor la húmeda lengua que yo veía salir de las fauces entreabiertas del animal, a una velocidad endiablada.

Francisca, supongo que temerosa de que yo pudiera salir de improviso, se dio lentamente la vuelta, hasta quedar frente a mi puerta.

Dejo así, grabada a fuego en mi mente, la sensual imagen de verla, apoyada con las dos manos en el fregadero, y las piernas bien abiertas, para acoger la áspera lengua de Otelo.

Su cara, arrebolada de deseo, era todo un poema; con sus mejillas, coloradas y sudorosas, mientras se mordía los labios para que no se oyeran sus apagados gemidos de placer.

Su agitada respiración hacia que sus rotundos globos se marcaran descarados en el camisón; donde los pezones, totalmente endurecidos por el deseo, se dibujaban perfectamente, amenazando con rasgar la fragil tela.

La húmeda lengua de nuestro amiguito estaba logrando que, poco a poco, se fuera transparentando un negro bosque, muy espeso y frondoso, en la entrepierna de mi nuera.

Los espasmos que acompañaron al violento, y silencioso, orgasmo fueron tan fuertes que hicieron asomar uno de sus pechos, casi por completo, a través de su amplio escote.

Francisca, bastante agotada, se dejo caer de rodillas al suelo, abrazándose a Otelo, no se si por cansancio o para agradecerle los servicios prestados.

El caso es que el hambriento perro parecía no tener bastante, pues pronto sepulto sus fauces en el generoso escote del camisón, alcanzando fácilmente los gruesos pezones que allí se cobijaban a duras penas.

Por suerte ella decidió bajarse los tirantes para facilitarle la labor, por lo que pude ver en directo como sus enormes pezones recibían los ásperos lameteos del animal mientras su dueña suspiraba gozosa. El perro iba de uno a otro sin descanso, degustando su rigidez.

Aun no me había repuesto de la impresión que me había supuesto el ver tan excitante escena cuando me di cuenta de que mi fogosa nuera animaba con gestos al amoroso chucho a que la siguiera por las escaleras mientras subía hacia su dormitorio.

Decidí que valía la pena arriesgarse y, armado con mi cámara de fotos, ascendí en pos de ella.

Entre la rigidez de mi pierna, y lo despacio que subí para que el ruido no me delatara, cuando llegue arriba ya estaban dentro de su habitación. Pero Francisca, con las prisas, no se había asegurado de cerrar con llave la puerta; y, con paciencia y sigilo, logre abrir una pequeña rendija, por la cual pude ver, y fotografiar, lo que allí estaba pasando.

Pues mi nuera, por fortuna, había escogido arrodillarse sobre la alfombra, en vez de usar la cama; y como esta estaba situada a un lado de la misma, frente al armario, me era posible usar los espejos de sus puertas para fotografiar impunemente todo el acto.

En las primeras fotos solo captaba los frenéticos empujes del animal mientras la poseía gozoso, enlazando sus patas delanteras en la cintura de mi nuera. Pero en cuanto me acostumbre a enfocar en los espejos pude sacar unos planos casi perfectos del cuerpo desnudo de mi viciosa nuera.

Incluso en algunas fotos logre captar, con total nitidez, como sus enormes pechos golpeaban violentamente contra la alfombra, llevados por el continuo vaivén; y, en otras, logre reflejar su cara sudorosa, con los ojos entrecerrados, y la boca totalmente abierta en un continuo jadeo silencioso, cuya expresión de lujuria, y placer, merece mejores palabras de las que se pronunciar.

Solo cometí un grave error, y fue el de no llevar la cuenta de las fotos que saque.

Así, cuando el carrete termino, y se inicio el rebobinado automático, el ruido que produjo hizo que mi nuera abriera los ojos como platos, y me viera reflejado en el espejo.

No espere a que acabara el coito y me marche, lo mas aprisa que me permitió mi pierna fastidiada, a la casa de mi amigo, donde permanecí hasta que este me dio una copia del carrete, guardándose los negativos, ya bien entrada la noche.

La cena, a mi regreso, fue de lo mas incomoda, con un sinfín de miradas de reojo por las dos partes, aunque ambos permanecimos, como de costumbre, sin dirigirnos apenas la palabra.

Finalmente me pregunto, por lo bajo, si le iba a decir algo a mi hijo; y respiro, bastante aliviada, cuando le asegure que no.

Después me pidió las fotografías, y yo le dije que solo se las daría si se portaba bien conmigo.


Capitulo 4: f/f, ZOO, EX, V, C


Las enormes ojeras que lucia a la mañana siguiente me permitieron comprender que se había pasado bastantes horas pensando en lo que debía hacer; y su forzada sonrisa, la primera que le veía en muchos años, me declaraba vencedor absoluto del primer asalto.

Los primeros días me conformaba solo con pequeñas victorias, como que preparara las comidas que mas me gustaban o que se trajera mis películas de vídeo favoritas; pero pronto decidí que no era suficiente pago por los negativos.

En realidad fueron las perversiones de la pequeña Julia las que me estimularon lo bastante como para atreverme a mas con su madre.

Desde que el perro la había hecho alcanzar el orgasmo la chiquilla ya no se conformaba con sentir su lengua solo en los pechos; y, a la que podía, se quitaba las bragas, para repetir la experiencia.

Ahora solía bajar a darle el desayuno vestida solo con un corto batin, bajo el que no llevaba nada mas. En cuanto Otelo acababa de comer, lo obligaba a entrar en la caseta y, arrodillada frente a la entrada, se lo habría de par en par.

Así este no dejaba ninguna prueba mientras saboreaba cómodamente las zonas mas sabrosas de su cuerpecito; y ella se podía aferrar al tejadito, para que las convulsiones que tenia cada vez que alcanzaba alguno de sus violentos orgasmos no la tiraran al suelo.

Yo, aunque disfrutaba horrores viendo lo bien que se lo pasaba la chiquilla, apenas podía sacar una o dos fotos en condiciones, dada su postura, por lo que decidí ver hasta donde llegaba la sumisión de mi nuera, mientras esperaba impaciente el regreso de mi otra nieta.

Así que, esa mañana, cuando la oí bajar las escaleras, dispuesta a marcharse de compras, la intercepte en el salón.

Llevaba puesto un precioso vestido blanco y rosa al que solo veía un inconveniente, que se le marcaba demasiado el sujetador. Conseguí que se pusiera bastante colorada cuando se lo dije; pero, afortunadamente, se limito a quedarse rígida cuando comencé a soltarle los botones, con animo de despojarla de lo que consideraba un estorbo. Por supuesto que acaricie sus grandes globos, durante algunos minutos, con mucha delicadeza, mientras los liberaba de su incomodo encierro.

Admirando, ahora al natural, su espectacular firmeza y volumen; así como la extraordinaria sensibilidad de sus gruesos pezones de color canela, que enseguida se endurecieron bajo mis dedos.

Cuando, pesaroso, termine de abrochar su vestido veraniego fui el primero, de los muchos, que ese día pudo admirar lo deliciosamente que se transparentaban sus amplias aureolas oscuras en el fino tejido. Cuando mi nuera regreso, algunas horas después, aun estaba mas colorada que cuando se fue, y la espectacular forma en que se le marcaban ahora sus dos endurecidos pitones en la tela no me dejaban otra opción que pensar que ella había disfrutado con la experiencia mucho mas de lo que yo podía imaginar.

La mejor prueba de lo que digo esta en que no solo comió con nosotros vestida así, sino en que apenas termino se marcho otra vez a la calle a continuar con sus compras, sin que tuviera que pedírselo esta vez.

Cuando por fin regreso, casi a la hora de la cena, yo la estaba esperando, desde hacia bastante rato, en la puerta de su cuarto, deseoso de volver a ver su espectacular cuerpo desnudo.

Por ello se que soy el único de la familia que sabe que aquella noche ella regreso con dos botones rotos en el vestido... y sin las bragas; pues se desvistió por completo, y en silencio, frente a mi.

Mientras lo hacia no me moleste siquiera en preguntarle quien, o quienes, eran los responsables de los espectaculares chupetones y mordiscos que empezaban a aflorar por toda la superficie de sus pálidos senos, ya que sabia que antes o después me lo terminaría por contar.

Francisca, que sabia tan bien como yo que mi viejo cañón, vencedor de innumerables batallas, llevaba ya bastantes años fuera de servicio, permitió que mis arrugadas manos exploraran a fondo todos los rincones de su cuerpo, sin hacerme ninguna objeción.

Así fue como averigüe que los cuernos de mi hijo eran ya un hecho indiscutible; pues no solo la humedad de su oscura gruta evidenciaba que había sido una tarde de lo mas divertida, sino que los abundantes restos de semen que apelmazaban su vello pubico, y que asomaban hasta por su entrada trasera, evidenciaban que el acto sexual había sido de lo mas completo, y reiterado.

No quise correr el riesgo de que algúno de mis familiares me sorprendiera en una situación tan sospechosa y comprometedora; así que me marche en seguida de su alcoba, lo mas sigilosamente que pude, dejando que ella se duchara a conciencia, rápidamente, para eliminar la mayor parte de las pruebas de lo sucedido.

Pero antes de irme aun tuve la desfachatez de ordenarle que se vistiera con un mínimo de ropa al día siguiente, cuando bajara a desayunar.

El desayuno del día siguiente fue memorable, pues el corto kimono de ducha que lucia aquella mañana era tan reducido que en cuanto realizaba cualquier gesto nos enseñaba, a su hija pequeña y a mi, como unos espectadores inocentes, alguna parte del cuerpo desnudo que había debajo.

En cuanto mi nietecita se fue al jardín a dar de comer al perro su comida, y su cuerpo, hice que Francisca se pusiera de pie a mi lado, para saborear su fresca almeja como postre.

Ella, totalmente colorada, permitió que le demostrara que sabe mas el diablo por viejo que por diablo, pues mi habilidosa lengua la llevo al borde del orgasmo con relativa facilidad.

Con toda la intención del mundo preferí detenerme antes de que alcanzara el clímax.

Pues, aunque sabia que la viciosa de mi nieta tardaría todavía algún tiempo en volver a entrar decidí dejar a mi nuera así, insatisfecha, con la esperanza de que sus andanzas de esa mañana fueran todavía mas libidinosas que las del día anterior.

El motivo no era otro que el tener esperando cerca de la puerta de la casa, desde hacia ya un rato, a mi amigo el fotógrafo, con quien había estado hablando la noche anterior por teléfono, largamente, de lo bien que se lo pasaría si la espiaba durante el día de hoy, compartiendo conmigo después sus descubrimientos.

Francisca, en cuanto le ordene que se pusiera un vestido sumamente fresquito para dar un paseo subió, todavía azorada, a su dormitorio; del que bajo, un rato después, lista para la acción.

Digo esto porque la camisa blanca de botones que llevaba no dejaba lugar a la imaginación, ya que se veían, con toda nitidez, sus magníficos pechos desnudos bajo la tela, con sus deliciosos pezones bien visibles. Su minifalda, que apenas si le cubría medio muslo, era de esas de mil pliegues, lo que hacia augurar que en un día de ligero airecillo como el que teníamos, serian muchos los afortunados en constatar el ridículo tanga transparente que llevaba por toda ropa interior.

Mientras le alzaba la minifalda para constatar estos ultimos hechos supe, por la humedad delatora que empapaba sus braguitas, que su deseo seguía estando insatisfecho, como yo quería.

La expresión de felicidad que se le escapo a mi nietecita al saber que se iba a quedar sola toda la mañana me hizo suponer que, por fin, podría hacer unas fotos de calidad.

Por eso, en cuanto nos quedamos solos, le dije a Julia que no me encontraba del todo bien, y que me iba a volver a acostar hasta el mediodía; y que procurara por tanto jugar con su amiga en el jardín, para no alborotar dentro de la casa.

A la media hora ya estaban las dos junto a la caseta de Otelo, dispuestas a disfrutar como locas de su pasatiempo favorito.

Yo empece a sacar fotos en cuanto vi a la pelirroja desnudarse, presurosa, para poder ayudar después a mi picara nieta, mientras empezaba ya a acariciar, sin ningún pudor su delicioso cuerpecito; gastando, casi de seguida, el primero de la docena larga de carretes que utilice aquella mañana.

Fue la pequeña pelirroja la primera en tumbarse boca arriba sobre la hierba, abriendo sus piernas prácticamente del todo para mayor gloria de mi cámara, y provecho del animal; quien, sin dudarlo, empezó a disfrutar de su virginal ofrenda.

Otelo debía de haber mejorado mucho su técnica lingüística, pues la chica mas que saborear mordisqueaba ansiosa los suculentos senos que mi amable nietecita introducía, alternativamente, dentro de la insaciable boca de su amiga. Tanto se quejo Julia de los dolorosos mordisquitos que le propinaba la pelirroja que esta le suplico algo en voz baja.

Mi nieta, avergonzada, se negó una y otra vez a los requerimientos de su amiguita, hasta que los gemidos de esta alcanzaron tal intensidad que no tuvo mas remedio que acceder a sus caprichos antes de que estos alertaran a todo el vecindario.

La pelirroja quería, ni mas ni menos, que descubrir a que sabia aquello que tanto le gustaba a Otelo; y, en cuanto mi nieta se acomodo, arrodillándose sobre su cara, introdujo su lengua, ansiosa, en la intimidad de Julia. Debía de hacerlo realmente bien, pues mi nietecita se tuvo que morder su propia mano para que no llegaran hasta mi habitación los fuertes suspiros que emitía cada vez que la otra lamía su inmaculada gruta.

No abandonaron esta posición hasta haber alcanzado un par de orgasmos cada una, momento en el cual, derrotadas sobre el césped, vieron, quizás por primera vez, el rosado dardo que asomaba, belicoso, en la entrepierna del perro.

Fue la picara pelirroja la que animo a mi nieta a que jugaran con tan curioso aparato, emitiendo jocosos cuchicheos al tiempo que lo toqueteaban. Otelo, rígido como una estatua, permitía que sus delicadas manitas exploraran su afilado estilete.

No pude ver bien cual de las dos libidinosas fue la primera que se lo llevo a los labios, pero pronto pude fotografiar como ambas se disputaban el dudoso placer de introducirse aquel largo miembro dentro de sus calidas boquitas.

Fue a Julia a la que le correspondió el dudoso honor de ser la primera de mi familia en saborear el espeso esperma de Otelo, cuando este eyaculo, abundantemente, en el interior de su boquita; pues cuando la pequeña viciosa, asombrada, se aparto, ya la tenia llena de esencia.

Curiosamente debió de gustarle mucho su raro sabor; ya que, aparte de tragárselo todo, se relamió los labios en busca de lo que había desbordado por la comisura de sus labios, mientras aconsejaba a su asombrada amiga que no desaprovechase los últimos restos que aun manaban.

La pelirroja, atrevida como era, hizo caso de mi nieta, y lamió, ansiosa, su aparato, hasta convencerse de que estaba completamente limpio.

El resto de la mañana transcurrió de igual forma, dejando que Otelo lamiera de una y de otra hasta que sus flujos provocaban la erección del miembro, momento en el cual las dos lindas picaronas se abalanzaban sobre el animal, devolviéndole el favor, gustosamente, hasta que este eyaculaba de nuevo, dentro de la boquita de una de las dos; que absorbía, golosa, todo lo que manaba de su manguera. A media mañana tenían a Otelo tan cansado que opto por retirarse, abandonando el incruento campo de batalla, y el jardín, mas satisfecho que nunca.

Las pequeñas, bastante agotadas por el momento, reposaron sobre el césped, totalmente desnudas, para mi cámara, hasta recuperar sus fuerzas. La pelirroja, viciosa como era, en cuanto se repuso lo suficiente se dedico a acariciar, y besar, el cuerpo de mi nieta.

Esta permaneció pasiva hasta que la boca de su amiga se adueño, de nuevo, de su cueva; entonces, y para no ser menos, ella hizo lo propio con la suya, realizando ambas un sesenta y nueve de antología.

Fue casi al mediodía cuando las dos fieras, ya completamente satisfechas, decidieron darse un baño en la piscina, para limpiar el sudor que perlaba sus cuerpecitos.

Mi nuera, que regreso, bastante acalorada, casi a la hora de comer, estaba tan agotada que apenas picoteo de su plato, marchándose directa a la cama apenas termino el frugal almuerzo.

Yo, que había alzado su minifalda, en un pequeño momento de intimidad, ya sabia que su pícaro tanga también había desaparecido en algún fogoso combate amoroso del que aun le quedaban bastantes restos de semen, rezumando incluso por sus dos dilatados orificios.

Así que aproveche que aquella tarde no le quedarían fuerzas para ir a ninguna parte y me fui a ver a mi amigo el fotógrafo, para entregarle todo el material nuevo, y para saber que había hecho ella esa mañana.

El Peli FOTOS

El Mejor Amigo de mi Familia - 1ª Parte

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Mi amigo se mostró tan entusiasmado con los nuevos carretes que le llevaba como de costumbre, y me contó que su seguimiento había sido en verdad muy breve.

Pues mi nuera solo cogió el autobús, después de usar una cabina publica para hablar con algún desconocido, marchándose a continuacion casi a las afueras de la ciudad.

Allí, junto a un viejo edificio abandonado, le esperaban tres jóvenes con bastante mala pinta.

Uno de los cuales se acerco a ella y, con toda confianza, sello sus dulces labios con los suyos, estrujándole los senos mientras duraba el largo beso apasionado.

Después, abarcándola por la cintura, la llevo hacia el interior, donde pasaron el resto de la mañana.

Lo ultimo que vio fue como los chicos le alzaban la minifalda al entrar, para ver su ropa interior.

No quise esperar a que me revelara las fotos y, con la información obtenida, y tras darle algunos negativos de su orgía con el perro, conseguí que Francisca me narrara lo sucedido estos dos días.

Por lo visto la mañana del día anterior, después de haber ido despertando el interés de los hombres con su escasa vestimenta, había terminado por encontrarse, en uno de los puestos del mercado, donde trabajaba con su padre, con un joven que había salido, durante una corta temporada, con su hija Carmen; que le había dejado, poco después, al darse cuenta de lo golfo que era.

Pues bien, él había aprovechado la oportunidad para ayudar a Francisca a llevar su compra a casa, mientras la devoraba con la mirada, como hacían el resto de los hombres con los que se cruzaba.

Mi nuera, a pesar de saber el sucio interés que sentía el joven por ella, desde los tiempos en que este pillo salía con su hija y la devoraba con ojos cargados de lujuria, accedió a que la acompañara.

El muy pícaro, sabedor de que no tendría jamas una oportunidad mejor que la presente, aprovecho la masificación del autobús para incrustar, y despues restregar, su endurecido aparato en el amplio trasero respingón de mi nuera.

Luego, al percatarse de la pasividad de esta, decidió arriesgarse del todo.

Así que había estado el resto del viaje amasándole los pechos por encima del vestido, con muy poco disimulo, jugando con sus endurecidos pezones hasta que ella se bajo del autobús.

El chico, que debía seguir el recorrido, bastante a su pesar, le dijo que si quería mas de lo mismo que volviera por el mercado, que ya se encargaría de darle lo que le hacia falta.

Como ya supondrán Francisca, muy excitada, regreso esa misma tarde; y el chico, que ni siquiera la esperaba, vio el cielo abierto. Cerro el puesto al instante e hizo que mi nuera le acompañara a la vieja casa abandonada que vio mi amigo.

Dentro de la casa se encontraban dos de los amigachos del joven tomando cerveza, a los que este, generoso, invito a la orgía. Francisca, que no había pensado siquiera en tal posibilidad, se negó en redondo, tratando de huir. Fue en el forcejeo que se produjo mientras los tres jóvenes la violaban por todos sus orificios donde perdió los dos botones del vestido, y le rompieron las bragas.

No me quiso dar mas detalles, pero es lógico suponer que no se lo debió de pasar tan mal con los muchachos cuando volvió a repetir la escena al día siguiente.

Yo me pase el resto de la tarde, y algunas horas de la noche, pensando en como podía sacar provecho a toda esta información, ya que veía en estos sucesos la oportunidad de hacerle a la soberbia de mi nieta Carmen, que estaba a punto de regresar del campo, las fotos comprometedoras que tanto ansiaba tener.

La solución me vino a la cabeza de pronto, al acordarme de la cámara de vídeo subacuática que tenia mi amigo en su casa, cedida por un buzo conocido suyo para que le reparara una pieza rota.

No se molesto lo mas mínimo cuando le desperté de madrugada para exponerle mis planes, y me aseguro que a la mañana siguiente vendría con ella lista, para ayudarme a instalarla en la piscina.

Al día siguiente solo tuve que desprenderme de uno de los negativos comprometedores para que mi nuera accediera a ir al mercado, para invitar a sus nuevos amigos a que pasaran la tarde con ella en la piscina; a lo que accedieron de mil amores.

Nos costo varias horas lograr meter la cámara a través de una de las salidas de agua, para que no se viera, pues el dispositivo de encendido por movimiento apenas si entraba.

No hacia ni media hora que se había ido mi amigo cuando oí llorar a alguien, desconsoladamente, en el jardín. Salí, lo mas rápido que pude, a ver que era lo que le pasaba a las pequeñas; y una vez junto a la caseta comprendí que era algo que tenia que pasar antes o después.

La pequeña Julia, a cuatro patas sobre el césped, seguía abrazada todavia a su asustada amiga pelirroja, completamente desnudas las dos, mientras Otelo la penetraba fogosamente por detrás, aferrado a su estrecha cintura para que no se le escapara la inocente presa, después de haber roto violentamente su virginidad.

Con palabras sosegadas fui calmando poco a poco su lloro, al tiempo que aconsejaba a su amiga que le siguiera acariciándole los pechos, como hacia yo, de mil amores, para que el placer superara al dolor.

La joven pelirroja se aplico con un entusiasmo similar al mío, y nuestras caricias combinadas pronto lograron su objetivo.

Cuando Otelo por fin eyaculo y se salió de su interior, mi nieta había alcanzado un par de fuertes orgasmos, que la compensaban, aunque solo en parte, de la perdida de su pubertad.

Después de comprobar que apenas habían salido unas gotas de sangre del himen perforado, y que la pequeña se encontraba totalmente bien, les ordene que se vistieran las dos, con la enorme satisfacción de saber que ya las tenia por completo en mi poder. Pues no quise desaprovechar la inusitada oportunidad y les asegure mi silencio, a cambio de algunos favores personales.


Capitulo 6: 5M/F, 5M/f, V, EX, C


El primero de los cuales seria entretener, aquella tarde, a los nuevos y jóvenes amigos de su madre, dentro de la piscina, entreteniéndolos todo lo que hiciera falta para que no salieran fuera.

Francisca, al informarle yo de la novedad, no se mostró muy conforme, pero cambio de opinión cuando vio que el pícaro exnovio de su hija se presentaba con cuatro amigotes suyos, dos de los cuales le eran completamente desconocidos.

Mi nuera, sabedora de lo que se le venia encima, los llevo, presurosa, al jardín, con la esperanza de que la presencia de las chiquillas mitigara el ansia que veía reflejada en los ojos de todos ellos.

Ella era consciente de que el provocativo atavío que yo le había obligado a ponerse para recibirlos, una simple camisa de botones atada a la cintura sobre el bikini, solo servia para acentuar sus ganas de juerga.

Por eso procuro darse bastante prisa en salir, porque las manos que empezaban a explorar su cuerpo mientras andaba le decían bien a las claras el futuro que le esperaba como no se apresurara.

Por suerte para Francisca fuera la esperaban ya mis dos pequeñas aliadas tomando el sol, pues ambas tenían orden expresa de no meterse en el agua hasta que estuvieran con sus amigos, no fuera que conectaran la cámara antes de tiempo.

Estos, debido a la presencia de las niñas, decidieron quedarse también en bañador, como mi nuera.

El diminuto bikini que llevaba les excito aun mas, convenciéndola, enseguida, para meterse en el agua, donde sus sucios manejos quedarían bastante ocultos.

Ocultos para los ojos de las dos pequeñas ninfas que, acaloradas, ya compartían la piscina con ellos; accediendo, de mil amores, a jugar con unos chicos tan mayores, tan simpáticos, y que parecían pasárselo tan bien en su compañía. Pero yo tenia la esperanza de que la cámara grabara, durante algo mas de dos horas, todo lo que sucediera bajo las aguas; y que, a juzgar por el barullo que veía desde la cocina, debía de ser espectacular.

Me lleve una pequeña desilusion cuando, apenas pasada una media hora, mi nuera se salió de la piscina y, en compañía del exnovio de Carmen, y de dos amigos mas, subió a su cuarto, después de secar su cuerpo, y su escueto bikini, con una toalla.

Yo, escondido de nuevo en mi habitación, solo pude ver, a través del hueco de la cerradura, como pasaban, alegres y presurosos, por la cocina, camino del dormitorio.

Eso si, Francisca llevaba ya los pechos al aire, para que todos pudieran saborearlos a placer.

Alrededor de una hora después bajaron dos de los jóvenes, que enseguida estuvieron en el agua, acompañando a sus dos amigos en los juegos que estos tenían con las pequeñas.

Debían de estar pasándoselo bien con ellas, pues aun tardaron un rato en hacer el relevo.

Luego, mientras pasaban por la cocina, oí como uno le comentaba al otro, entre risas, que si las hijas eran así de golfas estaba deseando tener a la madre en sus manos.

Después de pasar mas de una hora encerrados arriba con mi nuera bajaron todos, para darse un ligero chapuzón, y recoger a sus dos amigos.

En vista de que mi nuera no les acompañaba subí hasta su alcoba, para ver que tal se encontraba.

Mi nuera estaba desnuda, todavia rezumando esperma por todos sus abiertos orificios, y totalmente agotada, despatarrada sobre una cama que reflejaba bien a las claras la dureza del combate que allí había tenido lugar. Su trasero y sus pechos tenían tantisimos hematomas que no sabia que tipo de excusa podría darle a mi hijo cuando los viera.

Apiadándome del estado de Francisca le entregue todos los negativos que me quedaban, menos el mas comprometedor, que lo guardaba para la jugada final.

Al bajar me asombre de que los jóvenes continuaran en la piscina con las niñas; pero, en cuanto me vieron, se apresuraron a recoger sus cosas, e irse.

Las pequeñas pilluelas, bastante coloradas, me aseguraron que se lo habían pasado realmente bien, y se fueron también, a casa de la pelirroja, en cuanto les di permiso.

Me costo bastante esfuerzo sacar la cámara de su escondite, pero pense que pasaría una tarde agradable en casa de mi amigo viendo lo que allí se había grabado.

Y vaya si me lo pase bien. Al principio, con tanta gente en el agua, uno no sabia adonde mirar, hasta que apareció mi nuera, y su reducido bikini azul se lleno de manos.

No se conformaron con amasar toda la carne que escapaba de la prenda, y pronto vimos unos preciosos planos de sus bellas ubres flotando bajo el agua en total libertad.

La verdad es que apenas veíamos su cuerpo, pues las manos de los chicos no dejaban de ocultarnos las grandes colinas que amasaban y estrujaban.

La mejor imagen fue la que vimos cuando un avispado le aparto la parte inferior del bikini; pues así pudimos ver, claramente, el oscuro bosque que albergaba la acogedora cueva donde el chico tenia metidos los dedos. El afán con que este tipo exploraba sus grutas debió ser lo que motivo que Francisca abandonara la piscina, junto con sus tres primeros amantes, para continuar el combate en su dormitorio. Por lo que oí comentar luego a los otros dos chicos supuse que aun faltaba algo interesante por ver, y la verdad es que no me equivoque.

Ahora que solo quedaban cuatro personas jugando en la piscina el agua se veía mas nítida, apreciándose mucho mejor el enorme contraste que había entre el bikini de lacitos de la pelirroja, que apenas si tenia carne que tapar, y el bañador de mi nieta, que se las veía y deseaba para sujetar los abultados globitos de Julia en su interior.

También los jóvenes se habían percatado de los suculentos manjares que tenían a su alcance, y pronto se vio como algunas manos, cautas al principio, se aferraban a ellos, mientras jugaban a las peleillas y se hacian ahogadillas los unos a los otros.

Al ver que ni mi osada nieta, ni su picara amiga, se rebelaban ante sus manoseos, estos fueron en aumento. El bikini de la pelirroja pronto estuvo mas tiempo quitado que puesto, pues descubrieron que se las dejaba tocar, y besar, de mil amores.

Julia tardo algo mas, pero también se encontró pronto con el ajustado bañador enrollado en el estomago, mientras sus nuevos amigos tocaban sus meloncitos, con toda comodidad. Cuando, un buen rato después, creyeron que las tenían a punto, empezaron a hurgar en sus entrepiernas.

Mi pobre nieta, que aun tenia fresco lo sucedido por la mañana, solo les dejo ver su rosada cueva, negándose en redondo a que metieran sus dedos en ella.

Al contrario que su frívola amiguita pelirroja, que pronto se encontró con el alegre bikini infantil enredado de cualquier manera en sus rodillas, mientras las manos de su joven galán desconocido exploraban todo su interior.

Apenas si tuvo tiempo de lograr su propósito; pues, por las prisas con que ambas se volvieron a colocar bien sus bañadores, supuse que acababan de ver a los chicos que venían a hacer el relevo.

No me equivocaba y pronto fueron cuatro los cuerpos que se enredaban con los de las dos viciosas.

Los que se iban, deseosos de que sus colegas se percataran del increible chollo que alli tenían, aun permanecieron unos minutos en el agua, logrando sin grandes esfuerzos que las pequeñas volvieran a quedarse con sus palidos torsos desnudos.

Cuando estos se marcharon los que quedaban en el agua ya no permitieron que las pequeñas se volvieran a tapar; y, aunque estaban ya bastante desfogados, se las fueron pasando jovialmente de uno a otro, mientras las toqueteaban a placer, hasta decidir con cual se quedaba cada uno.

El mas osado de los chicos saco a la viciosa pelirrojita fuera de la piscina, dejando solo sus pies, bien separados, bajo el agua, con el bikini enroscado malamente en uno de sus tobillos, mientras él, bien acomodado entre sus piernas, supongo que degustaba su dulce conejo.

El otro, mas sosegado, se dedico a disfrutar de los tiernos meloncitos de mi nieta, acariciándolos, y saboreándolos, sin descanso. Cuando ambos hubieron recuperado sus fuerzas decidieron que ya era hora de que las pequeñas descubrieran lo que diferencia a los hombres de las mujeres y, tras despojarse de sus bañadores, pusieron en sus manitas sus rígidos rígidos y gruesos aparatos.

La pelirroja demostró ser bastante hábil en los trabajos manuales, a diferencia de mi nieta, pero las dos se dieron bastante maña en aprender a manejar los rígidos bastones que tenían entre sus manos.

Fue la pelirroja la primera en conseguir que surgieran largos chorros de esperma de la manguera de su joven maestro, que flotaron majestuosos en el agua. Mi nietecita tardo algo mas, pero también obtuvo su recompensa.

No hacia mucho que habían terminado sus clases de anatomía cuando bajaron todos los chicos del dormitorio de mi nuera, deseosos de refrescarse, y de ver algo nuevo.

Esto ultimo quedo bien patente, a pesar del follón que liaron al entrar todos en el agua, cuando las dos pequeñas, despojadas por completo de sus bañadores, fueron pasando de mano en mano.

Pronto hicieron una especie de circulo, por donde iban rotando las dos chiquillas, recibiendo besos y magreos de cada uno de ellos.

Luego dejaron que mi nieta hiciera el muerto, para que un par de ellos pudieran disfrutar a fondo de su pechuguita y de su rostro encantador. Los otros tres jovenes, por su parte, se divertían de lo lindo con su amiguita; pues, mientras uno la sujetaba por el torso, deleitándose con todo lo que quedaba a su alcance, sus incansables colegas separaban todo cuanto podían sus palidas piernas, para masturbarla con comodidad. Dado el montón de manos que actuaban a la vez, suponemos que ambos agujeritos alojaron invitados.

La mejor prueba de lo que decimos es que la ultima imagen que quedo registrada, antes de agotarse la batería, fue la de la pelirroja, con el culito en pompa, meneándose mientras alguien metía un dedo, reiteradamente, en su acogedor orificio posterior.

La pena es que no se vieran los sucesos de la superficie, pues estoy seguro de que las dos pequeñas entregaron sus bocas a los desconocidos con igual pasión que el resto de su cuerpo.


Capitulo 7: f/f, ZOO, V


Carmen, conforme a lo previsto, regreso de su excursión campestre al día siguiente, luciendo un precioso moreno, aun mas intenso del que tenia antes. Ademas seguía exhibiendo su exuberante anatomía de una forma realmente descarada, como tenia por costumbre, usando un tipo de ropa que apenas si merece ese nombre.

Pronto me di cuenta de que la pequeña Julia desde que fue poseída por Otelo le había cogido un cierto respeto al fogoso animal; y ahora, por primera vez, solía ponerse unos pantalones cortos cuando salía al jardín a darle de comer.

Seguía dejando que saboreara sus pechos cada vez que se quedaban a solas, pero ahora era su hábil manita la que se introducía por la cremallera del pantaloncito para hurgar en su húmeda almejita, hasta alcanzar el orgasmo.

Además mi nuera, como castigo por haberla metido en todo este follón, tampoco dejaba que el animal entrara en casa, por lo que el pobre chucho andaba algo desesperado, loco por volver a satisfacer sus deseos con alguna hembra de mi familia.

Por eso la llegada de Carmen le vino tan bien al simpático chucho, porque volvía a tener la posibilidad de lamer las dulces cuevas que tanto le gustaban.

La misma tarde de su llegada, después de hacerle creer que me marchaba a visitar al medico, pude ver desde mi habitación como mi apetitosa nieta jugaba, gozosa, con el animalito, en el escondido trozo de jardín que había frente a su caseta, justo delante de mi ventanuco.

También Carmen debía de tener ganas de fiesta atrasadas de la montaña, pues cuando el inteligente Otelo empezó a lamerle la abundante carne que se desbordaba por su generoso escote, ella se quedo totalmente rígida, de rodillas, para que mi cámara captara, con total nitidez, la facilidad con que el inteligente perrazo alcanzo sus dos gruesos fresones, liberándolos en un santiamén del ridículo encierro de su camisetita de tirantes.

Mi nieta, dejándose llevar enseguida por el placer, se tumbo sobre la hierba, para introducir mas cómodamente una de sus manos bajo las frívolas braguitas que se veían asomar bajo la corta minifalda, y así poder masajearse la intimidad a conciencia.

Saque unas fotos maravillosas de la frívola escena, sacando unos primeros planos realmente increíbles de los lengüetazos que el bicho prodigaba a los morenos senos de Carmen; deslizando su áspera lengua una y otra vez por sus gruesos pezones, hasta lograr que se endurecieran como pequeñas piedras ante su roce enervante.

Pero, cuando llego hasta el fino olfato de Otelo el perfume embriagador de los efluvios íntimos de mi acalorada nieta, abandono las enormes golosinas que saboreaba para dirigirse, ansioso, hacia su jugosa entrepierna.

Por desgracia Carmen estaba bastante mas caliente de lo que yo podía suponer, y cuando sintió la áspera lengua del perro pugnando por invadir sus zonas privadas decidió llevar el juego hasta el final, llevándose a Otelo a su habitación para rematar la faena.

Esta vez no me acompaño la suerte, ya que la espabilada joven había cerrado su cuarto con llave, por lo que me tuve que contentar con oir a través de la puerta los apasionados jadeos y gemidos que emitía la zorrita durante el acoplamiento.

La muy cachonda no salió de allí hasta que oyó regresar a su madre de la compra, casi tres horas después, bajando con una cara de agotamiento, y felicidad, que solo ya sabia a que era debida.

Pero le duro poco su nuevo amante, porque mi hijo, ignorante de lo necesario que era el animal para la felicidad de su hogar, decidió llevarse a Otelo a casa de un amigo, durante unos días, para que se apareara con la perra que este tenia.

Lo que él no sabia es que el animal, pese a estar en la época de celo, había trabajado ya un montón de horas extras como semental, sin tener que salir de casa, y no era probable que le quedaran muchas fuerzas para aparearse. A mi su ausencia me vino bien, pues pensaba que había llegado el momento de sacarle a mis nietas las viciosas fotos que faltaban en mi colección.

La pelirroja volvió a convertirse otra vez en mi aliada, sin ella saberlo.

Digo esto porque al día siguiente, mientras las pequeñas aprovechaban la ausencia del perro para limpiar a fondo su caseta, enredo a mi nieta en uno de sus juegos.

La chiquilla, haciéndose pasar por un perrito, se adueño de la caseta; y, ladrando de alegría, se puso a lamer a su amiga como hacia Otelo.

Julia, siguiendole el juego, dejo que lamiera sus manos y sus brazos, mientras le acariciaba la cabeza; consintiendo, incluso en recibir algún lametón en la cara.

En cuanto la pelirroja metió la cabeza bajo la camisa de Julia empece a sacar fotos, pues me di cuenta de cuales eran sus aviesas intenciones.

Como ya suponía después de lamer sus pechos a conciencia se empleo a fondo con su intimidad hasta lograr arrancarle un fuerte orgasmo.

Julia no quiso ser menos y, por primera vez pude fotografiar como mi nieta masturbaba a su amiga; introduciendo, hábilmente, los deditos de una mano en su almejita, mientras hurgaba con la otra en su lindo culito, arrancándole fuertes gritos de placer.


Capitulo 8: ¿M/f, V, C


Pronto me asegure de que Carmen seguía tomando el sol en top-les apenas se enteraba de que yo no iba a estar en casa; pues no me hacia falta regresar de improviso, ya que tenia en Julia una espía que me informaba acerca de los movimientos de su hermana mayor, considerándolo solo un juego inocente, en el que no le importaba participar.

Francisca accedió a invitar de nuevo a sus apasionados amigos a la piscina, sin apenas rebelarse, a pesar de que no los había vuelto a ver desde la orgía anterior.

No solo me preocupe de que la cámara volviera a estar instalada en su escondite, sino que conseguí, con muy poco esfuerzo, que Julia y su amiga vigilaran que su hermana no se bañara antes de lo previsto, para no poner en marcha el rodaje.

Cuando se enteraron de que iban a volver por la casa los jóvenes de la otra vez se pusieron bastante nerviosas, pero las viciosas miradas de complicidad que se dedicaron me permitían augurar un resultado realmente espectacular.

Como muestra les diré que ambas aceptaron enseguida cuando les puse como condición, para participar el la fiesta, que debían permanecer en top-les, como su hermana mayor.

Julia fue la única que puso reparos, pues argumentaba que hacia ya un par de años que solo usaba bañadores, y que sus bikinis le vendrían pequeños; pero me basto recordarle lo mucho que me debía para que, colorada, aceptara todas mis exigencias.

Aquella tarde memorable me marche, junto con mi nuera, conforme lo acordado, nada mas acabar de comer, en busca de mi amigo; que esperaba, ansioso, junto a la esquina.

Solo regresamos cuando Julia nos abrió la puerta del salón, asegurándome que su hermana mayor ya estaba en la piscina, tomando el sol.

Ella, que solo se había puesto un batin para salir a abrirme, me acompaño hasta la cocina, desde donde comprobé que mi inocente víctima escuchaba música, como de costumbre, ajena a lo que le esperaba. A sus pies estaba la pequeña pelirroja, poniéndose crema en sus pálidos senos, que se veían bastante ridículos comparados con los soberbios cántaros de mi nieta.

Julia, se quito el batin delante mía, al ver que mi amigo se escondía en mi dormitorio, antes de reunirse con su amiga, mientras se volvía a quejar de lo mal que le quedaba su viejo bikini.

Yo no pude dejar de apreciar lo sensual que le quedaba este, ya que se incrustaba, deliciosamente, en su entrepierna; marcándose de una forma descarada toda su apetitosa rendija inferior, debido a que su bikini infantil no llevaba forro protector. Por detrás, como no podía ser de otra manera, prácticamente se convertía en un tanguita, pues desaparecía casi toda la tela dentro de su canalito.

Pase bastante nervioso la media hora que tuve que aguardar el regreso de mi nuera, escondido en mi cuarto, junto con mi amigo; pero cuando la oí entrar en la casa, acompañada de un montón de voces, supe que el gran momento había llegado.

El escándalo era debido a que la cuadrilla había vuelto a aumentar de numero, y esta vez eran siete fogosos muchachos los que acompañaban al antiguo novio de mi nieta

Mi nuera permaneció unos minutos en la cocina, indecisa, dudando si debía dejar que los bestias que la acompañaban llegaran junto a las chiquillas, que ya se comían con los ojos, o sufrir ella sola el asalto de los jóvenes, en la intimidad de su dormitorio.

No podía tardar en decidirse, pues los chicos, aprovechando que por fin estaban solos con ella, pronto empezaron a recorrer sus rotundas curvas con sus manos, buscando las aberturas idóneas para alcanzar cuanto antes sus objetivos.

Desde nuestro escondite pudimos observar como se agolpaban alrededor de Francisca, pugnando por meter sus manos bajo su liviano vestido a fin de apoderarse de todo lo que velaba su frívolo bikini, que apenas podía contener los abundantes encantos de mi nuera.

Me imagino que el recordar lo mucho que se jugaba, y el desconocer lo viciosas que eran sus dos hijas, y sobre todo su amiga, fue lo que decanto la situación.

En cuanto oímos como irrumpían en el jardín salimos los dos a la cocina, armados con nuestras cámaras, y muchos carretes, con el fin de no perdernos ni un solo detalle de todo lo que allí iba a acontecer.

Por de pronto Carmen, paralizada por la inusitada sorpresa, apenas tuvo tiempo de cubrir sus senos con las manos antes de que los chicos la rodearan. Como no se había llevado la parte de arriba del bikini tuvo que permanecer con los brazos cruzados, en un pobre intento de ocultar sus opulentos senos, mientras los chicos se iban quedando en bañador a su alrededor.

No se que explicación dio Francisca a la violenta situación, pero la verdad es que apenas si tuvo importancia.

Las dos pequeñas picaronas fueron las primeras en meterse en el agua con sus nuevos amigos, que pronto empezaron a jugar, gozosos, con ellas, y con sus cuerpos.

No tardaron mucho en acompañarlas Francisca y Carmen, pues creían que esta era la única forma de disimular el continuo acoso que sufrían por parte de los chicos que las rodeaban en la toalla.

La verdad es que los jóvenes estaban de lo mas lanzados, y pronto despojaron a mi bella nuera de la parte superior de su bikini, para que todas estuvieran igual.

Los juegos que practicaban con las pequeñas les sirvieron de excusa para jugar con las mayores, y pronto me di cuenta de que la grabación de ese día seria memorable.

Los ánimos se fueron caldeando poco a poco y, cuando apenas llevaban una hora dentro del agua, salieron dos de los jóvenes de la piscina, llevándose a las alegres chiquillas a jugar dentro de la casa, para que no vieran lo que iba a ocurrir.

Carmen y su madre debían de haber claudicado ya a su feroz acoso, pues dejaron que se fueran al interior sin decir lo mas mínimo.

Mi amigo y yo nos escondimos, apresuradamente, mientras pasaban los cuatro camino del cuarto de la pequeña, magreando sus pechitos mientras bromeaban con ellas.

Decidimos que seria conveniente que yo subiera a vigilar lo que sucedía arriba, mientras el continuaba sacando fotos de lo que pasaba en la piscina.

Como ya iba siendo habitual tuve la suerte de cara, pues los jóvenes habían optado por dejar la puerta abierta, para así oír si entraba alguien en la casa; esto me favorecía horrores, pues desde la habitación de Carmen tenia una panorámica casi completa de todo lo que pasaba en el interior del cuarto de mi nietecita.

Estos pícaros muchachos ya debían de haber toqueteado a conciencia a las dos pequeñas en la piscina, pues solo estuvieron unos minutos jugando con sus cuerpos antes de desnudarlas del todo.

Julia seguía negándose a que le tocaran la intimidad, por lo que su galán se tuvo que conformar con ver desnudo el rubio felpudito mientras seguía devorando su boca y sus lindos meloncitos.

La pelirroja, por el contrario, disfrutaba como una loca con los dedos de su amante incrustados en sus dos orificios, dejándose llevar a un orgasmo detrás de otro, mientras daba grititos de placer.

En compensación, cuando los viciosos chicos se quitaron los bañadores, mi nieta se apresuro a degustar el rígido bastón de su amigo, sorprendiéndolo gratamente. El joven apenas tuvo tiempo de darle un par de consejos antes de que mi viciosa nieta medio se atragantara con su esperma.

Luego la pelirroja, para no ser menos, se acoplo en un perfecto sesenta y nueve con el suyo, logrando que no se le escapara ni una gota de esencia cuando este eyaculo dentro de sus boquita.

Como hicieran la vez anterior, a la hora y pico aproximadamente aparecieron dos de los chicos que se habían quedado en la piscina, para hacer el relevo a los que estaban en el cuarto, divirtiéndose de paso con las niñas.

Por suerte los muchachos armaron tal alboroto mientras subían las escaleras que me sobro tiempo para esconderme dentro de la habitación, y evitar que me vieran.

Los que irrumpieron en la alcoba se encontraron con las dos crias arrodilladas a los pies de sus colegas, totalmente entregadas a la laboriosa tarea de volver a poner en forma sus largos y gruesos aparatos. Utilizando sus manos, y sobre todo sus dulces bocas de una forma realmente profesional, mientras sus amantes amasaban sus tiernos pechos, pellizcándoles continuamente los pezones.

Supongo que los recién llegados no esperaban encontrarse a las pequeñas picaruelas tan entregadas en dar placer, por lo que la sorpresa tuvo que ser mayúscula.

Los que ya habían disfrutado a fondo de las jóvenes se apresuraron a bajar al jardín, dispuestos a rematar la faena lidiando con las otras dos apetitosas hembras de la familia, dejando que sus asombrados amigos entretuvieran a las fierecillas de un modo similar al suyo.

Estos jóvenes, bastante desfogados tras la dura batalla que acababan de librar junto a la piscina, tuvieron que acariciar sus tiernos cuerpos durante un buen rato, antes de recuperar, nuevamente, toda su firmeza y vigor.

En su recuperación influyo, de manera decisiva, el ansia con que las dos chiquillas se apresuraron a devorar, golosamente, sus nuevos juguetes de carne, compitiendo por ver quien lo hacia mejor.

Para cuando los chicos lograron poner firmes sus enormes aparatos casi no me quedaban fotos que gastar, por lo que tuve que espaciar mucho el tiempo entre cada toma, para sacar el máximo provecho a las pocas que aun me quedaban, pues las escenas que allí se componían merecían ser plasmadas para la posteridad.

Gracias a esta precaución pude fotografiar como la joven pelirroja perdía también su virginidad.

Esta que, arrodillada en la cama, había estado lamiendo la dulce cueva de Julia, (mientras mi nieta devoraba el grueso miembro de su amante, tumbada bien abierta de piernas sobre el colchón) recibía, jubilosa, los dedos del otro chico, que se introducían en sus dos orificios con una facilidad en verdad pasmosa.

Hasta que este pillo decidió que había llegado el momento de colmar a la viciosilla del todo; y, apoyando su larga y rígida herramienta en la esponjosa entrada rosada de su intimidad, la embistió rudamente, incrustándole mas de la mitad del largo miembro en su primer empujón.

La pobre chiquilla, pese a tener los bajos bien lubricados, no estaba preparada para albergar un estoque de tales dimensiones, y gimió desconsoladamente, mientras su primer amante la desvirgaba sin contemplaciones.

Este chico no disminuyo la violencia de sus envites hasta que sus testículos no rozaron el suave vello pubico de su víctima, indicándole que había llegado ya al final de su calido recorrido.

Mi nieta, ignorante de lo acaecido, y llevada por su propio placer, enrosco sus pies al cuello de su amiga, por lo que sus quejas se ahogaron casi por completo.

Hasta que Julia, después de tragarse todo lo que deposito su amante dentro de su boquita, al mismo tiempo que la pelirroja le hacia alcanzar un orgasmo, se dio cuenta, por fin, de lo que pasaba.

Ahora permanecía rígida, con los ojos abiertos como platos, viendo como su amiga empezaba a mover las caderas, torpemente, para prolongar aun mas el intenso placer que empezaba a sentir. Pues poco a poco la chica fue cogiendo el ritmo, hasta alcanzar un fuerte orgasmo, el primero de varios consecutivos. Así, cuando el joven eyaculo, dentro de la pelirroja, esta aun jadeaba presa del ultimo clímax.

La ultima fotografía que eche aquella tarde fue la de las dos amiguitas besándose, amorosas, mientras sus amantes acariciaban satisfechos sus cuerpecitos sudorosos, explorando con sus dedos sus culitos virginales a conciencia... supongo que preparandolos para una proxima visita.

No mucho después subió un joven, bastante fatigado, a decirles que ya podían bajar todos a la piscina, que la fiesta había terminado. Yo, sigiloso, baje detrás de ellos, reuniéndome con mi amigo en la ventana de la cocina, para ver juntos el ultimo acto.

A él tampoco le quedaba ningún carrete sin utilizar, por lo que nos limitamos a contemplar como los jóvenes jugaban en el agua con las dos pequeñas viciosillas, que parecían incansables; a diferencia de su preciosa madre, y de mi deliciosa nieta mayor, que permanecían acostadas sobre las tumbonas del jardín, totalmente agotadas después de la violenta orgía.

No les importaba ya que todos viéramos sus divinos pechos desnudos, que permanecían, sudorosos e irritados, expuestos a los intensos rayos solares, y a las miradas, aun mas ardientes, de sus nuevos y entusiasmados amantes; que, al igual que nosotros, no se cansaban nunca de recrear la vista contemplando sus bellísimos paisajes agrestes.

A Francisca se le noto bastante, por la cara que puso, que no le hizo ninguna gracia que los chicos dejaran a las pequeñas sin el bikini; pero como estaba completamente segura de que a ninguno le quedaban fuerzas para abusar de las jovencitas, dejo que jugaran con sus cuerpecitos desnudos.

Mi amigo se fue el primero, ansioso por revelar las fotos que habíamos sacado, cuando ya los jovenes estaban empezando a vestirse.

Quedamos en que me reuniría a la mañana siguiente con él, en su casa, para ver juntos la grabación, y todas las fotos de la orgía, una vez que hubiera sacado la cámara submarina de su escondite.

Esa noche, como todas se acostaron temprano, presas del cansancio, no tuve ningún problema a la hora de sacar la cámara de dentro de la piscina.


Capitulo 9: ¿M/F, ¿M/f, V, C


Al día siguiente, conforme lo acordado, empezamos por ver lo que en ella se había grabado.

Esta vez, apenas meterse todos en el agua, ya estaban metiendo sus ansiosas manos dentro de los escuetos bikinis de las dos pequeñas amigas, mientras se las pasaban, alegremente, de uno a otro, como si solo fueran deseables balones de carne.

Aunque era estimulante ver con que facilidad se deslizaban sus largos dedos bajo los ridículos triángulos de tela, que a duras penas cubrían sus lindos bosquecitos, mi mirada siempre se iba a los adorables melones de mi nietecita, que casi nunca se podían ver con claridad debido al montón de manos que tenia siempre encima.

Eran tantas que solo pudimos obtener media docena de tomas buenas, en las que se apreciaba, bastante bien, como amasaban sus tiernas colinas, mientras le pellizcaban los puntiagudos pezones, al igual que hacían con los de su complaciente amiguita.

Pronto aparecieron también en el agua mi nuera y la tan deseada Carmen, con sus maravillosos pechos totalmente desnudos para la cámara.

Fue un autentico placer ver como los chicos despojaban audazmente a Francisca de la parte superior de su bikini, sin que apenas se resistiera a su ataque, para que su abundante delantera compitiera con los formidables globos de mi nieta; que flotaban, espectaculares, bajo el agua.

La pasividad de mi bella nuera facilito que sus nuevos amigos la incluyeran, gozosos, en los juegos que realizaban con las dos pequeñas picaruelas, arrastrando también así a Carmen a participar en sus inocentes peleillas.

Estas, como ya supondrán, eran una mera excusa para poder meterles mano por todas partes sin que se ofendieran demasiado; por lo que pronto pudimos ver como sus portentosas delanteras empezaban también a recibir algunos apretones, y hasta pellizquitos, cada vez de forma mas reiterada y descarada.

Lo cierto es que debido al barullo de gente ni mi amigo ni yo acertábamos a adivinar a que jugaban la mayoría de las veces, salvo en algunas ocasiones, como cuando las auparon como jinetes para pelear entre ellas.

Cada una de las contendientes, sentada a horcajadas sobre un chico, tenia que lidiar contra las demás, enfrentándose también a los otros dos jóvenes que cabalgaron sobre sus compinches.

La verdad es que el método de lucha de estos muchachos no era muy noble, pues pudimos apreciar por las fotografías que siempre se aprovechaban de los generosos globos de mis familiares para tirar de ellos o empujarlos con tal de hacerlas caer, acompañándolas casi siempre en la caída para seguir amasando sus senos con descaro bajo el agua.

Pero no solo ellos se divirtieron a costa de los pechos de Carmen y Francisca, pues en muchas ocasiones se veía claramente como la lujuriosa pelirroja se apoderaba de ellos, aprovechando el caos reinante en la piscina.

Las imágenes de la pequeña estrujando a manos llenas los espectaculares melones de mi nuera son dignas de mención especial.

Sin embargo, los frecuentes y aparentemente dolorosos tirones que daba siempre que podía a los gruesos y llamativos pezones de Carmen me hacían suponer que le guardaba algún tipo de rencor.

A Francisca, por ser la mas dócil, pronto le bajaron el bikini hasta las rodillas, para así manosear mejor sus oquedades; que albergaban, sin problemas, a la infinidad de ansiosos dedos que buscaban cobijo en su húmedo interior.

Cuando Carmen por fin cedió, y acepto que las multiples manos que la asediaban por todas partes se introdujeran también dentro de su bikini, fue cuando se llevaron a las dos pequeñas al interior de la casa.

Las escenas se volvieron bastante turbias a partir de entonces, pues era un autentico montón de manos lo que ambas tenían sobre sus adorables cuerpos, ya despojados de sus bikinis, que flotaron hasta el fondo de la piscina.

Por suerte pudimos salvar algunos planos, realmente magníficos, de las rosadas intimidades de ambas, con sus piernas bien separadas, cuando los ansiosos dedos de sus amantes abandonaban sus cálidos orificios, para dejar que otras manos ocuparan su lugar, y lo dejaban todo a la vista durante unos instantes.

Cuando los chicos sacaron a Francisca del agua, completamente desnuda, su adorable hija tardo bien poco en seguir su camino. El resto de la grabación no valía la pena, por lo que nos dedicamos a ver las fotos que había hecho mi amigo.

El, mejor fotógrafo que yo, había sabido captar a la perfección la composición de la orgía.

Sacando una serie de planos largos, para que se viera como cada una de ellas recibía a tres amantes a la vez, tumbadas una a cada lado de la piscina; y sacando el resto de las fotos en planos bien cortos, para que se apreciaran mucho mejor los detalles de los increíbles acoplamientos a los que ambas se entregaron.

Mi nuera demostró enseguida que había aprendido, a la perfección, como satisfacer a varios hombres a la vez, dejando que la poseyeran, simultáneamente, por sus dilatados orificios.

Tumbada de espaldas sobre uno de ellos, que la enculaba, gozoso, recibía entre sus piernas abiertas a otro muchacho, mientras el tercer chico incrustaba dentro de su jugosa boca su rígido estoque, amasando sus grandes globos entre los tres.

Pero Carmen era una alumna aventajada, y pronto supero la apurada técnica de su madre, logrando que sus tres amantes la compartieran sin problemas.

Ella, sentada sobre uno de los fogosos chicos, lo cabalgaba sin piedad, a un ritmo frenético, mientras otro la embestía por su estrecho orificio posterior, agarrado a sus firmes pechos, que se bamboleaban alborotados con cada violento empuje.

Mi nieta, en esta postura, podía absorber golosamente el afilado dardo que su tercer amante le introducía cómodamente en la boca. Al tiempo que este, arrodillado sobre la cabeza de su colega, compartía los voluminosos senos con el que le daba por detrás.

Los jóvenes, muy ardientes, fueron cambiando continuamente de pareja, y de entrada, mientras les quedaron fuerzas. Los dos primeros amantes que se quedaron agotados fueron los que subieron al cuarto de mi nieta, donde ya saben ustedes lo que sucedió.

Los ardientes muchachos que venían de hacer el relevo ya conocían a mi viciosa nuera de sus apasionados encuentros anteriores, por lo que prefirieron fornicar con su adorable hija, que ya empezaba a dar algunas muestras de cansancio.

Aun así supo dar buena cuenta de estos dos nuevos fichajes con relativa facilidad, adoptando una cómoda postura para que pudieran usar sus dos irritados orificios al mismo tiempo, mientras ellos se deleitaban succionando sus pechos y su boca.

Pero peor lo estaba pasando su apetecible madre, que se las tenia que ver con los otros cuatro pulpos simultáneamente; pues los demás chicos, tumbados de cualquier manera a su alrededor, no querían permanecer ociosos.

Estos, cansados, pero no derrotados, volvieron a abusar de su increíble docilidad, magreandola a placer mientras la masturbaban, algo rudamente, por sus dos doloridas aberturas al mismo tiempo.

En pago a su frenético trabajo manual obligaron a Francisca a limpiarles los cuatro aparatos con la boca, mientras los muchachos procuraban no dejar ni un centímetro de sus abultados pechos sin señales de chupetones o mordiscos.

Cuando a ninguno de ellos le quedo ánimos para repetir a las dos mujeres casi no les quedaban fuerzas ni para ponerse el bañador, por lo que dejaron que las dos pequeñas terminaran la fiesta.

Contemplando, agotadas, como los chicos despojaban a las dos amiguitas de sus bikinis en el interior de la piscina, para jugar, encantados, con sus jóvenes cuerpos totalmente desnudos.

Deleitándose, sobre todo, con sus tiernos agujeritos indefensos, que exploraron a conciencia; metiendo los dedos en su interior, divertidos, al comprobar que ninguna era virgen.

Después las pasaron de uno a otro para besar sus boquitas, y marcar sus adorables pechuguitas con sus labios, como recuerdo.

Cuando por fin se marcharon, dejaron a las cuatro chicas cabizbajas, y avergonzadas, incapaces de mirarse a los ojos entre si, ahora que podían ver las numerosas señales que ellos habían dejado en sus cuerpos.

Yo, ahora que las tengo a todas en mi poder, estoy planteándome quedarme a vivir con el cornudo de mi hijo, y con su viciosa familia; pues, cuanto mas lo pienso, mas ideas se me ocurren para disfrutar de ellas.

¿A ustedes no?


Para cualquier critica, comentario o sugerencia escribir a: yopeli@teleline.es

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Amistad Erotica - 1ª Parte

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Mi nombre es Josafath, tengo 24 años. Soy moreno, complexión atlética, pelo en pecho, pelo chino, y existen muchas personas que les gustan mis piernas y mi trasero. Mi novia se tuvo que ir del país y tuvimos que terminar.

Durante algún tiempo, su amiga Angy, estuvo conmigo consolándome y nos hicimos muy buenos amigos, nos llegamos a tener mucha confianza y nos contábamos todo. Me contó acerca de su experiencia sexual, la cual no le había sido nada satisfactoria. Desde ese momento comencé a fantasear con poder satisfacerla yo. Llegamos a tener mucha confianza, yo iba a su casa y en ocasiones me permitía bañarme cuando llegaba de jugar. Ella les da masajes sólo a sus amigas y familiares y también llegó a darme a mí.

En una ocasión después de haber trabajado mucho en una tarea de la escuela, pues eran exámenes y entrega de trabajos finales, pasé la noche en su casa trabajando. Ya eran como las 4 de la tarde cuando decidimos descansar y relajarnos y olvidarnos completamente de la tarea, compramos unas cervezas. Le pedí que me permitiera bañarme para descansar mejor y que si podía darme un masaje. Comencé a bañarme después de haber tomado una cerveza. No había toalla y le pedí a Angy que me diera una. Corrió la puerta del baño y me la dio, me dí cuenta de que me observó. Salí del baño y fui a su cuarto, ella estaba tirada en la cama bocabajo y se veía muy cansada y relajada por la cerveza. Me recosté a un lado de ella y también pretendí dormirme. Comenzamos a platicar de otras cosas, pero no se como se dio el tema, total que me contó acerca de otra experiencia sexual que había tenido pero que no le había gustado y se sentía muy arrepentida y comenzó a llorar, intenté calmarla y que se desahogara. Después de un rato de estar llorando, entre lágrimas y con un gesto muy visible de pena, me dijo: - ¿Sabes? He tenido tres sueños contigo en donde hacemos de todo, y el tenerlos me hace sentir muy mal, porque fuiste el novio de Yuri, mi mejor amiga, y ella me pidió que te cuidara cuando se fue, siento que la traiciono – Yo también le confesé que desde hace tiempo fantaseaba con ella. En ese momento estábamos los dos acostado pero uno en cada extremos de la cama, pero para ese entonces mi pene ya se encontraba muy duro e incluso con gotas de lubricante en la punta. Recordemos que yo sólo llevaba una toalla encima.

Angy tiene 27 años, es estudiosa, trabajadora y tímida en cuestión sexual, aunque he de confesar que le conozco su colección de lencería que es muy excitante, ya que me ha dado la confianza para andar libremente en su cuarto el cual la mayoría de las veces esta desordenado y se ve la ropa regada por todas partes. En una ocasión después de bañarse se puso la ropa interior delante de mí; claro, por debajo de su bata y dandome la espalda Es un poco más baja que yo de estatura, tiene buena cadera aunque no tiene un trasero muy prominente, pero el escote se le ve muy bien y tiene una línea delgada de vellitos en la mitad del abdomen que me atrae mucho.

Yo acerqué una mano a su cara y la acaricie y ella inmediatamente me pidió que no lo hiciera, pero no se retiró, sino que al contrario, metió su mano bajo de la toalla y tímidamente tocó mi pene, pero al mismo tiempo como con un gesto de deseo. Tenía cerrados los ojos. Mi corazón estaba a mil no sabía que hacer. De hecho los dos estábamos deseosos pero no nos atrevíamos a acercarnos más. Me acerqué y le dí un beso en la frente mientras luchaba por contenerme de no venirme, ya que estaba muy, muy excitado. Angy, aún con los ojos cerrrados, me dijo: - ¿Me dejas hacer algo que desde hace tiempo he querido hacerte? Yo con la respiración entrecortada le dije que hiciera lo que quisiera y le pregunté que era lo que deseaba. Ya había retirado su mano de mi y las tenía juntas bajo su cabeza. Aún con los ojos cerrados y con el ceño frucido y los labios temblorosos, me contestó: - Besarte – A lo que respondí que lo hiciera. Se incorporó un poco y yo esperaba que me diera un beso en la boca, pero no. Quitó la toalla de mi cintura y me dio un beso a la altura de mi ombligo, tomo mi pené entre su mano derecha y comenzó con su boca a besar la base y lentamente a subir por él hasta llegar a la punta. Ya estando sus labios en mi glande, de un sólo golpe succionó todo mi pene y no pude hacer otra cosa más que arquear mi cuerpo. Con la otra mano apretaba rítmicamente mi escroto y testículos, los cuales después de pasear su boca un buen rato por el pene, también se ocupo de ellos. Su boca subía y bajaba por mi pene y yo sólo veía como estaba húmedo por su saliva y como sus labios se restiraban cuando lo sacaba de su boca. Se detuvo un poco en la punta y con su lengua comenzó a dar vueltas por el glande. Ví como su mejilla se restiraba al hacer contacto el glande con las paredes de su boca y eso me excitó mucho más.

Como sentí la sensación de la eyaculación, la tomé de la cabeza y la retiré y le dí un beso en los labios. Le besé el cuello y le baje una blusa de tirantes, dejándola sólo en un sostén sin tirantes. Acaricié la copa y sentí su pezón duro. Bajé su brassiere y sus dos senos de un tamaño un poco menor que un melón quedaron libres y bajaron un poco de altura por la gravedad. A pesar de que a mí me gustan los senos pequeños, los de ella me parecieron perfectos y excitantes. Ella seguía con los ojos cerrados y cuando la recosté para quitarle el pantalón, se tapo con el antebrazo los senos y con las manos el rostro. Desabroché su pantalón, le saqué las piernas y la dejé solo en un bikini color piel, que no era tan sensual como los que había visto antes en su guardarropa y a decir verdad me cortó un poco la inspiración y por eso me apresuré a recuperarla deshaciéndome de ellos. Siempre me ha excitado ese momento en que despojo a mi pareja de sus calzones. Y ¡Oh Maravilla! Algo que me llama la atención y me despierta el morbo es el vello púbico, si es mucho, mucho más, pero esto no lo había visto antes en ninguna de mis parejas. Angy tenía el pelo púbico perfectamente delineado por el rastrillo y sólo tenía una delgada línea de pelos, lo cual ahora que lo escribo me provoca una erección y hace que mi “amigo” salga por mi short.

Me recosté a un lado de ella y quité sus manos de sus senos y los comencé a besar, mientras con mi mano derecha acariciaba sus pelos, y con mi dedo medio encontré su rajada y como si pareciera que nunca lo iba a encontrar busqué su humedad que al contacto con ella una corriente eléctrica recorrió mi brazo hasta mi cuello. Lentamente, pero con firmeza, metí un dedo en su vagina, la cual tenía rugosidades que me excitaron aún más y comencé a entra a salir.

No pude aguantar más, me hinque en medio de sus piernas y le pregunté que si quería que lo hiciera, a lo que me contestó que no. Yo seguía manipulando sus genitales y entre queriendo y no, acerqué mi cadera a su entrepierna, con mi mano coloqué la punta de mi pene en sus labios e introduje poco a poco mientras sentía como me tragaba su humedad y su calor. Cuando la base de mi pene tocó su pubis me sentí pleno y sentí la necesidad de salir para volver a entrar y tener la misma sensación. Ella me abrazó con sus piernas y con sus manos acariciaba mi pecho y me veía a los ojos por fin. Me retiró y se puso en cuatro patas. El hecho de ver su trasero a mi disposición me excito mucho más. Volteo su cara esperando que la penetrara y en cuanto lo hice, miré como cerro sus ojos y levanto su cabeza, pero no hizo ningún ruido, pero el espejo de su tocador me permitía ver su expresión de entre dolor y no querer gritar. Me pidió que no me viniera dentro de ella ya que estaba fértil . Por lo que se quitó, se puso de frente a mí y comenzó a masturbarme. Comenzó a subir y a bajar su mano con movimientos largos y lentos, pero fuertes. Su mano se llenó de su lubricante vaginal del que estaba lleno mi pene. Ella dijo: - Quiero llenarme - Yo estaba montado encima de ella y acariciaba lujuriosamente sus senos. Finalmente me vine con un aullido de placer-dolor y mi semen se esparció por su pecho y su mano, mientras seguía masajenando lentamente mi pene y apretaba como para sacar todo lo que tenía que salir.
En ese momento, después de recuperar el aliento y disfrutar del mareo que provoca el orgasmo, me sobrevino la culpa y me tiré en la cama y le pregunté: - ¿Qué hicimos Angy ? Ella me dio la espalda y yo no sabía que hacer, me cubrí con la toalla y me puse a pensar. Después de unos quince minutos, ella volteó hacia mí y me dijo mientras me acariciaba el pecho y me quitaba algunas gotas de sudor: - ¿Sabes..? me la pasé muy bien, a pesar de que me siento mal por Yuri. Le pregunté que si le había gustado y contestó que le había encantado, aunque lo dijo con un aire de vergüenza y pena. Estuvimos otros diez minutos viendo el techo de la habitación y luego nos levantamos y nos fuimos a bañar. No dijimos nada. de hecho nos bañamos dándonos la espalda. Nos secamos, nos vestimos y salimos a caminar. Platicamos acerca de todo lo que había pasado desde antes y decidimos vernos al otro día para hacerlo por completo. Esta parte después se las comparto porque también es muy rica, esta es sólo la primera parte.

A la fecha Angy y yo somos los mejores amigos. Nos confiamos todo, la quiero mucho, dentro de todo la respeto y me interesa su persona. En ocasiones voy a su casa a comer, a veces me invita a bañarme, otras me da masaje, en ocasiones nos tocamos, otras tenemos relaciones, otras no pasa absolutamente nada. no se puede decir que es una relación basada en sexo. Considero que es una amistad con un toque de erotismo y de mucha confianza. Me gustaría seguir contándoles acerca de nuestras aventuras. Después escribo otra vez, pueden identificar mis escritos de Angy y yo como “amistad erótica”, parte I, II o III, etc.
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Alta Sociedad - 1ª Parte

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Me llamo Sonia. Soy una chica de veinticinco años y la historia que les voy a contar me empezó a ocurrir hace unos meses.

Hacía tiempo que no tomaba café con mi prima Eva. Quiero mucho a Eva. Es mi amiga de la infancia. Tiene la misma edad que yo, unos meses más pequeña y tras la ruptura con mi novio, Fernando, no se me ocurrió nadie mejor que me pudiera servir de pañuelo que mi prima Eva. Quedamos en la cafetería "Niza".

Vivo en un pueblo del sur. Les dejo con la duda sobre cuál es. Es un sitio que con sus treinta mil habitantes, no ha perdido el sabor a pueblo. Desde hacía tiempo no tenía una conversación seria con mi prima. La veía en la calle, nos saludábamos, le daba recuerdos y nos prometíamos llamarnos para tomar café. Lo bueno de las buenas amistades es que no se pierden con el tiempo.

Eva vino a mi cita vestida muy sport, con unos vaqueros ajustados y un chaquetón de pieles, debajo del que llevaba un short muy ajustado. Era morena y de labios gruesos y generalmente pintados de rojo. Pestañas largas y ojos almendrados, mirada penetrante que parece que te estudia mientras deja salir el humo de su cigarrillo por su boca entreabierta.

Parece que Eva intuía que había cortado con Fernando... O tal vez se había hecho eco de un cotilleo, que tan frecuentes son y que corren como la pólvora.- ¿Y Fernando?.-

-He roto con él.-
-¿Para siempre?.- Es lógico que Eva me hiciera esa pregunta. Había roto otras veces con ese sinvergüenza y había vuelto con él muchas más. Cuesta romper siete años de noviazgo.
-Sí.-
-¿De verdad?.-

Me puse a contarle una retahíla de motivos que justificaban mi ruptura con Fernando y cuando acabé, agotada, guardamos silencio. . -No me explico por qué no has roto antes.-

Otra vez empecé a contarle mil argumentos por los que había alargado mi relación. Ahora, después de hablar con Eva, estaba segura que no volvería con Fernando. Hablamos de nuestras cosas, de la familia, de la tía Nuria y de la prima Berta. En esto, entró una mujer de cuarenta años, muy conocida en nuestra ciudad.

La señora, muy emperifollada, como exige su rancio abolengo, para mi sorpresa saludó muy amablemente a Eva. Estuvieron hablando y me parecieron muy amigas. Me intrigó como mi prima, que como yo procede de una familia media, muy media, hubiera hecho amistad con la Marquesa de los Torcuatos, Doña Úrsula. Ursita para mi prima.

-¡Oye! ¡Que bien te relacionas!.-
-¡Va! Cosas del trabajo.-

Mi prima es fotógrafa. Le pedí que me explicara cómo había conocido a aquella dama de porte elegante, de figura juvenil a pesar de sus cuarenta años y de rasgos morunos y árabes.

- Verás... le gusta hacerse unas fotos muy especiales.- Insistí más en que me explicara lo que no estaba dispuesta a explicarme. Casi me enfado con ella pero no me quiso explicar nada más.

La llamé por teléfono para quedar otra vez a tomar café. Quedamos después del trabajo y le pedí que me introdujera en su círculo de amistades. Una mujer como doña Úrsula puede abrir muchas puertas. Una llamada suya a un amigo te puede suponer un trabajo. Así se lo expliqué a Eva.

- Mira Sonia, es que no te va a ir su rollo.-
- ¿Cómo lo sabes?.- Eva no me lo quería confesar por temor a lo que pudiera pensar de ella misma.
- Es que es "torti".-

Me quedé pensando intrigada. Lo que Eva me confesaba, evidentemente suponía que de una manera o de otra, mi prima estaba en los ambientes "raros". A pesar de todo, yo ilusa de mí, insistí en que me presentara a Doña Úrsula.

-Si quieres que te presente a Doña Ursula, tienes que pertenecer a nuestro club y te aseguro que si no estás dispuesta a pasar por la piedra es mejor que desistas de la idea.-
-No creo que sea como tu dices... Además, Eva, Si a ti te gusta... ¿por qué no me iba a gustar a mí?.-

La verdad es que pensaba que me las apañaría para bandearmelas sola sin tener necesidad de caer tan bajo como mi prima Eva.

- Bien...Vamos a hacer una prueba...Sígueme.-

Seguí a Eva hasta el servicio del pubs en que nos tomábamos la última copa. Eva cerró y me pidió que me bajara el pantalón. -¡Vamos! ¡A qué esperas!.-

Me bajé los vaqueros y un poco avergonzada le enseñé mis muslos que hacía unas semanas no me depilaba y mis bragas decentes, casi de cateta cincuentona. Me inquietaba como me miraba mi prima, estudiando mi anatomía.

-Ahora... bájate las bragas...¡Venga, Sonia!.. si no eres capaz de hacer esto...como vas a entrar en el club.-
Me bajé las bragas sin atreverme a ver la expresión de Eva. Al final me dijo:- ¡Vaya! Lo tienes en estado salvaje... Pero creo que le gustarás a Doña Úrsula.-

La conversación siguió en la mesa del pub - De hecho.,Ursita me llamó el otro día para preguntarme quien era la chic tan mona que tomaba café conmigo en el Niza.- Eva parecía ahora un poco nerviosa.- Sí, se interesó por ti.- Me decía hablando entre dientes mientras sostenía el cigarrillo que intentaba encender.

Para mí era un inmenso honor y me llenó de alegría. No comprendo muy bien por qué las mujeres somos tan vulnerables a la posición social de nuestros pretendientes, y perdonamos físico, edad... hasta el sexo, en este caso.

- Pero claro, antes de presentarte te tengo que limar un poco... ya sabes.. ropa interior de clase, piernas depiladas, un poco de ejercicio... Claro, si no te importa.-
-¡Cómo tú quieras, Eva.-
-Empezaremos mañana. Ya verás como en dos semanas estás hecha un bombón.-

A las seis de la tarde del día siguiente, Eva tocaba a la puerta para que me fuera con ella al gimnasio. Entró y me preguntó.- ¿A ver que te vas a poner?.-

Llevaba un chándal de esos que se ponen las mujeres mayores para irse a andar. Era de color azul marino con cremallera. En realidad, no hacía ejercicio desde el instituto y me quedaba un poco estrecho.- ¡Qué barbaridad! ¡Es que quieres que se rían de ti?. Menos mal que he sido previsora y te he traído ropa mía..-

-Espera, me lo voy a poner.-
-¡Ni hablar, vamos a llegar tarde!.- Me agarró de la mano y tiró de mí hacia su coche, un renault 106 nuevo.

Al entrar en el vestuario me sorprendió la forma en que venían vestidas las otras chicas, con las mayas ajustadas. Una chaqueta, una rebeca alrededor de la cintura disimulaban su figura atrevida, pero al entrar, se veían sus tipos de ágiles amazonas. Me sentí avergonzada por llevar aquel inocente e insulso chándal. Entramos al vestuario. Mi prima comenzó a desnudarse y luego a vestirse. Las chicas pululaban por los bancos medio desnudas, unas poniéndose la ropa de deporte, otras recién duchadas. Yo creía que todas las chicas me miraban. Creo que incluso me puse colorada.

Eva tenía un culo muy bonito y las tetas muy firmes. Al verme desnuda y compararme con los cuerpos que miraba de reojo, me di cuenta que, a pesar de mi pelo rubio que llamaba siempre la atención, mi cara redonda y mi nariz respingona, mis labios carnosos, como mi prima, estaba muy dejada. Me veía un poco flácida, sin estar gorda y sin depilarme. Me puse la malla rápidamente y sin quitarme el sujetador, me enfundé la camiseta que me había dado Eva.

Eva me presentó a la dueña del gimnasio y monitora de aerobics, Luisa. Luisa tenía unos treinta años y me sonrió de una manera extraña al verme. Eva le explicó que quería ponerme a punto. Luisa pareció entenderlo todo y la clase comenzó.

-Uno, dos tres, cuatro, unos dos tres cuatro.- Intentaba hacer lo que me decían, pero lo hacía lento, sin agilidad y sólo a medias. Luisa me miraba amablemente y luego miraba a mi prima con una sonrisa de complicidad y de comprensión. Me prestaba atención. Se ponía a mi lado y me cogía de los brazos o las caderas para que perfeccionara el movimiento. Era extraño sentirse tan protegida por una mujer. Una chica maciza algo más baja que yo pero cuya fortaleza era evidente.

Yo estaba dispuesta a cambiarme sin ducharme, pero Eva se puso pesada. Me tuve que duchar allí misma, secándome con su misma toalla, creyéndome observada por todas. Me puse colorada al salir de la ducha con la toalla enredada en el cuerpo y toparme con Luisa que me sonreía de una forma inquietante. Me metí las bragas entre la toalla y las piernas y terminé de ducharme intentando ocultar mi cuerpo de miradas extrañas, aunque femeninas. Eva me dejo- Mañana te vienes aunque yo no venga.- Asentí con la cabeza.

EL teléfono sonó temprano a la mañana siguiente. Había dormido como un lirón por el cansancio de la sesión de aerobics. Era Eva.- Mira, tienes que ir a la esteticista. Tienes que ir a las cinco. Luego te vas al gimnasio. La esteticista es Helena, la de la calle del Sol. Ella ya sabe lo que tiene que hacer.-

Llegué a una casa de una planta en la que había una peluquería y esteticista. Llamé tras esperar a que pasaran cinco minutos de las cinco.-¿Sonia? Tu prima me ha dicho lo que necesitas.. Tú tranquila.-

Helena era una chica delgada, morenita de pelo lacio que no le llegaba a los hombros. Era de cara alargada y labios delgados. SU nariz era recta, larga y afilada. Era bajita y menuda. Llevaba una bata blanca y al rato me di cuenta de que debajo de esta bata sólo llevaba la ropa interior, que consistía en un sujetador que contenía su pecho menudo y unas bragas juveniles, pues la muchacha debía tener veinte años.

Helena me hizo la manicura, arreglándome las uñas, cogiéndome mis manos con sus manitas de dedos finos. Luego también me arregló la de los pies, tras convencerme para que me quitara los zapatos y las medias. Me puso una crema en la cara y me arregló las puntas del cabello. Me quité la camisa. Y consentí que me depilara el sobaco y después, me quité la falda para que me depilara las piernas.

Helena era de conversación agradable y voz fina, penetrante. Se ganaba mi confianza. Los tirones que me daba arrancándome el vello no me hacían daño. Sus ojos negros me agradaban. No le costó demasiado convencerme de que me quitara las bragas y me abrí de piernas para que me recortara primero con unas tijerillas los pelos de mi sexo y luego, extendiendo una suave crema sobre él, con una brocha que me hacía cosquillas, comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándome de mi pelo.

AL sentirme desnuda, al sentir las suaves yemas de sus dedos posarse en mis ingles o en mis muslos, confieso que me sentí excitada por primera vez, y al ver aquella frente limpia, recta, dulce tan cerca de mi sexo, pensé que tal vez me besaría. Un olor tenue me parecía que inundaba el aire de la habitación y deseaba que pasara imperceptible ante Helena. Mi cuerpo me traicionaba.

Helena continuó hasta dejar mi sexo imberbe. Sólo entonces mojó una toalla en agua tibia y la colocó entre mis muslos y encima del vientre. Me tuvo así unos minutos y luego trajo una toalla nueva, más suave. Comenzó entonces a secarme. Movía la toalla lentamente entre mis muslos y me miraba a la cara. La rehuía, pero me agradaba la forma en que me secaba. Me estuve quieta mientras ella restregaba la toalla en mi sexo con más fuerza.

La toalla fue desapareciendo. La cara de Helena ya no me miraba, sino que se apoyaba sobre mi pecho y se posaba sobre mi seno que momentos antes había permitido que me dejara libre de la copa del sostén bajándome un tirante. Su boca quemaba en mi pezón.

Su mano se deslizaba suavemente entre mis muslos y se tropezaba con mi clítoris. Mi novio me había masturbado a veces, pero aquellas manitas no tenían nada que ver con la rudeza y tozudez de las de Fernando. Me rozaba con sus deditos y me electrizaba. Me hincó un dedo levemente en la raja y a los pocos segundos me estaba corriendo, avergonzada por una parte, y por otra liberándome de muchas inhibiciones.

Ese día, la sesión de aerobcis fue un poco más dura. Sudaba mucho y Luisa disfrutaba viéndome esforzarme. Eva no había venido y mi desnudez en el vestuario parecía mucho mayor que el día anterior. Me fijé en las braguitas de las chicas. Eran escotadas, atrevidas. Las mías eran catetas y ordinarias. Me sentía cohibida frente a aquellas figuras hedonistas.

AL llegar a casa, Eva me llamó y me preguntó que tal con Helena. -¡Muy bien!.- Eva seguro que sabía todo lo ocurrido pero me engañaba pensando que Helena guardaría nuestro secreto.

- Mañana tienes que ir a "Guest" a comprarte unas cuantas bragas.-
- Pero... ¡Cómo voy a pagar!.-
- No te preocupes, pichoncito. Tengo crédito, Doña Julia es amiga mía.-

"Guest" era la tienda más cara de la ciudad. Era una tienda de alta costura. El capricho de una joven viuda terrateniente. Doña Julia, Julita como la llamaba mi prima, era la mujer más rica de la ciudad a la que todos los solteros querían casar. Pero ella se mantenía fiel a la memoria de su marido.

Doña Julia era una rubia delgada y alta, de ojos azules y pelo rubia. Su cara alargada y la expresión seria de su cara la hacían parecer mayor de sus treinta y tres años, pero al acercarse a ella, su aspecto se mejoraba considerablemente, especialmente cuando con un poco de confianza, sonreía y se la trataba, pues era una mujer muy amable.

-Hola. Vengo de parte de Eva.- Eso fue lo único que tuve que decir. Julita dio orden a la dependienta de que no nos molestaran y subió a una habitación que tenía la tienda arriba, un reservado lujosamente decorado, en el que abundaban los espejos y el fieltro. Ante mí se desplegaba los más excitantes diseños, los más atrevidos... y caros. Julita empezó a decidir por mí.

-Estas, para los aerobics. Estas, para estar por casa. Esta, para esa ocasión especial.-

Eran unas bragas para una ocasión especial. Valían veinte mil pesetas. Eran unas bragas de una delicadeza y un atrevimiento exquisito.- ¡Venga!¡Pruébatelas!.-

A la segunda vez que me lo pidió, mis pantalones vaqueros desgastados rodaron por mis piernas abajo. Me sentía vulgar con aquellas bragas de trescientas pesetas. Menos mal que al menos estaba depilada y la gimnasia hacía que mis muslos estuvieran un poquito más contorneados. Fui a ponerme las braguitas carísimas encima de las mías pero Doña Julia intervino. -¡Oh no! ¡Eso es como mezclar un rioja con un valdepeñas de tetrabricks, póntelas sobre ti.-

-Es que son muy caras.-
-¡Pero si te están bien seguro!.-
-Pero no quiero que Eva me pague algo tan caro.-
-¡No! Estas te las voy a regalar yo.-

Me quité las bragas que salieron liadas de mis piernas. Mi sexo quedó desnudo y a merced de las miradas indiscretas de Doña Julia que fingía no prestarme atención. Al final me coloqué aquella delicia. En los cristales veía reflejado mi culo que parecía un bombón. Ahora si me miraba doña Julia, con aires profesionales. Comenzó a introducir sus largos y huesudos dedos entre las costuras y mi carne, para terminar de ponérmelas bien. Otra vez mi cuerpo me traicionaba. Como iba a pasar desapercibido el olor de mi sexo ante aquella mujer con nariz afilada.

Parece que a ti también te gustan ¿No?- Me dijo acercándose a mí más de lo normal, invadiendo mi espacio y turbándome con aquel perfume penetrante y delicioso. Puso sus manos sobre mi trasero, sobre aquellas nalgas que estando vestidas por las bragas más caras de la tienda, permanecía casi totalmente desnudas. Sus dedos se clavaban en mis nalgas y sus ojos en los míos. Sus labios buscaron los míos. Los encontraron.
Doña Julia introdujo su mano entre mis muslos elogiando la suavidad de la tela de la prenda íntima que le había servido de excusa para comenzar a tocarme. La suavidad de la prenda fue una excusa para comenzar a masturbarme mientras me apoyaba sobre su hombro, cubierto por aquella negra camisa que anunciaba a todo el mundo un luto que le servía para esconder su pasión hacia la lencería bien puesta.

Ponía una mano sobre mi espalda mientras su otra mano se apoderaba de mi sexo, mal cubierto por unas bragas que ya no le parecía tan importante que no estuviera bien colocada. Me llevó hasta un sillón y me tiró sobre el y arrodillándose, me obligó a quitarme las bragas, que tiró a un lado, sin importarle su precio. Mi sexo apareció desnudo, depilado, oloroso y mojado. Su boca sabía apreciar todas estas cualidades.

Doña Julia separaba con sus manos los labios de mi sexo y me lamía el clítoris, provocando que mi almeja se contrajera y que la sangre se agolpara en ella, excitada y caliente. Aquella viuda triste parecía ahora juguetona y feliz entre mis piernas. Su lengua, cada vez más atrevida, atacaba mi sexo ahora directamente y se estrellaba entre mis labios, consiguiendo penetrarme sólo cuando movía al lengua a lo largo de mi sexo.

La agarré de sus largos y lacios pelos rubios, aproximé su cara contra mí, sentí el calor de su aliento en mi sexo y comencé a correrme, conteniendo mis gemidos para que la dependienta que había quedado abajo no nos oyera.

Doña Julia me puso todas las bragas en una bolsa, hasta la que había utilizado para seducirme, Tomó nota de mi talla y se despidió de mí, delante de la dependienta con un discreto beso en la mejilla. Apuntó algo en una libreta. - Es tu talla. Te tengo que hacer un regalo por la compra tan buena que me has hecho.-

Me iba acostumbrando a los aerobics. Unas veces iba con Eva, otras sola. Luisa estaba muy pendiente de mí y me agradaba. Al cuarto día, sin Eva, sufrí una sobrecarga muscular. Al menos eso me dijo Luisa que insistió en que al final de la clase, ya la última del día, se quedara para que me sometiera a una sesión de masajes. Acepté. A una persona con la personalidad de Luisa cuesta decirle que no.

Luisa me amasaba la espalda mientras los vestuarios iban quedando vacíos y als chicas, con las bolsas de deporte a las espaldas pasaban cerca de nosotras. El gimnasio quedó vacío y Luisa empezó a dejar mi espalda desnuda, subiendo la camiseta. Sus manos sobre la piel transmitían una energía agradable. Sin darme explicaciones me desabrochó el sostén para prodigarme unos fuertes masajes por todo la espalda.

-¿No te dueles los abductores pectorales?.-
-¿Los que?.-
-¡Esto de aquí.- Y se echó mano a los sobacos. Realmente me dolían, así que seguí sus instrucciones de darme la vuelta y tras deshacerse de mi camiseta y del sostén, comenzó a darme unos masajes en los hombros y el antebrazo que hacía que todos mis senos, desnudos, se movieran.

Se le escapaban los dedos y me rozaban los senos. Y me excitaba. No me delataba esta vez el olor de mi sexo, pero sí el tamaño de mis pezones. Me daba cuenta por que Luisa los miraba con hambre. Los masajes seguían y yo aguantaba agradada lo que Luisa deseara hacer conmigo.

Sus manos me acariciaban descaradamente, el único propósito del masaje era excitar mis senos, hacer estallar mis pezones. No importaba si para ello Luisa me los lamía y si para evitar que me incorporara, me agarraba de los pelos. Una mano se introdujo en mi malla y agarrando las bragas, hizo que estas, se incrustaran en mi raja, dando un tirón. Grité tibiamente.- Ahhhh.-

Luisa se subió la camiseta y empezó ella misma a frotar sus senos contra los míos, aunque la trayectoria de sus pechos era impredecible, y tan pronto tenía esos pechos de pezones amplios y difusos sobre mi cara, animándome a mamar, como los sentía tropezarse contra mis pezones. Volvió a tirarme del pelo, sin brusquedad pero con fuerza. Puso un pecho definitivamente en mi boca y metió mano debajo de las bragas, y me corrí mientras mamaba del pecho de aquella mujer que me daba una seguridad que no tenía nada que ver con una sensación maternal

Ese día no me duché en el gimnasio. Salí disparada. Asustada por lo fácil que era seducirme. Era la tercera vez en cuatro días. Y sabía que al llegar a casa, Eva me llamaría. Se estaba tomando todo más en serio que yo. Tal vez debido al interés mostrado por Doña Ursula.

Desde ese día empecé a rehuir a Luisa. En realidad me había proporcionado una sensación muy agradable, pero no deseaba repetirlo. Eva me exigía que fuera al gimnasio todos los días. Un día me convenció para que probáramos la sauna. Era mi segunda semana. El caso es que cuando llegó nuestro turno no apareció, pues llamó al gimnasio. Luisa me extendió el teléfono y Eva me decía que le había ocurrido un imprevisto y que no podía venir. Me metí en la sauna por no causar un perjuicio. Era la primera vez que lo hacía. El calor era asfixiante, me quitaba fuerzas, me adormilaba. Pasé así unos minutos,

Estaba desnuda, sólo cubierta por una toalla, cubierta en sudor. De repente, la puerta se abrió. Vi entrar una figura femenina en la neblina. Se acercó y mi corazón palpitó al descubrir que se trataba de Luisa, poderosa como una diana cazadora, que se colocaba a mi lado.

El verla aguantar estoicamente el calor me hacía sentir yo más agobio. De repente, empezó a sobarme los muslos. No tenía fuerzas para negarme. La dejé. Dejé que me quitara la toalla y que me abriera las piernas, tras recostarme sobre le banquillo. Desnuda, Luisa era aún más hermosa. Me abrió las piernas y se las puso sobre los hombros y me hizo suya...

Me abandoné vencida por el calor. Su reina recorrió mi sexo como un caballo por una dehesa, trotando caprichosamente. Me corrí sin moverme, sentada en el banco, sin reaccionar. Pero Luisa no se conformaba con poco. Su secreto profesional, el de su éxito estaba en exigir siempre un poco más de esfuerzo de lo que una estaba dispuesta a dar por las buenas, por eso, se empeñó en sacarme un segundo orgasmo, más sudado, intenso, húmedo y duradero que el anterior; Y aunque estaba rendida, esta vez si que me moví sobre su boca golosa.

Eva me pidió que participara en una sesión fotográfica de las que ella hacía. Sería bueno para mi presentación a la marquesa. Tenía que ir a una tienda de seguridad a comprar unas cosas.

Fui a una tienda donde vendían cerraduras y sistemas de alarmas. Me atendía una chica morena, de ojos azules, algo bajita y gordita, pero de un aspecto muy agradable y pulcro. Iba vestida con un uniforme azul marino. Le extendí la lista de cosas que Eva pedía y que no me había molestado en leer.

Esperé a que empezara a traer las cosas, que guardaba en un almacén en la trastienda. Me asusté al verla aparecer con unas esposas y unos grilletes que debían de ser para los pies...

- ¿Seguro que esto era lo que pedía?.- Le pregunté.
- ¿Eva la fotógrafo? sí.-
- La verdad es que no pensaba que estas cosas se pudieran vender.-
-Todo producto tiene su mercado. No es nuestro negocio principal, pero tenemos alguna cosa de esta.-

La señora debió de ver mi interés por que me invitó a entrar a que viera los inventarios, y tras cerrar la puerta y colgar un cartel de "Estoy desayunando. Vuelvo en cinco minutos", me llevó a un pequeño cuartito con unos armarios en los que se veían los extraños utensilios para inmovilizar y subyugar a una persona, impresos en las portadas de los embalajes.

- Mira, estas esposas son las policiales. Y estas otras las utilizan para el "Bondage".-
- ¿Eso que es?
- ¿Nunca has jugado a la puta y la policía mala?
- ¡No!-

La señora se acercó a mí y sin darme tiempo a reaccionar ni a favor ni en contra enganchó uno de los lados de las esposas a mi muñeca y no le costó ningún esfuerzo tomar mi otra mano y engancharla tras mi espalda a mí otra mano, esposadas.

-Mira. Con este pañuelo de seda te voy a tapar la boca, para que no te escuche tu abogado... y estos grilletes con esta barra dentro los dos es para atarte los pies y que te quedes abierta de piernas.-

Yo dejaba que la señora, que luego me enteré que se llamaba Beatriz y que era tan amiga de mi prima que le prestaba aquellos artículos a cambio de que le dejara alguna de las fotos que hacía con ellos para hacer un especial catálogo de venta.

Tras inmovilizarme, estaba de pie, con las piernas abiertas. La señora comenzó a "cachearme", Me desabrochó la camisa y me la bajó hasta la altura del codo. Luego se deshizo de mi sujetador. Me pellizcó los pezones. Lo hacía cada vez con más intensidad aunque no llegó a hacerme daño realmente. Me repetía que si me portaba bien, hablaría con el sheriff para que me rebajaran la pena y otras chorradas sacadas de las películas que a mí me estaban poniendo cachondísima.

Se puso a devorarme las tetas. Se las metía en la boca y me mordisqueaba los pezones mientras a tientas me desabrochaba la falda vaquera. Los botones se desanudaban y la falda terminó cayendo y dejándome con una de esas bragas de trescientas pesetas que aún me resistía a dejar de usar.

- Muñeca. Estas bragas no te van.- Y tras decirme esto, la señora dio un tirón que desgarraron mis bragas. Luego dio otro tirón con lo que consiguió quedarse con mis bragas en su mano. Las olió. -Hueles a zorrita con ganas de marcha. ¡Ahora verás!.-

La señora se agachó y puso su boca en mi sexo desprotegido y desnudo. Posó sus labios contra los míos y presionó con ellos para dejar libre mi clítoris, entonces lo absorbió entre sus labios y lo mordisqueó durante largo rato, hasta que me sintió super excitada. Solo entonces se levantó, metió su pierna entre las mías y levantándose la falda, sentí sus medias en mi sexo. Comenzó a hincar su rodilla mientras me agarraba las nalgas fuertemente, tan fuertemente que uno de sus dedos se hincaba un poco en mi ano.

La seda de la media causaba en mi sexo una sensación muy excitante. El verme subyugada, maltratada, poseída por aquella seudo policía, hizo que comenzara a cabalgar sobre el muslo de aquella señora, que se afanaba en arrancarme un orgasmo restregando su muslo. Ella se esforzaba en arquear la espalda, de manera que me comía de nuevo los pezones, tirando de ellos como una ternera de la teta de una vaca.

El pañuelo de seda me impedía gritar y gemir por el orgasmo que aquella mujer me arrancaba, pero no por ello pudo evitar el orgasmo en sí mismo. Me corrí en el muslo de mi captora. La señora no me soltó enseguida. Me retuvo un rato, humillándome obligándome a bajar la cabeza. Regañándome por un robo que no había hecho. Me parecía que estaba chalada. Pero a mí me excitaba. De vez en cuando, se pasaba por detrás de mí y me pegaba un cachete en el culo.

-¡Ala! ¡Te voy a soltar! ¡Pero no vuelvas a entrar al almacén a robar.!.-

Me vestí, miré mis bragas inservibles, y salí casi corriendo de aquella tienda con aquel paquete que contenía objetos tan comprometedores. Al día siguiente me presenté en el estudio de Eva. Era una pequeña nave de un polígono. Llevaba aquellos objetos que había recogido en la tienda.

-¡Ah, eso! No nos va a servir, tengo otro encargo.-

Vaya, parecía que había dejado que aquella mujer me masturbara y me dijera aquellas horribles cosas excitantes para nada.

-Ponte esto.- Eran unas mallas como las de aerobics, pero con tirantes y todo, pero como si fuera de piel de leopardo, con ese tipo de manchas. - A ver si viene la modelo. ¿Conoces a Sara? Es una chica excitante.-

Me coloqué aquello sobre la piel desnuda. Parecía realmente un animal. Me veía como una hembra muy apetecible. A los diez minutos vino la sensualidad en persona. Era mujer con mi edad, veinticinco. Morena de pelo y de piel muy tostada, de ojos grandes, negros y expresivos, de pechos generosos, cintura estrecha y anchas caderas. Tenía un culo respingón y unos muslos gorditos que se estrechaban en las rodillas hasta desembocar en un pié pequeño y delicioso.

Sara se vistió. Tomaba el sol en top less. Se puso un traje plateado, escotado por delante por una cremallera y por debajo eran unos pantalones cortos. Eva me puso un collar de esos de cuero que se los ponen a los perros para llevarlos de paseo y una cadena. Sara me llevaba y yo tenía que hacer poses de gato salvaje. Eva me dirigía y hacía un montón de fotos. Luego ordenó a Sara que empezara ya con "lo grueso".

Sara me agarró muy corto y me acercó mucho a ella. Nuestras caras estaban muy juntas. Me besó, lentamente, para que diera tiempo a hacer varias fotos y luego con profundidad. Entonces tuve que ponerme a cuatro patas, sobre sus rodillas, tumbada bajo sus pies. El resultado fue una ristra de fotos con un gran contenido fetichista.
Eva se despidió.- Bueno. Yo me voy que tengo prisa. Cerrad el estudio. Tú, Sonia, me traes las llaves a casa luego, ¿Vale?.-

-¡Vale!.-Le contesté.

Sara se desnudaba y yo casi a su ritmo.

- ¿Sabes, gatita?.- Me dijo cuando estábamos las dos desnudas.- Me has puesto tan caliente que me tienes que comer el coño ahora mismo.-

Me cogió del pelo mientras se sentaba en un sillón y separando sus piernas, me obligó a llevar mi cara hasta su sexo. -¡Vamos, mámame el botoncito!.-

Era la primera vez que lo hacía y no sabía por donde empezar. Su sexo estaba depilado, como el mío. Tomé su clítoris entre mis labios y lo lamí con la lengua. Estuve un rato. Luego busqué aquel néctar que su fruta abierta me ofrecía y me dediqué a lamerlo mientras ella extendía sus brazos delgados y largos e intentaba ordeñar mis pechos. Comencé a sentirla moverse y gemía diciendo.- ¡Me viene!...¡Me viene!...¡Si! ...¡Siiiiii!.-

-¿Has cerrado bien?.- Me dijo Eva al recibir las llaves del estudio con la mano abierta.
-Sí-
Era tarde. Habíamos salido un poco tarde, entretenidas Sara y Yo en comernos alternativamente la una a la otra. -¿Hueles a tigre!.- Me dijo Eva con sarcasmo, recordándome el disfraz que había llevado durante la sesión fotográfica. - Anda, dúchate.-

Me quité la ropa y fui a la ducha. Estaba enjabonándome cuando sentí la puerta del servicio.- ¿Eva?.- Sí-

La cortina de la ducha se abrió. Eva entraba desnuda al baño y acercándose a mí me dijo. -Me han dicho que comes los coños la mar de bien.-

Antes de que pudiera hacer nada, Eva me besaba apasionadamente y me acariciaba mis senos enjabonados. Nunca había pensado sexualmente en mi prima, y aún ahora no lo hacía. Simplemente me dejaba llevar por ella. Sus manos recorrían mi cuerpo respetando aún los secretos más íntimos de mi fisonomía. Yo me asía a su cintura. Coloco una mano detrás de mi cuello y empezó a tirar de mi cuello hacia abajo, obligándome e arrodillarme delante de ella y colocando una de sus piernas encima del borde de la bañera me ofreció su sexo, esperando que le demostrara si era verdad lo que de mí decía aquella sensual modelo.

EL sexo de Eva era delicioso. Húmedo y generoso en sus extremos y en su longitud me entretuve en lamerla mientras ella descansaba sobre la pared de la bañera. El agua se deslizaba por su vientre y me mojaba los labios. Su clítoris se engrandecía. Eva tenía el sexo recortado y cuidado, aunque no depilado. Yo lo prefería a la maraña de pelos que cubrían el sexo de Sara, la modelo, que tanto me habían entorpecido llegar hasta su piel.

Eva cogió el mango de la ducha y lo aproximó a su vientre, disfrutando de la agradable sensación del agua y del cosquilleo. Yo aguanté la caída de las gotas en la cara, sobre mis labios, que sentían electrizarse su clítoris por el doble estímulo de mi boca y la caída del agua. De repente, sentí que Eva comenzaba a agitarse y agarrándome del cuello con las dos manos, soltando la manguera, me hundió la cara contra su vientre y comenzó a correrse, de manera sincera, amplia y sonora. Gemía débil pero decididamente.

Me levanté y nos abrazamos, besándonos. Nos secamos la una a la otra lentamente con la toalla. No podía huir de Eva como había huido de la dueña del Gimnasio, Luisa, o de la señora de la tienda de artículos de seguridad, Renata, como me enteré que se llamaba, o como había huido de Julia, la dueña de la tienda de lencería o de la chica esteticista, Helena.

Me llevó hasta la cama. Una cama que no entendía por que era tan ancha. Me tumbó y ella sobre mí y comenzó a hacerme el amor, besándome en la boca mientras me sobaba los senos y me metía la rodilla entre los muslos y la mano.

Comenzó a lamerme los senos, después de un largo periplo por mis orejas y mi cuello, mientras seguía hincándome la rodilla. Me tomó las manos mientras mordisqueaba mis pezones y me tenía inmovilizada a sus caprichos.

- Pon las manos cogidas a los barrotes del cabecero y no las separes... Obedece, aún tengo las esposas que me prestó Renata.- Coloqué las manos en el cabecero de la cama y no las separé de ahí mientras veía que su boca recorría una trayectoria descendiente hacia mi sexo. Se puso de rodillas entre mis piernas. Sus labios pronto se fundieron con mi sexo. Se esforzaba en abrirme de piernas y cuando se cercioró de que no podía estar más abierta, extendió sus manos para acariciarme los pechos y los pezones.

Me encontraba excitada y acalorada. Eva movía ahora sus manos con movimientos cortos pero rápidos, y como tenía mis pezones entre sus dedos, mis pechos se meneaban de una forma que me hacía sentir extrañamente reconfortada. El movimiento de su lengua era similar, y a veces, era su boca la que se movía de aquella manera, luchando contra los labios de mi sexo y provocando un movimiento similar en mi clítoris.

Me separó los labios del sexo con sus hábiles dedos e introdujo la lengua dentro de mí todo lo que pudo, comenzando a agitarla. EL movimiento de mis caderas parecía animarla a continuar torturándome de aquella manera y yo, a pesar de que hubiera deseado que la tortura durara indefinidamente, me corrí sin osar separar las manos del cabecero de la cama.

Quedamos las dos abrazadas durmiendo. A la mañana siguiente, mientras desayunamos me prometió que en esa semana me presentaría a Doña Úrsula.

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